Carta semanal 31 mayo 2016

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Caracas, 31 de mayo de 2016

¿Caracazo en puerta?

La escasez de productos básicos aumenta las protestas violentas y acelera la pérdida de apoyo al Gobierno. La crisis ha crecido tanto que podría llevar a un estallido del que ningún actor político salga ileso l juego político en Venezuela está en una faceta de crisis, pero de una crisis que está estancada o avanza a paso de caracol. En el centro está el referéndum revocatorio, que el chavismo está empeñado en demorar hasta 2017 para que, en caso de que el presidente Nicolás Maduro lo pierda, su sucesor venga del PSUV. La oposición intenta vencer este bloqueo con presión internacional y de calle. Hasta ahora el

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oficialismo no ha dado señales de ceder. Pero mientras todo esto ocurre, el país vive otra crisis mucho más dinámica: la social. En 2015 Dios no proveyó y en lo que va de 2016 ninguna de las medidas tomadas por el Gobierno ha detenido a esas temidas hermanas llamadas inflación y escasez. La carestía y la pérdida del poder adquisitivo son tales que, según la Encuesta de Condiciones de Vida realizada por la UCV, la

USB y la UCAB para principios de año el número de venezolanos que no come tres veces al día era de 12%. A estas alturas lo más probable es que esta proporción haya aumentado. Las colas para adquirir productos de primera necesidad se han vuelto catalizadores del descontento. El "no hay más" luego de varias horas de espera desata cada vez más saqueos, intentos de saqueos o protestas por Cont. en la pág. 2


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comida. Todos los estudios de opinión pública recientes han concluido que para más de la mitad de los venezolanos el responsable de la debacle es el Gobierno. La posibilidad de salir de Maduro de forma pacífica y democrática puede ser un factor disuasivo de un estallido social mayor. Pero el revocatorio no termina de arrancar y hay razones para dudar si la paciencia de los ciudadanos tolerará la sustitución de Maduro por otro líder rojo. Algunos ni siquiera creen que aguante hasta una consulta en diciembre. El riesgo de un estremecimiento de la gobernabilidad no es nada despreciable.

Sin acceso al bachaco El economista y socio director de Econalítica, Asdrúbal Oliveros, señaló a Descifrado que gran parte de las familias venezolanas se encuentran en pobreza extrema, porque su ingreso no les alcanza para comprar la Canasta Básica Familiar. Este conjunto de bienes y servicios fundamentales se ubicó en abril en Bs 256.146,7, según cálculos del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM). Oliveros dijo que, de acuerdo con las estimaciones de Econalítica, la inflación interanual se situó en abril de este año en 294% en relación con el mismo mes del año pasado. Pero si el cálculo se hace excluyendo los productos regulados, el indicador es superior a 700%. Resaltó que el ingreso de los venezolanos no alcanza para pagar los precios de los productos revendidos por encima del precio oficial, "que ahora son inaccesibles" y explicó que el nivel de ingresos obliga a la gente a hacer colas y por eso se han multiplicado. Oliveros manifestó que el Gobierno "se ha apuntado un éxito comunicacional al satanizar a los bachaqueros, hasta el punto que varios estudios de opinión muestran que la gente los odia. La situación está sacando lo peor de los consumidores, que ahora están discri-

Maldonado considera que no se puede reprimir por mucho tiempo a quienes protestan por comida

minando a quienes hacen cola y colocando obstáculos para que puedan adquirir productos". "Sin embargo, el bachaquero no es el problema, el verdadero problema es el sistema de controles de precios, y la solución es el levantamiento de esas regulaciones", aseveró. Según los cálculos del director de Ecoanalítica, un bachaquero gana mensualmente el equivalente a 9,3 veces el salario mínimo este año, en comparación con las 3,7 veces de 2015.

El desespero en cifras Un reportaje publicado por El Nacional el domingo pasado publicó que, según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, en lo que va de año en el país se han registrado 2.138 protestas, un promedio de 18 diarias. La causa más común fue el reclamo de servicios básicos (26,70%), como luz y sobre todo agua. Le sigue la exigencia de alimentos, con 23,76%. En un tercer lugar están los derechos laborales, que abarcan 19,31%. Las manifestaciones por razones políticas, a pesar de toda la atención que llaman, apenas fueron 8,74%. El panorama no siempre fue así. Hasta hace cinco años la mayoría de las protestas era por problemas laborales. Ahora, las deficiencias en los servicios básicos y la distribución de comida insuficiente provocaron en

