Destellos170

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Núm. 170 Colima, Col., miércoles 26 de noviembre de 2014

“Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: Ya lo llevaba dentro” Octavio Paz. La poesía es introspección, descubrimiento, juego, experimento intenso y eterno que busca descifrar el aspecto primordial del hombre: su alma. Destellos honra, a cien años de su natalicio a Octavio Paz, Efraín Huerta, y Nicanor Parra, grandes artistas que con su obra han conseguido despertar la mente de generaciones enteras, y a otros tantos cuya visión poética ha marcado a la cultura mexicana e hispanoamericana: Dolores Castro, José Emilio Pacheco, Enriqueta Ochoa, Vicente Huidobro y Rosario Castellanos, cuyas andanzas viven aún en cada texto o poema que escribimos hoy día. Sin duda faltará más de un aspecto relacionado con su lira, pero la poesía y lo que expresan es más grande que la técnica, es algo indescifrable que permanece con nosotros años después de ser leído.


Universidad de Colima

Contenido

Director: Carlos Ramírez Vuelvas

La poesía del mundo en México Anahí Casillas Palomino

Consejo Editorial: Ada Aurora Sánchez, Hilda Rocío Leal Viera, Víctor Gil Castañeda, Gloria Vergara, Krishna Naranjo, Fernanda Fernández

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Visión de la poesía mexicana del 4 siglo XX Félix Alejandro Delgadillo Zepeda

Coordinación: Abelina Landín. Diseño: Karina Sánchez, César Ávila, Paola Buenrostro

Reseña crítica de Transa poética de 5 Efraín Huerta María de la Concepción Torres Rivera Salamandra de Octavio Paz Jorge Dávalos Bailón Sonar en el silencio: Dolores Castro Varela María del Carmen Ureña Cuevas

Impreso en el periódico “El comentario” Daniel Peláez Carmona Director

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eFacebookf Destellos Falcom eColaboracionesf destellosfalcom@hotmail.com destellosfalcom2014@gmail.com

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La opinión aquí expresada es

Gilberto Owen y Concha Urquiza. Dos poetas mexicanos del siglo XX. Interpretaciones poéticas sobre Rut 7-8 Eva Abigail Preciado López

responsabilidad de los autores

Texto que encoge Triángulo armónico Thesa La bella Gentil princesa Es una blanca estrella Es una estrella japonesa Thesa es la más divina flor de Kyoto Y cuando pasa triunfante en su palanquín Parece un tierno lirio, parece un pálido loto Arrancando una tarde de estío del imperial jardín Todos la adoran como una diosa, todos hasta el Mikado De nadie sabe que haya su amor malogrado Pero ella cruza por entre todos indiferente Y siempre está risueña, está sonriente Es una Ofelia japonesa De las flores amante Loca y traviesa Triunfante Besa Vicente Huidobro 2

Tomada de: http://www.artelista. com/obra/4934216945101293molinosdeviento.html

La araña Recorriendo su tela Esta luna clarísima Tiene a la araña en vela. Juan José Tablada

Y el dueño se achicó, si es que podía hacerlo todavía y Fue el hombre increíblemente encogido, pulgarcito O meñique, el genio de la botella al revés y Se fue haciendo más y más chico, Pequeño, pequeñito, chirriquitico Hasta que desapareció por Un agujero de ratones al Fondo-fondo-fondo, Un hoyo que Empezaba Con O Guillermo Cabrera Infante


Ensayo

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La poesía del mundo en Méxcio f Anahí Casillas Palomino *

