MEDELLÍN, DICIEMBRE DE 2013 ISSN16572556
P E R I O D I S M O U N I V E R S I TA R I O PA R A L A C I U D A D
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67 FAC U LTA D D E C O M U N I C AC I O N E S / U N I V E R S I D A D D E A N T I O Q U I A
2 Cine
Ilustración: Natalia Avendaño
Óscar Montoya esfinge76@gmail.com
A
todos, en mayor o en menor medida, nos gusta el cine, y son muy pocos los que reconocen que no les atrae, sin siquiera sonrojarse un poco. El cine es un goce abrasivo, tan adictivo como la droga más enganchadora o la pasión amorosa más desaforada. La cinefilia es una especie de manía, una labor de obsesos, una enfermedad secreta e incurable, un virus no identificable. A pesar de que la mayoría son solitarios, los cinéfilos forman sectas, coleccionan fetiches, acumulan datos inútiles a la manera de los hombrecillos de Bouvard y Pécuchet, la novela de Flaubert, tienen su propia jerigonza, arman polémicas bizantinas, les encantan los listados, las fantasmagorías, las prestidigitaciones, los trucos de ilusionismo, pero detestan las películas con “contenidos” o “mensajes”, y a las personas que se van a parlotear a cine. Los cinéfilos desconocen el aire libre y la continuidad en los parques, y solo se sienten a sus anchas en sitios cerrados y oscuros, como enormes catafalcos. Son maniáticos del asiento personal, fieles de su sala favorita y devotos de su panteón personal. Ser cinéfilo es como ser adicto a las sesiones de espiritismo de Madame Blavatsky o al libro tibetano de los muertos. No obstante, es raro que se escuche el término en el simple sentido de aficionado o amante del cine; también se agrega allí la connotación de buen gusto, coleccionista o conocedor. El meollo del asunto, el gran desliz, es adjudicarse la exclusividad del término cinéfilo. Porque hay quienes se la adjudican. Son los que dictaminan lo que hay que ver y lo que no se puede ver. Quienes aseguran rotundos: “Esto es cine, esto no es cine”. Quienes desdeñan casi todo, y, desde lo alto de sus imponderables conocimientos, solo aceptan a unos pocos directores y a unos escasos iniciados, que entienden cómo y de qué manera hay que ver el cine. Al extremo del cinéfilo especialista, para el que nada es suficiente, está el cinéfilo todoterreno, para quien todas las películas son difrutables, ya sean fantásticas o realistas, barrocas o minimalistas, del Oeste o de romanos, comprometidas o escapistas, trágicas o ligeras, modernas o anticuadas, de karatecas o de Tarkovski, en color o en blanco y negro, ambiciosas o modestas, en 35 milímetros o en video, de porno o de Walt Disney, de Jairo Pinilla o de Woody Allen, con Laurence Oliver o con Bud Spencer.
No. 67 Diciembre de 2013
Cada uno
con su cine
“Cada cine tiene su fauna especial porque en el fondo una sala de cine es una jaula de sueños, penumbras, besos, palomitas de maíz y calles asesinas”, escribió Rafael Chaparro Madiedo en Zoológicos urbanos. Una fauna que, como lo vemos en esta crónica, va de lo más refinado a lo más silvestre. Para esta clase de cinéfilo, cada cinta que ve es la mejor película de la historia del cine. Es poco selectivo, apenas un poco exigente, tal vez porque le sobra la imaginación y cualquier historia es capaz de ponerlo a vibrar. Es, en definitiva, un cinéfilo fácil de complacer. En cualquier bestiario sobre los cinéfilos que se respete, no podía faltar el espectador amante de los killermetrajes, el que anidaba en las abandonadas salas de los barrios y en algunas del centro de la ciudad, de preferencia, en las que presentaban cine de acción y aventuras. Son los que odian las películas que son “muy habladas”, y que si no tienen bala desde los créditos, son películas “muy malas”. Son el tipo de espectadores que aman observar cómo sus héroes son baleados, acuchillados, quemados, golpeados. Adoran ver cómo sangran la mitad de la película y, finalmente, salvan al barrio, pueblo, ciudad, país, continente o el mundo entero —dependiendo del ego del protagonista o del presupuesto— de los villanos, los comunistas, los traficantes de armas o drogas, de genios malvados, secuestradores y perversos líderes militares. Su fantasía es muy sencilla: poder ser como Charles Bronson, Clint Eastwood o Bruce Lee, y en los tiempos modernos, Chuck Norris, Bruce Willis, Jean Claude Van Damme, o el más grande entre los grandes, Sylvester Stallone en el papel de Rambo. Un poco más arriba en el escalafón de los cinéfilos, estaría el espectador medio, que, según Andrés Caicedo, es de formación pequeñoburguesa, va normalmente dos veces por semana a cine, siempre acompañado. Solo le
interesan los productos elaborados en Hollywood, en especial aquellas películas en donde pueda identificarse con el guapo protagonista, un Richard Gere en los ochenta, o un Ben Afleck en los noventa. Son los que detestan las películas europeas por lentas, pretenciosas y trasnochadas, y prefieren las made in Hollywood, donde hay espectáculo, luz, tetas, color, musicalidad, coños, balaceras, traseros, movimientos compulsivos de la cámara. Giros y más giros de la trama. Para los que el happy end es un requisito indispensable. Es la clase de público que no conoce ni le interesan conceptos como puesta en escena o continuidad narrativa, que ubican, por encima de cualquier criterio a la hora de juzgar un producto, la procedencia de la película. Si es gringa, es de lo mejor; si es latinoamericana, es inmamable; si es europea, es el colmo del aburrimiento. Siguiendo en línea ascendente con el bestiario de los cinéfilos, es posible que uno de los espectadores más difíciles de clasificar sea el cinéfilo intelectual, el que llegado el momento selecciona siempre una película de Ingmar Bergman, Michelangelo Antonioni o Andrei Tarkovski, por encima de cualquier otra propuesta. Es una suerte de cinéfilo monumental, que solo se interesa por las obras maestras y los grandes cineastas, y que desprecia todo lo demás, aunque no se caracteriza por su coherencia, pues un día quema lo que el día anterior adoró, y de incondicional de un autor, puede pasar, sin transiciones, a ser su peor enemigo. Es uno de los espectadores de cine más latosos. Ama el cine pero odia las películas. Misterios de la vida y el cine, odia a Chaplin, a Hitchcock, a Murnau,
3 a Renoir, a Kurosawa, a Godard, a Fellini, a Scorsese, a Kubrick, a Paul Thomas Anderson y a Wong Kar Wai. De la mejor película de Buñuel, dirá que es floja en su concepción, que los actores están mal dirigidos, y que el final está muy mal redondeado. Por supuesto, todos los directores se han vendido y ahora son comerciales. Es el especimen cuyo vocabulario está poblado de travellings, planos secuencias y profundidades de campo. Tiene memoria de elefante, sabe todo, desde anécdotas de filmación, costo total del proyecto, gusto sexual del elenco, cuándo se estrenó la película, duración y salas en las que se presentó. forma de sabiduría Son los que siempre tienen la última palabra. que incluso te perEs la clase de espectador que no puede esperar hasmite relacionar ta el final de la película para comenzar a emitir sus las películas con brillantes conceptos, que parlotea y parlotea durante la vida. Pero a toda la proyección haciendo alarde de sus descomunaveces la cinefilia les conocimientos, mientras no deja ver ni escuchar la puede ser pelipelícula al resto del teatro. grosa, porque se Paralelo al cinéfilo monumentalista, existe el especonvierte en una cimen más extravagante de la extraña fauna cinéfila, serie de citas que que es una radicalización de los anteriores y su hijo no te permite ver bastardo: el cinéfilo patológico, el empeliculado, el pelicula vida”. [3] lero, el armador de videos, el personaje que solo existe Finalmente, enen función del cine. tre todas las clases Es el que se enamora de las divas del cine y las perde espectadores —con sigue por los cines de estreno y de sesión continua, el su particular colección que justifica sus peores actuaciones, el que respira ende manías, afectos y retre directores y fichas técnicas, el que aplica las reglas pulsiones—, también existe básicas de la dramaturgia cinematográfica a su vida, el cinéfilo genuino, aquel que para que esta cobre interés y, por supuesto, obtenga no funciona por exclusión, esbeneficios en la taquilla. trategia que consiste en definir a Solo se sienten a gusto dentro de un cine y alejados unos contra otros. Tampoco se monta de todo el mundo, como el hombrecito del cuento de en rollos raros, ni se cree Drácula o un Andrés Caicedo. Huyen de la luz del sol y exhiben en personaje de Woody Allen o Fassbinder. todo momento un bronceado de cantina. Es el espectador que presta atención a las cualidades La única explicación posible para estos casos es que visuales o sonoras de un film, pero no se regodea o pieren la oscuridad de los teatros se opera una extraña alde en los detalles. Sabe ver una obra en su globalidad. quimia, que es propiciadora de desbarajustes mentales, No persigue un cine de culto. Su criterio es más de actitudes locas, de imitaciones de comportamiento amplio y no patalea como un preescolar cuando alque rayan en lo patológico: “Se va convirtiendo en lo guien cuestiona a sus admirados directores. Lo más que llaman un cinéfilo. Ya no entiende a las personas, seguro, es que le gusten las películas de Bergman, Anya no necesita enamorarse de mujeres reales: para qué, tonioni o Win Wenders, pero son capaces de discernir si en la pantalla las tiene mejores y más inteligentes; se entre las que son logradas y fallidas, sin ningún tipo de aparta de las actividades colectivas; va todos los días a exaltación. Es un cinéfilo atemperado, lejos del clasismo cine; repite películas; empalidece; llega a extremos tao la pedantería de los anteriores. les como autoconvencerse de que solo respira bien en la Le gusta hablar de cine, pero sin fundamentalismos. soledad de un cine, y que afuera lo persiguen; busca, insNo se conforma con el visionado de la película, y tintivamente el lugar de la sala que corresponde al lado busca datos en libros, revistas y biografías. Compara del cual sueña; se va volviendo huraño y tosco y torpe; las producciones de un autor con sus contemporáneos tartamudea; no le hace caso sino a su propio juicio”. [1] o predecesores. Sabe de historia y literatura. Se desLos cinéfilos enfermos son aquellos que cambian de entiende de posiciones políticas, mensajes ocultos o el estado de ánimo según la última película que vieron, y vedetismo de los actores. toman las decisiones más importantes de su vida bajo Trata de ver el cine como lo que realmente es: el el influjo del actor, la actriz o el director que más admiespectáculo más completo que haya inventado el ingeran. Si algún conocido u honesto analista de cine dice nio del hombre. alguna cosa mala de su dios del momento, actuarán de No son monoteístas, porque en su Paraíso particuigual forma que los cristianos fundamentalistas cuando lar caben muchos cineastas, actores, guionistas, direcse les recuerda las lindezas de la Inquisición, o que Jesús tores de fotografía, y se relaciona de manera saludable tenía hermanos y, muy posiblemente, esposa. Reaccionacon ellos. Es decir, no los rán como si les hubieran atavenera con los ojos cerracado directamente a ellos, y La única explicación posible para estos dos, sino que aspira a comresponderán furibundos. prenderlos y conocer los Son, de verdad, los que casos es que en la oscuridad de los teatros resortes más profundos de confunden la realidad con sus obras, sin intentar desla ficción. Los que declaran se opera una extraña alquimia, que es proarmarlos con las burdas a los cuatro vientos ser perherramientas del psicoasonajes de Fassbinder, Woopiciadora de desbarajustes mentales, de nálisis, del estructuralisdy Allen o, en el peor de los mo o del marxismo. casos, de Erich Rohmer. Los actitudes locas, de imitaciones de comporEs el cinéfilo equilique toman prestados situabrado, el que sabe enconciones y diálogos de las pelítamiento que rayan en lo patológico. trar el justo valor en las culas para enredar y enturpelículas más vituperadas, biar sus vidas. el que sabe lo que cuesta Los que definitivamen—artística y financieramente— poner a rodar un prote se empeliculan, o se blockbusterizan, como se diría yecto, por más humilde que sea. en el lenguaje moderno, y pierden el cable a tierra. Los Es una raza en vías de extinción. que adscriben totalmente las palabras Gonzalo García Para esta clase de cinéfilo, una sala de cine es la Velasco, autor de El sendero peliculero: “Lo peliculero, caverna de la que hablaba Platón en La República, la no lo olvide, es el filtro por el que deban pasar todos los piedra filosofal que buscaron los alquimistas medievaestímulos de la realidad circundante, ya sean olfativos, les, el nirvana que persiguieron los sabios orientales, la visuales, auditivos, táctiles, gustativos o paranormales, máquina del tiempo de H. G. Wells, la fuente de la jupara que usted pueda decodificar el mundo en térmiventud de Ponce de León, la biblioteca de Borges, la nos cinematográficos”. [2] lámpara de Aladino, la alfombra voladora que llevaron En la mayoría de las ocasiones, son insoportables, los gitanos a Macondo, la pócima del doctor Jekyll, El egocéntricos, presas de su cambiante estado de ánimo, Dorado que trasegaron los tercios de Lope de Aguirre, siempre dependientes de la última producción que los la cueva en donde Alí Babá guardaba sus tesoros, el haya impactado. Si asisten a una de Emir Kusturica, se Santo Grial que custodiaron los templarios, el Paraíso reconcilian con el ser humano, son multiénicos y aman la que recorrió el poeta Dante. Así lo plantea Fernando música de los Balcanes. Si, por el contrario, acuden a una Vallejo en Los caminos a Roma: “Y entramos, deslumde Lars von Trier, salen odiando al ser humano, el entorbrados, encandilados, hechizados, salvando la cortina no es insoportable y el cine pasado y actual una mierda. envolvente, a la luz, a la oscuridad. El chorro de luz No saben delimitar sus opiniones de las sensaciones prodigioso viniendo del más allá, del otro mundo, iba a recibidas en una sala de cine. Son los que desnaturaliromperse contra la pantalla en un alud de figuras de zan la cinefilia y la convierten en algo enfermizo, como colores, turbantes, camellos, fugas, gritos, cimitarras, y lo plantea el director José Luis Güerín: “La cinefilia es entre el vocerío del zoco árabe, atrás de mí, de nosoun arma de doble filo porque por un lado puede ser una
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Fotografías: Óscar Montoya
tros, repercutiéndome en el corazón, contando su maravilla cuadro a cuadro, a veinticuatro por segundo, el traqueteo diligente del proyector, dios y señor de lo alto, en su trono, contador de historias, María Móntez, Sabú, Sherezada, dueño del Universo, desde su cabina encerrada hablándonos por una ventanita de luz. No soy Don Quijote con sus libros de caballería, no soy Madame Bovary con sus amantes de bisutería, no soy Chucho Lopera con sus muchachos. Soy, por sobre cualquier miseria que haya sido, el amor al cine”. [4]
[1] Andrés Caicedo, Ojo al cine, Bogotá, Norma, 1999, p. 32. [2] Gonzalo García Velasco, El sendero peliculero, Madrid, Ediciones Nowtilus, 2005, p. 11. [3] Citado en Longi Gil Puértolas, Guía para ver y analizar En construcción, Barcelona, Octaedro, 2001, p. 99. [4] Fernando Vallejo, Los caminos a Roma, Bogotá, Alfaguara, 2005, p. 111.
Este texto hace parte del trabajo de grado Butacas en el paraíso. Esplendor, decadencia y caída de los cines del centro de Medellín, 1980-1999, asesorado por el profesor Alejandro Cock Peláez Sastre.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
4 Editorial Comité editorial: Patricia Nieto Nieto, Jorge Alonso Sierra, Luis Carlos Hincapié, Raúl Osorio Vargas, Jaime Andrés Peralta Agudelo, Elvia Elena Acevedo Moreno, Gonzalo Medina Pérez. Dirección: Juan Camilo Jaramillo Acevedo. Coordinación editorial: Yonatan Rodríguez Álvarez, Juliana Echavarría Restrepo, Estefanía Carvajal Restrepo, Andrea Uribe Yepes. Redacción: Óscar Montoya, Yonatan Rodríguez Álvarez, Diana Sofía Villa, Jaime Flórez, Estefanía Carvajal Restrepo, Maria del Mar Giraldo Rendón, María Clara Calle Aguirre, Daniela Gómez Saldarriaga, Juliana Echavarría Restrepo, Edna Liliana Guerrero, Javier Bergaño Arenas, Yeison Medina Medina, Juan David Ortiz Franco, Sandra Milena Ramírez, Andrea Uribe Yepes. Corrección de estilo: Alba Rocío Rojas. Colaboración: Édgar Picón Jácome, Diseño: Julieta Duque H. Fotografía: Juliana Echavarría Restrepo, Óscar Montoya, Estefanía Carvajal Restrepo, Alberto Aguirre, Juan David Ortiz Franco. Ilustración: Natalia Avendaño, Lina Moreno Restrepo, Manuela Vanegas Valencia, Jesús David Montoya, Ricardo Ramírez Giraldo. Caricatura: Mateo Montaño Jaramillo. Portada: Estefanía Carvajal Restrepo. Impresión: La Patria, Manizales. Circulación: 10.000 ejemplares.
Director TV: Jorge Alonso Sierra. Director Radio: Luis Carlos Hincapié. Director Digital: Wálter Arias. Director Especiales: David Santos Gómez. Universidad de Antioquia. Rector: Alberto Uribe Correa. Decano Facultad de Comunicaciones: David Hernández García. Jefa Departamento de Comunicación Social: Deisy García Franco.
Un padre irresponsable H
ace algunas semanas, los estudiantes de Medicina de la Universidad Nacional, sede Bogotá, enviaron una carta abierta al presidente Juan Manuel Santos y a la ministra de educación María Fernanda Campo. En sus líneas se manifestaba el deterioro del campus universitario y se esgrimían las razones por las cuales el óptimo funcionamiento de la universidad era un asunto de interés nacional. Todo esto, motivado por la profunda desfinanciación por la que pasa la UN, al igual que las demás universidades públicas del país. Es inevitable ver esta carta abierta como una suerte de demanda de alimentos contra el Estado, un Estado que ha intentado ser paternalista, y lo ha logrado sin mucha fortuna: un padre irresponsable, no proveedor. Es una desventura ver a las universidades públicas pasar por arduos momentos financieros, mientras las diferentes administraciones políticas tienen como estandarte el bienestar de la educación. Las necesidades económicas de una entidad que alberga a casi 30 mil estudiantes van por encima del Índice de Precios al Consumidor, que es el aumento El incumplimiento de las obligaciones con la educación y los demás sectores que están abandonados por la cartera de este padre díscolo es preocupante, no por una crisis presupuestal como siempre se ha gritado, sino por un inminente debilitamiento de las instituciones que representan al Estado. La universidad pública no se puede entender como un privilegio para los ciudadanos, sino como un deber del Estado -más de un Estado Social de Derecho como el nuestro-, con miras a garantizar la movilidad social y reducir la brecha entre clases. Eso está muy claro en la configuración del país e incluso consignado en su constitución. Quienes no entienden del todo bien su contenido son los gobiernos, que parecen haber jurado en su posesión con la mano derecha sobre el código de comercio y no sobre la carta magna.
