ESMERALDAS, HISTORIAS POR CONTAR
MINERÍA
MINERÍA
ESMERALDAS HISTORIAS POR CONTAR EL ETERNO ASÍ FUNCIONA ELREY NEGOCIO
EntrevistaPÁG. con Náfer 22 Durán. PÁG. 90
50 PERSONAJES SEMBRAR LA PAZ
y los mejores 5050vallenatos. PÁG. PÁG. 114
POSCONFLICTO: ASÍ VA LA PAZ, QUILATES CON HISTORIA enPÁG. La Paz. 58 PÁG. 100
EL DÍA EN QUE GABÓ CANTÓ PIEDRA DE SABIDURÍA
‘Elegía aPÁG. Jaime 112Molina’. PÁG. 66
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FOTO: ALEJANDRO ACOSTA - REVISTA DINERO
Esmeraldas, historias por contar Director Mauricio Bayona rg eS mi th / IEEX
Editora General Mariana Suárez Rueda Directora Comercial Natalia Angarita Jefe de Redacción Mauricio Sáenz
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Editor Carlos Marín Calderín Coordinación Editorial Daniela Puerta Padilla, Juan David Montes, Daniela Chinchilla C., Juliana Duque Patiño Director de Fotografía Erick Morales
Septiembre de 2017
Productor de Fotografía Julián Andrés Galán
Asesor de Diseño Hernán Sansone Directora Creativa Mónica Loaiza Reina
Diseño y diagramación Diana Velásquez, Gabriel Eduardo Henao, Diego Villate González
Periodistas Vanessa Cortés Uchuvo, Luisa Fernanda Gómez, María Andrea Muñoz Gómez, Fredy Gonzalo Nieto, Lina Niebles, Daniel Páez, Mónica Pardo y Diana Pachón. Columnistas y colaboradores Silvana Habib, Juan Diego Restrepo, Liesel Moog, Óscar Baquero, Gabriel Angarita, Manuel Orozco, Alfredo Molano, Santiago Ángel, Carolina Urrutia, Lorraine Schwartz, Charles Burgess, Paula Mendoza, Gonzalo Mallarino, Daniel De Narvaez, Juan David La Verde, María Flores, Rodrigo Pardo, Juan Carlos Molano, Pedro Claver Téllez.
Minería
Corrección de Estilo Hernán Miranda Torres Producción General Yina Aranda
Logística Diana Milena Quintana Producción audiovisual Sin esquinas producciones www.sinesquinasproducciones.com
Directoras de proyectos María Paula Romero, Natalia Robledo Luna, Ana María Velásquez Asistentes de Dirección Comercial Ana Cristina Basto, Dina Lemus, Laura Villamil Manuela Pavía
Fotografía Ivan Valencia, Felipe Abondano, Johanna Toro, Juan José Murillo y Alejandro Acosta. Agradecimientos Minería Texas Colombia S.A., Fedesmeraldas, AlbertoSaldarriaga.COmunicaciones, Ministerio de Minas y Energía, Agencia Nacional de Minería, Asociación Colombiana de Minería, Museo del Oro del Banco de la República, Museo Internacional de la Esmeralda, Colección de Arte del Banco de la República, CDTEC, Colombiano Texas Transformadora (CTT)/ Esmerandas de los Andes (EDLA) y Laura Ramírez.
PUBLICACIONES SEMANA Gerente General Sandra Suárez Pérez Gerente de Circulación Natalia Peinado Bustamante Gerente Financiero Mariano Salinas Gerente Administrativa Carol Ramírez Director de Producción Orlando González Director de Planeación Financiera Miguel Cepeda Preprensa Digital SEMANA Impresión Printer Colombiana S.A. Publicaciones Semana S.A. Todos los derechos reservados. Prohibida su producción total o parcial sin autorización expresa de Publicaciones Semana S.A. Sede: Carrera 11 Nº 77A-49 Bogotá D.C. PBX. 6468400 SEMANA en Internet: www.semana.com E-mail semana: correo@semana.com
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FOTO: IVÁN VALENCIA
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FOTO: JUAN JOSÉ MURILLO
Contenido
36 página
Firmas
Símbolo de esperanza
Las esmeraldas colombianas en contexto: desde las condiciones que las hacen especiales hasta su papel en el posconflicto. Un panorama presentado por Silvana Habib, presidenta de la Agencia Nacional de Minería.
Tanto brillo, tantas historias
PÁG. 26
113 página
Lorraine Schwartz La reconocida diseñadora de joyas de las estrellas de Hollywood habló con SEMANA sobre las extraordinarias piezas que ha elaborado con esmeraldas colombianas.
En el arte, en la religión y hasta en las telenovelas, las esmeraldas han sido veneradas desde siempre; así lo narra en esta edición el escritor Gonzalo Mallarino.
Todo comenzó con una morralla
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En su taller, ubicado en Nueva York, la colombiana P aula Mendoza diseña joyas para celebridades de la talla de Beyoncé. Las esmeraldas se han convertido en una de sus insignias, y sobre ellas escribió una columna.
PÁG. 46
página
Charles Burgess El presidente de Minería Texas Colombia (MTC) reflexiona sobre la transformación de la industria, su tecnificación e impacto social.
94 página
Pedro Téllez Cronista santandereano que conoce como pocos los secretos de la violencia que llegó con las esmeraldas. Aquí cuenta el primer episodio de esa guerra.
Manos de artista
Visitamos el taller de Ignacio Argotty, uno de los más destacados talladores de esmeraldas en Bogotá. La tradición de este oficio la heredó de una familia con más de 40 años de historia en esta labor.
El pasado del negocio esmeraldero fue ensombrecido por la llamada ‘guerra verde’. Juan David Laverde, periodista investigativo de Noticias Caracol, hace un recuento de estos episodios.
78
página
PÁG. 60
Hacer memoria
Alfredo Molano Sociólogo, escritor y columnista de El Espectador. Un hombre que ha narrado el país rural y las entrañas del conflicto armado. Para este especial recorre parte la historia de estas gemas. PÁG. 74
Las mujeres eran consideradas de mala suerte y no podían acercarse a las minas. Hoy, gracias a MTC encontraron una labor digna que les ha permitido mejorar su calidad de vida. Página 90.
FOTO: JUAN JOSÉ MURILLO
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TO IN ST DI
E TE X T PE R L SA DE CNI AN A LL VI R LA FIC JE EG OL DE S A R EN LA M CIÓ AS ADA C S IN N C D EN IA, CIC AS Y F ONT E E EL LA E AT DE OR RIB MP R R E M O LA CC SPE ICE SM AL UYÓ ESA S P IDE RA S Q ER IZA A S IE NT NZ UE ALD CI LA SE DRA E D A G DE AS ÓN M EX S V E B ER JÓ . A ON T E O M LA R R Y I SI TAÑ AE DE AC NA E AP ND AS N D S Q Á Y ET O L SI E S UE EC A GU US ID S M EN M AS ÁS UN DE DO L .
TO DO Y ES
HO
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Las más bellas del mundo La nueva etapa de la economía de las esmeraldas es una oportunidad para recuperar el prestigio mundial de las piedras preciosas colombianas.
L
as esmeraldas y las piedras preciosas siempre han causado admiración. Su inexplicable belleza natural le ha generado a más de uno un sueño de una riqueza obtenido sin más trabajo que tomarlas de la naturaleza. Se han escrito novelas, se han hecho películas, y durante siglos no hubo un mejor argumento para conquistar un amor, o para simbolizar la conquista, que una esmeralda u otra piedra preciosa. Semejante fascinación no pudo estar exenta de conflictos y hasta guerras. En todos los continentes, durante décadas, la pelea por llegar a las entrañas de la tierra para extraer una riqueza preciosa llegó a tener alcances casi épicos. En la sola conquista española del Nuevo Mundo la pasión por el oro y por las piedras preciosas pudo ser una motivación más clara que hacer girar la historia con el descubrimiento de un nuevo continente y la ampliación extraterritorial de los imperios europeos. Guerras ha habido casi siempre, y la de las esmeraldas en Colombia –consideradas entre las más hermosas del mundo– tuvo momentos de violencia y crueldad, 10
Rodrigo Pardo,
Editor general de Revista SEMANA
OPINIÓN
Las modificaciones culturales y los avances en la tecnología y en las prácticas de extracción se han convertido en una oportunidad. con visos mafiosos y con protagonistas oscuros y legendarios como Víctor Carranza. Muy a la colombiana, la historia de enfrentamientos siempre estuvo acompañada de intentos de acuerdos y de hacer las paces que casi nunca funcionaron.
Por eso es de celebrar el cambio que se ha producido en el régimen de explotación y comercialización de las piedras preciosas. Porque las empresas comprendieron que la legitimidad de su explotación depende de la utilización de métodos de trabajo limpios y dignos. Y los consumidores adquirieron conciencia en el sentido de que las bellezas que produce la naturaleza no se pueden manchar con malas prácticas de la especie humana. Sino todo lo contrario: el verde profundo y misterioso de una esmeralda es aún más brillante si sale del subsuelo por vías legales y mediante prácticas que cuidan el ambiente y enaltecen a quienes hacen el trabajo. Las modificaciones culturales y los avances en la tecnología y en las prácticas de extracción se han convertido en una oportunidad. La de aumentar las exportaciones y generar riqueza, con metodologías utilizadas en otros países que minimizan los impactos sobre el medioambiente y que respetan las reglas de juego establecidas por el Estado para ganar acceso a las piedras. Colombia no ha debido dejar de ser nunca el país de las esmeraldas más bellas del mundo, y ahora tiene la oportunidad de volver a ganar ese título.
FOTO: ISTOCK
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FOTO: ISTOCK
Ob ra d e l a 12
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a
a l r e u z t a a n Vanessa Cortes.
Las características que hacen únicas a las esmeraldas colombianas nacen de un proceso natural que arrancó hace cientos de millones de años. Expertos en geología explican qué tiene nuestro suelo para que broten estas fascinantes piedras.
L
Periodista de Especiales Regionales SEMANA.
os indígenas muzos, asentados en la cordillera Oriental, libraron sangrientas batallas con sus conquistadores para no revelar los yacimientos donde se encontraban las esmeraldas. Finalmente, los españoles terminaron por descubrir esos lugares y con el paso del tiempo su brillo resplandeció en Europa. Hoy, Colombia es el mayor productor y se destaca por la extraordinaria calidad de estas gemas, consideradas las mejores del mundo. El país compite con Zambia, Brasil y Afganistán, naciones que también gozan de una reconocida tradición esmeraldífera. Cada año, estos países descubren en sus subsuelos vetas o rocas con una cantidad importante
Dónde está la diferencia No todas las esmeraldas son iguales, estas son algunas de sus características según la región de donde vienen.
Zambianas
Tienden a ser más amarillentas.
Brasileñas Son de color verde opaco.
Colombianas
Tienen un color verde azulado. 13
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de esmeraldas incrustadas. Las de Zambia y Brasil se caracterizan por ser muy opacas, mientras las afganas se asemejan a las colombianas, que siguen siendo las más apetecidas. Nuestro color es el verde Colombia está tapizada de verde desde las selvas hasta las llanuras. Pero más allá de ese color que varía en tonalidades y se extiende a lo largo y ancho del territorio como una colcha de retazos, sobresale el icónico verde azulado e intenso de las esmeraldas ocultas entre las vastas montañas de los departamentos de Cundinamarca y Boyacá. “En la escala de tonalidad, la esmeralda colombiana es la más balanceada. Ni muy negra, ni muy clara”, explica Carlos Osorio, egresado del Gemological Institute of America, un prestigioso centro de investigación de gemas. Por su parte, Óscar Baquero, presidente de Fedesmeraldas, considera que esta característica la distingue notoriamente de las demás y le permite “tener una saturación perfecta”. Su gran tamaño y profunda claridad son otras de las propiedades que hacen de las esmeraldas una piedra preciosa sin igual. Las más grandes del mundo provienen de Colombia. Con cerca de tres libras de peso, la esmeralda Emilia es considerada la más bella y de mejor calidad. La encontraron unos mineros en Gachalá (Cundinamarca) a finales de los años sesenta. Su claridad excepcional la hace una gema extraordinariamente limpia, con muy poca presencia de piritas, calcitas y otros minerales en su interior. Es decir, muy pocos elementos afectan su
libras pesa la esmeralda Emilia. Extraída en Gachalá, Cundinamarca, es una de las más bellas y de mejor calidad en el mundo.
La esmeralda es la variedad verde de un mineral incoloro llamado berilo.
brillo. Las esmeraldas colombianas también son reconocidas por su dureza, que les permite resistir rayones, aunque no golpes demasiado fuertes; y elegancia. Quien las porte debe ser tan delicado como las piedras que luce. Naturaleza a favor La esmeralda es la variedad verde de un mineral incoloro llamado berilo y está compuesta por aluminio, óxido de silicato y tres importantes elementos conocidos como impurezas: cromo, hierro y vanadio. Si todas las esmeraldas del planeta tienen esta misma composición química, ¿por qué las colombianas se precian de tener cualidades especiales? Osorio cuenta que estas “piedras verdes” se formaron durante el periodo cuaternario, en el que la Tierra tuvo una profunda transformación: las montañas se convirtieron en valle y los valles en montañas. “Boyacá, y parte de la cordillera Oriental eran océano”, afirma. En este departamento, según Osorio, yacen los únicos yacimientos de tipo hidrotermal en roca sedimentaria de origen marino del mundo. Es decir, las esmeraldas colombianas se formaron en un ambiente de agua, lo que les imprimió la claridad natural que las caracteriza. Así mismo, su búsqueda es muchísimo más compleja, porque es como si el gas –que se mineralizó hasta convertirse en esmeralda–, se hubiera esparcido en las rocas. “Además de la claridad, el color le otorga el gran valor a la esmeralda de Colombia. El verde azulado se debe a la roca sedimentaria de origen marino”, afirma John Zapata, gemólogo del Centro de Desarrollo Tecnológico de la Esmeralda (CDTEC). El cromo resplandeciente, el vanadio nivelado y el hierro (en menor cantidad) le dan el tono al berilo y lo convierten en esmeralda. Igualmente, las piedras extraídas de departamentos como Boyacá tienen sus impurezas y compuestos nivelados. Si tuviera más hierro, la esmeralda sería de un verde demasiado opaco, como la brasileña. Y si el vanadio fuese el protagonista, como sucede en Zambia, luciría más amarillenta. “El amarillo no gusta”, dice Osorio. “Es la perfección de la naturaleza”, agrega con una sonrisa. De ahí la magia de las esmeraldas colombianas.
Una esmeralda pierde el 70 por ciento de su tamaño original al tallarla.
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Cuentas
brillantes
Durante años, el país no supo exactamente cuántas esmeraldas producía ni de dónde venían. Hoy ya existen números que prueban por qué Colombia es una potencia en el sector.
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olombia es uno los mayores productores de esmeraldas en el mundo, y sus piedras tienen una calidad poco común. Sin embargo, la compleja situación del sector, en el que existían pocos controles dificultó llevar un registro que corroborara su privilegiada condición. Además, a muchos mineros les pagaban con esmeraldas y no faltaron quienes las escondían en la boca para luego venderlas. Esa realidad se está transformando por cuenta de la llegada de compañías extranjeras que han contribuido a formalizar a los trabajadores y a que el reporte de las esmeraldas extraídas sea más riguroso. Aun así, todavía existe el comercio informal, una problemática que sigue planteando todo un desafío para las autoridades. El cálculo oficial de la Agencia Nacional de Minería sobre cuántas esmeraldas se producen en Colombia se realiza a partir de las regalías que generan, así que si no se reportan estos pagos de todas las piedras que se extraen lo más probable es que estas no lleguen al acumulado de producción.
En el departamento de Boyacá se encuentra la mayoría de los yacimientos de esmeraldas del país y por tanto, es el que más piedras produce y del que existen los números más confiables. Estas son las cifras de producción de cuatro de los principales municipios dedicados a esta actividad durante el primer trimestre de 2017:
Boyacá produjo: 721,875.43 quilates en bruto
283,05
quilates engastados
80,406.77 quilates tallados
Entre enero y marzo de 2017
En 1935 nació la primera esmeralda sintética. La creó el químico estadounidense Carroll Chatham. La piedra pesa un quilate y reposa en el Instituto Smithsonian.
MUNICIPIOS.
Muzo
585,829.48 quilates en bruto
97,70
quilates engastados
49,411.28
quilates tallados
Quipama
116,995.39 quilates en bruto
0
quilates engastados
7,136.22 quilates tallados
Maripi
13,533.66 quilates en bruto
0
quilates engastados
1,680.52 quilates tallados
San Pablo de Borbur 5,516.90 quilates en bruto
185,35
quilates engastados
22.178,75 quilates tallados
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Un presente que anima
Colombia produjo en 2016 más de 2 millones de quilates de esmeraldas, que representaron en regalías 8.422 millones de pesos. Cifras que son posibles, en gran medida, por cuenta de los procesos de responsabilidad social que se desarrollan en las zonas de explotación. Santiago Ángel Urdinola Presidente de la Asociación Colombiana de Minería.
N
o ha sido fácil transformar la industria esmeraldera en el occidente de Boyacá. En esa región se incrustaron, desde hace décadas, problemas complejos cuya extinción requiere esfuerzos profundos para sanar las heridas. A pesar de ello, se avanza en el camino correcto: hoy hay un interés legítimo por la formalización, la innovación y, sobre todo, la responsabilidad social empresarial. Este nuevo panorama genera expectativas positivas en todos los ámbitos. Las empresas legalmente establecidas en la zona han generado un equilibrio en seguridad, atención y apoyo a los trabajadores. Quienes antes se dedicaban a la guaquería cuentan hoy con salud, salarios bien remunerados, prestaciones sociales, turnos y horarios planificados. Las familias de todos los trabajadores también tienen oportunidades. Los progresos han conquistado ya otros ámbitos como la capacitación a las comunidades en áreas del emprendimiento para que sean ellas mismas 16
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Muchos de los antiguos guaqueros hoy están formalizados con un salario, prestaciones y horarios establecidos.
millones de pesos por regalías correspondientes a una productividad superior a los 2 millones de quilates. En 2017 se ha logrado un récord, ya que solo en los primeros tres meses del año, la exportación alcanzó los 688.000 quilates. El panorama se cierra con la disminución de los índices de violencia. El reconocimiento de las empresas comprometidas con la legislación, el acompañamiento a los colectivos en procesos de aprendizaje y la implementación de estrategias integrales de seguridad han impactado positivamente el desempeño de la gestión minera y se han establecido cordones de seguridad y voluntades de pacificación. Falta mucho camino por recorrer, pero sin duda, el pasado angustioso del occidente de Boyacá alrededor de un bien tan preciado como las mejores esmeraldas del mundo, está quedando en la historia. El gobierno nacional se ha empeñado en imple-
MTC es la primera compañía de esmeraldas que se convierte en socia de la Asociación Colombiana de Minería.
FOTO: IVÁN VALENCIA
las que creen sus negocios y superen las ansias y tragedias del guaqueo. El otorgamiento de becas de educación superior y el fortalecimiento al deporte y la cultura son campos en los que igualmente se trabaja. Con estos avances se ha logrado, así mismo, un nivel de tecnificación en la explotación. La adecuación de túneles con reforzamiento de acero, la oxigenación de los mismos, la capacitación al personal, la utilización de maquinaria especializada para la excavación, la alimentación, el transporte de trabajadores y los equipos de protección personal, son los componentes diferenciadores de la minería bien hecha que se practica hoy en la zona. Gracias a los cambios implementados y a la concepción de confianza que ha transformado a esta parte del país, la producción –y por ende el pago de regalías por concepto de explotación de esmeraldas– ha venido en aumento en los últimos años. En 2016 se recibieron 8.422
mentar una normatividad que permita a los colombianos recibir las regalías correspondientes a la realidad de lo extraído. Las estrategias están encaminadas a fortalecer la metodología para fijar los precios de venta de forma más organizada y transparente. Tan verde y tan intensa como las esmeraldas de Boyacá es la esperanza de los colombianos para que esta industria se constituya en renglón primario de productividad, crecimiento de las comunidades y reivindicación de los habitantes de esas laderas ricas, no solo en piedras preciosas sino en compromiso. 17
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Resumir la historia
1944 El 15 de junio el gobierno nacional comisiona al Banco de la República para ser el delegado de la explotación, talla y venta de esmeraldas.
El campesino Juvencio Morales descubre a la entrada de una cueva seis relucientes esmeraldas, la prueba de que existía una de las vetas más grandes que hayan visto los habitantes de San Pablo de Borbur.
1965 Comienza la primera Guerra Verde con la muerte de Efraín González, bandolero de origen conservador que se proclamaba patrón en el occidente de Boyacá, junto con Humberto el ‘Ganso’ Ariza. El gobierno del presidente Guillermo León Valencia, después de derrotar a González, abre juicios por enriquecimiento ilícito contra 30 esmeralderos y 17 militares.
1973
1968 El gobierno de Carlos Lleras Restrepo admite la corrupción dentro del Banco de la República. Como consecuencia, expide el decreto 912 de 1968, que crea la Empresa Colombiana de Minas (Ecominas), que sustituye al banco en esos asuntos.
2001 1998 1990 Pequinés y Carranza firman la paz el 12 de julio. En el acto están presentes representantes de la Iglesia católica, gestores del proceso. 18
Carranza es enjuiciado por financiación de grupos paramilitares, secuestro y asesinato; permanece preso hasta 2001. En 2003, un juez cierra su caso por vencimiento de términos.
El narcotraficante Yesid Nieto entra al negocio para tratar de controlar la zona. Le pide a Carlos Castaño, comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), mandarle un grupo de sus hombres para que lo ayude en ese propósito.
Un delincuente se hace pasar por director de Ecominas y cobra por dar empleo en las zonas mineras. El gobierno de Misael Pastrana militariza y cierra las minas. El grupo Murcia gana la licitación para explotar.
1975 Asesinan al hermano del esmeraldero Francisco Vargas. Comienza la segunda ‘guerra verde’.
2005 Nieto se enfrenta a Carranza.
FUENTES: VERDAD ABIERTA Y EL LIBRO ‘LA GUERRA VERDE’, DE PEDRO CLAVER TÉLLEZ.
1961
2007 Nieto cae asesinado en Guatemala.
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La extracción de esmeraldas ha atravesado épocas difíciles, violentas, de ausencia del Estado. Una realidad que aunque se está dejando atrás hace parte de su historia. Conozca los principales hechos de esta actividad que sufrió una positiva transformación.
1976
1978
1986
1987
El Estado le concede permiso de explotación a Esmeralcol S.A., empresa conformada en ese entonces por algunos de los capos sobrevivientes de la confrontación de esos años.
El gobierno permite que los esmeralderos formalicen sus fortunas y abre licitaciones en Boyacá. Gilberto Molina y Víctor Carranza son los nuevos zares del negocio.
Un grupo de mineros se enfrenta entre sí porque se irrespetaron las zonas y los turnos para explotar. Se origina una disputa y comienza la tercera ‘guerra verde’, que deja alrededor de 3.500 muertos. El occidente de Boyacá se divide en dos: Otanche, San Pablo de Borbur, Santa Bárbara y Muzo, liderados por Molina y Carranza; y Coscuez, Maripí y Pauna, por Luis Murcia Chaparro alias Pequinés.
El gobierno del presidente Virgilio Barco expide el decreto 1335 que reglamenta las actividades subterráneas. En el artículo 40 aclara: “Queda prohibido el trabajo de mujeres en todas las edades y de varones menores de 18 años, en labores subterráneas relacionadas con la minería”.
1979 Llega a la región el narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, amigo y antiguo subalterno de Gilberto Molina.
2009 Primer atentado contra Carranza. Un año después le hacen el segundo en la vía Puerto López-Villavicencio (Meta), en el que sus enemigos utilizan rockets sin éxito.
2014
2013
Pedro Nel Rincón, alias Pedro Orejas, quien se alió con paramilitares y narcotraficantes de los llanos, es condenado por asesinato.
1989 Gilberto Molina es asesinado mientras celebra su cumpleaños en su finca en Sasaima. En diciembre, el Estado da muerte a Gonzalo Rodríguez Gacha.
2017 Se trabaja en formalizar la extracción de esmeraldas, y en industrializar y tecnificar los procesos.
Después de meses internado en la Clínica Santa Fe de Bogotá, Carranza muere a los 77 años de cáncer. 19
Los reportes de este centro indican a los clientes si la gema analizada es natural o no. 20
FOTO: LUISA FERMANA GÓMEZ
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La mejor garantía Para evitar confusiones en el negocio de las piedras preciosas existe un centro especializado en certificarlas. Su director ejecutivo nos revela cómo lo hacen. Luis Gabriel Angarita Director ejecutivo del CDTEC.
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o todo lo que brilla es oro, reza un reconocido proverbio, y no todo cristal verde es esmeralda podría complementar el Centro de Desarrollo Tecnológico de la Esmeralda (CDTEC), que abrió sus puertas hace más de ocho años, y desde entonces es la única institución, en el país y América Latina, con capital humano y equipos de punta capaces de generar reportes gemológicos con la misma calidad de reconocidos laboratorios mundiales. Nació gracias a esfuerzos del Sena, Proexport, Ingeominas, Fedesmeraldas, Aprecol, Acodes y Asocoesmeral. En equipos se han invertido más de 2 millones de dólares. Se destacan un espectroscopio Raman, un espectroscopio infrarrojo y otro de ultravioleta visible, además de fluorescencia de rayos X por energía dispersiva, entre otros, que cumplen tareas altamente especializadas en relación con el estado de las gemas. Al CDTEC llegan diariamente más de 100 muestras, la mayoría de
esmeraldas y diamantes (en menor proporción rubí, zafiro y granates). Una vez son ingresadas, arranca un proceso que culmina con la expedición de un reporte que les indica a los clientes si la gema analizada es o no una piedra natural; y en el caso de las esmeraldas, si es o no colombiana. Hoy, por cuenta de los avances tecnológicos y la explotación de nuevas minas alrededor del mundo, hasta los más avezados comerciantes pueden confundir una esmeralda colombiana con una de Etiopía, Afganistán o sintética. Si ya es difícil para un experto que compra y vende gemas todos los días distinguir entre unas y otras, lo es aún más para una persona del común que solo las ha visto en revistas, por ejemplo. Por eso resulta importante la labor del centro. Las dos principales variables que afectan el precio de una esmeralda son que sea natural y colombiana, además del color, el tamaño, la transparencia y la forma. Que sea ciento por ciento natural es fundamental, esto significa que no haya sido sometida a ningún proceso físico o químico para mejorar su apariencia, lo cual también es evaluado por los especialistas del centro. Estos reportes son importantes en un contexto de negocios, porque el centro, al actuar como un tercero, da fe sobre las condiciones físicas y químicas de las piedras o joyas analizadas. A partir de su veredicto es que
se discute entre los comerciantes el precio de las gemas. Con el propósito de cumplir con la responsabilidad de generar reportes cada vez más acertados, el CDTEC se puso como meta convertirse en el centro de generación de conocimiento sobre la industria de las esmeraldas más importante del mundo, por ello una de sus principales líneas es la investigación. Gracias al equipo humano y a un trabajo en conjunto con importantes académicos de reconocidos centros de educación superior, como la Universidad Nacional de Colombia, el CDTEC adelanta investigaciones sobre el producto para lograr una mejor calidad del mismo, ampliando su conocimiento, que será la base para, por ejemplo, determinar geoquímicamente la huella digital de las esmeraldas, qué factores son más útiles para localizar las vetas y así aumentar la producción, y escoger sustancias y metodologías de limpieza
Al CDTEC llegan diariamente más de 100 muestras, la mayoría de esmeraldas y diamantes. acordes con la piedra. Estos hallazgos contribuirán a una mayor precisión en los reportes, que estarán sustentados en argumentaciones científicas validadas internacionalmente. Las piedras preciosas y las joyas, además de ser símbolos de belleza y estatus, tienden a conservar gran parte de su valor en el tiempo. No solo son adquiridas por su belleza, son vistas como una inversión, un ahorro. En ese sentido, se recomienda a cualquier comprador exigir un certificado del CDTEC o de una entidad internacional del mismo nivel, que de manera imparcial, y basado en conocimiento científico, brinde información veraz y relevante. 21
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Así funciona el negocio Desde que se extraen de la tierra hasta que llegan a manos de su propietario, las esmeraldas hoy deben cumplir un estricto proceso de registro para certificar su origen y el pago de las regalías.