La poesía es para muchos escritores su medio de expresión, la herramienta que desata las emociones más recónditas de su alma. Debo decir que a lo largo de la vida y de la historia, han existido una serie de escritores que se han encargado de mostrarnos las diferentes caras de la poesía a través de sus poemas. A veces extensos o al contrario bastante reducidos; en fin, gracias a esto la sociedad ha tenido la oportunidad de ver mucho más allá de lo general, y esto es de alguna manera un privilegio que nos da la oportunidad de conocer mundos diversos y explorar aún más; volar, subir o bajar en los poemas, tanto que hasta podemos acompañar a Vicente Huidobro en Altazor, en su largo recorrido en paracaídas. Por esto hablaré de la visión que tiene el escritor respecto a la poesía; esta vez, centrándome en los poetas mexicanos que no han sido lo suficientemente valorados, pues muchas veces pasamos por alto la riqueza de su pensamiento. Podría decirse que las letras mexicanas son una muestra constante del ser, de la sociedad y su historia; la riqueza cultural que se enterró mucho tiempo atrás, no precisamente por la conquista o las épocas porfiristas, etc., sino más bien por haber perdido nuestra capacidad de creer en lo que somos, en nosotros mismos. Algunos escritores han logrado reflejar este declive social o esta esencia que no deja de palpitar como gritando que quiere salir; es la poesía que está en todo y que a veces nos atrapa y de pronto nos hace explotar; pero cuando no se logra la explosión ¿qué nos queda?...el silencio. Por eso mismo, considero que todos podemos acceder a la poesía, pues ésta se encuentra en las cosas que nos rodean y nos espera para que la observemos y apreciemos, con esa intensidad y esa sacudida de cuerpo que nos abre los ojos. Así, ya conscientes, comprendamos las maravillas que perdimos, pues incluso nosotros nos hemos perdido de nosotros, ya que también somos poesía. La poesía es humilde y muy a pesar de nuestros continuos arranques de soberbia, nuestra debilidad ante la grandeza, muy a pesar de esto, la poesía nos abraza y nos acepta y finalmente nosotros nos reencontramos y salimos de nuestro escondite. Octavio Paz, por ejemplo, es uno de los escritores más afortunados, ya que ha tenido la virtud de estar cerca de la poesía; ha estado frente a frente con ella y se ha maravillado realmente; debo decir que fue un hombre inteligente que una vez que le encontró no le dejo ir. Octavio Paz nos regaló un espejo y nos ilustró en el poema “Piedra de sol”, en el cual nos regala esta noticia de sabernos ajenos y cercanos pero siempre, siempre parte el uno del otro:

…He olvidado tu nombre, Melusìna, Laura, Isabel, Perséfona, maría Tienes todos los rostros y ninguno, Eres todas las caras y ninguna Te pareces al árbol y a la nube Eres todos los pájaros y un astro Te pareces al filo de la espada Y a la copa de sangre del verdugo… (Paz,1957: 240)

Mientras recorro el poema, encuentro en mí una especie de alegría que me da seguridad; todos los que disfrutamos de la vida, estamos en sintonía con la poesía y eso es una maravilla. Como afirma Paz: “para mí, poesía y pensamiento son un sistema de versos comunicantes. La fuente de ambos es mi vida; escribo sobre lo que he vivido y vivo” (en Cervantes Ortiz, 2014). Siguiendo con la lista que conforma mi enfrentamiento con la poesía, mostraré a José Emilio Pacheco, otro escritor que me maravilla y encuentro conveniente en este texto. Lo que me llama más la atención respecto es que es un escritor culto que no se basa solamente en las cualidades estéticas de un poema para considerarle un buen poema, sino que más bien busca la esencia de lo que representa; esto, en particular, me parece definitivamente una nota bastante relevante, pues me hace comprender la poesía que sobrepasa las normas literarias: Que otros hagan aun El gran poema Los libros unitarios Las rotundas Obras que sean espejo De armonía A mí solo me importa El testimonio Del momento que pasa… (en C. Peral, 2013)

Cuando hablo de poesía, sé que ésta no distingue de géneros y emociones, por lo cual así como ya hablé de dos hombres poetas, toca el turno a las damas. Enriqueta Ochoa es una muestra de la mujer mexicana que busca sobresalir con su esfuerzo, ya que aun cuando la poesía no distinga géneros, la sociedad sí. “Creo que las mujeres hemos luchado por el hecho de que los hombres no nos aceptan del todo” (en Del moral, 2006). Esta mujer también logró encontrar la esencia necesaria para su expresión, coincidiendo en gran parte

con José Emilio Pacheco cuando afirma: “La poesía nace con uno [no es cuestión] de ponerse sobre los libros” (Ochoa en Del moral, 2006). La poesía entonces demuestra que en todo y todos está, que no necesitamos buscarle exactamente en un lugar específico, sino más bien que cuando se comprenda, los libros pueden darnos su ejemplificación aunque esto no precisamente rebaja su orden y esteticismo, si no más bien que de la poesía es su herramienta. “A veces, en diez minutos se nos viene un poema que con muchos libros juntos no podría uno escribir ni en quince días” (Ochoa en Del moral, 2006). En conclusión, la poesía está en todos. “Cada persona es única. En cada obra late, con mayor o menor grado toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: ya lo lleva dentro” (Paz en “Tener lectores”, 2014). Estudiante de Letras Hispanoamericanas*

