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Un grito generalizado: con la educación no

Mauricio Macri tuvo un gobierno poco feliz por la cantidad de errores cometidos, los más chicos fueron propios pero los errores más grandes y que llevaron el gobierno al fracaso fueron inducidos por su entorno; Durán Barba, Marcos Peña y Garavano. Sus consejos y opiniones hicieron que Macri se fuera a la banquina, de lo contrario todavía sería presidente. Este ejemplo debiera tomarlo en cuenta el presidente de la Nación, Javier Milei.

El error de enfrentarse con un sector tan sensible como la educación induciendo a pensar en el cierre de universidades, fue mal comunicado y a destiempo, y posteriormente sin capacidad para frenar lo que fue mal interpretado y obviamente aprovechado por el kirchnerismo, que hará hasta lo imposible para que abandone el gobierno cuando todavía ni empezó a gobernar. Generó miles de opiniones en contra, que estamos seguros si hubiera sido bien comunicado tal movilización no se habría producido.

Presidente Milei aún está a tiempo de corregir –no el rumbo del gobierno- sí los funcionarios improvisados que dañan la labor del gobierno. Todos entendemos que su mayor preocupación es la economía macro, pero es responsabilidad del presidente eliminar toda la hierba mala que se pone en su camino. Es función del estadista saber que funcionarios pueden acompañar la gestión.

No dudamos que hay gente muy capacitada y bien intencionada que colaboraría con su gobierno, pero no tiene formas de llegar a captar su interés, toda vez que el entorno no permite que nadie se acerque. Conozco proyectos que derrumbarían a los capomafia de la CGT, el kirchnerismo-peronismo se convertiría en un 90% en mileistas, los vagos en trabajadores, y los jubilados con haberes dignos sin cisma, pero usted, señor presidente, que mira el cielo buscando aprobaciones creo que puedo decirle sin temor a equivocarme que “cada uno es artífice de su propio destino…” y que las aprobaciones están en la tierra y al alcance de su mano, pero no se la permiten ver.

A veces el éxito o el fracaso de un gobierno no está en el nivel de sus funcionarios que juegan en primera, sino en las segundas y terceras líneas, y los que manejan el VAR desde las sombras. A esos no se los ven ni se repara en ellos. Le voy a dar un ejemplo verificable. Cómo Silvia, una simple empleada de prensa de Patricia Bullrich bloqueó la llegada de un profesional de singular importancia, y la dañó en un tema que podría haber sido de crucial importancia para ella, pero Bullrich ni se enteró. La falta de capacidad, el amiguismo ocupa lugares para los que no son idóneos, y las quintacolumnas, que no sólo existen sólo cuando hay estado de guerra, también en tiempos de paz.

Frente a todos los éxitos que se van logrando todos los días con dificultades teniendo que vencer obstáculos importantes, un simple pero enorme error por falta de capacidad o simple estupidez de funcionarios incapaces para evaluar riesgos, pueden echar por tierra todo lo conseguido.

Quizás sea el momento de revisar el “quien es quien” en el gobierno para dar un golpe de timón, y comenzar a seleccionar los mejores, ni recomendados ni amigos, los más capacitados. La idoneidad de la cual el presidente hace culto, tendría que ser un imperativo de este gobierno.

Alumnos y docentes fueron objeto de la voracidad po - lítica y los usaron utilizando la movilización extraordinaria en su favor. Miembros de la CGT, que jamás movieron un dedo por la educación estaban allí rasgando vestiduras; ex funcionarios y delincuentes del gobierno anterior, que siendo los responsables del descalabro económico estaban allí como inocentes sin que nadie los echara a patadas, un Sergio Massa allí saludando como salvador de la patria cuando dinamitó el país, Cristina saliendo de su nicho después de cuatro meses de fallecida política, y tantos otros caraduras que hacen su juego en la inteligencia que los argentinos “son unos boludos que no se acuerdan lo que pasó ayer…” Quo vadis Argentina?

“Da lo mismo un burro que un gran profesor. Los inmorales nos han igualado. Es lo mismo un burro que un gran profesor. Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley… Que grande Enrique Santos Discépolo, veía el futuro…

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