Directorio Año 27, Noviembre 2021 No. 232
“El camino al sacerdocio” Boletín del SEMINARIO MAYOR DE HERMOSILLO Editado en el Seminario Mayor de Hermosillo A.P. 583, C.P. 83000 Hermosillo, Sonora, México. Teléfonos: (662) 216-42-42
Director de la obra
Índice 3
Editorial
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A ti catequista
Pbro. Fidel A. Munguía Ruiz, Director de la Obra.
Ma. Luisa Valdéz Pereyda, Laica Comprometida
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Amar y servir Paty Marimoto
Pbro. Fidel Alejandro Munguia Ruiz
Diseño y Administración
Lic. Daniela Gutiérrez Iglesias
Grupo Editorial Pbro. Fidel Alejandro Munguia Ruiz Sem. Jesús Valenzuela Ojeda Sem. Alán Gabriel De la Re Valenzuela Sem. Bryan Sanez Villa
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Huellas... Sem. Joseph García Rentería
con.. 10 Quiubole los santos Karla Mada
camino 12 El sacerdocio
al
Sem. Luis Arvayo Araiza
del 13 Amigos Seminario Síguenos en Facebook:
Seminario de Hermosillo
14 Yo soy acólito
Sem. Jesús Valenzuela Ojeda
Editorial Con el gusto y el cariño de siempre les saludo queridos y amables lectores de nuestro boletín AMIGOS, deseando que el Señor Jesús, Rey del Universo, llene de gracia y paz su persona, familias y proyectos.
l A. . Fide Pbro ía Ruiz u Mung e la Obra rd Directo
Desde la Casa de Formación, el Seminario Mayor, en el ordinario transcurso de las clases, los itinera- rios formativos mensuales, la convivencia fraterna y los espacios de encuentro personal e íntimo con el Señor, es como nos hemos ido adentrando en los procesos de discernimiento que cada uno de los jóvenes seminaristas, en sus respectivas etapas, viven para atender diligentemente la llamada del Maestro. Es asi como en el silencio, el estudio, la oración y la convivencia, donde se va madurando y clarificando el camino hacia el sacerdocio, de parte de aquellos que se sienten profundamente llamados a vivir un amor fiel, permanente y total a Jesucristo y a la Iglesia, a través del sacerdocio. En esta publicación hemos deseado compartirles el camino hacia el sacerdocio, es decir, compartir los pasos decisivos y consistentes que viven los seminaristas en los últimos años de formación, en los estudios teológicos, antes de egresar del Seminario de Hermosillo como estudiantes, para empezar a formar parte del presbiterio, en alguna comunidad que el Obispo les encomiende como destino pastoral. Los ministerios instituidos entonces, vienen a ser la formalización del SI generoso que esta opción de vida que es el sacerdocio conlleva. Por tanto, cada uno de los seminaristas que ha vivido un discernimiento claro, consciente y acompañado habrá de dar estos pasos formales y consolidados que conlleva el seguimiento de Jesús. Deseo por tanto, que a través de estas páginas, recorras con nosotros este aspecto tan importante y decisivo en la vida de quienes nos hemos sentido llamados por el Señor, para ser ministros de su misericordia. Agradecido con tu cariño, tu oración constante y cercana, me despido rogando al Señor, te llene de sus bendiciones. Con afecto sincero Pbro. Fidel Alejandro Munguia Ruiz Director de la Obra de las Vocaciones
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A ti catequista Por: María Luisa Valdéz Pereyda Laica comprometida
¡Amigos! Que alegría poder compartir de nuevo con ustedes un tiempo de reflexión por medio de este texto. La vida tiene distintos momentos en los que podemos sentir muy de cerca el amor de Dios, días buenos y otros que se tornan largos y pesados; sin embargo, siempre llega el tiempo de parar y reflexionar. Dios nos hace una invitación a la felicidad por medio de la vocación, qué placer tan grande caminar bajo su llamado; tú y yo hemos sido elegidos para amar llevando su palabra a los demás por medio de la catequesis, además de un trabajo, un apostolado, una ocupación, nuestra familia, nuestra vida en general. Jesús es un ejemplo muy claro de la respuesta fiel al llamado de Dios, qué mejor que tomarlo como modelo de amor, obediencia, caridad y humildad. En sus últimos días en la tierra Jesús realizó con sus apóstoles un acto que los instituye como sacerdotes, esa mesa en la que compartió su pan, su cuerpo, su ser, su vida, su todo como un memorial. “Después tomó pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: Este es mi cuerpo, que se entrega por ustedes; hagan esto en memoria mía” Lc 22, 19. Posiblemente todas las personas que leerán este texto conozcan a un sacerdote, tal vez es tu amigo, tu guía espiritual o de quien aprendes cada vez que asistes a la Eucaristía. Llegar a ser un sacerdote implica una renuncia a sí mismo, implica reorientar deseos, metas, sueños, implica dejar una casa, una familia, pero también un encuentro tan pero tan profundo con Dios que tanto su corazón como su alma son reconfortados en plenitud.
