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del tintero
editorial
Diego Armando Maradona Q.E.P.D. Richard Leslie Ramsay Editor | Director Revista Desafío Exportar
El mes de noviembre será recordado por mucha gente como el mes “Maradona”. El fallecimiento del ídolo del futbol mundial conmocionó al mundo en momentos que todo hacía suponer que se encontraba en plena recuperación. Maradona falleció diez veces y revivió, pero no pudo sobrevivir a la última. Ojalá encuentre la paz que pocas veces tuvo en su vida, toda vez que casi carecía de “vida íntima”. No había lugar en el mundo que no fuera reconocido, lo que provocaba que sus salidas fuesen programadas con acompañantes que no lo dejaban ni un momento solo. El presidente de una nación cualquiera al dejar su mandato podía transitar por otros países sin llamar la atención. Maradona estaba imposibilitado de disfrutar un café o una comida en paz con amigos en cualquier lugar del mundo que no pasaba desapercibido y era acosado por gente común que quería su foto o su autógrafo. Algo que al principio lo hacía feliz pero finalmente se hizo insoportable. La utilización política y económica de Diego Armando Maradona fue enorme: desde presidentes latinoamericanos y nacionales a dictadores internacionales miem-
Desafío Exportar | Diciembre 2020
bros de la mafia y carteles de la droga, a abogados, amigos y familiares. En cuanto a nuestro país, el fallecimiento del ídolo fue promisoria para el gobierno que en su caída de desprestigio necesitaba un gran golpe de efecto populista para revertir la caída de imagen, inexorable ante tantos errores, o medidas que se tomaron sin calcular los efectos no deseados que causaron malestar interno y externo. El velatorio llevado a cabo en la Casa de Gobierno (Casa Rosada) podía ser utilizado como el nexo espiritual entre Maradona y Néstor Kirchner velados en el mismo lugar, dos ídolos hermanados en la desgracia. Justo lo que se necesitaba. En su afán de sacar el mayor rédito, desde las radios y televisoras gobierno-dependientes se alentaba a un millón de personas que despidieran al 10. Fue evidente que el populismo nubla la vista de los funcionarios más papistas que el Papa, ya que los 100.000 que pudieron asistir (imposible un millón) generaron el bochorno internacional ya que al estar llegando la hora de partida de féretro al cementerio y no podían