Opinión
Las opiniones expresadas por los autores no comprometen a la Universidad de Antioquia. Universidad de Antioquia, Bloque 12, oficina 122. delaurbe.udea.edu.co, delaurbe@comunicaciones.udea.net.co, delau.prensa@gmail.com, www.facebook.com/sistemadelaurbe, www.twitter.com/delaurbe Teléfono: 219 59 12 FACULTAD DE COMUNICACIONES Ciudad Universitaria-Calle 67 N° 53-108 Medellín - Colombia
Número 67 Diciembre de 2013
No. 67 Diciembre de 2013
Los gobernantes que se merecen
Diana Sofía Villa shopiax@hotmail.com
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Es un craso error decir, como lo hizo la ministra de Educación María Fernanda Campo, que la deuda de los 11.3 billones de pesos a las universidades públicas no es del gobierno, sino de las entidades territoriales. La ministra, al parecer, está pensando en la política chiquita de las administraciones tradicionales. La deuda es del Estado, y el Estado es esa máquina que se conduce desde el gobierno; la separación territorial es una forma de hacer más fácil la administración y no una manera de eludir las responsabilidades. En la misiva de los estudiantes se hace énfasis en lo que representa la universidad para la nación: “Un pueblo que no sólo merece, sino que necesita de la educación como el mejor cimiento para edificar la ciencia, la tecnología y la cultura para el desarrollo, la igualdad, la soberanía, la democracia, la solidaridad y la paz”. Es inaudito tener que invocar principios de público conocimiento para reclamar el sostenimiento de una entidad que beneficia tanto al país. Para solucionar los problemas que acarrea el desfinanciamiento, las eminencias de la administración pública, en las que recaen este tipo de decisiones, planean vender predios de propiedad de la Universidad Nacional, dentro de los que se encontraría el Hospital Universitario Clínica Santa Rosa, por medio del Plan de Renovación Urbana del Centro Administrativo Nacional, que faculta al gobierno para la expropiación de terrenos adjudicados a instituciones públicas. Todo ello con el fin de devengar recursos para el sostenimiento de la Universidad, y tal vez así darle un soplo de vida más, mientras la resumen a su mínima expresión. Es así, con una posible expropiación paulatina, como se cercenaría el icónico campus en forma de búho de la UN, devastada por apetitos burocráticos y flanqueada por intereses de poderosos grupos corporativos, que buscan fundar una guardería para adultos donde en algún momento se elevó –majestuosa– la universidad pública.
ecientemente fue revelada la calificación del Índice de Percepción de Corrupción presentada por la institución Transparencia Internacional. Colombia, como era de esperarse, obtuvo una calificación vergonzosa. Fueron evaluadas 177 naciones y nuestro país tricolor obtuvo el puesto 97 con una calificación de 36 puntos. El puntaje se distribuye en una escala del cero al cien, donde cien representa transparencia y cero representa corrupción salvaje, según el análisis de empresarios y analistas de cada país evaluado. Esta encuesta refleja claramente que de tantos males que sufre nuestro enfermo Estado, la corrupción es prácticamente su cáncer. Lo triste es que la corrupción es un legado ancestral, ha estado tan impregnado al modus operandi de nuestros políticos que se puede decir que ha crecido y se ha desarrollado a la par de la violencia, a la cual le debemos más de cien años de tragedias. Por eso es claro que Colombia está ávida de castigos ejemplarizantes y de ciudadanos que reclamen sus derechos y repudien las actuaciones de aquellos que guiados por un pensamiento enteramente individual y egoísta, han sabido escarbar en el erario para llevarse un buen saco con billetes. Precisamente, la impunidad es el tema que más preocupa a Trasparencia Internacional, pues en el comunicado del estudio se afirma que “aunque el Estado colombiano ya cuenta con buenas herramientas para luchar contra la corrupción, como el Estatuto Anticorrupción, no se percibe que estas medidas sean efectivas. Estos avances normativos contrastan con los numerosos escándalos de corrupción que muchas veces terminan impunes”. Súbitamente se me vienen las palabras de un ‘gran pensador’ parido en estas tierras, quien sentenció que “La corrupción es inherente al ser humano”. Este aforis-
mo no es más que un reflejo del viejo dicho popular que señala que cada pueblo tiene el gobernante que se merece. Y esto lo ratifica la encuesta, donde a nivel mundial encabezan la lista Finlandia y Nueva Zelanda, y a nivel latinoamericano están Uruguay y Chile. En Uruguay se entiende, pues tienen a Pepe Mujica, ese viejito simpático, símbolo de la austeridad, que eclipsa con sus discursos inspiradores. Tienen a un presidente que renunció a la residencia presidencial para vivir en su casita a las afueras de Montevideo a donde llega en su escarabajo azul modelo 1987. Por su parte, la buena calificación de Chile sí genera consternación, pues bien es sabido que es un país que aún no se recupera de la dictadura de Pinochet y que, al igual que Colombia, es gobernado por la aristocracia. Sebastián Piñera, presidente desde 2010, posee una fortuna estimada en 2.500 millones de dólares, es el undécimo chileno más millonario y ocupa el puesto 589 en el ranking global de la revista Forbes. El patrimonio del mandatario creció en 100 millones de dólares respecto al listado mundial de 2012. Parece ser que el aumento de la fortuna de Piñera no genera cuestionamientos ni sensación de corrupción en los analistas y empresarios chilenos a quienes se les hizo la encuesta. Volviendo a Colombia, vale la pena decir que esto tiene que ser un jalón de orejas, pues sépase que la corrupción le cuesta al país 4,2 billones de pesos al año. Plata que debería estar al servicio de la equidad social, de la educación y de la justicia, y en este momento está en manos de los directivos de Saludcoopo de los ‘genios’ de Interbolsa. Es por esto que en los hombros de los colombianos pesa un gran reto; la lucha contra la corrupción tiene que ser una prioridad de los ciudadanos, pues si esperamos a que el Estado resuelva este mal probablemente nunca veremos florecer en nuestro país la justicia y la transparencia.
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N O I S N E T S I D Destitución de Petro
Algo huele mal cuando una sola persona puede modelar a su antojo el panorama político de un país. Algo huele mal cuando un vacío de la ley pervierte la democracia y deja a un lado a los votantes. Algo huele mal cuando quien destituye deslegitima el poder de la mayoría porque está muy ocupado pensando en el poder de dios. Algo huele mal cuando la parapolítica, el carrusel de contrataciones y hacer añicos las calles de Bogotá son problemas nimios para el procurador pero dos días con la basura en la calle provoca 15 años fuera de la política. Algo huele mal y no es basura.
Menos bibliotecas
No basta con que las cifras del DANE arrojen que los colombianos leyeron durante el 2012, en promedio, 1,9 libros, mientras que el año anterior la cifra fue de 2,23 libros. No basta con que en Colombia solo el 37 por ciento de las personas afirman haber leído al menos un libro en toda su vida, mientras que en Suecia esta misma cifra es del 80 por ciento, según los datos de la Asociación Nacional de la Educación de Estados Unidos (NEA). No basta con haber sacado resultados vergonzosos en las pruebas PISA. En 2013 se cerraron en Medellín dos Bibliotecas Populares: Biblioteca Popular Tejelo, en la Comuna 5, y Biblioteca Parroquial Beato Tito Brandsma, en la Seis, y una más se sumará a la lista desde el próximo 20 de diciembre: Biblioteca Vicentina Una Luz Hacia el Futuro, en el barrio Caicedo, que la Fundación San Vicente de Paúl dejará de financiar. Nada basta para que la voluntad de los políticos se ponga del lado de la educación y la cultura. Será que están entre el 63 por ciento de colombianos que nunca han leído un libro, porque los libros, hasta donde se sabe, no pagan favores burocráticos.
Opinión
No dé papaya
Por qué perderá la izquierda colombiana las elecciones presidenciales de 2014
Este fin de año ¡celebre tranquilo! La Secretaría de Seguridad de Medellín pareciera lanzar recién una campaña navideña llamada “No dé papaya”. Si está de compras en el centro, ¡no dé papaya!, deje su celular en casa y escóndase la plata entre la ropa interior. Si está atrapado en un trancón, ¡no dé papaya!, cierre herméticamente las ventanillas del carro aunque esté bajo un sol de treinta grados. Si le suena el celular en la calle, ¡no dé papaya!, no lo conteste y haga de cuenta que el teléfono que está sonando es de la mujer de al lado. En estas navidades ¡celebre tranquilo! La Secretaría de Seguridad le garantiza inmunidad a los atracos siempre y cuando usted ¡No dé papaya! Porque eso sí, si le robaron, según el Secretario de Seguridad, es porque usted dio papaya. O sea que la culpa es suya.
Pum, taque, tas
Las campañas se han hecho, no se puede negar. Pero, de alguna manera, no basta con la concientización del uso de la pólvora, también son fundamentales la vigilancia e incautación por parte de la fuerza pública, que recibe en sus propias narices la alborada llena de fuegos pirotécnicos, sin ser manipulados por personal idóneo y mucho menos fabricados de manera legal. Cuidado se mata, pero tírela, parece ser el aviso de las autoridades.
A pesar de esta alternativa liderada por Petro, el Movimiento Progresista decidió aliarse con el Partido Verde. Otro partido que ya venía sufriendo la fragmentación de sus líderes y el retiro de Antanas Mockus. Ahora estas dos propuestas forman la María Daiana González Navas Alianza Verde, que aún no se decide entre sus precandidatos presidenciales Camilo Romero, John Sudarsky, Antonio Navarro, Enrique Peñalosa, Feliciano Valencia y, la mdaianagonzalez@gmail.com recién inscrita, Ingrid Betancourt. Tal como lo revela la encuesta de la corporación Nuevo Arco Iris, los colombianos están listos para explorar nuevas propuestas, pero para eso debe existir una unión egún una encuesta realizada a mediados del 2012 por la empresa Cifras y entre partidos, lo que implica liberarse, si es preciso, de viejas ataduras ideológicas Conceptos, contratada por la Corporación Nuevo Arco Iris, el 30 por ciento para poder trabajar juntos. Ya Aida Avella, candidata de la Unión Patriótica, y Clara de los colombianos estarían dispuestos a votar por la izquierda colombiana López, del Polo Democrático, aseguraron estar abiertas a la unidad, incluso si esto en las elecciones presidenciales del 2014. Esta encuesta, que fue puesta a la luz por sugiere un cambio de candidato presidencial. Pero mientras la Alianza Verde piensa León Valencia a inicios de este año, especificaba, además, que ese 30 por ciento bussi unirse o no a estos dos partidos, Santos y Óscar Iván Zuluaga cada vez tienen más caba un candidato novedoso, un candidato distinto a los líderes que hoy encabezan los seguidores, incluyendo Cambio Radical y el Partido Liberal, que ya han manifestado grupos de izquierda. La encuesta era clara: solamente uno. en varias ocasiones su respaldo a uno de los Hoy, la izquierda tiene una enorme posibilidad de pacandidatos presidenciales. Mientras, al no sar a la segunda vuelta pero, tal y como lo dice el artículo Los colombianos están listos para explorar nuevas ver una verdadera opción en la izquierda, el de Semana La izquierda desunida siempre será vencida: colombiano ha reducido su espectro de elecpropuestas, pero para eso debe existir una unión entre “entre ellos, en muchos casos, no pueden ni verse”. En vez ción en “los que están con el proceso de paz de que los partidos de izquierda sean cada vez más sólidos, con Santos” y “los que están en contra de partidos, lo que implica liberarse, si es preciso, de vieestos se fragmentan y terminan engendrando otro nuevo. este, apoyando a Uribe”. Tal es el caso de que, ad portas de unas elecciones prePero bueno, imaginemos que la izquierjas ataduras ideológicas para poder trabajar juntos. sidenciales, miembros del Polo Democrático decidan reda se une, que el candidato que los represennunciar a este partido y crear otro nuevo: el Movimiento tará será Navarro Wolf o Clara López. Esto Progresista, que no es otra cosa que la unión de seguidoclaramente no garantiza que puedan ganar res de Gustavo Petro. ¿Qué es lo que distingue a este partido de otros de izquierda? las elecciones y que realmente el que se elija sea capaz de generar reacciones positivas Según Petro, sus principios de “cero corrupción y justicia social”. ¿No es acaso esa la en la opinión pública de tal forma que pueda alcanzar a los que ya tienen públicabandera que han enarbolado todos los partidos políticos en diferentes oportunidades? mente medio camino avanzado.
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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
Fotografías: Estefanía Carvajal
6 Crónica
Historia
bajo el asfalto Mientras el Metro adelantaba las obras del Tranvía de Ayacucho, en el centro de Medellín, un descubrimiento sorprendió a todos: túneles en curvas con bóvedas y obras hidráulicas, vestigios del siglo XIX. Una construcción que permaneció enterrada por largos años. Aquí les contamos la historia que hay detrás de lo que será la Plaza del Agua. Estefanía Carvajal Restrepo lacocinadeolivia @gmail.com
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l día anterior, los estudiantes habían estado en la misma casa de la esquina de Mon y Velarde con Ayacucho tomando las fotos que alertaron al profesor Luis Fernando González. Su misión era observar las obras del tranvía que conectará al centro de la ciudad con la Comuna 8, para un taller del pregrado de Arquitectura de la Universidad Nacional. Cuando los cuatro jóvenes pasaban por la casa de dos pisos, cuyos últimos inquilinos fueron la fábrica de arepas de chócolo “La exquisita”, en la primera planta, y un jardín de niños en la segunda, un señor les dijo que ahí debajo habían encontrado unos túneles pero que nadie quería decir. Los estudiantes entraron al sótano de la casa y tomaron las fotos que le mostraron al otro día al profesor Luis Fernando González, arquitecto e investigador. En las fotos se veía, además de escombros, toda una estructura de túneles y bóvedas en ladrillo macizo, con un gran espacio central circundado por un arco de medio punto. La luz provenía en su mayor parte del flash de la cámara, porque en el sótano solo se filtraban unas pocas luces cenitales, producto de la demolición que empezaba a acabar también con parte de la losa de la casa. Las paredes de los túneles más estrechos, construidos como “bóveda de cañón”, estaban recubiertas por una costra grisácea, y los ladrillos, unidos por argamasa de arena y cal, elemento que se manifiesta en el color blanco del mortero. “Esto vale mucho más de lo que ustedes piensan”, le atinó a decir Luis Fernando a los estudiantes una vez hubo examinado las fotos. Sabía que era una construcción del último cuarto del siglo XIX por la similitud arquitectónica con estructuras como el puente de Guayaquil y la Catedral Metropolitana, que datan de la misma época. También por el ladrillo macizo unido con la argamasa, propio de la transición entre la tapia del siglo XIX y el concreto del siglo XX. Sin embargo, estaba perdido. No se le ocurría ninguna respuesta a la insistente pregunta de los universitarios: ¿Qué es eso? A las once de la mañana de ese viernes 8 de febrero de 2013, tres estudiantes de arquitectura y el profesor
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Luis Fernando González estaban por la Placita de FlóLa hipótesis de los trabajadores de la obra era que rez, en el centro de Medellín, en el negocio del papá de los túneles que encontraron conectaban con otros pasauno de los jóvenes, armándose con linternas, agua y cádizos subterráneos que, según los rumores de la gente, maras dispuestas a obturar en la oscuridad. González se encuentran enterrados en las inmediaciones de la estaba seguro de que la entrada no iba a ser nada fácil Placita de Flórez. Los supuestos túneles habrían serviporque, generalmente, a los que están en el negocio de do a los combatientes para escapar de Medellín durante la demolición no les interesa que se sepa que se halló la Guerra de los Mil Días, pues hacia finales del siglo algo. Empero, se llevó una sorpresa. Una mujer que XIX y principios del XX, la ciudad terminaba justo ahí: cuidaba la entrada a la obra reconoció a los muchachos en Ayacucho (calle 49) con Mon y Velarde (carrera 41). que habían estado allí el día anterior y, de manera inEsta hipótesis se echó a perder cuando los obreros limpiagenua, les preguntó: “¿Quieren entrar?”. Se miraron: ron los túneles y caminaron en círculos a través de ellos, “¡Pues claro!”. Entonces, entre susurros, les advirtió a en un desventurado intento por buscar alguna salida. los estudiantes que tenían que recorrer el lugar “a mil” En el mismo orden, otra teoría sugirió que el emporque probablemente no tendrían más de veinte minuplazamiento habría sido un depósito de armas durante tos antes de que los sacaran. las tantas guerras civiles que aquejaron a la naciente ReEntraron al sótano. El desplazamiento se hacía pública en el siglo XIX. Pero a no ser que las piedras y muy difícil por los escombros, la falta de luz y la lama escombros se consideren armas, no había ningún resto que recubría el suelo. de material bélico. En las paredes camiLa hipótesis de los naban las cucarachas, Las habladurías de los crédulos dieron pie a que en supersticiosos apuntay el olor a putrefacba a que la estructura las primeras noches después del descubrimiento, ción, que el profesor de ladrillo macizo y había ignorado al ver arcos al estilo romano cuando aún no había vigilancia permanente, muchos las fotografías, era era todo un sistema casi insoportable. Disde catacumbas, galeentraran a los túneles a buscar guacas. pararon la cámara a rías subterráneas que diestra y siniestra analgunas civilizaciones tes de que, tal como de la Europa antigua, había previsto el profesor, los sacaran de la demolición. entre ellas la romana, utilizaron como lugares de enLuis Fernando advirtió del hallazgo a integrantes terramiento. Las habladurías de los crédulos dieron del Consejo Departamental de Patrimonio. A partir de pie a que en las primeras noches después del descuahí y por diferentes vías, otras organizaciones, como brimiento, cuando aún no había vigilancia permanenel Instituto Colombiano de Antropología e Historia te, muchos entraran a los túneles a buscar guacas. La (ICANH), se enteraron de la noticia. A las cuatro y especulación se cayó por el simple hecho de que en el media de aquel día, el profesor estaba en la Universilugar no se encontraron ni huesos ni cráneos ni tesoros dad Nacional ante las cámaras del noticiero de Teleni cadenas ni vestigios de rituales paganos. medellín, junto con los cuatro estudiantes; y a las siete La hipótesis del arquitecto urbanista Luis Fernany treinta en las pantallas de las familias antioqueñas do Arbeláez era que el armazón habría sido alguna vez y en los muros de decenas de usuarios de Facebook. la cava de la Cervecería Tamayo y que después el siPero Luis Fernando seguía igual de perdido. No podía tio fue vendido a la empresa de energía, la cual ubicó hacer otra cosa que repetir la única información de la allí las instalaciones para la primera planta a vapor de que tenía certeza: que los misteriosos túneles fueron energía de Medellín. Estas conjeturas las dedujo Arbeconstruidos a fines del siglo XIX. láez a partir de los archivos del historiador Rafael Ortiz Arango. Sin embargo, las coordenadas no correspon-
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7 dían a los rastros de las primeras actividades industriales en la capital antioqueña. El misterio alentó ensoñaciones y fantasías, “y eso fue lindo”, concluye Luis Fernando González.
Entonces, ¿qué era?