Tomada de: http://poiesis2011.blogspot. mx/2012/03/vicente-huidobro-chile.html

Bibliografía Del moral, A. 2006, “Sensibilidad poética”, disponible en: http://www.excentricaonline.com/libros/ escritores_more.php?id=6419 Paz, O. (1960) Libertad bajo palabra, México: fondo de cultura Económica. Peral, C. 2013, “Seis datos sobre José Emilio Pacheco”, disponible en: http://www.sexenio.com.mx/articulo. php?id=31878 “Tener lectores” (2014), blog dsponible en: http://think1tv.blogspot.mx/2014_03_01 _archive.html

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Ensayo

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Visión de la poesía mexicana del siglo XX

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Félix Alejandro Delgadillo Zepeda* En la lírica no importan las definiciones, sino el imaginario La gran diferencia entre vista y visión es un campo más amplio. Una visión implica agudizar los cinco sentidos, lo que Virginia Woolf colectivo de los tiempos y la lucha por la supervivencia de la especie, nombraba como epifanía, que es toda aquella revelación. En ella se esa es la gran diferencia de ser animal u hombre: la inteligencia poética. da el alumbramiento de un pensamiento indescriptible, profundo, Jaime Sabines dice: “la poesía es un ejercicio necesario, inevitable, una iluminación más allá de este mundo. El arte revela un sentido diría yo. En alguna ocasión dije es un destino” (en Vergara, 2004). El poeta es un profundo interrogante de la existencia, va al génesis profundo del alma, que uno no alcanza a comprender. En este sentido, no se puede escribir sobre el edén sin reconocer el infierno propio. de sí mismo: su voz se renombra para dar vida, luz de su propia creación La poesía del siglo XX en los mexicanos Dolores Castro, Rosario que le rodea. Octavio Paz aseguraba: “La poesía es la revelación de la Castellanos, Jaime Sabines, Octavio Paz, Enriqueta Ochoa y Concha inocencia que alienta en cada hombre, en cada mujer, y que todos podemos Urquiza, va en busca de lo místico, lo religioso, la identidad, lo sagrado, recobrar apenas el amor ilumina nuestros ojos y nos devuelve el asombro a esto último Bruno San Marco dice: “Lo sagrado es el respeto a la vida. y la fertilidad. Su testimonio es la revelación de una experiencia en la que La espiritualidad es el respeto de lo esencial: amar la vida, amar todas participan todos los hombres, oculta por la rutina y la diaria amargura” (en las vidas” (en Castello, 2012). Dolores Castro considera los tres temas Hernández, 2012). La poesía es un iceberg de amplitud del conocimiento; más importantes de la poesía como: el amor, la muerte y la vida, como cada obra de arte deja ver la identidad como una reacción de la cultura una función vital, emotiva, así como la comunicación con el universo: que le rodea; se construye, es sostenida y arraigada por la cultura. José Emilio Pacheco nombró a la poesía como: “una práctica, un ejercicio espiritual, una manera de dialogar y actualizar nuestra Se dice que escribir es un acto de fe. La palabra nos ubica, nos tradición, pero también de mostrar las cicatrices, los deseos, temores constituye, nos permite crear un orden que devela un sentido que y corajes de un hombre que camina y recorre desnudo su ciudad, que subyace; es lo que nos confirma en el sentir que esa zona oscura le recorre, furioso, triste y esperanzado, la superficie rugosa y gris está ahí, y que para atravesarla se requiere de la certeza de una a esa piel urbana que lo fascina” (en Cisneros, 2007). Solo el fuego fe. Conservo muy próximo el sentido profundo de lo sagrado, mediante la poesía la vejez es un regreso a la infancia [...] Uno va del arte puede salvarnos del mundo, del ruidal violento que se ha envejeciendo y va dejando pieles como víbora, pero por dentro no vuelto. Desde mi punto de vista, la poesía es una forma de darse una se envejece. Uno se ve al espejo y no se reconoce, por dentro se imagen de sí mismo, de crearse una identidad en la cultura; porque la está siempre lleno por vocación de la necesidad de conocer y de cultura implica recordar generacionalmente: es un proceso colectivo amar. No se puede conocer sin amar y amar sin conocer. La poesía del reconocimiento. Es como el Narciso que se mira en un espejo es una de las formas más completas y profundas de conocimiento. y ve al otro, el mismo hombre, imagen de su enigma, en la búsqueda constante de sí, de su génesis: es una forma mística de responderse. (Castro en Bernárdez, 2004)