conjunto la mitad de las expresiones de descontento. Marco Antonio Ponce, director del OVCS, dijo a El Nacional que el número de manifestaciones por alimentos ha venido aumentando de forma vertiginosa. Mientras que en octubre de 2015 hubo 78, en abril de 2016 el total fue de 145, casi el doble. Los estallidos violentos que derivan en saqueos o intentos de saqueos se multiplican. Ponce puntualizó que, si bien la tendencia histórica en Venezuela ha sido de dos manifestaciones violentas por cada 100, la proporción ahora es de siete por cada 100. En la opinión pública pululan las opiniones de que la situación es similar a la oleada de disturbios del "Caracazo" de 1989. Sin embargo, la mayoría de los expertos difiere, debido al carácter concentrado en tiempo y espacio de aquel incidente, que solo se dio por unos dos o tres días en la capital y sus alrededores. "Son protestas sin vinculación ni hilo conductor, con la única razón de buscar satisfacer las necesidades, pero en nada concatenadas la una a la otra", planteó Ponce. El director del OVCS también descarta que sean incidentes planificados. "Son protestas populares y masivas, manifestaciones espontáneas no ligadas a partidos y llevadas a cabo por vecinos", dijo.

Miraflores culpable Aunque la mayoría de los economistas señala las políticas de control de cambio y de precios como la principal causa del desabastecimiento crónico de productos, el oficialismo ha rechazado cualquier responsabilidad. Para Maduro la escasez es producto de una "guerra económica", por la cual el sector privado reduce deliberadamente la elaboración de productos regulados y establece redes con comerciantes informales para vender estos bienes de demanda masiva fuera del país, o dentro de Venezuela con so>> Cont. en la pág. 3


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breprecio. Según el Presidente, el objetivo de este plan sería aumentar el descontento de la población para facilitar un golpe de Estado. Pero esta estrategia comunicacional cada vez es menos efectiva. En el último trimestre de 2013 el discurso oficial sobre la conspiración empresarial caló más, en el contexto del "Dakazo". A lo largo del año siguiente su credibilidad cayó en picado a medida que la crisis se acentuaba y los productos "acaparados" no volvían a aparecer. Una encuesta reciente de Datanálisis halló que 71,8% de los venezolanos no cree que haya una guerra económica responsable de la escasez. Prácticamente igual porcentaje señaló al Gobierno en general como el culpable de que algunos productos no se consigan. 65,9% considera que específicamente los controles oficiales son la raíz del problema. Mientras, los últimos estudios de opinión pública han concluido que las mismas compañías privadas acusadas por el chavismo mantienen un elevado nivel de aprobación entre la población. Más de 80% de los consultados por la firma Hinterlaces respondió tener una opinión favorable de Empresas Polar, uno de los blancos predilectos de las denuncias gubernamentales. La prolongación y agravamiento de la escasez corre en paralelo con la disminución de apoyo al Gobierno, que comenzó con la muerte del expresidente Hugo Chávez, pero se acentuó a partir de 2014. Según Datanálisis, la

Oliveros subraya que el problema principal no son los bachaqueros

gestión de Maduro terminó 2013 con el visto bueno de alrededor de la mitad de los venezolanos. En los primeros meses del mes siguiente, el número de productos regulados que presentó desabastecimiento aumentó a 47,7%. Para junio de ese año, la misma firma calculó que la popularidad del mandatario había bajado trece puntos con respecto a diciembre. Su director, Luis Vicente León, atribuyó la merma a la crisis económica. A finales de ese año los precios del petróleo comenzaron a caer a un ritmo acelerado. Esto, aunado a un aparato productivo cada vez más exhausto por la falta de materia prima y los controles, empeoró la inflación y la escasez. Para mediados de 2015 todas las investigaciones detectaban que el apoyo al Gobierno era considerablemente menor a un año antes y auguraban la derrota de sus candidatos en las elecciones parlamentarias por venir, aun-

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que pocas pronosticaron que la victoria opositora sería por una diferencia tan grande. Datanálisis calculó la semana pasada que la escasez afecta a alrededor de 80% de los productos de primera necesidad en Caracas, la ciudad mejor abastecida en todo el país. Poco antes reveló que hacia marzo el índice de aprobación de Maduro se había desplomado a 26,8%. Otras firmas han obtenido resultados similares: Datincorp lo estima en 20%, e incluso Hinterlaces, conocida por arrojar conclusiones por lo general más favorables al chavismo, en alrededor de 27%.