En este punto de la historia podemos oprimir el botón de doble velocidad para saltarnos hasta el próximo descubrimiento. El historiador Jorge Márquez Valderrama, miembro del equipo contratado por el Metro a partir del hallazgo, encontró en el Archivo Histórico de Medellín varios documentos que consiguieron finalmente dar respuesta a la pregunta que suscitó tantas divagaciones: los misteriosos túneles de Ayacucho con Mon y Velarde eran un Desarenadero o depósito de decantación: la primera Planta de Tratamiento de Agua de la ciudad. “A finales de agosto de 1891, representantes de la gobernación y del municipio firmaron un preacuerdo que luego se convertiría en acuerdo municipal y más tarde en escritura pública, para municipalizar las aguas y cañerías de propiedad de la gobernación, garantizar el suministro de agua para la Escuela de Artes y Oficios y comprometerse en la apertura de una nueva calle”, cuenta el informe de Jorge Márquez Historia del ‘desarenadero’ de Medellín, de agosto de 2013. El 27 de febrero de 1892, el notario autenticó un documento en el que el señor Federico Vásquez cede al gobierno la mitad de un terreno en Ayacucho con Mon y Velarde y recibe a cambio el derecho a usar las canalizaciones del acueducto del Municipio en sus terrenos. Cuatro años después, el 4 de enero de 1896, el Concejo de Medellín aprobó el contrato para iniciar la construcción del nuevo Desarenadero del Acueducto Municipal. El ingeniero Antonio José Duque, de solo
A partir del hallazgo, el Metro de Medellín contrató los estudios necesarios: levantamientos planimétricos, explicaciones hidráulicas, simulaciones, dibujos a mano, digitales, renders; de los que se ha encargado un grupo multidisciplinario de quince personas entre los que hay arqueólogos, arquitectos, ingenieros, artistas e historiadores.
25 años, fue el encargado del diseño y los planos de la obra, que comenzó a ejecutarse ese mismo año y finalizó en 1897. “Las condiciones técnicas fueron explícitas en tanto era un gran depósito de decantación con varios tanques o compartimentos (entre 7 y 9 en el contrato inicial), separados entre ellos por tabiques de 40 centímetros de espesor. Los muros perimetrales generales, los tabiques, los canales de alimentación, de distribución y los canales laterales de descarga, todo ello, era una obra construida en cal y canto. Toda la parte técnico constructiva tenía un hecho adicional, en la medida que todas las partes que estarían en contacto con el agua serían recubiertas con cemento romano o hidráulico”, cuenta Luis Fernando González en el informe Historia urbana y arquitectónica en la Calle Ayacucho. Según Luis Fernando González, a pesar de la mala calidad del ladrillo macizo con el que está construido el Desarenadero, que si se observa con atención está bien cocido en los bordes pero crudo en el centro, la
obra se conserva prácticamente intacta, salvo por algunas losas que habían arrancado para venderlas antes de que los túneles vieran la luz del día. Por un lado, la casa que construyeron en 1934 impidió que los tanques de decantación fueran demolidos y protegió la obra del paso del tiempo. Por otro, la solidez de la estructura se explica en su diseño mismo y en el profesionalismo tanto del ingeniero Duque como del maestro de obra. Sorprende, sobre todo, el valor estético que le dieron a una planta de tratamiento de agua. “La arquitectura civil del siglo XIX tenía una dimensión estética, no solo funcional”, precisa González y nos pone un ejemplo: “El valor de la técnica constructiva en esa época puesta en su máxima exaltación funcional y estética es el Puente de Occidente. Jose María Villa no solo calcula ese puente de tirantes, colgante, sino que la obra de ladrillo que sostiene gran parte de los tirantes es una obra arquitectónica de gran valor, portadas, todo eso. No solo son funcionales: son estéticas.” El esplendor de las bóvedas y túneles del Desarenadero es también muestra de ello. “Usted ve el puente de Barranquilla y es una porquería. No tiene zonas peatonales. Y ahora apenas se está tratando de descubrir la dimensión estética de la obra civil. Por eso al puente de la Aguacatala se le intentó introducir una estética, porque antes ¿qué hacían los ingenieros? Una obra absolutamente funcional. Puente Colombia, Puente San Juan, Puente Barranquilla, ¿qué es? Un puente para que pasen carros. Ni siquiera tenían andenes peatonales. Los peatonales se le agregaron posteriormente”, dice, indignado, el arquitecto. Así, el cambio en la relación estética-funcionalidad no se puede separar de las transformaciones en los materiales y técnicas de construcción. Mientras que con la tapia se podían construir un máximo de tres pisos, con
El desarenadero y el puente de La Palencia, se suman a otro hallazgos recientes en la ciudad, en lugares como el Parque Arví, los Guayabos (en El Poblado) y la Plazoleta de Zea, en el Centro.
el concreto armado del siglo XX se han llegado hasta los 60 pisos, y con el hormigón del siglo XXI se ha logrado una altura de 828 metros (el edificio BurjKhalifa en Dubai), o 163 pisos. No obstante, el ladrillo siempre ha sido y será el elemento universal de la construcción. “Desde las primeras ciudades en Mesopotamia, los grandes centros urbanos se hicieron en ladrillo. Y muchas de esas obras todavía se mantienen. Mientras que muchas obras de concreto armado, por las mismas características, desaparecen muy fácilmente. Entonces estas son técnicas muy buenas pero que no están pensadas para permanecer infinitamente”, ilustra González. Y a pesar de que Medellín es una ciudad de ladrillo, se ha dedicado a desaparecer su pasado enterrándolo y demoliéndolo. De ahí la importancia de los planes de arqueología preventiva, incluso dentro del casco urbano, porque como nos ha demostrado el descubrimiento del Desarenadero y la exhaustiva investigación del equipo contratado por el Metro, la historia de Medellín se esconde bajo el asfalto.
El puente de La Palencia: lo que por progreso se va, por progreso vuelve Maria del Mar Giraldo Rendón marimar218@gmail.com
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on palustre en mano, el equipo de arqueología dirigido por Pablo Aristizábal y contratado por el Metro excava ruinas del acueducto de agua que funcionó en el siglo XIX. Hay que ser muy cautelosos, todas las piezas deben registrarse detalladamente para poder restaurar de manera fidedigna las cajas y atanores hechos de arcilla cocida y unidas con argamasa (mezcla de cal y arena). El proyecto, aprobado por el Instituto de Antropología e Historia (ICANH) para los trabajos de exploración, se realiza entre la carrera 43 (Girardot) y la calle 40 (Ayacucho). Se permite que se excaven seis secciones o cortes -seleccionados previamente- para observar cómo era el acueducto. Veinticinco metros cuadrados mide cada sección. Las retroexcavadoras inician el movimiento de la capa asfáltica para remover las toneladas de material que cubren las ruinas, posteriormente se estudian por capas, un arquitecto dibuja los planos, se procede a retirar el material y finalmente se almacena cada elemento en donde estará ubicada la Plaza del Agua. El museo que albergará los vestigios arqueológicos estará ubicado donde fue hallado el desarenadero de 1897, y contará con los fragmentos rescatados de la calle Ayacucho, que posteriormente serán restaurados, así como las ruinas del desarenadero donde se decantaba el agua proveniente de la quebrada Santa Elena. A pesar de que la remoción de los escombros de las antiguas casonas que ocultaban la planta tardó cuatro meses, el lugar aún está en proceso de organización y su futura restauración. Examinar cada sección puede tardar entre una semana y hasta un mes, caso de la sección número 1, donde encontraron el hallazgo más importante: el puente de La Palencia. Las poblaciones se construyen entorno el agua y a esta deben adaptarse, por eso los antiguos habitantes del Tambo de Aná (hoy en día Parque Berrío) estaban asentados en terrazas naturales cerca de los deltas de las quebradas. El resto de la historia es conocida: cuando los españoles llegaron, desplazaron y exterminaron a los aborígenes, dando paso a su momento de poder. Fue en esos tiempos en los que los conocimientos sobre estructuras de los sistemas europeos fueron implementándose, y así inició la canalización de las aguas que nutrían la ciudad. El hombre cree que domina el agua y que puede restar su poder construyendo ciudades sobre ella. Fue así como la quebrada Santa Elena fue encerrada bajo el paseo La Playa, y tras ella la quebrada La Palencia, una pequeña fuente fluvial que baja diagonal desde la zona oriental de la ciudad y desemboca en la Santa Elena. Fue encauzada en 1875 bajo una cobertura o puente en forma de arco. Cuando los poderes políticos y económicos empezaron a manejar la ciudad, aparecieron personajes como Carlos Coroliano Amador, propietario de la Hacienda Miraflores (hoy Institución Educativa Gonzalo Restrepo) y de otra casa ubicada cerca a la plaza de San Félix (donde hoy cruza Ayacucho con la Avenida Oriental). El trayecto entre ambas haciendas pasaba por la Calle de la Amargura (hoy Ayacucho), fue esta una de las razones que dio inicio a la pavimentación de esta calle, provocando el confinamiento del puente de La Palencia. Aunque la mayoría de las aguas de la ciudad ya están desviadas y obligadas a correr en diferentes sentidos, bajo el puente aún funciona la quebrada. Según el equipo arqueológico, mide 74 metros de largo y tiene 3 metros de alto por 3.5 de ancho. La solución que se dará para que no se fracture debido al tranvía que pasará sobre esta, es construir a un metro y medio de profundidad un cárcamo o puente protector en concreto. Y para que la población recuerde la historia de la ciudad se contempla la posibilidad de poner unos vidrios blindados peatonales para observar un sector de la estructura patrimonial. Reconocer el pasado de la ciudad ayuda a construir memoria. El hallazgo del puente de La Palencia es otra excusa más para rememorar la historia del agua, de la ciudad y del desarrollo. No se sabe si en algunas décadas o siglos volverá a correr libre, sin concreto que la esconda.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
Alberto Aguirre, fotógrafo, crítico de cine, librero, abogado, editor y comentarista deportivo, contribuyó enormemente a la apertura cultural de la ciudad. A casi un año de su muerte, este relato, escrito por su nieta, muestra también el lado cálido y humano de un columnista tildado de huraño.
Fotografía: Archivo familia Aguirre López
8 Perfil
Alberto Aguirre nació el 19 de diciembre de 1926 en Girardota, Antioquia. Hijo de Pedro Claver Aguirre (gobernador de Antioquia 1942–1944) e Isabel Ceballos.
María Clara Calle Aguirre mariaclaguierre@gmail.com
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ras mi abuelo. No el más tierno ni el más especial pues esa condición no se da mucho en nuestra familia Pero aun así sabías acercarte a una persona. Por otro lado, eras el columnista Alberto Aguirre, el que llamaba a España como la madre puta, el que aseguró una y mil veces que Medellín era una ciudad de traficantes, el mismo que analizó el daño que le hacían las familias poderosas a este país al heredar el trono por apellido y no por potestad. Eras ese a quien paraban en la calle para hablarle de libros, de columnas de opinión o de cualquier tema. Ese columnista, fotógrafo, librero, abogado, crítico de cine, editor, comentarista deportivo. Ese era otro personaje distinto al que yo conocí. En nuestra familia, siempre ha sido común reunirse a comer, usualmente donde la abuela. Allí fue donde te vi siempre como mi abuelo. Cuando hablabas, todos callábamos. Los niños poco podíamos decir. De hecho, no decíamos nada. Nos sentábamos a comer pasantes mientras ustedes, los grandes, discutían. Un yerno tuyo siempre te llevaba la contraria sólo para ver cómo reaccionabas y para generar polémica.
Uno de los capítulos de las fotografías que Aguirre tomó es el de los oficios de las personas en los pueblos y en Medellín.
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Alberto Aguirre,
columnista punzante y abuelo Por tu parte, siempre argumentabas con vehemen“En fin, no me siento capaz de seguir escribiendo la cocia por qué sí, por qué no, por qué esto, por qué lo otro, lumna bajo el yugo de aquella restricción. O de ninguna”. con un tono seco, contundente y una mirada fija. LueNo podría decir que fue una reacción diferente a la go, reían y se pasaba a otro tema en el que se mantenía que tomaste al momento de contarnos. Siempre fuiste el mismo estilo de decir, contradecir, argumentar, reír. coherente con tus palabras, tus actos o pensamientos; Los temas eran diversos: medios de comunicación, polípero sin dejar tu vehemencia, había un momento en el ticos, películas, libros, casos judiciales, etc. que mostrabas un lado más dócil. Una vez llegaste iracundo porque en El Colombiano Empezaste a relatar qué había pasado. Los ojos teles habían pedido a los columnistas que no escribieran nían una mirada fija, las cejas se ciñeron un poco, la sobre unas elecciones a la alfrente se arrugó, subiste una caldía de Medellín. de las manos hasta la cara y Ese personaje público que Aguirre: Por tu parte, siempre arguempezaste a argumentar en un eras escribió una dura carta tono seco. Aseguraste que era mentabas con vehemencia por qué a Ana Mercedes Gómez, la el colmo esa exigencia por parentones directora de El Colomte del periódico local. Que era sí, por qué no, por qué esto, por qué biano. El 19 de agosto de 2003 ridículo limitar a los columnisle explicaste que renunciabas tas de opinión de esa manera. lo otro. Con un tono seco, contunal medio en el que trabajabas Que en ningún caso, nadie pocomo columnista desde hace dría pedir que se no hablara de dente y una mirada fija. Luego, reían once años porque “el hecho sexo, política o religión. Que si de no poder emitir juicio críno se hablaba de eso, ¿entonces y se pasaba a otro tema en el que se tico sobre asunto de interés para qué hablar? público, y ni siquiera hacer Pero una vez pasó el tema, mantenía el mismo estilo de decir, referencia, entraña en sí, y comenzaron las risas de nuevo, sin más consideraciones, una como era costumbre. La cara contradecir, argumentar, reír. censura”. se te alegraba, ya no fruncías Concluiste arguyendo: el ceño y empezaban las sonri-
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9 sas con unos ojos más cálidos, más vivos. Y allí, en la alegría, de nuevo eras el centro de atención. Para los muchos que no te conocieron, suena extraño que el ogro, el huraño y el agrio por el que te creían pudiera reír a carcajadas o contar un buen chiste. Incluso para mí era difícil de creer por la imponencia con la que llegabas a cualquier lugar, por los silencios que inspirabas y por el temor que daba hablarte de cualquier tema al preocuparse por caer en el error. Pero contigo se aprendía y se conversaba de todos los temas, así uno no supiera de ninguno. Ese humor corrosivo que tenías en familia o con los amigos se reflejaba en tus columnas y, de paso, demostraba tu coherencia. “Cuando un político, que además funge como presidente, se pone a hacer literatura, hay que mandar doblar. Siempre sale un texto que es puro ripio: ‘Al llegar al salón donde finalmente lo encontré, sus pequeños ojos azules me contactaron a distancia. Su penetrante mirada emanaba bengalas de espiritualidad’. Qué caso: Uribe flechó al Papa” (Aguirre, 2005). De igual manera, nunca te tembló la mano para escribir lo que pensabas, así eso te ocasionara pasar como una persona odiosa. “Es propio del oficio de cacharreros ocultar sus lacras. El engaño. Medellín es diestra en ocultar las suyas” (Aguirre, 2005). Por estos comentarios, fueron más los que se creyeron el cuento de que odiabas a Medellín y a Colombia. Incluso, durante tu exilio en España a principios de los 90 hubo diversos comentarios que apuntaron a que siquiera te habías ido a un país que sí te gustara, cuando en realidad extrañabas los fríjoles, el aguardiente y a Colombia más que a nada. Precisamente era ese amor por la ciudad el que hacía enfilar tu pluma contra quien lo mereciera, sin tapujos, sin eufemismos y sin peros. “Es otro vicio de
que el ogro, el uraño y el agrio por el que te creían pudiera reir a carcajadas o contar un chiste.
traficantes la pompa. Gastaron 30 mil millones de pesos en un esperpento: ponerle techo a la Plaza de Toros. Una ofensa en medio de la miseria. Y el otro estigma es el estraperlo. El presupuesto inicial del Metro de Medellín fue de 650 millones de dólares, pero salió costando finalmente 10.500 millones de dólares. A esto le dicen, pudorosamente, sobrecostos” (Alberto bue chisteAguirre, 2005). A veces costaba pensar que ese mismo columnista era el que lloraba por la muerte de mi mamá, tu hija mayor. Pero una vez iniciaban las conversaciones, se entendía que nunca fuiste dos personas: un personaje público y otro familiar. Por el contrario, manejaste una coherencia tal que hasta en eso se reflejaba. Mi mamá, Ana María, podría ser tu hija más querida, pero si llegaba dos minutos después de lo pactado serías lo suficientemente severo con ella como para demostrarle que las reglas están hechas para cumplirse. Así, igual, eras al momento de escribir. Las cosas en su lugar y lo que no estuviera donde corresponde había que mostrarlo y denunciarlo. “Los partidos políticos son pura mecánica. La política, aritmética. El sistema económico queda liberado a su ejercicio voraz, dentro de un orden salvaje. El plan económico es nuda voz onomatopéyica (PIN) para
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promoción publicitaria. Concebido en secreto, como ciencia ficción, no representa la voluntad política de la nación, no galvaniza el espíritu de los colombianos. Pasada la alharaca, cae en el olvido: es inocuo. El estado, llamado teóricamente a ordenar la vida social, es mero gendarme de los poderosos, para despejarles el terreno de todo peligro. Lo único potente hoy en Colombia, desde el estado, es la represión: el gobierno es tibio para los opulentos y feroz para los humildes” (Aguirre, 1980). Sin abandonar esa misma línea de pensamiento que tenías trazada, y que seguías férreamente, podrías ser cálido, dar consejos personales y profesionales, contar infidencias y revelar algunos de tus pensamientos más secretos. No se trata de vanagloriarte después de tu muerte, pues nunca te gustó en vida. No hay que olvidar una de tus tantas frases: “Esta sociedad padece de necrofilia, le encantan los muertos y las ceremonias funerarias”. Y para seguirte recordando como ese columnista, pero más como ese abuelo, ese papá de mi mamá, lo mejor es citarte otra vez y decir: “Dejen de llorarme, país funerario” (Aguirre, 2006).
Siempre fuiste coherente con tus palabras, tus actos o pensamientos; pero sin
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dejar tu vehemencia, había un momento en el que mostrabas un lado más dócil.
Fotografía: Alberto Aguirre
Fotografía: Archivo familia Aguirre López
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Para los muchos que no te conocieron, suena extraño
Una de las principales características de las fotografías que Aguirre le tomaba a los niños era que estos, la mayoría de las veces, estaban trabajando.
En la madrugada del lunes 3 de septiembre del 2012, murió Alberto Aguirre a causa de un derrame cerebral, que le dio dos días antes.
Este texto hace parte del trabajo de grado Cuadros de Aguirre (multimedia), asesorado por la profesora Ximena Forero Arango.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
10 Ensayo
La revista Letras y encajes nació en agosto de 1926 y se convirtió en la primera publicación escrita por mujeres en Antioquia. En Colombia, la pionera había sido la revista bogotana La Mujer, creada 50 años antes y dirigida por la escritora Soledad Acosta de Samper. Sin embargo, mientras La Mujer se publicó solo por cuatro años, Letras y encajes fue editada mensualmente durante 33 años, hasta 1959. Una aventura de estas pareciera ser un ejemplo de emancipación femenina, pero, al revisar la publicación, es fácil encontrarse con una postura conservadora que, con todo, da cuenta de cómo se entendía a la mujer a principios del siglo XX.
