Directorio Año 27, Octubre 2021 No. 231
“Este es mi hogar” Boletín del SEMINARIO MAYOR DE HERMOSILLO Editado en el Seminario Mayor de Hermosillo A.P. 583, C.P. 83000 Hermosillo, Sonora, México. Teléfonos: (662) 216-42-42
Índice 3
Editorial
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A ti catequista
Ma. Luisa Valdéz Pereyda, Laica Comprometida
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Diseño y Administración
Huellas... Sem. Joseph García Rentería
Director de la obra
Pbro. Fidel Alejandro Munguia Ruiz
Pbro. Fidel A. Munguía Ruiz, Director de la Obra.
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Quiubole con... Sem. Emmanuel Briceño P.
Lic. Daniela Gutiérrez Iglesias
Grupo Editorial Pbro. Fidel Alejandro Munguia Ruiz Sem. Jesús Valenzuela Ojeda Sem. Alán Gabriel De la Re Valenzuela Sem. Bryan Sanez Villa
10 Este es mi hogar
Sem. Martín Figueroa R.
12 Amigos
del Seminario Diana I. Ochoa E.
14 Yo
soy acólito Sem. Jesús Valenzuela Ojeda
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Seminario de Hermosillo
16 Actividades
Editorial Les saludo con enorme gusto amables lectores, amigos de esta familia de la Obra de las Vocaciones sacerdotales, reciban bendiciones abundantes junto a la paz de Dios.
l A. . Fide Pbro ía Ruiz u Mung e la Obra rd Directo
Qué alegría poder darnos cuenta con el paso del tiempo, especialmente en este tan complicado tiempo de pandemia, que Aquel que sostiene la vida y la historia es Dios y su amor cercano. Amor cercano en que nos hemos experimentado acompañados y sostenidos. Hemos sido testigos, por tanto, del paso de Dios en cada crisis y conflicto, en cada anhelo y esfuerzo, en cada temor y en cada salto de confianza. Hemos valorado con mucho agradecimiento a los cercanos que tenemos, a la familia que tenemos, y la propia salud de la que disponemos. Por ello nuestra mirada y gratitud se eleven al cielo, de donde nos viene el auxilio. En esta edición expresamos que nos enorgullece celebrar ya 60 años de la construcción de nuestra actual casa formativa, en las actuales instalaciones. Ha sido ya, más de medio siglo en los cuales se ha escrito historia de salvación en nuestra amada diócesis, 60 años aquí, formando generaciones de sacerdotes, en los que se han impreso la imagen del Buen Pastor por excelencia, nuestro Señor Jesucristo. Queremos hacerte parte, a través de estas páginas de tal alegría y de esta bendición para nuestra Iglesia, así mismo, nos seguimos confiando a tu fiel y constante oración. Sabemos que el mes de octubre también es una invitación que nos hace la Iglesia, unidos al Papa Francisco, para orar por las misiones ad gentes, es decir, las misiones en tierras lejanas y distantes, lugares donde la fe en Cristo aún no se ha convertido en un anuncio lleno de gozo y de alegría como el que nosotros hemos recibido. Por ello, tengamos en gran consideración delante de Dios, a los misioneros y misioneras de nuestra Iglesia que están en tierras de evangelización, rogando al Señor les conceda ser ofrenda constante, y presencia de la bondad y ternura de Dios para nuestros hermanos. Será siempre una bendición seguir encontrándonos en los diferentes espacios que junto a ti tenemos en el Seminario, a través de nuestras publicaciones mensuales. Con afecto sincero.