La poesía tiene la finalidad de conmover y hacer sentir, es un discurso basto para sí mismo, un estudio de sí mismo; mirarse al fondo de su oscuridad, comunicarse con uno en una relación de amor y odio, de la lucha constante del ser hombre, del hambre que es ser hombre de poder. Reafirmo mi idea con palabras de José Gorostiza: “La poesía es una especulación, un juego de espejos en el que las palabras, puestas unas frente a otras, se reflejan hasta lo infinito y se recomponen en un mundo de puras imágenes donde el poeta se adueña de los poderes escondidos del hombre y establece contacto con aquél o aquello que está más allá” (Vergara, 2004). La poesía es vivir, es revelación; es salvar lo que se está perdiendo, más allá del ritmo y la rima. El mayor mal es la autocensura; cuando se nombra se crea, como dice el chileno Vicente Huidobro: Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas! Hacedla florecer en el poema ; [...] El Poeta es un pequeño Dios. (“Arte poética”, 2014)

La literatura es un asidero como un Dios del que uno se pregunta, o se azota; la poesía analiza desde el mito encarnado de la cultura, del raigambre propio, a través de su cosmovisión. Enriqueta Ochoa lo ve desde la existencia: “La poesía nace con uno. [No es cuestión] de pasarse sobre los libros para saber qué es poesía y qué no es poesía; sino que nace como un producto de vivencias, como un producto de algo que es como un misterio, que no podemos saber nosotros de dónde viene, se nos abre la poesía” (2014). 4

Estudiante de Letras Hispanoamericanas*

Bibliografìa Bernádez, Mariana (2004) “Crecer entre ruinas. Dolores Castro: La sencillez y las velas” http://medina502.com/bernardez/entrevistas/dolores_castro_2.php Castello Duran, Gerard (2012) “Lo sagrado y lo profano en el tantra”. En la red: http://www.gerardcastelloduran.com/2012/05/lo-sagrado-y-lo- profano-en-el-tantra/ Cisneros, Octavio (2007) “José Emilio Pacheco: La plurivalencia de la palabra”. En la red: http://www.literatura.bellasartes.gob.mx/acervos/index.php/recursos/ articulos/semblanzas/1730-pacheco-jose-emilio-semblanza De la Moral Espinosa, Adriana (2014) “Enriqueta Ochoa, la fuerza y sensibilidad poética”. En la red: http://www.excentricaonline.com/libros/escritores_more. php?id=6419_0_8_0_M Hernández Oropeza, Prócoro (2012) “ Para qué sirve la poesía. El concepto de poesía en Octavio Paz”. En la red:http://www.revistainterforum.com/espanol/ articulos/051202artliter.html Huidobro, Vicente (2014) “Arte Poética”. En la red: http://www.vicentehuidobro.uchile.cl/poema6.html Vergara, Gloria (2004) “Jaime sabines el son de la vida”. En la red: http://www.uaemex.mx/plin/colmena/Colmena42/Aguijon/Gloria.html


Ensayo

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Reseña crítica de Transa poética de Efraín Huerta

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María de la Concepción Torres Rivera*

Tomada de: http://arteletra.deviantart.com/art/EfrainHuerta2-207783666

Efraín Huerta nace en Guanajuato, el 18 de junio de 1914, y muere en la Ciudad de México, el 3 de febrero de 1982. Perteneció al grupo Taller, cuya revista literaria agrupó entre otros, a Octavio Paz, Rafael Solana y Neftalí Beltrán. Efraín fue un gran poeta, que se atrevió a romper la estructura tradicional de los poemas. En este año celebramos el centenario de su natalicio; festejamos al autor de Absoluto amor (1935), Los hombres del alba (1944), La rosa primitiva (1950), El Tajín (1963), Poemas prohibidos y de amor (1973), Circuito interior (1977), Estampida de poemínimos (1980) y Transa poética (1980). La editorial encargada de la publicación del libro Transa poética es ERA; en la portada aparece una trompeta y en su interior brotan plantas y flores. En cuanto a las flores, es un tema muy recurrente en su poesía, esencialmente en la primera mitad del libro, así como el color amarillo. El título del poemario me remitió a la forma de hablar de los chilangos, “con transa”; es una expresión común en el centro México. En cuanto a su significado, se entiende como algo engañoso. Y es que en la parte final los poemas engañan, son más libres y pueden expresarle al lector una amplia gama de interpretaciones. Así que podría entenderse también como un engaño poético. Antes de llegar a los poemas hay un texto escrito por Efraín Huerta, donde él deja ver quién es en realidad, su forma de pensar, su humor de innovación, la mención a la editorial que lo publica, así como el premio nacional de periodismo que le da el presidente y la llegada de la prensa para cuestionarlo sobre ese reconocimiento. Deja siempre claro que odia las citas, pero es un mal necesario. El texto se titula "Donde la locura..." (Huerta, 1980: 9), y es la parte donde se puede encontrar a grandes rasgos su forma de crear y las personas que han influido en su vida. Al inicio, los poemas pueden provocar en la mente del lector la idea de que entra a un jardín, en el que se incluye la flora y fauna. Las flores que brotan en los poemas de Huerta son principalmente las violetas y en ocasiones rima dicha flor con violentas. Las flores secundarias son las rosas, y las otras flores que también aparecen llenando de calidez son los claveles, laureles, anís, azaleas, guirnaldas, entre otras. Después de que se adentra el lector en el jardín y contempla todas las plantas y animales, empiezan a salir grandes escritores, comenzando por Rubén Darío, pero no solo toma a los hispanoamericanos, también habla de Virginia Woolf. A ella le dedica un bello poema centrado en su vida y su muerte.

