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Caracas, 06 de julio de 2016
Vender pañuelos para sobrevivir Los empresarios en Venezuela deben estar abiertos al cambio para sobrevivir a la crisis. Servicios que requieran pocos bienes, así como el mercado de productos de segunda mano, son algunas alternativas para no perder capital durante la tormenta económica
os optimistas empedernidos repiten como un mantra que las crisis son terreno fértil para las oportunidades de negocio. Todo lo que hace falta es saber buscar nuevas formas de satisfacer las
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necesidades de la población, en vista del agotamiento de los métodos tradicionales. ¿Vale eso para Venezuela, en momentos en que atraviesa un desabastecimiento de prácticamente todo y la Cont. en la pág. 2
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inflación más alta desde que se mide este indicador? Puede que sí, pero la decisión de emprender de esta forma amerita un análisis detenido de lo que se quiere hacer para, dicho en criollo, no botar los reales. Difícilmente se podrá conseguir oportunidades de este tipo en la agricultura, la industria y el comercio tradicional. A todos les afectan los controles de cambio y de precio de manera tormentosa. La clave podría estar justamente en buscar opciones que eviten (de manera legal, entiéndase), las regulaciones. Eso pudiera requerir algo de imaginación y pensamiento empresarial heterodoxo.
Cementerio de empresas Aunque en todo el mundo ya es conocida como una de las naciones más violentas del mundo, en Venezuela escasean los datos oficiales sobre el número de personas asesinadas calda año. Diferentes organizaciones no gubernamentales hacen cálculos cuyos resultados varían. Algo parecido ocurre con la cantidad de empresas cerradas desde que, en 1999, tomaron el poder quienes pregonan que el sector privado es "malo". Lo que nadie discute es que cada vez hay más lápidas en los cementerios y santamarías cerradas en las calles. "A pesar de no contar con una cifra oficial, el comportamiento de los últimos años ofrece una noción de lo que se pudo registrar este año en cuanto a cierre de empresas: 52% de las empresas que operaban en 2001 cerraron sus puertas. Venezuela pasó de tener 672.642 empresas a 324.732 en enero de este año", reseñó el diario La Verdad, de Maracaibo, en diciembre del año pasado. Gilberto Gudiño Millán, presidente de la Unión Empresarial del Comercio y los Servicios del Estado Zulia (Ucez), declaró a ese rotativo que solo en 2015 desaparecieron unas 28.000 compañías. La Confederación Venezolana de Industrias (Conindustria) estima que desde 1996 hasta la actualidad un total de 8.000 empresas en este sector han cerrado, según declaró su presidente, Juan Pablo Olalquiaga, a Televen. En varias ocasio-
nes, el representante gremial ha dicho que la medida adecuada de densidad industrial indica que debería ser de una empresa por cada mil habitantes. "Si tomamos en cuenta que la población de Venezuela está cerca de los 30 millones de personas, deberíamos contar con unas 30.000 empresas. Actualmente, de acuerdo con las proyecciones manejadas por Conindustria, apenas sobreviven 4.000 empresas manufactureras", alertó, durante el último Congreso Anual del gremio. Entre las causas más comunes de esta hecatombe de negocios privados están los controles de precios y cambio. Muchos productores se ven obligados a vender los bienes a pérdida, ya que los in-
mente por la fuerte pérdida de ingresos en dólares del Estado, consecuencia de la caída en los precios del petróleo. Los límites a la capacidad de importar se hacen sentir sobre todo en el sector secundario de la economía. En su última encuesta de coyuntura, Conindustria halló que 70% de los consultados ha perdido productividad. Una de las principales razones es que no cuentan con materia qué procesar. En entrevista para Descifrado, Juan Pablo Olalquiaga advirtió que durante el primer trimestre de 2016, en promedio, las industrias del país trabajaron a 36% de su capacidad instalada, muy por debajo del 85% que, según el directivo gremial, se alcanzaba en circunstancias
Martínez destaca que servicios requieren menor inversión de capital que el agro y las industrias
gresos totales ni siquiera cubren los costos de la actividad por la regulación. El resultado es una producción cada vez menor, hasta que la empresa deja de ser financieramente viable y cierra sus puertas. Si el negocio es pequeño, tiene menos margen de maniobra para evitar esta situación. Con el aparato productivo asfixiado, las compañías tienen que importar materia prima e insumos. Pero la discresionalidad y la ineficiencia de las autoridades cambiarias rara vez garantizan que las divisas necesarias sean despachadas a tiempo. Algunos afectados caen en cierre técnico y no son capaces de reactivarse. El problema se ha agravado reciente-
normales. El descenso no ha parado: el año pasado el porcentaje fue de al menos 40%. Olalquiaga dijo que las empresas que han podido mantener mejor su productividad son las de alimentos. Explicó que, debido al interés del Gobierno por conservar el mercado aunque sea mínimamente abastecido de comida, despacha más divisas para importar materia prima a este sector. Si las procesadoras de alimentos tienen serias dificultades para mantenerse operativas (las plantas se paralizan intermitentemente), la situación en el resto del parque industrial ha de ser aún peor. El daño se extiende a otras comarcas. >> Cont. en la pág. 3
>> Viene de la pág. 2 En el campo, los agricultores ven restringida su capacidad de trabajar por la falta de semillas, fertilizantes y maquinaria. Quienes se dedican a la reparación, desde vehículos hasta aires acondicionados, a menudo no pueden operar porque no se consiguen los repuestos requeridos. El resultado de todo lo anterior es una escasez crónica de productos, sobre todo de aquellos de primera necesidad sometidos a regulaciones de precio y distorsiones cambiarias. Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), en mayo de este año 43,10% de los productos en la Canasta Alimentaria Familiar presentó fallas de abastecimiento. Mientras, la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven) estima que la escasez de medicamentos es de 85%.