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A ti catequista Por: María Luisa Valdéz Pereyda Laica comprometida
¡Que feliz me siento de estar de vuelta! Hoy te saludo con mucha alegría, deseando que te encuentres disfrutando de el don de tu vida. Sin duda estamos viviendo momentos de retos y adaptaciones, ya estamos en la recta final del año y los recuerdos, experiencias y aprendizajes están a la orden. Dios se vale de personas, situaciones, cantos y de la misma naturaleza para que podamos entender su mensaje, recuerda que tú y yo somos un instrumento que Dios ha elegido para compartir a lo largo de nuestra vida la buena noticia. Como catequistas solemos preparar una clase con base en un tema en específico, utilizamos materiales de apoyo y por supuesto la oración para que el mensaje de Dios toque los corazones de nuestros niños. Llegar al corazón de una persona no es una tarea fácil, necesitamos momentos, reflexiones, lecciones y conversaciones que nos permitan llegar a ese valioso lugar. Estamos en octubre mes de las misiones y entender todo lo que encierra la misión como tal es una tarea importante, la palabra nos dice “Vayan y proclamen que esta llegando el reino de los cielos. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los leprosos, expulsen demonios, gratis lo han recibido, entréguenlo también gratis” (Mt 10, 7-8), en estos dos versículos aprendemos que misión no solo es leer la palabra de Dios a los demás, no es solo viajar a un lugar lejos de casa para llevar a cabo los ritos que la iglesia celebra, no es solo jugar y hacer reír a los niños, no es solo ser recibido en un hogar y pasar un momento agradable… Misión es ser “enviado” y todos estamos en este mundo para algo, ser elegido por Dios para evangelizar a los más pe-
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queños sin duda es una parte muy importante, no sabemos si el catecismo es el momento o lugar a salvo para un niño, no sabemos si están experimentando momentos complicados, no sabemos si la sonrisa que estas a punto de inspirar es la única del día, no sabemos si el catecismo es su momento favorito del fin de semana, en fin, tenemos una oportunidad tan grande para sembrar el amor de Dios en tantos corazones a lo largo de los años, y en ocasiones dudamos qué tan importantes es nuestra labor, nos preguntamos si vale la pena continuar, dudamos en dar el extra para nuestra clase, dudamos en platicar ese papá, mamá que requiere ayuda, dudamos en apoyarnos entre hermanos, en ofrecernos para un servicio fuera de lo cotidiano. Creo que cada día tenemos una oportunidad nueva de misionar, una acción pequeña forma parte importante en la evangelización cotidiana. No necesariamente tienes que salir de casa para hacer misión, existen muchas formas para hacerlo, utiliza tus cualidades, prepárate y no tengas miedo de probar estrategias nuevas para evangelizar. Ora, ora por tus intenciones y por las de los demás, ora porque la misión que te ha sido encomendada sea comprendida y sobre todo sea para ti salvífica. Nos encomendamos a nuestra Madre María para que a través de su intercesión hagamos cotidiana la misión, te mando un abrazo muy sano y que Dios siga guiando tus pasos.
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Huellas... Por: Joseph A. García Rentería I de Filosofía
San Francisco Javier Que gusto y dicha el poder saludar a todos nuestros lectores del boletín “Amigos”, ha llegado el mes de octubre, un mes sumamente especial para toda nuestra Iglesia Católica, este mes es dedicado especialmente a las misiones y a lo largo de la historia de nuestra Iglesia han existido muchos santos misioneros, pero el día de hoy hablaremos de un santo muy importante en la vida misionera. Hablamos de San Francisco Javier. Son pocos los hombres que tienen el corazón tan grande como para responder a la llamada de Jesucristo e ir a evangelizar hasta los confines de la tierra. San Francisco Javier es uno de esos. Francisco nació en 1506, en el castillo de Javier en Navarra, cerca de Pamplona, España. Era el más pequeño de la familia. A los 18 años fue a estudiar a la Universidad de París, en el colegio de Santa Bárbara, donde en 1528, se graduó como licenciado. Dios estaba preparando grandes cosas, por lo que dispuso que Francisco Javier tuviese como compañero de la pensión a Pedro Favre, que sería como el, jesuita, y luego beato; también providencialmente conoció a un extraño estudiante llamado Ignacio de Loyola, ya bastante mayor que sus compañeros. Llegó a ser uno de los siete primeros seguidores de San Ignacio, fundador de los jesuitas, consagrándose al servicio de Dios en Montmatre, en 1534. Hicieron voto de absoluta pobreza, y resolvieron ir a Tierra Santa para comenzar desde allí su obra misionera, donde se puso a total disposición del Papa. Junto con ellos recibió la ordenación sacerdotal en Venecia, tres años más tarde, y con ellos compartió los cam-
