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Argentina abre sus cielos: ¿Oportunidad o turbulencia?
Noelia AGOSTO
Investigadora del Centro de Estudios Económicos ARGENTINA XXI (CEEAXXI). Diplomatura en gestión y administración aerocomercial y aeroportuaria (UTN).
En las primeras semanas de su gobierno, el presidente Javier Milei presentó un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) titulado “Bases para la Reconstrucción de la Economía Argentina”. Este documento, compuesto por 366 artículos, tiene como objetivo desregular varios aspectos de la economía argentina. Dentro de los tópicos más controvertidos abordados por el DNU, se encuentra la implementación del paradigma de “Cielos Abiertos” en el sector aerocomercial. Según este nuevo enfoque, las aerolíneas que deseen operar en rutas de cabotaje o internacionales no necesitarán obligatoriamente tener domicilio legal en Argentina. Además, para la asignación de rutas aéreas, ya no será preciso realizar una audiencia pública donde las empresas expongan sus planes comerciales. Otro punto que generó descontento en los gremios es la posibilidad de que las tripulaciones estén integradas por personal extranjero.
En términos sencillos, “cielos abiertos” se refiere a una política aeronáutica que permite a una aerolínea de cualquier país, con personal de cualquier nacionalidad, operar dentro de otro país. ¿Es esto común a nivel mundial? No realmente. Cabe destacar que la política de cielos abiertos actual difiere de la anunciada años atrás por el gobierno de Mauricio Macri. Aunque se utilizaron términos similares, el proyecto de Macri impactó principalmente en el mercado de cabotaje, mientras que el actual presidente busca incentivar a las empresas extranjeras
La apertura de los cielos es una práctica que busca regular el transporte aéreo civil, permitiendo operaciones libres dentro y entre países, sin restricciones ni barreras arancelarias. Estas premisas implicarían que aviones de cualquier parte del mundo puedan entrar a territorio nacional y explotar rutas. En un modo análogo podríamos encontrar, por ejemplo, a un taxi uruguayo que comienza a trabajar en Capital Federal con un conductor brasileño.
Sin embargo, la realidad no es tan simple como parece. La industria aerocomercial está sujeta a regulaciones, normas, obligaciones, protocolos y leyes, tanto nacionales como internacionales, que deben cumplirse para poder operar. Que un avión sobrevuele los cielos argentinos implica un extenso papeleo, garantizando la seguridad como prioridad número uno, tal como lo ratifica el artículo 3 de la Ley N° 17.285 (artículo 183 del DNU) . Además, el hecho de que se pueda hacer no significa que se vaya a realizar inmediatamente, debido a las habilitaciones e infraestructura requeridas. Entre las principales desventajas o preocupaciones destacadas por diferentes medios de comunicación, se encuentran:
1. Pérdida de Soberanía Nacional:
Al permitir que aerolíneas extranjeras operen libremente en el territorio, se podría reducir el control estatal sobre el sector aeronáutico. Esto afectaría la seguridad, la calidad y la sostenibilidad del servicio aéreo, así como los intereses nacionales en defensa, diplomacia y comercio. Sin embargo, el DNU asegura que la soberanía, el control y la seguridad estarán garantizados como premisas fundamentales.
2. Pérdida de Empleos y Recursos: La apertura del mercado a competidores extranjeros podría intensificar la competencia, presionando precios y márgenes. Esto podría resultar en una reducción del empleo y de los ingresos fiscales, así como en una disminución de la inversión en infraes- tructura, innovación y capacitación.
3. Pérdida de Diversidad Cultural: La predominancia de aerolíneas globales podría eclipsar a las compañías regionales o locales, afectando la oferta cultural, turística y gastronómica para los viajeros, así como la preservación del patrimonio histórico y natural.
Los desafíos principales para las empresas extranjeras que buscan aprovechar al máximo la política de cielos abiertos incluyen la monetización y capitalización de sus ganancias en el contexto económico actual. Además, si optan por emplear tripulaciones extranjeras, deberán asumir gastos adicionales como viáticos, hospedaje, comidas y traslados, dado que, por razones de seguridad, estas tri- pulaciones tienen un tiempo limitado de servicio.
Sin embargo, es importante reconocer que, al alinearse con los objetivos y la situación nacional, esta política puede ofrecer beneficios para el desarrollo económico, social y ambiental del país. Implementada con criterios adecuados y una visión estratégica, puede mejorar la conectividad internacional, aumentar la competitividad y eficiencia del sector aeronáutico, fomentar el desarrollo tecnológico e innovación, y estimular el crecimiento económico del país, transformando las desventajas en ventajas.