Después de hablar en sus poemas de grandes personajes, escribe sobre los mitos mexicanos, y el lenguaje se comienza a transformar. Se vuelve más regional. Hace juegos de palabras con muchas figuras de dicción, debido a que da ciertos giros a la estructura de la frase para imprimir en ella gracia y energía. Efraín Huerta también hace un manifiesto que se relaciona a las vanguardias que existieron en su época. El poema "Manifiesto nalgaísta aleluya cocodrilos sexuales aleluya" (Huerta, 1980: 105), es erótico, tiene sentido del humor, es alegre, hay algo de albur, toma fragmentos de grandes poemas y poetas, les cambia algunas cosas, incluso su significado. Es por eso que el título de Transa poética queda perfecto en cuanto a lo que Huerta trabaja en su poesía. Al hacer cambios en los poemas, no les falta el respeto a las obras, es solo un juego del poeta. Incluso le tiene dedicado un poema al cerebro de Rubén Darío titulado: “Responso por un poeta descuartizado” (p. 59) en el que de manera poética relata lo ocurrido con su cerebro después de la muerte de Rubén Darío. En la parte final del libro encontramos el poema: “Amor, patria, mía” (p. 120) en el se exalta el valor patriótico de Huerta; habla de la historia de la independencia mexicana y expone a los grandes personajes que se revelaron y con su pluma hace sentir al lector la forma en que sufrieron durante dicha independencia los personajes de nuestra historia mexicana. En cada poema se pueden encontrar muchos aspectos, incluso en la parte extraliteraria de la obra misma. Por ejemplo las dedicatorias, hay una a Alejo Carpentier y el poema habla de Cuba. Otra dedicatoria más larga es la del poema “Barbas para desatar la lujuria” (p. 96). En este poema en particular, aclara la fecha y la relación de seis personas las cuales hacen algo en el poema. Entonces retomando a Transa poética, encuentro que después de pasar por el jardín, te habla de los personajes y de alguna manera te hace dialogar con ellos, pues cuenta sus vivencias. Luego comienza la parte humorística que es más alegre y finalmente retoma el pasado en el que se luchó por un México independiente. Estudiante de Letras Hispanoamericanas*

Bibliografía Huerta, E. (1980). Transa Poética. México: Era.

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Ensayo

e Salamandra de Octavio Paz

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Jorge Dávalos Bailón*

Este poema, que a su vez otorga el nombre al libro de Octavio Paz, guarda un sentido paradójico y dual, en el que la destrucción lleva a la generación de nuevas cosas. Así mismo, como dice Ramón Xirau sobre Salamandra: “Aparece como un libro de transición”; transición que guarda relación con el elemento del fuego y la cualidad de la salamandra descrita en el poema, pues como decía Heráclito, el fuego es el elemento del constante cambio. En varios versos describe Paz a este ser como un objeto de transición en el tiempo: “Salamandra / Puente colgante entre las eras / puente de sangre fría / eje del movimiento” (Paz: 2010, p. 326). En el sentido paradójico, se puede observar que el poeta propone cierta destrucción para la continuidad del tiempo y espacio: “no comienza la vida sin la sangre / sin la brasa del sacrificio / no se mueve la rueda de los días” (p.326) Se hacen presentes rasgos característicos de la poesía de Paz y la salamandra se transfigura, quizá por su cualidad de anfibio (que significa dos vidas) en axólotl “el dos seres” y Xólotl “Perro guía del infierno” (p.326). En el poema, constantemente se hace referencia a piedras, las cuales terminan invadidas por las llamas y por consecuencia se destruyen; quizá por la estática que representa, el fuego demanda cambio y termina por hacer polvo a la piedra. En este sentido, los versos finales llevan un gran peso que impacta a todo el poema: Tomada de: http://micomplejodediogenesvirtual. blogspot.mx/2012/06/libros-grandesescritores-segunda-parte.html