L
a cadena productiva de la esmeralda arranca con el minero que la encuentra. Él la entrega al propietario de la mina, quien la vende a un comprador que viaja luego a Bogotá para intentar tallarla o exportarla. En el recorrido entre el dueño y el consumidor final, que en el 95 por ciento de los casos se encuentra en otro país, la piedra suele pasar por muchos intermediarios: los talladores, que la transforman; los comisionistas, que buscan compradores, y los comercializadores. Anteriormente, los comercializadores hacían los trámites correspondientes para registrar la piedra y garantizar que pudiera salir del país, y asumían el pago de regalías ante la Agencia Nacional de Minería (ANM). Es decir, para la ley todo el proceso anterior se ejercía de forma ilegal (por más que los propietarios de las minas fueran titulares debidamente registrados), pues los demás minerales explotados en Colombia se declaran desde la bocamina. En muchos casos, los titulares mineros declaraban lo que habían extraído cada tres meses y el gobierno nacional no verificaba que efectivamente las minas funcionaran y que el material proviniera del socavón señalado. Esto propició que en el negocio
La piedra suele pasar por muchos intermediarios: los talladores, que la transforman; los comisionistas, que buscan compradores, y los comercializadores.
se colaran criminales que usaban las esmeraldas para lavar activos o comercializar gemas robadas. En 2015 entró en funcionamiento el Registro Único de Comercializadores de Minerales (Rucom), creado para certificar a quienes negocian con minerales, con el fin de darle mayor transparencia y control a esta actividad. Desde entonces, todo aquel que quiera vender una esmeralda debe estar en este sistema que aplica para toda la cadena. Incluso los denominados guaqueros, que ejercen la tradicional minería de subsistencia, deben registrarse ante las alcaldías de sus municipios para poder vender lo que sacan de entre las montañas. De igual manera, tienen que presentar un certificado que especifica dónde encontraron las gemas, entre otros requisitos como su cédula y un NIT. Gracias a todo esto, desde el inicio el proceso ya se está haciendo de forma legal y transparente, garantizando el origen y tributando como en cualquier otra actividad económica. Lo mismo aplica para los propietarios de las minas, solo que ellos no necesitan estar registrados en las alcaldías sino únicamente en el Rucom para expedirle al comprador el certificado de origen. Con estas medidas se inició la formalización y legalización de la minería de esmeraldas. Cada vez
Se presume que solo el 0,01 por ciento de las esmeraldas no recibe tratamientos con aceites o resinas.
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FOTO: FELIPE ABONDANO
Los denominados guaqueros deben registrarse ante las alcaldías de sus municipios para vender sus esmerladas.
que un nuevo jugador entra a esta cadena productiva debe contar con el certificado de origen de la piedra y del Rucom que lo acrediten como comercializador. Sin embargo, el pago de las regalías se sigue realizando, aproximadamente en un 95 por ciento de los casos, al momento de exportar, por lo que muchos reclaman que el gobierno nacional debería implementar mayores controles y así lograr que se haga de la misma manera que con los otros minerales. Además, al igual que sucede con el oro y los barequeros se presentan situaciones en las que un guaquero certifica el origen de una mercancía que se obtuvo de forma ilegal. En medio de esta realidad que todavía resulta compleja, no hay que desconocer que desde hace varios años entraron a formar parte del sector grandes empresas que poseen toda la cadena productiva: son titulares mineros, tienen centros de tallado y exportan los productos. Estas compañías contribuyen con la formalización de la actividad, pues todos sus empleados están contratados de manera formal, garantizan la trazabilidad de su material con fechas y horas exactas de cada etapa del proceso, y aportan el grueso de las regalías. Las Compañias Muzo (TMC),
95 por ciento de las veces las regalías se pagan al momento de exportar.
por ejemplo, en 2016 giraron el 88 por ciento de los 8.422 millones que produjo en ese año. No obstante, muy pocas empresas funcionan así, por lo que el resto del comercio se mueve de manera informal o ilegal. Quienes han formado parte del negocio de las esmeraldas desde hace décadas sostienen que se requiere de un mecanismo más efectivo diseñado exclusivamente para este sector, pues consideran que el gobierno creó el Rucom para resolver, más que todo, el problema de la minería ilegal de oro. Lo cierto es que un porcentaje importante de actores del sector le solicitan al gobierno prestar mayor atención a una industria que mueve sumas importantes de dinero y cuyo producto es reconocido en el mundo por su calidad y exclusividad. 23
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Vuelta
Las esmeraldas colombianas han llegado prácticamente a todos los rincones del planeta. Conozca los principales destinos que las recibieron en 2016 y lo que esto representó para la economía del sector.
al mundo En 2016, los principales compradores de esmeraldas fueron:
14 REINO UNIDO 103.500 Cuadrada, cushion, redonda Pequeñas y medianas Comercial - fino
5 SUIZA 1 ESTADOS UNIDOS 67 millones Todas las tallas Todos los tamaños
4 millones
7 ISRAEL
Todas las tallas Grandes
3 millones
Comercial, tono y fino
Todas las tallas Todos los tamaños
Todas las calidades
Fino
9 ITALIA 1 millón
Cuadrada, lágrima, cushion, redonda Grandes Cristal tono
11 EMIRATOS ÁRABES 510.312 Cuadrada, lágrima, cushion Grandes Comercial, tono y fino
Dólares
Tamaños
Tallas
Calidades*
* ‘Ranking’ de calidades: Bajo: etre 20 y 899 dólares el quilate. Comercial: entre 900 y 4.999 dólares el quilate. Fino: más de 5.000 dólares el quilate. 24
Cuadrada
Esmeralda
‘Cushion’
Abanico
Redonda
Óvalo
Corazón
Lágrima
____________________________________________________________________________________________ Hoy todo es distinto El año pasado se realizaron
682 exportaciones
de esmeraldas, por más de 150 millones de dólares.
SE EXPORTARON 2.386.994,83 DE QUILATES. DE ESTOS, 2.025.680 EN BRUTO 2.039 ENGASTADOS Y 359.274 TALLADOS.
El precio base de liquidación de regalías de esmeraldas talladas en 2016 fue de
585.241 pesos por quilate, según cifras de la Agencia Nacional Minera (ANM).
Números verdes: 8 ALEMANIA
4 JAPÓN
2 millones
4 millones
Cuadrada, lágrima, cushion
Cuadrada, lágrima, cushion, redonda
Pequeñas y medianas
Pequeños
Comercial
Fino Cuando se talla la esmeralda, solo se puede aprovechar el
12 TAIWÁN 206.545 Cuadrada, lágrima, cushion, redonda Grandes Fino
Cushion, cuadrada
13 CHINA
Grandes Comercial
10 SINGAPUR
2 HONG KONG
178.000
34 millones
Todas las tallas
Todas las tallas
Todos los tamaños
Todos los tamaños
Fino
Comercial - fino
3 TAILANDIA
953.195
16 millones
Todas las tallas
Lágrima, cuadrada
Todos los tamaños
Todos los tamaños
Comercial - fino
Comercial
COMPROMISO INTERNACIONAL El Consejo de Joyería Responsable (RJC, por su sigla en inglés) es una organización sin ánimo de lucro que promueve las prácticas sociales y medioambientales responsables a lo largo de toda la cadena de suministro del oro y las piedras de color utilizadas para fabricar joyas.
30
por ciento
6 INDIA 4 millones
ESTOS MERCADOS BUSCAN ESMERALDAS CON MUCHO COLOR.
Por medio del RJC, la industria joyera cuenta con un programa de certificación reconocido y creado para ocuparse de las necesidades y problemas del sector. Por ahora, solo dos compañías colombianas forman parte del consejo, y se espera que en los próximos años se vinculen más para contribuir a formalizar la industria con parámetros internacionales.
El resto se pierde. Por ello, para poder exportar los más de 300.000 quilates tallados el año pasado se necesitaron al menos 1 millón de quilates en bruto.
0,2 Un quilate equivale a
gramos
95
por ciento de la producción de esmeraldas en Colombia se exporta. 25
____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________
La nueva era
Proteger el ambiente ha sido primordial para MTC. Por eso, reparan el daño ecológico por medio de la siembra y la protección de recursos hídricos.
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FOTO: IVÁN VALENCIA
____________________________________________________________________________________________ Hoy todo es distinto
La minería colombiana es testigo de una transformación positiva y su más preciado negocio de gemas no está lejos de este cambio. Tanto las compañías locales como las extranjeras confían en este proceso gracias al acuerdo de paz, la llegada de tecnología nueva e investigación en seguridad y legalización. Charles C. Burgess Presidente de Minería Texas Colombia
L
as esmeraldas de Colombia son unos de los tesoros naturales más grandes de un país rico en este tipo de regalos de la naturaleza. Fueron explotadas por los indígenas antes de la conquista española y adornaron los palacios de los aztecas y los incas. La increíble colección de gemas de los persas y los emperadores indios incluían esmeraldas colombianas en el siglo XVI. Hoy, medio milenio después, siguen en la cúspide del mercado de objetos lujosos en Nueva York, París, Hong Kong, Londres y cualquier otro centro de comercialización de gemas. La industria de las esmeraldas en Colombia está en un periodo de cambio profundo. Hasta hace muy poco este tipo de minería era una actividad estrictamente artesanal. La tecnología y los métodos mineros modernos apenas habían penetrado las zonas esmeralderas, una parte del territorio colombiano caracterizado por la pobreza, aislamiento y tristemente, la violencia e ilegalidad. Este panorama sombrío ha comenzado a cambiar y Las Compañías Muzo (TMC), por sus siglas en inglés, están orgullosas de haber tenido un rol importante en este proceso. En cuanto a la formación de Las Compañías Muzo (TMC), el proyecto fue el resultado de una cuidadosa investigación de las posibilidades de inversión existentes en la industria de la esmeralda colombiana. Esta investigación comenzó entre 2005 y 2007. Era claro que la industria no podía esperar avanzar sin un cambio fundamental para incluir la modernización de las minas, operaciones profesionales en ventas y marketing, un cambio completo en el
sistema laboral y, sobre todo, un espíritu de cooperación entre los intereses mineros, el gobierno colombiano y la comunidad local. Este esfuerzo requeriría una gran inversión de capital e investigación. Las negociaciones sobre el futuro de la mina de Muzo (conocida como Puerto Arturo) comenzaron en 2009 y para noviembre de ese mismo año MTC ya estaba operando la mina en su totalidad. MTC comenzó sus operaciones con varios principios establecidos. Primero, la mina operaría de acuerdo con todas las leyes colombianas y regulaciones mineras. Segundo, tendríamos una fuerza de trabajo profesional, con salarios y con todos los beneficios exigidos por la ley. Tercero, no habría contacto con elementos por fuera de la ley, dependeríamos de las autoridades legales para lidiar con cualquier amenaza a la seguridad de la mina proveniente de forasteros y visitantes no deseados. Cuarto, estableceríamos equipos y técnicas mineras modernas. Quinto, todas las operaciones mineras serían dirigidas por ingenieros de minas profesionales. Sexto, y lo más importante, participaríamos de forma activa con la comunidad y construiríamos enlaces entre la población local, la compañía y la fuerza de trabajo de la mina. En 2013 Las Compañías Muzo (TMC) decidieron comprar los derechos de las minas a sus dueños. Más de tres años de operación han demostrado que la mina de Muzo tiene un gran futuro y que Las Compañías Muzo (TMC) querían ser parte de esto. Dentro de los cambios hechos está el extenso uso de datos geológicos para localizar las zonas productoras de esmeraldas, la introducción de
“MTC está orgulloso de pertenecer a la industria colombiana y honrado de cumplir un papel importante en la nueva era”.
¿QUÉ DEBE MEJORAR? Está claro que la industria esmeraldera de Colombia no podría avanzar sin cambios fundamentales que incluyan: modernización de las minas, especialización en las operaciones del mercado, cambios en el sistema laboral, y quizás lo más importante, un renovado espíritu de cooperación entre los inversionistas, el gobierno colombiano y las comunidades de las zonas mineras.
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____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________ métodos mecanizados de minería y exploración y el uso de rampas largas en vez de ejes verticales y túneles para alcanzar las zonas de esmeraldas. Proteger el ambiente ha sido una preocupación constante para MTC. A pesar de que la minería de esmeraldas no usa químicos y recurre a túneles subterráneos en vez de usar métodos a cielo abierto, igual tenemos que cuidar y proteger las áreas donde trabajamos, arreglar el material extraído de la mina, proteger los recursos hídricos y reparar el daño ecológico cuando sea posible. Hemos usado tecnologías innovadoras como una máquina sembradora de pasto automática para permitir la siembre en áreas difíciles de alcanzar. Esta ha sido una herramienta importante para prevenir la erosión. MTC ha recibido un fuerte apoyo del gobierno colombiano, incluyendo la Agencia Nacional de Minería (ANM), el Ministerio de Minas, Corpoboyacá, los gobiernos municipales, la Policía y las Fuerzas Armadas. La Asociación Colombiana de Minería (ACM), bajo el competente liderazgo del señor Santiago Ángel también ha ayudado a liderar el esfuerzo para cambiar la industria. La ANM y el Ministerio de Minas, así como los gobiernos locales deben equilibrar los intereses competentes, interpretar la ley y las regulaciones y ofrecer una audiencia imparcial para todas las partes. Eso es particularmente difícil en una región donde la formalización y la legalización son conceptos nuevos. Algunos desacuerdos aparecen de vez en cuando y, en ocasiones, esto lleva a situaciones delicadas que deben ser manejadas con tacto y cuidado por los oficiales competentes. Otro asunto crítico para que las autoridades colombianas afronten son las especulaciones de los títulos mineros de esmeraldas. Hay más de 300 títulos mineros de esmeraldas activos en Colombia y menos de una docena están operando. Solo tres o cuatro de las minas que están operando emplean un número significativo de mineros o se han beneficiado de inversiones importantes en equipos 28
Hay más de 300 títulos mineros de esmeraldas activos en Colombia y menos de una docena están operando.
La vida en Muzo está cambiando de manera significativa. Empiece el recorrido en la
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y tecnología. Pocas minas de esmeraldas colombianas se han abierto en los últimos 25 años. Los títulos mineros no utilizados se venden y revenden sin que los dueños de las minas inviertan realmente en abrir una mina. Si la industria fuera a crecer, esta práctica debería terminar. Las tasas de regalías también se deberían mantener razonables. La minería de esmeraldas es totalmente diferente a la de carbón, hierro u oro. Con esos minerales uno puede calcular con un alto grado de certeza cuánto cuesta la operación minera y cuál será el resultado. En la minería de esmeraldas no hay garantía de éxito en lo absoluto. Una gran inversión puede traer una retribución pequeña. Por eso, las iniciativas para invertir deben ser más altas que el riesgo. MTC está orgulloso de pertenecer a la industria colombiana de esmeraldas y honrado de haber cumplido un papel importante en la nueva era que está surgiendo en Colombia. La paz traerá consigo muchos retos, pero también infinitas oportunidades. Con una inversión adecuada, técnicas mineras modernas, apoyo firme de las autoridades mineras y, sobre todo, del pueblo colombiano, las esmeraldas pueden volver a ser un gran orgullo de la nación. MTC pretende ser parte de la continua historia de la minería de esmeraldas en Colombia por mucho tiempo y creemos que otros se unirán para hacer de esta una industria que sirva como fuente de empleo, salud y desarrollo para toda Colombia. Participación de la comunidad Desde el principio, Las Compañías Muzo (TMC) han trabajado con las comunidades locales en el occidente del departamento de Boyacá para construir una relación de cooperación. Era claro que teníamos que retribuir a la comunidad. Además del trabajo dirigido a los problemas sociales inmediatos y apremiantes, la compañía ha buscado sentar las bases para el crecimiento económico y
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MTC ha empleado técnicas innovadoras, como una máquina de siembra automática de pasto para facilitar el acceso a terrenos difíciles.
FOTOS: IVÁN VALENCIA
el mejoramiento de la comunidad a gran escala. Ninguna compañía privada puede o debe reemplazar las autoridades gubernamentales en mejorar infraestructura, proveer educación y salud pública u otros servicios. Podemos, sin embargo, contribuir en todas estas áreas y lo hemos venido haciendo. La región minera, en el occidente de Boyacá, ha estado tradicionalmente aislada, con comunicaciones deficientes (todavía no hay una vía completamente pavimentada hacia Muzo), infraestructura sin desarrollar y poca presencia del Estado. Hasta hace poco, parecía estar detenida en el tiempo. Prácticamente no había otra fuente de empleo que no fuera en las minas. La región tiene un gran potencial en agricultura y turismo, pero las vías precarias y su reputación como una zona de violencia han hecho que sea difícil explotar ese potencial. Hemos trabajado por tratar de diversificar la economía local comprando alimentos de productores locales para usar en la mina, creando una compañía de confecciones para emplear a mujeres cabeza de familia y alentando la industria del cacao, esta región puede producir el mejor cacao del mundo. Además de estas actividades, la compañía trabaja con escuelas locales y servicios de salud y operamos un gran comedor comunitario para los adultos mayores de la zona. Cerca de 300 comidas se sirven cada día a estos residentes locales, que contribuyen con un jardín que atienden y cuidan ellos mismos. Las actividades para niños de las comunidades locales son organizadas y financiadas por la compañía con el fin de acercar a la comunidad. Donamos con frecuencia el uso de equipo pesado y material de construcción para los municipios y recientemente creamos una alianza con Colombianitos, una ONG que busca mejorar la vida de niños de escasos recursos alrededor del país. Furatena es el nombre de una cooperativa de cacao creada por MTC para ayudar a los cultivadores de cacao de la región a comercializar su producto a un precio justo.
La compañía tiene un almacén en Chiquinquirá que sirve como centro de almacenamiento para 1.100 familias en la región esmeraldera. El cacao producido allí es de la más alta calidad, además de una alternativa de ingreso y un empleo estable en una región donde es difícil encontrar buenos trabajos. Una de las contribuciones más importantes a la comunidad ha sido el esfuerzo realizado para emplear a las mujeres en la mina de Muzo. Las mujeres han sido tradicionalmente excluidas de la mayoría de trabajos en las minas, pero poco después de que MTC tomará control sobre la operación de la mina, nos dimos cuenta de la necesidad de estas mujeres, muchas de ellas madres solteras, por un trabajo estable. Ahora, las mujeres cumplen un papel importante en todos los aspectos de las operaciones. Las Compañías Muzo (TMC) continúan explorando formas para fortalecer los lazos con la comunidad local. Estos lazos son parte fundamental de nuestro éxito y ayudan a mejorar tanto el negocio como la vida con nuestros vecinos.
____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________
De dónde vienen
La extracción de esmeraldas se remonta a la época precolombina y hasta hoy, nuestros suelos son ricos en este mineral. Conozca los eventos claves y procesos geológicos que dieron origen a las extraordinarias piedras verdes.
Roberto Terraza Melo Geólogo Msc. Servicio Geológico Colombiano
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a extracción de esmeraldas en Colombia data de la época precolombina, cuando los muiscas las sacaban del pueblo de Somondoco para intercambios comerciales. Los españoles continuaron con su explotación durante la Colonia, hasta que a principios del siglo XX la asumió el Estado. Mucho antes, sucedieron una serie de eventos geológicos que dieron origen a las esmeraldas (ver recuadro). Una zona depocentral, relativamente amplia del período cretácico inferior en Colombia, debió cumplir un papel muy importante en la circunscripción geográfica de los yacimientos de esmeralda a áreas específicas del país, ya que solo en estas se dieron todas las condiciones físicoquímicas y los procesos geológicos para su generación. Hoy se desconocen los márgenes geográficos exactos de esa área depocentral; sin embargo, con base en datos geológicos recopilados por el Servicio Geológico Colombiano (antiguo Ingeominas) y la Universidad Industrial de Santander, durante la exploración realizada a los cinturones esmeraldíferos entre 2005 y 2008, se cree que el límite norte se localiza cerca de Sucre (Santander), y el sur, aproximadamente en La Palma (Cundinamarca). De occidente a oriente esa zona estaría delimitada por los municipios de Puerto Romero y Santa María (Boyacá). Estos condicionamientos geológicos de las esmeraldas hacen que sus yacimientos se localicen en dos áreas particulares de la cordillera Oriental: una ubicada sobre su borde occidental, en la región de Muzo, Quípama, La Palma, La Victoria, Otanche y San Pablo de Borbur, denominada Cinturón Esmeraldífero Occidental (CEOC), y la otra en su costado oriental, en los municipios de Gachalá, Ubalá, Chivor, Macanal y Santa María, conocida como Cinturón Esmeraldífero Oriental (CEOR). Ambos forman parte de la prístina área depocentral del cretácico inferior.
El período cretácico cumplió un papel importante en los yacimientos de esmeraldas del país.
Las zonas potenciales para exploración y explotación en el CEOC se localizan en las formaciones geológicas Muzo (edad Hauteriviano-Barremiano) y Rosablanca (edad Valanginiano); y en el CEOR, en Santa Rosa y Chivor (edad Berriasiano). Los cinturones esmeraldíferos están distanciados entre sí por unos 110 kilómetros y hasta la fecha no se han encontrado yacimientos de esmeraldas en esa área de separación. Los mineros extraen estas gemas de lo que los geólogos denominamos ‘estructuras hidrotermales’, que se forman cuando los fluidos mineralizantes portadores de la esmeralda ‘penetran’ en la roca sedimentaria sometida a deformación tectónica (plegamiento, deformación interna y fracturamiento), lo que hace que se rompa y en esas fracturas se deposite la piedra. Comúnmente, la esmeralda está acompañada de otros minerales que son típicos de los yacimientos como albita, calcita y sulfuros. Los mineros tradicionales han explotado este recurso de manera empírica porque aprendieron a reconocer esos minerales y las diferentes estructuras hidrotermales presentes en la roca. Su extracción, por lo general, es subterránea, mediante la excavación de túneles con ramales en distintas direcciones, aunque en otras minas su explotación puede ser superficial.
FOTO: FELIPE ABONDANO
____________________________________________________________________________________________ Hoy todo es distinto
¿POR QUÉ ES VERDE? Las esmeraldas representan a una variedad de mineral de color verde conocido como berilo, perteneciente a la clase de minerales denominada ciclosilicatos. Su conspicuo color verde se debe a pequeñas impurezas en su estructura cristalina causada por elementos químicos como el cromo y el vanadio. Su dureza oscila entre 7,5 y 8 en la escala de Mohs, que va de 1 a 10, donde 1 es el mineral más blando (talco) y 10, el más duro (diamante).
EVENTOS QUE FORMARON LAS ESMERALDAS 1. Acumulación de espesas secuencias de sedimentos finogranulares, ricos en materia orgánica, carbonatos y evaporitas, en varios episodios del periodo cretácico temprano de Colombia.
FOTO: JOHANA TORO
FOTO: SCOTT Q
2. Enterramiento de los sedimentos a varios kilómetros de profundidad, que permitió que la roca alcanzara alta diagénesis y bajo grado de metamorfismo (temperaturas >100-200° C y presiones >1 Kbar). 3. Sucesión de eventos tectónicos que afectaron a la roca sedimentaria como plegamiento, deformación interna, fracturamiento, migración del fluido mineralizante de la esmeralda, relleno de fracturas y brechamiento hidráulico; se han identificado varios eventos tectónicos asociados a las esmeraldas que tienen edades geológicas que van desde 62 a 68 Ma (Paleoceno tardíoMaastrichtiano), 32 a 38 Ma (Eoceno tardío) y 12 Ma (Mioceno tardío). 4. Exhumación de la roca con los yacimientos de esmeralda posterior a los 12 Ma (el levantamiento e inicio de los procesos erosivos en la cordillera Oriental, región en la que se localizan los yacimientos esmeraldíferos colombianos). 31
____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________
Cambió la vida
La zona esmeraldera ha sido una de las más conflictivas de Colombia. Pero la llegada de empresas organizadas transformó para bien el panorama socioeconómico. Con sus testimonios, un minero artesanal y un geólogo profesional dan cuenta de cómo era y de cómo es hoy esta actividad.
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FOTO: IVÁN VALENCIA
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Efraín Sánchez, guaquero y beneficiario del programa El Comedor de MTC.
Efraín Sánchez, guaquero. ara mí la esmeralda es Dios, representa todo en mi vida: me ha subido a la gloria y también me ha bajado al infierno. Llegué a Muzo en octubre de 1972, cuando tenía 20 años, y he estado desde entonces en estas minas. He sufrido y sobrevivido a varios atentados, aunque me ha ido bien; nunca he tenido un accidente. Antes esto era terrible, a uno lo mataban por estar guaqueando, nos tocaba vivir escondidos en las montañas, nos acusaban dizque de robo al Estado. Esas injusticias pararon cuando entraron empresarios como Darío Campos y Gilberto Molina. Llegaban en helicóptero, picaban las vetas, sacaban las tulas de esmeraldas y se iban. Dejaban los residuos intactos y, para fechas especiales, nos los botaban en unos buldóceres y eso generaba una bonanza tremenda para todo el mundo porque entre la tierra quedaban piedras preciosas, pequeñitas, pero muy valiosas. La violencia empezó porque no había presencia del Estado. Teníamos un patrón que era como nuestro comandante, el que nos daba la comida, el que nos tenía bien… ¡era una madre! Pero todos andábamos con dos o tres revólveres y hacíamos cumplir nuestra propia ley. Cambió la historia cuando el gobierno dio licitaciones. Tocaba tener un carné para poder entrar a las minas y los empresarios se pusieron al frente de la seguridad. Don Víctor Manuel Carranza se hizo cargo de todo. Las empresas de esa época tenían pocas máquinas porque la esmeralda estaba a flor de tierra. Por eso trabajaron mal, tumbaban la montaña y echaban la carga que sobraba encima de lo que fuera. Eso hizo que hoy los empresarios tengan que invertir demasiado en tecnología para llegar a las profundidades donde pintan las vetas, son necesarios muchos equipos para excavar tanto. La gente que viene aquí de novata piensa: “Cojo la esmeralda mañana y me enguaco”, y resulta que hay que trabajar a la suerte pues el único que puede detectar la esmeralda es el que está arriba. El futuro de esta región es el campo, la agricultura. Gracias a mi Dios que con Minería Texas Colombia no estamos aguantando hambre, estamos aquí por ellos: hay compañeros que ya botaron la pala, no tienen fuerzas para buscar esmeraldas y solo esperan a que Dios les dé la bendición. Entonces apareció el comedor de MTC que nos cambió la vida. Yo me la pasaba angustiado buscando cómo prepararme un caldo con un huevo y una aguapanela; ya no me preocupo por eso: así no desayune, al mediodía sé que tengo mi comida. Llevo 17 meses por debajo de la tierra, 800 metros adentro del cerro; con mis compañeros nos emocionamos porque sabemos que ya vamos a encontrar algo. Nunca le perderé la fe a la esmeralda, nunca he sido infiel a mi tierra. Mientras tenga salud, viviré de ilusiones aunque sé que tengo que cambiar: todo lo que gané lo malgasté, ya no puedo reincidir en eso. 33
____________ Esmeraldas, historias por contar______________________________________________________________________________
FOTO: IVÁN VALENCIA
Julián Castro, geólogo. Trabajó en minas de oro hasta hace diez meses cuando se vinculó a MTC.
Julián Castro, geólogo picador Nací en Manizales y estudié Geología en la Universidad de Caldas. Trabajé en la minería de oro desde que me gradué y hace diez meses llegué a MTC. Esto fue completamente diferente porque el oro también se presenta en vetas, pero no se puede ver sin la ayuda de elementos químicos; en cambio, la belleza de la esmeralda está en la formación de la roca, es fantástico ver un mineral que está tan bien perfilado. Aquí estamos en la mina Puerto Arturo, compuesta de varios niveles. Nos encontramos en el 141 sur, aproximadamente 140 metros bajo tierra. A este método de explotación se le llama cámaras sobre cámaras, todas conectadas entre sí. Se ingresa a través de malacates, que son como unos ascensores que se controlan desde la superficie y con los que nos comunicamos por radio. Los túneles se sostienen en madera. En esta operación, la extracción de la esmeralda está a cargo de los geólogos picadores. Primero se usa un taladro hidráulico que excava hasta que se encuentra una veta productiva. Con una pica aseguramos la obtención de la piedra preciosa junto con una persona encargada de la seguridad. Unos socorristas mineros nos ayudan a cuidar todos los detalles. Como geólogos, debemos mirar, analizar e interpretar la parte estructural y mineral del yacimiento esmeraldero, eso significa que respaldamos a los ingenieros sobre qué puntos son buenos para extraer las gemas.
La diferencia con los métodos artesanales es que el proceso es ordenado y tecnificado. No vivimos de lo que se encuentra a diario sino que miramos a futuro, con unas metas a corto, mediano y largo plazo. Además, el impacto ambiental es muy bajo porque se trata de un método de extracción sin explosivos, mercurio u otros químicos que puedan afectar la tierra. También ha disminuido la violencia: ya no es un oficio en el que cada cual viene en busca de lo suyo y se va, sino que hay salarios y trabajos distintos, gracias a los cuales muchas personas se benefician y participan de forma organizada. En lo personal, estar en esta empresa me ha servido para adquirir conocimientos gratificantes, es la realización de un sueño: desde pequeñito quise conocer las esmeraldas con mis propios ojos; pasaban documentales y yo anhelaba ver cómo se comportaba la piedra, en qué yacimiento estaba. Es algo muy exótico porque muy poca gente la puede apreciar en su origen. Tener una esmeralda en la mano y observarla es un privilegio que tenemos unos cuantos. Como geólogo veo algo muy diferente a lo que otros ven; es como si la roca me hablara. La esmeralda ofrece una belleza única, como si fuera una mujer muy hermosa a la que todos los días le ves algo diferente y te enamoras. Pero también tiene el poder de decepcionar: no todas las gemas ostentan el valor económico que la gente piensa.
Lo más difícil de trabajar en una mina es el desgaste físico; la temperatura y la humedad son muy altas bajo tierra, las condiciones son extremas. Sin embargo, ver una esmeralda hace que todo valga la pena.
