¡NUEVO DISEÑO! Caracas, 24 de agosto de 2016
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El marco jurídico vigente no garantiza que producir para vender en el exterior sea una fuente de dólares para blindarse ante la crisis. El acceso a las divisas para producir lo exportable está en duda debido a la prioridad en las compras de comida y medicamentos por el Estado
Exportar: negocio riesgoso l pasado viernes 19 de agosto, Toyota Venezuela anunció que reanudó su producción en Venezuela luego de que esta pasara seis meses paralizada. No solo eso. El presidente de la sucursal en el país, Rafael Chang, incluso manifestó que prevén exportar vehículos a otras naciones latinoamericanas a partir de 2017. Este optimismo sobre el porvenir de la compañía contrasta con el contexto de crisis en el que se encuentra sumido el sector privado en Venezuela, y también
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la economía nacional en general. Muchos empresarios podrían estarse preguntando si las exportaciones no son solo una posibilidad, sino la oportunidad para blindarse contra la situación actual y asegurar inversiones exitosas. El propio Gobierno ha llevado la voz cantante en la promoción de las ventas no petroleras al exterior desde principios de año, impulsando incluso medidas liberalizadoras en un intento por persuadir al sector privado de la conveniencia de esta iniciativa. Pero su historial de conducta errática ante el empresariado, entre los guiños y agresividad, pone en tela de juicio sus intenciones. Además, para exportar hay que producir primero. Las compañías enfrentan en tal sentido uno de los problemas que les impide también abastecer el mercado interno: la falta de materia prima.
El dudoso mejor amigo El anuncio del ejecutivo de Toyota fue transmitido al país por las cámaras de Venezolana de Televisión, medio que, por su línea editorial pro gobierno, difícilmente transmitiría las declaraciones de un empresario, a no ser que esté escoltado por una figura cercana al Ejecutivo. En efecto, Chang estaba en compañía de Luis Acuña, gobernador de Sucre (la planta está en Cumaná), y el nuevo ministro de Industrias y Comercio y vicepresidente para el Área Económica, Carlos Faría. La mayoría de los casos, si no es que todos, en que representantes del sector privado se han mostrado entusiasmados con el porvenir ha sido en eventos como las sesiones del Consejo Nacional de Economía Productiva, bajo la estricta tutela del Gobierno. En el caso específico de Toyota, las conversaciones con el Ejecutivo se remontan a hace varios meses, cuando esta y otras compañías del sector comenzaron a negociar mediante el predecesor de Faría, Miguel Pérez Abad. El fabricante de equipos de tecnología, Siragon, anunció hace dos semanas que acaba de exportar 630 computadoras All in One modelo 7100 a Panamá para ser distribuidas en ese mercado y en el resto de Centroamérica. La empresa también enviará unos 2.000 equipos del mismo modelo hacia Argentina. Prevé exportar 5.000 equipos en el exterior al cierre de este año, e ir incrementado la cifra hasta llegar a 400 mil hacia el año 2020. Ruiz señaló que la empresa considera que puede competir en calidad y precio en los mercados de Colombia, Ecuador, Chile y Brasil, reseño El mundo Economía y Negocios. El presidente de Siragon, Passam Yusef, es un integrante de la directiva del Consejo Nacional de Economía Productiva. Nicolás Maduro y su gabinete económico se han mostrado -súbitamente- como los supuestos mejores amigos de la diversificación de exportaciones, luego de años de aumento de la dependencia de la venta de petróleo bajo el chavismo. Pero con la caída de los precios del oro negro dicha dependencia se volvió un trago amargo y ahora los voceros oficialistas aseguran que no es su proyecto socialista lo que ha fracasado, sino un rentismo petrolero que irónicamente atribuyen a los políticos que los antecedieron en el poder. Por eso, dicen, hay que sustituir ese modelo a toda costa. El Ejecutivo anunció a principios de año que prevé aumentar las exportaciones no petroleras para mejorar la entrada de divisas. Con ese fin lanzó un Plan de Exportaciones cuya meta es romper el récord y superar los 7.000 millones de dólares en 2016 en despachos no petroleros al extranjero. En una especie de reconocimiento tácito de que no puede solo, el Gobierno ha apelado a lo que llama "empresarios patriotas" para que juntos reimpulsen la economía nacional. Por eso creó el Consejo Nacional de Economía Productiva, en la que el Ejecutivo se ha comprometido a realizar cambios en el aparataje le-