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La salamandra es un lagarto su lengua termina en un dardo su cola termina en un dardo Es inasible Es indecible reposa sobre brasas reina sobre tizones Si en la llama se esculpe su monumento incendia. El fuego es su pasión es su paciencia Salamandra Aguamadre (Paz, 2010: 328)

¿Un dardo? La salamandra o en este caso, la metáfora de la salamandra, es un dardo que apunta ¿hacia dónde? Hacia un cambio, un cambio que reposa entre las brasas, es un cambio potencial, que aún no llega, el cual si en la llama se esculpe (fuego-cambio) llega a realizarse “su monumento incendia”. Los dos últimos versos apuntan a otra paradoja, debido a que asevera que el fuego es su pasión y asimismo lo es su paciencia, su contrario; la paciencia apacigua la pasión. Este poema, al igual que el libro, representa una transición en la poética de Octavio Paz. La salamandra demanda el cambio, no hay momento para permanecer estáticos, sino que hay que estar innovando en todo momento. Estudiante de Letras Hispanoamericanas* Bibliografía Paz, Octavio (2010). Salamandra, en Obra poética I (1935-1970). México: FCE.

Sonar en el silencio: Dolores Castro Varela

María del Carmen Ureña Cuevas* Dolores Castro es una escritora mexicana que nace en Aguascalientes, en 1923. Cursó la carrera de Leyes y Literatura y fundó la radio de la UNAM. Se ha destacado como profesora en varias universidades, siendo maestra de muchas generaciones de poetas. Perteneció al Grupo de los ocho, al igual que Rosario Castellanos. Además de poeta, se destacó en la crítica literaria; también escribió novela y ensayo. Ha sido acreedora de varios premios por su trabajo en el campo de la literatura como el Premio Nacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, Premio III Nezahualcóyotl (lo recibió junto con Emilio Pacheco) en 2004, Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde 2013 y recientemente el Premio Nacional de Artes y Literatura 2014, entre otros. Su obra poética es amplia y el poemario al que aludo aquí es Sonar en el silencio del año 2000: Dolores Castro emplea metáforas transparentes y casi coloquiales en su poesía: los temas recurrentes en su obra son el dolor, el amor, el silencio, la soledad y el deseo de vuelo. En opinión del también poeta Benjamín Barajas, “hablar en una poesía de las desgarraduras íntimas no es importante, lo verdaderamente importante es transformar el sufrimiento en un gran poema. Ese tránsito es el que logra Dolores Castro” (INBA, 2014).

Dentro de éste poemario, los temas que se mencionan en la cita anterior son recurrentes; de igual forma emplea el signo de la muerte que se ve implicado alrededor del contexto que cada poema trata de ver, usado como complemento para solidificar al silencio. En poemas como “Herida”, un pequeño texto donde las estrofas apenas son visibles por la construcción y el estilo que la poeta le imprime a éste, desde el título se despliegan imágenes referentes a la fuerza que tiene la palabra. El poema nos entrega una secuencia de imágenes cronológicas de cómo se va desarrollando esta herida, de aquellos que la perciben y desean abrirla aún más. Nos evoca la imagen de un ave que tiene una herida apenas visible, pero eso es más que suficiente para poder ser percibida por los demás. El campo semántico se abre hacia el sentido del silencio: pena, furia, impotencia, muerte ¿Por qué así? porque son elementos dentro del poema que no se escuchan, se sienten, pero este sentimiento es sordo y sin sentido, acaba en la no existencia: “Sobre el plumaje gris / una gota de sangre delata / que hay una herida abierta” (Castro, 2000:15). La herida es el elemento principal, pues de ésta se desgaja el campo semántico. La herida es tan vulnerable como los sentimientos; cuando se ve la oportunidad de dañar se hace sin