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La suma perfecta
Tono El ojo humano no alcanza a identificar y clasificar con precisión los distintos tipos de verdes de las esmeraldas. Por eso se creó una medida que permite ordenar el color en tonos intensos, medios y claros. Los intensos son más valorados, pero esto tiene que ver más con el gusto del comprador. En todo caso, si una presenta color ideal y no posee una talla, limpieza y cristal adecuados; probablemente no sea bien avaluada en el mercado.
Ponerle precio a una esmeralda no es tarea fácil. Deben sopesarse cuatro elementos, evaluar cómo estos se relacionan y revisar de qué manera juegan en el mercado internacional.
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Cristal
as tendencias y modas determinan la demanda y esta a su vez establece cuánto estarían dispuestos los clientes a pagar por una piedra. Muchos románticos dicen que, en últimas, puede ser el comprador final el que le ponga el precio a la gema dependiendo de las sensaciones que esta le genere. En todo caso, en SEMANA le explicamos los factores que en realidad permiten ponerle precio a una esmeralda para que los tenga en cuenta a la hora de comprar.
Se refiere a la forma en que la piedra fue tallada. Este es quizá el factor más complejo, porque necesita de la convergencia de otros elementos, como el corte, el brillo y los ángulos. Aquí se revisa que los ángulos de las facetas coincidan, que le den más refracción de luz a la piedra y más dispersión (rompimiento de la luz en sus colores espectrales), y que esté bien brillada. Este aspecto es muy importante porque si se tienen dos piedras, una tipo esmeralda y otra con forma de lágrima, y ambas poseen las mismas características en tono, cristal, limpieza y peso en quilates, la de talla esmeralda cuesta más, porque este corte refracta mejor la luz, le da más vida y concentra de una manera adecuada el color.
Limpieza FOTO: JULIÁNGALÁN
Talla
Las esmeraldas son cristales que para crearse necesitaron millones de años y la combinación perfecta de varios elementos: cromo, hierro y vanadio. De acuerdo a este parámetro se clasifican en transparentes, traslúcidas u opacas. Entre más transparentes, más costosas, porque así es como resalta su belleza.
Algunos de los elementos de la naturaleza que interactuaron para darle vida a una esmeralda dejaron sus rezagos dentro de estas, llenándolas de impurezas llamadas inclusiones, que pueden ser cristales o minerales como calcitas, cuarcitos, piritas o dolomitas; de fluidos, huellas que deja la gema cuando se está formando, o de fisuras, que normalmente se embellecen con aceites y resinas. Unas de las inclusiones fluidas más características de estas piedras son las trifásicas, compuestas por un líquido, un gas y un sólido. Es limpia una esmeralda en la medida en que tenga la menor cantidad de inclusiones posibles. Siendo así, el quilate de una de estas gemas podría llegar a costar hasta 50 millones de pesos.
Las minas más antiguas de las que se tiene registro se encuentran en Egipto. A pesar de que ya no operan, se calcula que empezaron a trabajar desde el 3500 a.C. 35
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Símbolo de esperanza En los últimos cinco años, el recaudo promedio anual de regalías derivadas de la producción de esmeraldas asciende a 6.000 millones de pesos. Su explotación modernizada ha permitido mitigar el impacto ambiental y convertirla en una fuente de progreso para centenares de familias.
E
l esplendor y la belleza de las esmeraldas ha cautivado a numerosas civilizaciones durante miles de años por su intenso color verde, regalo maravilloso de la tierra. Se cree que la reina Cleopatra sentía una gran debilidad por las esmeraldas, por lo que fomentó la explotación de yacimientos que, con el tiempo, se llamaron ‘Las Minas de Cleopatra’. Si prestamos atención a los extraordinarios mitos y leyendas de los indígenas muzos, las esmeraldas son las lágrimas que derramó una indígena muisca llamada Fura por la pérdida de su amado Tena. Para los alquimistas es la piedra de Venus. De estas piedras preciosas verdes, mágicas y misteriosas, las producidas en Colombia son símbolo de estética, elegancia y buen gusto. Nuestras esmeraldas, que tanto prestigio nos han dado alrededor del mundo, se diferencian de las demás por tener una saturación perfecta, un brillo único y un color más vivo, cualidades que las hacen famosas en el mercado internacional. Según la literatura disponible y el conocimiento generado a partir de la explotación de sus yacimientos, la especial calidad de las esmeraldas colombianas proviene de sus condiciones de formación, que las hace muy delicadas y les da una fluorescencia natural. El contenido de cromo y vanadio en muchas de ellas es el ideal, lo que favorece que su color, juego de luz y brillo sean óptimos y muy valorados por los consumidores. Las auténticas esmeraldas colombianas tienen sello propio por su formación hidrotermal, una característica única en el planeta. Actualmente somos el segundo productor de esta piedra preciosa después de Zambia. 36
Silvana Habib Presidenta de la Agencia Nacional de Minería.
A partir de la información histórica sobre producción y de los estudios geológicos adelantados por entidades técnicas del gobierno nacional, en el país se han identificado dos cinturones esmeraldíferos en la cordillera Oriental de los Andes, denominados cinturón Oriental y cinturón Occidental. Están ubicados en los departamentos de Cundinamarca y Boyacá, principalmente, pero con pequeña influencia en el departamento de Santander. Allí se destacan los distritos mineros de Chivor, Gachalá, Macanal, Muzo, Coscuez, Peñas Blancas, La PalmaYacopí y La Pita. La explotación se hace por medio de operaciones subterráneas, que en los últimos años se han venido modernizando debido a la vinculación de compañías internacionales en algunos proyectos mineros. Esto último sin duda permitirá adquirir mayor conocimiento geológico de los yacimientos esmeraldíferos del país, establecer nuevos recursos y reservas, y aumentar la producción nacional y la calidad de nuestras esmeraldas en los próximos años. La producción nacional de esta gema ha generado desde 2010 recursos por regalías por un valor aproximado de 40.000 millones de pesos, los cuales provienen 96 por ciento de esmeraldas en bruto y 3 por ciento de esmeraldas talladas. El resto de los recursos procede de piedras engastadas (0,5 por ciento) y semipreciosas (0,5 por ciento). En cuanto a los municipios productores, el Registro Único de Comercializadores de Minerales (Rucom), puesto en marcha a finales de 2016 por la Agencia Nacional de Minería (ANM), ha establecido que el 81 por ciento de las gemas en bruto provienen del municipio de Muzo, mientras que el 16 por ciento
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FOTO: IVÁN VALENCIA
La producción nacional de esta gema ha generado desde 2010 recursos por regalías por un valor aproximado de 40.000 millones de pesos.
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La transformación de esta industria también se ve en las innovaciones tecnológicas, descúbralas en la
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de Quípama, el 2 por ciento de Maripí y el 1 por ciento de San Pablo de Borbur, todas poblaciones de Boyacá. Gachalá y Ubalá, en Cundinamarca, también registran producción. Esta industria convive en Boyacá con otros importantes sectores económicos. Allí se produce anualmente un promedio de 3 millones de toneladas de carbón, más de 300.000 metros cúbicos de materiales para construcción, además de roca fosfórica, hierro y yeso. El himno del departamento menciona explícitamente sus esmeraldas como elemento significativo de su tradición. Además, Boyacá es ejemplo de minería responsable, sostenible y amigable con el medioambiente. Una actividad compatible con otras actividades productivas en el mismo suelo, y que no afecta el normal desarrollo de las demás industrias. Por el contrario impulsa las economías regionales. Del total de esmeraldas colombianas exportadas en 2016, 47 por ciento salió hacia Estados Unidos, 26 por ciento hacia Hong Kong (China), 12 por ciento a Tailandia, 4 por ciento a Japón y 4 por ciento a Suiza, los cinco principales socios comerciales de nuestra piedra insignia. Reitero lo dicho en diversas ocasiones: la minería es una gran oportunidad para la paz. Tenemos un reto grande en el tema de formalización, pero sabemos que trabajando en equipo con las autoridades locales y los mineros, nuestras preciosas esmeraldas seguirán siendo símbolo de esperanza, patrimonio del nuevo país que juntos estamos construyendo, motor de desarrollo regional, portadoras de recursos fundamentales para garantizar educación, salud, cultura y bienestar para los colombianos. 37
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Están de
moda
Las esmeraldas colombianas conquistan las alfombras rojas y pasarelas más importantes del mundo. Las celebridades prefieren estas gemas por su tamaño, forma, color y claridad.
Julianne Moore impactó en la alfombra roja de los Golden Globes 2010 con unos pendientes de esmeraldas colombianas de 3 millones de dólares y 115 quilates. En el Festival de Cannes de 2015, la actriz volvió a usar esmeraldas de este país en forma de pera, de 52 quilates, y que tenían, por arete, 11 gemas.
La diseñadora de joyas Lorraine Schwartz, quien ha hecho creaciones para varias celebridades, visitó el Museo Internacional de la Esmeralda de Bogotá en busca de materia prima para adornar el look de Angelina Jolie en los premios Óscar de 2009. Así surgieron unos aretes de esmeralda de 115 quilates con corte lágrima que costaron 3,5 millones de dólares.
EL CUMPLEAÑOS NÚMERO 40 DE LA ACTRIZ ELIZABETH TAYLOR BRILLÓ DE VERDE GRACIAS AL REGALO DE SU ESPOSO RICHARD BURTON: UN JUEGO DE
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ESMERALDAS COLOMBIANAS –QUE PESAN 60,5 QUILATES– Y DIAMANTES BULGARI. EL CONJUNTO FUE CREADO ENTRE 1958 Y 1963.
En 2011, la actriz Amy Adams lució en los Óscar un collar Cartier, valorado en 1,35 millones de dólares, de esmeraldas colombianas y diamantes. Ese año, otras celebridades como Annette Bening, Marisa Tomei y Reese Witherspoon también brillaron en las alfombras rojas con el ‘embrujo verde’.
En el mundo, solo las tierras colombianas tienen las cuatro piedras preciosas: diamante, esmeralda, zafiro y rubí.
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_____________________________________________________________________________________________ Historias por contar
PARA LOS PREMIOS MTV VMAS DE 2016,
BEYONCÉ
EN LOS GOLDEN GLOBES 2016,
JAIMIE ALEXANDER SOBRESALIÓ EN LA ALFOMBRA ROJA GRACIAS A UNOS PENDIENTES Y A UN ANILLO DE ESMERALDAS COLOMBIANAS DE 55 QUILATES DISEÑADOS, UNA VEZ MÁS, POR LORRAINE SCHWARTZ.
FOTOS: AFP
EXHIBIÓ UNOS ARETES DE ESMERALDAS NACIONALES DISEÑADOS POR LORRAINE SCHWARTZ Y VALORADOS EN 1,8 MILLONES DE DÓLARES. UN AÑO ANTES, EN LOS GRAMMY, LA CANTANTE YA HABÍA USADO UNOS PENDIENTES DE DIAMANTES Y ESMERALDAS COLOMBIANAS QUE PESABAN 80 QUILATES.
En 2013, Sofía Vergara utilizó para los Premios Emmy unos aretes Lorraine Schwartz de rubíes, zafiros y esmeraldas colombianas de 40 quilates. El atuendo de la actriz también tenía un anillo de 21 quilates confeccionado con esmeraldas nacionales. Ese mismo año, Vergara llevó otros pendientes de esta gema diseñados por Schwartz a los premios Óscar de la Moda (CFDA Fashion Awards) en Nueva York.
Para la celebración número 65 de los Premios Emmy, Maria Menounos lució unos aretes y un collar en oro blanco con esmeraldas colombianas y diamantes. Todas las piezas fueron cortesía de Lorraine Schwartz y están valoradas en 2,5 millones de dólares.
En el Fashion Show de Victoria’s Secret de 2016, la modelo holandesa Sanne Vloet brilló en su pasarela con un conjunto (aretes, collar y anillo) de diamantes y esmeraldas colombianas diseñados por la marca Mouawad, joyería que lleva más de 15 años adornando los outfits de las modelos en los desfiles de la marca de ropa interior. 39
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Desde 2013, varias entidades han unido esfuerzos para analizar en detalle las esmeraldas colombianas. El propósito: obtener la denominación de origen para esta gema admirada en el mundo entero.
Como ninguna
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stablecer el origen de las esmeraldas colombianas. Ese es el objetivo del grupo ‘Caracterización Tecnológica de Minerales’, del Departamento de Geociencias de la Universidad Nacional de Colombia (sede Bogotá), con sus investigaciones en los departamentos de Cundinamarca y Boyacá, en Gachalá, Ubalá, Macanal y Chivor, municipios correspondientes a la franja oriental; y Muzo, Quípama, San Pablo de Borbur, Yacopí y La Palma, en la franja occidental. El trabajo se ha enfocado en caracterizar burbujas microscópicas de agua, gases o minerales atrapados hace millones de años durante el crecimiento de los cristales de las esmeraldas. Estas burbujas son conocidas como ‘jardín’ o ‘inclusiones’, y su estudio ha establecido diferencias importantes en las condiciones de formación de estas gemas dentro de los distritos mineros colombianos. Se ha 40
Juan Carlos Molano Mendoza Profesor asociado del Departamento de Geociencias de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.
observado, por ejemplo, que en la franja occidental estas piedras verdes se originaron a mayor temperatura que en la oriental. El proyecto se llama ‘Denominación de origen, aprovechamiento integral y sostenible de la esmeralda colombiana’, y tiene como propósito principal obtener esa garantía que, además de valor y reconocimiento, contribuirá en el corto y mediano plazo a que la gema se consolide en el mercado internacional. En el país hay varios productos con este sello: los cafés del Huila, de Nariño, de Santander, del Tolima y de la Sierra Nevada de Santa Marta. También cuentan con esta garantía
de autenticidad el queso de Paipa, la ganadería del Caquetá y la cholupa y el bizcocho de achira del Huila, lo mismo que el clavel y el crisantemo, que corresponden a todo el territorio nacional. La esmeralda es una candidata idónea para entrar en la selecta lista de productos colombianos con denominación de origen, pues cuenta con características particulares que la diferencian de otras en el mundo. Este proceso no solo requiere de un estudio que exponga las características físicas y químicas que la hacen única, sino también del conocimiento de los aspectos culturales, ambientales y sociales que forman parte de la extracción. Por esta razón, el proyecto analiza a su vez el aprovechamiento integral, tanto en lo económico como en la comercialización y en el fortalecimiento de las demás áreas de influencia. Dada la naturaleza multidisciplinar de esta iniciativa, la Universidad Nacional –en asocio con grupos de investigación de las universidades Jorge Tadeo Lozano, Central, Pedagógica y Tecnológica de Colombia–, planteó una propuesta pionera a nivel nacional e internacional, que conjuga todos los eslabones de la cadena de producción esmeraldera y los articula bajo un modelo sostenible que involucra a la minería y a la agricultura, renglones fundamentales para el desarrollo del país. Esto se complementa con otro modelo agrominero que respetará a las comunidades asociadas a estas actividades. Así se espera aprovechar, además de las esmeraldas, materiales derivados de la extracción que hoy son tratados como desechos y utiliza-
FOTO: CORTESÍA MUSEO INTERNACIONAL DE LA ESMERALDA
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dos en la producción de alimentos y en el sector forestal. De esta manera se contribuirá a mejorar la seguridad alimentaria de las familias mineras y se reducirán los impactos ambientales en las zonas de explotación. Este propósito cuenta con el apoyo de la Gobernación de Boyacá, Fedesmeraldas y el Centro de Desarrollo Tecnológico de la Esmeralda Colombiana (CDTEC), y espera tener también el respaldo de la Gobernación de Cundinamarca, el Servicio Geológico Colombiano (SGC), el Ministerio de Minas y Energía y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Ya tiene el aval ante Colciencias de la Universidad de Caldas y del SGC.
En el país hay varios productos con este sello: los cafés del Huila, de Nariño, de Santander, del Tolima y de la Sierra Nevada de Santa Marta.
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FOTO: FELIPE ABONDANO
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A transformar la industria
FOTO: FELIPE ABONDANO
Aunque el camino es largo, avanzamos hacia la meta de formalizar al sector esmeraldífero. Esto permitirá que no solo exportemos una piedra preciosa, sino una joya con valor agregado.
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a mayoría de las esmeraldas colombianas llegan a los mercados internacionales en bruto. Entre 2004 y 2016 se exportaron 48,5 millones de quilates: 40 millones se vendieron en bruto; 7 millones, talladas; y 1,5 millones, engastadas, es decir, montadas en una joya. Lograr que cada vez sean más las esmeraldas que se venden talladas y engastadas es uno de los principales retos a largo plazo, debido a que a diferencia de otros minerales como el carbón o el oro, estas tienen como único uso el lujo y la moda. En ese sentido, Colombia está perdiendo la oportunidad de darle valor agregado a esta piedra preciosa, ya que no hemos conseguido desarrollar una industria que pueda transformarla y convertirla en una fina joya. Actualmente, muchas de las piedras que salen del país son talladas en el extranjero y regresan al país en forma de joyas. La informalidad, que ha acompañado históricamente al sector, se ha convertido en el freno de mano para que esta industria evolucione a un producto terminado. La razón principal es que en la cadena de suministro, 44
Carlos Andrés Cante Puentes Viceministro de Minas .
90 por ciento de los títulos de explotación de esmeraldas en Colombia son pequeña minería y solo el 10 por ciento son de mediana.
con excepción de algunos exportadores, la visión del comercializador es enviar al exterior la piedra en bruto de manera rápida. Así mismo, la explotación de esmeraldas ha estado a cargo de pequeñas unidades productoras: no menos del 90 por ciento de los proyectos que existen son pequeña minería y solo el 10 por ciento son de mediana. Esta es una de las razones por las que se observan niveles de formalización bastante bajos, donde los avances de tecnificación y de cumplimiento ambiental distan de ser un ejemplo de minería bien hecha, siendo este uno de los principales retos del sector. En los últimos tres años, desde el Ministerio de Minas y Energía se ha venido trabajando en la caracterización del sector de las esmeraldas en el oriente de Cundinamarca y occidente de Boyacá. Hemos identificado las condiciones técnicas, sociales, ambientales y económicas de 234 unidades productoras de esmeraldas.
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Buena parte de los pequeños mineros poseen bajos niveles de productividad, también se ha observado incumplimiento en la legislación laboral y debilidades en seguridad e higiene minera, lo que a su vez se conecta dentro de la cadena con un nivel de informalidad bastante alto en la comercialización, que en su mayoría se realiza desde Bogotá. Las formas de trabajo al interior de las minas, como la práctica tradicional de pagar a los mineros con producción, no permiten generar flujos de inversión necesarios para la tecnificación de las mismas y mucho menos para invertir en el conocimiento del yacimiento, lo que redunda en proyectos con bajos niveles de productividad que demoran varios años buscando los sectores atractivos sin llegar a encontrar la veta, desarrollando los proyectos basados en métodos empíricos producto de la experiencia. También hemos identificado que detrás de la informalidad se esconde un asunto cultural, pues se piensa que la formalización se limita a tener un título minero y en el mejor de los casos un instrumento ambiental.
Uno de los pasos claves para la formalización de la industria es la tecnificación del proceso.
La industria de las esmeraldas genera unos 75.000 empleos entre directos e indirectos. Gran apuesta La esmeralda colombiana ya goza del reconocimiento como la más bella y fina del mundo. Consiguió ser reconocida y posicionarse en los mercados internacionales. Ahora la gran apuesta es formalizar el sector, lo cual implica construir una nueva industria en el largo plazo: crecer en producción y que se realicen nuevos proyectos con el cumplimiento de todos los estándares técnicos, ambientales y laborales. Explotaciones como la de Puerto Arturo en Coscuez, las de Santa Rosa y La Pita en Maripí han tenido importantes niveles de inversión que les permite avanzar en tecnificación y en procesos exploratorios para determinar la posibilidad de continuar con los yacimientos en el largo plazo. Según cálculos del Ministerio de Minas y Energía, la industria de
las esmeraldas genera unos 75.000 empleos entre directos e indirectos. La entrada en vigencia en el año 2015 del Registro Único de Comercializadores de Minerales (Rucom), administrado por la Agencia Nacional de Minería, es uno de los cambios más importantes para el sector esmeraldífero, pues ha contribuido en la transformación y formalización de la industria. En ese sentido, el Gobierno Nacional continúa sus esfuerzos para lograr un sector regulado y competitivo. A través del Fondo Nacional de Esmeraldas, el cual tiene como objetivo el cumplimento de la contribución parafiscal de la esmeralda, se vienen realizando ingentes esfuerzos en la defensa y promoción para el desarrollo de la industria, así como el establecimiento y fortalecimiento de programas dirigidos a incrementar la competitividad y desarrollo social y económico del sector. De igual manera y como políticas para optimizar las condiciones de vida de los mineros, se vienen implementando programas destinados a generar herramientas de formalización de la pequeña minería, por medio de instrumentos que generen legalidad y tecnificación de las minas, así como continuar con la investigación e innovación en las metodologías que permitan mejorar la calidad de la esmeralda colombiana. Ejemplo de esto, es la labor del Centro de Desarrollo Tecnológico de la Esmeralda Colombiana – CDTEC, que aportará en el largo plazo a la caracterización del mineral para la determinación de precios, y lograr una nueva industria verde que sea productiva y goce de mayor inversión. 45
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“Nuestras joyas son sexis”
Angelina Jolie, Kim Kardashian y Beyoncé son solo algunas de las celebridades que lucen las creaciones de Lorraine Schwartz, una de las diseñadoras de joyas más influyentes en Estados Unidos. La artista le contó a SEMANA cómo integra las esmeraldas colombianas a sus piezas.
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algo extra y uno puede identificarlas rápidamente y diferenciarlas de las de Zambia o Brasil. SEMANA: Sus joyas se venden en tiendas reconocidas… L.S.: Somos exclusivos. Ahorita solo estamos en Harrods y a través de una cita privada en nuestro showroom. Nos gustaría abrir algunas tiendas, podríamos estar en cualquier lugar. La gente quiere nuestras joyas porque son sexis, frescas, hacen que la gente se sienta bien consigo misma. Ese es el propósito de las joyas: que te hagan sentir bien. SEMANA: ¿Cuál es su joya favorita con esmeraldas colombianas? L.S.: Un anillo increíble con una forma extraña. Y las piezas de Angelina, que son únicas y marcaron la tendencia del color.
FOTO: AFP
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EMANA: ¿Cómo comenzó su historia en la joyería? LORRAINE SCHWARTZ: Mis abuelos llegaron a América como negociantes de diamantes y yo soy la tercera generación de comercializadores. Abrí mi compañía hace muchos años y eventualmente comencé a trabajar con otro tipo de joyas. Sigo comercializando diamantes, pero ahora trabajo con gemas como las esmeraldas. SEMANA: ¿Qué hizo para mantener sus creaciones joviales y modernas? L.S.: Mis joyas son modernas porque a la hora de diseñar me miro a mí misma, a mis amigos y a mis clientes. Pienso en lo que quiero usar: qué es interesante, cómo coger estas gemas y convertirlas en un objeto que pueda llevarse en el día y en la noche, algo que se vea bien con unos jeans y una camiseta blanca o un vestido negro. SEMANA: ¿Recuerda la primera vez que trabajó con esmeraldas? L.S.: Crecí con esmeraldas. Mis amigos son algunos de los mejores comercializadores de esmeraldas del mundo. Siempre me ha atraído su color, pero nunca me gustaron las oscuras porque de noche se ven negras. Cuando trabajé con Angelina (Jolie) nos decidimos por esmeraldas en vez de diamantes. Fuimos pioneros en esto porque usualmente se ponen diamantes para acompañar a las esmeraldas, pero yo no quería eso. Para tener el color correcto, tomamos gemas claras que le dieran un brillo a la piel y que brillaran tanto en el día como en la noche. Creo que cambiamos la manera en que las personas miran las esmeraldas porque ahora las populares son las de colores claros y brillantes. Lo mejor es ver la piel y escoger cuál realza más la tonalidad y la forma de la cara. SEMANA: ¿Qué caracteriza a las esmeraldas colombianas? L.S.: Hay algo muy especial sobre la pureza y el brillo de las esmeraldas colombianas, por eso las amo; tienen
Lorraine Schwartz, la famosa diseñadora de joyas.
FOTO: IVÁN VALENCIA
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Los consumidores internacionales exigen que los bienes sean producidos y exportados legal y éticamente.
De la mina al exterior
Una rigurosa cadena de valor que arranca en Muzo se ha convertido en una garantía para los compradores de esmeraldas colombianas en el exterior. Un modelo único, liderado por TMC, que aterriza en Colombia.
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as Compañías Muzo (The Muzo Companies, TMC) han liderado un nuevo modelo de mercadeo y ventas para las esmeraldas colombianas desde la bocamina de Muzo. Este modelo, denominado de la Mina al Mercado, permite a los consumidores finales adquirir con plena confianza esmeraldas que han sido extraídas y producidas en una forma totalmente ética y legal. Tradicionalmente, la mayoría de las esmeraldas provenientes de las minas colombianas, incluida la de Muzo, se introducían al mercado internacional a través de canales de
comercialización informal. El corte y pulido era efectuado por talladores independientes y se les pagaba por peso de esmeralda cortada. Muchas eran exportadas en bruto para ser vendidas y talladas fuera de Colombia. Este sistema de comercialización favoreció un comercio local relativamente pequeño. Las piedras de alta calidad las adquirían los mayoristas extranjeros, que las vendían en el exterior. No había mayores controles del Estado. El origen de las esmeraldas, las condiciones en que habían sido extraídas y los requerimientos financieros y regulatorios relacionados con su producción, exportación y ventas fueron, en muchos casos, informales. En el mercado moderno de artículos de lujo esta modalidad de
comercialización no es aceptada. Los exigentes consumidores internacionales demandan a los vendedores garantizar que los bienes han sido producidos, exportados y comercializados legal y éticamente, en forma amigable y responsable con el medioambiente y cumpliendo las normas laborales entre quienes han colaborado con la producción. Las Compañías Muzo (TMC) han desarrollado una cadena de valor que empieza con la producción en sus minas y continúa con sus canales de mercadeo y ventas propios, que satisfacen a los compradores más sofisticados, mejor informados y con alta sensibilidad social. Están trabajando además con organizaciones de joyería internacional con el propósito de convertirse en el primer productor de piedras de color en obtener certificaciones internacionales. Sus esmeraldas son extraídas y producidas en sus propias minas. Un proceso que es cuidadosamente documentado para calcular las regalías que se deben pagar al Estado. Las esmeraldas son seleccionadas (parte de ellas se venden ocasionalmente en subastas abiertas al mercado local ) y enviadas a Colombiano Texas Transformadora (CTT), el laboratorio de talla mundial ubicado en la Zona Franca de Bogotá, donde se cortan y pulen en manos de talladores profesionales. Aquí también son avaluadas, certificadas y preparadas para exportarse al mercado internacional. Su envío se realiza bajo estrictas medidas de seguridad a centros de ventas en Nueva York, Ginebra, Hong Kong, entre otras capitales de la moda y el lujo. Otra parte se comercializa directamente a casas de joyería internacional. Las Compañías Muzo (TMC) creen que un sistema de esta naturaleza será poco a poco adoptado por las empresas nacionales e internacionales que trabajan en Colombia, no solo de esmeraldas, y se sienten orgullosas de ser las primeras en introducirlo y establecer unos estándares de referencia para el mundo. 47
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Otra
etapa La Federación Nacional de Esmeraldas (Fedesmeraldas) se ha dedicado a mejorar el sector a través de la formalización. Su presidente, Óscar Baquero, explica por qué su papel es fundamental en el desarrollo de esta industria.
Presidente de Fedesmeraldas.
