¡NUEVO DISEÑO! Caracas, 5 de octubre de 2016
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Dólar flojo, inflación rápida El índice nacional de precios al consumidor (que mide la inflación) desaceleró su ritmo en agosto, según la firma Econométrica, pero lo más probable es que los precios sigan subiendo en lo que queda de año, y el siguiente, a menos que se den cambios en lo económico y político esde hace dos años las quejas en formato "¿sabes cuánto me costó tal cosa?" se han vuelto una constante en cualquier conversación que sostengan dos venezolanos. En medio del caos que se ha vuelto la cotidianidad en el país, la inflación es de las pocas cosas que siguen provocando impresiones fuertes en la ciudadanía, aún a sabiendas de que difícilmente el problema se reverti-
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rá a corto plazo. Para muchos ha surgido la pregunta sobre por qué los precios siguen aumentando vertiginosamente si el dólar negro, usado a menudo como referencia para poner los números en la etiqueta de los bienes, por el contrario se ha estabilizado. Desde hace no menos de cinco meses, el precio del paralelo (o la página "innombrable") señala que el dólar negro ha estado estable, mientras se le acerca el Simadi. Varios factores han influido para que Venezuela este año vuelva a coronarse como la reina de la inflación a nivel mundial. El único consuelo es que recientemente el incremento bajó su ritmo. Pero los daños sociales siguen. El último aumento salarial no alcanza ni para adquirir una tercera parte de los bienes y servicios que toda familia necesita.
Una sube, el otro baja La firma Econométrica estima que para septiembre de este año la inflación interanual llegó a 530%. Para sus cálculos, la compañía usa los parámetros con los que hasta hace unos años el Banco Central de Venezuela levantaba este indicador. Los lineamientos actuales del ente emisor permiten que el porcentaje resulte menor. Las autoridades mantienen el hermetismo que ya los caracteriza desde hace varios años en materia de indicadores económicos. Mientras, todas las fuentes alternas pronostican que para diciembre el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) volverá a batir, con creces, el récord que ya rompió el año pasado, desde que se inició este registro en 1950. Al final de 2015 la cifra oficial de inflación fue de 180%, según los parámetros nuevos, y de alrededor de 240%, según los anteriores. Aunque fue por mucho la más alta del mundo, se queda corta ante el 700% previsto por el Fondo Monetario Internacional para 2016. Peor, varios especialistas han advertido que, considerando el último aumento salarial y de bono alimentario, el índice puede sobrepasar los tres dígitos. El hecho de que la inflación no se detenga contrasta con otro factor que sí lo hizo: el dólar cotizado en el mercado negro, que tuvo su incremento más espectacular en 2015. A principios de este año se esperaba que el comportamiento fuera, en el mejor de los casos, igual. Por el contrario, entre marzo y abril comenzó a bajar y desde entonces ha permanecido en líneas generales estable. Una primera interpretación para este fenómeno fue la efectividad del nuevo Sistema Marginal de Divisas, que se devaluó desde poco menos de Bs 200 por dólar hasta casi 650 por dólar. Pero a mediados de año la tasa también se estancó, a una distancia considerable del paralelo. Además, las asignaciones de divisas han sido mucho menores que en 2015, así que esta no puede ser la razón por la que la demanda del dólar transado ilegalmente baje. Varios economistas coinciden en que la verdadera razón detrás del comportamiento del dólar negro es una restricción severa de la liquidez monetaria. Esto significa que hay menos bolívares en circulación para adquirir dólares, lo que hace que la moneda nacional gane valor frente a la estadounidense.