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El camino formal hacia el sacerdocio, que por cierto dura alrededor de 10 años, está conformado por aprendizajes, momentos de convivencia, fraternidad, madurez, independencia, compromiso, amor propio, crecimiento personal, emocional, y sobre todo un sí diario. Los seminaristas se preparan todos los días para ser nuestros pastores, para orientarnos hacia el amor de Dios y ser una imagen de viva de Jesús en nuestra vida. ¿Qué tanto oras por ellos? ¿Qué tanto oras por los sacerdotes formadores, por los muchachos de acompañamiento, por las familias de todos ellos? Para servir con amor, hay que conocer al amor; acércate al Seminario, conoce a tus futuros sacerdotes, aprenderás y sentirás a Dios en su servicio, en su sonrisa, en su humanidad, en sus fortalezas. Como hermana de un seminarista, te comparto que para mí, el Seminario ha sido una muestra muy visible de la inmensidad de Dios, de entrega, de hermandad, de paz. Es sentir el abrazo amoroso del Padre por medio de los demás, es aprender, agradecer, sanar. ¡Qué vocación tan grande ser llamados al servicio en la vida sacerdotal! “Danos muchos y santos sacerdotes según tu corazón”
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Amar y servir Por: Paty Marimoto Laica comprometida
¡Hola! Amigos/as lectores: Hoy redactaré un poco sobre la formación que ofrece nuestra Arquidiócesis de Hermosillo, dentro de la Dimensión Pastoral Profética. La Formación es un proceso educativo con el que se capacitan los Evangelizadores y Catequistas para el desarrollo de su servicio. El objetivo de la formación es capacitar para transmitir el Evangelio a los que desean seguir a Jesucristo, con una vocación que inicialmente brota de los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, ha recibido una invitación personal del Señor Jesús para seguirle y caminar con Él, verdadero Maestro y Formador de discípulos. Que desde la Nueva Evangelización, den una respuesta pastoral adecuada al momento histórico que les corresponde vivir. La formación ha de considerarse como una tarea de extraordinaria importancia en la comunidad cristiana. DIDEC; como una Dimensión de la Pastoral Profética, este organismo Diocesano, coordina, promueve, impulsa, orienta, acompaña y consolida la formación de Catequistas y Evangelizadores. Los diversos modos de Formación: *Permanente, *Sistemática *Ocasional, *Jornadas Decanales, *Encuentros Diocesanos, *Encuentros Provinciales y Nacionales. La Formación permanente es a través de:
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CEFYCAP: CENTRO DE FORMACION Y CAPACITACION PASTORAL. ENIMECA: ESCUELA DE NIVEL MEDIO PARA CATEQUISTAS. Formación Sistemática a Catequistas de la Ciudad y fuera de ella, acompañamiento mensual a los Decanatos. Formación Ocasional: Diplomados (Diplomado En Catequesis Especial) Talleres: Revitalizando la Atención de los Adolescentes (En curso actualmente)
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Huellas... Por: Joseph A. García Rentería I de Filosofía