95 por ciento del total de la producción de esmeraldas colombianas es exportado. El Fondo Nacional de la Esmeralda promueve el fortalecimiento de los lazos de comercialización. 48
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FOTO: ISTOCK
Óscar Baquero
edesmeraldas es una entidad gremial de carácter privado, fundada en 1988, cuyo objetivo principal es desarrollar y defender el sector esmeraldero en el país. Está integrada por tres asociaciones que representan tres sectores diferentes dentro de la cadena: la Asociación de Productores de Esmeraldas de Colombia (Aprecol), en donde se encuentran las empresas mineras formales y más reconocidas como MTC, Esmeraldas Santa Rosa y Esmeracol, entre otras; la Asociación Colombiana de Comercio en Esmeraldas (Asocoesmeral), que representa a comerciantes, talladores y comisionistas a nivel local, quienes durante décadas han realizado la comercialización y transformación de las esmeraldas en el país, y la Asociación Colombiana de Exportadores de Esmeraldas (Acodes), cuyos socios son los responsables de alrededor de un 70 por ciento de las exportaciones de esmeraldas nacionales. Estas tres asociaciones conforman la Federación que a su vez administra el Fondo Nacional de la Esmeralda, que recauda por ley un impuesto parafiscal del orden del 1 por ciento de todas las exportaciones. Sus recursos tienen una destinación específica sobre tres ejes: la promoción de las esmeraldas en sus fases de producción, transformación, comercialización y exportación; el desarrollo de proyectos encaminados a incrementar la competitividad y, finalmente, el avance de iniciativas de desarrollo social en la región esmeraldera. Si bien la administración del Fondo Nacional de la Esmeralda está a cargo de la Federación, su comité de dirección lo preside la Dirección de Formalización Minera del Ministerio de Minas y Energía, que en conjunto con las asociaciones son las encargadas de trazar las políticas de inversión del fondo de acuerdo con la ley. El recaudo anual
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Con recursos del Fondo Nacional de la Esmeralda se han desarrollado proyectos de formalización minera.
promedio es de alrededor de 3.000 millones de pesos. A la fecha se han ejecutado 116 proyectos por un valor de 30.200 millones de pesos. Los proyectos desarrollados con el fondo han promovido el fortalecimiento del canal de comercialización en el exterior, dado que las esmeraldas colombianas son un producto que se exporta un 95 por ciento y se aprecian bastante por su color y tamaño, entre otros atributos que lo han posicionado indudablemente como las mejores del mundo. El fondo también ha impulsado proyectos de promoción nacional con el ánimo de incrementar el consumo interno a través de la participación en ferias especializadas de joyería y moda en las principales ciudades, haciendo de la esmeralda uno de los principales insumos para la joyería nacional. De otro lado, creó el Centro de Desarrollo Tecnológico de la Esmeralda Colombiana, cuyas investigaciones y servicio de certificación de gemas se ha venido posicionando como un referente mundial. Además de lo anterior, el fondo ha contribuido en proyectos de beneficio social en la zona minera de esmeraldas en Boyacá, principalmente en el ensanchamiento de la infraestructura de escuelas, hospitales, puestos de salud y proyectos de reconversión productiva en los municipio de Quípama, Muzo, San Pablo de Borbur, Maripí, Chivor y Pauna. En la actualidad, con recursos del fondo se vienen desarrollando proyectos de formalización minera, por medio de los cuales se han conformado a la fecha 117 unidades de producción minera y se tiene previsto
acompañar a más de 50 unidades para que logren su formalización total. Así mismo, contempla el acompañamiento de 120 comerciantes en Bogotá con el fin de formalizar y capacitar este eslabón del sector comercial. Adicionalmente, el gremio se encuentra diseñando un proyecto de disposición de estériles para contribuir a solucionar de manera formal la actividad del barequeo o como se le conoce comúnmente en la región, de ‘guaqueo', de forma que esta se convierta en un servicio regional que brinde la posibilidad al minero de subsistencia, de hacer parte de una empresa que disponga de manera técnica los estériles de esmeraldas producto de la minería y participe en programas de reforestación y restauración ambiental. En él participan las compañías productoras, las asociaciones miembro de la federación, las corporaciones autónomas regionales y la ANM. Finalmente, la Federación se encuentra gestionando una denominación de origen para las esmeraldas colombianas de forma que se proteja el producto en todos los mercados y se estandaricen las buenas prácticas orientadas a la calidad del producto. Así las cosas, Fedesmeraldas en el mediano plazo busca consolidar el sector de manera formal, que fortalezca sus canales de distribución internacional y nacional y proteja el producto a través de la consecución de una denominación de origen, acompañado de investigación y desarrollo que promueva la inversión en minería y que atienda en parte las necesidades primordiales de las poblaciones vulnerables de la zona minera de esmeraldas.
Fedesmeraldas está gestionando una denominación de origen para las esmeraldas colombianas.Así se protegerá nuestro producto nacional.
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Sembrar la paz En las montañas de donde salen las esmeraldas del occidente de Boyacá, antiguos guaqueros decidieron reactivar el campo. La microempresa Asorcacao es un ejemplo de ese cambio.
Cacao cosechado en Quípama, Boyaca, por la microempresa Asorcacao. 50
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oyacá es uno de los departamentos geográficamente más diversos de Colombia. En su extremo oriental sobresale un pico con nieves perpetuas, el Nevado del Cocuy, y en el occidente abundan selvas y abismos con temperaturas que superan los 30 grados centígrados. Esta región, además, tiene las mejores esmeraldas del mundo. Desde
las culturas precolombinas que habitaron la zona hace varios siglos, mucha gente se ha dedicado aquí a extraer piedras preciosas; en especial, durante los últimos 50 años con un incremento en la minería y la afluencia de cientos de personas que llegaron de diferentes lugares a buscar fortuna. En Muzo, Quípama y sus alrededores, quienes hallaban la piedra más costosa imponían su ley, los demás mineros aguardaban un golpe de suerte. Cuando aparecía otro afortunado o moría el de turno, se escribía una nueva ‘constitución’. Se llegó, incluso, a hablar de una ‘guerra
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FOTO: IVÁN VALENCIA
La minería artesanal es un trabajo de alto riesgo y no es constante. A veces puede pasar un año sin ganar nada”: Matías Correa, fundador Asorcacao.
verde’ y hasta se comparó al occidente de Boyacá con el Lejano Oeste de Estados Unidos. La historia, hoy, es distinta. Para encontrar una esmeralda hay que hacer excavaciones profundas con tecnologías costosas. El destino de quienes viven alrededor de las minas ya no puede quedar en la ruleta. Mariela Bravo, presidenta de Asorcacao, es consciente de eso: “Las esmeraldas son algo hermoso que hizo Dios. Hubo buenos tiempos, pero todos querían ser el patrón. Los que ganaron algo se fueron. Aquí no hubo obras, poco sirvió la bonanza esmeraldera para la comunidad”. Suena por lo menos paradójico que haya hambre en una tierra tan fértil y llena de ríos, con un clima en el que crecen silvestres los aguacates, las guanábanas, el café, el plátano y la naranja. Matías Correa, fundador de Asorcacao, le encuentra explicación: “La minería artesanal es un trabajo de alto riesgo y no es constante. A veces uno puede pasar un año sin ganar nada”. Por eso decidió volver a lo que hacían sus padres antes de la fiebre verde. Entre la iniciativa de unos, el liderazgo de otros y la unión de muchos nació Asorcacao hace casi tres años. Se trata de un grupo de campesinos de Quípama que se cansaron de la pobreza en la que los mantenía la guaquería y consiguieron
apoyo empresarial para diversificar su economía. “Habíamos abandonado nuestras tierras –afirma Mariela–, todo lo que comíamos venía de la ciudad”. Se dieron cuenta de que con unas plantas de plátano o yuca y un galpón de gallinas dependían menos de lo que sus ingresos les permitieran comprar. Con la asesoría de las compañías Furatena Cacao y Minería Texas Colombia (MTC), 25 familias empezaron a alternar sus cultivos con el del cacao, que ya exportan a países como Suiza. MTC se abastece de los plátanos y otros frutos de Asorcacao para alimentar a sus 800 empleados. También se proyecta construir una infraestructura para secar el cacao, lo que generará más puestos de trabajo para los habitantes de estas tierras. Como no todos son propietarios de una hectárea, han nacido huertas comunitarias, escolares y caseras, así como galpones para que todos tengan algo que comer. Cultivar, sin embargo, no es un oficio empírico ni se reduce a la acción de plantar una semilla. Es necesario tener conceptos técnicos relacionados, por ejemplo, con el manejo de las plagas, el uso adecuado del agua y el funcionamiento de los ciclos de siembra. Por ello han sido fundamentales las capacitaciones que han recibido campesinos como los de la vereda Sorquesito, quienes comprendieron que es posible combinar la minería con la agricultura sin usar químicos, rotando lo que plantan y buscando la sostenibilidad. “Aprender eso ha sido muy bueno para que podamos invertir en algo que realmente es nuestro”, opina Correa. Tanto, que la microempresa tiene ya más de 16.000 plantas de plátano y 26.000 de cacao que se suman a otros alimentos cultivados por el grupo. Así mismo, les han apostado a las maderas comerciales, que en diez años representarán otros ingresos. “En el campo hay trabajo para todos. El futuro va a ser muy bueno porque desde ya se ve lo que se está logrando”, asegura Correa. No solo se trata de la seguridad alimentaria sino de poder producir un ingreso constante que cambie la cara y la economía de la región. “Ya no pensamos que todo es la esmeralda porque vimos que tenemos una riqueza más grande en la tierra”, concluye Mariela. Y Matías remata: “La agricultura nos trajo paz”.
No solo se trata de seguridad alimentaria sino de poder producir un ingreso permanente que le cambie la cara y la economía a la región.
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FOTO: FELIPE ABONDANO
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FOTO: JULIÁN GALÁN
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Talla perfecta Combinando lo último en tecnología y el conocimiento ancestral de los mejores talladores del mundo, la Colombiano Texas Transformadora (CTT) y Esmeraldas de los Andes (EDLA) convierten en piedras preciosas el material proveniente de las minas de Muzo. A pesar de que en el territorio actual de Colombia los habitantes han extraído esmeraldas desde antes de la Conquista, solo han explotado el 1 por ciento de las reservas. 54
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as esmeraldas se han extraído de las montañas colombianas desde tiempos anteriores a la Conquista española. Los indígenas las sacaban atraídos por su color verde y las tallaban para representar figuras. Muchos años después, comenzando el siglo XX, llegaron al país las técnicas europeas de tallado en piedras preciosas, aprendidas de los talladores de diamantes y adaptadas a las gemas colombianas. Recogiendo esos conocimientos y con los últimos avances tecnológicos desarrollados para la industria de las esmeraldas, en 2009 comenzó a operar Colombiano Texas Transformadora SA(CTT) y Esmeraldas de los Andes (EDLA). Estas compañías pertenecen a The Muzo Companies, que ha consolidado todas las etapas de la cadena de valor de las esmeraldas a partir de diferentes empresas para implementar el modelo de negocio ‘Mine to market’. Minería Texas Colombia (MTC) se encarga de explorar y extraer el material de las minas de Muzo –reconocidas internacionalmente por tener las mejores esmeraldas del mundo–, CTT y EDLA las transforman en piedras preciosas y Muzo Emerald las comercializa en los mercados internacionales. En 2014, The Muzo Companies adquirió los derechos de explotación de las minas para convertirse en la primera operación colombiana de este tipo con capital extranjero. Según Lucía Corredor, gerente de CTT, “desde entonces la cara de las esmeraldas ha cambiado mediante la modernización de sus prácticas mineras y técnicas a lo largo de la cadena, entregando trazabilidad completa de sus productos y tranquilidad a los consumidores”. Tecnificar un arte Una vez extraído el material de
Uno de los talladores de CTT trabajando sobre una esmeralda.
las minas de Muzo, llega a las manos de los talladores, quienes lo convierten en piedras preciosas de la más alta calidad. El proceso comienza con la etapa de preforma, en donde expertos analizan y seleccionan las piedras y definen un corte que asegure la mayor calidad y aprovechamiento de las mismas. Es decir, si las transforman en un cuadrado, rectángulo, lágrima, etc, y si deben trabajarse en facetas o cabuchones. “Buscamos la personalidad de la piedra, que en realidad es la que nos dice qué debemos hacer”, explica uno de los preformadores de CTT. Después del análisis, se corta y desbasta la piedra. “Este es el paso más crítico del proceso, porque le da la forma de acuerdo con su limpieza, color y claridad”, agrega Corredor. Un mal corte puede comprometer millones de dólares y la calidad de los productos. Por eso los trabajadores del área de producción de CTT, que conforman el 80 por ciento de todo el personal, tienen más de 15 años de experiencia como talladores, y en el caso de los preformadores, más de 25. Posteriormente, las piedras pasan a brillo de la plaza –cara de la piedra–, faceteo, despunte y brillo. “El faceteo es hacer las líneas que adornan las esmeraldas y el despunte es el diseño de los bordes”, explica un tallador de la compañía. Desde que comenzó a operar, CTT puso en marcha un estilo de talla propio para que fuera reconocido a nivel mundial. De modo que todos los talladores utilizan una misma técnica de faceteo que representa un sello de la marca. Finalmente, una vez terminada la piedra, pasa por las manos del máster tallador, quien se encarga del control de calidad. Con equipos de última tecnología, verifica que las gemas cumplan los parámetros de la empresa; revisa la geometría de las facetas, la refracción de la luz y la apariencia general para garantizar que la piedra tenga vida. “La empresa nos da los mejores equipos y contamos con las mejores esmeraldas. Tenemos que hacer el mejor trabajo”, agrega uno de los talladores. El proceso esta bajo constante revisión y CTT es la única empresa en el sector que ha obtenido la certificación de ISO 9001:2008 otorgado por Bureau Veritas. The Muzo Companies reportan las cifras totales de su producción al Estado y en el 2016, el 88 por ciento del pago de las regalías de esmeraldas en bruto provinieron de ellas. Esta información es una garantía de trazabilidad, pues “podemos decir qué día nació la esmeralda que estamos entregando desde que la encontramos en la mina hasta que fue tallada. Eso es Mine to market”, concluye Corredor.
Desde que comenzó a operar, CTT puso en marcha un estilo de talla propio para que fuera reconocido a nivel mundial.
80 por ciento de los trabajadores de CTT pertenecen al área de producción y tienen más de 15 años de experiencia como talladores.
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H M ACE CO ÁS R M D LO LE EM OL E M MB CUE OR QU VID ÁS IA ST IA PA E J AR DE , QU A T . JU FU SA US PA ME E E RA ST QU TU DO TIF RA DIO ST BA AM E N RO DE ICA NO SI Á T JO EN AC Y A UN ES RE GLO EJI A U TE IE PO A I TE PE DE EN N P ES D A O RO S N C T N TÁ DU AP IR L CON O LA ÍS C ES L EN ND ST ÍT A F O O TI OL RI ULO HIS LIC PAZ MO QU ER E A Q Q T TO D E RA S A U U OR . Y ES S D LA E E E R IA NO PU ÉS E E S C STÁ ECU ES L SM OM M ER O ER UN IRA DA AL ID ND EL DA AD O S. ES AL
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Pasado indígena Las esmeraldas tuvieron un importante valor simbólico y religioso para culturas como la de los muiscas. Así fue como estas piedras comenzaban a hacerse desear. María Andrea Muñoz Gómez
FOTO: C LARK MANUEL RODRÍGUEZ, MUSEO DEL ORO DEL BANCO DE LA REPÚBLICA.
Periodista de Especiales Regionales de SEMANA.
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Dos tunjos muiscas, encontrados en el altiplano cundiboyacense, muestran el trabajo de esta comunidad con el oro y las esmeraldas.
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ubo un tiempo en el que meterse en las entrañas de la madre tierra desequilibraba al mundo. Quienes lo hacían debían librarse de toda codicia, y sobre todo, respetar las fuerzas con las que estaban interfiriendo. Restaurar el equilibrio era un compromiso adquirido, pues no en vano la naturaleza permitía que el hombre extrajera aquello que había tardado milenios en crear. Las piedras verdes, como las esmeraldas y el jade, cautivaron a etnias indígenas de toda América. Algunas culturas, aunque distantes, valoraban su color y encontraban en sus tonalidades agentes importantes para sus experiencias espirituales y religiosas. En lo que hoy es Colombia, los muiscas fueron la sociedad prehispánica que más contacto tuvo con las esmeraldas. Creían, al igual que diferentes indígenas de todo el continente, que el mundo se dividía en tres: supramundo, arriba; inframundo, abajo; y el mundo de en medio, donde están los humanos. De acuerdo con Clemencia Plazas, antropóloga que ha investigado el origen y comercio de las esmeraldas prehispánicas en el país, “en el inframundo mueren las hojas y los frutos que caen de los árboles, pero también renace la vida y crecen las semillas. Ahí descansan los muertos, están los ancestros y se acumulan energías”. El inframundo es verde, y para los muiscas, ese era el
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valor de estas gemas, cuyo color representaba el agua, la fertilidad y la fuerza de la vida misma. Los muiscas habitaron la región que aún hoy alberga la mayor cantidad de yacimientos esmeraldíferos del país: el altiplano cundiboyacense. A pesar de la magnitud de las reservas del sector –se dice que hasta ahora solo se ha explotado el uno por ciento– es imposible afirmar si conocían la magnitud de lo que guardaba su tierra. Pero sí hay certeza de que extrajeron esmeraldas, pues al estudiar piezas expuestas en museos, se ha determinado que provienen de sectores como el municipio boyacense de Muzo y que salieron de las montañas en tiempos prehispánicos. También se conoció que otras culturas como la calima, establecida en lo que hoy es el Valle del Cauca; la zenú, de Córdoba; y la Tumaco-La Tolita, del Pacífico, usaron esmeraldas y oro para fabricar joyas, ornamentos y otros objetos claves para venerar a sus caciques y ofrendar a sus dioses. Estas comunidades desarrollaron métodos que les permitieron tallar y transformar las piedras para, por ejemplo, ensartarlas en hilos de oro o darles forma de pájaro. Además, debido a que ninguna de esas culturas estuvo ubicada cerca de un yacimiento,
arqueólogos y antropólogos concluyeron que las piedras también eran objeto de canje y que no solo los muiscas veían en ellas un medio para expresar y ahondar en su espiritualidad. Así lo confirman las esmeraldas colombianas encontradas en Perú y Panamá. El ritmo con el que los muiscas extraían las esmeraldas aumentó con la llegada de los españoles, quienes liderados por Gonzalo Jiménez de Quesada se toparon con las gemas en su travesía hacia El Dorado. Al igual que el oro, el imperio las usó como un mecanismo más para financiar sus expediciones colonizadoras. Los indígenas se convirtieron en los mineros de la Corona, que los esclavizaba y sacaba de sus territorios para llevarlos a sus exploraciones. Así la población nativa se redujo al 35 por ciento de su tamaño original en 50 años. Se dice que después de establecerse en lo que ahora es Colombia y pocos años antes de su muerte en 1579, Jiménez de Quesada intercambió correspondencia con el rey de España. En una de las cartas, solicitó al monarca no permitir que cualquiera explotara las minas de esmeraldas, sino que dejara que los indígenas lo hicieran. Para demostrar que sabían cómo hacerlo, contó al rey que ellos solo sacaban las piedras en invierno, pues en esa época llovía y se podía canalizar el agua suficiente para lavar la veta: un efecto práctico inmediato. “Al meterse en las entrañas de la madre tierra, los indígenas creían que se encontraban con fuerzas peligrosas a las que debían hacerles ofrendas. No era tan simple como que la montaña generosamente diera parte de sí misma”, agrega Plazas. Otro efecto que solo parecía práctico e inmediato a ojos de los nativos. La Conquista se inició como el encuentro de dos mundos regidos por principios diferentes y terminó en que uno se impuso sobre el otro. Las esmeraldas, al igual que otras piedras y metales preciosos, marcaron el fin de un paradigma sensorial, espiritual y simbólico y el inicio de uno mercantil y monetario.
Los muiscas fueron la sociedad prehispánica que más contacto tuvo con las esmeraldas.
Regalos únicos Estas son algunas de las etnias colombianas que usaban oro y esmeraldas para ofrendar a sus dioses.
Muiscas
en el altiplano cundiboyacense.
Zenú
Córdoba.
Calima
en lo que hoy es el Valle del Cauca.
Tumaco La Tolita.
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Donde todo comenzó El libro ‘La Guerra Verde’ cuenta la historia del enfrentamiento entre esmeralderos. Su autor recordó para SEMANA los detalles de un suceso poco conocido que desencadenó los más cruentos conflictos en torno a estas piedras preciosas.
Cronista.
No todo son guerras. Las esmeraldas han inspirado obras de arte y literatura. Disfrutelas en la
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grita al descubrir que eran esmeraldas finas y valiosas de aluvión. Pero se contuvo. Le dijo que eran bonitas, pero no muy finas y le preguntó cuánto pedía por ellas. –Yo no sé de precios –dijo Aristides–. Su reverencia dirá. –Siendo justos, unos 20.000 pesos. –Lo que su reverencia diga está bien. Le entregó el dinero y le dijo que si descubría más piedras como esas, él se las compraría. Aristides, emocionado, se dirigió a la cantina. Estaba repleta de parroquianos. Se emborrachó y le buscó conversación a otro cliente que estaba ahí. Se llamaba Joselín Suárez y trabajaba en la ‘cuerda’ de Pablo Emilio Orjuela, el ‘plantero’ más acaudalado y jefe civil de la zona minera. El primer gran capo de las esmeraldas. Aristides le contó todo lo que había sucedido. Suárez quedó estupefacto y le aconsejó no revelar el secreto a nadie con la condición de que él se pondría a su servicio inmediatamente y repartiría, honestamente, entre los tres, el producido de lo que encontraran. Así quedó convenido. Se tomaron otras cervezas y se fueron a dormir. Al día siguiente se encaminaron al rancho de Juvencio Morales, padre de Aristides, quien se desempeñaba como mayordomo de la hacienda Peñas Blancas, en la vereda de Chavanes, en jurisdicción de San Martín, corregimiento del municipio de San Pablo de Borbur, en el occidente de Boyacá. El viejo saltó de la emoción FOTO: LOPE MEDINA
Pedro Claver Téllez
n marzo de 1961, Juvencio Morales, un campesino que se encontraba de cacería, descubrió a la entrada de una cueva seis relucientes esmeraldas. Corrió al rancho y se las mostró a su hijo Aristides, quien sugirió hacerlas examinar de una persona experta y honrada. Concluyeron que el indicado era el cura dominico Damián Barajas, párroco de San Martín, el pueblo más cercano, a cuatro horas de camino. Barajas tenía fama de ser un experto conocedor de la calidad y el precio de las esmeraldas, y poseía todos los instrumentos para una evaluación exacta y justa. Se suponía que nadie debía dudar de su honradez, puesto que era un sacerdote, pero corrían chismes de que el curita estaba poseído por la codicia y era un tramposo y un timador que se amparaba en la sotana. Aristides se puso en camino hacia San Martín y llegó a la población ya bien entrada la tarde. Se dirigió a la casa cural, golpeó y el párroco Barajas salió a recibirlo. Le mostró las gemas que llevaba envueltas en un pañuelo, el padre las examinó y casi
¿Qué pesa más, las esmeraldas o los diamantes? Un quilate de esmeralda parece más grande que un quilate de diamante porque la densidad de las piedras verdes es más baja. 60
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al ver tanto dinero y, sin pensar en las consecuencias, los condujo sin tardanza al sitio del hallazgo. La cueva estaba ubicada en la parte baja de una depresión rocosa, en medio de un bosque tupido, cerca de una quebrada torrentosa. Excavaron con azadón y pala, seguros de encontrar, al menos, una piedra que justificara el sacrificio. Y ya bien entrada la tarde, cuando estaban a punto de darse por vencidos, se enguacaron. El hallazgo era fabuloso. Se trataba de un pedazo de piedra, de más de una libra de peso, que tenía incrustadas siete prodigiosas esmeraldas que, a pesar de estar sucias, despedían destellos de verde fulgor.
La lavaron en una quebrada y comprendieron que se habían hecho ricos. Joselín Suárez, veterano esmeraldero, pensaba que eran gemas nunca antes vistas en la región y que podían valer mucho dinero. Y sugirió negociarlas con Pablo Emilio Orjuela que era, a su modo de ver, el único que podía pagar lo que valían. Padre e hijo se opusieron, aduciendo que se las habían prometido al cura Barajas, pero Suárez los convenció. Nadie se imaginaba lo que sobrevendría. A eso de las diez de la mañana, cuando Suárez y Aristides llegaron a San Martín, notaron que había un gran movimiento de gente y de bestias, como si fuera día de mercado. Vieron un grupo bastante numeroso frente a la casa cural y se encaminaron hacia allí para averiguar qué pasaba. Alguien les dijo que había rumores sobre el descubrimiento de una mina y que esperaban la salida del padre Barajas, primero, para comprobar si era cierto y, segundo, para pedirle que organizara, dirigiera y encabezara la expe-
Guaqueros en las minas de Muzo en 1992.
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FOTO: ALEJANDRO ACOSTA-REVISTA DINERO
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dición hasta el sitio del hallazgo. Era para ellos la persona más indicada para evitar la rapiña y el desorden, la única que sabía hacia dónde dirigirse y que podía convencer al hombre que dio con el filón. Quedaron estupefactos y de pronto escucharon que el padre Barajas se dirigía a los parroquianos a través del altoparlante. Dijo, alborozado, dando gracias a Dios, que existía la posibilidad de encontrar un nuevo filón por los lados de Peñas Blancas, en la vereda de Chavanes, pero exigía a quienes desearan seguirlo una estricta disciplina y sometimiento a sus decisiones. No permitiría que se cometieran atropellos ni rapiña, en caso de enguacarse. Terminó diciendo que, si esto llegaba a suceder, como sucedería con la ayuda de Dios, todo el mundo tendría que someterse a sus normas escritas, que debían ser respaldadas con la firma, con el juramento y con la palabra de honor, so pena de ser excomulgados y castigados por la justicia civil. Más de 50 hombres hicieron fila, entonces, frente a la casa cural. Suárez propuso, en vista de lo ocurrido y para evitar un mal mayor, separarse cada uno con una misión distinta. Aristides se adelantaría a la expedición con el fin de decirle a su padre que se ocultara y, en caso de ser encontrado, se negara a colaborar. Y que si era necesario los desviara en tanto que él iría en busca de Orjuela, no solo para venderle las esmeraldas sino para recabar su apoyo técnico y económico, que era a su pare-
En 1987 el gobierno prohibió que las mujeres trabajen en labores subterráneas relacionadas con minería.
Más de 50 hombres hicieron fila, frente a la casa cural para poder acceder al filón encontrado por Juvencio Morales que desató la primera guerra verde.
cer la única manera de impedir que el codicioso curita se apoderara de la riqueza que a ellos les correspondía, sobre todo a Juvencio y a Aristides, que en justicia debían ser los primeros beneficiados. Era tan clara y convincente la propuesta de Suárez que Aristides, apremiado, sin tiempo para pensarlo dos veces, emprendió el regreso a Peñas Blancas, olvidándose de las esmeraldas. Pero, un poco más adelante, se acordó de estas y reconoció que era una torpeza no tenerlas consigo. Se detuvo e intentó devolverse; sin embargo, comprendió que era inútil, pues Suárez ya le llevaba mucha ventaja y, por otra parte, no sabía qué camino había tomado y hacia dónde se dirigía. Reemprendió la marcha con más bríos pidiéndole a Dios que Suárez no lo traicionara ni la comitiva del padre Barajas lo alcanzara, sin antes toparse con su papá para advertirlo. Comprendió que era más provechoso para ellos mantener el secreto de la mina y alzarse con buena parte de su riqueza que tener que compartirla o correr el riesgo de quedarse sin nada. Todo podía suceder, ya que su padre no era el dueño de la tierra donde estaba el yacimiento, sino el mayordomo de su patrón, José del Carmen Salinas, ahora radicado en Pauna (Boyacá). Era de noche cuando Suárez llegó a Quípama y se dirigió derecho a la casa de Pablo Emilio Orjuela. Este no estaba solo. Lo acompañaban Isauro Murcia, Parmenio Molina, Francisco Vargas y Virgilio Ávila, las cabezas visibles de sus familias e importantes comerciantes y planteros, sin duda el grupo mejor organizado y dotado, técnica y económicamente. Todos quedaron asombrados, no solo por la belleza y la calidad de las gemas que Suárez les ofrecía y que Orjuela adquirió por 100.000 pesos, sino por las posibilidades de que ese hallazgo fuera la muestra de una veta fenomenal. Y, por insinuación de Orjuela, se organizó una comitiva en busca del filón.
Cleopatra fue una de las primeras fanáticas de las esmeraldas. De su predilección por estas piedras se ha seguido hablando hasta nuestros días. 62
FOTO: IVÁN VALENCIA
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De New Haven Un ingeniero egresado de la Universidad de Yale tuvo la misión de poner en orden un negocio esmeraldero con nombre gringo y sede en Boyacá. Esta es la historia de Chivor Emerald Mines Inc.
Juan David Montes Sierra Coordinador de los Especiales Regionales de SEMANA.
FOTO: ARCHIVO PARTICULAR
De izquierda a derecha: Alfredo Sierra, Evaristo Muñoz y Willis F. Bronkie, de camino a las minas de Chivor antes de que existiera una vía pavimentada.
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n casa permanece un fragmento de morralla. Tiene un manto verde, con destellos casi dorados procedentes de las piritas. Es lo que hubiera podido ser una esmeralda. Esta roca se ha convertido en poco más que un pisapapeles que se suma a un par de docenas de fotos –las más antiguas en blanco y negro– para conformar el historial de recuerdos de las visitas que mi familia hacía con frecuencia a las minas de Chivor, en Boyacá.