Un servicio provechoso Algunos servicios pueden constituir una alternativa para quienes buscan oportunidades de negocio en el país, dada su intangibilidad. Sin embargo, entre menos dependan de bienes escasos, mejor. El presidente de Fedecámaras, Francisco Martínez, dijo a Descifrado que considera que la comercialización de servicios pudiera conseguir menos obstáculos en medio de la crisis económica que afecta al país, ya que requiere una inversión de capitales menor a la que exigen los sectores agropecuario e industrial. Además, sostiene que muchos servicios no dependen de ciclos de producción que caracterizan a aquellas actividades. Aunque afirma que las iniciativas fruc-
tíferas dependen de cada emprendedor, pone la innovación tecnológica como un campo en el que el margen de maniobra es relativamente mayor. El desarrollo de aplicaciones digitales que resuelvan los problemas cotidianos de los venezolanos puede ser una opción. También la creación de páginas web que faciliten el comercio electrónico. Si ya hay espacios de esta naturaleza en los que se vende prácticamente de todo (como Mercado Libre), se puede probar con nichos específicos. Cabe recordar que el intercambio de bienes en pequeña escala, al más puro estilo de un trueque, está muy en boga por la escasez de productos nuevos. Otra propuesta son los centros de atención telefónica o call centres, como esos que reciben llamadas en la India y son mostrados como un estereotipo de ese país por medios occidentales. Es un servicio que no necesita mucho más que teléfono, conexión a Internet y los conocimientos técnicos requeridos para el tipo de información que los clientes solicitan. En el caso de un call center para ayudar a personas con sus problemas de computación, el personal pudiera ser captado entre ingenieros informáticos y programadores que no han podido ejercer sus profesiones por la falta de una industria sólida de software en el país y la escasez de repuestos para máquinas. Muchos se han visto forzados a "matar tigres" con oficios no relacionados (taxis, por ejemplo) y están ansiosos por conseguir oportunidades laborales que les permitan aplicar su aprendizaje universitario. Están también los centros telefónicos que permiten a los clientes hacer llama-
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das al exterior del país. A menudo estas personas buscan contactar de manera económica a algún familiar que reside en el extranjero. En una nación de relativa poca penetración de Internet, como Venezuela, la comunicación oral digital (Skype, por ejemplo) no necesariamente es una amenaza para este tipo de negocios. Además, la cantidad de venezolanos fuera del país es cada vez mayor. Aunque el Banco Mundial estimó en 2013 que esta cifra ascendía a 655.400 personas, varios especialistas estiman que debe ser mucho mayor: alrededor de 1,5 millones de emigrantes en los últimos 15 años. Si se les agregan los que ya se habían ido, el total podría estar cercano a los 2 millones. La mayoría de estos venezolanos se ha instalado en Estados Unidos, España y Colombia, por lo que convendría establecer telecomunicaciones con estos países. Es más, la crisis económica y social y la expulsión de indocumentados el año pasado aumentó el número de colombianos devueltos a su tierra natal. Muchos siguen teniendo familiares en Venezuela. El cierre de la frontera aumenta sus necesidades de comunicación a larga distancia. Se ha dicho que, en vista de que el control de cambio ha dificultado enormemente la posibilidad de viajar al exterior, el venezolano ha tenido que volcarse al turismo nacional, lo cual debería ser aprovechado por los servicios hoteleros. Pero este tipo de negocio depende sobremanera de productos escasos, desde alimentos (para aquellos que incluyen desayuno o tienen un restaurante) hasta productos de aseo personal (jabón, papel
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4 DESCIFRADO >> Viene de la pág. 3 higiénico, etc.). Además, las deficiencias en el suministro de electricidad y agua ponen en entredicho su capacidad de captar clientes. Todos estos problemas son mayores fuera de la capital y otras grandes ciudades, fuentes de un importante contingente de visitantes en el resto del país. Una forma de explotar el turismo con menores restricciones puede ser el servicio de guía, que no necesita mucho más que conocimientos sobre los atractivos de cada lugar.