Daniela Gómez Saldarriaga sigma.danielagomez@gmail.com
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n Londres de finales del siglo XVIII, a la escride conocimiento podía propiciar la situación indeseable tora Elizabeth Montagu se le ocurrió reunirse de hacer sentir inferior al hombre, y tal incidente valerperiódicamente con sus amigas para hablar le su futuro social. En el editorial de marzo de 1931, se sobre arte. A los encuentros empezaron a asistir tamasegura que existen muy pocas señoritas bachilleras, y bién algunos de sus amigos, entre ellos, el intelectual se une a este acontecimiento —no como causa y efecto, Benjamin Stillingfleet. Por las medias azules que usaba pero sin duda lo es—, el hecho de que la mujer que esStillingfleet, prueba de la informalidad de las sesiones, cribe ya no es una “excentricidad”. el grupo recibió el mote de The Blue Stockings Society. Las también llamadas “ridículas” eran temidas El término se trasladó a varios idiomas para referirse porque presagiaban una mujer familiarizada con aca las mujeres intelectuales, las blue-stockingers, una tividades que le restaban atractivos femeninos. En especie recién aparecida. Al menos en Francia, la traseptiembre de 1928 se las relaciona con mujeres “un ducción bas-bleus solía usarse con sorna para nombrar poco masculinizadas”, las también llamadas “marimaa estas mujeres que, sin falta, eran catalogadas de pechos” —nótese que el tronco común de estos apodos es dantes, egoístas y vanidosas. María, el nombre de la mujer paradigmática que es deEn Medellín, las mujeres que estudiaban y hablagenerado por la violación a los códigos establecidos—, ban sobre lo que sabían eran llamadas bachilleras o y se achaca su afectación patética a la ignorancia en marisabidillas. Sofía Ospina de Navarro, en un comenla cual habían vivido. “Por eso cuando alguna mujer tario social titulado “La mujer en el hogar”, la define: llega, por su propia cuenta, a aprender algo, quiere “Sobradamente antipática es la mujer bachillera que decirlo en altavoz, tanto a hombres como a mujeres, vive solo para leer, y que tiene en la punta de la lengua para mostrar su saber a los primeros y humillar a las quince o veinte nombres de escritores notables para segundas”, escribe Teresa Santamaría, una de la direclanzarlos al primer infortunado que se atraviese”. toras de la revista. El desprecio por la bachillera es recurrente en LeQuienes se oponían al acceso universal a la educatras y encajes. La relación de las mujeres con el conocición, aducían ver en la apertura de ese nuevo espacio miento siempre fue conflictiva porque no estaban edula grieta perfecta para que se escaparan a la sociedad cadas para acercarse a este de una manera natural. Y una buena cantidad de mujeres deformadas por el coaunque se diera el afortunado accidente de contar con tiempo y libros, el hábito era visto como un gesto mezquino. Había sido así durante buena parte de la historia de la sociedad occidental, en la que había quedado de manifiesto que las mujeres que alcanzaban un dominio respetable de las artes, los saberes médicos o filosóficos, eran sancionadas, en algunas épocas, hasta con la muerte. Más que el hecho de que la mujer fuera incapaz de entender lo que leía —problema que finalmente debía sortear la interesada, no la sociedad—, la inquietud general se refería al objetivo que impulsaba la obtención de ese conocimiento. ¿Qué podrían querer hacer con él? La bachillera resulta tan odiosa porque su ilustración acelerada era vista como una pretensión ilegítima de ascenso y una estratagema para seducir a los hombres. No solo estaba mal visto, por impúdico, que la mujer se dejara llevar por la galantería, sino que su derroche Tercera, de izquierda a derecha, Teresa Santamaría de González, y Sofía Ospina de Navarro, de quinta, también fundadora.
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cómo ser mujer en Medellín a principios del siglo XX nocimiento; porque ésta era una esfera hostil, al igual que la política, donde se mancillaba la ingenuidad virginal que era el principal patrimonio de la mujer joven. Aunque los detractores no lo relacionan con la pérdida del deseo por parte de los hombres, indican que el saber se amalgama con el preciosismo de las mujeres, por nombrar de otra forma su frivolidad, y se convierte en un ornamento intrascendente que resulta chocante. Otras referencias a la existencia de la “marimacho” aclaran su perfil. Es la mujer que se viste de hombre —usa pantalón—, “(…) perora en las plazuelas y pretende superar al sexo fuerte”, se explica en el editorial de agosto de 1931. Habita en el exterior, no en el interior como la mayoría de las mujeres, y utiliza
Este texto hace parte del trabajo de grado La peligrosidad de las mujeres. Un ensayo sobre el pensamiento editorial de la primera publicación femenina en Medellín, revista Letras y Encajes (1926-1959), asesorado por la profesora Paloma Pérez Sastre.
ropa desenvuelta, puede moverse y trabajar. La mayoría de discursos que se escribieron para solicitar la aprobación de la educación de las mujeres contienen la promesa de mantenerlas alejadas de esa figura monstruosa. Las formas de ese tipo de mujer resultan repugnantes a la luz de un pasado que ensalza la leyenda del porte, la distinción y el refinamiento, características que purifican las cualidades de la raza y le dan un tono de solemnidad a la historia del pueblo antioqueño. En octubre de 1946 todavía se recuerda con nostalgia que “(…) el trato, agradable orgullo de nuestros antepasados” heredado a las mujeres, hubiera sido reemplazado por “(…) movimientos bruscos, afectaciones extravagantes, risas inoportunas y estruendosas y gritos destemplados”.
El supuesto arrepentimiento
Fotografías: cortesía familia Botero Vélez
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Para no tener que ceder el poder, los hombres se valían de versiones sobre los acontecimientos que saboteaban las pretensiones de las mujeres. Se afirmaba que las ideas feministas eran impopulares aunque fueran popularísimas, pero el hecho de asegurarlo y escribirlo creaba un precedente y alimentaba la imagen de un fracaso anticipado. También, echando mano de la derrota, se sostenía que las mujeres que habían experimentado la libertad anhelaban el regreso a sus hogares, pues se habían dado cuenta de que la promesa de una vida mejor lejos de lo doméstico no era cierta. En una etapa avanzada de Letras y encajes y del movimiento feminista, estando en curso el año 1958, se publica un editorial que anuncia que las mujeres de Norteamérica deseaban revertir los cambios y retomar las viejas costumbres. Quien lo escribe es el columnista más importante y leído de ese momento, Enrique Santos Montejo, quien firmaba como Calibán. Cita una encuesta realizada por reporteros del Chicago Daily Tribune que recolectó la opinión de muchas mujeres estadounidenses y concluyó que su nuevo ideal era volver a una vida más sencilla, como la de sus abuelas. El autor dice que esto no le sorprende: “Las muchachas no sacaban de la libertad exagerada ninguna ventaja”, afirma. “Por el contrario, cuando perdían la juventud y sus atractivos, se encontraban desamparadas, sin seguridad, sin ideales, sin estímulos y sin moral”. Para Calibán, que la mujer estuviera en una oficina, su marido en otra y los niños a cargo de la niñera, era el detonante seguro de la separación de los esposos y de la delincuencia infantil. La reacción más sana era deshacer los pasos y volver a los tiempos cuando ella se quedaba en la casa cuidando de su familia. Pero si en algo atina el columnista es que la llamada liberación femenina multiplicó las horas de trabajo de las mujeres. Una doble, triple jornada, que se divide entre la casa y el trabajo, haciendo más esquiva la posibilidad de dedicarse a una profesión creativa o disfrutar la independencia económica. Por el estado de las cosas, la discusión no incorporó la necesidad de que los hombres compartieran las responsabilidades domésticas, especialmente involucrarse a otro nivel en la crianza de los hijos, sino que se determinó que las mujeres se habían equivocado al ambicionar esa libertad. Tampoco había culpa para el capitalismo. “Las conquistas libertarias de la mujer son simple engaño”, insiste Calibán, “porque no era la libertad lo que lograban, sino la sumisión a un trabajo ingrato, que las entregaba molidas y convertidas, como decimos aquí, en bagazo”.
La liberación local
Las mujeres de Medellín acudieron a las fábricas cuando solicitaron personal para sus plantas y no importaban ni el sexo ni la edad. Las primeras obreras fueron niñas desde los 10 años, algunas habitantes de la ciudad, la mayoría recién llegadas de otros municipios. En 1916, el 40 por ciento de las obreras provenían de zonas rurales antioqueñas, y para 1923, representaban el 73 por ciento de empleadas en las fábricas. Este desplazamiento iniciado por lo llamativo del desarrollo y después por la violencia, hizo las veces de acicate social para la liberación de la mujer, lo que en otros países estuvo producido por un genuino interés político, dirimido por la vía del derecho o del hecho, pero a la cabeza del cual se encontraban mujeres convencidas de que merecían ciudadanía y voto. A nivel local, la necesidad económica aceleró la concesión de todas esas peticiones sin que la conciencia política se arraigara. En el editorial de mayo de 1937, se describe la desorientación de la mujer colombiana debido a la rapidez de los cambios. No se pide tiempo ni ayuda, sino que se la
Teresa Santamaría de González, la mujer más importante para la revista.
acusa por su falta de claridad, producto de una educación inadecuada que hará que cada día haya más asilos, hospitales y orfanatos “(…) que no darán abasto porque las miserias y enfermedades irán en aumento”. Esta es otra forma de proyectar apocalípticamente la emancipación de la mujer. La responsabilidad que le cabe es que al no estar vigilante —concentrada en su hogar, con sus oídos puestos en la cadencia de la respiración de sus hijos—, permite que la sociedad pierda su cauce hacia territorios oscuros de enfermedad, vicio y locura. A mediados de los años veinte, en Medellín existían varias instituciones donde se enclaustraba lo patológico y lo decadente. Existía el Instituto Profiláctico, el asilo, el orfelinato, la casa para mendigos, el manicomio, la casa de corrección para ambos sexos, y cada vez aparecían más instituciones de beneficencia fundadas por mujeres, dedicadas a auxiliar a las personas que iban quedando al margen de la ferocidad del sistema económico. No eran pocos los trastornos que sufría el reflejo de las acciones de las mujeres sobre la superficie del juicio social. La demanda moral era alta y parecía no satisfacerse con nada. Cuando quisieron participar políticamente fueron criticadas por egoístas y por pensar solo en sí mismas. Sin embargo, la tradición había celebrado su frivolidad y tendencia a la vanidad, a ese ensimismamiento que les permitía cultivar su belleza para ofrecérsela a otros. Esas licencias solo se convirtieron en un problema cuando el mundo se aceleró, y las conversaciones por sí mismas empezaron a parecer fútiles y la quietud algo que atrofiaba. Los deportes, por ejemplo, se apropiaron como “conquistas de trascendencia moral” porque sacaban a la mujer del encierro y hacían desaparecer a la de tipo “neurasténica, parlanchina y ociosa”. Su potencia de cura psicológica llegó a las mujeres que empezaron a nadar, a jugar baloncesto, tenis y golf. En un principio fueron prácticas exclusivas de la élite, lujo de su ocio, pero al fin y al cabo una liberación lúdica que revolucionó el sistema de valores sin provocar mucho estruendo. Para romper la inercia del silencio, además de la del espacio y del vestido, las reclamaciones y propuestas de las mujeres llegaron a los medios de comunicación, por entonces impresos. Todos los contenidos se validaban por la creencia de que ninguna mujer podría escribir algo contra la moral. “No serían mujeres si así lo hicieran”, declaran en los comienzos de la revista. Siendo inconcebible la mala voluntad en la mujer, buena parte de su fuerza se encaminaba a enfrentarse con los prejuicios de la opinión pública que son “(…) peligrosísimos y le impiden a veces, no sólo expresar sus pensamientos, sino hasta el derecho de concebirlos”. Esta declaración inusual dentro del tono de la revista, va acompañada de una especie de confesión de quienes se vencían ante el armatoste de dramas, críticas y desprecios: “Muchas escritoras inteligentes, llenas a veces de desencanto, callan disgustadas porque son víctimas de la intolerancia”.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
12 Reportaje gráfico
La posibilidad de un techo
Ser voluntario. Ayudar a otros. Construir viviendas. Aportar para que muchas familias salgan de la pobreza extrema. Eso es lo que hacen muchos jóvenes de Medellín a través de una ONG presente en varios países de Latinoamérica.
Voluntarios, que son en su mayoría jóvenes universitarios, pegan las costaneras donde se apoya el techo.
Los diez voluntarios ub rán el piso y las parede meable en el terreno qu
Juliana Echavarría Restrepo juliechavarriarestrepo@gmail.com
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ara llegar a la vereda Granizales del municipio de Bello los habitantes y voluntarios se transportan en metro Cable hasta la Biblioteca España. Allí caminan por una calle pavimentada, cada vez más estrecha, y al cruzar una cañada dejan Medellín y llegan al municipio vecino. Doce pilotes, diez paneles de madera que formarán el piso y las paredes, dos ventanas, una puerta, poco más de seis metros de aislante térmico y tres tejas de zinc son acomodadas milimétricamente por diez voluntarios y los beneficiarios de la casa durante dos días de construcción. Están allí en otra de las jornadas de construcción masivas de Techo –antes conocida como Un Techo para mi País– en el Valle de Aburrá. Están allí para la construcción de estas viviendas de emergencia que son la primera etapa de intervención comunitaria de la ONG. La vereda Granizales del municipio de Bello es constituida por tres barrios: Manantiales de Paz, Altos de Oriente y Portal de Oriente, en su mayoría habitadas por campesinos desplazados. Manantiales de Paz es el primer barrio que se transita al llegar a la vereda. Sus coloridas casas evocan, de cierta forma, la tradicional calle “Caminito” en Buenos Aires. Se diferencia de aquella por el terreno pendiente, pero sus vías también son empedradas (o de arena) como las del tradicional lugar bonaerense. Pocas calles han logrado ser trazadas por el concreto, que no siempre es pavimento, mucho menos tienen acueducto o alcantarillado. Hacia la parte más alta de la montaña se encuentra Altos de Oriente, barrio que todavía tiene algunos ves-
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Manantiales de Paz es el primer barrio al que se llega cuando se deja Medellín.
tigios de vereda de antaño, próximos a desaparecer, y un poco más allá, en sentido norte podemos encontrar a Portal de Oriente. En Altos de Oriente vive Liliam del Socorro Isaza, una de las beneficiadas para la construcción de vivienda de emergencia en las jornadas de construcciones masivas emprendidas por Techo. Ella, gracias a la donación de la señora donde trabaja en labores domésticas, pagó el 6 por ciento del valor de la casa que asciende a $3´600.000; es decir, $230.000. Este año, la organización inició habilitación social en Manantiales de Paz. Esta es la segunda etapa de intervención dentro del proceso comunitario que
propone la ONG, que tiene oficina permanente desde 2011 en Medellín. Techo busca con estas asambleas, escuchar las necesidades de quienes se apropiaron del territorio y viven en él, lo transforman y lo identifican como propio. A partir de esas voces se plantean las acciones para que, una vez cumplidas, la ONG deje de hacer presencia permanente y la comunidad logre el desarrollo sustentable –que es la tercera y última etapa de intervención–, y así superar la extrema pobreza, el objetivo con el que se fundó de la ONG.
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Los voluntarios inician la excavación de los doce huecos donde se ubican los pilotes que sirven de base a la casa en un área de tres metros de ancho por seis de largo.
Los beneficiarios de las casa de emergencia también se convierten en voluntarios y ayudan en la construcción de la casa. Kevin, un vecino de Liliam, ayuda en la pintada e impermeabilizada de los paneles.
Manantiales de Paz es un asentamiento ilegal constante receptor de población, especialmente desplazada. Allí también hace presencia Techo.
bican los doce pilotes, los diez paneles de madera que formaes, las dos ventanas, la puerta, las tejas de zinc y el imperue fueron descargados ocho días antes. Ubicación de las paredes de la casa. Los beneficiarios pueden decidir de qué lado se ubican los paneles que tienen las ventanas.
Camilo es un niño del barrio que ayuda en las jornadas y es un voluntario más.
Voluntarios y Liliam del Socorro Isaza felices por la vivienda terminada.
Fotografías: Juliana Echavarría Restrepo
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
14 Crónica
La maldición de Monaikudu La historia de una especie mítica que está al borde de la extinción en el Parque Nacional Natural La Paya, Putumayo.
Edna Liliana Guerrero ednaguerrero.c@gmail.com Ilustración: Lina Moreno
U
na mujer indígena del Amazonas le contó a un biólogo que hace muchos años arribó a un pequeño pueblo un hombre con bigotes, a quien los pobladores llamaron Monaikudu. Cuando Monaikudu y la hija del cacique de ese pueblo se conocieron, se enamoraron. Pero el forastero era artesano y, en ese lugar, los hombres más admirados eran los que sobresalían en las artes de la pesca, la agricultura o la cacería. Así que cuando el cacique supo sobre las intenciones de Monaikudu, lo invitó a dar un paseo cerca a una laguna y le hizo un conjuro para convertirlo en pez. Cuando la hija del cacique llegó a la laguna, su hombre estaba luchando para no hundirse. No alcanzó a tomarlo de las manos, entonces lo agarró de los bigotes y finalmente lo soltó. Monaikudu se convirtió en arawana y nadaba a ras de agua para poder ver a la muchacha que cada día iba a llorar a la orilla de la laguna. Al enterarse de esto, su padre la convirtió en pájaro. Un día, desde un árbol, la hija del cacique vio que Monaikudu ya tenía una nueva pareja y le echó una maldición: – Cargarás a tus crías en la boca, le dijo. Y así fue. *** Las arawanas plateadas son finas y voraces. Contonean sus cuerpos como damas engreídas. Sus escamas
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son grandes lentejuelas con brillo tornasol. Cuando tienen hambre, salen volando desde el agua dulce y atrapan escarabajos, arañas o cigarras. Su lengua no es un músculo blando sino un hueso rígido, áspero y puntiagudo. Los ojos vivos y la boca profundamente inclinada, casi vertical, les da un aspecto de peces malhumorados. Todas las arawanas tienen en su labio inferior dos bigotes erectos. Los biólogos las llaman fósiles vivos porque las evidencias dicen que existieron desde hace mucho tiempo, antes de los dinosaurios, cuando la tierra era una sola isla gigante, llamada Pangea, y que cuando esta se fragmentó, las arawanas quedaron en África, Suramérica, Australia, Madagascar e India, separadas por grandes fronteras de agua salada. *** Leguízamo, Putumayo. En marzo, el río Putumayo aumenta su caudal y las aguas de la cuenca del Caucaya penetran en la selva en su parte más baja, que hace parte del Parque Nacional Natural La Paya. Entonces se arruinan las madrigueras, los troncos de los árboles se mojan, las ramas acarician la corriente y las aguas traen al suelo sus hojarascas subacuáticas. En marzo, el universo de los peces se expande y tienen la oportunidad única de conquistar la tierra sin dejar el agua.
Para esta época, las arawanas machos y hembras ya han fecundado sus huevos. Lo hacen en enero y febrero, cuando las aguas son bajas. Ella esparce sus óvulos anaranjados, que pueden ser entre 100 y 300; entonces, él los fecunda y los recoge serenamente con su boca. La arawana macho dejará de comer por lo menos dos meses mientras protege los huevos. De los huevos anaranjados, que más bien parecen yemas, surgirán unos bichos acuosos con ojos y cola, que se llaman alevinos. Los bichos acuosos, pegados al huevo anaranjado, se convertirán en pececitos con barbilloncitos, aletitas transparentes y escamitas todavía no tan tornasoladas. Flotarán torpemente conectados con el huevo -cada vez menos redondo y menos pesado-. Y cuando queden libres de este, cuando lo hayan absorbido todo, su padre los dejará salir un rato a recoger alimento del agua. A los 15 centímetros de longitud, con los ojos vivos, la boca profundamente inclinada, los bigotes erectos, las aletas grises y las escamitas tornasoladas, se dispersarán en todas las direcciones para nunca volver. Explorarán la selva en temporada de aguas altas, comerán de todo, emergerán del agua para atrapar bichos, devorarán otros peces, algas y pequeños crustáceos. Sus escamas se endurecerán y sus cuerpos aumentarán de tamaño hasta alcanzar casi un metro.