Todo comenzó en 1957, cuando Willis F. Bronkie fue designado administrador de la operación de Chivor Emerald Mines Inc., una compañía perteneciente a cinco socios con sede en Delaware, Estados Unidos. Hasta ese momento, quienes habían desempeñado esta labor tenían en jaque el negocio debido a su derroche. Así lo recordó durante una conversación reciente el gemólogo Gonzalo Jara, quien trabajó allí entre 1976 y 1981: “Todos los demás andaban en helicóptero pero la mina estaba quebrada”. ‘Míster’ Bronkie –como es usual que lo recuerden en mi familia– y Jara aparecen en varias de las
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a Chivor fotografías que documentan las visitas a Chivor. Jara se vinculó al equipo de trabajo por medio de Renata de Jara, su tía, quien tuvo a cargo la oficina de ventas de la compañía en Freeport, Bahamas. Las apreciaciones de Jara sobre el mal manejo financiero de los predecesores de Bronkie coinciden con lo mencionado por Rafael Domínguez en el libro Historia de las esmeraldas de Colombia, publicado en 1965: “Varios personajes extranjeros se sucedieron en la administración de esas minas. Algunos de ellos ejercieron su oficio con un criterio alegre y desprevenido. Montaron lujosas oficinas en la capital, cargando todos los gastos a la compañía...”. La obra menciona en otra página a Bronkie, el ingeniero de minas egresado de la Universidad de Yale gracias a quien “empezó a equilibrarse la economía de las minas de Chivor”. Entre New Haven – ciudad sede de Yale– y Chivor se presentaron un par de escalas; primero en Brasil, donde Bronkie trabajó en la búsqueda de minerales estratégicos para la Oficina de Inteligencia Naval del Ejército estadounidense. Después se trasladó a Chile y aplicó sus conocimientos en la extracción de cobre y, por último, llegó la propuesta de custodiar uno de los negocios esmeralderos de Boyacá. Justo cuando arribó a Bogotá, Bronkie conoció a Alfredo Sierra, mi abuelo, quien estaba en el aeropuerto en ese momento. No tardó en darle cada vez más confianza a quien se convirtió en su mano derecha y, con el tiempo, mi abuelo administró la oficina de la capital, ubicada en el centro, en la carrera octava con Avenida Jiménez. Cuando se trata de un negocio minero las labores de oficina no se limitan a hacer unas cuantas llamadas o estar al tanto de la correspondencia: actividades menos convencionales como la compra
La eterna afición por las gemas llamó la atención de norteamericanos, europeos y asiáticos que insistían en visitar las minas de Chivor.
de dinamita estaban en la lista de tareas. Estas funciones implicaban visitas a Chivor, que no tardó en convertirse en el destino frecuente de los viajes familiares. En las primeras excursiones Azucena Sierra, mi tía, calcula que tendría 7 años. Las fotografías correspondientes, en blanco y negro, muestran a Bronkie y a mi abuelo montados a caballo, pues en ese entonces ese era el único medio de transporte desde el municipio de Almeida hacia las minas, un recorrido que tomaba más de seis horas. La bonanza que llegó con esta nueva administración permitió que la actividad minera financiara la construcción de una carretera. Fue así como antes de que existieran grandes campañas que promocionaran a Colombia como destino turístico, la eterna afición humana por las gemas llamó la atención de norteamericanos, europeos e incluso asiáticos que insistían en visitar las minas de Chivor. Lo atestiguan otras fotografías, en este caso a color pero con esas tonalidades que algunos filtros de Instagram intentan imitar. El afro de Jara revela que transcurrían los setenta, década en la que los socios principales de Chivor Emerald Mines Inc. y Bronkie se retiraron del negocio de las esmeraldas, antes de que apellidos más autóctonos como el de Carranza o los hermanos Quintero se encargaran de la explotación. Algunos recuerdos se han desvanecido de las memorias de Jara y de mi familia, las fotografías han perdido su calidad original pero la morralla permanece intacta, tan áspera y brillante como el primer día en el que fue atesorada como un souvenir de esos viajes a Chivor.
‘MÍSTER´ BRONKIE’ Willis F. Bronkie fue un norteamericano que llegó a Colombia en 1957 para administrar la empresa Chivor Emerald Mines Inc, una compañía que se estaba quebrando por el derroche de sus anteriores administradores. 65
FOTO: ALEJANDRO ACOSTA-REVISTA DINERO.
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La mona de Muzo Esta es la historia de un par de guaqueras que dejaron de buscar un golpe de suerte para concentrarse en hacer crecer su propio negocio de la mano de otras mujeres con una historia similar: confeccionar uniformes para los mineros y estudiantes del municipio.
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Luz María Pinilla todo el mundo le dice la Mona, como se conoce en Colombia a las personas rubias. Sus ojos pequeños tienen el color de las esmeraldas. Después de más de tres décadas dedicadas a la extracción artesanal de gemas, bajo el sol y la lluvia, decidió revivir el sueño de hacer ropa. Acercándose a los 50 años, tenía claro que la alta costura no sería lo suyo, pero sabía que sí podría fabricar prendas de calidad para una comunidad pequeña. En 2011, Minería Texas Colombia (MTC) le dio el capital para arrancar su negocio: Confecciones Mona Lisa. Diecinueve personas trabajan en este espacio de puertas abiertas: 15 mujeres se encargan de la costura, el corte y la plancha, y cuatro hombres de hacer los estampados y otras labores. Laika, una perra labrador, cuida este próspero negocio de indumentarias del municipio de Muzo (departamento de Boyacá). Ella es la ‘empleada’ número 20: camina entre las máquinas de coser y se acomoda a los pies de las costureFOTOS: IVÁN VALENCIA
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Otras mujeres decidieron seguir viviendo de la minería pero como trabajadoras formales. Su historia en la
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ras, donde el calor no la agobia demasiado. Cuando cae la noche y se cierra la fábrica, la perra se queda de ronda alrededor de la casa, de tal manera que todo permanezca en su sitio hasta la jornada del día siguiente. Desde que fundó su microempresa y hasta que alcanzó el punto de equilibrio, la Mona ha tenido que esforzarse tanto como cuando buscaba esmeraldas en un río. Pero ya no tiene que esperar milagros. Cuando empezó fabricaba uniformes para estudiantes de escuelas locales; dos o tres costureras le ayudaban pero, cada vez que alguien anunciaba que el río traía piedras preciosas, abandonaban el puesto de trabajo y ella se quedaba sola, sin poder cumplir con muchos de sus compromisos. En 2014 quiso abandonar las máquinas de coser y volver a las palas. Entonces apareció Andrea Álvarez, una guaquera que se cansó de esperar un golpe de suerte entre las piedras. Se asociaron para buscar clientes y encontraron una oportunidad de oro: elaborar 5.000 uniformes para los empleados de MTC, la empresa más grande de este sector en el occidente de Boyacá. Los siguientes tres meses vivieron jornadas tan extenuantes como las de cualquier guaquero. Pero con la suma del esfuerzo de otras cuatro mujeres, Confecciones Mona Lisa entregó su primer gran pedido. “Hemos aprendido de todo un poco”, afirma con orgullo Andrea. Llevar una empresa de manufactura no solo significa diseñar un patrón, cortar tela, enhebrar
hilos y tener cuidado al momento de pisar el pedal de una máquina de coser. También hay que saber de contabilidad, de impuestos, de transporte, de insumos –en este caso, todas las telas son hechas en Colombia, para apoyar a la industria nacional–. Y el liderazgo es fundamental porque se trata de un trabajo conjunto. “Contratamos a mujeres cabeza de familia, madres solteras en nuestra misma situación”, dice la Mona. “Lo mejor es que estas familias ya no necesitan de la minería para vivir, sin deberle nada SIN PARAR a nadie”, complementa Andrea, aunque admite que “nos dimos La emprendedoras Luz María un poquito en la cabeza cuando Pinilla y Andrea el precio del dólar se disparó en Álvarez crearon Colombia y todo se puso más caro, Confecciones pero logramos superarlo”. Mona Lisa, una Hace tres años debían pagar empresa de 20 arriendo en un local estrecho. Hoy, empleados que Andrea y la Mona son propietasigue creciendo y dándole la rias de la casa en la que trabajan oportunidad a y siguen buscando clientes en la otras mujeres región. “MTC no nos regala nada. de la región. Tenemos que cumplir unos requisitos para participar en las licitaciones, garantizar la calidad, personalizar algunas prendas y organizar lo que se produce para más de 800 personas”, puntualiza Andrea, de 31 años. “La esmeralda es una lotería”, asegura la Mona. “Entre los 15 y los 48 años me dediqué a la guaquería y puedo decir que ese fue tiempo perdido”, concluye con modestia, consciente de que hoy gana por lo que producen su inventiva y tesón. Para Confecciones Mona Lisa las perspectivas a futuro son seguir creciendo y generando más empleo. Luz María Pinilla y Andrea Álvarez continúan capacitándose y enseñando lo que saben a quienes trabajan con ellas. Laika, con su silencio durante el día, supervisa que todo siga en orden en la noche: sus ladridos les recuerdan a los habitantes de Muzo que estas mujeres todavía tienen, literalmente, mucha tela que cortar.
¿Sabe de qué estan hechas las esmeraldas? De berilo, un mineral incoloro, escaso y muy raro; de cromo y vanadio, dos elementos químicos que determinan qué tan verde será la piedra. 69
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Tanto brillo, tantas historias Un recorrido del escritor colombiano Gonzalo Mallarino por las obras, lugares y hechos históricos relacionados con la pureza e intensidad de la codiciada y a la vez extraña piedra verde.
Gonzalo Mallarino Periodista.
Quasimodo y Esmeralda, protagonistas de la novela ‘Nuesta Señora de París’ de Víctor Hugo, que inspiró la película de Disney.
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ún sigue mirando el jorobado por una rendija a la gitana, que baila en el altozano de la catedral. Del único ojo en la cara deforme rueda una lágrima de amor y bondad. Las ajorcas en las muñecas y los tobillos rebrillan y tintinean a medida que la hermosa muchacha mueve las piernas y los brazos morenos. Quasimodo muere de amor por La Esmeralda, en tanto que el pérfido diácono se turba de rabia y reprimida lascivia. Esto imaginó Víctor Hugo en su novela Nuestra Señora de París, hace casi doscientos años, o al menos así lo recuerdo yo. El lustre de la esmeralda es vítreo como los ojos de la joven, y el color verde profundo. El mar es así, puede serlo, y Cleopatra quiso para sí el color del mar, en un broche labrado en una gema que sus esclavos sacaron de las minas del desierto egipcio, cerca del mar Rojo, y que la reina de los ojos y las cejas negrísimas hizo engastar en oro hace 2.000 años. Triste es el final de La Esmeralda y triste el de la reina egipcia. Como si tanta hermosura trajera consigo la desgracia. Recuerdo ahora otra Esmeralda que sufrió mucho y a la que adoré siendo un jovencito, como el jorobado a la gitana. Lupita Ferrer, la actriz venezolana que sufrió tanto en la telenovela que escribió la cubana Delia Fiallo. No será tan ilustre como Cleopatra, pero cuánto quise a esa Esmeralda. Entonces, tanto brillo y tantas lágrimas. Sin embargo, cuántos poemas y canciones llevan consigo la ilusión de la esmeralda. Cuántos lienzos, cuántos nichos, cuántos primorosos estuches, cuántos cuellos y brazos turgentes. Todos quieren para sí la luz misteriosa
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Algunos personajes y perenne aprisionada allí. Los caldeos sostenían que cada esmeralda contenía en su interior a una diosa. Y pensar que la tierra en su seno junta las arenas y los minerales a lo largo de los siglos, y entrega al hombre –al que está con la cara ennegrecida y las manos temblorosas frente al socavón, o al que está muellemente tendido en su gabinete de rico mobiliario de raso–, ese prodigio de mariposa de luz eternizada. Esa luz, ese verde único de la esmeralda que desde la antigüedad concede el poder de la elocuencia y protege contra la infidelidad. Si el verde se opaca, además, si se oscurece en el cuello de quien lo lleva en un medallón, es que algo terrible va a pasar. Smaragdus le dijeron los persas hace 6.000 años y los protegió de la temible epilepsia y otorgó a sus sabios el poder de predecir el porvenir. Terrible, codiciada piedra de los pulmones de la Tierra, los hombres se mataron por ella en los tumultuosos mercados de Babilonia. Pudo pintar esmeraldas Tiépolo, o acaso el prerrafaelita Alma Tadema, o casi seguro, las pintó Gustave Moreau. Todos se beben a cierto gusto. Los románticos y los modernistas en las letras también se deslumbraron con las piedras preciosas y las palabras preciosas. Cuántas gotas de esmeralda dejaron caer en las páginas y las mejillas de aquellos años. Dorothy y sus amigos en el país de Oz iban hacia una ciudad toda hecha de esmeraldas y el gran Gatsby buscaba su reflejo en el cielo oscuro y sensual de su espera, de su ambición. 1.486 esmeraldas tenía la custodia que los jesuitas ocultaron por años en un sótano en Bogotá. Era tan verde, tan intensamente verde esmeralda, que la nombraron ‘la lechuga’. Esos jesuitas saben sus cosas, supieron, yo creo, que además de ser útil para evadir impuestos, que el Veda, el libro sagrado del hinduismo, señalaba que quien tuviera una esmeralda cerca siempre tendría la mirada apacible y un futuro lleno de felicidad. La verde Irlanda del poeta Seamus Heaney, la de W. B Yeats, la de Graves, aunque no haya nacido allí pero sí desentrañado muchos misterios de lo celta,
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esa Éire de la diosa gaélica, es afín, siempre lo fue, a esa luz y a ese color verde concentrado, que ha de ser también el de San Patricio, digo yo. Y dicen que la taza en que José de Arimatea recogió gotas de la sangre del Cristo crucificado tenía vetas de esmeralda y dio origen a la leyenda del Santo Grial. Son cosas bellas y extrañas. No lo sé. El mundo es viejo y las esmeraldas han estado en él siempre. Latiendo bajo la tierra, en el corazón de la roca oscura. Me da consuelo pensar en Juan el Apóstol, que era tan fervoroso al
Arriba, Cleopatra. Le siguen los protagonistas del ‘Mago de Oz’, quienes buscaron la ciudad de la esmeralda. Abajo, W.B Yeats, poeta irlandés.
Cuántos lienzos, cuántos nichos, cuántos primorosos estuches, cuántos cuellos y brazos turgentes. Todos quieren para sí la luz misteriosa y perenne aprisionada allí".
Los románticos y los modernistas en las letras también se deslumbraron con las piedras preciosas y las palabras preciosas. hablar, según cuentan, que era tan puro de intención y tan verdadero. Y esto dicho por un descreído como yo. El asunto es que cuidó hasta su muerte de María, la madre de Jesús, en Éfeso. La acompañó a bien morir. Y la tradición lo asocia a la esmeralda. A esa pureza, a esa intensidad, a esa fortitud. Pues ha de saber el lector que durante siglos, este Juan el Apóstol ha sido el patrono de los escritores, de los poetas y los narradores de historias. Feliz coincidencia de esos enfebrecidos y de la piedra esmeralda. A través de un santo. Acaso por eso se dice que todos los poetas son santos e irán al cielo. 71
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El mirador de los recuerdos
Después de dedicar su vida a la minería artesanal, un grupo de adultos mayores se reúnen para pasar el tiempo, cultivar una huerta y sobrevivir juntos a un presente austero.
Trabajadores del huerto San Isidro en Muzo.
30 personas trabajan en el huerto San Isidro, en el Mirador de los Abuelos. Gran parte de la cosecha se usa para preparar el almuerzo gratuito de cerca de 300 ancianos al día.
dice. “Hace 40 años enloquecí por las esmeraldas y hoy no tengo nada”, agrega. Sin embargo, sigue buscando piedras preciosas en los ríos y los socavones de Muzo, y recarga sus fuerzas en el Mirador de los Abuelos. El sitio se llama así porque ofrece una panorámica sobre el valle del río Minero y se convirtió en el punto de encuentro de los más veteranos. En un polideportivo ellos también practican deportes, hacen talleres artísticos, presentaciones de danza, dialogan sobre diferentes asuntos de la comunidad y desarrollan actividades que los unen. La vida sigue andando en esta zona. Los adultos mayores no pierden la esperanza de encontrar una piedra que les dé un futuro más cómodo y se aferran a lo poco que tienen y al único oficio que aprendieron. “Tengo cinco hijos, todos viven en Bogotá y me dicen que me vaya con ellos. Pero no, me gusta este territorio. En la ciudad uno es como un pajarito enjaulado, aquí por lo menos tengo una ilusión”, concluye Vitalina.
FOTO: IVÁN VALENCIA
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italina Suárez lleva más de tres décadas ‘paleando’, como se le dice al oficio de escarbar con palas entre las piedras de las quebradas de Muzo en busca de esmeraldas. “Y hasta ahora no me he ‘enguacado’”, dice esta mujer de 64 años para contar que aún no ha tenido el golpe de suerte por el que tanto tiempo ha luchado. Por eso ahora prefiere dedicar la mayor parte de su tiempo a tocar la guitarra, a hacer manualidades, a cantar y, especialmente, a cuidar una granja y un galpón, junto a la mina de Minería Texas Colombia (MTC), una compañía que se ha preocupado por desarrollar proyectos productivos entre personas de la tercera edad. Algunos de ellos cultivan en el huerto San Isidro, en el Mirador de los Abuelos, tomate, habichuela, yuca, lechuga, pimentón, ahuyama, sandía, pepino, melón, plátano y aromáticas, entre otros productos orgánicos. La mayor parte de la cosecha se utiliza para preparar el almuerzo gratuito de cerca de 300 ancianos al día, unos cuantos escalones abajo de la granja. Nadie se enriquece al sembrar estos alimentos pero para las 30 personas que trabajan en el proyecto, su ganancia es mantenerse ocupadas y sin deberle nada a nadie. Saúl Roa, de 71 años, es uno de los guaqueros que visita el comedor a diario y aplaude la labor de Vitalina. “En mi rancho la comida es escasa, aquí es más nutritiva”,
FOTO: JULIÁN GALÁN
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____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________
Cruce de Alfredo Molano Bravo Sociólogo y columnista de ‘El Espectador’.
cuentas El sociólogo, escritor y columnista recorre el siglo XIX y las primeras guerras verdes para descifrar la relación entre las esmeraldas y el narcotráfico.
FOTO: LOPE MEDINA
FOTO: LOPE MEDINA
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a historia de la minería en Colombia está escrita en letras de sangre, y la de la explotación de esmeraldas no es la excepción. Tras la guerra de Independencia se fundó una larga tradición en Colombia, según la cual el Estado entrega a particulares el derecho a la explotación de los recursos naturales y claro, en esa época, los altos oficiales que ganaban las guerras también eran favorecidos. En 1828, el recién creado Ministerio de Hacienda otorgó la explotación de las minas de Muzo al general –y compañero de armas de Bolívar– José París, así como a los particulares Carlos Stuard y Mariano Rivera. El siglo XIX se fue entre guerras civiles y experimentos estatales de administración de sus riquezas. Pero el momento en el que claramente se observó la relación entre violencia y explotación de las esmeraldas fue la década de 1950, particularmente con la aparición de los ‘pájaros’ en Boyacá. El más famoso de ellos –una leyenda– fue Efraín González, alias Siete Colores. Un exmilitar conservador nacido en Jesús María, Santander, a quien su habilidad para matar, y sobre todo para escapar de las encerronas, lo convirtió en uno de los patrones de Boyacá. Se dice que se convertía en piedra, en árbol, en viento. En 1958, González desertó del Ejército por problemas con sus mandos y se unió a una banda de ‘pájaros’ que operó entre Caldas y Quindío al mando de Jaír Giraldo. Al morir Giraldo, González se refugió en su fe católica y conservadora. Primero lo protegió el conservatismo de Laureano Gómez y más adelante la comunidad dominica en Chiquinquirá. Así fue como Siete Colores llegó al occidente de Boyacá y en breve tiempo se convirtió en uno de los sicarios y hombre de confianza de los negociantes conserva-
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dores que manejaban el negocio de las esmeraldas. Le pagaron su eficacia y su fidelidad con el control de las minas de Peñas Blancas, cerca de Muzo. Desde entonces, González se convirtió en uno de los más célebres bandidos de la segunda mitad del siglo XX. Libró una violenta guerra contra los liberales y puso en jaque al Ejército colombiano. Murió el 9 de junio de 1965 en un cinematográfico operativo en el barrio San José, en el sur de Bogotá. Más de 1.200 hombres –al mando del general Valencia Tovar– se necesitaron para enfrentarlo. Falleció tras cinco horas de combates, saltando una cerca, abrazado a su ametralladora Madsen y a su 38 largo. Cinco uniformados murieron y 14 resultaron heridos. Tras el deceso de Siete Colores, uno de sus lugartenientes, conocido como el Manteco Murcia, heredó los negocios de su protegido y fue reconocido en Bogotá como el jefe de la banda la Pesada, que asaltaba bancos y traficaba con esmeraldas. Cuando sus rivales le declararon la guerra, el Manteco se dedicó de lleno al narcotráfico, que ya había avanzado con el cultivo de la marihuana. Fue, según testigos, el primero que llevó la semilla de coca al Guaviare, más exactamente a El Retorno, donde la regalaba a los campesinos. De alguna manera Murcia democratizó la siembra, pero se reservó el monopolio de la compra de hoja y claro, el de su transformación en ‘pasta básica’ y cristal. La malicia popular siempre derrota las prohibiciones y los colonos dieron con el chiste y se robaron el secreto. Así comenzó la era de la coca en el Guaviare, capítulo que hoy sigue vigente cuando por la región se mantiene, y crece, una disidencia de las Farc al mando de Gentil Duarte, quien ha sabido aprovechar el arraigo
campesino de la coca para rechazar los acuerdos de paz con el gobierno. Efraín González había sido un hombre reconocido y protegido por la gente en Boyacá, una región que para los años sesenta vivió una auténtica fiebre del oro verde. Cientos de hombres y sus familias se trasladaron a Muzo, Chiquinquirá o Pauna en busca del ‘fuego verde’. Cuando el Estado se dio cuenta del movimiento de la gente y empezaron a aflorar los conflictos por el control de las minas, que además se hicieron cada vez más agudos con la mezcla entre fabulosas ganancias y armas para defenderlas, el presidente Valencia ordenó al Ejército ocupar las minas de esmeraldas. Ya para este momento el joven Víctor Carranza se había hecho al control de Peñas Blancas. Entonces sonaron los disparos de la “primera guerra verde”. Un episodio oscuro de la historia de Colombia donde confluyeron en un rincón de Boyacá los hombres más ricos, poderosos y asesinos del país. Entre ellos estaban Humberto el ‘Ganso’ Ariza –otro de los hombres de Siete Colores–; Gonzalo Rodríguez Gacha, más conocido como el Méxicano; Gilberto Molina, llamado el rey de las esmeraldas. En este caldo de cultivo de alias y ambiciones, dinero y poder, el ingreso del Ejército a la zona solo pudo agravar los conflictos. Se estima que durante esta guerra, que empezó con la muerte de Efraín González –en 1965– y terminó diez años más tarde, hubo más de 1.200 muertos en los municipios de Chiquinquirá, Muzo, Coscuez, Borbur y Somondoco. En 1980, en Muzo, llegaron a haber 35.000 guaqueros. La confrontación entre patrones de las esmeraldas fue tan delicada, que el presidente Misael Pastrana decidió excusar al Estado del baño de sangre y sacar una licitación para entregar a particulares el manejo de las minas, que, por supuesto, ganaron los gamonales del occidente de Boyacá. Molina, Gacha y Carranza se repartieron el botín. A Esmeracol, de propiedad de Juan Beetar Dow y Benito Méndez Silva, le dieron el manejo de las minas de Coscuez; a Tecminas, de Gilberto Molina y Víctor Carranza, las de Quípama; a Coexminas, de Julio Roberto Silva, las de Muzo, y a la familia Quintero Morales, las de Peñas Blancas. Con esta repartición se selló el final de la primera guerra verde y el matrimonio bien avenido entre esmeraldas y narcotráfico. Dos negocios que atraen plata y sangre y que el Estado ha sido incapaz de controlar.
En Boyacá, en los años sesenta, cientos de familias se trasladaron a Muzo, Chiquinquirá o Pauna en busca del fuego verde.
1.200 hombres fueron necesarios para abatir a Efraín González, uno de los más célebres bandidos del siglo XX, tras cinco horas de combate.
Colombia, Zambia y Brasil tienen las esmeraldas más reconocidas del mundo. Sin embargo, Afganistán, España, Estados Unidos y Canadá también cuentan con reservas de estas piedras. 75
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Quilates con historia Si bien son valoradas por su brillo y color, las esmeraldas están rodeadas de creencias, supersticiones e, incluso, forman parte de la cosmogonía de pueblos que habitaron el altiplano cundiboyacense.
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unos 30 kilómetros del municipio de Muzo (departamento de Boyacá) se levantan los cerros Fura y Tena, que alguna vez estuvieron unidos y ahora separa el río Minero, cuyo cauce se agita de repente cuando los atraviesa. Los muzos, etnia que habitó la zona y que ya está extinta, creían que los cerros representaban al hombre y a la mujer, la que Are, su dios tutelar, había enviado para poblar la región. Fura, la mujer, y Tena, el hombre, aprendieron a cultivar la tierra, tejer la lana y defender su territorio. Cuenta la leyenda que la única condición que Are les impuso era que debían ser fieles el uno al otro, pues solo así conservarían su vida y verían a los muzos extenderse a través de lo que hoy es el altiplano cundiboyacense. Por siglos fue así, hasta que Fura se dejó tentar por un forastero llamado Zarbi y le fue infiel a Tena. El castigo de Are no se hizo esperar: Tena debía quitarse la vida y Fura, testigo de la escena, lloró 76
Cerros de Fura y Tena, separados por el río Minero en Boyacá.
con tanta fuerza y por tanto tiempo que sus lágrimas se convirtieron en esmeraldas que formaron montañas. Hoy el río Minero representa a Zarbi y la infidelidad que separó a estos dos picos. Del tamaño de los dioses Los nombres de estos personajes los utilizó Víctor Carranza, el popular y controversial comerciante esmeraldero, para bautizar a las piedras más grandes que encontró en Muzo. Fura pesaba 11.000 quilates y Tena, 2.000. Se presume que la primera es la esmeralda más grande del mundo, y la segunda, la más valiosa. Ninguna se ha tallado o cortado, y mucho menos vendido. Carranza dijo alguna vez que su precio era incalculable, y que deseaba que se expusieran en un museo en Muzo. Sin embargo, tras su fallecimiento en 2013, este par de esmeraldas fueron objeto de disputas entre sus herederos.
Carranza bautizó Fura y Tena, en honor a una leyenda, a las esmeraldas más grandes que se han encontrado en Muzo.
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ESTO DICEN DE
las esmeraldas Si una mujer lleva puesta una de estas
PIEDRAS
durante el parto este será menos doloroso. Es de buena suerte
usarlas para ir a un juzgado. AL ENGASTARLAS EN ANILLOS DE MATRIMONIO, los
esposos gozarán de una unión feliz y bastante activa sexualmente,
pues también son consideradas afrodisiacas.
FOTO: GUILLERMO TORRES/SEMANA
NO SE RECOMIENDA REGALARLAS UN lunes. Contribuyen a la buena
memoria y la elocuencia.
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Manos
de artista
Además de la calidad, la talla de una esmeralda la hace atractiva a los ojos de los compradores. Ignacio Argotty, uno de los más reconocidos talladores, revela secretos de su arte.
U
n ventanal a contraluz. Es a lo primero que apunta un tallador cuando una esmeralda llega a sus manos en bruto, y se plantea qué puede o no sacar de esta según su tamaño, forma y pureza. Con su trabajo, se completa una cadena de la que forman parte mineros, comercializadores e intermediarios. Ignacio Argotty, uno de los más reconocidos talladores, tuvo alguna vez su oficina en el centro de Bogotá. Aunque ahora trabaja como independiente, vuelve al
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Fredy Nieto Periodista Especiales Regionales de SEMANA.
