Carta Semanal de Descifrado,14 septiembre 2016

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Caracas, 14 de septiembre de 2016

Luego del 11 de octubre, la convocatoria del referéndum revocatorio para cambiar a todo el Gobierno dependerá de la voluntad política del chavismo. La oposición solo podrá lograr ese cambio con la conjunción de varios elementos de presión

Astros alineados para revocar omenzado el último cuatrimestre del año, luce más remota la posibilidad de que en 2016 haya un referéndum revocatorio que permita no solamente sacar a Nicolás Maduro de Miraflores, sino también a su partido. Con los retrasos impuestos por el Consejo Nacional Electoral ni siquiera se ha pasado a la etapa de recolección de manifestaciones de voluntad de 20%.

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Pero todavía la Mesa de la Unidad Democrática tiene razones para no tirar la toalla. La Toma de Caracas oxigenó las esperanzas en que es posible movilizar a la enorme mayoría del país que exige cambio de gobierno a pesar de la campaña oficialista de intimidación. Ahora la oposición tendrá que canalizar esa voluntad hacia acciones de calle que sean pacíficas y a la vez desafíen las barreras tradicionales impuestas por los poderes públicos al derecho a manifestar.

Unida a la movilización constante, la presión internacional puede ser otro factor que contribuya con el cumplimiento del objetivo opositor, aunque tendría que pasar de los meros exhortos al Gobierno venezolano, que los ignora sin disimulo.

Fechas límite Absolutamente todos los estudios de opinión pública hechos en lo que va de año arrojan la misma conclusión: el Gobierno perdería de forma dramática el referéndum revocatorio. A estas alturas es evidente que la intención de voto no es ningún problema para la oposición. El tiempo es el escollo con el que Ejecutivo y los demás poderes públicos juegan para que el revocatorio pierda efectividad como mecanismo constitucional de cambio de gobierno completo.

Dado que Maduro está completando el último período presidencial de Hugo Chávez, iniciado el 10 de enero de 2013, esa misma fecha, pero en 2017 (según el TSJ), es la verdadera línea roja que no se puede cruzar si se espera que haya elecciones presidenciales después de un revocatorio exitoso.

El reglamento del CNE establece un plazo máximo de 90 días entre la convocatoria de la consulta y su realización. Si el ente comicial interpreta, como ha hecho hasta ahora, que debe tomarse todo el tiempo que la norma permite, el 11 de octubre sería el último día en el que el llamado a referéndum sea hecho a tiempo, pues entonces la celebración sería el 9 de enero.

Después de aquel día a la oposición no le quedarían argumentos legales que respalden su reclamo, y la determinación del momento para la votación por el CNE se reduciría a una cuestión de voluntad política. Es en este terreno flexible que las diferentes formas de presión tendrán el papel decisivo.

El diputado Diosdado Cabello ha amenazado a empresas que se paren para participar en las protestas convocadas por la MUD

A la calle a juro Todo indica que el factor determinante para que la esperanza de la MUD se vuelva realidad sigue siendo la disposición de la población a permanecer en las calles. Hay otros elementos que pueden ayudar, pero ninguno será suficiente. La manifestación es la condición sine qua non, y la que pudiera activar los demás mecanismos de presión.

La alianza opositora se adjudicó una primera victoria con la Toma de Caracas del 1 de septiembre. En ella pudo demostrar capacidad de convocatoria masiva a pesar de todos los obstáculos y la intimidación con los que el Gobierno trató de hacer fracasar la experiencia. Una semana después llegó el turno a las regiones. El chavismo tuvo que recurrir a los organismos de seguridad bajo su control y a civiles violentos para bloquear las movilizaciones. Aun así hubo protestas en todo el país, incluso en zonas arriesgadas, con pleno dominio oficialista de las autoridades regionales y locales, como Trujillo y Apure. Ahí grupos irregulares agredieron a los manifestantes, pero estos prosiguieron todo lo que pudieron. >> Cont. en la pág. 3

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El éxito de las próximas actividades está lejos de garantizado, y son justamente ellas las cruciales porque el tiempo se agota. La protesta de 12 horas originalmente pautada para hoy, miércoles, quedó diferida para el viernes 16. Jesús "Chúo" Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD, explicó que la reprogramación obedece a que ese es el día en que el CNE anunciará la fecha de recolección de las huellas de 20% de los inscritos en el Registro Electoral. La idea, dijo, es que el directorio se dirija al país "con el pueblo en la calle". Si la decisión del CNE no se ajusta a las exigencias de la MUD, la alianza llamará a nuevas manifestaciones.