15 taba, y al que no, para vestirse, ¿quién le *** iba a prohibir? Tukunare es el nombre de un pez colorido y el de *** Sabe que las arawanas que tienen un resguardo remoto, con casas de madera y techos Harold Magno ahora tiene 42 años. de zinc dispersas entre la amplitud de la noche y la las crías en la boca son de cabeza Empezó a pescar arawanas desde los once intimidad de la selva del Putumayo. La mayoría de las años y, mirando a los grandes, aprendió personas en este resguardo tienen una identidad y un grande, ojos brotados y quijada cómo coger la bolsa, la nasa, el arpón. pasado común: son indígenas Murui y sus parientes Sabe que las arawanas que tienen las crías lejanos huyeron para sobrevivir. Aquí, esto, a nadie se inflada. Las observó durante años en la boca son de cabeza grande, ojos brole olvida. tados y quijada inflada. Las observó duranHace un poco más de cien años los Murui perdieflotando a ras de agua. te años flotando a ras de agua. ron la inocencia. Tal vez, los taitas de ese tiempo lo vie–Todos se dedicaban a esa pesca busron llegar. Reunidos en la penumbra, presintieron su cando la plata y, al mismo tiempo la despaso por el río, escucharon su risotada, olieron su avatrucción de la especie porque no era solo ricia. En 1903, mientras Colombia perdía a Panamá en uno, eran 40 o 50 pescadores echándoles plomo, dánel norte, al sur, el peruano Julio César Arana instalaba doles chuzo, encerrándolas con malla. En el apogeo de arawanas y ellos, los naturalistas, las bautizaron y las su casa en La Chorrera y empezaba a oscurecer el desla arawana, sagradamente, toda la gente de Cecilia Codescribieron. En los últimos tiempos, alemanes, japotino de los indígenas Murui, Bora, Okaina, Muinane, cha, de aquí, más los del pueblo, más los peruanos, suneses, brasileños y estadounidenses se han fijado en su Andoque, Nonuya, Miraña, Yukuna y Matapí. bíamos a darle candela a esa especie. Por toda la orilla alimentación, en el cuidado que se le debe dar en cautiLa extracción de caucho convirtió en un infierno del río se encontraba campamentos y en las chambas, verio, en su distribución en el mundo y en su forma de parte de lo que hoy se conoce como Amazonas y Putu40 o 50 arawanas rebalsadas, podridas, atrancadas. saltar para alimentarse. En Colombia, organizaciones mayo. En El Libro Rojo del Putumayo, Norman ThompPero a uno no le interesaba eso. A veces, los que no como el Sinchi, Tropenbos, la WWF, Fundación Natuson cuenta que, inicialmente, este negocio estaba a carconocían iban y mataban a las que no tenían crías. Las ra y Parques Nacionales han hecho estudios sobre sus go de colonos colombianos, quienes fueron capturados mataban, las revisaban, las botaban y listo. características biológicas como también sobre su entorno y asesinados por comerciantes de la Peruvian Amazon Una vez terminaba la temporada de alevinos, los social, su comercialización y su estado de conservación. Co. Arana, dueño de esta compañía, consiguió el control pescadores seguían buscando las arawanas juveniles. En 2010, el Instituto de Investigación en Recursos total del territorio y con la complicidad de las autoridaPero un día de marzo, cuando el río Putumayo auBiológicos Alexander von Humboldt publicó el libro des de Perú erigió su monopolio y esclavizó indígenas mentaba su caudal y las aguas de la cuenca del Caucarojo de los peces dulceacuícolas de Colombia: un listapara extraer el caucho: los que torturó, persiguió y mató. ya penetraban en la selva, los pescadores se prepararon do de peces que se encuentran en riesgo. En esa lista, Los más afortunados corrieron por la selva, cruzapara arawaniar. Empezaron la lenta navegación por las aparece la arawana como una especie vulnerable desde ron ríos, huyeron y tuvieron suerte de no ser alcanzacurvas del Caucaya; extendieron carpas, alistaron ma2002, a pesar de la implementación que prohíbe que en dos. A Tukunare llegaron unos y se quedaron; pero ya no llas, nasa, arpón y escopeta; se pasearon con las lintertiempo de veda se capture y se comercialice este pez. eran inocentes: conocieron el dinero y más adelante se nas en la noche, buscaron..., y nada. Entonces se ima*** lo ganaron en los aserríos, luego quitándole la piel a los ginaron muchas cosas, por ejemplo, que los perros de El salto más grande de una arawana es de un contigres, y después en los cocales y capturando arawanas. agua las devoraron o que los taitas kichwas utilizaron tinente a otro, especialmente a Asia, donde son relacio*** el yagé, para hacerlas desaparecer. nadas con el mítico dragón por sus grandes escamas y Hace un tiempo, marzo era un mes importante *** sus dos barbillones; desde Bogotá, las arawanas son expara los pescadores de Tukunare. Cuando el río PutuSobre arawanas, Gregorio Rey sabe muchas cosas, portadas. En 2013, Tropenbos reportó que, entre 2001 mayo aumentaba su caudal y las aguas de la cuenca del pero la principal ahora es una: que ya no hay. Gregoy 2011, habían salido a 80 países y que los que más las Caucaya penetraban en la selva, era la época de arawario es acopiador, es decir, importan eran China, Estados Unidos, Taiwán, Japón niar. Es decir, atrapar al es quien recibe los peces y Alemania. Entre 1994 y 2011, se exportaron casi cinmacho arawana y sacarle Antes se sacaban 200 o 300 mil alevinos, pero el y los envía al centro del co millones de estos peces, de los cuales alrededor de las crías de la boca. país; también, se encarga 600 mil salieron de Puerto Leguízamo. Los hombres llenaban año pasado sacamos, por mucho, unos 1500. de proveer a algunos pesEl negocio de sacar arawanas del río para manlas quillas con carpas, plácadores de las cosas necedarlas a los acuarios extranjeros deja ganancias, caltano, yuca, casabe, panesarias para ir a pescar. A culadas por el Instituto Amazónico de Investigaciones la, arroz, sal, café, cigarrisu casa, que está a orillas Científicas, SINCHI, así: en promedio, en una tempollos; además, con el chuzo, del río Putumayo, los hombres llegan a buscar lo que rada un pescador vende cada alevino a 1.500 pesos y la escopeta, los cartuchos, las ligas, las bolsas plásticas, necesitan y, a su regreso, él les compra las arawanas y gana casi dos millones; el acopiador en Puerto Leguíla malla y la linterna. Salían de sus casas por uno o recibe lo invertido. Gregorio dice que ahora tiene pérzamo lo vende a 2.100 y gana cerca de 25 millones; los dos meses. Se iban felices. Entonces empezaban la lenta didas en el negocio, que los pescadores ya no traen lo acopiadores en Bogotá lo venden en entre 25 mil y 30 navegación por las curvas del Caucaya hacia las cochas que traían en otros tiempos. mil pesos y ganan más de 700 millones; y, finalmente, o lagunas: Limón Cocha, Viviano Cocha, – Antes se sacaban 200 o 300 mil alevinos, pero el los vendedores en el extranjero lo venden a 193.000 Cocha Zuleta, Mamanzoaño pasado sacamos, por mucho, unos 1500. mil pesos y podrían ganar hasta 8 mil millones. llá. Una vez allí, buscaban Toda la gente que se fue un mes, llegó *** las arawanas a ras de agua sin nada. La verdad, no se La maldición de Monaikudu no solo fue cargar con y las guardaban en la memoria sabe por sus crías en la boca. A pesar de encontrarse en un área para volver en la oscuridad. protegida, las arawanas llegaron al borde de la Cuando caía la noche, los extinción local en la cuenca del Caucaya. pescadores procuraban el silenActualmente, siguen siendo captucio y eran como luciérnagas sobre radas y exportadas. el agua. En ese entonces, el rayo de luz de la linterna les mostraba muchas arawanas, y ellos escogían las del cuerpo alargado y flaco, las que tenían los ojos brotados, aquellas con la boca brillante como el oro. Después agarraban con cautela el arpón, lo levantaban, apuntaban y lo lanzaban sin perder el equilibrio en la quilla. El asecho se volvió desesperado. Cuando las arawanas buscaron perderse en los laberintos del bosque inundado, los pescadores penetraron con sus quillas en esos laberintos, y para capturarlas se treparon a los árboles, desde donde esperaron con qué se acabaron. Indiscutiun silencio sepulcral para disparar. blemente, los pescadores las han matado, pero ellos van Después de herida, la arawana demostraba una cerca, no van lejos; ellas tienen un enemigo peor que resistencia inútil, se revolcaba hasta el cansancio hasta nosotros. La gente les echa la culpa a los lobos de agua que el mismo peso de sus crías le abría la boca. Entony también a que la secan mucho para consumo. Pónces, el pescador tenía lista la bolsa plástica para colectargale que en temporada larga haya 100 pescadores que las y contarlas. maten 500; eso no sería tanto impacto. En cambio, una En marzo, en las cochas del Caucaya, los machos arawaarawana seca pesa un kilo y de aquí salen diez, cinco, nas quedaban heridos o muertos y con sus bocas vacías. seis toneladas de arawanas adultas, ¿cuántas son? *** En todo caso, él, que es el único acopiador de cuaPróspero Cobette es Murui. Su piel es cobriza y su tro o cinco que había, sigue recibiendo arawanas, que cuerpo parece liviano. Tiene 45 años y más o menos desno vienen del Caucaya sino de Perú. Y las sigue mande los 17 salía a arawaniar en la cuenca del Caucaya. Es dando por avión desde el único aeropuerto de Puerto marzo y él no está buscando alevinos en las cochas. Leguízamo, o por carro, desde la única vía que llega Arawana dibujada por Alfred Russel Wallace en su viaje por –Digamos que desde el 10 de marzo hasta finales Río Negro, Brasil. Este es uno de los pocos dibujosque fueron hasta La Tagua, Caquetá; desde ahí hasta Villavicencio de abril nos quedábamos pescando y ‘acampamentansalvados después de que su barco se incendiara en el regreso a y desde Villavicencio hacia Bogotá. do’ en combo. No había descanso porque ahí estaba la Europa en 1852 *** plata. Caño arriba subían los compradores y pregunOsteo: hueso; glossum: lengua; bi: dos; cirrhosum: taban: “¿Cuántas tiene?”. “No, pues yo tengo 300, yo barbillones. Osteoglossum bicirrhosum (Cuvier, 1829) tengo 400, yo tengo 500...”, respondíamos. Entonces saes el nombre científico de la arawana plateada. Este texto hace parte del trabajo de grado Historias caban la cuenta y tome su plata. Y listo, ellos se traían Desde el siglo XIX, los naturalistas europeos rede una virgen violada; un dragón, una bella y los bichitos y uno se quedaba con la plata. Cuando ya corrieron el Nuevo Mundo buscando especies para los sesenta y cinco expulsados (Parque Natural uno salía de pescar, bajaba con su buen billete. Y buenombrarlas y hallarles un lugar en el orden de la cienNacional La Paya, Putumayo), asesorado por las no, nos gustaba tomar, como se dice, la pochola. La cia. En sus recorridos los indígenas les mostraron las profesoras Patricia Nieto Nieto y Rocío Polanco. mayoría de la pesca se hacía para tomar, al que le gus-
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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
Tantas veces me mataron
Fotografía: Cortesía familia Restrepo.
16 Crónica
Constanza Restrepo narra con voz propia el drama que vive su familia desde la Masacre de Segovia. Un relato descarnado que refleja las dificultades de la reparación integral y el desprecio a las víctimas en Colombia. Su historia hace parte del genocidio contra el partido político Unión Patriótica.
Javier Bergaño Arenas javier_mdc@gmail.com
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Fotografía: Cortesía familia Restrepo.
Gildardo Restrepo, uno de los hijos asesinados.
ara los Restrepo Cadavid el olvido es impoA pesar de todo sigue en pie haciendo honor a su sible. A Emilse sus heridas no le sanan desnombre. Su voz es denuncia y memoria. *** pués de veinticinco años. Las esquirlas que le Segovia ha sido de los pueblos más ricos en dejaron las balas y las granadas siguen saliendo, una oro. Algunos trabajaban en la empresa Frontino tras otra, de sus pies lacerados. La inflamación es perGold Mines, que ahora se llama Colombia Gold. sistente, pero, aun así, ella camina. Camina aunque se No era que a todo el mundo lo emplearan; el que hayan llevado, además de sus dedos, a su padre y a dos tenía rosca lo colocaban. De mi casa el único que hermanos en un mismo día. trabajó fue mi papá, estuvo muchos años en la La señora Ana Rosa Cadavid, la madre, tampoco mina y después lo pensionaron hasta el día que olvida. Tres años después de la Masacre de Segovia perlo mataron. El sueño de muchos era trabajar en la dió a Walter, su hijo menor, asesinado cuando pedía empresa porque le pagaban bien a la gente y sacajusticia. También se fue una de sus hijas, víctima de las enfermedades que se engendraron en ella desde el ban “hueveros”, como decir este poquito de oro al día en que su pueblo se convirtió en símbolo nacional escondido, y lo vendían. del horror. Eran muy poquitas las casas bonitas viendo Los Restrepo o “Carlos E”, como eran conocidos en que la gente trabajaba en las minas. No se supo Segovia, Antioquia, fueron protagonistas de un episoquién administraba. Por ejemplo, en Segovia no dio tristemente célebre de la historia de Colombia. El se ve el agua, llega cada cuatro o cinco días a las 11 de noviembre de 1988 tres camperos con paramilidos de la mañana. La gente no duerme porque tares llegaron al municipio para vengar la derrota del así éramos nosotros, “acuérdese que hoy viene el Partido Liberal y el triunfo de la Unión Patriótica (UP) agua”. Así es todavía. en las elecciones del 13 de marzo de ese año. Además de En Segovia, los conservadores quedaban por la alcaldía municipal, gobernada por Rita Tobón, la UP el piso, podía poner usted mil personas pero el que había conseguido la mayoría en el Concejo Municipal. los liberales ponían ganaba las elecciones. Todo el Los paramilitares del grupo Muerte a Revolucionamundo apoyaba las urnas y a los Restrepo era a rios del Nordeste, MRN, liderados por Fidel Castaño, los primeros que nos llamaban a las votaciones. alias Rambo, llenaron de dolor a todo un pueblo con el Como éramos muchos, todos decían “venga, voasesinato de cuarenta y seis personas, incluidas diez ten por este”, arrastrábamos muchos votos, pero mujeres y cuatro menores de edad. Otras sesenta resulpensamos en cambiarnos porque los liberales en taron heridas. tantos años no nos dieron un empleo ni nada. Más de veinticuatro años César Pérez, del Partido después, el expresidente de la Liberal, era muy de la casa y Cámara y exdiputado de Antiosiempre que iba a Segovia nos quia, César Pérez García, fue Empezaron a poner escritos visitaba. En mi casa, nos procapturado en Medellín y condemetió de todo pero no nos dio en las paredes del pueblo que nado a treinta años de prisión nada. Todo el mundo decía que por la Sala Penal de la Corte a nosotros nos debió apoyar decían: “Ya llegamos, estamos Suprema de Justicia, tras conmás por ser los que más votos siderar que su influencia fue el aportábamos, aun así mi papá acá, vamos a acabar con la “determinador” de la matanza. siempre decía: “Nunca se van Para la familia de los Restrepo a ‘voltear’, aquí todo el mundo guerrilla, con los de la UP”, Cadavid la medida es un gran tiene que ser liberal”. Nosotros avance en la lucha contra la imcrecimos fue con eso, todo el firmados por el MRN. punidad, pero no es suficiente. tiempo apoyamos al doctor PéLa reparación que esperan solo rez, hasta que llegó la Unión llegará cuando se castigue a toPatriótica. dos los culpables y cuando las Los de la UP llegaron con víctimas reciban atención en salud, acompañamiento cosas nuevas. Yo digo que todo el mundo cambió de psicosocial, indemnización económica y garantía de no color político porque los de la UP eran como del misrepetición de los hechos. mo pueblo, empezando que la alcaldesa, Rita Tobón, Constanza Restrepo, la hija menor de la familia, era también muy conocida de los de la casa y el papá sobrevivió a la Masacre de su pueblo. Ese día sus ojos de ella era muy amigo del mío. Llevaron propuestas fueron testigos de un horror que vivió en carne propia. nuevas, “nosotros ganamos y le damos empleo al que No ha olvidado, desde entonces, una serie de imágenes necesite”, “al que quiera estudiar le vamos a ayudar”, que exhiben la intolerancia, el horror y el desarraigo. “en el municipio vamos a colocar mucha gente”… Todo
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Carlos Enrique Restrepo, el padre de la familia.
el mundo optó por irse para la UP. Les dolió mucho a los liberales que los Restrepo, tan conocidos y famosos en Segovia, nos hubiéramos volteado, pero eso no era ‘voltearse´’, yo digo que este país es libre para uno hacer lo que quiera. No es como dicen que la UP era guerrilla. Votamos por las propuestas que eran muy buenas, pero no dejaron cumplir a nadie porque, cuando ganó la UP, empezaron a haber muertes selectivas y sabíamos que a los que estaban matando eran del partido, pero tampoco nos imaginábamos que iban para la casa de nosotros. Empezaron a poner escritos en las paredes del pueblo que decían “Ya llegamos, estamos acá, vamos a acabar con la guerrilla, con los de la UP”, firmados por el MRN. Jurábamos que se iba a entrar la guerrilla a darse plomo con los del Ejército, pero no sabíamos qué querían decir esas frases. Pasó el 31 y llegó el 1 de noviembre, el 2, el 3, ¡ah, ya no va pasar nada!, eso era como para hacernos dar miedo, ya la gente empezó a salir más. Después de eso también mataron, pero todo el mundo estaba como tranquilo. En el pueblo había mucha gente que no era del pueblo, gente desconocida. Iban vendiendo sombre-
17 ros, ponchos…, aparecieron venteros de toda clase. El viernes 11 me levanté con un pálpito, como si tuviera una tristeza. El día estuvo gris. Incluso me invitaron al parque y yo dije que no. Mi papá nos había dicho que le celebráramos los grados a mi hermano Walter, el menor, y a pesar de que para nosotros todo era un motivo de fiesta dijimos no, por los que trabajan, lo hacemos mañana sábado. ¿Se imagina que hubiéramos hecho un baile? No estábamos contando el cuento. Ese día mi hermano Carlos Enrique se quedó en la casa. Él estaba caviloso porque había gente rara en el pueblo. Le gustaba mucho el Reinado Nacional de la Belleza y nos sentamos a verlo en la acera. Cuando el Nissan verde pasó faltaban veinte minutos para las 7:00 p.m. Me dio como nervios porque iba muy despacio. Nos quedamos ahí sentados y el carro se siguió, ellos como que iban a empezar por La Madre, otra calle. Mi papá estaba sentado en un silla que le decíamos la perezosa. Él tenía setenta y cinco años y sufría de derrame cerebral; entonces, mi hermano Carlos Enrique y yo lo cogimos, “papá éntrese que están dando bala pa’ La Madre” y él dijo: “No, a mí qué me van a hacer yo tan viejito”, siempre lo logramos parar de la silla. Cerramos la puerta y las ventanas. Mi hermano Gildardo, el mayor, había acabado de llegar porque estaba echando una plancha, desde las dos de la mañana. Estábamos en la sala cuando empezaron a disparar. También tiraron granadas y con una hirieron a mi hermano Carlos Enrique, en toda la pierna derecha
estaban esperando que saliéramos todos, pero cuando semáforos con una coquita. Hicimos todo el proceso. entró mi mamá yo me tiré y bajé a las niñas. Mi mamá Uno tiene derecho a cuatro ayudas al año pero si nos fue la que me dio ánimo. Ella se había escondido en el dan dos es mucho, yo creo que en la Personería todo el solar. Yo no sabía que habían matado a mi hermano mundo me conoce, me mantengo haciendo derechos de mayor, Gildardo. Él era muy alto y se fue a meter depetición, como pidiéndoles limosna. bajo de una cama y no alcanzó. Una mitad del cuerpo Se nos han muerto dos hermanas esperando justicia. Yo le pido a Dios que me dé vida para ver eso, pero quedó en el comedor y la otra parte en una pieza cercaigual nunca se va a hacer justicia. Son tan culpables na, le tiraron muchas granadas. los que apretaron el gatillo como el que piensa el criMi hermana Emilse, de veintiocho años, salió hemen. El dolor no se cura ni con la pastilla más cara del rida de debajo de la cama. Cuando le vimos los pies mundo. Lo difícil de habernos venido para Medellín eran unos huecos impresionantes, y era como… (Llofue dejar el hogar de ra). Salió con los pies toda la vida. Yo hace destrozados, me dio como diez años no mucho dolor porque Mi hermano Carlos Enrique salió y se arrodilló con voy a Segovia y eso los deditos le quedaque fui porque queron pegados como de las manos en alto y les dijo: “Ya no le den más ría llevar a mi hijo un hilo, donde se los a conocer el pueblo. tocara se le caían. bala, ¿ya no lo mataron?” Las veces que he ido No bajaron came he querido venir rros, policías ni Ejérahí mismo. cito, ellos vinieron a A nosotros nos rechazó mucho la gente. No recibibajar como a las once de la noche. Dijeron que pasaron mos ayuda moral o económica, ni del Gobierno ni de la las ambulancias preguntando por los heridos; que yo familia; esta es la hora en que todavía nos hacen a un me acuerde, no bajaron. Toda la noche mi hermana lado, nos rechazan. Todavía les da miedo y nos dan la botó sangre, no la sacamos porque a mí me daba teespalda. La alegría sí se nos acabó. Es que como éramos mor de que si salíamos a buscar auxilio nos mataran nosotros…, hacíamos una fiesta y no teníamos que invia todos. tar a nadie porque estábamos todos. La casa era un sangrerío, el olor era fastidioso, muy fuerte. Sesos por aquí, los deditos y los dientes por allá.