FOTOS: ERICK MORALES
Ignacio Argotty pertenece a una familia que se dedicó al oficio de tallar esmeraldas.
corazón del comercio esmeraldero de Colombia cada vez que lo llaman ante el incremento del volumen de piedras por tallar. “No hay dos esmeraldas iguales, cada una tiene una información interna que la hace única, como una huella digital”, dice Argotty, miembro de una de las familias con más tradición en el oficio. En el mercado mundial, los comercializadores se tranquilizan si alguien con ese apellido es quien embellece sus piedras. Los primeros Argotty que llegaron a América pasaron por Argentina antes de radicarse en Pasto, cuna de muchos de los que hoy, después de estar temporadas en Boyacá y en Cundinamarca, decidieron dedicarse al negocio de las esmeraldas. Aunque no existe una asociación o un documento que así lo certifique, el mismo trabajo ha posicionado a esta familia en el oficio de pulir y perfeccionar esmeraldas. No es casualidad que Adolfo, primo de Ignacio, sea reconocido como el mejor tallador del mundo. No tiene
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un trofeo ni un diploma, es el voz a voz de las personas que viven de este negocio lo que lo certifica. De la tarea de estos miembros de la cadena depende el precio final de la piedra. La primera parte es la compra, hacerlo con un precio justo, sin ilusiones. Después viene la intervención del tallador, el concepto, la opinión y el porcentaje del peso. Pero por encima está la calidad. “Lo que más vende una piedra, aparte de su calidad, es la forma en que fue tallada”, asegura Argotty. Depende del ojo y de la mano del artesano conservar su esencia: el color, el cristal, eliminar los daños que comercialmente serían nocivos hasta dejar una excelente talla. “A esta parte le llamamos mesa, es la más plana de la esmeralda y es aquí donde comienza el trabajo de facetado”, dice Argotty mientras sostiene una de las piedras con sutileza de cirujano. La gema reposa sobre un disco de diamante que gira a 150 revoluciones por minuto; dos o tres horas después estará lista. Paciencia y pasión constante por esta labor es lo que debe sentirse para obtener un corte de lágrima, corazón o princesa (cushion, también conocida como ‘televisor’). Los que se inician en este arte practican en los mismos discos pero en vidrios. Así duran un mes hasta que les van dando acceso a las primeras esmeraldas. Algunos estudian joyería, introducción a la cristalografía y mineralogía (técnicas de corte y talla de esmeraldas). Pero formarse en esos cursos es una opción que va en declive, dejando la continuidad del oficio en manos de familias tradicionales y de empíricos. Aunque es un proceso con pasos estipulados, en ocasiones lo mejor es, como dice Argotty, dejarse llevar por la piedra. El análisis precede al corte. Viene el desbaste y el brillo de las plazas (esquinas de cada cara). Comienza el faceteado, sigue el brillo de la cara y de los bordes. Al final
TEORÍA ACÚSTICA De acuerdo con Jimmy Rotlewicz, investigador empírico de esmeraldas, los fenómenos vibratorios están involucrados en la formación de todas las piedras geométricas que conocemos. “Minerales de distintas épocas geológicas presentan un mismo fenómeno acústico. El sonido distribuyó las moléculas de todo lo que se formó en el planeta”, asegura.
se despega del capuchón y queda lista para ser comercializada. Algunos les dan otras dos o tres brilladas para lograr un mejor aspecto, lo que para Argotty es innecesario porque considera que la magia está en un proceso previo al embellecimiento: “El desbaste es una fusión hombre-esmeralda, es una conexión con la piedra en la que el tallador se funde con ella, al punto de que sabe qué es lo que debe ir quitando hasta dejarla en un estado óptimo”, dice, entre sonrisas. El precio final se fija por la pureza, el color, la forma y el peso. Argotty no lo duda: “Esta esmeralda con la que trabajo ahora es de la mina de Consorcio; el cristal es perfecto”. Saber de dónde proviene una de esas piedras con exactitud, echando apenas un vistazo por sus bordes, se aprende tras mucho tiempo de observación. Hay quienes sostienen que la relación del tallador con la piedra se asemeja a un cortejo, a una seducción; basta con ajustar la retina y tocarla bien para sacar lo mejor de ella y así perfeccionar, en horas, miles de años de espera.
De la tarea de los talladores depende el precio final de la piedra.
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¡Verdad a la vista! El galeón ‘San José’, hundido por barcos ingleses cerca de Cartagena de Indias en 1708, llevaba a bordo una carga incalculable de piedras preciosas de Colombia. Se cree que muchas de ellas eran de contrabando.
¿
Cuántos baúles de esmeraldas iban a bordo del galeón San José? Esa pregunta aún no tiene respuesta. Lo cierto es que las 6.000 esmeraldas hasta hoy recuperadas del galeón Nuestra Señora de Atocha, por ejemplo, hundido en 1622 cerca del Cayo de Matacumbe en la Florida, eran de contrabando. Un tripulante que sobrevivió, enjuiciado en corte marcial, declaró que le ayudó al almirante Pedro de Pasquier a introducir ilegalmente un baúl con 30 kilos de estas gemas de Muzo (Boyacá). Por eso la recuperación arqueológica de la carga del galeón San José esclarecerá muchas dudas históricas relacionadas tanto con las minas de esmeralda, como con el tráfico de los caudales en la Carrera de Indias (comercio de España con sus colonias) a bordo de las flotas de galeones.
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Daniel de Narváez Ingeniero de minas e investigador náutico.
El galeón ‘San José’ fue encontrado en 2015 en las profundidades del mar Caribe en Cartagena.
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El tráfico ilícito era la característica dominante de la feria de Portobelo, en Panamá, con el permiso tácito del Consejo de Indias y de la Casa de Contratación en Sevilla. Pero la magnitud nunca se ha podido determinar con exactitud y el San José nos aclarará muchos detalles. Un escandaloso caso de corrupción en la Flota de Tierra Firme, que zarpó de Portobelo a Sevilla en 1624, fue expuesto por un funcionario de la época, en el que solo se habían registrado 1.385.297 pesos cuando en realidad llevaba 9.340.422 pesos. Es decir: se reportó ese año el 14 por ciento de la carga (Vila Vilar, La Feria de Portobelo). Así se clasificaban En la época colonial, las esmeraldas se clasificaban en cuatro categorías. Estaban las mejores, que coloquialmente se llaman hoy ‘gota de aceite’ y que antes se denominaban ‘piedra de cuenta’ o ‘primera suerte’. Todas debían pagarle a la Corona un impuesto del 20 por ciento o el ‘quinto real’ en especie, pero no las ‘de cuenta’, que por ser excepcionales se remataban. Sin embargo, estas piedras casi nunca eran declaradas, como se desprende de los archivos coloniales de Tunja y Sevilla. Las esmeraldas de ‘segunda suerte’ también tenían alto valor y excelente condición, de un verde profundo transparente con pocas inclusiones o ‘jardines’; y las de ‘tercera suerte’, que constituían la gran mayoría, eran gemas
comerciales de mediana calidad. A las ‘peores’, conocidas ahora como morrallas, antes se les decía ‘plasmas’. Un dato curioso es que entre 1595 y 1709 solo menos del 4 por ciento de las esmeraldas registradas fueron de ‘primera suerte’, el 21 por ciento de ‘segunda suerte’ y el 75 por ciento de tercera, cifras representativas de la producción actual en las minas de Muzo. Herramienta de lujo Actualmente es posible determinar en Colombia con exactitud el origen geográfico de una esmeralda. No solo podemos distinguir las de Zambia, Rusia, Brasil y Afganistán de las de Muzo, Coscuez, Chivor, Peñas Blancas y La Pita, sino diferenciar las provenienUNA TENTACIÓN tes de distintas El primer gran escándalo de corrupción oficial relacionado con zonas de la misma mina, gracias a esmeraldas ocurrió poco después del 9 de agosto de 1564, cuando la huella digital Alonso Ramírez Gaseo descubrió en el Cerro de Itoco la mina indíespectral y equipos gena de Muzo. La esposa del presidente Andrés Díaz Venero de de espectroscopia Leiva, María de Ondegardo, recién llegada a la Nueva Granada, no FTIR infrarroja y se contuvo y se embolsilló 50 gemas, tres de espectacular calidad, ultravioleta-visible. según la denuncia instaurada por el propio Ramírez. Esta tecnología, con la que cuenta el Centro de Desarrollo Tecnológico de la Esmeralda (CDTEC) en Bogotá, nos permitió descubrir, con la colaboración de un laboratorio francés y otro suizo, un fraude orquestado por unos estafadores que intentaban hacer pasar baúles repletos de esmeraldas ‘modernas’ (36 kilos) por esmeraldas provenientes de un naufragio colonial de un galeón en los Cayos de la Florida. Cuando se recupere el tesoro del San José sabremos el volumen de esmeraldas de contrabando que iba a bordo. También si eran todas de la mina de Muzo, lo más probable, o de la de Coscuez, pues no hay certeza de si para 1708 se habían reanudado allí las labores extractivas. La razón es que un terremoto el 3 de abril de 1646 devastó la zona, y un derrumbe en las minas, dos meses después, probablemente relacionado con el debilitamiento de la tierra causado por las excavaciones y el sismo, enterró a 300 mineros. Parece que el lugar quedó clausurado por casi 200 años, y en 1850 aparecieron los restos de los trabajadores en una clavada taponada, según narra Rafael Domínguez en su Historia de las esmeraldas de Colombia. Las únicas esmeraldas, aunque no en bruto sino engastadas, que he podido determinar que sí aparecen registradas a bordo del San José (AGI Consulados 514), son “gran número de alhajas con esmeraldas y diamantes por intereses de la quiebra de Cristóbal de Barabarrena”.
En la época colonial, las esmeraldas se clasificaban en cuatro categorías: piedra de cuenta, segunda suerte, tercera suerte y plasmas.
La esmeralda y el diamante son las únicas piedras cuyo nombre se ha utilizado para denominar un tipo de talla.
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____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________
Este fue Carranza
La historia de Víctor Carranza, un campesino que solo cursó hasta quinto de primaria y terminó convertido en un hombre rico y poderoso, en un mito al que ni las balas ni la justicia pudieron acabar.
V
íctor Carranza, quien por más de cinco décadas estuvo detrás del negocio de las esmeraldas y obtuvo el título de ‘zar’, murió el 4 de abril de 2013 en Bogotá. No había nadie que conociera tanto de las piedras verdes como él, ni otro que hubiese arriesgado tanto por consolidar esa actividad que por años le generó una fortuna incalculable y también grandes enemigos que intentaron eliminarlo sin éxito. Fue más fuerte el cáncer que las balas. Nació en Guateque, Boyacá, el 8 de octubre de 1935. Su vida infantil no fue distinta a la de cualquiera de sus vecinos en la vereda Gaunza Arriba, donde vivió junto con sus tres hermanos, Luis, Julio y Vidal, y su hermana Ana Delia. No se destacó en su paso por la escuela, solo hasta quinto de primaria, pero se esforzó en ayudar a su
Juan Diego Restrepo E. Director de VerdadAbierta.com.
Su intensidad era tanta que a los 11 años comenzó a laborar en una mina en Chivor. Desde aquel momento quedó ligado a los socavones.
madre en las faenas agrícolas y, sobre todo, en acompañarla al mercado a vender los productos que generosamente les daba la tierra. Hay quienes lo recuerdan, de niño, recorriendo las calles con un cartel en su pecho para promocionar las películas que se proyectaban en el teatro del pueblo; otros dicen que desde muy pequeño hurgaba la tierra en busca de las piedras verdes de las que tanto hablaban a su alrededor. Su intensidad era tanta que a los 11 años comenzó a laborar en una mina en Chivor. Desde aquel momento quedó ligado a los socavones. Su precoz búsqueda tuvo sus frutos dos años después, cuando encontró en minas de Gachalá tres grandes rocas que contenían esmeraldas. Así se hizo a su primer capital, que fue aumentando con una gran habilidad para los negocios. Lo que vino después fue un golpe de suerte tras otro. A comienzos de la década del sesenta se encontró su primera mina, Peñas Blancas, una de las vetas que arrojaba a cada golpe de martillo esmeraldas de la más alta calidad. “He sido de buenas, las esmeraldas me buscan”, dijo alguna vez. Construyó su imagen de ‘patrón’ recorriendo, armado, los socavones. Hay quienes dicen que no era un hombre violento, pero la realidad demostró que defendía lo suyo a toda costa y supo capotear las dificultades que rodeaban la actividad esmeraldífera. Su riqueza era un imán para políticos, sacerdotes, funcionarios de Estado y sectores de la fuerza pública, a los que les compraba lealtad y protección. Y le funcionó. Sobrevivió a tres duros momentos de la llamada ‘guerra verde’ –1965, 1973 y 1986–, y a los embates del cartel de Medellín. Su blindaje, fortalecido por el dinero que irrigaba a su paso, también lo protegió de las acciones de la justicia en su contra. Salió incólume de los señalamientos de secuestro y asesinato, y de financiar grupos paramilitares. Si bien estuvo detenido entre 1991 y 2001, un juez cerró el
Para prevenir fisuras y ocultar imperfecciones, las esmeraldas pueden tratarse con resinas y aceites. Pero esto disminuye su valor comercial y estético. 82
FOTO: LEÓN DARÍO PELÁEZ/ SEMANA
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proceso en 2003, por vencimiento de términos. Sus abogados recurrieron a todo tipo de estrategias jurídicas para dilatar el proceso. Y lo lograron. Así como sus lealtades le funcionaban a la perfección, los socavones también seguían siendo generosos. En la mina Puerto Arturo, en Muzo, aparecieron dos grandes esmeraldas, una de 11.000 quilates, bautizada Fura, y otra de 2.000 quilates, llamada Tena. Sus nombres fueron tomados de dos príncipes muiscas. Su leyenda se extendió por todo el mundo. Y también sus tierras. Se calcula que, a su muerte, tenía por lo menos 1 millón de hectáreas en los Llanos Orientales, donde pasaba largos periodos en medio de la espesa sabana. Su poder de esmeraldero y terrateniente le granjeó en aquella
Víctor Carranza pasaba largas temporadas en los Llanos Orientales, donde se dice que tenía al menos 1 millón de hectáreas.
región dos poderosos enemigos: la guerrilla de las Farc y los narcotraficantes Pedro Oliverio Guerrero, alias Cuchillo, y Daniel Barrera, alias el Loco Barrera. Hipótesis de las autoridades en su momento le atribuyen a Cuchillo y al Loco Barrera dos cruentos atentados en contra de Carranza perpetrados en las vías del Meta. El primero de ellos el 4 de julio de 2009, y el segundo, el 29 de marzo de 2010. A ambos sobrevivió, protegido por su séquito de guardaespaldas. Sus enemigos acabaron muertos o presos. La justicia tampoco lo alcanzó cuando exparamilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) lo señalaron de ser uno de ellos ante los tribunales de Justicia y Paz. Iván Roberto Duque, conocido con el alias de Ernesto Báez, dijo irónicamente: “A mí me sorprende que, en el caso de don Víctor Carranza, se hable solamente del zar de las esmeraldas, yo pienso que se tendría que hablar del zar del paramilitarismo”. Pero ni sus enemigos, ni la justicia, lo pudieron someter. El único que pudo lograrlo fue un cáncer de próstata que lo obligó a postrarse en una cama de la Clínica Santa Fe, de Bogotá, donde murió a sus 77 años. 83
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Registro verde Una muestra de las fascinanates piedras que se esconden entre nuestras montañas se exhibe en el Museo Internacional de la Esmeralda, donde los turistas descubren el brillo detrás de este mineral.
O
FOTO: CORTESÍA MUSEO INTERNACIONAL DE LA ESMERALDA
ctubre 22 de 2008. En el piso 23 del edificio Avianca, el primer rascacielos colombiano, abrió sus puertas al conocimiento y enaltecimiento esmeraldífero el Museo Internacional de la Esmeralda. Justo en pleno corazón de Bogotá se exhibe una colección de piedras gestadas en las entrañas de la tierra hace más de 60 millones de años y un túnel representativo de las cuatro principales minas del mundo, que los visitantes pueden recorrer. Su fundador, Alberto Sepúlveda, que creyó en este sueño, coleccionó por más de 30 años estos berilos
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Por Manuel Orozco Publicista del Museo Internacional de la Esmeralda.
de color verde intenso que hoy se muestran en vitrinas hexagonales, en honor a la forma natural de la esmeralda. La idea de abrir un museo que resaltara la importancia de una de las gemas preciosas más espectaculares del mundo, fue cobrando forma, y de la mano de su cofundadora, Rosa Rodríguez, y de un equipo humano que trabaja con esmero, dedicación y amor, este lugar se hizo realidad y ha crecido en la medida en que ha transmitido, a nacionales y extranjeros, la pasión y la magia que lo envuelven. Este espacio, además, cuenta con una boutique que muestra el arte hecho a mano por orfebres que elaboran hermosas obras engastadas en metales preciosos con incrustaciones de esmeraldas de alta calidad. El museo, entonces, es de gran importancia para la humanidad porque aporta conocimiento y transmite un legado digno de darse a conocer. Además, es el único con estas características y su valor es todavía mayor si se tiene en cuenta que guarda esmeraldas de la mejor calidad, por encima de las de Brasil, Zambia, Zimbabwe y Pakistán. Hoy, después de casi una década de haber abierto sus puertas, el museo continúa su misión de preservar, investigar y enaltecer la esmeralda colombiana. Actualmente expone en su recinto la obra Urpflanze de la artista Dominique Lacloche, inaugurada en el marco del año Colombia-Francia.
Esta es una de las fascinantes piezas que se exhiben en el Museo Internacional de la Esmeralda, en Bogotá.
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Mirar hacia adelante
Recordar el pasado, en todos los sectores mineros, es hacer memoria de épocas en las que la seguridad y el concepto de desarrollo humano estaban en un segundo plano. El presente, sin embargo, muestra otra realidad. Hoy existe un entorno en el que los mineros cuentan con seguridad laboral y social, que ha venido cambiando gracias a los aportes de los propios empresarios y al trabajo que hemos desarrollado desde la Gobernación, donde gestionamos los recursos para la construcción del hospital de Muzo, un anhelo de hace muchos años entre los habitantes del occidente del departamento. A esto le debemos sumar el arreglo de vías y tecnología educativa, entre otras mejoras. En definitiva, la tierra de la mejor esmeralda del mundo es la de la leyenda de Fura y Tena, de lágrimas que se convirtieron en preciosas gemas adoradas en el mundo entero; pero también de una tierra que hoy vive una realidad cambiante, que mira hacia adelante y que surge de la mano de empresarios, el gremio, la comunidad y el gobierno departamental.
Carlos Amaya Gobernador de Boyacá.
Las esmeraldas brillan en todo el mundo. Compruébelo en la
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FOTO: JULIÁN GALÁN
H
ablar de esmeraldas en Boyacá es hablar, primero que todo, de los muzos, aquel grupo indígena que tallaba con maestría estas hermosas gemas que poco a poco fueron convirtiéndose en las más preciadas a nivel mundial. La leyenda nos cuenta que estas verdes piedras son lágrimas que regó Fura por todo el occidente de Boyacá, cuando murió su amado, Tena. Desde aquella historia, pasando por las extracciones de los españoles en su muchas veces salvaje colonización hasta lo vivido en recientes años, la esmeralda siempre ha fascinado a propios y extraños. No obstante, más allá de la preciosa piedra hay una comunidad que ha vivido alrededor de ella y que hoy experimenta cambios en su forma de verla y en su concepción de la vida misma. Para nadie es un secreto que el propio gremio, junto a los esfuerzos de las empresas que han llegado en los últimos años, han venido generando cambios en la manera de ver, producir y comercializar la esmeralda. Su voluntad férrea y la de los ciudadanos de a pie ha permitido que la imagen y percepción de uno de los sectores mineros más comprometidos del país se haya venido transformando. Hoy la realidad es que en las provincias del occidente y oriente de Boyacá se hace una mejor minería basada en conceptos de sostenibilidad, seguridad y desarrollo. Mirar al pasado, como ocurre en todos los sectores mineros, es recordar épocas en las que la seguridad y el concepto de desarrollo humano estaban en un plano relegado. Pero el presente nos muestra otra realidad. Los mineros de la esmeralda no solo trabajan en busca de la preciada gema, sino que lo hacen con la convicción de un sector que cumple con los lineamientos legales, toda vez que los empresarios están asumiendo decisiones gerenciales que buscan el desarrollo no solo del individuo sino del conjunto de actores que labora en su empresa.
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Testigos de la
violencia
Empresarios, esmeralderos, representantes de la Iglesia y gestores del proceso de paz recuerdan los detalles de la confrontación que marcó la historia del occidente de Boyacá. En esa zona hoy germina la esperanza.
Pedro Molina
Primo de Gilberto Molina, zar de las esmeraldas asesinado.
“En esa época hubo una arremetida del narcotráfico, que necesitaba corredores y que no permitía que nadie se interpusiera en su camino. Era un tiempo de mucho temor, pero nos encerramos a trabajar. Incluso, les colaboramos al Ejército y a la Policía con combustible y hospedaje para intentar controlar la zona. Luego, con la Iglesia a la cabeza y sin el apoyo del Estado, conseguimos la paz”.
FOTO: FELIPE ABONDANO
La playita en Muzo, Boyacá.
“La guerra empezó por la explotación ilícita y mal planeada de las minas”: Gabriel Parra, director ejecutivo de Asopaz.
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Gabriel Parra
Sacerdote Juan Pablo Romero
“La guerra empezó por la explotación ilícita y mal planeada de las minas. Estaba prohibido pasarse de un municipio a otro y había obstáculos para el libre tránsito de mercancías. Por ser alcalde de uno de los sectores en contienda, me mataron a dos hermanos y a cuatro primos. Para ir a Bogotá me tocaba viajar de noche, incógnito, con todas las medidas de seguridad. Vivíamos resguardados, siempre a la defensiva, agobiados por la incertidumbre y la desesperanza. Al final, la ciudadanía tuvo que tomar las riendas de su destino y hacer la paz, que fue una iniciativa puramente de la sociedad civil”.
“Este fue un conflicto sui géneris, porque las partes eran grupos empresariales que querían controlar un negocio. Durante el proceso de paz, la Iglesia fue la voz que los empresarios quisieron escuchar, y por eso el acuerdo final se logró como consecuencia del protagonismo de monseñor Álvaro Raúl Jarro. Así se superó un tiempo en el que las muertes eran sistemáticas, en el que no necesariamente quienes caían hacían parte de alguno de los ejércitos irregulares, porque hubo muchas víctimas anónimas e inocentes. En algún momento, este asunto determinó la cultura de la región, pero hoy la gente del occidente quiere transformar el pasado y dejar de ser reconocida únicamente por el conflicto entre esmeralderos”.
Exalcalde de Otanche, negociador del proceso de paz que puso fin a la ‘guerra verde’. Director ejecutivo de la Asociación para la Paz del Occidente de Boyacá (Asopaz).
Director del Programa de Desarrollo y Paz de Boyacá (Boyapaz).
William Nandar
Exalcalde de Muzo, negociador del proceso de paz que puso fin a la ‘guerra verde’ y empresario de las esmeraldas.
“Los problemas que empezaron siendo de algunas personas se convirtieron en contiendas familiares y terminaron involucrando a pueblos enteros. Uno de los que agravó la disputa fue alias el Mexicano (Gonzalo Rodríguez Gacha). Recuerdo que un día me tocó ir al levantamiento del cuerpo de un muchacho que él mandó a botar desde una avioneta. En las noches sonaban tiros, desaparecían a la gente. Fue una época cruel”.
Wilson Quintero
Empresario. Hijo de Víctor Quintero, pionero de la explotación de esmeraldas en Boyacá.
“Mi papá pasó de servirles tinto a los alemanes y norteamericanos de la mina de Chivor a tener un porcentaje de todas las minas de esmeraldas de la región. A finales de 1989, durante la arremetida de Ángel María Roa contra nuestra familia, asesinaron a unos trabajadores que teníamos en la mina de Coscuez. Luego mataron a Leoncio Bonilla, un amigo de la familia, y mi padre tuvo que salir escoltado por gente de la comunidad hasta Guateque. De allá lo sacamos en un carro blindado y dos días después tomamos un avión al exterior. Para entonces sabíamos que existía la orden de asesinarnos a todos. Fue una época de desplazamientos, sufrimientos y atentados, que intentamos detener cediendo gran parte de lo que teníamos en Esmeracol y fragmentos de las minas de Coscuez y del sector de Peñablanca. Queríamos quitarnos de encima la estigmatización que teníamos los esmeralderos, que ahora se ha extendido a los mineros de todo el país”.
Las esmeraldas sintéticas tienen la misma composición química y estructura cristalina que las reales, la diferencia es que son creadas en laboratorios. 87
FOTO:CORTESĂ?A IEEX SAS
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Aprender para dirigir A pesar de tener 41 años de experiencia, el ingeniero mexicano Carlos Contreras, director de la mina de MTC en Muzo, se enfrentó a su mayor reto profesional en Colombia. Hoy, el lugar que dirige es sinónimo de tecnología y eficiencia. las rocas es distinto en las áreas en donde se forman estas extraordinarias piedras. Por eso, explica Carlos, se utilizan explosivos hasta cierto punto y de ahí en adelante toca martillar para no dañarlas. Muchas veces ha salido corriendo cuando encuentran una veta, él mismo ha sacado esmeraldas gigantescas. “Una sensación que es imposible describir en palabras”, asegura. El cambio en Muzo también se siente entre los trabajadores, que dejaron de sobrevivir con el rebusque y ahora ganan un salario fijo con prestaciones. Entender la idiosincrasia de los colombianos y de los habitantes de esta región no resultó sencillo. Pero poco a poco, este mexicano consiguió sembrar confianza, traer la modernidad y transformar la forma como se realiza esta actividad en una de las minas más ricas y famosas del país.
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trabajo terminó convirtiéndose en su mayor reto profesional en 41 años. De las esmeraldas, recuerda, solamente sabía que eran verdes y que les fascinaban a las mujeres. Poco a poco fue entendiendo cómo se forman, dónde, a qué temperatura y la minuciosidad con la que es necesario sacarlas para no romperlas. “Fueron meses de aprendizaje para dirigir”. Desde el comienzo estuvo claro que su principal misión sería la de tecnificar la mina, pues quienes la explotaban antes no llevaban un orden ni tampoco se preocupaban porque la actividad fuera, además de eficiente, sostenible. Lo primero que hizo fue liderar la construcción de una rampa por la que pudiera circular equipo mecanizado, camiones de bajo perfil para cargar el material y sacarlo a la superficie. Ya son cerca de 1.000 metros de rampa a 152 metros de profundidad. Lo ideal es bajar hasta los 300. Esta es entonces la nueva mina. Ninguna técnica moderna es capaz de predecir en dónde hay esmeraldas, no obstante, el color de la tierra y de FO T O : C O
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su casa regresa agotado cada 20 días. La suerte lo acompañó la última vez que viajó a visitar a su familia en México y pudo estar para el nacimiento de su nieta. Son dos semanas de reencuentro con su esposa, paseos con el perro, siestas espontáneas y la posibilidad de regresar a la cotidianidad de una vida normal. La otra mitad del mes los días arrancan a las 5:30 de la mañana y muchas veces transcurren bajo tierra, dirigiendo una labor que considera tan desafiante como emocionante: encontrar y sacar esmeraldas a más de 150 metros de profundidad. En octubre de 2011 conversó por primera vez con Charles Burgess, presidente de Minería Texas Colombia S.A. (MTC). Su experiencia como ingeniero de minas y el dominio del inglés y el español bastaron para llamar la atención de la compañía en la que trabaja desde entonces. La primera vez que conoció la mina de Muzo creyó que sería una labor sencilla. Su tamaño no se comparaba a las gigantescas minas en las que había trabajado en México. Sin embargo, la historia con las piedras preciosas es distinta, especialmente con las esmeraldas. Este
Carlos Contreras, director de la mina de MTC en Muzo
Rusia es el mayor productor de esmeraldas sintéticas. En sus laboratorios lograron imitar el proceso de formación hidrotermal y el tipo de roca. 89
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Una tarde con
Los paradigmas han cambiado. Las mujeres, que no tenían espacio en las minas de esmeraldas por considerarse débiles o de mala suerte, hoy demuestran su talento y capacidad para trabajar duro.
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De las mujeres que ayudan a sacar las esmeraldas nos vamos a las famosas que las lucen en la
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inicio con la bajada del personal y luego con los carros de carga”, cuenta esta mujer de 37 años. Al igual que ella, Marisela Alvarado es una malacatera. Se les llama así porque al sistema de poleas, desde los indígenas mexicanos, se le conoce como malacate. Ellas y otras mujeres alternan sus turnos en las diferentes bocaminas de Minería Texas Colombia (MTC) para verificar que el tránsito de los trabajadores sea eficiente y seguro. Un segundo de desconcentración puede ocasionar un accidente fatal. “Los radios tienen que estar en perfecto estado para comunicarnos con las personas, ¡sin eso es grave!”, afirma Marisela, de 36 años. “Si la canasta se queda en
La palabra ‘esmeralda’ viene del latín smaragdus, que significa ‘verde’.
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FOTOS: IVÁN VALENCIA
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driana Isabel Pérez empieza a trabajar a las seis de la mañana. Su centro de operaciones consiste en una silla plástica, un radio y un control con dos botones. “Lo primero que hago es encomendarme, y también a todo el personal, a Dios, porque un malacate es una responsabilidad muy grande. Aquí no operamos solamente carga, también bajamos personas y la vida de ellas es más valiosa que las esmeraldas. Mi mayor temor, aunque nunca me ha sucedido, es que haya heridos”, confiesa. Después de una breve oración, Adriana ensaya el ascensor, lo sube y lo baja vacío, examina el freno del aire, el reloj, los patines, presta atención a algún ruido extraño en el motor, mira que la guaya no esté deshilachada, que los pisos de la canasta se mantengan en buen estado, que nada obstaculice la bajada del malacate. “Cuando no estoy segura de algo, llamo a mantenimiento para que revise en detalle; si no hay alguna anomalía,
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las malacateras
3 un nivel sin radio, hay que hablar al nivel siguiente para mirar qué pasó hasta encontrar las comunicaciones. Ahí está toda la información que va de la mina hacia fuera: así sabemos si viene una carga, si sale personal y cómo va todo allá abajo”, explica. A pocos pasos de Marisela está Johanna Vega, de 30 años, sentada en un pequeño escritorio en medio del ruido constante de las poleas. Es auxiliar de seguridad. Ella debe estar atenta de quién entra o sale de la bocamina que le hayan asignado. Parece un trabajo sencillo: sentarse y llevar un registro con los nom-
bres y las horas. Pero sus mismos compañeros admiten que ese es un puesto duro, de mucha responsabilidad. Primero, las vidas de los encargados de la extracción minera están a su cuidado; segundo, las cargas de esmeraldas que inspecciona pueden costar miles de dólares. Por eso, las auxiliares y las malacateras dependen de su concentración y de la buena comunicación. “Nuestros compañeros fueron el apoyo que nos tiene hoy aquí; ellos creyeron que las mujeres también podíamos”, asegura Johanna. Además de su trabajo, Johanna, Marisela y Adriana tienen varias cosas en común: son madres cabeza de hogar con dos o tres hijos, nacieron en la región de Muzo y Quípama, atendieron unas convocatorias y llegaron a MTC después de cumplir un proceso de selección y de recibir una capacitación de tres meses para comprender la complejidad de sus labores. “Quiero acceder a la educación superior para mejorar en la empresa –sostiene Marisela–: estoy muy agradecida porque (MTC) nos brinda la oportunidad de darles un buen futuro a nuestros hijos, tenemos útiles escolares, uniformes y nos ayuda con las matrículas de los que van a la universidad o estudian fuera de la región. Además, las beneficiadas no somos solo las mujeres, también hay trabajadores viudos y gracias a los horarios podemos cuidar de nuestras familias”. “Mi hijo, de 18 años, está en Bogotá estudiando ingeniería industrial”, cuenta Adriana. “MTC es mi familia porque este empleo cambió nuestra situación totalmente”. Marisela la complementa: “También hay trabajo para las personas que no están dentro de la mina; con el sueldo que devengamos podemos pagar para que nos cuiden a los pequeños, para el mercado, para no vivir con deudas”. Estas mujeres se siguen capacitando y se tecnifican cada día en su oficio. Johanna entró a MTC como aseadora y, gracias a su disciplina, en menos de un año le ofrecieron el cargo de auxiliar de seguridad, con un mejor sueldo. Por eso afirma: “Aquí hay oportunidades de crecimiento. Antes no nos tenían en cuenta para nada, en la región siempre han descalificado a las mujeres, muchos siguen creyendo que no tenemos fuerza. En esta empresa hemos demostrado que somos verracas”.