Papa San Juan XXIII. Hola queridos amigos de este boletín, es un placer poder compartirles una vez más sobre la vida de algún santo de nuestra Iglesia, el día de hoy quisiera compartirles un poco de lo que fue la vida de un Papa de nuestra Iglesia, me refiero al Papa San Juan XXIII o bien, el “Papa Bueno” según lo conoce mucha gente. Angelo Giuseppe Roncalli nació en Lombardía (Italia) el 25 de noviembre de 1881. Fue formado en la fe dentro de su hogar, el cual era muy apegado a la vida de Iglesia, también fue educado en su parroquia por el padre Francesco Rebuzzini. Ingresó al seminario de Bérgamo en 1892. El 10 de agosto de 1904 fue ordenado sacerdote en la Basílica de Santa María de Monte Santo, en la Piazza del Popolo. En 1905, fue nombrado secretario del Obispo de Bérgamo, Giacomo Radini Tedeschi, y en el año siguiente fue el encargado de la enseñanza de Historia y Patrología en el seminario de Bérgamo. Antes de ser Papa, fue arzobispo y trabajó muy duro en los tiempos de la primera guerra mundial, prestó sus servicios en lugares como: Roma, Bulgaria, Turquía y Francia. El 28 de octubre de 1958, contando con casi 77 años, Roncalli fue elegido Papa ante la sorpresa de todo el mundo. Escogió el nombre de Juan (nombre de su padre y del patrón de su pueblo natal, aunque escogió este nombre por el evangelista de nombre Juan). Fue entronizado el 4 de noviembre (21 días antes de su cumpleaños 77) por el cardenal Nicola
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Canali. Nadie esperaba a un Papa con una alegría y generosidad tan grandes, y esto dio un gran impacto para el mundo. San Juan XXIII decía que la mejor solución para un conflicto es el diálogo. Fue el primero desde 1870 que ejerció su ministerio de obispo de Roma visitando personalmente las parroquias de su diócesis. Al cabo de dos meses de haber sido elegido, dio ejemplo de obras de misericordia: por Navidad visitó los niños enfermos de los hospitales “Espíritu Santo” y “Niño Jesús”; al día siguiente fue a visitar los prisioneros de la cárcel “Regina Coeli”. El 23 de mayo de 1963 se anunció públicamente la enfermedad del papa: cáncer de estómago que, según su secretario Loris F. Capovilla, le fue diagnosticado en septiembre de 1962. Al fin, después de sufrir esa grave enfermedad, el papa Juan XXIII murió en Roma el 3 de junio de 1963. Te invito a que hagas esta oración por la intercesión de San Juan XXIII. Espero que te guste. Nos vemos pronto. Oración a San Juan XXIII. Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por todos el Papa de la paz y el Papa bueno. Te pedimos Padre por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia. Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad. Queremos, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero porque, como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros. Gracias por este ejemplo de virtudes. Y unidos a todos los santos del cielo y en especial a este Papa bueno te suplico Padre Santo esta gracia particular que necesito (puedes hacer una petición aquí). Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro de que me será concedida. Amén.
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Quiúbole con...