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bios de la naciente Compañía. Abandonado el proyecto de la Tierra Santa, emprendieron camino hacia Roma, en donde Francisco trabajó con Ignacio de Loyola. En 1540, San Ignacio envió a Francisco Javier y a Simón Rodríguez a la India en la primera expedición misional de la Compañía de Jesús, pero antes de llegar a la India, Francisco llegó a Lisboa (Portugal), ahí se tuvo que quedar por 8 meses y, fue entonces cuando escribió a San Ignacio: “El rey no está todavía decidido a enviarnos a la India, porque piensa que aquí podremos servir al Señor tan eficazmente como allí”. Pero Dios tenía otros planes y Francisco Javier partió hacia las misiones el 7 de abril de 1541, cuando tenía 35 años, el rey le entregó un breve por el que el Papa le nombraba nuncio apostólico (ayudante del Papa) en el oriente. En el barco viajaba el gobernador de la India, Don Martín Alfonso Sousa y, además de la tripulación, había pasajeros, soldados, esclavos y convictos. Francisco se encargó de catequizar a todos. Los domingos predicaba al pie del palo mayor de la nave. Convirtió su camarote en enfermería y se dedicó a cuidar a todos los enfermos, a pesar de que, al principio del viaje, los mareos le hicieron sufrir mucho a él también. Para instruir a los pequeños y a los ignorantes, el santo solía adaptar las verdades del cristianismo a la música popular, un método que tuvo tal éxito que, poco después, se cantaban las canciones que él había compuesto, lo mismo en las calles que en las casas, en los campos que en los talleres. Este gran santo de nuestra Iglesia, tuvo una vida llena de viajes, misiones y retos que Dios le siguió encomendando a lo largo de su vida. El 3 de diciembre del año 1552, San Francisco Javier tenía entonces cuarenta y seis años y había pasado once en el oriente. Fue sepultado el domingo por la tarde. Al entierro asistieron Antonio, un portugués y dos esclavos. Y bien queridos amigos, esto es un poco de la vida tan interesante de nuestro patrón de las misiones, San Francisco Javier, pidamos su intercesión para que proteja y cuide a todos nuestros hermanos que viven al servicio de la misión por el mundo. ¡Hasta la próxima!
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Quiúbole con... Domingo Mundial de las Misiones Por: Sem. Emmanuel Briceño Portillo
Hola, amigos, soy Emmanuel, estoy en mi 4to año de formación en el Seminario y quiero contarles sobre las misiones: lo celebramos en el mes de octubre, los misioneros son aquellas personas que van por todo el mundo llevando la palabra de Dios y en este día pedimos a Dios por todos esos misioneros. Jesús los eligió para que estuvieran con El, y para enviarlos a predicar. (MC 1,17). ¿Todos podemos ser misioneros? Tu como yo podemos serlo desde donde estemos, con nuestra familia, amigos, en nuestra comunidad, es llevar a Jesús a los demás. Los discípulos salieron a predicar por todas partes con la ayuda del Señor. (MC 16, 20). Los misioneros son hombres valientes que ayudan a enfermos, escuelas, personas mayores y su labor no es fácil, se presentan muchas dificultades, pero ellos luchan por llevar el mensaje de Dios. En nuestra casa el Seminario nos formamos al estilo de Jesús para ser sacerdotes, que es una gran misión, donde estudiamos, y necesitamos de tu oración, ser misionero es ser cercano a los demás, acompañar al que sufre, dejando nuestras casas, familias, y también muchas cosas que nos gustan, pero lo mejor de ser un misionero es ser feliz sirviendo a los demás. Ser misionero es una gran tarea que Dios nos deja a todos, es un regalo que nos da por amor. En todo el mundo hay misioneros. El lema de la Jornada mundial de las misiones 2021, “No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído” (Hch 4,20) es una invitación a cada uno de nosotros hacernos cargo y dar a conocer aquello que tenemos en el corazón. Esto lo dijo el Papa Francisco en su mensaje del domingo mundial de las misiones.
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La misión es una aventura para todos, y estamos llamados a vivirla, siguiendo el ejemplo de nuestra madre María, que su misión fue darnos a Jesús. Que María la primera discípula misionera, haga crecer en todos los bautizados el deseo de ser sal en nuestras tierras. ¡Atrévete a vivir la aventura de ser misionero!
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Este es mi hogar.