El interés del Gobierno por diversificar las exportaciones pudiera ser desechado si los precios del petróleo vuelven a elevarse a niveles superiores a los de 2015
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gal para facilitar las exportaciones. Las grandes asociaciones del sector privado a las que el chavismo tiende a culpar de la crisis (Fedecámaras, Consecomercio, Conindustria, etc.) han quedado excluidas de estas iniciativas. ¿Son sinceros el Presidente y sus ministros cuando dicen que es momento de acabar con la adicción a los petrodólares de una vez por todas? Nunca esa dependencia fue tan alta como con Hugo Chávez y sus herederos. La determinación que Maduro asegura tener en eliminar el rentismo contrasta con sus frecuentes quejas de que el precio del crudo dista de ser el "justo" y que debería elevarse hasta al menos el doble de los casi 40 dólares actuales. Por eso sus recurrentes envíos de emisarios, como el presidente de Pdvsa, Eulogio del Pino, a países productores para acordar un aumento. El chavismo históricamente ha manifestado una preferencia por los dólares fáciles y rápidos que le permiten financiar su abultado gasto público, sobre todo en momentos en que no le van muy bien en las encuestas, tal como ocurre ahora. Una diversificación económica pudiera ser en ese sentido demasiado lenta para su gusto en manifestar sus efectos benéficos. Aunque es improbable que próximamente el valor del petróleo suba como Maduro desea, si ocurriera, pudiera ser el fin del viraje hacia las exportaciones heterogéneas.
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Jesús Faría, economista educado en la tradición marxista ortodoxa, fue encargado por Maduro de implementar las políticas de comercio exterior
No es para todos Las primeras señales indican que solo habrá una flexibilización económica para esas áreas a las que el Gobierno le interesa que generen divisas. Además, la salida del país de los bienes que elaboran no puede contravenir los intereses oficialistas. El dominio férreo sobre el aparato productivo se mantiene. Así, serían los artículos cuyo abastecimiento no es juzgado como sensible los que pudieran ser expropiados. Las ensambladoras de vehículos como Toyota son un ejemplo de quienes estarían habilitadas, ya que los automóviles de última generación no son productos esenciales para el grueso de la población. Otro ejemplo pudieran ser los productos químicos y quizá algunos alimentos fuera de la cesta básica, así como bebidas alcohólicas.
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4 DESCIFRADO >> Viene de la pág. 3 Por el contrario, es poco probable que las autoridades permitan la exportación de rubros alimenticios de alta demanda y sumamente escasos. Tampoco medicamentos. Estos quedarían sujetos a los controles del Estado sobre su distribución para atender el mercado interno.
Beneficios a medias Una de las concesiones otorgadas por el Gobierno a los empresarios en el marco del Consejo Nacional de Economía Productiva fue permitirles expropiar sus productos a tasa del Sistema Marginal de Divisas (Simadi). De esa manera pudieron pasar a obtener por cada dólar de su venta en el extranjero, no los Bs 12,50 del Sicad II, sino una cantidad flotante que partió de poco menos de Bs 200 y ya va por más 640. Aunque se ha estancado en torno a esta cifra se ha acercado considerablemente al mercado paralelo, y es poco menos de los aproximadamente Bs 700 que los expertos consideran sería el verdadero valor de la divisa. Otras medidas en el marco del Plan de Exportaciones son la simplificación de trámites, incluyendo la eliminación de licencias de exportación, la flexibilización del requisito del RUSAD, la implementación de nuevas líneas de crédito para apoyar a exportadores. Los exportadores pueden retener para sí hasta 60% de las divisas conseguidas, y vender el resto al Banco Central de Venezuela. Aura Marina Palermo, experta en comercio exterior y directora de AP Integra, advierte que este panorama no es tan hermoso como se ve a primera vista. En primer lugar, explica, no se trata de que los empresarios podrán disponer de este 60% para lo que quieran. Tienen que depositarlos en cuentas dentro del país, supervisadas por el BCV. Su destino debe ser la cobertura de gastos no financieros. Si en tres meses no se han empleado de esta manera, lo que quede debe igualmente ser intercambiado por bolívares con el ente emisor. La especialista se mantiene escéptica sobre una posible flexibilización del control