Perspectivas oscuras Edgard Gutiérrez, director de la encuestadora Venebarómetro, comentó en un entrevista reciente para el circuito Éxitos que uno de los hallazgos más llamativos de los estudios realizados por su firma es la reducción de la fe en el futuro próximo. Explicó que hasta el año pasado, si bien la mayoría de los consultados respondía que la situación era negativa, también manifestaba esperanza en que iba a mejorar. Pero en 2016 esa ilusión no ha ocurrido, añadió. El estudio de Datincorp calculó que 53% de los venezolanos considera que el futuro próximo de la nación va a empeorar, frente a solo 23% que cree que va a mejorar. Además, 67% respondió que la población perderá la paciencia en cualquier momento ante la inseguridad, la inflación y la escasez

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Meza dice que es imposible revertir la escasez este año

de productos de primera necesidad. Paciencia es justamente lo que pidió el vicepresidente para el Área Económica, Miguel Pérez Abad, que prevé que en seis meses "se estabilizarán los niveles de producción y abastecimiento". El director del Cendas-FVM, Óscar Meza, advirtió en entrevista a Descifrado que no es posible que en un semestre se revierta la escasez, debido al deterioro que acumula el aparato productivo. "No hay ninguna posibilidad mientras el Gobierno mantenga las políticas que produjeron esto", sentenció. Para el especialista, si las autoridades emprendieran hoy reformas macroeconómicas necesarias para acabar con el desabastecimiento, los efectos de la corrección comenzarían a notarse como muy temprano el próximo año. Esas medidas no han sido tomadas por el Ejecutivo. Meza considera que ya no se puede hablar de escasez, sino de hambre, con el riesgo de pasar a hambruna. "La única forma de evitarlo es que se acepte la ayuda humanitaria desde el extranjero", dijo. Con menos dinero para importaciones, el oficialismo apuesta por la elabo-

Directora: Cindy Medina Redacción: Alejandro Armas Asistente de prensa: Gabriel Vargas

ración nacional. Pero por ese lado tampoco se ven soluciones rápidas. La última encuesta de coyuntura de Conindustria reportó que 70% de las empresas de alimentos ha reducido su producción. La mayoría considera que la situación empeorará debido a los escasos inventarios. Muy pocos expertos ven posible que el modelo de economía comunal (incluyendo la agricultura urbana) sea aunque sea remotamente suficiente para cubrir la demanda.

Peligro político Meza alertó que los cronogramas biológicos no guardan relación con los cronogramas políticos. Quiere decir que una población hambrienta y angustiada no esperará a que los dirigentes del país, tanto chavistas como opositores, busquen durante meses o años una solución a la crisis económica entre los dos o aisladamente. "Será el desespero de la gente por comer lo que finalmente definirá la pauta política", advirtió. Como la escasez no desaparecerá rápido, el Gobierno ha decidido racionarla. La más reciente medida es darle todo el poder para la distribución de alimentos en zonas populares a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), organismos locales controlados por el PSUV. Su objetivo sería asegurarse de que cada familia reciba directamente los productos cuando lleguen a los mercados de sus respectivas jurisdicciones. De esa forma aspiran a minimizar el tiempo en las colas, el bachaqueo y el descontento entre los sectores que tradicionalmente ha sido su base de apoyo. Los productores insisten en que el problema está en la elaboración insuficiente de bienes, por lo que es im-

Gerente de Administración y Finanzas: Mirla Moros Jefe de Mercadeo y Ventas: Ileana Hidalgo

probable que los CLAP a largo plazo puedan asegurar la oferta para todos. Con la desesperación vivita y coleando, la alternativa ha sido la supresión de las protestas por comida, sean violentas o no, por parte de los organismos de seguridad. Para Víctor Maldonado, politólogo y miembro del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice-Libertad), el camino de la represión no es viable por mucho tiempo. Implicaría la violencia para controlar a una población demasiado grande. "La escasez aumenta la presión sobre el Gobierno. Además de aumentar la represión, solo tiene un camino: abrir las válvulas constitucionales para afrontar situaciones extraordinarias, pero con el objetivo de un gran viraje en su política económica", dijo a Descifrado. Indicó que, de lo contrario, el deseo de la población por un cambio en Miraflores aumentará. A su juicio, es posible que la oposición canalice el enorme descontento social hacia una protesta con una dimensión política mayor. Sin embargo, sugirió que para eso la oposición debe perfilarse como un bloque más congruente e inclusivo, que trascienda la retórica de los partidos de la Mesa de la Unidad Democrática. Añadió que hace falta enfocarse en una estrategia, en un gran plan, más que en las tácticas individuales. El descontento crece en las calles de Caracas y todo el país por la comida insuficiente. Si no viene un alivio rápido, se incrementa el peligro de un estallido social que haga el país ingobernable. La crisis pudiera ser tan grande que ninguno de los actores políticos lo sobreviva intacto. Seguiremos informando…

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