Finisterræ

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este

no es el principio. es el final. cuando ya no queda nada y se cierra el tel贸n. el momento en el que el mago se da cuenta que siempre estuvo s贸lo en la sala, y que el p煤blico era uno m谩s de sus trucos.





llevabas

tu azar en los ojos. caíste en esa trampa donde la piel se abraza tenaz al centro. y tú sin saberlo. abrazamos

tus huesos, besamos tu tez seca, suplicamos cada uno de tus suspiros, y tú no llorabas. te

privaron de tu adiós, y de cuantas cosas pudiste decir, más todas las que quisiste amar.

la

consciencia se aferró a tu cuerpo, cuando ya no querías tener razón. la piedad fue verdugo, el amor no adormeció. el temor te acogió imprevisto, sin respuestas, sin atención, y sin mentiras que te sirvieran. tu

herida traspasa el recuerdo devora cada día que avanza. con tu triste final llegaron más lágrimas de despedida, más de las queridas. menos apoyo, menos compañía. y

ya ni las personas somos las mismas



sentir mentir y vivir hay

una pobre criatura allí en un rincón que no aprendió a sentir. hay días que la veo cantar. pero canta con miedo. y luego la veo llorar en silencio. y lo hace con calma. le ese

me apena verla sufrir, pero no me deja acercarme. diría que todo va a salir bien, pero sabe que sé mentir.

pobre ser vive sin vivir. y no sabe hacerlo de otra manera.


la mujer que se esconde y la vida que no la busca ella

sólo pasaba a través de la vida como un fantasma. no miraba a nadie. nadie la miraba. nadie haría para ella un inesperado desayuno. nadie la vería salir de casa y saludar por la ventana. pasaba a través de la vida como un suspiro de mal augurio. como una brisa que no provoca siquiera escalofríos. ella pasaba por la vida y la vida pasaba a través de ella como un soplido inútil que no la empujaba hacia ningún puerto. la vida pasaba a través de ella sin molestarla. sin hacerle caso. a veces pasaba por su lado y ni siquiera la saludaba. no. ella y la vida no se saludaban. no hacían buena pareja. ni se dejaban afectar la una por la otra.


ella

pas贸 por la vida sin dejar marcas ni heridas. y as铆 pas贸 la vida por ella. discreta. sin tentarla. sin llamar su atenci贸n.



todo

gris

se vuelve gris con los días. dejas ni una triste brecha ni un respiro, un color.

no

abrazas

cada pequeño rincón que intenta escabullirse de tu invariable espectro. dejas cada palabra, cada suspiro, sofocado. como si nunca hubiese existido. y

cada vez más gris, más redondo e inmenso. vez más tiempo de colores hinchados, perfectos en su forma, hasta explotar. los puntos nunca se sostuvieron, aunque los amarramos bien. al final el tinte se seca y cae donde cae cada frase de apoyo que no está, y lo deja todo gris. cada

como

la noche que no empieza, y temes que acabe. como los fantasmas, que poco a poco se llevan cada recuerdo y cada pequeña pieza de color que guardaba.

gris

como

cada pequeña luz que se consume de llegar a brillar. cada momento tuyo resplandeciente, que nunca fue más que otro punto de oscuridad. antes

ganas

cada batalla. promesas se quedan en simples cuentos sin moraleja. nunca tuve fuerzas para dejar de llorar. nunca fui tan valiente como para olvidar. ni tuve ganas de dar un abrazo. ni quise volver a empezar. mis

volverán las tardes grises porque los candados pesan, desgarran, pero siguen intactos sin un rasguño. nadie lo intenta y se hunden más en la piel. y

mis

colores no son más que engendros envidian a la luz. se descomponen antes de intentar brillar y se quedan sin tinte ni fulgor. que


soy

yo. yo. quién sino.

siempre

te

espero. aun. no hago más que eso. mirar sin ver nada, esperando que aparezcas, dibujada a rayas por la poca luz que entra. estoy

aquí, por si no lo recuerdas. escribiendo sobre el tiempo que no tengo y con las ganas que no me quedan. mis manos se empeñan en plasmar formas y más formas con la esperanza de que se pierdan para que tú las encuentres.

pero

ya no tengo esperanza. se me ha agotado. como se me agotan los sueños, la ira y todo aquello que me sujetaba como humano y ser viviente. me

caigo. no tengo cuerda sobre la cual balancearme y aun así me caigo. sé lo que piensas, si tuviera una cuerda no la usaría para caminar sobre ella. qué desperdicio. no

tengo nada. ni siquiera final. cuando acaba el día mi estómago se abalanza sobre ese montón de porquerías, aferrándose a lo poco que queda. y así no acabo nunca.