le hicieron un hueco grande, se le abrió la piel y a mí sí me impresionó porque yo nunca había llegado a ver algo así, como el pueblo era sano... Nos gritaban: “Salgan, guerrilleros hijueputas, que ustedes son muchos”. Nos dañaron todo lo de la sala: televisor, equipo, muebles. Tiraron muchas granadas. En ese momento a mí se me borró el casete, no me acuerdo si mi hermano me haló. Tiramos a mi papá en la cama del cuarto más escondido de la casa. En la pieza estábamos mi papá, Carlos Enrique, dos sobrinas y yo, ah, y mi hermana Emilse que no sabíamos que estaba debajo de la cama. Ellos se entraron, nos violentaron la puerta, dispararon mucho, yo veía la chispa de la bala. Mi hermano Carlos Enrique me subió a un sitio alto con las dos niñas y me recosté, las cogí de la mano y ellas me miraban como diciendo: “¿Qué es esto?, ¡qué miedo!”. La cara de ellas me impresionó mucho porque no hablaban, ni lloraron, ni gritaron, solo me miraban. “Salgan, guerrilleros hijueputas. Ahí sí les da miedo. Nosotros sabemos que ustedes son de la UP”. En mi papá se enzañaron, lo volvieron trizas, tanto que el corazón en vez de estar adentro le quedó como una flor. Le dieron mucha, mucha, mucha bala. Él quedó con los ojos abiertos y pensando que no lo iban a matar. Era como si mi papá les debiera mucho. Mi hermano Carlos Enrique salió y se arrodilló con las manos en alto y les dijo: “ya no le den más bala, ¿ya no lo mataron?”, a él le dolió tanto que se les arrodilló pidiéndoles clamor y ellos no tuvieron compasión. Es duro ver a un hombre que se arrodille. Nosotras los queríamos como si fueran lo máximo. Un Día del Padre les dábamos regalos a los hermanos sin ser papás, los adorábamos. “Vos estás ahí gran hijueputa”. Le tiraron una granada y le botaron toda la cara, los dientes quedaron en el piso. A mí me cayeron los sesos y la sangre. Ellos no me veían porque yo estaba como recostada en una parte alta. Dispararon mucho. En mi casa había un perro muy bravo, se llamaba Cónsul y era de mi hermano Carlos Enrique. Fue tanto el miedo del mismo perro que no ladraba. Ellos (los paramilitares) salieron y cerraron la puerta y yo no me atreví a bajarme porque de pronto
Mi hermana Graciela dijo: “Yo pago, ¿quién me ayuda a lavar esto? No soy capaz”. Ella llorando y nadie nos ayudó. Mi hermana, con media de aguardiente en mano, era arrodillada y con la sangre en todo el cuerpo, buscando los huesos de mis hermanos y limpiando. Se fueron al hospital y mucha gente, los muertos tirados en las mangas. Eso fue impresionante, tirados como animales y cada cual decía: “Este es el muerto mío”. Los muertos de la casa se los llevaron a arreglarlos, lo que se podía porque ya estaban muy dañados. Mi hermano Gildardo botó sangre toda la noche, le tuvimos que poner una ponchera debajo de la caja porque no sé de dónde le salía tanta, él estilaba y estilaba; la gente decía que era pidiendo justicia. Al velorio fue muy poquita gente, yo respeto eso, uno sabe que tenían mucho miedo. Mientras nosotros llevábamos el dolor, el parque era caminos de sangre porque de un bar hubo muchos muertos. No nos dieron ni una flor. Llorábamos más por el dolor de que nadie nos ayudara a llevarlos. ¿Qué le hicimos al pueblo para que nos desprecie de esa manera? Vinimos a Medellín obligados porque días después nos metieron volantes debajo de la puerta, que si no nos veníamos nos mataban como habían matado a los otros. Yo me fui el domingo que los enterramos, pero mi mamá dijo que ella no se venía hasta que no apareciera Walter, el menor, que estaba desaparecido. Él apareció en Zaragoza, se fue para allá cuando se dio cuenta de lo que pasó en la casa. Quedó en un pánico tan horrible que lo llevaron al hospital y el médico dijo que si no lo veía un sicólogo se enloquecía, él mismo se iba a matar. Nosotros nos centramos en él y en Emilse. Le decíamos “Walter, la comida”, y él cogía la cuchara y se quedaba horas enteras para mandársela a la boca, le caían lágrimas al plato. Él empezó a estudiar, se fue cuadrando un poquito y bajó a los tres años a Segovia. Él dijo: “Yo voy a ir a hablar porque esto no puede quedar impune”. Habló en el parque con un megáfono, se reunió mucha gente. Lo siguieron y en Medellín lo mataron. Estamos registrados como víctimas. Una doctora nos dijo que somos desplazados y nosotros pensábamos que los desplazados eran los que se paraban en los
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Dos candidatos presidenciales, los abogados Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y alrededor de 5.000 militantes de la UP fueron asesinados por grupos paramilitares, miembros de las fuerzas de seguridad del Estado (Ejército, Policía secreta, inteligencia y Policía regular) y narcotraficantes. Muchos de los sobrevivientes al exterminio abandonaron el país.
Este texto hace parte del trabajo de grado Continuidad de la persecución, la impunidad y el proyecto político en la historia de la Unión Patriótica luego de la pérdida de la personería jurídica del partido en 2002, asesorado por la profesora Patricia Nieto Nieto.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
18 Letras
Jaime Espinel, alias “Barquillo” Para muchos, el mejor cuentista de su generación, el nadaísta más radical. Un escritor que narró el hampa de Medellín mucho antes de que se convirtiera en tema de moda.
Yeison Medina Medina comoporartedebirlibirloque@gmail.com
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aime Espinel, alias “Barquillo”, quien hereda este mote por su figura alargada, delgada y quijotesca, si se quiere y eso he escuchado de personas de cuyo nombre no es que no quiera sino que no me acuerdo, no se puede resumir en una sola palabra ni su vida ni su obra que son las mismas o, al menos, son la fusión para un cuento tanto vivencial como narrativo. La ciudad, que no es otra que Medellín con todas sus calles y callejuelas, bares de mala muerte y cafés de vida buena, el Centro con su Junín y La Playa, Manrique el barrio que lo vio nacer en la periferia nororiental cuando apenas despuntaba el sol de la década del 40 y un Nueva York que simbiotiza una ciudad cosmopolita con cocaleros y cocainómanos colombianos y bien guapos al caminar y al compás del jazz, la salsa o el tango, es esa vida y es esa obra.
Gateo por la Calle Calibre 45
Jaime Antonio Espinel Arenas, primera y última vez que lo llamaré así, nace el 29 de abril de 1940, bajo el signo zodiacal del toro –el mismo toro del viajero de Otraparte, Fernando González Ochoa–. Nace dentro de una familia de clase media y conservadora, como la mayoría de las familias de la Antioquia paisa, al nororiente de Medellín, Comuna 3, específicamente en el barrio Manrique. Para más detalles, los cuales son de gran gusto para Jaime Espinel, su casa se ubica en la Calle 70 entre las carreras AK-47 y Calibre 45 larga y pendiente. El niño, Jaime, cachetón como nunca volverá a ser –“comiéndose toda la sopita”–, crece al lado de sus padres, doña Gilma Arenas Puerta y don Eduardo Espinel Piedrahíta, hasta los 9 años, edad en la que Jaime pierde a su madre, a quien amaba con amor inmensurable de hijo consentido y de quien aprendió a cantar y a escuchar música e historias cuando se reunían las tías y tíos maternos y la misma doña Gilma en la sala de su casa a cantar bambucos y tangos de Libertad Lamarque, a rasgar el tiple y la guitarra. Cantante ella, sembró en Jaime, antes que cualquier encuentro con los nadaístas o antes de cualquier poema publicado en 1963, el germen artístico y la musicalidad siempre presente en su modo de narrar y de llevar la vida. Sus personajes, por su parte, calentones y calenturientos de barriada, aparecen desde el mismo momento en que el gran atisbador que es Jaime observa por la ventana o desde la puerta de su casa el caminar altivo y donjuanesco de los bandidos de nombre que
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viven en un barrio que muta, paulatinamente, de clase lo que pensaba media a popular con el arribo de los primeros desplazaFernando González, “¡Morir! dos por la mal llamada época de “La Violencia” en CoDigan lo que lombia, pues ¿cuándo no ha sido violento este puto país? dijeren, uno Jaime Espinel en la entrevista hecha por Víctor vive para moBustamante para la edición número 7 de la revista Barir, uno vive bel, dedicada en profundidad al escritor, decía sobre su muriendo Manrique: con una Cuando recrudeció la Violencia empezaron las migramezcla ciones de Manrique y el barrio principió a cambiar […] de plaEstaban los bandidos: el Pote Zapata que se movía entre cer y de Manrique y Campo Valdés, el Mono Trejos que está en angusruina en este momento […] Antonio “Toñilas” era otro y tia, y al final, va quedando sólo ésta”, donde ésta es había otro que mataron en Pereira y era de aquí: “Pistola ambientación densa y reinante en una ciudad homicho”; había otro al que le ordenaron capturar a Tartarín cida, en una ciudad donde la muerte y sus gamberros Moreira. ¿Cómo se llamaba ese bandido que vivía en Resacechan a los viandantes. trepo Isaza? “El almuerzo sangriento que comía el país era neNo lo sé y él no se acuerda en aquella entrevista cesario pero doloroso y fácil”, sentencia uno de los perdel 2005. Lo que sí es que alias “Barquillo” encuentra sonajes de alias “Barquillo” en el cuento “En el velorio” atracción en las vidas azarosas del hampa. Los bandide Manuel Punción. dos y su evolución en Almuerzo que el delinquir, inmeraún se sirve caliensos en una ciudad “De este modo, Jaime Espinel, aún, se va de su tico por estas mesas que se va sumiendo antioqueñas y coy articulando en fecasa a vivir con sus abuelos maternales. Empieza a lombianas. Además, nómenos delictivos con la sobremesa más graves, como fumar Piel Roja a sus 14 años y andar la calle desde que Jaime Espinel los que ahora conollama “doloroso y cemos y llenan las el oriente manriqueño hasta el sur itagüisense”. fácil”, pues la época páginas amarillas no homicida de la que telefónicas de los pehabla alias “Barquiriódicos y las novelas llo”, y que aún se y telenovelas sicaresvive por este asfalto y por ese campo, se acompaña con cas, son en Jaime el referente de lo que realmente es sevicia e impunidad nacionales. Y es éste, precisamenMedellín, una ciudad bajo el alba negra que se desmiemte, uno de los frentes, sólo uno, en el que la obra de bra día a día sin importarle –o parece no importarle– a Jaime Espinel cobra mayor relevancia para Medellín nadie, pintoreteada con trajes de oropel y con maquillaje y para la literatura de este país de bananeras paramiLuz Verde. litarizadas y cafeteros en ostracismo; es decir, la obra En el prólogo redactado para el libro Ogost (2005), de Jaime Espinel construye memoria desde el solo hedel pintor ocañero Augusto Peinado, Jaime Espinel decía: cho de que su ciudad, Metrallín, es una ciudad real no La buena fe se encuentra cuando uno excava entre ficcionada (no es redundancia), es una ciudad que es los canjilones del alma para exponerse con su obra ante nombrada desde sus barrios, calles y callejuelas; bares, los demás y, al publicarse, recaba el creador sobre el único cafés y cantinas; seres reales, de carne y hueso en el infinito que nos duele a todos y es cómo pintar un país papel, que extienden su vida a través del cuento, que su en el que todo ocurre y nada pasa, en el que todo pasa y vida es Vida que trasciende la anécdota y su Muerte la nada ocurre? nota de una crónica roja. Sus malandrines son amantes En alias “Barquillo”, la muerte que es natural, del amor y de la música. Van al estadio a alentar al que es un momento más en la vida, es, a la par de
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Verde o al DIM. Hijueputean o gustan ver culitos tongoneadores por Junín, Juanambú, La Playa, La Oriental, Ayacucho, Pichincha o Maracaibo porque no son ningunos “señoritos”. Beben aguardiente, fornican, fuman, bailan tango y escuchan jazz pues la vida hay que pasarla en algo. Piensan. Juegan billar y sí que son ruidosos como las carambolas de Gonzalo Arango a las dos de la madrugada. [1] Sus seres, noctámbulos en su mayoría, no dejan dormir a esta Medellín en el letargo y el olvido por el simple hecho de que son la misma ciudad, son el espíritu de la fachada del progreso. “No fueron farras, fue una sola farra continua desde septiembre hasta principios de diciembre, días de tener dos y tres mil pesos entre los bolsillos, días de sentar a seis amigos con sus putas para que se divirtieran y bebieran y picharan de cuenta mía, de bolsillo mío porque yo siempre he dicho que la “No hubo un solo día en el que no plata no se hizo para que dure”, me pegaran ni una pela y sin motidice Jay Jimmy Jara, el personaje principal del cuento “Esta semavo. A mi hermano lo castigaban y lo na me halará la mano”, quien se divierte en una ciudad pacata a casa de Magola Giralmontaban al tejado”. que brilla por su asepsia o, en do y su papel siempre palabras de “Barquillo”, en una asustador en cualquier ciudad “… tan limpia como Mecuento infantil: la madellín o una tacita de plata: no drastra. Asimismo, la huellas, no nothing”, que no pasa nada de nada. llegada de “un par de tías sádicas paternales” traídas de San Jerónimo, que después de cada rosario matinal Los cachetes rosados de Jaime no perdonan la pela diaria, sin maldad alguna cometiDespués de morir doña Gilma, la mamá de Jaime, da, sobre las nalgas del niño Jaime que durante cinco del niño cachetón y rozagante, don Eduardo, corredor años ve cómo su cara ha enflaquecido y su nalga ha de bolsa, toma las riendas de la familia Espinel Arenas. tomado el color de sus cachetes de antaño. Jaime, Luis Eduardo y Cecilia, los niños de la casa, Al respecto de esta historia, Jaime Espinel le contalos hermanitos esba a Víctor Bustamante: pinelilludos, ven […] Todavía están vivas. Esas tías vivieron cinco cómo algunas años con nosotros. No hubo un solo día en el que no me cosas cambian pegaran ni una pela y sin motivo. A mi hermano lo castien su hogar, engaban y lo montaban al tejado. Por eso me fui para donde tre ellas, la mis abuelos que ya están muertos. Ellos vivían en Manentrada rique y en Itagüí. …Y sobre la relación con su madrastra: “A mi hermano menor no le tocó una relación tan dura con mi madrastra; yo sí sabía lo que era. Se llamaba Magola Giraldo. Con mi padre adoptaron una muchacha a quien no conozco, ni recuerdo cómo se llama pero no tuvieron hijos”. De este modo, Jaime Espinel, aún, se va de su casa a vivir con sus abuelos maternales. Empieza a fumar Pielroja a sus 14 años y andar la calle desde el oriente manriqueño hasta el sur itagüicense. Estudia en el bachillerato de la Universidad de Antioquia, al frente de la Plaza de Flórez, en el centro de la ciudad, es Boy Scout, escribe obras de teatro para el grupo de niños excursionistas, ve jugar al Deportivo Independiente Medellín en la cancha de San Fernando, frontera Medellín-Itagüí. Y, a veces, en sus ratos libres, se le pasa por su cabeza una cantidad abrumadora de ideas que en años poblarán sus cuentos, tanto orales como escritosñ. Entre estas, por qué mi papá me quitó el verraco violín, ¿será que soy un loco o un demasiado cuerdo? (que sería una locura mayor), por qué mi mamá era tan bella, qué es ser un paisa, por qué las rolas son tan feas, si mataron a Gaitán en este anquilosado país es por algo, ¿o no?, y por qué no dejo de mirar ese par de tetas, ¡qué atisbador soy!, mientras fumo. Jaime, larguirucho ya, manilargo, huesudo y con una mirada de hombre lunático que busca las palabras en el aire, encontrándolas y volviéndolas chicuca, camina erguido y como danzante sobre cada una de las soberanas carreras que componen este Valle de Lágrimas: Palacé y Ayacucho, Carabobo y Boyacá, Pichincha y su amado Junín son tintiadas, fumadas y leídas por alias “Barquillo”, son espacios vitales de la ciudad, piensa Esquinel en una esquina, ignorados por la monótona vivencia del ser común, fuma, toma un tinto, pero no por un adolescente que huyó de un par de ñolas con enaguas y de una
Ilustraciones: Manuela Vanegas Valencia
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Dibujo a lápiz: Jesús David Montoya
enfermedad que pareciese que también hubiese venido desde San Jerónimo con sus tías: Hebefrenia. Yo era un estudiante adelantado de violín en Bellas Artes […]. Cuando mi mamá se murió, mi papá me cayó encima y me dijo que esos eran unos bohemios y me pidió el violín y esto me causó problemas en la infancia. El doctor Eduardo Vasco, que tenía el consultorio en Maracaibo, era mi médico. Estuve por ahí un año, como entre los doce y los trece, completamente perdido. En esa época se llamaba Hebefrenia, que es locura precoz. Perdí la memoria y estuve en el sanatorio de Vasco, en La Estrella, durante seis u ocho meses. [2] En ese lugar, más al sur de donde jugaba su DIM, más al sur de donde vivían sus abuelos, Jaime “el señorito”, en medio de perros, patos, caballos, toboganes, jueguitos infantiles, una laguna mental más grande que el Titicaca, un violín en la inconsciencia y el cielo roto de La Estrella –nunca tan roto como el Caldas de Ciro Mendía, eso sí–, se acerca a lo que podrían ser sus primeras lecturas. De la mano del doctor Vasco Gutiérrez, un loco que hacía parte del grupo de Los Panidas, conformado por los siempre odiados y guayaquileros de la época Fernando González, León de Greiff, Ricardo Rendón, Pepe Mexía, Jorge Villa Carrasquilla, Tartarín Moreira, entre otros, Jaime lee El conde de Montecristo y La trágica noche del Cerro Negro, que es, según el mismo Jaime, una novela de chicos scouts, y así uno entiende el porqué de su reclutamiento en la compañía de soldaditos de Robert Baden-Powell. Ya Jaime afuera, dejando a Hebefrenia al cuidado del doctor Vasco, se sumerge en su nueva locura, la literatura. Hambre, del escritor noruego Knut Hamsun – prestado por su vecino José Posada, en Manrique–, y las novelas de Balzac, de Proust y de Montherlant, prestadas también con carácter devolutivo por uno de sus tíos, son las patadas y brazadas iniciales de Jaime por las profundidades de la literatura y, en especial, de la narrativa; llevándolo hasta las honduras de su Metrallín y del innombrable grupo por la gente bonita y la iglesia medellinense, el Nadaísmo.