Ensayo

Gilberto Owen y Concha Urquiza, dos poetas mexicanos del siglo XX. Interpretaciones poéticas sobre Rut consentimiento alguno, como dicen, “a sangre fría”; por ello los sentimientos son reveladores y tan silenciosos en el momento que se perciben. Es como ver una película en blanco y negro sin sonido, donde lo que resalta es la impresión de los hechos. Los últimos versos se tornan en el poema y las imágenes de manera violenta, lo sacuden para imprimir fuerza en las palabras: “Qué furia desatada / contra tal impotencia / junto con ella despedazarían / la propia muerte: / si pudieran” (2000: 15). La herida puede abrirse cada vez más y más hasta llegar a desangrarse; llega no a una muerte física, sino espiritual. “Escalofrío” es otro poema que al momento de leerlo y concretizarlo, llega el lector a una experiencia de las cualidades metafísicas que provocan recuerdos, emociones y miedo. El poema tiene encabalgamiento: “En el oleaje súbito / del escalofrío” (2000: 78). Al utilizar este recurso le da un énfasis al último verso, así como una separación de todo lo demás para imprimirle misterio y lograr que la palabra tenga una dirección de sentido hacía lo que se dijo con anterioridad en el poema. Parece venir y esfumarse, cuando alcanza al lector provocándole escalofrío. El campo semántico dominante es el del misterio: noche, oscuridad, miedo, presentimientos, soledad y escalofrío. Las palabras tienen relación porque convergen. La noche es el elemento central que da el espacio y ambiente para que se susciten los hechos, por lo tanto ésta es oscura. Siempre que llega la noche, la imaginación se apodera de nosotros al revelarnos imágenes que no quisiéramos tener en la cabeza en ese momento, porque la noche es el mundo de las criaturas nocturnas. El escalofrío es la sensación próxima a especificar la noche, pues el presentimiento se revela en el silencio, donde la nada se percibe. Ambos poemas dicen más de lo que aparentan. Sólo se necesitan unas cuantas palabras para poder expresar un sin fin de imágenes y sentimientos que se escapan de nuestro ser. Así es la poesía de Dolores Castro, parece ser oculta y misteriosa; desenmaraña aquello de lo cual no se habla, sino que se siente. Estudiante de Letras Hispanoamericanas*

Bibliografía Castro, Dolores (2000). Sonar en el silencio. México: ISSSTE. INBA (2014). “Dolores Castro en Protagonistas de la Literatura Mexicana”. Disponible en red: http://www.literatura. bellasartes.gob.mx/index.

Tomada de: http://www.eluniversal. com.mx/notas/842870.html

Eva Abigail Preciado López* Las escrituras sagradas del mundo cristiano han sido gran influencia para muchos autores hispanoamericanos, puesto que el sincretismo cultural surgió con ese “viejo mundo” que tenía ya como principal argumento a la religión católica apostólica, romana. La Biblia, como “palabra de Dios”, forjó un nuevo pensamiento en América, no sólo en lo que respecta a tradiciones, creencias y estructuras morales en las vertientes sociales, sino en una formación cultural e intelectual en los espacios literarios y de las artes. En este breve ensayo trataré la poesía relacionada con el libro bíblico Rut, creada por dos escritores mexicanos nacidos a principios del siglo XX: Gilberto Owen y Concha Urquiza. Tendremos así un acercamiento a su estilo lírico y sus interpretaciones a cada personaje y, en general, a la historia de Rut ubicada en el Antiguo testamento. Antes de analizar los poemas de estos escritores, es importante ubicarnos en la historia de Rut: aconteció en el tiempo cuando gobernaban los jueces, los esposos Elimélec y Noemí. Estos, junto con sus dos hijos: Mahlón y Quilyón, se trasladaron de Belén de Judá hacia los campos de Moab. Elimélec muere y Noemí queda viuda. Vive allá durante diez años junto con sus hijos y las mujeres de ellos (moabitas): Orfá y Rut. Sin embargo, sus hijos mueren también y Noemí decide regresar a Judá, pues “había oído decir que Jehová había visitado su pueblo” (Rut, 1: 6), les dice a sus nueras que regresen a casa de sus madres, pues ella ya es una mujer vieja y no tendrá más hijos, pero es tanto el amor que siente Rut por su suegra, que se va con ella hacia Belén. Ahí Rut conoce a Booz, hombre rico, pariente de Elimélec. Ella recoge las espigas de su campo y él la recibe bien, la cuida y admira, pues es un hombre bondadoso que sabe cuánto ha sufrido Rut, como también su suegra. Después de algún tiempo, Noemí le dice a Rut que “recompense” a Booz, que se pose ante sus pies cuando él esté acostado, descansando. Así, a medianoche Booz se da cuenta de que Rut está acostada a sus pies y se regocija, pues él sabe que Rut es una mujer virtuosa y que no es interesada, sino agradecida. Después de esto viene el matrimonio, Booz toma por mujer a Rut para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, ya que, a pesar de que Booz no es hijo de Elimélec, es su pariente. De esta manera, Rut forma parte del linaje de Cristo, pues junto a Booz tiene un hijo llamado Obed que luego es abuelo de David, por lo tanto ancestro de Jesús. 7