A las malacateras se les llama así porque controlan el sistema de poleas que, desde los indígenas mexicanos, se conoce como malacate.
De izquierda a derecha. 1. Adriana Isabel Pérez. 2.Marisela Alvarado. 3. Johana Vega. 91
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Poco a poco El desafío de fondo para los nuevos empresarios del sector es que las zonas esmeralderas salgan del abandono y dejen atrás un sistema de relaciones feudales para formar parte de la Colombia del siglo XXI.
Carolina Urrutia Directora de Semana Sostenible. 92
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as historias del mundo esmeraldero parecen sacadas de los más descabellados ejemplos del realismo mágico. Las guerras verdes de los años sesenta y ochenta y la vida entera de Víctor Carranza podrían haber salido de las más brillantes mentes literarias. En realidad, reflejan un mundo feudal compuesto principalmente por 11 municipios perdidos entre las montañas de Boyacá y Cundinamarca, a pesar de estar a menos de 200
kilómetros de la capital de una de las economías más prometedoras de América Latina. Las minas de esmeralda no han escapado al abandono del Estado en Colombia. La escala de la violencia que padecen sí es única y responde a un complejo entramado que reúne clientelismo, paramilitarismo y la más sofisticada combinación de captura
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FOTO: ALEJANDRO ACOSTA-REVISTA DINERO
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Entre Cundinamarca y Boyacá hay alrededor de 11 municipios mineros.
regulatoria y lobby. Esto mantuvo el apetitoso botín de las esmeraldas fuera de las manos de las elites capitalinas y en las de unos pocos zares de origen local. Desde que los esmeralderos se dieron cuenta de que sacar las piedras a cielo abierto (al hacer explotar tajos de montañas) significaba más pérdidas que ganancias, el impacto ambiental de la explotación se redujo. Además, al ser manual y no requerir del uso de mercurio o de cianuro, tiene una huella ambiental menor a la de otros tipos de minería. Es difícil descubrir cualquier dato contundente, sin embargo, según el diario La República, de los 309 títulos mineros de esmeralda adjudicados en los departamentos de Boyacá y Cundinamarca, menos de diez cuentan con las licencias ambientales necesarias para las actividades de extracción. La institucionalidad se dio por vencida en su intento por controlar el negocio de las esmeraldas en la década de los setenta, cuando los gobiernos de Alfonso López Michelsen y Misael Pastrana les otorgaron el control de las minas a los zares de la región mediante procesos licitatorios. Y hasta hoy la regulación parece de cuento: son tantas las características que determinan el valor de las esmeraldas, que no todos los quilates son iguales. Fija el precio el propio exportador quien, con frecuencia, es el mismo productor y además paga las regalías de acuerdo con el valor que él mismo determina. Quizá por eso, según la Agencia Nacional de Minería, en 2016 se exportaron más de 2 millones de quilates de esmeraldas, que solo pagaron 8.422 millones de pesos en regalías.
Pese al histórico abandono, las ¿POR medidas para conectar la región esmeQUÉ ESTA raldífera y el resto del país parecen estar HUELLA dando frutos. Dentro del portafolio de AMBIENTAL los proyectos 4G, la cuarta generación ES MENOR? de los planes viales, por ejemplo, se encuentra la iniciativa de la Transversal Desde que los del Sisga, que conectaría a Santander, esmeralderos se dieron cuenta Boyacá y el Meta sin necesidad de de que sacar las cruzar por Bogotá. piedras a cielo La presencia de empresarios ajeabierto (al hacer nos a la violencia y de compañías multiexplotar tajos nacionales en la zona ha propiciado un de montañas) proceso de formalización laboral y opesignificaba más racional. Sumada a la modernización de pérdidas que ganancias, el la institucionalidad minera en el país, impacto ambiental la coyuntura parecería prometedora: la de la explotación licencia concedida a la empresa herese redujo. Además, dera de las minas de Carranza en Muzo, al ser manual y la Minería Texas Colombia (MTC), por no requerir del ejemplo, viene con condiciones. Los uso de elementos como el mercurio, requisitos impuestos por la Agencia tiene una huella Nacional Minera incluyen, además de ambiental menor a cumplir la ley laboral y ambiental, cofila de otros tipos de nanciar obras de alto impacto e invertir minería. el 1 por ciento de las utilidades netas de la empresa en la comunidad. Los avances son tales que en Muzo ya hay un sindicato. Según la revista Dinero, de los 800 empleados solo se han afiliado al sindicato 200, pero que exista un grupo de trabajadores organizados colectivamente ya es una importante señal de desarrollo. La tecnología podría ser un arma de doble filo para la nueva explotación minera. Por un lado, permitirá aumentar la producción, que lleva décadas decayendo, y la eficiencia. Por otra parte, la necesidad de emplear personal cada vez más calificado en ciencias como la geología, podría impedir la contratación de mano de obra que lleva siglos en una relación de dependencia con las minas. El resultado sería, sin duda, violencia y protesta de la población local. Uno de los indicadores que medirá, a la larga, el desempeño de la minería moderna de esmeraldas será el de los guaqueros que visitan los escombros de las minas en busca de cualquier piedra para alimentar a su familia durante unas semanas. Encontrar la forma de atender a esa población o incluirla en las operaciones sin recurrir al asistencialismo extremo o a las relaciones extorsivas, será la medida de éxito de los nuevos esmeralderos.
Pese al histórico abandono, las medidas para conectar la región esmeraldífera y el resto del país parecen estar dando frutos.
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Hacer memoria Boyacá ha padecido 70 años de violencia por cuenta del control del negocio de las esmeraldas. Esta es una cronología de crímenes y prontuarios inconclusos.
Juan David Laverde Palma Periodista de investigación de Noticias Caracol y colaborador de ‘El Espectador’.
Las esmeraldas de Chivor se formaron hace 60 millones de años y las de Muzo hace 35.
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______________________________________________________________________________________________ Avanzar sin olvidar e todas las guerras libradas en Colombia en el último siglo, las menos documentadas y más llenas de leyendas han tenido que ver con las esmeraldas. Quizá se deba a que el conflicto y su virulencia de medio siglo se tragaron lo demás. Tal vez los bombazos, los sicarios y las mafias de Pablo Escobar y sus secuaces –y los que les siguieron o los enemigos que los reemplazaron– coparon la agenda de los medios y de las autoridades durante muchos años. La llamaron ‘la guerra verde’, acaso porque aquí tenemos el hábito de rotular tanta sangre vista en un titular de prensa que no pase de seis columnas. Una cronología de crímenes cruzados protagonizada por clanes familiares y asesinos agazapados, cuyos muertos no terminan de contarse. En los años cuarenta centenares de campesinos comenzaron a horadar las montañas de Boyacá. Un oficio rudimentario que se perfeccionó con los años y atrajo la atención de poderes locales. El crimen de Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948, sin embargo, desató una ola de violencia política y los mineros y sus familias terminaron en medio de esa confrontación. Eran los tiempos feroces de la policía chulavita y los ‘pájaros’ que arrasaban fundos o colonos. Y de las guerrillas liberales de Guadalupe Salcedo, Dúmar Aljure, Berardo Giraldo y Eduardo Fonseca en los Llanos Orientales que, después de tanta barbarie, depusieron sus armas en septiembre de 1953. En medio de ese ambiente
de incertidumbre y bandolerismo, varias familias se afincaron en la industria y el negocio esmeraldero. Entre celadores, gatilleros y comerciantes, emergió la figura de Efraín González. Según el libro Los jinetes de la cocaína de Fabio Castillo, González “era buscado por los campesinos boyacenses y santandereanos como su juez supremo. Dirimía en conciencia, y sin trámites ni abogados, cualquier pleito familiar, de tierras e incluso aquellos con ribetes penales. Pero también lo buscaban como su patrono, porque aseguraban que poseía dotes sobre las cuales existen toda clase de leyendas y de mitos”. Su poder fue tal, que extendió el negocio de las gemas a Bogotá y fueron necesarios dos batallones del Ejército y un gigantesco operativo militar para que finalmente cayera el 9 de junio de 1965. Dicen que mató a 117 personas. La sangre fermentó el reciclaje de la violencia, y tras la muerte de González los matones aupados por el próspero negocio verde liberaron los fusiles y las balas en una guerra que cobró no menos de 1.200 muertos, según las cuentas del periodista Castillo. Paralelamente el nombre de Humberto el ‘Ganso’ Ariza se extendió como leyenda negra en los municipios de Guateque, Otanche, Somondoco, Quípama, Muzo y Coscuez. Nadie movía un dedo en la región sin su beneplácito. En la trasescena, poderosas familias esmeralderas fueron acomodando su poder mientras los cadáveres siguieron apilándose (el Ganso Ariza moriría acribillado en 1985 y, según las autoridades, ordenó asesinar a 800 personas). Fue la primera guerra verde. Para ponerle coto a esa violencia en Boyacá el presidente Misael Pastrana dispuso en 1973 cerrar las minas de la región y abrir una licitación para concesionarlas legalmente. El escritor Pedro Claver documentó que tres empresas recibieron la concesión: Esmeralcol, cuyo negocio se desarrolló en las minas de Coscuez; Coexminas, en las vetas de Peñas Blancas, y Tecminas en el sector de Quípama. En esta última los sobrevivientes de la primera guerra, Víctor Carranza y Gilberto Molina, erigieron un imperio. Los muertos se redujeron y el negocio creó fortunas, pero la convulsionada región viviría el auge del narcotráfico y el paramilitarismo. La piedra angular de estos ejércitos privados y los ríos de coca tenían nombre y apellido: Gonzalo Rodríguez Gacha, el Mexicano. A mediados de los años ochenta, Gonzalo Rodríguez Gacha emprendió cuatro guerras paralelas: contra los viejos esmeralderos que no quisieron rendirle pleitesía, contra las guerrillas en el Magdalena Medio, contra los dirigentes y militantes de la Unión Patriótica –unos 4.000 fueron asesinados sistemáticamente antes de que cayera el telón de aquella década terrible– y contra el
FOTO: VALERIE MACON
El presidente Misael Pastrana dispuso en 1973 cerrar las minas de la región y abrir una licitación para concesionarlas legalmente.
La guaquería se volvió cotidiana en las minas de Muzo, Boyacá.
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FOTO: GUILLERMO TORRES / REVISTA SEMANA
Estado mismo con los llamados Extraditables de Pablo Escobar. Carranza y Molina enfrentaron al capo hasta que en febrero de 1989 este último murió asesinado junto con 20 de sus escoltas en una finca de Sasaima (Cundinamarca). Carranza resistió la embestida y en diciembre de ese mismo año vio caer al Mexicano tras una cinematográfica persecución de la Policía. Comenzaron a decirle ‘don Víctor’. Mientras el zar de las esmeraldas capoteaba jueces e investigadores, monseñor Álvaro Raúl Jarro Tobo promovió junto con otros un proceso de paz en la región que ya sobrepasaba las 4.000 víctimas mortales. El 12 de julio de 1990 se firmó dicho pacto y las rencillas cesaron entre el grupo de Carranza y el de Luis Murcia Chaparro, el Pequinés. Los noventas fueron una década de calma chicha y de poderes emergentes a la sombra. Bajo el cargo de apoyo
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Las disputas alrededor de las esmeraldas terminaron en lo que se conoce como ‘la guerra verde’.
al paramilitarismo, las autoridades apresaron a Víctor Carranza en 1993 y luego en 1998, pero salió indemne tras unos meses en la cárcel. El mundo de las esmeraldas ha sido fértil en prontuarios inconclusos. Pero nadie duda de que el patrón lo fue hasta el final de sus días. En el entretanto, por supuesto, otros quisieron arrebatarle su imperio y las muertes jamás cesaron. En septiembre de 2014 fue asesinado Luis Eduardo Murcia Chaparro, el Pequinés, el mismo que 24 años atrás había sellado un pacto de paz con Carranza. De inmediato los ojos se centraron en Pedro Nel Rincón, más conocido como Pedro Orejas, quien tras la muerte de ‘don Víctor’ se autoproclamó como el mandamás de Boyacá. Jesús Hernando Sánchez, socio de Víctor Carranza, sobrevivió –nadie sabe muy bien cómo– a 11 balazos en plena Zona Rosa de Bogotá, hace apenas unos años. Luego hubo una ola de retaliaciones y varios procesos contra Pedro Orejas, hoy condenado a 20 años de cárcel como autor del crimen de un sujeto llamado Miguel Pinilla. Orejas y otros cuatro zares de las esmeraldas, además, están ad portas de terminar en juicio ante una corte federal de Estados Unidos. Ómar Josué Rincón, Horacio de Jesús Triana, José Rogelio Nieto y Gilberto Rincón fueron acusados ante el Distrito Sur de la Florida de integrar una red internacional que envió cocaína a Norteamérica. No es un expediente exótico. Hace apenas unos años, en 2010, otro poderoso esmeraldero, Julio Lozano Pirateque, terminó por entregarse a la DEA. Lozano Pirateque fue acusado de lavar 10,5 billones de pesos del narcotráfico, de haber sido el patrón a la sombra del capo Daniel el ‘Loco’ Barrera y de haber inyectado dineros ilícitos al equipo de fútbol Independiente Santa Fe. El año pasado quedó en libertad. De hecho, se rumora que volvió al país y que estaría reactivando sus contactos en Boyacá para cobrar unas deudas del pasado.
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Un lugar en paz El municipio de Muzo (Boyacá) dejó atrás un pasado violento y hoy resurge como un destino turístico y cultural que ofrece recorridos sobre las labores ancestrales de la extracción minera. Su alcalde habló con SEMANA.
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EMANA: A quienes nunca han ido a Muzo, ¿qué les recomendaría conocer? ELIN JOSÉ BOHÓRQUEZ: El
primer destino es el sector minero y ver los procesos ancestrales de barequeo o guaquería. Los fines de semana vale la pena ir a la plaza principal para vivir el comercio de las esmeraldas directamente. Además, contamos con unas lagunas y riachuelos muy bonitos, que se han convertido en balnearios para los lugareños, como San Isidro y el Charco del Amor. Y se pueden hacer muchas caminatas ecológicas por diferentes senderos. SEMANA: ¿Qué ha cambiado en Muzo en los últimos diez años? E.J.B.: Muzo sigue siendo la capital mundial de la esmeralda. Con base en eso, se ha trabajado en proyectarlo como un lugar al que se puede venir con tranquilidad porque ya no es un municipio violento. SEMANA: ¿Existe una estrategia de promoción turística? E.J.B.: Sí, a través de la capacitación. Ya desarrollamos un Plan Convencional de Turismo y la idea es que madure en un proyecto más grande, junto con autoridades departamentales y nacionales. Queremos que haya procesos de corte didáctico para que se conozca mejor la explotación de la esmeralda y adecuar una infraestructura que permita un ingreso seguro a ciertos socavones. Replicando la experiencia de Quípama Extrema, también les apuntaremos a
“Es el municipio de la zona con la mayor infraestructura hotelera: 14 hoteles y 182 camas”.
los deportes de aventura.
SEMANA: ¿Cómo está el municipio en infraestructura? E.J.B.: Es el municipio de la
zona con la mayor infraestructura hotelera: 14 hoteles y 182 camas. No se trata de posadas, sino de hoteles sencillos pero organizados. SEMANA: ¿Cuáles son los principales eventos culturales? E.J.B.: Tenemos varias actividades, como el Festival de las Cometas, el Día del Campesino y los Aguinaldos Navideños. A finales de junio organizamos el Festival de Verano, junto con los municipios de Coper y Maripí: los tres confluimos en un punto del río Minero que se llama La Vega del Tigre. Nos acompañaron más de 6.000 personas de todo el país en actividades culturales, deportivas y una oferta gastronómica muy grande. SEMANA: ¿Cuál es la principal meta de su administración en cuanto al turismo? E.J.B.: Demostrar que esta es una región de paz. Aquí no necesitamos de un policía en cada esquina, no hay gente armada en las calles, ya no estamos en el Lejano Oeste. Por el contrario, se trata de una zona tranquila, con muchísima riqueza además de la minería.
Elin José Bohórquez Alcalde del municipio de Muzo, Boyacá.
Solamente las esmeraldas colombianas se formaron a partir de yacimientos hidrotermales, es decir, lechos marinos que ahora son montañas. Esto les da unas características únicas que disparan su valor. 97
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Cinco mujeres se adentran en grupo diariamente por estrechos caminos entre las montañas con la ilusión de encontrar una piedrita verde. Así transcurre la cruda realidad de estas madres que cada día se juegan la vida. 98
Diana María Pachón Periodista.
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icen que el mes pasado una guaquera sacó una esmeralda de 20 millones de pesos y compró una camioneta. Otra, hace medio año, halló una que vendió en 75 millones y pagó la cuota inicial de una casa en San Pablo de Borbur. También cuentan de un hombre que en julio no encontró ni una gema pero sí la muerte. ¿Qué pasó? Se le fundió la linterna en la mina, se extravió entre tantos caminos que hay bajo la montaña, y asfixiado por el calor y a un paso del infierno, le dio un paro cardiaco. Tenía 63 años, y dejó dos viudas y siete hijos. –¿Dónde ocurrió? –Aquí mismito, a donde vamos a entrar. Wendy Yurani, de 17 años, se pone un casco y enciende una linterna. Cecilia, Adela, Dora, Carmenza y el hijo de Cecilia, de 21 años, hacen lo mismo. La menor es Wendy y la mayor es Carmenza que tiene 61. Entramos en fila por un túnel estrecho donde apenas cabe el cuerpo. Una empresa explotó antiguamente este socavón, pero ahora está a merced de los guaqueros. Se llama Tierra Santa.
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FOTO: JULIÁN GALÁN
Las guaqueras son como hormigas obreras bajo toneladas de roca, tierra, cuarzo y esmeralda.
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____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________ Adentro el aire es más cálido y por la poca altura hay que caminar agachados. Nadie habla, apenas se oye el ruido de las botas sobre los charcos y algún casco que se estrella contra la roca dura y filosa del techo. Las linternas alumbran piedras que parecen escarcha y hacia adelante se extienden metros y metros de completa negrura. A medida que avanzamos van apareciendo otros túneles, que llevan a otros, como ramificaciones de un árbol subterráneo o un hormiguero gigantesco. Somos hormigas obreras bajo toneladas de roca, tierra, cuarzo y esmeralda. –El señor se perdió en uno de estos caminos –dice Wendy– Quizá ese. –Y señala con la mano un hueco oscuro que parece no tener fondo–. Al mirar hacia atrás, ya no aparece la salida, que antes se veía como un punto blanco y diminuto. Hemos avanzado por recovecos sin darnos cuenta. El aire cada vez es más denso, el camino es aún más estrecho y debemos arrodillarnos, arrastrarnos, pasar por agujeros que apretujan. Cecilia dice que en otras minas los huecos son tan diminutos y la temperatura aumenta tanto cuando se penetra a la siguiente recámara, que el cuerpo se hincha y al intentar volver por el agujero se puede terminar atascado, como el corcho de una botella. Cuando eso sucede no hay que desesperarse, llorar, ni gritar, sino tener paciencia hasta que el corazón y los pulmones se calmen. Solo así el cuerpo regresa a su antigua forma. La madre de Wendy hace seis años entró a una mina y salió con trombosis. Al esposo de Adela le sucedió lo mismo hace una década, a una vecina de Carmenza la llevaron de urgencias a Tunja por el mismo mal, y Alba Cruz, apodada la Dominante, otra guaquera que ese día se quedó en su casa, también sufrió de una trombosis hace tres meses, pero no por buscar esmeraldas sino por una rabia contenida que estalló en forma de esa enfermedad. Es como si la trombosis fuera el mal de los guaqueros. La Dominante se ganó el apodo porque hace 20 años salió de su casa 100
armada con una pistola Pietro Beretta dispuesta a dispararle a su marido que buscaba, asustado, escondedero entre los vecinos (ella confiesa que no lo quería matar sino pegarle un susto). –Ese hombre consiguió una moza bogotana, la dejó embarazada y encima de todo empeñó una gargantilla mía hecha con oro, diamantes y esmeraldas para darle la plata a esa mujer. Cuando el hombre se aburrió de la amante hicieron las paces y desecharon las armas. –Al fin y al cabo yo soy la oficial. Hoy, vive dedicada a su marido: le organiza la ropa, tiende las camas, le prepara jugo, le sirve el almuerzo, está pendiente de sus seis hijos y lleva el dinero a la casa. Su esposo se rompió la columna cuando una noche de borrachera se fue de bruces a un despeñadero. Aunque recuperó la movilidad en las piernas, no puede cargar bultos ni trabajar. Adela, como la Dominante, también mantiene el hogar. Tiene 48 años, 11 hijos, 17 nietos y un marido que sufrió una trombosis. El esposo de Wendy no está enfermo pero debe trabajar para mantener a su hija de 2 años. El padre de su hijo se fugó con otra mujer, de 16 años, a la que también le hizo un nuevo bebé y a la que seguro abandonará después, dice Wendy, cuando el embarazo deforme su belleza. Dora no sobrepasa los 30 años y también le rindió con la maternidad. Tiene siete hijos de tres padres distintos con la mala suerte de que ninguno le paga una cuota alimentaria. Dora quiere ser cantante de música popular, Wendy estudiar enfermería, Adela sueña con ser rica, y Clemencia, la más vieja del grupo, ya no quiere nada, guaquea para no morirse del tedio. El brillo de la gema es una condena. Hay historias de guaqueros que se han hecho millonarios y luego terminan de mendigos. Están los que
escarban y escarban y nunca pierden la esperanza hasta que los encuentra la vejez en la misma parte y con los mismos sueños. Se ven madres jóvenes, como Wendy, y ancianas hasta de 75 años. En San Pablo de Borbur, municipio de unos 1.500 habitantes en el casco urbano, pero más de 10.000 en el campo y los corregimientos, la minería es la primera fuente de ingreso para unas 500 mujeres, según la Dominante, aunque no hay cifras oficiales. La Alcaldía de San Pablo de Borbur ha intentado crear programas de agricultura y costura en la zona rural, pero las beneficiarias, tan pronto escuchan que está ‘pintando’ una mina abandonan los programas y vuelven a ponerse el casco y a cargar el cincel. Los corregimientos de Santa Bárbara, San Martín y Chácaro viven de la guaquería. Si un socavón (de
Los huecos son tan diminutos y la temperatura aumenta tanto cuando se penetra a la siguiente recámara, que el cuerpo se hincha y al intentar volver por el agujero se puede terminar atascado. los abandonados por las empresas) produce esmeraldas, las tiendas se llenan de bebedores de cerveza, en la peluquería suenan los secadores y en los bares la música retumba más duro y hasta el amanecer. Nidia Ojeda, dueña de una tienda en Santa Bárbara, dice que en tiempos de prosperidad ha vendido hasta 3 millones de pesos en un día, solo en cerveza. Pero cuando hay escasez, los restaurantes solo abren hasta las dos de la tarde, y en la noche no hay ni un bar ni un billar abiertos. *** Hemos caminado unos 15 minutos y quizá medio kilómetro de oscuridad en el socavón. En esa etapa del recorrido el oxígeno entra como una bola caliente que cocina la garganta.
FOTO: JULIÁN GALÁN
______________________________________________________________________________________________________ Capítulo
Es un sauna con menos aire respirable, una sucursal del infierno con nombre de tierra prometida, donde hay que arrebatarle las esmeraldas al diablo. Por fin nos detenemos. No hay más camino sino un muro de roca que rompen con un mazo y un cincel. Cecilia se limpia las manos con el pantalón mojado para quitarse un poco de sudor y sigue con su trabajo. Parece que se hubiera metido en un río con ropa. Todos estamos igual. Las guaqueras se turnan para picar la montaña y guardan en lonas todo el material que extraen para revisarlo cuando salgan de la mina. La escasez de oxígeno no permite perder tiempo. Carmenza dice que a veces hay burbujas de monóxido de carbono que al martillar estallan y pueden envenenarlo a uno. Es llamado el ‘sueño mortal’ porque al aspirar ese gas el guaquero se adormece y no vuelve a despertar. Algunas mujeres que sufren de claustrofobia o de problemas cardiacos prefieren otro tipo de guaquería, que consiste en llegar a las afueras de una empresa legal y esperar a que los obreros les regalen unos puñados de tierra que ya han revisado. La oportunidad de hallar una gema millonaria es más remota que el trabajo en los socavones, pero pueden encontrar morrallas o esmeraldas diminutas de poco valor que cambian por comida en los mercados. Es una forma de mendicidad a la que acuden hasta 50 mujeres y una especie de ‘ayuda’ de las empresas. Mientras en otra parte las mujeres se agolpan en las rejas de alguna compañía para recibir su ración de tierra, Cecilia, Wendy, Adela, Dora, Carmenza y el hijo de Cecilia terminan de llenar sus lonas que llegan a pesar unos 50 kilos. Cada uno se la carga al hombro, como cruz a cuestas, y todos toman el camino de regreso. Esperan encontrar la gloria tras
Las guaqueras se turnan para picar la montaña y guardan en lonas todo el material que extraen para revisarlo cuando salgan de la mina.
ese viacrucis. Es un trabajo en equipo, si uno se cansa, los demás esperan, si uno se desmaya, los demás lo arrastran hasta la salida. Nadie puede quedarse atrás; los mismos que entran tienen que salir. Cecilia pide detener la marcha, tiene náuseas por el cansancio o la falta de aire. Cierra los ojos, aspira una bocanada y carga de nuevo su bulto. El regreso es lento. Por fin, al fondo, aparece una luz blanca que se va agrandando y una brisa que entra ligera a los pulmones. Al llegar a la claridad todos cargamos el color de la mina. Estamos tiznados y brillantes de sudor. Tras un descanso en el que bebemos agua, se disponen a lavar la tierra en una quebrada. Cecilia encuentra unas pocas esquirlas de esmeralda que cambiará por arroz y huevos en una tienda; Adela, la más afortunada, descubre una que venderá en 20.000 pesos; y Wendy, Dora y Carmenza… nada. Wendy cuenta la historia de otro señor que murió en una mina cercana llamada Itoco porque no vio un hueco. Ella es consciente de que la muerte es una opción como la suerte de una buena piedra. Todos los días apuesta por ello. 101
Cuenta con título minero y licencia ambiental para iniciar operaciones
1
Realiza inversiones
2
10
Paga impuestos y regalías
para generar progreso económico y social en las regiones
en regalías, el sector minero ha aportado +$10 billones en los últimos 5 años
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La promueven e impulsan
Dialoga y socializa los proyectos con las comunidades
el Ministerio de Minas y Energía, la Autoridad Minera y el sector minero
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Genera empleos formales
Cuenta con un plan de cierre de minas, que reduce y mitiga el impacto ambiental, para dejar un ambiente saludable y recuperar el paisaje intervenido
1.750.000 empleos con altos estándares de seguridad social e industrial
5
7
Es regulada y fiscalizada
por: Autoridad Minera, Autoridad Ambiental, MinTrabajo, Dian, Contraloría, Procuraduría, personería municipal, alcaldías y veedurías ciudadanas
6
Emplea métodos con tecnología limpia NO utiliza mercurio
Cuenta con un plan de diseño minero y uno de manejo ambiental que permiten realizar una explotación sostenible
tta i a c i Í l i n Ó i c a o l t exp de min erales no cuenta con un tÍtulo minero
ni con licencia ambiental, pero aun así opera
1 no realiza inversiones
2
10
no paga impuestos establecidos en la ley
por el contrario, se roban los recursos de todos los colombianos
y en algunos casos está vinculada a los grupos al margen de la ley
3
9
no tiene en cuenta a las comunidades
la controlan y persiguen
y amenazan a quienes se oponen a su actividad
las alcaldías y el Ministerio de Defensa Nacional
4
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no ofrece condiciones laborales formales;
no cuenta con un plan de cierre de minas
dejan pasivos ambientales, es decir, áreas abandonadas y contaminadas
5
7
no es regulada ni fiscalizada
es perseguida por la Fuerza Pública
6 utiliza materiales contaminantes
sin control alguno, entre ellos el mercurio
sin estándares de seguridad e higiene, sin prestaciones y sin garantía laboral
no cuenta con un plan de diseÑo minero ni un plan de manejo ambiental, extrae minerales
de forma antitécnica, contamina y destruye el entorno, con riesgo potencial para la salud de los empleados y la población
www.minminas.gov.co
@ministeriodeminasyenergia
ministeriominasyenergia
(1) 2200 300
@MinMinas
Ministerio de Minas y Energía
S
____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________
Donde Dios lo ve todo Entre trochas y riscos se esconde una joya para expedicionarios: la región esmeraldera, que abre sus brazos a quienes quieran descubrir una parte de Colombia alejada de los clichés turísticos. 104
aliendo de Bogotá hacia el norte, el paisaje va volviéndose cada vez más frío a medida que uno se aleja de la ciudad. Montañas muy altas, campesinos con ruanas y diferentes cultivos son la antesala de una de las regiones más importantes en la historia de Colombia. En Boyacá se vivieron batallas por la independencia de la República, habitaron indígenas guerreros y orfebres, se alzan picos nevados y se esconden lagunas, cerros fértiles y desiertos. Al llegar a Chiquinquirá, a un par de horas de la capital, hay que tomar una carretera serpenteante que empieza a descender mientras el calor sube. En Muzo, lo primero que se ve es un letrero gigante que anuncia ‘Paz: Dios ve todo’. Hace tres o cuatro décadas, la gente sentía miedo de venir a esta región. Parecía una república independiente gobernada por los patrones de la esmeralda. En 1990 se firmó un tratado de paz que, poco a poco, trajo estabilidad al occidente de Boyacá. Hoy es uno de los puntos menos explotados por el turismo en el país, un territorio exuberante que, contrario al cliché que lo comparaba con el Lejano Oeste, más parece una selva, sin la agresividad del Amazonas pero sí con unos bosques que invitan a adentrarse en ellos. Y a tomarse un guarapo para la sed. Pablo Emilio Vanegas es un artesano que lleva más de 45 años en la región. “Siempre me ha gustado la esmeralda en su estado natural”, dice sobre las obras que vende en su tienda, en la plaza central de Muzo. Él no trabaja con las piedras más costosas, que le dejaron tantos problemas a la región. Calcita, pirita, dolomita y cuarzo son algunos de los materiales que le venden los mineros y con los que produce dijes, cadenas y pulseras, entre otras piezas.