1. Gonzalo Arango, en su Manifiesto de los Camisas Rojas, decía: “[El Camisa-roja es] ruidoso como una carambola a las 2 de la mañana […]”. 2. Espinel, Jaime. Entrevista realizada por Víctor Bustamante. Revista Babel, número 7. pág. 9, 2006.
Este texto hace parte del trabajo de grado Jaime Espinel: la tinta cortante que canta desde el hampa, asesorado por el profesor Gonzalo Medina Pérez.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
20 Efeméride En esta tercera y última entrega, revivimos los minutos después del asesinato de JFK, y cómo el vicepresidente, Lyndon B. Johnson, se vio obligado a asumir el mando. Momentos que cambiaron la historia de los Estados Unidos. Una traducción realizada por el profesor Édgar Picón, de la Escuela de Idiomas de la Universidad de Antioquia, basada en el libro de Robert A. Caro, publicado originalmente en la revista The New Yorker. Un homenaje tras los 50 años de la muerte de Kennedy.
El día en fue asesinado John F. Kennedy (III)
Existen varias teorías sobre el asesinato de Kennedy. Una de ellas involucra al mismo vicepresidente, pues se rumoraba que Kennedy estaba considerando despedir a LBJ como vice-presidente para las elecciones de 1964.
( ) Lady Bird, empujada detrás
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ohnson todavía no podía ver lo que Youngblood estaba mirando. En el momento en que el tercer disparo se escuchó, algo gris parecía haber salido de la cabeza de Jack Kennedy. Luego su esposa, con su sombrero y su traje rosado, que parecía de pronto tener parches de algo oscuro, trataba de treparse sobre el baúl de la limusina, y regresaba gateando dentro del auto donde su cabeza se inclinaba sobre algo que Youngblood no podía ver. Unos instantes después del primer disparo, uno de los agentes que iba en el Queen Mary, Clint Hill, había saltado sobre el baúl de la limusina en el momento en que esta aceleraba agarrándose de uno de sus mangos. Ahora estaba tendido en cruz a lo largo de la cajuela sobre el vehículo en marcha, pero alcanzó a levantar la cabeza y miró dentro del asiento trasero. Volteándose hacía el carro que lo seguía, hizo un gesto con el pulgar hacia abajo. Tendido en el piso del asiento trasero con Youngblood aún sobre él, Johnson preguntó qué había pasado. Youngblood dijo que “el Presidente debe haber sido herido”, que iban para el hospital, que no sabía nada, y que quería que todos se mantuvieran agachados, hasta que él averiguara. “Está bien, Rufus”, dijo Johnson. Un reportero que le pidió a Youngblood después describir el tono de la voz de Johnson resumió la respuesta del agente en una sola palabra: “Calmado.” Un momento después, la voz en el radio de onda corta le dijo a Youngblood que se dirigían al Hospital Parkland Memorial y el agente, levantando la voz sobre el ruido del viento y las sirenas de la policía, le dijo a Johnson qué hacer al llegar: tenía que salir del auto y entrar en un área que el Servicio Secreto pudiera mantener segura, sin parar por ninguna razón, ni siquiera para averiguar qué le había pasado al Presidente. “Quiero que usted y la Señora Johnson se mantengan tan cerca como puedan de mí y de los otros agentes,” dijo. “Vamos a entrar al hospital y no nos vamos a detener por nada ni nadie, ¿entienden?”. “O.K., socio, entiendo”, dijo Lyndon Johnson. Hubo otro chirrido al cruzar a la izquierda sobre la rampa de entrada de la Sala de Emergencias del
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Parkland, y luego los frenos fueron pisados tan fuerte que Johnson y Youngblood fueron lanzados contra el espaldar del asiento delantero. Youngblood se levantó: tomando a Johnson por los brazos lo haló con fuerza sacándolo del auto. Había hombres del Servicio Secreto por todas partes, policías por doquier, armas dondequiera. Johnson dijo luego que había sido empujado dentro del hospital tan rápido, con los hombres a su alrededor bloqueando su vista, que ni siquiera había visto el auto del Presidente ni lo que había dentro de él. Lady Bird, empujada detrás de él por su propio cordón de agentes, había visto “un bulto rosado, igual que una pila de flores, tendido sobre el asiento trasero. Creo que era la Señora Kennedy tendida sobre el cuerpo del Presidente”. Johnson era llevado apresuradamente, las manos de los agentes sobre sus brazos, a lo largo de los pasillos del hospital, volteando a derecha e izquierda; sus protectores buscaban un cuarto seguro. Luego él y Lady Bird se encontraron contra una pared vacía sin cortinas, en la parte de atrás de un cubículo lejos de la puerta de una habitación. Alguien trajo dos sillas plegables al cubículo, y Lady Bird se sentó en una de ellas. Lyndon Johnson permaneció de pie con su espalda contra la pared. Él sabía que los congresistas tejanos que habían estado en la caravana debían estar cerca y le pidió a Youngblood que los encontrara. Homer Thornberry fue traído y luego Jack Brooks. El asistente de Johnson Cliff Carter entró y le entregó un recipiente con café. Y luego, durante largos minutos nadie entró. Johnson permaneció calmado todo el tiempo, según Thornberry, cuando se le pidió describirlo en el hospital: “Muy calmado. Todo el tiempo estuvo igual de calmado”. Emory Roberts, subalterno de Roy Kellerman, el jefe interino del Servicio Secreto de la Casa Blanca, entró y dijo que había visto a Kennedy y que “no creía que el Presidente pudiera lograrlo” —y que Johnson debería dejar el hospital, ir al Air Force One, y partir hacia Washington. Youngblood estuvo de acuerdo.
de él por su propio cordón de agentes, había visto “un bulto rosado, igual que una pila de
flores, tendido sobre el asiento trasero. Creo que era la
Señora Kennedy tendida sobre el cuerpo del presidente”.
“Deberíamos irnos inmediatamente,” dijo. La palabra “conspiración” flotaba en el aire. El Servicio Secreto quería llevar a Johnson fuera de Dallas, o al menos al avión, el cual, a su manera de ver, sería el lugar más seguro en la ciudad. Pero Johnson no estuvo de acuerdo. Nadie le había dado todavía ninguna noticia definitiva sobre la condición del Presidente; nadie había hecho aún, en aquella pequeña habitación, ninguna declaración explícita. No partiría sin el permiso del personal del Presidente, dijo, preferiblemente del miembro del personal en Dallas que era más cercano al Presidente: Ken O’Donnell. Y no hubo todavía, durante minutos que parecieron demasiado largos, ninguna palabra definitiva. Lyndon Johnson todavía permaneció contra la pared de aquella pequeña habitación, su esposa sentada a su lado, dos o tres hombres a cierta distancia, de pie, en silencio u ocasionalmente susurrando entre ellos, “siempre allí estuvo Rufe,” dijo la Señora Johnson. Luego, a la 1:20 p.m., O’Donnell apareció en la puerta y atravesó el cuarto hacia Lydon Johnson, y, al ver la “cara afligida de O’Donnell, que lo quería tanto,” Lady Bird lo supo. “Se ha ido”, dijo O’Donnell, al trigésimo sexto Presidente de los Estados Unidos.
21 que Lyndon Johnson hizo durante la comunicación telefónica. Razones objetivas y racionales pueden explicar por qué Lyndon Johnson llamó a Robert Kennedy. Uno de los propósitos era obtener una opinión legal sobre un asunto de la política de gobierno y Kennedy era el oficial legal en jefe del país. Y, habiendo sido tomada la decisión de tomar el juramento, la redacción de éste era necesaria, y estaba también el asunto de quién estaba legalmente empoderado para administrarlo, y estas informaciones se podrían obtener de la misma fuente. Y había razones John F. Kennedy fue asesinado en Dallas, Estados Unidos, a las estratégicas para llamar a Bobby. 12:30 p.m. del 22 de noviembre de 1963. Aun en esta primera hora después de la muerte de John F. Kennedy, Lyndon Johnson parece haber tenido sentimientos que lo atormentarían por el resto de su vida —sentimientos entendibles en cualquier hombre que hubiera sido puesto en la Presidencia, no “Se ha ido”, Ken O’Donnell dijo. Y “justo en ese que hubiera visto”—Air Force One-. Las escaleras de a través de una elección sino de una bala asesina, y instante”, Homer Thornberry diría luego de Johnson, entrada a la puerta trasera y a los alojamientos presisentimientos exacerbados, en su caso, por el contraste, “él tomó el mando”. Lo que pasó por la mente de Jodenciales estaba colocada, y él y Lyndon Johnson prácy lo que él sentía era la visión del mundo sobre el conhnson mientras estaba allí parado nunca lo sabrá la ticamente subieron corriendo. traste entre él y el presidente que iba a reemplazar. Rehistoria. Lo único claro es que si, durante esos largos Si la frialdad y la decisión bajo presión eran comcordando sus sentimientos años después, dijo que, aun instantes de espera, estaba tomando decisiones —este ponentes del carácter de Lyndon Johnson, sin embargo, después de haber tomado el juramento, “para millones hombre con el instinto para decidir, el deseo de decihabía, como siempre con Johnson, otros componentes de americanos yo seguía siendo todavía ilegítimo, un dir— para cuando O’Donnell habló y la espera terminó, contratantes. Aunque consciente de las consideraciones hombre desnudo sin cubierta presidencial, un pretenlas decisiones ya se habían tomado. establecidas contra cualquiera que entrara al cuarto diente al trono, un usurpador ilegal”. O’Donnell y los agentes del Servicio Secreto insisPresidencial, que debería permanecer “estrictamente Él quería algo más de los Kennedy y también lo tían en que debía dejar el hospital y volar de regreso para el uso de la Señora Kennedy”, como le había insobtuvo. Ningún otro gesto haría más para legitimar a Washington inmediatamente. La posibilidad de una truido a Youngblood, había surgido otra consideración. la transición a los ojos del “conspiración” era inminente, porque Johnson se enteTenía llamadas telefónicas mundo que la asistencia a la ró, seis miembros del gabinete —incluyendo el Secretapor hacer incluyendo una ceremonia de su juramento rio de Estado, Dean Rusk, y el Secretario del Tesoro, de naturaleza particular“Para millones de americanos yo seguía de la viuda del Presidente Dougas Dillon— junto al secretario de prensa de la mente delicada, y él quería anterior. Esto demostraría Casa Blanca, Pierre Salinger, no estaban en Washingprivacidad mientras las siendo todavía ilegítimo, un hombre destambién continuidad y eston sino en un avión, en ruta a una conferencia en hacía. Caminando frente tabilidad. Sus esfuerzos fueJapón. Los tiros al Presidente se habían disparado en a Marie Fehmer, secretaria nudo sin cubierta presidencial, un pretenron casi arruinados al inicio un momento en que el gobierno de los Estados Unidos de su asistente ejecutiva por un momento de incoestaba inusualmente vulnerable. Pero Johnson tomó Liz Carpenter, y a Youngdiente al trono, un usurpador ilegal”. modidad. Mientras él hacía una decisión diferente —y la anunció tan rápido como blood —quien había dicho llamadas, no sólo a Bobby si ya hubiera pensado en todas las opciones. Mientras que no se separaría de él Kennedy sino también a sus O’Donnell lo presionaba para dejar Dallas, le pregunhasta que el avión estuvieasistentes administrativos, se escucharon martilleos en tó: “¿Bueno, y qué hay de la Señora Kennedy?”, y cuanra en el aire— entró al cuarto de los Kennedy, cerró la el compartimiento del lado. Cuando Fehmer salió al do O’Donnell le dijo que ella estaba decidida a no dejar puerta, se quitó el saco de su traje, y se tendió sobre corredor preguntó lo que era, un miembro de la tripuel cuerpo de su esposo (en ese momento ella estaba de una de la camas. Y estos otros componentes fueron delación le dijo que estaban removiendo seis sillas para pie, horrorizada y en silencio, en un corredor fuera del mostrados también por la identidad de la persona a hacer espacio al ataúd de bronce de Kennedy que estacuarto en el cual el cuerpo estaba tendido), y que Joquien la delicada llamada se hizo y por las preguntas ba a punto de ser llevado a bordo por la puerta trasera, hnson debía volar de regreso sin ella, mientras ella y seguido de Jackie y de los asistentes de Kennedy. los asistentes de su esposo lo seguían en otro avión, Cuando la Señora Kennedy abrió el compartimienJohnson dijo que él no iba a hacer eso —que la llevato, encontró a Lyndon Johnson. “Fue un momento ría con él de regreso en el mismo avión. muy embarazoso”, recordaría Fehmer. Un momento después otra decisión tenía que Más tarde, cuando Johnson hubo hecho totomarse. Malcom Kilduff, el secretario de prensa dos los arreglos necesarios para ser juramentado del viaje a Texas, entró al cuarto para pedirle a Joallí mismo, todavía faltaba una testigo, la más hnson permiso de anunciar la muerte de Kennedy importante. Como recordará la Juez Hughes, él a los corresponsales de prensa que esperaban en el le dijo que “la Señora Kennedy deseaba estar preaula de clases de las enfermeras. “Él reacciono de sente y la esperarían. A O’Donnell y O’Brien les inmediato”, Kilduff recordaría. “No”, dijo, “creo dijo: ¿Quieren preguntarle a la Señora Kennedy que es mejor que yo salga de aquí y regrese al avión si quisiera estar con nosotros?’”. Al no obtener antes de que usted lo anuncie. No sabemos si esto respuesta de ellos, la mirada que les lanzó era su es una conspiración mundial, si están tras de mí vieja mirada, los ojos ardiendo de impaciencia y también…. Simplemente no sabemos”. rabia. “Ella dijo que deseaba estar aquí cuando yo Apresuradamente —sin correr, puesto que esto tomara el juramento”, le dijo a O’Donnell, “¿por llamaría la atención sobre ellos, más bien caminanqué no va a ver qué la está reteniendo?”. Cuando do tan rápido como podían— abandonaron el hosO’Donnell, obedeciendo su sus órdenes, fue a la pital. Mientras avanzaban por las calles de Dallas, habitación de la Señora Kennedy y le preguntó si Lady Bird, quien seguía a Johnson en un segundo quería estar presente en el juramento, ella dijo: carro, vio en lo alto de un edificio una bandera a “Creo que tengo que hacerlo. A la luz de la histomedia asta: “Creo que fue la primera vez que la ria, sería mejor si estuviera allí”. inmensidad de lo que había ocurrido me golpeó”. El juramento estaba hecho. Bajó su mano. Y luego estaban sobre el pavimento de Love Field y Lyndon Johnson asumió el cargo de Presidente, después del asesinato de “Viajemos ahora”, dijo Lyndon Johnson. Youngblood recordaría, “de improviso, allí frente a John F. Kennedy, en el avión que trasladaba los restos de éste desde Dallas. nosotros estaba el más grande aviso de bienvenida
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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
22 Perfil
La crónica del revolucionario Arquitecto, urbanista, escultor, pero ante todo muralista, el maestro Pedro Nel Gómez sigue siendo una referencia fundamental para la plástica colombiana. Un artista que entendía su obra como un compromiso social.
Juan David Ortiz Franco Juandof77@gmail.com
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l 28 de enero de 1935 se desprendió sobre la concurrencia y en plena inauguración una parte del techo del Teatro Alcázar. Ocho personas murieron, entre ellas, Jaime Barrera Parra, jefe de redacción del periódico El Tiempo en Medellín, considerado entonces uno de los cronistas más destacados del periodismo colombiano. Había llegado a la ciudad apenas un año atrás y en pocos meses se las arregló para meterse en las casas de las personalidades más reconocidas de la sociedad antioqueña de la época. Se relacionó con los círculos intelectuales de la región y junto a ellos recogió en sus relatos las miradas que construyen un cuadro de costumbres que, como homenaje póstumo, fue publicado por el gobierno departamental en 1936 con el título de Panorama Antioqueño. Una de esas casas era la de un hombre que, según decía el mismo Barrera Parra, era León Trotsky pero se llamaba Pedro Nel Gómez. “La personalidad del Trotsky antioqueño, que se complementa dentro de él con el hombre íntimo, el del hogar, el del café, el del charladero, es uno de los más bellos casos de mística que se pueden registrar en Colombia”, escribió el cronista en uno de sus relatos. Producto de sus conversaciones en el lugar que es en la actualidad la Casa Museo Pedro Nel Gómez, en Aranjuez, el periodista describía al artista como “uno de los pocos revolucionarios de verdad que hay en este país de patriarcas”.
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El fresco
El panorama del país de patriarcas y de pocos revolucionarios fue el que Pedro Nel Gómez encontró intacto en 1930, cuando regresó de Europa luego de un viaje de estudios que inició con unos pocos dólares y el relativo reconocimiento que ganó con algunas exposiciones durante su primera etapa de formación después de terminar su carrera de ingeniería civil. Regresó gracias a un préstamo que le ofreció el Instituto de Bellas Artes a cambio de vincularse como profesor de la Escuela de Pintura. Era la época en que, con Enrique Olaya Herrera, se daba inicio a la República Liberal, un momento de transición pero marcado por la herencia del país fundado en la Constitución de 1886 y por las ideas de la Hegemonía Conservadora que gobernó a Colombia durante más de 40 años. Fue la década en la que surgieron muchas de las figuras que serían determinantes en la confrontación bipartidista que se desencadenó en los años 40 e influenció el mapa político y social del país hasta el Frente Nacional. Finalmente fue un periodo de retos, transformaciones y cuestionamientos para el arte colombiano. Cambios en los que Pedro Nel Gómez tomó parte. Así lo explicaba en sus propias palabras, según Carlos Jiménez Gómez en el libro Pedro Nel Gómez habla de sí mismo: Toda la primera época de mi regreso a Colombia fue muy difícil para mí. Estaba necesitando muros que pintar y el país no tenía la sensibilidad que requería esta clase de audacias. La sociedad colombiana empezaba a agitarse al impulso de una serie muy compleja de conflictos hasta entonces latentes, pero que fueron, uno a uno, aflorando,
para desencadenar una crisis generalizada de grandes proporciones. En 1937, el edificio donde se encuentra hoy el Museo de Antioquia fue inaugurado como el Palacio Municipal de Medellín. Pedro Nel Gómez fue el encargado de la decoración interior del edificio, incluyendo el despacho del alcalde en donde pintó cuatro frescos que, según dijo en una entrevista para el periódico El Correo, en agosto de 1950, “representan, en unidad, la vida del pueblo antioqueño”. A principios de la década de 1950, un nuevo inquilino del Palacio Municipal, el alcalde conservador José María Bernal, decidió enfrentar las licencias que se habían tomado los liberales que habían ordenado la construcción del edificio y mandó a cubrir los frescos para garantizar la comodidad moral de las visitas que llegaban a su despacho. El corresponsal en Medellín del periódico Vanguardia Liberal de Bucaramanga, en su edición del dos de septiembre de 1950, registró así la noticia: El alcalde manifestó a este corresponsal que aducía para ello tres razones: que el detonante colorido de los cuadros perturbaba constantemente el trabajo en su oficina, distrayendo la atención de sus subalternos y por lo tanto quitando rendimiento; que el tipo de desnudo que ofrecen los frescos no agrada a todo el mundo y por último que son desnudos demasiado bruscos. Además, dijo, a la alcaldía va toda clase de personas: señoras, señoritas, niños y sacerdotes, quienes se sienten heridos ante tales pinturas. Agregó el burgomaestre: ‘hasta para la conveniencia de los murales es oportuno taparlos’.