Países referentes en la política de cielos abiertos incluyen:
- Unión Europea: Por ejemplo, los vuelos que realiza Ryanair (aerolínea irlandesa) entre Alemania e Italia.
- Chile: Aunque actualmente no hay aerolíneas que utilicen esta política, es un país considerado de cielo abierto. Una pregunta crucial es: ¿Qué es lo mejor para Argentina? La respuesta parece inclinarse hacia la promoción de acuerdos bilaterales o multilaterales, buscando siempre la reciprocidad en rutas y servicios. Como en toda política, existen beneficios y desventajas. Entre los impactos positivos se encuentran:
1. Mejora de la Conectividad Aérea: Facilita el comercio, el turismo, la inversión y la cooperación internacional.
2. Incremento de Competencia y Eficiencia: Se traduce en mejores precios y servicios para los consumidores. Por ejemplo, la entrada de nuevos tipos de negocios aero- comerciales, como aerolíneas regulares, ejecutivas y/o low cost, podría ofrecer opciones más convenientes.
3. Fomento del Desarrollo Tecnológico e Innovación: Implica mayor inversión en infraestructura, seguridad y calidad. Las medidas de cielos abiertos también aplican a mercados emergentes como helicópteros y drones.
4. Generación de Empleo y Dinamización Económica: Contribuye al crecimiento y bienestar social. Un caso contemporáneo fue el de las aerolíneas low cost Flybondi y Jetsmart en El Palomar, que no solo crearon empleos directos e indirectos, sino que también dinamizaron la economía local.
Un término intermedio son los códigos compartidos entre aerolíneas que facilitan el acceso y la operación en mercados extranjeros. Ejemplos actuales incluyen la alianza Skyteam, donde la brasileña Gol Líneas Aéreas vende tra- mos de cabotaje argentinos operados por Aerolíneas Argentinas, y viceversa. Estos códigos compartidos permiten a las aerolíneas ampliar su red de rutas, optimizar recursos, reducir costos y ofrecer más opciones a los consumidores. Desde la perspectiva del pasajero, esto significa poder comprar un boleto con una aerolínea y viajar en otra, aprovechando las ventajas de ambas.
Un aspecto relevante para considerar es que la adopción de cielos abiertos no implica necesariamente que grandes aerolíneas vayan a operar rutas domésticas de inmediato. Por ejemplo, es un error pensar que Emirates comenzaría a operar rutas como Aeroparque - Córdoba precipitadamente. De hecho, Emirates únicamente opera vuelos internos en su país de origen, los Emiratos Árabes Unidos. Esta práctica de acuerdos bilaterales y multilaterales es común en el resto del mundo, por lo que afirmar que una aerolínea extranjera se apoderaría de las rutas de cabotaje argentinas bajo el esquema de cielos abiertos es, hasta la fecha, una falsedad.
Lo que sí ocurre es la inversión de capitales extranjeros en aerolíneas que establecen bases operativas locales (por ejemplo, terciarización de muchos servicios), donde la mayoría del personal es argentino y una parte de las ganancias se queda en el país. Un ejemplo sería Azul Líneas Aéreas (brasileña) operando la ruta São Paulo - Bahía Blanca - São Paulo, explotando una ruta de cabotaje que originalmente no le estaba asignada. Con el escenario pre DNU, es posible que capitales nacionales e internacionales inviertan en la industria, identificando una necesidad de mer- cado y apostando por un negocio potencialmente rentable, beneficiando así, directa o indirectamente, a la población argentina.
Sin embargo, para aprovechar plenamente las oportunidades que ofrecen tanto los cielos abiertos como la implementación de acuerdos, es crucial establecer condiciones macroeconómicas estables y reglas de juego claras.
Esto implica un entorno donde la competencia y la existencia un marco regulatorio transparente y coherente sean la norma. Tales condiciones no solo atraerán mayor inversión extranjera, sino que también fomentarán una competencia leal y sostenible, beneficiando a la población argentina. En este escenario, donde se equilibran la apertura de mercados y la regulación efectiva, profesionales capacitados de Argentina y de todo el mundo podrán encontrar mayores oportunidades donde hoy no abundan.
Así, con estrategias comerciales bien fundamentadas, se podría alcanzar el equilibrio deseado entre conectividad ampliada y un impacto económico positivo, tanto a nivel local como global.
En conclusión, ningún extremo es bueno, y no hay evidencia de que una política de cielos abiertos o cerrados sea la razón única del cese de operaciones de aerolíneas; siempre es un conjunto de factores, medidas y políticas. Los datos relevados por la EANA muestran la existencia de pasajeros en el mercado esperando ser conectados. Por lo tanto, es crucial esperar los anuncios oficiales para comprender cómo se ejecutará la política, cuáles son sus objetivos y la factibilidad de estos.