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¿Por qué ya no hablamos de la deuda?

Lic. Yanina S. LOJO

Mg. en Dirección de Finanzas y Control. Titular de Consultora Lojo @mg.yaninaslojo www.consultoralojo.com

Desde que se colocó la totalidad del BOPREAL es una pregunta que se repite constantemente entre muchos importadores que no pudieron cancelar sus pasivos. Sin embargo, es un tema del que no se habla..

Hace tiempo que entre los operadores de comercio exterior hay una incógnita y tiene que ver con la deuda. Aunque con el BOPREAL y el beneficio a las PYME se canalizó parte. Mucho ha quedado pendiente, esperando alguna nueva alternativa que les permita a las empresas acceder al tipo de cambio oficial a cancelar sus obligaciones con el exterior. ¿Llegará?

La deuda que supimos conseguir

Según informaba en enero el mismo Banco Central, la deuda de importadores de bienes y servicios habría alcanzado un total de USD 57.800 millones al 12 de diciembre de 2023. Este dato surge del empadronamiento que se llevó adelante, donde las empresas debieron informar qué tienen pendiente de cancelar a esa fecha. Sin embargo, las deudas netas eran en realidad de USD 42.600 millones, luego de descontar cerca de USD 8.500 millones por operaciones que fueron declaradas canceladas sin acceso al mercado de cambios.

Es importante señalar que, los datos recabados por la Secretaría de Industria y Comercio a través del Padrón indican que, desde el 31 de diciembre 2021 hasta el 12 de diciembre de 2023, hubo un incremento del stock de deuda por importaciones por USD 27.400 millones.

Muchos recordaran que el empadronamiento de la deuda se realizó entre diciembre de 2023 y enero de 2024 y muchas empresas no pudieron o no supieron cómo registrar sus operaciones pendientes de cancelar.

¿Quiénes se quedaron afuera?

Todos aquellos que tenían despachos en los que figuraba que se iba a cancelar utilizando dólares propios, ya que el sistema no permitía la carga. Por otro lado, estaban los que al principio tenían operaciones que no admitía el sistema y no se enteraron de los cambios, que permitieron incluirlas. Inclusive no fueron pocas las empresas que nunca supieron que debían realizar este trámite. Por lo que, quizás el número pueda ser levemente mayor.

Las soluciones que se brindaron

En un principio, todos esperábamos que nos permitieran el acceso al MULC en las fechas que mágicamente días antes del cambio de gobierno, muchas de las SIRA que no tenían acceso observaron como se les cargaba una fecha que operaba entre finales de diciembre, enero, febrero o en algunos casos más adelante.

Pero no sucedió. Como era esperable, y debido a la situación de las reservas, que eran negativas por USD 11.000 millones, no se podía cumplir con ese plazo. Básicamente, durante gran parte del 2023 se habían autorizado las importaciones, pero no los pagos. ¿Para qué? Para sostener la actividad económica, aun sabiendo que no era posible cancelar esos pasivos.

En ese contexto, y hacia finales de enero surgen dos alternativas para las empresas: la suscripción del Bono Para la Reconstrucción de una Argentina Libre, conocido como BOPREAL o la posibilidad de acceder al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) directamente de manera escalonada, y luego libre desde abril para cancelar deuda inferior o igual a USD 500.000 si la empresa era Mi PyME.

¿Qué paso con el BOPREAL?

El BOPREAL fue un mecanismo útil para canalizar una parte de la deuda de los importadores como también para absorber una cantidad importante de pesos en circulación.

Es decir, colaborar de manera muy efectiva en la reducción de la generación endógena de dinero.

En total, se colocaron tres series por un valor nominal de USD 10.000 millones. La primera fue por un Valor Nominal de USD 5.000 millones, mientras que la segunda – que comenzó a amortizar y pagará una cuota cada mes por doce meses desde julio -, tenía un valor nominal de USD 2.000 millones.

El 23 de mayo el Banco Central anunciaba la colocación de la totalidad de la tercera serie. lo cual cerraba una etapa en lo que respectaba al manejo de la deuda por importación de bienes y servicios, así como también por utilidades y dividendos no pagados desde 2019.

