¡NUEVO DISEÑO! Caracas, 19 de octubre de 2016
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El legado de la crisis
Las políticas económicas de Maduro tienen asidero en acciones que ya había emprendido Hugo Chávez y en el Plan de la Patria. Las semillas de la inflación y la escasez ya estaban sembradas cuando el “eterno” murió
xministros, militares retirados y analistas que simpatizaron con el presidente Hugo Chávez y que todavía se consideran sus herederos han acusado al presidente Nicolás Maduro de “traicionar” el legado del fundador del movimiento y de ser responsable de la crisis económica que afecta al país. ¿Está entonces Chávez libre de culpa en la debacle actual? Una revisión de los orígenes de los factores que generaron la situación presente indica lo contrario. La mayoría comenzó a ser aplicada mucho antes de que el militar devenido en político revelara siquiera sus verdaderas pintas rojas rojitas. Maduro no fue el autor de los controles de cambio y de precios. Tampoco fue el primero en gritar “exprópiese”. Ni siquiera fue quien aumentó hasta niveles nunca antes vistos la dependencia del petróleo. En todo caso, se le podría achacar no haber tomado los correctivos que ya urgían cuando se puso la banda tricolor por
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Control de cambio anciano A diferencia de otros eventos de naturaleza similar como la Gran Depresión que asoló Estados Unidos y tuvo su origen en el desplome de Wall Street en 1929, difícilmente se puede establecer una fecha o evento que haya desatado la crisis venezolana actual. Sin embargo, sus efectos más palpables para la sociedad comenzaron a sentirse poco después de la llegada a Miraflores de Nicolás Maduro. Para el momento en que Hugo Chávez murió, ya varios productos de la canasta básica se habían vuelto crónicamente escasos y no era demasiado extraño que se formaran colas para adquirir estos productos a precio regulado. Pero ninguno de estos problemas se había vuelto tan grave y tan extendido como a partir de 2014. Para determinar si el Ejecutivo actual es el único responsable de la ruina del país, o si por el contrario las semillas del desastre fueron sembradas por el propio Chávez, es necesario ver a qué etapa se remonta la aparición de los factores a los que la mayoría de los especialistas atribuye la situación actual. El más dañino de estos ingredientes del coctel de la crisis tal vez sea el quiebre del aparato productivo nacional, mediante controles de cambio y de precio y expropiaciones de empresas privadas cuyos sustitutos públicos han resultado bastantes ineficientes. Dichas regulaciones vieron la luz durante la gestión de Chávez, y desde entonces los economistas advirtieron sobre sus consecuencias a largo plazo, sin que el Gobierno los escuchara. La primera de ellas, Cadivi, apareció en 2003, año en que los ingresos en divisas del Estado se vieron afectados por el paro petrolero, y muchos pensaron que sería una medida para atender la coyuntura del momento. En vez de eso, se ha prolongado por 13 años, más del doble que los seis que duró Recadi y del séxtuple que los dos de la OTAC. Para colmo, se fue volviendo cada vez más inflexible. En 2010, el sistema permuta que aliviaba en cierta medida la escasez de divisas para importar fue eliminado en una cacería de brujas contra las casas de bolsa. Jorge Giordani, entonces poderoso ministro de Planificación, fue supuestamente el cerebro detrás de esta operación. Desde los días de Chávez como golpista fracasado, Giordani ejerció una gran influencia en él, y el peso de su pensamiento marxista ortodoxo en las políticas económicas del “comandante” fue considerable. Hoy trata de desvincularse de los resultados, alegando que una corrupción que el gobierno de Maduro no combate “pervirtió” la ejecución del plan. La consiguiente escasez de dólares fomentó la creación de un mercado negro que ha favorecido la aparición de precios especulativos. El desequilibrio entre la masa monetaria en bolívares y la demanda de billetes verdes llevó al propio Gobierno a devaluar la moneda nacional en varias ocasiones. Justo antes de que apareciera Cadivi, cada dólar costaba poco menos de Bs 2.000. Hoy, sin considerar la reconversión monetaria de 2008, la tasa más baja es de 10 mil por dólar (un aumento de más de 400% con respecto a los niveles de 2003), y la más alta, de alre-
El asesor de Maduro, Alfredo Serrano, autor de un libro sobre el pensamiento económico de Chávez, asegura que el actual presidente se ha mantenido fiel a los lineamientos de su predecesor
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dedor de 660 mil (incremento superior a 32.900%).
