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Caracas, 18 de marzo de 2014
El costo de la pacificación La agenda real, que trasciende la retórica oficial, requiere medidas de urgencia para atender el abastecimiento, y este objetivo exige "poner orden" antes del arranque de Sicad II
E
n Venezuela hay una cuenta regresiva. Se trata de una carrera contra el tiempo que define cuánto más pueden subsistir las industrias que aún permanecen operativas. Cuánto falta para que llegue la tan ansiada oxigenación del mercado cambiario. Qué lapso de tiempo pueden esperar los proveedores en el exterior que aún estarían dispuesto a negociar, tras meses de espera, la gestión de nuevos despachos. Sicad II se ha vendido como la gran solución, en la que la oferta
de Pdvsa y de las transnacionales ayudaría a balancear la ecuación, aunque hay aspectos técnicos que dificultan su aplicación con el actual marco regulatorio. No hay que dejar de lado la situación del país, los enfrentamientos en las calles y la necesidad de lograr una paz impuesta a cualquier costo, la otra parte de la agenda gubernamental. Para que Sicad II funcione, debe haber paz en las calles otra vez, parece leer el gobierno de Nicolás Maduro. Pero la paz depende de garantizar el abasteci-
miento, y no tan solo a través de una nueva tarjeta de alimentación. El ejemplo de Air Canada, el más reciente tras la paralización de SuperEnvases (proveedora de Polar), Toyota, Chrysler y la declaración de emergencia de los sectores farmacéutico o químico, deja sobre la palestra la conexión de ambos temas. La canadiense deja de operar, aún ante la amenaza reciente de que no podrá retomar operaciones , alegando no solo la deuda pendiente en dólares, sino la inseguridad Cont. en la pág. 2