Los detalles de la actividad del 16 serán anunciados hoy, miércoles. El nivel de desafío al Gobierno dependerá del lugar elegido para concentrar a los ciudadanos. Será particularmente alto si la locación es en el territorio prohibido por antonomasia: el Distrito Capital. Sin importar cuántas veces se insista en la protesta pacífica, el Gobierno prejuzgará como violento cualquier activismo opositor en el área y actuará acorde.

Si la oposición pide que haya una movilización dentro del municipio Libertador, la convocatoria, como ha ocurrido con actos similares, pudiera ser muy pequeña, debido al temor de los ciudadanos a la represión. Inversamente, si se excluye esta zona, es más probable que se repita la concentración de masas del 1 de septiembre. Pero entonces sería una reedición de una etapa que ya cumplió su función y que se tiene por superada.

El Gobierno pudiera estar apostando a que, entre el miedo y la desmotivación por falta de efectividad, la enorme mayoría de la población que no lo quiere más en Miraflores desoiga a la MUD y se quede en casa (o en una interminable cola para comprar comida, a los mismos efectos).

El reto para los líderes de la oposición es convencer a un número no mucho menor de personas que el que participó en la Toma de Caracas de acompañarlos a manifestar pacíficamente en el Distrito Capital, pese al peligro de las represalias físicas o penales. La conmoción que pretende generar a escala nacional e internacional sería mucho más probable si las calles del centro de Caracas se desbordan simpatizantes del revocatorio. Si eso ocurre el viernes, igualmente es casi seguro que el Gobierno recurra a la represión dura para disuadir a la población de que mantenga esta actitud. El objetivo sería desgastar rápidamente el ímpetu que parece haber despertado el 6 de diciembre.

Independientemente de cuáles sean la ubicación de las manifestaciones y la forma de protestar seleccionadas, un evento que dure doce horas, como anunció la MUD, supone la paralización de la las actividades económicas por un día (excepto las nocturnas). Luego vendrá otra ronda de movilizaciones a nivel nacional llamada "Toma de Venezuela", que deberá extenderse por 24 horas. Un paro, aunque la MUD no emplee esa palabra.

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4 DESCIFRADO >> Viene de la pág. 3 Este tipo de protestas requieren el consentimiento de un importante número de empresas privadas para tener éxito. Los trabajadores de las compañías pudieran sentirse mucho menos alentados a atender el llamado de la oposición si sus patronos no les permiten acudir sin que se les descuente ese día de sus salarios. La crisis económica ya tiene a buena parte de los venezolanos indispuestos a reducir sus ingresos.

Algunos gremios, como Consecomercio, son conscientes de este problema y han exhortado a sus integrantes a que lleguen a acuerdos con los empleados para que estos puedan ejercer su derecho a la manifestación sin el sacrificio al bolsillo. Aunque eso no signifique necesariamente cerrar las puertas de los negocios, el Gobierno puede interpretarlo de esa manera.

Diosdado Cabello amenazó con que "la revolución tome cualquier empresa que se sume al paro". Esta advertencia es otro intento de prevenir la movilización masiva que espera la oposición.

El aliado circunstancial La posibilidad de que la MUD logre el nivel deseado de contundencia en sus próximos actos de protesta puede aumentar si recibe el apoyo del llamado chavismo crítico, encarnado en el partido Marea Socialista y la Plataforma de Defensa de la Constitución (grupo de exministros de Chávez, militares retirados y activistas de izquierda que rechazan la gestión de Maduro).

Estos grupos hasta ahora se han limitado a expresar su apoyo a la realización del revocatorio este año, por ser un derecho constitucional. Sin embargo, se han negado a unirse con la "oposición de derecha" en sus actos de defensa de ese derecho e incluso calificado a la propuesta de la MUD como una "estafa". Sostienen que una parte de la coalición no quiere que la consulta sea este año y maniobra en las sombras para que así sea.

Pero el chavismo disidente también ve el cambio de gobierno como una necesidad, y eso pudiera cambiar las cosas. Varios estudios de opinión pública recientes han detectado que no solamente la popularidad de Maduro está por el piso, sino que la del chavismo como movimiento también se reduce. Cada vez son más los venezolanos que asocian sus padecimientos con el Ejecutivo y sus políticas, a pesar de que estas son una continuación de los lineamientos del propio Chávez. Los demás dirigentes de la cúpula oficialista, que pudieran asumir las riendas una vez superado el riesgo de elecciones en 2017, tienen niveles de rechazo todavía más altos que los del Presidente.

