Calidad y productividad del Recurso Humano (cuaderno de trabajo)

Page 39

Los enemigos naturales de la excelencia laboral

Cuando un líder se coloca frente al desafío de construir un equipo excelente, cuando un equipo asume colectivamente el compromiso de embarcarse en el camino de la excelencia, debe tener un ojo siempre atento a un conjunto de enemigos naturales, un grupo de características y alternativas que hacen más difícil alcanzar resultados excelentes.

Tamaño de la empresa: el peor enemigo

El crecimiento acelerado puede ser veneno para la excelencia. Muchos empresarios creen que primero se cierran los negocios y luego se construyen los equipos. "Vos traeme el negocio que yo te consigo la gente" es una frase repetida una y otra vez. las empresas que crecen de la noche a la mañana sin base ni funadmentos, tienen a caer.

El éxito

Alguien dijo alguna vez que para caer, lo único imprescindible es estar arriba. Y alguien agregó que cuanto más arriba, más ruido se hace al caer. El éxito, la sucesión de logros produce un azúcar peligroso, que edulcora la autocomplacencia, adormece los sistemas de alerta y sienta las bases para desbarrancarse hacia la mediocridad.

Vacilación y pasividad

esa actitud que pospone las decisiones que involucran cualquier dificultad; tiene que hacer de tripas corazón y encarar las decisiones y tareas difíciles lo antes posible.. Espejismos: el falso camino falsos atajos y otras fantasías que prometen excelencia y producen burocracia y mediocridad, cuando no producen pura y destilada insignificancia, en donde nadie se opone ni opina en contra de manera compalciente.

Imitación

Los mediocres imitan lo superficial, lo visible, lo aparente, sin llegar nunca a la médula ¡Qué otros enemigos encuentras en tu lugar de trabajo o empresa?

EN BUSQUEDA DE LA EXCELENCIA

39


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.