Escasez de racionalidad Fue también Chávez quien instituyó el control de precios en febrero de 2003. Antes de eso, la escasez promediaba 5%; al cierre de 2013, último registró publicado por el Banco Central de Venezuela, se ubicaba en 22,2%, según se lee en un artículo publicado en abril de 2016 por la periodista Dulce María Rodríguez en El Nacional. A 13 años de implementada la medida, prosigue dicho texto, la ausencia de productos prioritarios de la canasta básica familiar se cuadriplicó y se ubica en 41,3%, de acuerdo con cifras del Centro de Documentación de Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM). Alexis Piñate, subdirector del Cendas, señaló para el rotativo que en enero de 2007, cuando Chávez estaba en la cumbre de su popularidad tras su victoria frente a Manuel Rosales y un ciclo picos sin precedentes en los precios del petróleo, se acentuó la escasez de productos de consumo masivo, principalmente alimentos. Posteriormente comenzaron a reportarse fallas en el abastecimiento de artículos de aseo del hogar, cuidado personal y medicamentos. "De 157 meses de aplicación de control de precios, 110 meses han sido de escasez y desabastecimiento de productos prioritarios", aseguró. Precisó que el hallazgo es el resultado de un estudio realizado por el Cendas en mercados libres y populares, así como también en supermercados del área metropolitana de Caracas, Ocumare del Tuy y Charallave. Indicó que en 2007, cuando iniciaron la investigación, la escasez se ubicaba en 10,7%, el doble de la existente cuando se aplicaron los primeros controles. De hecho, Chávez atribuyó a ese problema una cuota de responsabilidad en su única derrota electoral, cuando ese año los votantes le dijeron “No” a su propuesta de reforma constitucional. Maduro, no obstante, ha optado por el reforzamiento de las regulaciones mediante la aplicación de la Ley de Precios Justos de 2014, las fiscalizaciones realizadas por la Sundde con apoyo militar y la creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que ahora podrán exigir que les vendan 50% de la producción agroindustrial nacional, pública y privada.
Un dólar cuesta alrededor de 32.900% más hoy a tasa Simadi que el último cambio libre previo a la aparición de Cadivi, obviando la reconversión monetaria de 2008
Inflación “millardística” Hasta Chávez, y no Maduro, también ha sido rastreado el origen de otro de los elementos fundamentales en la crisis económica de hoy: la inflación desbocada mediante la impresión de dinero inorgánico. Poco a poco en 17 años fue desmontada la autonomía del Banco Central de Venezuela para permitirle al ente emisor financiar el gasto público del Ejecutivo, cosa que prohíbe el ordenamiento jurídi-
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4 DESCIFRADO >> Viene de la pág. 3 co nacional. Entre 2003 y 2004 Chávez pidió al BCV el famoso “millardito” como contribución de las reservas internacionales al Plan Zamora, la reforma agraria impulsada por el presidente fallecido. Desde entonces, entre el banco y Pdvsa, la gran generadora de divisas, se han establecido mecanismos nada transparentes para que el Gobierno cuente con todo el efectivo que su indisciplina fiscal requiriera. Ya en 2005 Chávez se jactaba de que “comenzó pidiendo un millardito y ya iba por seis”. Un lustro más tarde, en un artículo de opinión en El Universal, el economista José Toro Hardy alertó que el BCV había traspasado 38 mil millones de dólares de sus reservas internacionales al Fonden. Maduro no ha hecho nada por poner fin a esa tendencia. Luego de que la oposición se hiciera en diciembre del año pasado con la Asamblea Nacional, organismo facultado para aprobar los créditos adicionales y vigilar el manejo de los fondos públicos, el mandatario aprovechó los días finales de su última Ley Habilitante para despojar al Parlamento de sus competencias sobre el BCV, pasándolas a Miraflores.