Ensayo

El poeta sinaloense Gilberto Owen (19041952) escribió el poema Libro de Ruth, el cual se desarrolla en cinco partes. En el poema, Booz es visto como protagonista, pues si bien la historia original en Rut es breve y no descriptiva, tiene una narración omnisciente, aunque se enfoca principalmente en Rut. En el poema de Owen, Booz es quien narra su sentir ante esa espera de su amada a medianoche; él sabe, intuye la llegada de Rut, pero la impaciencia lo lleva a la angustia. El poema capta ese amor como algo no convencional, pues nos habla de un amor que consume, envejece, que lleva a la muerte: “De mí saldrás exangüe y destinada al sueño como las mariposas / que capturan los dedos crueles de los niños; / de mí saldrás seca y estéril como las maldiciones escondidas en / los versos de amor que nadie escucha.” (Owen, 1979: 102). El canto a Rut que el poeta crea, es el acto carnal amoroso, la unión en cuerpo y alma, además de que es el clímax del poema. Booz se encuentra enamorado de Rut, aunque con miedo, pues recordemos que ella una mujer viuda, sin embargo Booz está asombrado por sus cualidades: “Pero cómo negarte mis espigas / si las alzabas con tan puro gesto; / cómo temer tus años, si me dabas / toda mi juventud en mi deseo.” (Owen, 1979: 102). El poema muestra sentimientos relacionados. Owen nos propone un cuestionamiento sobre el amor; mezcla también -aunque de manera implícita- lo erótico. La estructura del poema podría remitirnos al Cantar de los cantares. Los placeres carnales envueltos en el amor, la inocencia al ver Booz dormir a Rut, mirar la perfección de su cuerpo, comparar sus manos con anémonas, las piernas con la vía láctea, nos recuerda la contemplación del poeta a su amada en El cantar de los cantares. Finalmente, Owen nos muestra una degradación –después del clímax-, ya que Booz cae en su realidad; podemos entender que es un hombre viejo y confundido; él ama a Rut, pero Rut es una mujer cubierta por cualidades y dolores. Ella conoce la pérdida del amado. Las combinaciones de sentimientos confusos y encontrados vuelven susceptible a Booz: “Y sólo sé que no soy yo, / el durmiente que sueña un cedro Huguiano, lo que sueñas” (Owen, 1979: 104). Por otra parte, está Concha Urquiza (1910-1945). Ella nació en Michoacán y murió muy joven, pero nos dejó un legado muy rico; fue una poeta mística y religiosa. En una pequeña parte de su obra también aparece “Ruth”, un poema que publicó en Sonetos bíblicos. La perspectiva de Urquiza va hacía 8

la omnisciencia; ella percibe el ambiente que se vive en esa noche, la habitación de Booz, la llegada de Rut: “La quieta soledad, el lecho oscuro / de inmortales tinieblas coronado, / el silencio en la noche derramado, y el cerco de la paz, ardiente y puro.” (Urquiza, 1990: 35). El tiempo en que está situado el poema es antes de la medianoche, antes de que Booz despierte: “Duerme Booz en tanto; su sentido, / en misteriosos sueño sumergido, / la presencia tenaz de Ruth ignora.” (Urquiza, 1990: 35). Aunque Booz esté dormido, la poeta le agrega pensamientos e intuiciones de que su amada llegará. A Urquiza le interesaba y gustaba escribir sobre historias de la Biblia. Dentro de su obra podemos encontrar referencias al Cantar de los cantares; ella aprovecha cada situación para situarse como personaje, sería el caso de Sulamita, la fiel amante de Dios en un sentido alegórico; probablemente Urquiza sentía una identificación también con Rut, por ser una mujer bondadosa, entregada a Dios y por su directo linaje con Jesucristo. Es interesante encontrar en la literatura distintas versiones de textos bíblicos, que recrean esa intertextualidad y que nos ayudan como lectores a apreciar distintas perspectivas. Aquí, podemos notar que a Owen le atrajo mucho la historia de Rut, tal vez más que a Urquiza, o le dedicó más tiempo; podríamos verificarlo comparando la extensión de sus poemas. Más allá del ejemplo de Rut, la Biblia ha sido una base importante para la literatura mexicana, pues como podemos ver en los autores mencionados, la riqueza de sus textos resulta básica para la interpretación de poéticas que se acercan a lo místico y a lo religioso. Estudiante de Letras Hispanoamericanas*

Bibliografía Owen, Gilberto (1996). Obras. México: Fondo de cultura económica. Santa Biblia. (1977). Barcelona: La liga bíblica. Urquiza, Concha (1990). El corazón preso. México: CONACULTA (Lecturas mexicanas).


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