la

voluntad, cobarde, corre y escapa cuando intento encontrar el punto y final. maldita

qué

me impedirá a mi ser libre. si no estás tú y estoy dejando de estar yo. dime dónde. dónde se esconde esa mano que estruja a la vida para no dejarla marchar. dímelo, porque si la encuentro me la arranco. aquí arriba no está, porque la busco todos los días para arrinconarla y pedirle explicaciones. para que me diga qué demonios hago resistiendo.

en

mis pies tampoco está, creo que se han congelado. y en sitio frío no se halla, pues cada vez que la noto reptar por algún desconocido rincón de estos despojos de cuerpo que soy yo, la siento cálida y furiosa. porque

ven,

querida. noticias de donde ya no pertenezco. en un bolsillo algo de sol y en las manos tierra firme. tráeme

te

no

espero. haré nunca más que eso.



cura sin enfermedad

y

la lluvia seguirá cayendo. despacio, en silencio, sin nadie que la vea.

sin

razones, nunca las tiene y siempre son más de las suficientes. caerá la lluvia mientras fuera hace frío. las pequeñas y traslúcidas lágrimas de lluvia no son colores. sienta bien, pero no es felicidad. los diminutos cristales queman la mirada, y a través de ellos todo es diferente. el agua del cielo tiembla, duda. esta noche nada calmará el frío, mientras, en silencio, siga lloviendo. y



contenedores,

fríos y callados. cada uno en una silla, aparecen sin yo verlos. los adivino. contenedores sin contenido. excusas. cuando me distraiga, estarán ahí para que los piense sin notarlos. para que juegue con sus nombres y así alimenten mis noches insomnes. formas que no encajan. recipientes despojados de sus motivos, privados de su significado. solitarios, inocentes y pasivos contenedores sin contenido.

¿dónde están las horas en las que sueñan mis suspiros? sueños rotos y fracasos, contenedores sin contenido. alarmas que nunca suenan, fechas sin compromiso. y así a lo verdadero llego tarde y a lo inútil me anticipo. ¿cuándo estuve tan ausente para no sentir el frío? una cama sin mantas, un amanecer vacío. los días que no me esperan, contenedores sin contenido.


tu luz le seguirán mil noches. tus días más brillantes traerán tras de sí mares de historias sin forma, de palabras que nunca conseguiré juntar para formar algo mayor, para crear algo perfecto. algo como lo que tú eras. a

tu calma le seguirán mil tormentas. no sé protegerme de todas ellas y tú ya no eres mi refugio, ese delicado pilar sobre el que alzaba los motivos de mi cordura. los puntos y las verdades se desmoronan pues sólo tu dabas razones a cada locura. a


acumulo

tinta seca en algún secreto guardado. varias manchas punzantes, donde antes escondía tus sonrisas más sinceras. tras tus miradas más puras llegarán reflejos corrompidos de los que no sabré escapar. no sé luchar, pues tú eras mi arma más perfecta y nunca aprendí a defenderme. nunca lo quise intentar. y

no

tengo fe en las batallas que vendrán. dime, ¿para qué quiero ganar? si no es a ti a quien voy a encontrar. si mis miles de banderas blancas no son ni una triste sombra de tu tranquilidad. eras

mi victoria. ahora se acercan mil derrotas. hasta cuándo. hasta dónde. y por qué. y





por

por

las horas que se hacen años los años que echas de menos. por las páginas de un libro que nunca escribiste aunque te sobraban historias por contar. por esas historias que olvidaste cómo contar. y

por

todo el color desteñido. por las luces que apagaste para que no te cegaran. por las manos vacías. por la oscuridad que ya no temes. y por el temor que aprendiste a defender. ya

no hay puntos ni inclinaciones. de nada sirve el equilibrio si no hay motivos por los que caer.

perdón y gracias

los ojos. por el tiempo. por las piezas de un puzzle que nunca conseguí completar. por las tardes, cuando nunca llueve. y por las mañanas, cuando da demasiado miedo tocar el suelo.



no

es ninguna historia nueva. es siempre el mismo cuento del mismo sol y la misma luna. el sol y la luna que deberían estar juntos, pero las llamas de uno destruyen al otro. habitan los dos allí el mismo espacio. los dos con su perfecta figura. y el sol brilla entre millones de estrellas. dando más vida de la que jamás se dará cuenta. y la luna abraza las mareas y retiene consigo su tímido resplandor. y guardan su aliento. oprimen las ganas. se esconden. callan. esperan al eclipse. pero

esos eclipses son cuestión de fe. si nadie cree en ellos, desaparecen.