Henkel García sostiene que el estancamiento del paralelo pudo desacelerar la inflación, ya que muchos empresarios no ven que tendrán que adquirir divisas más costosas en el futuro
¿Sí hay guerra económica? >> Cont. en la pág. 3
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La dolarización del precio de los productos y servicios a una tasa que no paraba de crecer fue sistemáticamente señalada como una de las causas de la inflación desbocada. Entonces, para muchos surge la interrogante de por qué el INPC sigue creciendo, sin el acompañamiento del dólar negro. Para los analistas pro Gobierno, este hecho sirve para validar la desacreditada tesis de la "guerra económica". Según este ideario, de inspiración marxista, la crisis no es producto de un proceso natural e inevitable, resultante de las leyes del mercado. En realidad se trata de una expresión más de la lucha de clases, un conjunto de acciones llevadas a cabo adrede por el sector privado con miras a maximizar sus ganancias a costa de la población humilde. Los postulantes de la guerra económica van más allá y plantean que, como en el Chile de Salvador Allende, los responsables de la distorsión buscan además aumentar el descontento de la población y generar caos, con miras a facilitar un golpe de Estado que derribe al Gobierno. Aunque el abuso de la posesión de mercancías para marcar precios especulativos para un beneficio personal por parte de algunos productores y comerciantes es una realidad, resulta inverosímil que haya una cábala de empresarios consagrados alterar los precios para sacar a Nicolás Maduro de Miraflores por la fuerza. En el sector privado se sabe también que el Gobierno es implacable en la anulación de cualquier cosa que perciba como una amenaza a su hegemonía. Los riesgos de sanciones económicas y hasta penales son bastante altos.
Lo que hay detrás "El estudio de la inflación es complicado", recuerda Henkel García, director de la firma Econométrica. Explica que sobre ella inciden muchos factores, más allá del comportamiento del paralelo. La inflación no para de crecer, pero a partir de ahora pudiera hacerlo a un ritmo más pausado. Econométrica detectó una desaceleración durante agosto, cuando llegó a 8,7%. En cambio, durante el mismo mes, pero en 2015, el repunte fue de 15,2%. García argumenta que una de las razones para este cambio está justamente en la misma restricción a la masa de bolívares circulantes que ha detenido el alza del dólar. La moneda nacional sigue devaluándose ante los productos y servicios que puede adquirir, pero a un paso menor. El economista agrega que es ahora cuando pudieran estarse sintiendo los efectos del estancamiento de la divisa norteamericana. Muchas empresas, a la espera de que el dólar que necesitan para sus cubrir sus costos seguirá su-
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La firma Econométrica detectó una desaceleración de la inflación en agosto de 2016. El indicador fue de 8,7% entonces, mientras que en agosto de 2015 fue de 15,2%
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4 DESCIFRADO >> Viene de la pág. 3 biendo, elevan los precios con la expectativa de que el ingreso permita seguir adquiriendo la moneda extranjera. Pero como el paralelo pasó varios meses sin alzas significativas, algunos en el sector privado que recurren a él sintieron que podían marcas precios no tan elevados como se pensó anteriormente. Para el director de Econométrica otra razón detrás de la desaceleración inflacionaria es que el poder adquisitivo ha decaído tanto que muchas personas no tienen cómo pagar los productos como se consiguen en el mercado. La demanda baja y algunos vendedores se verían obligados a reconsiderar nuevos aumentos. Cabe la posibilidad de que en septiembre los aumentos hayan vuelto a avanzar más rápido, debido al nuevo salario mínimo y bono alimentario.