Nuevo uso para lo usado El desabastecimiento de productos y la inflación también puede brindar oportunidades en el mercado de bienes de segunda mano. Las personas no cuentan con recursos para pagarlos nuevos. Quizás la experiencia de esta naturaleza más conocida hasta ahora son los comercios dedicados a la venta de ropa usada. "Mientras los encargados de negocios donde se vende ropa y zapatos nuevos reportan caída en las ventas debido a sus elevados precios, en los establecimientos que comercializan prendas de segunda mano cada vez son más las personas que llegan interesadas en comprar", reseñó el diario El Nacional en octubre de 2015. "Esta tienda tiene más de 30 años y siempre ha habido clientela, pero este año ha repuntado la demanda por la situación que hay en el país: la ropa nueva está muy cara y la gente no tiene como pagarla", declaró al periódico María Espinoza, encargada de la tienda Su Confidente, en el centro comercial Único, en Chacaito. Los ingresos fueron tales que Espinoza anunció la mudanza a un local más grande. La nota de El Nacional mencionó que
Directora: Cindy Medina Redacción: Alejandro Armas Asistente de prensa: Gabriel Vargas
aunque era cada vez más la gente que se acercaba a comprar, era menos la que lo hacía para vender. Esto se debía a que muchas personas preferían conservar prendas que dejaban de ser de su talla, probablemente para intentar volver a estar a la medida de ellas o para pasárselas a familiares. Todo por la inflación. El aumento generalizado de precios ahora ha revertido esa tendencia. Ahora las ventas de ropa usada están aumentando porque las familias buscan una fuente adicional de ingresos que les permita aumentar su poder adquisitivo. En este contexto, los comerciantes podrían al menos evaluar la viabilidad de emprender negocios dedicados a la venta y compra de otros tipos de productos se segunda mano. Está, por ejemplo, el de los libros usados, aunque su dinamismo es mucho menor que el de la vestimenta, por no ser una necesidad. El pensamiento heterodoxo puede ser la clave para detectar oportunidades. Nada es descartable de antemano, dada la situación del país. Francisco Martínez sostiene que la venta de bienes usados siempre ha sido un mercado fértil por la demanda entre personas de menores recursos, pero advierte que los consumidores corren el riesgo de no estar seguros de cuál puede ser la vida útil del producto que adquieren. Por eso, se recomienda a los comerciantes interesados mantener unos estándares mínimos de buen estado del producto cuando alguien se muestre interesado en vender.
El músculo de la franquicia El presidente ejecutivo de la Cámara Venezolana de Franquicias (Profranquicias), Abel Calvo, señaló que algunas franquicias siguen siendo un negocio interesante a pesar de la crisis que atravie-
Gerente de Administración y Finanzas: Mirla Moros Jefe de Mercadeo y Ventas: Ileana Hidalgo
Olalquiaga alerta que industrias nacionales trabajan a 36% de su capacidad sa Venezuela. "Depende del sector, mientras mayor dependencia de insumos tenga una franquicia, más difícil la está pasando. Es decir, la de retail (comercio al por menor) en general están pasando tiempos muy complicados", manifestó. Explicó que "en el otro extremo están las franquicias de servicios, que la tienen un poco más fácil, mientras las de comida están en el medio". Calvo resaltó que, dentro del sector servicios, las mejores opciones para invertir son las franquicias de servicios educativos, las de estética y la de gimnasios. Estas son algunas de las opciones disponibles para que el sector privado siga en pie en medio de la crisis. Francisco Martínez se mantiene optimista sobre la recuperación del aparato productivo una vez que se tomen las reformas económicas necesarias. Pero hasta entonces, algo hay que hacer para no ahogarse. Seguiremos informando…
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