Por: Sem. Martín Figueroa Rod. Hola, amigos, que gusto me da estar escribiendo para ustedes, con mucha alegría y cariño me gustaría compartirles como es el hogar, llamado Seminario, donde ahora estoy viviendo. Tal vez es muy normal que en sus hogares tan solo haya cuatro, cinco, tres, incluso dos integrantes, en mi nuevo hogar los integrantes de mi casa son demasiados y eso me alegra, ya que, a la hora de jugar, estudiar o platicar somos muchos seminaristas los que compartimos ese momento, mi hogar tiene cocina, comedor, dormitorios, espacios para jugar deportes y espacios para hacer tareas. Esto hace por tanto que mi hogar sea un lugar grande, para explicar un poco más mi hogar tiene el nombre de: Seminario Mayor de Hermosillo, que por cierto este mes cumple 60 años de ser construido. En el seminario es el espacio donde puedo crecer en la búsqueda de mi felicidad y esto lo convierte en mi hogar. Los integrantes de esta gran casa no son sólo seminaristas, también viven con nosotros sacerdotes y trabajadores, es muy divertida la dinámica que se vive adentro, pues nunca faltan los temas de conversación.
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¿Se imaginan vivir en una casa donde además estén 29 hermanos y todos diferentes? La verdad el ser tantos a veces causan conflictos, pero con la ayuda de mi mejor amigo Jesús, estos conflictos se pueden resolver. ¡Realmente es muy bello mi hogar! Tal vez no parezca una casa como las otras y esto es verdad, esta casa es especial, ya que todos los que vivimos en ella estamos buscando juntos la voz de Dios. Los momentos cuando cantamos, reímos, jugamos sabemos que lo hacemos todos buscando un mismo objetivo, ser mejores personas y aprender a ver con amor a todo el mundo. No se me podía pasar el lugar mas importante de esta casa, que es la capilla, tal vez se pregunten ¿Por qué pienso esto que la capilla es el lugar más importante? Y mi respuesta es: para mí es el lugar más importante, porque es ahí donde todos los días, tengo un encuentro durante la misa con el amigo que más me ama en el mundo. Amigos míos ahora que conocen un poco más espero pronto puedan visitarme en mi hogar, para darles un tour por los pasillos del seminario, estoy seguro, que les va a gustar tanto como me gusta a mí, aquí el espacio es muy grande y siempre hay muchas cosas que hacer, también los invito para que conozcan a mi gran familia, los seminaristas, los sacerdotes y los trabajadores que viven junto conmigo. Los invito a que desde sus hogares hagan oración con sus familias, por esta gran familia que los invita a formar parte de ella. Nos vemos pronto, ¡Dios los bendiga!
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Amigos del Seminario
Por: Diana I. Ochoa Enríquez
Catequesis Virtual Una vez más tengo la oportunidad de compartir un mensaje del amor de Dios a través de esta gran herramienta: ¡El boletín amigos!; solo que en esta ocasión me quisiera dirigir a mis compañeros catequistas. Hoy les vengo a abrir mi corazón para reflexionar juntos acerca de las enriquecedoras experiencias que ha dejado en mí y probablemente en muchos de ustedes, este tiempo de pandemia y las nuevas formas de evangelizar que ha traído consigo, hablando claro de mi propio testimonio en la parroquia Inmaculada Concepción de María. Hace aproximadamente un año y medio nos enfrentamos a esta noticia aterradora que nos obligó a cambiar radicalmente nuestra vida en todos los ámbitos (con nuestra familia y amigos, en nuestros trabajos, escuelas, y por supuesto, en nuestros apostolados y servicios). En ese momento, todo era desconocido e incierto y tuvimos que tomar decisiones difíciles e ir aprendiendo sobre la marcha a cómo vivir esta Nueva Normalidad. En el caso de la catequesis no fue la excepción. Entre el desconocimiento por las nuevas tecnologías, adecuar los materiales didácticos y los contenidos, buscar formas innovadoras de captar la atención del niño y apoyar a las familias a distancia, para muchos fue bastante abrumador por decir lo mínimo. Sin embargo, no cabe duda que el Espíritu Santo se manifestó especialmente en cada uno de nosotros para darnos la valentía y las fuerzas necesarias que nos impulsaron a continuar con la misión evangelizadora de una forma renovada. Al terminar el pasado año escolar, escuchar los testimonios tanto de padres como de hijos hicieron que todo valiera la pena, pues sin querer, se logró uno de los objetivos más
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complicados: evangelizar no solo a los niños sino también a sus familias. Gracias a esta nueva organización que nos vimos obligados a adoptar, nos volvimos un equipo más unido y más cercano, y fue maravilloso ver los frutos de todo ello. Ahora estamos a punto de iniciar un nuevo ciclo de catecismo, esta vez con más conocimientos y menos miedos para seguir transmitiendo la Buena Nueva a través de una pantalla. En contraste con el primer acercamiento a la modalidad virtual, actualmente se siente un ambiente de esperanza y se abraza con más confianza el presente y el futuro, esperando con fe que pronto podamos vernos, pero confiando en que mientras tanto seguiremos enseñando y aprendiendo de formas creativas lo amados que somos. En conclusión, este tiempo nos ha ayudado a crecer como educadores en la fe, pero también como personas; y nos ha demostrado que, aunque los medios puedan ser nuevos, siempre será el mismo Cristo. Es siempre el mismo Jesús quien nos mueve a darlo todo, que nos invita a seguirlo, a trabajar por Él, y que, con su providencia, hace posible que las cosas más impensables sucedan.
