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E. ANDRÉS ROSÉ

H A B L A N L O S L E C T O R E S | R E L A T O

El ágora

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«T odo es política». �respondió el vicepresidente estudiantil de la Facultad de Letras a una pregunta que él mismo había formulado durante uno de los consejos de interfacultades que se llevaban a cabo por todos los alumnos de una universidad. Era de contextura delgada, tenía una frondosa barba negra y llevaba una boina bermellón que combinaba con sus grandes anteojos�. «Cada acción que realizamos durante el día es una acción política, y nosotros, como resistencia contra el sistema opresor que respalda los golpes del mercado, debemos mantenernos firmes en nuestra lucha por una sociedad más igualitaria, más justa y más digna» �decía al tiempo que levantaba su puño hacia el cielo esperando una reacción positiva del público antes de poder continuar hablando. Desde las gradas, el general del público estudiantil asentía con aplausos y gritos a cada una de las vociferaciones de los dirigentes, que uno tras otro, iban tomando la palabra desde el fondo del anfiteatro. En contraste a esto, y dispersos entre la multitud de las graderías, unos pocos observaban en silencio la situación. Algunos de pie con sus brazos cruzados y otros sentados apoyando sus codos sobre las rodillas, pero todos con un aspecto de estatuas mirando con la mirada fija hacia el escenario, sin dar ningún indicio de que realmente estuviesen escuchando los discursos de sus compañeros de universidad. �«…y por esto, compañeros, hay que reivindicar nuestros derechos sociales y ancestrales usurpados por los herederos de la colonización» �dijo la presidente de la Facultad de Ingeniería, quien llevaba puesto un trarilonco y poseía un cuerpo de amazona, cabello rojizo y ojos verdes congelantes. �«…y así compañeres*, frente al Estado opresor, que es bastardo, macho y violador, nuestra universidad será feminista o no será.» �exclamó mientras leía el discurso en

su smartphone un dirigente de la Facultad de Medicina. Vestía botas negras, unos jeans recortados a la altura de los muslos y una camiseta blanca sin mangas con el rostro del Che pintado en su pecho. �«…debemos ser la fuerza revitalizadora que logre poner nuevamente en marcha las movilizaciones sociales que han estado relentizadas durante los últimos años…» �decía una vocera que representaba a la Facultad de Agronomía. Su cabello pintado caía a maltraer sobre sus hombros y parecía no haber dormido nada durante la noche anterior. �«…necesitamos derrocar a quienes ponen sus intereses de mercado por sobre los intereses públicos» �habló la delegada académica de la Facultad de Ciencias Veterinarias quien traía una camiseta de Go Vegan�«…la redistribución de la riqueza es necesaria para alcanzar la verdadera democracia. Expropiar es democratizar.» �sentenció el presidente de los alumnos de la Facultad de Economía, apuntando al cielo sobre el resto de los estudiantes que observaban el consejo. �¿Algo nuevo bajo el sol? �preguntó un estudiante, que acababa de llegar, a otro estudiante que estaba de brazos cruzados observando. �Habrá un paro estudiantil en señal de respaldado a los sindicatos de profesores y funcionarios, quienes comenzaron hoy su paralización de actividades y… ¡Oye!, ¿pa’ onde’ vai’? �A la biblioteca. �Pero… ¿y a qué? �preguntó como si no entrase en su cabeza el porqué de ir a la biblioteca justo en ese momento en específico, si lo más probable es que no tuviesen que rendir exámenes ni asistir a clases durante un tiempo.

� A estudiar.

Supracapitalistas vs capitalistas

Una gran diferencia entre capital y usura que muchos no comprenden.