serás cada calma después de la tormenta. serás cada gota de agua fría, y sal en las heridas. y

yo seré cada consejo desafortunado. cada error por el que caer, y cada ejemplo que no debí tener. y

serás

todo lo que nunca has sabido ser; tardes de invierno sin frío en los pies, las calles vacías de nuestros pasos. serás cada deseo que no quiero cumplir, las ganas sin voluntad, las peores consecuencias de cualquier acto de fe. las

porque

yo seré cada dolor del que quiera curarte, cada pesadilla que haré realidad, y las mañanas que no quieras despertar. serás cada razón de mis noches en vela, y yo seré feliz de tú que duermas bien. te desearé todas las buenas recompensas, y tú serás cada batalla para la que no tenga fuerzas. la

poca magia que necesitas para brillar se agota. y será menos, pero aun brillarás. lejos de aquí, aun brillarás.




la

inmensidad no lo cura todo. descalza, sin dejar marcas. la inmensidad se hace imperceptible. se hace pequeña y frágil. camina, con los piés desnudos, sin hacer sonar notas estridentes. es sutil hasta límites que duelen. pasa

se queda en nada. descansa. vuelve menos, tímida y pasajera. se hace lluvia. momentos quietos. le tiemblan las manos. calla, tranquila pero dudosa. la inmensidad se pierde.

se

lo poco se hace millones de noches. escaso se vuelve montones. son notas precisas. acertadas. contadas y pensadas hasta hartar. y

lo

pero

lo fugaz se vuelve muchas mañanas. segundos perdidos se vuelven a encontrar tras cada suspiro. l as palabras vacías n unca tuvieron tanto que decir. los ojos cansados n unca los vi con más claridad. los

el

pequeño brillo estalla. quema. en cada indecisión y pregunta. se hace importante. se hace a sí mismo. lo breve. l a nada. se hace inmenso. a rde


siente

y sueña apenas. cuando nadie te ve. descansa del ruido. del grito. amanece con el caer del sol. la luz no te hace competencia. despierta con calma, llora. brilla

llora

mucho y por muchas cosas. aquello que reprima tus lágrimas, cuando te regalen sólo sonrisas, cuando nunca tenga que llover. llora mucho. llora demasiado. siente cada gota marcharse, desparramarse en tus manos. siente pena por muchos recuerdos. llora por ellos, y llora también por no tenerlos. amarás


encuentra aquello que te haga parar. que rĂ­a contigo. ama tus mejillas secas y suaves. tus ojos limpios y prometedores. ama tu alegrĂ­a. tus maĂąanas. todo. y

llora por ello.

trozos de luna y agua de mar

y





el

tiempo de los colores se cuenta en sonrisas. se extiende, vivo y fugaz, por luces que nunca reposan; por brillos eternos que no entienden de horarios; momentos claros que no saben despedirse. el

tiempo de los colores es una edad sin dueño. sabiduría sin arrugas que enriquece a un gris estado de ánimo que no deja de quejarse porque se está volviendo viejo.


te

encuentro. como los artistas encuentran su inspiración: vendiendo el alma a mil demonios, volviéndose de cualquier religión, sólo por la tenue promesa de poder tenerte más días, más horas, más abrazos. y

me faltas con la misma urgencia, a un romántico su intuición: aferrándome a tu imagen que se dibuja en los recuerdos, para intentar curar tu ausencia.

como

te pierdo. como se pierden los sueños que tiemblan sin palabras. en la manera en la que escapas de cada idea cálida y tengo que correr y buscarte en los momentos que vendrán. y

pero

siempre te encuentro.



cada

una de mis palabras, los pasivos puntos que me atrevo a dejar, cargan en su marcha con estropeados significados que nunca tuvieron que oír nombrar. se deshacen en ideas ya consumidas, en historias vacías que les exigí contar. me miran recelosas desde las líneas de unas manchas que jamás quisieron dibujar. hasta

las

hice amigas de mis noches y ahora son inseparables aliadas que no me dejan soñar. mis palabras coleccionan viajes sin retorno que no consiguen superar. las obligué a mirar mientras mutilaba historias de días sin amar. mientras torturaba sin ganas cuentos de noches de paz.


ahora quiero limpiarlas. arrancar la tinta seca con la que ya no logran avanzar. hacer que cuenten momentos sin miedos, y ganarme otra vez su verdad. darles razones para que vuelvan a brillar. y

por

eso ahora hablan de ti. alimentas sus sueĂąos. se visten de canciones de amor y duermen con tu recuerdo para que yo las pueda encontrar. y asĂ­ se sienten mejor y recuperan su color. porque



recorriendo

un camino sin horizonte. algún brillo, un mirador, o algún paso vetado. sin dirección ni estrellas en las que apoyarte. con los cordones desatados. y las suelas no dejan huellas, pero tampoco vale la pena. buscando

siempre

mirando a una luz que no te ilumina, un sentido que nunca tuvo y ganas donde no hay voluntad. escasas razones y demasiadas frases sin acabar. pero

un día te olvidarás de todo. una línea en el sendero. construirás blancos caminos sobre circulares llanuras rojas. y verás que detrás de ti tus huellas brillan porque en ellas están tus estrellas. imaginarás





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