Existe el temor de que la permanencia del alto mando del PSUV en el poder produzca un daño irreparable al chavismo como movimiento de masas.

Esto pudiera afectar incluso a quienes se han desvinculado del partido sin abandonar el chavismo, caso de Marea Socialista. Sus oportunidades de hacerse con el Gobierno quedarían en ese caso muy limitadas. Si sus líderes son conscientes de ello, es posible que decidan dar un giro y aceptar un pacto circunstancial con la MUD con el único propósito de lograr un revocatorio oportuno.

El “qué dirán los vecinos” El otro factor que pudiera persuadir al chavismo de que deje de poner trabas a la celebración del referéndum antes del 10 de enero es la presión internacional. Tal vez sea exagerado afirmar que "los ojos del mundo están puestos en Venezuela", como si el país fuera una preocupación de primerí-

Entre más vea la comunidad internacional que las grandes masas nacionales están dispuestas a reclamar el derecho a revocar, mayor puede ser su apoyo

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Chúo Torrealba advirtió que llamarán a más manifestaciones si este viernes el CNE no hace un anuncio sobre el revocatorio que se ajuste a las demandas de la MUD

Directora: Cindy Medina Redacción: Alejandro Armas

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simo orden en todo el globo. Pero es un hecho que la preocupación por su destino es mayor que nunca antes en la historia contemporánea.

Hasta ahora esa preocupación ha sido demasiado tímida como para concretarse en acciones que vayan más allá del exhorto a la realización del revocatorio este año, hecho desde unos pocos países como Estados Unidos.

El intento que más se ha acercado a pasar al campo de las sanciones ha sido la iniciativa del secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, para aplicar la Carta Democrática de esta institución a Venezuela. Esa decisión, sin embargo, no le corresponde a él, sino a los países miembros reunidos en Consejo Permanente. La última vez que se realizó dicho encuentro, en junio, los representantes de las naciones consintieron que Almagro presentara sus alegatos sobre la pertinencia de activar la carta, pero de ahí no pasaron. Desde entonces la discusión ha estado "engavetada". Pero el solo hecho de que la mayoría de los Estados haya aceptado que se abriera el debate, contraviniendo la petición de Venezuela, ha debido disparar las alarmas del oficialismo sobre la falta de garantías de que saldrá airoso.

Otro foro donde el Gobierno venezolano pudiera tener mucho que perder si lo sanciona es el Mercosur. Brasil y Argentina, sus dos miembros más importantes, junto con Paraguay, ya han expresado su rechazo al trato que el chavismo da a sus opositores. Se niegan a reconocer que Venezuela ejerza la presidencia pro témpore del bloque y no descartan acciones más severas. Una de ellas pudiera ser el Protocolo de Ushuaia, que contempla la expulsión de un miembro en el que se produzca una violación grave del orden constitucional.

Esta medida debe ser adoptada por unanimidad de los demás integrantes, y hasta ahora Uruguay se ha mantenido al margen de sus socios en la condena a Venezuela. Sin embargo, su canciller, Rodolfo Nin Novoa, ha adelantado que una disolución de la Asamblea Nacional, algo con lo que el chavismo repetidas veces ha amenazado, sí calificaría como alteración del orden democrático. Este funcionario del país austral también ha asomado la necesidad de que el revocatorio se realice como salida pacífica a la crisis política venezolana. No es completamente descartable que Uruguay cambie de opinión sobre el chavismo si la consulta termina completamente bloqueada.

Entre más vea la comunidad internacional que las grandes masas nacionales están dispuestas a reclamar el derecho a revocar, mayor puede ser su apoyo. Sin esas movilizaciones, difícilmente puede esperarse que modifique su conducta. Sobre todo si hay represión a gran escala, el reclamo al Gobierno desde afuera llegará más lejos.

Estos son los astros que tendrían que alinearse para que el revocatorio se este año. La MUD está obligada a insistir con ellos, ya que referéndum se ha vuelto la esperanza con la que ha podido activar a la población a su favor. Si todo falla, solo entonces habrá cabida para un cambio de rumbo.

Seguiremos informando…

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