Adictos al petróleo Al igual que sus sucesores hoy, Chávez proyectaba la diversificación de la economía para romper con la dependencia del petróleo como una necesidad. Pero al parecer nunca se tomó muy en serio lo que de la boca para afuera era una urgencia. Se le cuestiona que eso nunca se hiciera cuando el barril estaba por las nubes. Hacia 1999, entre 60% y 70% de las exportaciones venezolanas consistían en oro negro. Hoy, esa proporción supera 90%. Alfredo Serrano, asesor económico español del presidente Maduro y autor del libro El pensamiento económico de Hugo Chávez, ofreció su visión al respecto en una entrevista concedida a BBC Mundo la semana pasada. “La dificultad era saldar una deuda social muy alta del pasado en tiempo récord. Chávez hablaba de una economía del ahora, del ya. Decía que no podemos pedirle paciencia a un pueblo que tiene problemas de hambre, de educación, de salud, de vivienda (…) Siempre se podrían haber hecho las cosas mejor, pero teniendo en cuenta que el epicentro en materia económica era resolver una deuda social heredada a principios del siglo XXI”, dijo. Una interpretación de estos hechos sin el lente oficialista de por medio es que a Chávez no le interesó diversificar la economía porque los beneficios de este tipo de procesos siempre se notan a largo plazo, muy lento para lo que él deseaba. El expresidente tal vez pensó que para consolidar su base de apoyo en un país donde las tesis marxistas nunca habían sido muy populares (como lo demuestra el exiguo apoyo al Partido Comunista de Venezuela a lo largo de su historial electoral), más que una campaña de enseñanza masiva de El capital era necesaria la ejecución obras sociales de altísima factura lo más rápido posible. Chávez solo radicalizó su discurso hacia el socialismo cuando los precios del crudo se dispararon hacia arriba. Mientras los controles asfixiaban al sector privado y las empresas expropiadas se volvían improductivas, las exportaciones quedaron cada vez más limitadas al petróleo. Cuando su valor en los mercados internacionales estuvo en alto, los ingresos en divisas permitieron al Estado disimular la escasez con importaciones gigantescas de bienes de primera necesidad que luego se vendían a precio regulado en mercados públicos. Con el petróleo mucho más bajo, esto dejó de ser posible.
El Plan de la Patria dejado por Chávez está marcado por una radicalización de las políticas de corte marxista señaladas como causantes de buena parte de la crisis
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El plan heredado
El ex ministro Giordani, que desde el principio ejerció una profunda influencia sobre Chávez, es considerado el cerebro detrás de la eliminación de las casas de bolsa que profundizó la escasez de divisas
Directora: Cindy Medina Redacción: Alejandro Armas
Muy al contrario de lo que esgrime Marea Socialista y otras agrupaciones del llamado chavismo crítico, Alfredo Serrano considera que Maduro “ha seguido al pie de la letra el pensamiento económico del presidente Hugo Chávez”. Si bien Chávez murió justo cuando comenzaba el último período para el que fue electo, quedó el proyecto que presentó al país como conjunto de directrices que orientarían todas sus acciones en dicho lapso: el Plan de la Patria. Cuando Maduro tomó las riendas, para demostrar que no se desviaría ni un ápice de lo que dejó su antecesor, adoptó el mismo proyecto como propio. El Plan de la Patria está marcado por la radicalización de las políticas de corte comunista que Chávez ya tenía tiempo ejecutando y que, según la mayoría de los expertos, son la causa de buena parte del malestar económico. Llama la atención que uno de los objetivos del plan sea “impulsar la transformación del modelo económico rentístico hacia el nuevo modelo productivo diversificado y socialista, con participación protagónica de las instancias del Poder Popular”. Esto se traduce en profundizar la entrega de facultades y recursos a instancias como los consejos comunales y las comunas, cuya implantación Chávez había venido impulsando desde 2010, mediante leyes consideradas por sus detractores como inconstitucionales. Aunque Maduro siempre hizo alusión a este “socialismo territorial”, fue a partir de enero de 2016 cuando aceleró la marcha en esa dirección. El resultado ha sido la creación de los CLAP y otras formas de control de la distribución de productos básicos. El presidente ha insistido además en que las comunidades organizadas bajo la dirección del Gobierno son la nueva clave para acabar con la escasez mediante producción local. Pero el año se acerca a su final y los anaqueles siguen vacíos. Por eso las autoridades obligan a la industria privada agroalimentaria a entregar 50% de su producción a los CLAP, con lo que pretenden atender la demanda del creciente número de personas con ingresos insuficientes para pagar precios de mercado. A la vez, para quienes pudieran estar económicamente más holgados, autorizan la venta de bienes importados a precio internacional. Conclusión: aunque casi todos sus colegas critican el pensamiento de Alfredo Serrano, el andaluz parece tener razón en que Maduro se ha mantenido leal al legado de Chávez. Tal vez eso explique por qué, según el último estudio de Venebarómetro, ya son más los venezolanos que recuerdan de forma negativa la gestión del “comandante”. Seguiremos informando…
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