Los Santos
Por: Karla Fernanda Mada Félix
Todos desde pequeños hemos escuchado hablar de los santos, escuchamos que hablan de Santa María, San Pedro, San Juan, San Pablo, etc. Pero te has puesto a pensar ¿por qué son santos? ¿qué hicieron para que todos los recordemos? U otra pregunta aún más grande ¿qué es un santo? Pues te cuento que no es un qué, es un quien; un santo es una persona que nació, creció, vivió e hizo lo que normalmente hace cualquiera aquí en la tierra. Entonces dirás ¿por qué son tan especiales si son iguales a todas las personas? Y si, los santos no son tan diferentes a nosotros, en todos los tiempos y épocas ha habido santos, tanto niños como jóvenes, adultos, hasta viejitos, hay santos y santas, algunos fueron ricos y otros muy pobres, algunos eran de tez blanca y otros de tez morena. Pero algo que tienen en común todos los santos es que conocieron a Dios, y al conocerlo fueron tan felices que decidieron entregarle su vida; algunos lo conocieron desde pequeños y vivieron amando y sirviéndole toda su vida, otros llevaron una vida muy diferente, pero cuando se encontraron con Él, su vida cambio por completo y decidieron seguirlo. El ser santo es vivir como Jesús vivió y como nos enseña por medio de su mensaje en el evangelio; los santos aquí en la tierra vivieron por y para Dios, al morir su recompensa es estar con Él en el reino de los cielos. Podrías pensar que ser santo es algo muy difícil, pero en realidad Dios nos da todo para serlo, porque Él quiere que todos seamos santos y nos llama a serlo. Para empezar Dios nos da el bautismo, que por medio de él nos convertimos en sus hijos y en miembros de la iglesia, entonces al estar bautizados ya tenemos un escaloncito arriba para llegar a ser santos. Otra cosa que nos da Dios es la misma iglesia que son todas las personas que están bautizadas y que entre todos nos ayudamos para ser mejores personas día con día. Y entre esas personas están los santos que conocemos, ya que la iglesia salvaguarda y venera a los santos porque son un ejemplo para todos nosotros, son ejemplo de que cualquiera si se lo propone puede llegar a ser santo. Por más mal que sientas que te has portado, por más triste que estés y pienses que no importa
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lo que hagas, si te encuentras con Jesús y ves el gran amor que nos da, tu vida también puede cambiar y estar llena de alegría y felicidad, por eso los santos son ejemplo de entrega, de servicio; si tú ayudas en tu casa, en tu escuela, si eres bueno con tu familia con tus amigos, si apoyas al que lo necesita ya estas siendo santo aquí en la tierra. Entonces, si tú quieres llegar a ser santo te invito a que busques la historia de los santos que tenemos en nuestra iglesia, que aprendas como vivieron y qué hicieron para seguir a Dios, y si te identificas con alguno sigas su ejemplo y le pidas en oración que te ayude a ser mejor cristiano para alcanzar a ser santo, para poder llegar al reino de los cielos.
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El camino al sacerdocio.
Por: Sem. Luis Arvayo Araiza
¡Hola Amigos! Es un gusto enorme saludarlos nuevamente, después de tanto tiempo. Hoy quiero compartirles la gran alegría de seguir a Jesús. Hace algunos años pensaba que seguir a Jesús era para unos cuantos, pero después comprendí que en realidad Jesús nos invita a todos a seguirlo, para caminar la vida junto a él. Seguir a Jesús es una gran aventura. Se trata de comprometernos a hacer de este mundo un mejor lugar, haciendo el bien a todos y compartiendo la buena noticia del amor de Dios. En mi caso, yo me estoy preparando para seguir a Jesús desde la vocación al sacerdocio. Y, ¿qué es ser sacerdote y cómo se llega a serlo? El sacerdote es un hombre que está llamado a ocuparse de la vida de la comunidad que la ha sido confiada. Es un Pastor de la comunidad -a imagen de Cristo, Buen Pastor que ofrece toda su vida por la Iglesia-, el sacerdote existe y vive para ella. Nosotros nos formamos en el “Seminario”. El Seminario es una casa donde aprendemos en comunidad a ser discípulos de Jesús, y poco a poco vamos descubriendo cómo Dios nos llama a ser sacerdotes. En este camino vamos dando pasos para llegar a la ordenación sacerdotal, que es el momento cuando damos el Sí definitivo, y Dios, por medio del Obispo, nos consagra para pertenecerle a Él en el sacerdocio. Esos pasos al sacerdocio se llaman ministerios. La palabra «ministerio» significa servicio. El primero es el ministerio de lector: consiste en proclamar la Palabra de Dios, o más bien permitir a Dios hablar a la asamblea a través de uno. El segundo se llama ministerio de acólito: el acólito queda instituido para ayudar al diácono y prestar su servicio al sacerdote, principalmente en la celebración de la Misa. Dar estos pasos es muy importante porque nos ayuda a ir respondiendo fielmente a la invitación que Jesús nos ha hecho. ¡Muchas gracias si llegaste hasta aquí! No te olvides de orar por las vocaciones, pero, sobre todo, no te olvides de preguntarle a Jesús cómo puedes seguirlo en la diversidad de vocaciones que hay en la Iglesia.
