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¿Jueces o abogados comerciantes?
Richard Leslie RAMSAY
Editor | Director
Revista Desafío Exportar
richardleslieramsay@gmail.com
Enero pasó rápido al sentir de la gente. Acontecimientos, final de vacaciones, todo pasó raudamente dejando un sabor extraño; ¿pasaron cosas en el país y no nos dimos cuenta? Antes de enero a marzo el país se detenía, hoy es como si diciembre no hubiera marcado un final y un principio.
El gobierno, contrariamente a lo acostumbrado, no se tomó vacaciones.
El presidente de la nación, doctor Javier Milei, redobló su actividad en el exterior procurando poner a la Argentina en una vidriera de oportunidades para inversores, tratando de sacar al país de la terapia intensiva que heredó de la mafia corrupta de los Fernández Cristina y Alberto, junto a su pléyade de amigos, socios y militantes que invadieron toda la administración pública. Milei trata de influir mostrando que este gobierno en nada se parece al anterior, pero la desconfianza es férrea y no todos están dispuestos a creer que Argentina es un nuevo país, confiable, libre de populismo malsano, ya que la figura de Cristina Kirchner junto a una justicia corrupta, sobrevuelan en las instituciones y no garantizaría la estabilidad, seguridad y confianza que requieren los inversores.
Muchas causas por corrupción, desvío de dinero, robo liso y llano, permanecen durmiendo prolongadas siestas en los despachos de jueces kirchneristas pertenecientes a la omertá Justicia Legítima, sin que ninguna autoridad superior les exija expedirse en tiempo y forma. El Consejo de la Magistratura forma parte de la siesta de los jueces, brindando un manto de impunidad. Esto obviamente es seguido de cerca por aquellos que les encantaría hacer inversiones en nuestro país pero sienten el contrapeso de decenas de empresas que se han ido del país y no regresan frente a inseguridad jurídica que se extendió durante los años del kirchnerismo.
¿Soplan nuevos vientos en Argentina? Sí, seguro. Pero la realidad dice que el cáncer se está operando a medias. Por algunos extraños acuerdos no se profundiza y no llega al hueso. Es tan profundo el tumor que después de la intervención quirúrgica requiere rayos y quimioterapia para que no queden rastros que pueda resurgir. Sólo así, creemos que las inversiones fluirían tal como las necesitamos, pero lamentablemente sentimos que acuerdos espúreos de impunidad no se disipan, y como el gatopardismo, sólo cambiar un poco para que no cambie nada…
Quienes echan espuma por la boca, que parecen atacados por epilepsia son los muchachos “pero-kirchneristas”, porque cada medida que es aprobada por la gente, más intranquilidad y desesperación los invade. De cualquier forma, bajar la guardia es darle puntos de ventaja a quienes permanecen agachados y a la espera de emerger nuevamente dado que están seguros que una multitud de lúmpenes irracionales los va a acompañar. El pero-kirchnerismo está herido pero no está muerto… El serrucho y la guadaña empezaron a funcionar en algunos organismos invadidos por la militancia, lo que resulta bueno a la hora de ajustar los gastos, aunque es sabido que cuando se produce una depuración algún inocente resulta perjudicado. Es de desear que el empleado auténtico pueda demostrar su no pertenencia a la “casta militante mantenida” y recupere su fuente de sustento.
Con claro-oscuros el gobierno avanza hacia un nuevo país, pero preocupan los acuerdos espúreos para tener gobernabilidad, con delincuentes infiltrados en el sindicalismo, la justicia, la política, senadores y diputados entre otros a quienes se les prometió impunidad a cambio de algo.
Juan Domingo Perón sostenía que al enemigo “ni justicia”, pensamiento que debiera ser adoptado contra todos aquellos que atentaron y atentan contra el país, auténticos “traidores a la patria” que bajo el slogan de defender a los pobres los sumieron en la miseria. Protectores de narcotraficantes y delincuentes; impusieron el miedo zaffaroniano al policía: si actúa el que va preso es él; la puerta giratoria para corruptos y delincuentes es un freno al desarrollo. Del gobierno depende restituir el orden y brindar confianza a las necesarias inversiones.
De usted depende presidente.