Según indicaba en su momento, la autoridad monetaria tras nueve licitaciones se adjudicaba la totalidad de los USD 3.000 millones de valor nominal de la Serie 3 de los Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (BOPREAL).

Si bien la aceptación del mercado del BOPREAL Serie 2 fue muy buena, al BCRA le costo colocar la tercera serie, lo que lo llevo a flexibilizar las condiciones para participar en las licitaciones. Por un lado, se permitió la suscripción a las empresas que no habían realizado la Declaración Jurada de Deuda de Importación (DJDI), y luego se habilitó a las firmas que poseían deuda por pago de utilidades y dividendos desde 2019 pendientes.

La solución para las Mi PYME

La otra pata fue para el lado de las PYME. A las que se les otorgó la posibilidad de acceder directamente al MULC sin tener que suscribir ningún bono. ¿Qué requisitos se debía cumplir? Debían tener vigente el certificado Mi PYME y una deuda total inferior o igual a USD 500.000. Además, cumplir con una serie de cuestiones administrativas que se solicitan siempre que se accede al Mercado para pagar deuda. Al principio se había establecido un esquema de acceso, pero desde el 10 de abril, las empresas que cumplen con todas las condiciones pueden a través del MULC pagar sus obligaciones sin restricciones.

Según indicaban en su momento las autoridades dado los registros este acceso especial significaba USD1.200 millones, y permitía resolverle el problema al 80% de las firmas que poseían deuda por importaciones de bienes y servicios.

Una de las cuestiones que llamó la atención durante el primer trimestre del año, fue que aún con este beneficio muchas firmas no hacían uso de este. ¿Por qué? Principalmente, por una cuestión de liquidez. Debido a la caída en la actividad económica se encontraban con que no podían enfrentar los pagos de deuda stock y los de flujo.

Más allá de que la medida fue de gran alivio, también dejó a otras empresas con sabor a poco. Por ejemplo, aquellas que por su operación son PYMES pero no cuentan con certificado porque poseen un accionista no residente. En esos casos, muchas veces la deuda era menor a los USD 500.000 y solo podían recurrir al BOPREAL. Lamentablemente, ya sea por desconfianza o desconocimiento o porque no era aprobado o aceptado por las partes muchas dudaron de ingresar en un principio, y para cuando quisieron volcarse a esta herramienta no lograr canalizar la totalidad de sus obligaciones, muchas se quedaron por completo en el camino.

La liquidez un problema constante

Pero el tema no solo afecto a las organizaciones pequeñas, fue un problema transversal a todo el universo de empresas. Eso hacía también que se demorara la colocación del BOPREAL. Ante la recesión la cuestión de la falta de pesos complicó enormemente a los importadores que tenían que elegir: sostener la actividad o pagar la deuda, aún cuando el proveedor exigía los pagos.

En ese contexto, abrir la licitación de una serie nueva sin certeza si el mercado va a estar dispuesto a captar la totalidad y cómo eso afectará las reservas del BCRA claramente es algo que no debería hacerse.

¿Habrá un nuevo BOPREAL?

El rumor surgió hace ya unos días atrás cuando la agencia especializada en noticias Bloomberg adelantó que en conversaciones con el CEO de AmCham, Alejandro Díaz, este habría asegurado que el Banco Central estaría dispuesto a emitir una nueva serie de BOPREAL para canalizar la deuda por importaciones que están pendientes.

Según explican desde la publicación especializada el CEO de la organización indicó que avanza el dialogo entre el sector privado y el Banco Central para tratar de generar una nueva serie de BOPREAL a fin de canalizar el saldo pendiente de cancelar por deudas atrasadas.

Pero para que esta colocación funcione una de las preguntas claves que habría que responder es: ¿cuáles serán las condiciones de esta nueva serie? La Serie 2 fue muy bien recibida porque comenzaba a amortizar en julio 2024 y comprometía flujos constantes durante doce meses. Pero las otras series, fueron más difíciles de aceptar para los operadores porque el vencimiento y el pago de las amortizaciones se extendía en el tiempo. Esto obligaba a las empresas que lo adquirían a irse al mercado financiero a liquidar el bono, y luego comprar la diferencia entre el valor nominal y el precio de venta, a un tipo de cambio más alto. Recordemos que muchas son operaciones que se hicieron con un tipo de cambio quizás inferior a los $300 y sin impuesto país. Y cuando suscribían los bonos lo hacían a un tipo de cambio mucho más alto, por la devaluación, y debían pagar el impuesto país. La reducción de la alícuota del impuesto país del 17,5% al 7,5% es una buena oportunidad para ofrecer este tipo de herramientas porque vuelve más tentador recurrir al mercado oficial para minimizar el impacto.