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Sección
Yo soy Acólito Por: Sem. Jesús Valenzuela Ojeda I de Teología
¡Qué onda amigo/a acólito! que gusto poder volver a platicar juntos en este espacio, después de unas ya merecidas vacaciones jeje. ¿Cómo te la has pasado en estos días/semanas? ¿Ya de vuelta a la escuela? Me dirás que qué aburrido, pero ni modo, así es esto, ¡hay que esforzarnos para ser mejores adultos algún día! Para el artículo de este mes quisiera hablar contigo sobre un tema muy pero que muy importante. Si bien otros meses hemos platicado acerca de los sacramentos, de Jesús en la Eucaristía, o de nuestra misión tan importante que es el servir en el altar (por cierto, te quiero contar que en este año me pidieron ser “ceremoniero” aquí en el seminario, sería algo así como el encargado de acólitos de tu parroquia, pero con los otros semis), este mes quiero platicar contigo acerca de algo parecido a la escuela, una palabra un tanto “fresona”, algo que tal vez has escuchado de tu mamá o tu papá: la formación. Todos los que pertenecemos a la iglesia, que ayudamos en algún cargo, ya sea lectores, catequistas, ministros, sacristanes, sacerdotes, seminaristas, religiosos, etc., necesitamos aprender. Si, por ejemplo amigo, tu quisieras ser doctor de grande, ¿sabes que tienes que ir a la universidad y estudiar medicina? Así también es para ayudar en algún servicio en la Iglesia. Oye oye, tranquilo jeje, no te preocupes, no te desanimes si no lo has hecho, o bueno, pienses que no. Pero te voy a preguntar algo ¿vas a misa los domingos? ¿fuiste o vas
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a catecismo? ¿te dan alguna clase de religión en tu escuela? Pues mira amigo, esas cosas son formación, ahí aprendes más de Jesús, cómo seguirlo mejor, que hacer y que no, como responder a tus amigos y amigas cuando te pregunten por Él. Por el momento eso es lo indicado, ya cuando seas un poco más grande necesitarás aprender cosas más difíciles, tal vez, que requieran mucho estudio, ¡como la escuela!, se va subiendo la dificultad año con año. Creo que es bueno tener en mente desde ahora amiguito que tanto sabemos y que tanto conocemos, preguntarnos cosas, decírselas a
otros como nuestros papás y maestros; buscar a lo mejor videos, a sacerdotes que nos ayuden, catequistas etc. Es importante amigo que nos formemos, que seamos más inteligentes que ayer, para así poder cuidar a la Iglesia, enseñar verdaderamente quien es Jesús. En este mes de octubre, mes de las misiones, es muy importante que aprendamos, para en un futuro, que nos toque hacer misión en nuestros barrios, colonias y escuelas, podamos enseñar con el ejemplo, y eso sólo se logra aprendiendo.
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¡Encuentra las 8 diferencias!
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Descubre el
MENSAJE
¡Pon a prueba tus capacidades! Descubre el mensaje oculto relacionando los símbolos que se presentan a continuación.
den
limosna
de lo que tienen Lc. 11,37
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Oremos por el
SEMINARIO Oh Jesús, Pastor eterno de las almas, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada. Señor, necesitamos mayor número de sacerdotes, multiplica las vocaciones y santifica más y más a nuestros sacerdotes, te lo pedimos por la inmaculada virgen María de Guadalupe, tu Dulce y Santa madre. Oh Jesús, danos muchos y santos sacerdotes según tu corazón y todas las vocaciones que la iglesia necesita. Amén.
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