El capitalismo es un sistema económico y social en el cual la propiedad privada y el mercado libre son la columna vertebral. Esto permite la asignación de recursos y la generación de riqueza de una manera eficiente. Muy contrario a su antagonista; el socialismo, que defiende la propiedad pública. Los sistemas que se rigen por esta corriente se caracterizan porque los activos son manejados por agentes o personas privadas (no el Estado), el trabajo es ofrecido a cambio de estos activos a través de salarios monetarios y es aceptado de forma libre por los empleados, y dependiendo del sistema presentan en mayor o menor medida intervención estatal o libertad económica; asunto que ayuda a distinguir a algunos sistemas capitalistas de otros. Para algunos autores los orígenes de este se remontan al siglo XIII cuando en Europa el sistema económico era el feudalismo, es decir, el trabajo

era una obligación y estaba vinculado con la servidumbre

y la esclavitud, entonces el capitalismo se instaló como sistema económico sustituyendo al anterior mencionado, haciendo que el trabajo se vinculara con un cambio de sueldo o salario (capital). Aunque otros historiadores vinculan su origen con pequeñas ciudades comerciantes en Europa, como la liga hanseática o mucho antes de esta, esto último debido a que sitúan su nacimiento desde que el hombre, como jefe de familia, produjó más de lo que necesitaba para la subsistencia de su núcleo familiar, es así como estos remanentes empezaron a introducir en la humanidad el concepto de «capital».

"la economía pasó de ser un creador de bienes y servicios a un arma de explotación para intereses políticos, donde los bienes y servicios eran explotados, porque esto se traducía en poder. "

La Liga Hanseática fue un conglomerado de ciudades y de comunidades de comerciantes que se articuló bajo la forma de federación comercial y defensiva. Se creó en 1358 y se considera que perduró como tal hasta 1630. Pero tomando como punto de partida el siglo XIII, fue aquí donde gracias a la aparición de Estados nacionales y gracias a la filosofía del Renacimiento, el capitalismo tomó fuerza como sistema económico. Posteriormente, con la del descubrimiento de América en los siglos XV y XVI y hasta el siglo XVIII el capitalismo dio pie a una forma de comercio llamada mercantilismo, el cual fue predominante en Inglaterra y Francia; aquí los Gobiernos tenían control sobre la producción. Es importante aclarar que la economía en esta época estaba íntimamente vinculada con el Gobierno y este, a su vez, a la religión; de manera que estos dos últimos ejercían el control necesario sobre la primera. Con la llegada del capitalismo también llegaron a estas regiones personas que se aprovechaban de manera desmedida del mercado para sus fines; estos eran llamados usureros y especuladores. Tanto los Gobiernos de la época como la religión iniciaron una lucha contra estos. Porque, en primer lugar, manejaban de manera inmoral el dinero (a través de asaltos, sobornos, coacciones, etcétera) utilizando diversas maniobras financieras con fines políticos o simplemente para amasar una gran suma de dinero aprovechándose de otros; y en segundo lugar era poco religioso. La suma de esto, dio un gran problema para el equilibrio social de los Gobiernos conservadores de la época, que implementaron leyes y medidas para combatir la usura. Es aquí donde lo que se conoce hoy en día como

Supracapitalismo

comienza a tomar fuerza. Este no es más

que el uso de la economía

con malas intenciones, con el objetivo de conseguir y ganar poder en otras áreas a través de la especulación, el materialismo y prácticas financieras abusivas; desbordando así los límites sanos de la economía y logrando control político, social, filosófico y antirreligioso (sobre todo hablando de esta época). Esto prosiguió hasta luego del siglo XVI con el surgimiento de sistemas teológicos reformados protestantes de la iglesia como el puritanismo y el calvinismo, que fueron el cimiento para sucesos posteriores (ya que muchos usureros y especuladores se alienaron en estos haciendo que el supracapitalismo tomara más terreno). Como la iglesia era el principal enemigo de los usureros, especuladores y, de esta manera, del supracapitalismo, empezaron a surgir reformas que buscaban en menor medida permitir las tasas de intereses que fueron prohibidas por la iglesia (comenzando con moderados 5% de interés y terminando en devastadores 80%), y en mayor medida separar la moral económica de la teológica con el tiempo. Cosa que se logró en Inglaterra con el Gobierno de Isabel I y el manejo de Guillermo Cecil (el cual era calvinista), con los cuales la economía pasó de ser un creador de bienes y servicios a un arma de explotación para intereses políticos, donde los bienes y servicios eran explotados, porque esto se traducía en poder. Es de esta manera, el supracapitalismo se afianzó como un sistema con suficiente auge en diferentes naciones y como el mercado libre fue sustituido poco a poco por una manera pervertida de usar la economía para obtener poder y control. Este fenómeno se ve aun en día y debe ser separado por completo del concepto del sistema capitalista sano.

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