Si no es el MULC, ¿Cómo pagar?

Esa es la gran pregunta. Las empresas que no pueden acceder a la ventaja Mi PYME y que no suscribieron BOPREAL o no lograron canalizar toda su deuda a través de este instrumento, tienen un gran desafío por delante. Con deudas que quizás ya tienen más de un año de antigüedad, los proveedores no quieren seguir esperando. Por ahora, solo les queda recurrir

al mercado financiero. Y esa es una opción que por ahora al gobierno satisface porque no implica que se afecten las reservas. La realidad es que, por el momento, las arcas del Banco Central siguen siendo muy magras, y las reservas netas internacionales muy negativas como para habilitar el acceso irrestricto. Por ello, es que observamos que se dan ciertas flexibilizaciones, pero siempre para operaciones nuevas. Nuevamente, se prioriza la actividad, y en este momento la reactivación económica que tan necesaria se ha vuelto para la economía. Sin embargo, para las firmas los costos se disparan

¿Cuáles son estas alternativas? Puede ser a través de fondos de libre disponibilidad en el exterior o mediante instrumentos que da el mercado como la cesión de deuda. El primero, si requiere que formemos activo externo a través del contado con liquidación, nos deja fuera del MULC para pagar operaciones de flujo. Por lo que, no es una opción para una gran mayoría de importadores. La otra, que implica la celebración de contratos, que no nos deja afuera del mercado, pero si tiene la contra de costo. Porque la intermediación tiene un alto costo.

Haciendo número y esperando señales

Si sumamos las tres series más lo que se estimaba que se cancelaría a través del beneficio para Mi PYME el acceso para pagar deuda brindado con herramientas del BCRA sería por un total de USD 11.200 millones, pero la deuda sumaba USD 42.800 millones. Claramente, queda un gap muy importante. Probablemente, una enorme cantidad ya fue canalizada a través del mercado financiero. Sin embargo, el saldo sigue siendo muy alto. Y la oferta de un nuevo BOPREAL en el escenario actual sería probablemente, muy bien aceptada.

El mercado espera señales. Desde que se colocó la última serie se esperaba el anuncio de la ampliación de la emisión. O alguna otra herramienta o facilidad, hay una demanda latente esperando, aunque dependerá mucho también de la oferta. Muchas firmas no se animan a ir al mercado financiero, no pueden hacerlo por los costos o porque su proveedor no acepta las condiciones.

Pero también se esperan facilidades para el pago de operaciones flujo . Los últimos meses se ha ido flexibilizando significativamente el acceso para el pago de operaciones nuevas. Sin embargo, las empresas en especial las PYME esperan ansiosas el regreso del pago anticipado que por ahora se dio solo para la adquisición de bienes de capital. Muchos siguen añorando los famosos USD 50.000 que el año pasado nos permitían pagar en las condiciones que se requiriera. Sin embargo, por el momento parece lejano. Recordemos: las reservas netas internacionales son aún negativas, pasamos de USD 11.000 millones a USD 5.000-6.000 millones. A eso hay que sumarle que la coyuntura internacional nos ha estado jugando en contra en el último tiempo .

Lo que nos queda claro hoy es que la situación aún es compleja y que falta camino por recorrer para asegurarnos que podamos volver a la antigua normalidad. También hay que recordar que lo que estamos atravesando ahora es resultado de años – aunque podríamos decir décadas -, de intervencionismo en el comercio exterior, que han dejado no sólo al sector al borde del abismo sino también a la industria nacional. ¿Por qué? Porque la han dejado sin insumos, sin materia prima, sin bienes de capital, sin tecnología, sin innovación y sin lugar a la duda, un futuro cierto. Esperemos que eso se resuelva más temprano que tarde.

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