de cambio. Sostiene que más bien se profundizará un esquema de divisas convertibles ya existente. En este sistema los grupos muy minoritarios con acceso a dólares serían lo que determinan el valor de la moneda. Palermo recomienda mucha prudencia a los empresarios que deseen dedicarse a exportar ahora. Explica que para comenzar a hacerlo hace falta una inversión considerable de capital, que tal vez no pueda recuperarse. Subraya que el marco jurídico vigente no garantiza de ninguna manera un ingreso en dólares que sirva como refuerzo financiero dentro del difícil contexto económico venezolano. En ese sentido cabe considerar el entorno extremista que rodea a Maduro. El hermano del vicepresidente para el Área Económica es Jesús Faría, un diputado que perdió la reelección el pasado 6 de diciembre, pero fue incorporado un mes después al gabinete como encargado específicamente del comercio exterior. Es un economista educado en la tradición marxista ortodoxa, enemiga acérrima del empresariado privado. Su hermano Carlos es ingeniero formado en la Unión Soviética, cuyo modelo centralizado ha alabado. Los dos son hijos de uno de los fundadores del Partido Comunista de Venezuela. Desde su nueva posición, Jesús Faría ha moderado su discurso si se le compara con el que tuvo dentro del Parlamento, y ha manifestado su apoyo a medidas de corte más liberalizador, como la devaluación del bolívar ante el dólar a tasa Simadi. Pero si hubiera un cambio en su actitud, no sería la primera vez que el Gobierno pasa de una retórica amistosa con los empresarios a la hostilidad.
Toyota, Siragon y otras empresas que han establecido algún contacto con el Ejecutivo son las que han anunciado planes de exportar
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¿Y la materia prima?
Conindustria advierte que el sector no está en capacidad de producir para abastecer el mercado interno, ni mucho menos para exportar
Directora: Cindy Medina Redacción: Alejandro Armas
La venezolana es considerada actualmente como una economía de puertos, dependiente de las importaciones. La asfixia al aparato productivo ha magnificado esta situación y obligado a comprar en el exterior no solamente productos terminados, sino la mayoría de la materia prima empleada por el parque industrial nacional. Son los bienes elaborados del sector secundario los que tendrían un mayor margen para ser exportados, ya que la mayoría de los agrícolas está en el ojo del Gobierno para mejorar el abastecimiento de comida. La insuficiencia de insumos en un obstáculo más para producir en cantidades que permitan exportar. Esta semana se anunció que Venezuela y Colombia evalúan establecer un mecanismo de trueque, en el contexto de la reapertura fronteriza. El presidente de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga, brindó una entrevista en Unión Radio que ilustra la situación del sector en el país y su visión sobre la posibilidad de exportar. "Venezuela no produce rubros de valor agregado para intercambiar con Colombia; solo puede cambiar materias primas como petróleo, como se ha hecho toda la vida. Puede cambiar hierro pero esas industrias están apagadas. Podríamos enviarle a Colombia resinas plásticas, pero la producción es tan baja que no alcanza ni para Venezuela así que menos para enviarle a otro país. Podríamos cambiar cemento pero las cementeras dejaron de trabajar. Entonces, no hay nada que cambiar con Colombia y desconocemos sobre qué se trata ese acuerdo", dijo Olalquiaga. Agregó que "los países deben tener una balanza comercial en la que exporten productos que deseablemente no sean materias primas, sino que sean autopartes, amortiguadores, piezas de polietileno terminadas, pero eso requiere de inversiones y mano de obra especializada". La paradoja para el Gobierno es que destina la mayoría de las divisas para importar alimentos y medicamentos y financiar sus políticas sociales bandera, lo que dificulta el acceso a los dólares requeridos para producir a las empresas que supuestamente quiere que exporten. Entre enero y abril, mientras los voceros oficialistas instaban a los empresarios a exportar tan pronto como fuera posible, la asignación de divisas mediante el Simadi cayó 87,5%. Las exportaciones, aunque aparentemente rentables por ahora, son una opción de negocios que debe manejarse con mucho cuidado. Su situación recuerda el título de un clásico del cine de los años 80 que este mes cumplió 33 años de haberse estrenado: "Negocio Riesgoso". Seguiremos informando…
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