Carteras vacías Pero incluso con una inflación desacelerada, las consecuencias sociales siguen ahí, golpeando con fuerza el bolsillo del venezolano. El poder adquisitivo se ha ido a pique porque los sueldos quedan fácilmente rezagados ante el incremento de precios. Los aumentos decretados por el Gobierno, para "proteger al trabajador", han sido inútiles o hasta contraproducentes, ya que no van acompañados de un incremento en la producción y oferta de bienes. El último de estos incrementos entró en vigencia en septiembre. El salario mínimo pasó de Bs 15.051,15 a Bs 22.576,50. Además, el bono de alimentación subió a Bs 42.480. Sumadas, ambas cantidades dan Bs 65.056,50. El monto se queda muy por debajo de la Canasta Básica Familiar, que en agosto, justo antes de que comenzara a cobrarse el sueldo mínimo vigente, llegó a costar Bs 502.881,34, según cálculos del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM). Esta cesta no incluye ningún tipo de lujos. Contiene los bienes y servicios esenciales para una familia promedio de cinco miembros en la que solo dos son productivos. Si se piensa en una de estas unidades familiares en la que los dos integrantes con trabajo cobran salario mínimo, su ingreso mensual es de Bs 130.113. Si es de las hasta ahora pocas afortunadas a las que les han asignado una Tarjeta de Misiones Socialistas, este subsidio de Bs 30.000 por mes eleva sus recursos a Bs 160.113. Este total es apenas 31,83% de la Canasta Básica Familiar de agosto. Es decir, si la inflación se hubiera parado en seco durante septiembre, esa familia para finales de mes no hubiera podido adquirir ni un tercio de esos productos y servicios fundamentales. Como los precios siguieron subiendo, el porcentaje es incluso menor. García no prevé por los momentos que Venezuela llegue a una situación hiperinflacionaria (aumento de precios intermensual de 50%, según la definición clásica de Phillip Cagan). Sostiene que la desaceleración más bien aleja al país de ella. Sin embargo, advierte que el daño de los niveles alcanzados ya es altísimo, y que lo que al ciudadano común le interesa no es una definición técnica, sino la merma dramática en su poder adquisitivo.
Lo que sigue Henkel García considera que con un aumento en la liquidez monetaria de entre 130% y 200% la inflación puede volver a dispararse al ritmo anterior. Esto pudiera ser una consecuencia de la impresión de dinero inorgánico en
Una familia cuyo ingreso es de dos salarios mínimos con sus respectivos Cesta Tickets, más una Tarjeta de Misiones, no puede comprar ni un tercio de la Canasta Básica Familiar de agosto
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El viceministro Rivero ha dicho, en más de una ocasión, que el Gobierno pudiera decretar otro aumento de salario antes de que finalice el año
Directora: Cindy Medina Redacción: Alejandro Armas
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caso de un incremento del gasto público, el cual se ha reducido considerablemente este año. A principios y mediados de 2016, varios analistas proyectaron que el Gobierno comenzaría de nuevo a gastar con gran indisciplina fiscal para financiar obras de envergadura, en un intento desesperado por salir airoso del referéndum revocatorio y de retener la mayoría de las gobernaciones en las elecciones regionales que deberían darse este año. A estas alturas es evidente que la estrategia del oficialismo más bien consiste en hacer todo lo que esté a su alcance para evitar que ninguno de los dos eventos electorales se dé. Si el Gobierno no ve la necesidad de inyectar recursos a sus políticas sociales para aumentar su popularidad, sí pudiera verla para reducir el riesgo de que se desate una crisis de ingobernabilidad que lo desborde. Los últimos estudios de opinión son elocuentes de que el revocatorio se ha vuelto la esperanza de la mayoría de la población para cambiar pacíficamente un gobierno al que responsabilizan por sus padecimientos socioeconómicos. Si esto no ocurre, hay una alta probabilidad de que la protesta contra la escasez y la inflación se eleve por encima de los niveles que las autoridades puedan controlar. Tal vez sea por eso que voceros del Gobierno han venido asomando un nuevo incremento salarial para antes de fin de año. "El Ejecutivo nacional hace seguimiento a la relación del ingreso de los trabajadores con los precios de los productos alimenticios y de higiene personal y, si hay un deterioro del poder de compra, no habrá dudas en tomar medidas", declaró el viceministro del Trabajo, José Ramón Rivero, al diario El Universal el pasado domingo. Este tipo de medidas ha buscado soporte intelectual en las asesorías de economistas marxistas ortodoxos como el español Alfredo Serrano, quien está convencido de que los incrementos salariales no generan inflación. Estos grupos radicales han ganado terreno en el entorno presidencial, como lo demuestran los últimos cambios en el gabinete que marginaron a los ministros más flexibles y desapegados al dogma marxista. Mientras, el grueso de los especialistas sigue advirtiendo que es necesario un giro radical en lo económico para frenar el INPC y terminar la crisis económica. La mayoría ya descarta que ese cambio lo dé el gobierno de Maduro, por lo que también, explican, es necesario un nuevo orden político. Si eso no ocurre, habrá inflación elevada para rato. Seguiremos informando…
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