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Amigos del Seminario Nuevo centro de San José. Hola, hoy conoceremos a nuestros nuevos amigos del centro de San José, de San Juan María Vianney, quienes muy contentos nos comparten un poco de lo que vivieron en sus clases de catesismo.
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Sección
Yo soy Acólito Por: Sem. Jesús Valenzuela Ojeda I de Teología
¡Qué gusto amigo mío! Qué alegría poder compartir otro mes más en este espacio, donde juntos aprendemos más sobre nuestro servicio tan padre que es ayudar en el altar; cada mes, yo te platico algo y tu me dices que tal te suena, espero que te la estes pasando muy bien. Sin más, toma asiento, una posición cómoda, y vamos ahora si a comenzar nuestro tema. En este mes de noviembre, donde recordamos muchas cosas como a los Santos, nuestros fieles difuntos, ¡al mismo Jesús como Rey!, quisiera poner la lupa en un valor muy importante de dejar claro, mas para el servicio que prestamos: El liderazgo. En los evangelios de los domingos del mes de octubre escuchábamos como Jesús traía a sus discípulos vueltos locos: ¡ninguno podía entender qué es a lo que su Maestro los invitaba! Estaban tan perdidos que llegaron al punto de pedirle a Jesús que los colocara en un lugar especial, que a ellos también los hiciera importantes y les diera poder, ¿cómo ves con estos discípulos tan distraídos? Pues algo muy parecido nos puede pasar a mi y a ti amiguito; cuando tenemos un servicio, una responsabilidad que otros no tienen, o contamos con privilegios por realizar tal o cual actividad, nos la podemos empezar a creer como dicen por ahí. En especial en nuestro servicio de acólitos: estar tan cerca del sacerdote, a diferencia de otros amigos nuestros que tal vez no tienen esa oportunidad, puede hacernos pensar que somos mas grandes, porque estamos ahí arriba, sentados a la derecha y a la izquierda del sacerdote, ¡así como Santiago y Juan querían estar con Jesús! En esto y
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muchas cosas más, por ejemplo, deportes, competencias académicas de la escuela, de oratoria, artes, etc. Todos tenemos algo que nos caracteriza y nos hace especiales, algo que tal vez los demás no hacen, pero esto no debe de hacernos sentir mejores, como si fuera la vida una competencia. Yo como seminarista, como futuro sacerdote el cual estará delante de una comunidad, en una parroquia, dirigiendo a todos los que ahí participen, debo aprender a que no se me suban los sumos, a no creerme más que nadie, ¡a ser el servidor de todos! Estos días he estado pensando mucho en eso, en la humildad; no hemos tenido la oportunidad de vernos en persona, pero me parece que
eres muy inteligente amiguito, y los que somos muy inteligentes a veces nos podemos sentir más que nuestros compañeros, ¡pero Jesús nos grita que no, que no podemos ser así! Te dejo tarea para este mes entonces (yo también te prometo que la haré), a vivir mis dones, talentos, actividades especiales, con humildad, sin creerme más que los otros. Y esto es todo por este mes amiguito, cuídate y ponte chamarra, que ya se acerca el frío, y la Navidad…
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Oremos por el
SEMINARIO Oh Jesús, Pastor eterno de las almas, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada. Señor, necesitamos mayor número de sacerdotes, multiplica las vocaciones y santifica más y más a nuestros sacerdotes, te lo pedimos por la inmaculada virgen María de Guadalupe, tu Dulce y Santa madre. Oh Jesús, danos muchos y santos sacerdotes según tu corazón y todas las vocaciones que la iglesia necesita. Amén.
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