23 Pero en 1958, para confirmar el vaivén de la políEl trabajo meticuloso en los disetica nacional y sus efectos locales, otro alcalde, Rafael ños de Pedro Nel Gómez, el arquitecto, Betacourt Vélez, decidió destapar definitivamente los fue la primera etapa del proyecto que murales y archivar las cortinas de Bernal, argumentantardó más de cuatro años. Después de do que la obra debía estar expuesta al público por su terminados los bloques, fue el mismo valor artístico. Pedro Nel Gómez, el pintor, el encargaSegún Álvaro Medina, en el libro El arte colombiado de los frescos de la cúpula en el Aula no de los años veinte y treinta, las pinturas murales al Máxima del bloque M5 y de los que cufresco de Pedro Nel Gómez en el Palacio Municipal de bren el interior del pórtico que mira de Medellín demuestran que durante ese periodo surgía frente a la ciudad, en el M3. lentamente en Colombia un ambiente político propiEsa fue razón suficiente para que cio para la pintura mural. Ese momento, que llegó de Carlos Correa asegurara incluso que forma tardía en comparación con lo ocurrido en otros Pedro Nel Gómez merecía ser considepaíses de América Latina, fue un escenario fértil para rado “renacentista” pese a estar ya bien una expresión artística que, según el mismo Medina, entrado el siglo XX. “evoca dos ideas inseparables: por un lado, un moviPedro Nel es un humanista: una cúmiento político y social de raigambre popular; por el pula decorada con 200 metros cuadrados otro, agitación revolucionaria”. de pintura al buon fresco, como HomeCon el mural, se expresaron los temas más agudos naje al Hombre, es título suficiente para de protesta social en América Latina y se aportaron llamarlo humanista; y si dicha cúpula elementos a la creciente discusión sobre los alcances poha sido construida por el mismo hombre, líticos del arte y el compromiso social que para algunos y las esculturas pétreas que la precede sectores debía asumir con su entorno. fueron talladas por el mismo artista, Según Medina, México, en medio del clima de la entonces podemos también denominarlo Revolución, le había separado un espacio al creciente renacentista (…) Pero si la obra de Diego movimiento de la pintura mural. Alfonso López PumaRivera es pictórica, la de Pedro Nel en rejo, en calidad de presidente electo de Colombia, visitó cambio es arquitectónica, escultórica y ese país y destacó “el potencial creador del ciudadano pictórica, realizando así el milagro de la mexicano común y corriente”. integración plástica que con tanto ahínco buscamos y que Jorge Zalamea, citado también por Medina, exalya habían logrado los renacentistas. taba la obra de Diego Rivera, que además de sus temáticas y su desarrollo estético constituye una muestra Humanismo urbano del interés institucional que surgía en México por inteLa Facultad de Minas fue entonces el lugar que grar la arquitectura y las artes en los edificios públicos: conjugó, en un primer momento, la obra de Pedro Nel “Tres días después de nuestro arribo a México –escriGómez en distintos frentes; pero, al mismo tiempo, fue bió–, el pasmo nos detenía al pie de los frescos de la Seel antecedente de una preocupación por la forma de cretaría de Educación Pública. Un mundo nuevo y una asumir el territorio de la ciudad y su relación con la canueva pintura se nos ofrecía sobre aquellas paredes, lidad de vida de quienes la habitaban. Tal vez una idea en las que comprendió el pintor para el futuro toda la que sonaba bastante paquidérmica para una ciudad historia de una raza y toda la psicología de un pueblo”. que se transformaba en una carrera contra el tiempo. Esa nueva pintura fue la misma que llegó en maLa idea de “humanismo urbano” recoge su concepnos de Pedro Nel Gómez a los edificios públicos de Meción de ciudad. Como lo afirma el profesor Luis Fernandellín. Se experimentaba por primera vez en Colombia do González, se trataba de “una estética que se volcaba con la posibilidad de que los a lo público, al servicio de temas de la pintura mural la ciudad y sus habitantes, se integraran al espacio arlo cual partía de su misma Finalmente fue un periodo de retos, transquitectónico en medio de las condición ideológica que lo preocupaciones encontradas llevó a militar en la izquierformaciones y cuestionamientos para da liberal; de esta manera que despertaba esa posibilise pueden entender desde dad en algunos sectores de el arte colombiano. Cambios en los que sus proyectos murales hasta la vida política e intelectual sus propuestas urbanísticas, del país. Pedro Nel Gómez tomó parte. pasando por la arquitectura Sin embargo, la acogida urbana”. por la técnica que expresaFernando Viviescas, arron los liberales contrastó quitecto de la Universidad Nacional, retoma esa idea con el rechazo recalcitrante hacia el muralismo y en y dice que “El Maestro, como pocos, entendió que una especial hacia la obra de Pedro Nel Gómez por los secnueva sociedad siempre se merece un espacio bello y tores más tradicionalistas del arte y la política colomamable para poder conformarse completamente. Es debiana. Esa postura, que se expresaba con escándalo por cir, vio que la arquitectura era necesaria para dignificar las temáticas y las características estéticas del muralisesa existencia y su convencimiento de la capacidad humo, tuvo mucho más eco. mana e inteligencia de nuestro pueblo”. Laureano Gómez, entonces director del periódico Esas ideas se materializaron en las ciudadelas para El Siglo, según un extracto que hace parte del libro de empleados, Laureles y San Javier, barrios construidos deMedina, se refirió así a los frescos del Palacio Municijando a un lado la idea del vecindario como un lugar para pal y de paso dejó en firme sus consideraciones sobre pasar la noche después del trabajo y asumiendo el espala pintura mural: cio público como escenario de encuentro y socialización. Un pintor colombiano ha embadurnado los muros de El 12 de enero de 1992, el periódico El Colombiano, un edificio público de Medellín con una copia y servil imitación de la manera y procedimientos del mexicano [Diego Rivera]. Igual falta de composición. Igual carencia de perspectiva y proporcionalidad en las figuras. Sin duda, mayor desconocimiento del dibujo y más garrafales adefesios de los miembros humanos. Una ignorancia casi total de las leyes fundamentales del diseño y una gran vulgaridad en los temas, que ni por un momento intentan producir en el espectador una impresión noble y delicada.
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Pedro Nel Gómez Agudelo (Anorí, 4 de julio de 1899 - Medellín, 6 de junio de 1984) fue también ingeniero y filósofo, y uno de los más importantes muralistas latinoamericanos del siglo XX, junto con Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.
en su Suplemento Dominical, publicó un reportaje con un recuento de algunos de los aspectos más representativos de la obra urbanística y arquitectónica de Pedro Nel Gómez, acompañada por algunas ideas que expuso el artista en una publicación de 1945. Esas palabras son un diagnóstico de la ciudad de la época, incluso de la ciudad actual. Son una expresión de ese “humanismo urbano” surgido desde las inquietudes sociales y políticas. Son, además un llamado a explorar soluciones y a pensar la ciudad sin “las imposiciones de la economía”, pero también son el ejemplo del idealismo que algunos calificaron de ingenuidad: La ciudad monstruosa que ha creado la economía ha olvidado a la entidad humana y ha descuidado todas aquellas razones estéticas que viven en el alma de todo hombre en forma permanente. La construcción trata apenas de crear un refugio cuando debiera aspirar a formar una ventana al mundo. Medellín, por ejemplo, de acuerdo con los decires de la gente sapiente, está habitada por ciudadanos coléricos a los que hace falta el aire de las montañas, el verde de los prados, el pulmón vegetal que ahora lleva todo conglomerado urbano. Es posible entender que si continúan primando sobre estos factores trascendentales, las pasadas imposiciones de la economía nunca tendremos la ciudad perfecta que deseamos, mejor para los extraños que para nosotros. Pero el problema esencial radica en que quienes se destinan a la urbanización no pueden perder dineros en la construcción de parques, prados, jardincillos o fuentes, pues el valor de la tierra es superior a toda idea estética. Naturalmente tendremos una ciudad congestionada, en donde la falta de luz, de aire, la abundancia de gases tóxicos, el empobrecimiento de la ventilación darán sus resultados en la miseria fisiológica de quienes padecen la habitación oscura y el pan escaso. Este texto hace parte del trabajo de grado Medellín, ciudad real y ciudad imaginada. Aportes de Pedro Nel Gómez en urbanismo y arquitectura, asesorado por la profesora Ximena Forero Arango.
Los relatos de Jaime Barrera Parra sobre Pedro Nel Gómez descubren al pintor y escultor ilustrado, formado y ególatra, al fresquista criticado. Pero no abarcan una dimensión que se hace evidente a finales de los años 30 y que, con algo de fanatismo, su alumno, el también artista Carlos Correa, en su libro Conversaciones con Pedro Nel lo describe como “el fenómeno del artista universal”. Aunque había participado en otros proyectos arquitectónicos, incluyendo la reforma de su propia casa, la construcción de la Facultad de Minas en Robledo puede considerarse la incursión definitiva del artista en proyectos que contaban con su participación en todas las etapas de su ejecución.
Fotografía: Juan David Ortiz
El fenómeno del artista universal
Casa Museo Pedro Nel Gómez.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
24 Crónica
De la nada a la asonada mujeril El Nadaísmo, movimiento de vanguardia artística que sacudió a Colombia desde finales de la década del 50 hasta principios de los 70, no fue solo cosa de hombres. Este texto, con voz de manifiesto, revive en presente aquella época convulsa en la que las mujeres, con su irreverencia, su sensibilidad y su arte, también marcaron su huella.
Sandra Milena Ramírez reyneyro@hotmail.com
Una nadaísta no es una puta O, por lo menos, no es más puta que las otras mujeres. Las putas también pueden ser nadaístas si quieren. Rosa Girasol
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ina Merlini pinta mares, enrola otras vidas; Patricia Ariza imagina historias, encarna personajes; Helenita Restrepo esconde un diamante e inventa islas verdaderas que se pierden con la marea; Rosa Girasol gira entre barro, nada-poemas y amores; Dora Franco irrumpe con su cuerpo en fotografías de eternidad desnuda… Carmen, Rosita, Fanny, Rubiela, Blanca, Regina, Consuelo y yo –el Nadaísmo– vamos rompiendo, de manera irreparable, la falsa esencia de estas ciudades que nos putean, nos crucifican y nos rezan. Tongonear, tongoneo, tongoneadoras. Allí y allá, en la tierra y el mar, irreverentes jovenzuelas de faldas y medias negras, de pantalones y boina roja, de tinto y cigarro en boca, nos vamos dando paso entre las greñas, la poesía, la decisión, el sexo y el amor; nos vamos sintiendo mujeres sin tener que rezar, criar hijos o formar un hogar… Nos vamos alando. Los trajes colegiales los hemos dejado en valijas roídas y nos hemos puesto la piel como abrigo. Músicas, Fotógrafas, Poetisas, Teatreras, Ceramistas y Pintoras; nos vamos transformando. Entre twist, colillas ahumadas y rock psicodélico; con largas cabelleras, de trajes oscuros y labios pálidos, vamos caminando y: “¡BRUJAS, BRUJAS!”, nos gritan las emperifolladas de Junín mientras los ensombrerados apenas nos miran. Un grupo de jóvenes disímiles somos, replanteando la identidad inexistente, compartiendo besos, fumando Pielroja, tomando un tinto negro y cargando, entre el cabello, algún puñal para defendernos. […] En esa época nos ponían pereque en todas partes y decidimos armarnos… un día llegó Cachifo, abrió su maletín de corredor de seguros y dijo, para que estos hijueputistas no nos sigan molestando y, para que nos hagamos respetar, sacó y puso una pistola sobre la mesa y a todos nos regaló navajas. Y ahí actuábamos como una barra porque los hijueputistas que eran Chano Arroyave, el hijo de un casa-teniente muy importante y nuestro querido exministro de defensa Luis Alberto Uribe, formaban un grupito de unos muchachos muy ricos, muy boyantes, muy toma tragos que nos ponían pereque: nadaístas hijueputas. Decidimos que había que enfrentarlos. Una vez estábamos en el Metropol y empezaron a tirarnos con monedas y no recuerdo a quién le partieron una ceja y nosotros seguimos tomando trago tranquilos y decían: nadaístas hijueputas, ¿es que no hay un hombre ahí que saque la cara?, y se paró Dina y los cogió a los cuatro y los metió debajo de la mesa y les dio duro y vino y se sentó con nosotros. Eso fue el primer caso; ya cuando veían a Dina no decían nada. [1] El profesor de Urbanidad llega perfumado al colegio de las Santísimas Madres de la no tan cierta Cari-
No. 66 Noviembre de 2013
dad. La pulcritud, puntualidad y elegancia debe sobresalir entre las señoritas. El arrepentimiento de lo no hecho, del pecado no cometido, se confisca entre rosarios. Sin embargo, y aunque entre el hormiguero devoto todas parecemos fervorosas damas de enagua y futuros promisorios –es decir, hogareño, dócil y ejemplar–, algunas bajo el traje escolar y entre líneas en la parte trasera de los cuadernos escondemos los deseos de existencia. Es 1958: los escapularios, las enaguas, el Frente Nacional y los reinados nos ahuyentan de las iglesias, las familias y los pueblos; quienes nos condenan, sin haber nacido siquiera, a un infierno de otro mundo, aunque lo tengamos en estas tierras. En los cuerpos joviales de fondos inciertos, la norma no calza, el rezo no libera… ¡queremos muerto a Carreño y a su Manual de urbanidad y buenas maneras para uso de la juventud de ambos sexos! En el Metropol, las tertulias prevertianas y camusianas, el rostro de Brigitte Bardot y el ritmo de Billy May con Glenn Miller ambientan un aire de existencialismo surrealsuicida y criollo sobrellevado con un perro caliente de salchicha grande y una partida de billar pool, póker o ajedrez. Allí el humo ebrio de inconformidades sale de las líneas de Gonzalo, de la risa de Espinel, de los labios de Dina y de Patricia, la Bardot paisa y la Piaff santandereana… De un Wurlitzer que entona Come afterday. […] Yo entré con mi pelo a la cintura y allí estaban ellos, espléndidos, Amílkar-U, Eduardo Escobar, Darío Lemus, Dina Merliny, Elenita Restrepo, “Cachifo” y el más bello de todos Héctor Escobar […] Ahí me volví nadaísta, cambié la pinta y me empecé a vestir como Dina, toda de negro y con los labios pálidos; éramos tan misteriosas que la gente se agolpaba y corría para vernos. Por supuesto empecé a vivir en forma las exclusiones de grupo y de género. Alguna vez salió un pasquín que las mujeres nadaístas teníamos pacto con el Diablo y que la pinta nuestra, era la vestimenta de las brujas. [2] A lo largo y ancho de Junín, es ritual hacer una condena a las hadas y a los corceles, nosotras vemos en las calles de Medellín –la de corazón de máquina, la de pulmón de acero, la de tisis de industria y susurro de santo rosario [3]– un asalto de la mirada, un aturdimiento de los oídos, unas falsas alegrías santificadas, que se transforman en un grotesco tono de irónica nostalgia. Del Miami vemos pasar a las señoras que madrugan para misa porque creen que todo lo que han hecho durante la noche es pecado. Ese café empinado y de vidriera atisbadora mira de reojo a la Plaza Bolívar y a su imponente Metropolitana que no solo aguarda a las señoras arrepentidas sino que con ellas madrugan los criminales, como devotos de una extraña religión en la que alternan con la misma furia la oración y el asesinato. Esa mezcla de santidad asesina es la misma de la que queremos vengarnos por la tortura teológica y el temor del demonio implantado por años. Del Miami y del Metropol germinan algunos manifiestos y conspiraciones, de estos salimos hacia el Congreso de Escribanos en el que detonamos un pedo literal, y en estos, incluyendo al Versalles, el Donald y el Capri, nos refugiamos de los cristos puñaleros. […] Algún día los conventuales tuvieron que hacer una misa de desagravio en el Estadio para reparar el supuesto daño que los nadaístas sacrílegos le habían hecho a
Ilustraciones: Ricardo Ramírez Giraldo
la ciudad. Es que llegaron una mañana a la iglesia Metropolitana, en plena Santa Misión, a comulgar para después escribir en las hostias poemas de amor. La persecución fue tan feroz, que algunos estuvieron presos y otros, como Alberto, tuvieron que salir del país. [4] Entre conspiraciones, burlas e impotencias, los años 60 en Medellín nos llegan con la necesidad inquieta de partir. En Versalles, los tintos de don Leonardo quedarán aplazados para un arribo sin fecha fija; el Ástor y sus pizpirijainas de clase esperarán sin ansias el regreso de los piojosos y las brujas; el Capri, el Miami, el Metropol y el Santa Clara aguardarán los poemas de servilleta que se pierden en las noches de luna vieja, en las cenizas de cigarro barato. En cada trozo manchado de esta partida se construyen nuevos amores, se conspira con y en contra del mundo… se ES. Un encuentro en La Bastilla confirma la misión de regar el Nadaísmo por el mundo: “Si queremos ser hombres nuevos, distintos a los seres que produce en serie esta ciudad como bultos de tela o botellas de ron, tenemos que dejarla con sus templos, sus fábricas y sus calles” [5]. Con las maletas en el Parque Berrío comienza la búsqueda de nuevos infiernos. 1. Espinel, Jaime. Entrevista realizada por Víctor Bustamante. Revista Babel, número 7. pág. 29, 2006. 2. ARIZA, Patricia, “Una mujer en el Metropol”, Bodas sin Oro: 50 años del Nadaísmo –Elmo Valencia Compilador–, Taller de Edición ROCCA, Bogotá -Colombia, 2009. Pág. 217. 3. ARANGO, Gonzalo, “Medellín a solas contigo”, Obra negra. Santa Fe de Bogotá, Plaza & Janés, primera edición en Colombia, abril de 1993. 4. Ibíd ARIZA. 218. 5. Ibíd ARANGO. 219.
Este texto hace parte del trabajo de grado De la nada a la asonada mujeril. Entre mujeres nadaístas y los estropicios de una cultura puritana (multimedia), asesorado por el profesor Ramón Pineda Cardona.