______________________________________________________________________________________________ Avanzar sin olvidar Frente a la tienda de Pablo, algunas personas se esconden del sol bajo los árboles mientras conversan, una niña aprende a patinar y un par de trabajadores arreglan los jardines de la plaza. Hay un café, un billar y una iglesia que conserva la torre que construyeron los españoles hace casi 500 años. Muzo hoy es un pueblo apacible, de calles empinadas en las que eventualmente se escucha un vallenato o una ranchera. La tranquilidad solo es interrumpida por el ruido de una motocicleta, el vehículo más usado en la región. Al salir de Muzo hacia el occidente se ve el río Minero: una vena entre las montañas que ha cargado en sus aguas muchas piedras, no solo esmeraldas, y que sirve como corredor biológico para buena parte de la biodiversidad de la región. Miles de aves habitan entre árboles altísimos y hacen de banda sonora para los turistas que aprovechan los más de 30 grados centígrados de la zona para tomarse una cerveza helada en los balnearios ribereños. Por supuesto, en Boyacá las canchas de tejo abundan, así que no se puede pasar por la zona minera sin practicar el deporte de las mechas y el turmequé, acompañado de un pollo criollo con yuca y nacumas. Al cruzar el río y subir y bajar un par de montañas se ve un pueblo más pequeño, también incrustado en una de las incontables laderas de los Andes: Quípama. Fue fundado en medio de la bonanza esmeraldera de los años ochenta y hoy vive de la fertilidad de su tierra. Tiene
cinco calles y, en el día, su mayor centro social es una panadería frente a la plaza; allí, además de probar pan recién horneado –incluyendo un auténtico liberal, ese bizcocho de crema roja azucarada tradicional del centro de Colombia–, se cuentan muchas de las historias de los habitantes, se cierran transacciones agrícolas y se definen las rutas para visitar sus paisajes. Ríos empedrados, cultivos de café, cascadas pequeñas y el silencio infinito del campo se encuentran a media hora del pueblo. La soledad parece reinar, pero los pocos residentes de la zona son amables, sonríen y están dispuestos a guiar a los viajeros entre los miradores de un espacio geográfico casi virgen, que no ha sucumbido a la explotación turística. Las trochas de Muzo y Quípama hoy son parajes pacíficos, y aunque faltan opciones de transporte especialmente para quienes jamás han estado en la región, las posibilidades de explorar el territorio son enormes.
FOTOS: IVÁN VALENCIA
Al salir de Muzo hacia el occidente se ve el río Minero: una vena entre las montañas que ha cargado en sus aguas muchas piedras, no solo esmeraldas.
Es normal que una esmeralda tenga inclusiones. Esto la hace más rara y costosa. De lo contrario, es posible que sea falsa. 105
____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________
Revive La Pava
H
ace años, en un pedazo de tierra que colinda con el municipio de Quípama, junto al río Minero, las esmeraldas comenzaron a salir de entre la tierra solo con removerla con una pala. Eran tantas las piedras verdes que aparecían que no tardaron en llegar los buldóceres, que terminaron por cavar 3.000 metros de túneles. Tecminas explotaba la mina en una época en la que los habitantes del occidente de Boyacá que vivían en los alrededores no pensaban en otra cosa distinta a la de enguacarse, cuando la ambición de muchos comenzó a traducirse en violencia. Escarbaron hasta que los destellos verdes desaparecieron por completo. De la bonanza solo quedaron montañas abandonadas de tierra y piedra, un camino de túneles y las huellas del desorden de una operación que, en realidad, no tuvo de por medio un estudio de suelo. La Pava terminó abandonada. El interés se acabó cuando a tan solo unos kilómetros apareció otra veta gigantesca, que actualmente explota la compañía norteamericana Minería Texas Colombia (MTC). Gracias a esta mina poco a poco las poblaciones de Muzo y Quípama han comenzado a experimen106
Las mejores minas están al lado de otras que muchas veces, no se han sabido trabajar.
FOTO: IVÁN VALENCIA
Esta mina fue abandonada después de que las esmeraldas dejaron de aparecer en el suelo y se hizo necesario adentrarse en la tierra. Hoy, solo falta la licencia ambiental para retomar la explotación.
______________________________________________________________________________________________ Avanzar sin olvidar
tar la estabilidad laboral, el impacto de iniciativas sociales y la tranquilidad de trabajar sin que la vida corra peligro. Edwin Molina, presidente ejecutivo de la Asociación de Productores de Esmeraldas Colombianas, cuenta que generalmente las mejores minas están al lado de otras y que en aquel tiempo los interesados no supieron trabajar La Pava. Sus conocimientos y la intuición que da la experiencia le dicen que todavía hay mucho verde en ese lugar. Pero también lo corroboran los estudios. En 2009, con la asesoría de geólogos, se pudo determinar que en un terreno de 69 hectáreas hay 40 anomalías geoquímicas que indican un potencial mineralizado. En una palabra: esmeraldas. Calculan que hay un colchón de unos 15 metros de profundidad para excavar, aprovechando la red de túneles ya existente, y unos 150 años para acabar este depósito. Como el panorama luce promisorio, Molina presentó el proyecto al gobierno y una vez fue aprobado arrancó con el proceso para obtener nuevamente la licencia ambiental y revivir La Pava. No ha sido sencillo. Lo primero fue elaborar un plan de trabajos y obras. Con el visto bueno se avanzó al siguiente paso: el estudio ambiental. Este consiste en identificar especies y cuerpos de agua, además de hacer el conteo de la fauna. Después vinieron las visitas de las autoridades para constatar que el papel y la realidad correspondieran. A esto le siguió una audiencia pública y finalmente un documento de 900 páginas con los requerimientos, aspectos que es necesario mejorar para que pueda ser viable la explotación. Un nuevo documento subsanando cada uno de los puntos señalados quedó radicado de nuevo y actualmente esperan que sea aprobado para que se otorgue la licencia ambiental. Molina calcula que será pronto. ¿Y de dónde saldrá la plata para financiar el proyecto? A diferencia de lo que sucede con el oro o el carbón, los depósitos de piedras preciosas son aleatorios, es decir, no siguen una secuencia. Por eso se corre el riesgo de avanzar diez kilómetros y encontrar la zona más productiva o de hacerlo con cientos y no hallar nada. “A los inversionistas se les dice cuánto deben poner pero no cuándo recibirán el retorno de ese dinero, es prácticamente imposible calcularlo”, cuenta Molina y advierte que debido a esta incertidumbre no muchas empresas se le miden a correr el riesgo. Así que en principio, La Pava arrancará con unos 200 trabajadores y una operación moderada en gastos. Pero con la ilusión de que el destello verde resplandezca nuevamente.
VISIÓN INTERNACIONAL
De la bonanza solo quedaron montañas abandonadas de tierra y piedra, un camino de túneles y las huellas del desorden.
69 hectáreas albergan 40 anomalías geoquímicas que indican un potencial mineralizado. En una palabra: esmeraldas.
Edwin Molina Presidente ejecutivo de Aprecol.
¿Qué cambios habrá en Aprecol con su llegada como presidente? EDWIN MOLINA: Asumí el año pasado la presidencia de la Asociación de Productores de Esmeraldas Colombianas, que tiene una trayectoria de más de 20 años, y hace parte del Fondo Nacional de la Esmeralda. Principalmente lo que estamos haciendo es darle una visión más internacional y consolidar la asociación, democratizar el acceso para los pequeños mineros, trabajar en el proyecto del hospital de Muzo, impulsar una iniciativa de plantas de beneficio para tratar de solucionar el tema de la guaquería y buscar inversión que es lo que necesita la esmeralda. ¿Cómo ha percibido la transformación que ha tenido la industria? E. M.: Se ha sentido de unos diez años para acá, especialmente con la entrada de MTC, que inició un nuevo modelo de explotación. Una empresa norteamericana le da otro panorama a la industria y abre las puertas para más inversionistas que de pronto por el tema histórico reputacional se frenaban. ¿A qué se refiere? E. M.: Existen alrededor de 300 títulos y solo se están explotando 30 o 40. No hay exploración y tampoco incentivos para hacerla. El tema histórico ha sido un factor que hacía que quienes llegaban a Colombia interesados en invertir se fijaran primero en carbón o en oro, pero también el hecho de que no se pueden estimar reservas y eso impide tener un flujo de caja constante. ¿De qué se trata el proyecto del fuerte de carabineros? E. M.: Es una iniciativa liderada por la asociación y la empresa privada, con apoyo de la Gobernación de Boyacá, para instalar un fuerte en Maripí. Ya se han invertido alrededor de 2.000 millones de pesos. Arrancará con 40 hombres y una vez esté listo serán 120. 107
____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________
FOTO: JUAN MANUEL BARRERO BUENO
Esta es la leyenda de Mr. John, un británico que aterrizó en el Valle de Tenza y se dejó tentar por sus esmeraldas. Murió en la cárcel y la veta que dejó escondida se convirtió en la obsesión de muchos campesinos de la zona.
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E
l brillo de las esmeraldas que brotaban de la tierra del municipio de Somondoco, Boyacá, llegó hasta Gonzalo Jiménez de Quesada, quien envió a su hermano a buscar estas preciosas gemas que habrían de fascinar al rey de España y a su corte. Y no fueron los únicos. Muchos años después, los ingleses también fijaron su atención en el Valle de Tenza y aunque solo estuvieron unos años, la leyenda que se tejió alrededor de uno de ellos permanece viva. La historia comenzó cuando apenas se asomaba el siglo XX y Mr. John, un inglés que aterrizó en este valle como representante de una compañía atraída por el embrujo verde, ordenó tapar las vetas de la mina en plena producción. Juan Vallejo, un campesino de la región, recordaría años más tarde que tuvieron que ponerles una laja encima, pisarlas con barro y, por último, derrumbar parte de la peña. El Míster, como le decían a Mr. John, se fue a Inglaterra. “Lo echamos de menos, contaría Vallejo, como aquel día que le entregamos una esmeralda tan grande como un huevo de pisca, el hombre la miró al sol y exclamó: es una belleza, con esto pagamos todo lo gastado a hoy, nos dijo, y eso que llevaba ya tres años de explotación la mina”. Esa semana no se trabajó pero pagaron igual. El Míster estaba tan contento… Y eso que las jornadas, relató Vallejo, eran siempre completas. “Había que trabajar de seguido sin perder el tiempo, Mr. John no permitía otra cosa”. Para limpiar la roca en donde se encontró la veta se utilizó una máquina enorme, que tomaba agua de la quebrada de Cuya almacenada en un tanque excavado en la tierra con capacidad para unos 1.000 litros. El agua bajaba por una tubería de acero tan ancha que cabía un hombre parado adentro. La trajeron del extranjero
por Barranquilla y la descargaron en Honda, desde donde viajó jalada por bueyes hasta el Valle de Tenza. El agua corría por la tubería, que se angostaba poco a poco hasta alcanzar un diámetro de media pulgada. La presión era tan fuerte que hacía saltar la roca como dinamita dejando a la vista la veta de esmeraldas, que parecía una mazorca lista para desgranar. Cuarenta años más tarde, don Juanito y don José María, un par de campesinos de la zona, se propusieron reabrir la mina y destapar la veta. Pero al parecer esta ya estaba refundida. Dicen que fue el Míster, que nunca regresó de Inglaterra, pues la compañía minera para la que trabajaba lo llamó a pedirle cuentas. Terminó en la cárcel y murió tras las rejas.
Los ingleses fijaron su atención en el Valle de Tenza y aunque solo estuvieron unos años, la leyenda que se tejió alrededor de uno de ellos permanece viva. Lo cierto es que la veta no se dejó encontrar. Lo que se excavaba en una jornada, al día siguiente amanecía lleno de agua, prácticamente convertido en una laguna. Haciendo un gran esfuerzo los mineros lograron abrir un túnel bien apuntalado, instalar una vagoneta sobre rieles para sacar la tierra y adentrarse en la montaña. Con lámparas de carburo alumbraban las jornadas. Pero cuando el túnel ya estaba lo bastante profundo la tierra comenzó a temblar. Era miércoles y la mayoría de mineros disfrutaban del día de mer-
cado en Guateque. Don Rafael y Luis Pájaro eran los únicos trabajando esa mañana. Alcanzaron a agarrarse de la vagoneta que corría hacia la salida perseguida por toneladas de tierra y agua. Volaron lejos, todo quedó en silencio. De repente se percataron que estaban a la orilla del río. Atrás, descansaba el túnel sellado por el lodo. La leyenda del Míster se hizo más famosa y las historias de sus apariciones a plena luz del día cada vez más frecuentes. Carlina lo vio una tarde después de las cinco con sus polainas negras; don Genaro también dijo haberlo visto sentado en la cerca de piedra junto a su casa leyendo con una vela. El miedo, sin embargo, se sentía en serio en la casa que la empresa de la mina había abandonado. Don José María se la compró a Pacho Roa y se mudó con su familia. Decían que la guaca del Míster quedó debajo del tablado. No faltaron visitantes que intentaron encontrarla y anécdotas misteriosas de lo que sucedía adentro. Al niño Elías, por ejemplo, una mano suave, tibia por el guante de terciopelo que llevaba puesto, lo acarició una tarde y cuando era más grande dicen que su espíritu lo privó cerca de la casa. Algunas noches los ruidos eran insoportables, la madera crujía, nadie podía dormir, y la guaca, la famosa veta, tampoco se dejaba encontrar. Don Efraín Barreto fue el siguiente en animarse a tratar de hallarla. Con un buldócer y una cuadrilla de mineros comenzó a rasguñar donde estaba la mina. Removió montañas de piedra, pero las vetas nunca volvieron a salir. Transcurrió el tiempo y al parecer el Míster se cansó de tanto alboroto. Poco a poco dejó de visitar a los vivos en los caminos y sus apariciones y la obsesión de algunos por encontrar la veta se convirtieron en un cuento fantástico. Hoy, las extraordinarias piedras verdes de Somondoco son apenas una reseña en los libros de geografía de la Colombia del siglo pasado y la historia del Míster y su veta un relato que por primera vez queda impreso. 109
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PI
UN ____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________
FOTO: FELIPE ABONDANO
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____________ Esmeraldas, historias por contar______________________________________________________________________________
En busca de
sabiduria En el mundo espiritual, la esmeralda transmite paciencia y tranquilidad. Una especialista en sanación energética con cristales describe sus beneficios para la mente y el cuerpo.
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Liesel Moog
: IS T OC
y profundizar en nosotros mismos redescubriéndonos a nuestra realidad, presente y verdad, para sanar y cruzar la puerta que nos conecta con la abundancia, el bienestar y la felicidad. El primer paso para someterse a este tipo de terapia es realizarse una limpieza energética, acompañada de una relajación profunda. Luego viene el proceso de sanación a través de los cristales, en el que se van colocando diferentes tipos en cada uno de los chackras para que transmitan su vibración al paciente. Cada cristal vibra de una forma específica en resonancia con cada uno de los chakras, lo que facilita la remoción de bloqueos, la alineación de estos centros de energía y el movimiento de información que se encuentra en nosotros. Este proceso no solo nos brinda elementos o datos maravillosos para nuestro despertar, sino que también nos deja en un estado de paz interior equivalente a una meditación profunda. En todo este universo, la esmeralda es una piedra de sabiduría: aporta calma en las emociones, elimina la negatividad, ayuda a generar sensaciones positivas, transmite claridad mental, fortalece la memoria y nos amplía la visión global de las situaciones.
K
‘Coach’ espiritual. Certificada: Angel Therapy Practitioner, Hendai Reiki Ho, Sanación con cristales y Sanación genética cósmica.
F O T OS
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os cristales han sido utilizados durante milenios para equilibrar y sanar. Sus poderes curativos son generados por su alta vibración y estructura molecular, que está en resonancia con la nuestra y nos lleva a conocernos y a sanar física, mental, espiritual y emocionalmente. Nos ayudan a alinear nuestras energías sutiles, disolviendo las alteraciones y conduciéndonos a la raíz de los problemas o hacia el aprendizaje. Existe una gran variedad de cristales y cada uno ofrece un beneficio diferente, de acuerdo con su vibración. La esmeralda, específicamente, es un cristal de amor, compasión, sanación y abundancia; es muy importante para trabajar el chakra del corazón y ayuda, en la terapia, a remover bloqueos y miedos, a atraer la paciencia. En las relaciones sentimentales es conocida como la piedra del éxito, pues aporta dicha y lealtad, además de potenciar la unidad, fomentar la amistad y el equilibrio. Una terapia con cristales tiene como objetivo apoyar nuestro despertar, regresarnos a la conciencia
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Todo comenzó con una morralla
A
l recibir un e-mail que me pedía escribir un artículo sobre cómo uso las esmeraldas colombianas, permanecí un par de minutos en silencio y pensé en la gran responsabilidad que significa hablar de cualquier tema que envuelva la minería en nuestro país. Conversé con personas a las que les compro piedras en Bogotá. Me pidieron que dijera algo sobre la poca atención al pequeño minero, el que más sufre, y que hiciera un llamado sobre la explotación de nuestros recursos. El uso que les doy a las esmeraldas o al oro en mis joyas no es muy alto, pero sí el suficiente como para saber que debo hacer todo lo que hago con una conciencia especial y un respeto absoluto por el proceso. Hace diez años, cuando le compraba esmeraldas a uno de mis proveedores en Colombia, recibí como obsequio una morralla (piedra en bruto con esmeraldas). Pensé que era
Paula Mendoza Joyera colombiana radicada en Nueva York.
FOTO: CORTESÍA PAULA MENDOZA
La reconocida joyera colombiana Paula Mendoza, radicada en Nueva York, cuenta cómo empezó su relación con las esmeraldas y qué significa para ella usarlas en sus colecciones.
una roca absolutamente hermosa y que podía dejarla intacta y hacerme un anillo con ella. Así empezó todo: al cabo de un tiempo, la morralla se volvió una de las características más sobresalientes de mi joyería y comencé a implementarla en todas mis colecciones. Para mí no es solo un honor poder utilizar estas piedras, también me permiten hablar de mi país por donde quiera que voy. En medio de todo, enseguida comencé a preguntarme cómo acceder a estas piedras con unos principios sostenibles de respeto a la explotación de la misma y del proceso como tal. En la Avenida Jiménez con carrera Séptima, en Bogotá, la conocida Calle de las Esmeraldas, se escuchan historias de personas que las venden ilegalmente o que las procesan con químicos para hacerlas más verdes y atractivas. Por eso, cualquier contacto debe hacerse con responsabilidad y de forma cuidadosa. Para mí, saber de qué lugar vienen las morrallas que adquiero es lo más importante. Si bien no puedo controlar ciegamente el proceso de compra, sí trato de entender cómo funciona este negocio para no apoyar el comercio informal. Ahí radica la diferencia.
“No es solo un honor poder utilizar estas piedras, también me permiten hablar de mi país por donde quiera que voy”.
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____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________
, La lechuga, tesoro nacional
Oculta durante años para salvarse de los saqueos de las guerras, la custodia de la iglesia de San Ignacio de Bogotá es una de las joyas religiosas más importantes del barroco americano. Además, en las 1.485 esmeraldas colombianas que la adornan esta fascinante pieza condensa parte de la historia del país.
A 28 diamantes, 62 perlas barrocas, 13 rubíes, 168 amatistas, 1.485 esmeraldas y 8.850,3 gramos de oro componen esta joya religiosa.
l comenzar el siglo XVIII, la orfebrería del territorio del Nuevo Reino de Granada ya era ampliamente conocida tanto por la riqueza de sus materiales –tenía oro, plata y esmeraldas–, como por la habilidad de sus joyeros. En el año 1700, la Compañía de Jesús pidió al orfebre José Galaz hacerle una custodia (donde se alberga la hostia, después de ser consagrada, para la adoración de los fieles). Era común en aquel entonces que las comunidades religiosas ordenaran estas piezas que lucían en las iglesias con las cuales, durante la fiesta del Corpus Christi –el evento más importante del catolicismo–, ‘competían’ por tener la más bella. Los jesuitas, considerada la comunidad más importante del siglo XVIII, no escatimaron en gastos. Siete años después de recibir el encargo, Galaz entregó la custodia de la iglesia de San Ignacio, en Bogotá. La había elaborado con 8.850,3 gramos de oro de 18
Jaipur, una ciudad al noroccidente de la India, es uno de los centros de tallado y corte de esmeraldas más importantes del mundo. 114
FOTO: COSTERSÍA COLECCIÓN DE ARTE DEL BANCO DE LA REPÚBLICA, COLOMBIA.
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_________________________________________________________________________________________ Una piedra que vale oro
quilates extraído de las minas de Antioquia y del Tolima, y con 1.485 esmeraldas, probablemente sacadas de Muzo; además de 168 amatistas, 62 perlas barrocas, 28 diamantes, 13 rubíes y un zafiro, al parecer traídos a América desde algunos de los territorios donde la Compañía de Jesús tenía presencia. Los jesuitas no gozaban de buenas relaciones con el poder. Carlos III expulsó a la Compañía de Jesús de sus dominios en 1767. Y muchos años más tarde, ya en la República, el general José Hilario López hizo lo propio en 1859, y luego Tomás Cipriano de Mosquera impulsó la expropiación de los bienes de la Iglesia en 1861. Durante esos años, las comunidades religiosas escondieron sus joyas, y lo mismo hicieron los jesuitas con su custodia, conocida también como ‘la lechuga’ por el intenso verde de sus esmeraldas. “Después de la Independencia, Colombia tuvo una crisis económica muy fuerte. Las minas dejaron de trabajar y los tesoros eran enterrados. Muchas joyas fueron fundidas porque la gente moría de hambre”, cuenta Sigrid Castañeda, encargada de la Colección de Arte del Banco de la República. Al final del siglo XIX ‘la lechuga’ volvió a aparecer, pero en 1948, después del Bogotazo, debido a que muchas iglesias fueron saqueadas, se esfumó. A su alrededor empezaron a tejerse mitos y leyendas. Se decía que yacía bajo el piso del Colegio Mayor de San Bartolomé, otros aseguraban que ahora era uno de los tesoros secretos del Vaticano. Sin embargo, quienes
se han dedicado a rastrear su historia afirman que nunca salió del país y que permaneció oculta en casas de familias cercanas a los jesuitas. Casi 40 años después, en 1986, los jesuitas volvieron a revelar la custodia, pero esta vez para vendérsela al Banco de la República, que apenas comenzaba su colección de arte. Con el dinero recaudado, la Compañía de Jesús inició su expansión hacia los lugares más deprimidos de Colombia y creó el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep). Desde entonces, la custodia pasó a formar parte de la colección permanente del Museo del Banco de la República, en Bogotá, y en 2015 fue invitada a la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (Arco), en Madrid, solicitada por el Museo Nacional del Prado. Esa fue, en realidad, la primera vez que salió de Colombia y lo hizo para ser homenajeada como obra invitada de honor. Hoy está expuesta en el Museo Nacional de Arte Antiguo de Portugal (hasta el 3 de septiembre). Y en el marco del año Colombia-Francia será exhibida en la Sala Murillo del Museo de Louvre, hasta el 3 de enero de 2018. “Ese es el lugar que se merece, porque no es solo una pieza local”, agrega Castañeda. “Se ha ido convirtiendo en un símbolo nacional”. Es posible dimensionar la riqueza de ‘la lechuga’ al conocer su historia: sobrevivió a tres siglos de guerras y conflictos y se mantiene casi intacta. Hoy no existen en Colombia muchas obras de la orfebrería colonial porque fueron fundidas o sacadas del territorio, pero la custodia de la iglesia de San Ignacio sigue siendo un símbolo nacional y está al alcance de quien quiera apreciarla.
Durante años, las comunidades religiosas escondieron sus joyas, y lo mismo hicieron los jesuitas con su custodia.
EL BUDA DE ESMERALDA En el principal templo budista de Bangkon, en Tailandia, reposa desde 1784 una representación del Buda Shakyamuni tallado en un bloque macizo de una piedra verde de cerca de 50 centímetros de alto. Un día esa estructura sagrada donde se conservó por siglos fue impactada por un rayo y bajo los escombros fue hallada la estatua verde. Los locales, impresionados por su color, creyeron que estaba hecha de una roca preciosa y le dieron el nombre del Buda de Esmeralda, aunque, posteriormente se comprobó que había sido tallada en una pieza compacta de jade. La admiración y devoción de millones de visitantes jamás ha disminuido.
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Lejos de casa
La Corona de los Andes, fabricada en Popayán en el siglo XVI, salió inexplicablemente de Colombia y nunca fue posible traerla de vuelta. Esa invaluable joya colonial, que terminó en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, no es la única.
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La Corona de la Virgen de la Inmaculada Concepción de Popayán tiene dos kilos y medio de oro y 443 esmeraldas colombianas.
FOTOS: CORTESÍA DEL MUSEO METROPOLITANO DE ARTE DE NUEVA YORK
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a Corona de la Virgen de la Inmaculada Concepción de Popayán tiene dos kilos y medio de oro y 443 esmeraldas colombianas, que sumadas rondan los 1.500 quilates. La Corona de los Andes, como se le conoce, fue creada con un solo propósito: adornar la imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción durante las procesiones y fiestas religiosas de la capital del Cauca. Esta joya salió de Colombia por una venta que aún hoy sigue sin tener explicación legal y llegó a Estados Unidos en la década de los años treinta. Su comprador, el comerciante de gemas Warren Piper, intentó monetizarla hasta el cansancio, pero no tuvo éxito. En diciembre de 2015, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York la adquirió y hoy es una de las piezas más importantes de su creciente colección de arte colonial latinoamericano. Para Ronda Kasl, curadora del Ala Americana del Metropolitano, la corona “es una de las piezas de orfebrería más importantes que quedan de la época colonial en América Latina. Es clave para el museo, que desde hace cuatro años empezó a coleccionar objetos de este tipo”. Piper compró la pieza cuando Estados Unidos apenas salía de la crisis de 1929. En ese momento, pocos querrían adquirir una corona de oro. Pero Piper, hombre de negocios al fin y al cabo, inventó historias sobre la corona para atraer al público e intentar recuperar su inversión. La más popular asegura que la pieza se confeccionó para agradecerle a la Virgen después de que salvó a Popayán de una mortal peste de viruela; y otras historias dicen que una de sus esmeraldas perteneció a un emperador inca a quien Francisco Pizarro, conquistador del Perú, asesinó sin piedad. También que unos piratas ingleses la robaron y luego Simón Bolívar la recuperó.
_________________________________________________________________________________________ Una piedra que vale oro Piper la prestaba para todo tipo de exhibiciones a cambio de una tarifa. La alquiló para promocionar carros, viajes en cruceros e, incluso cubiertos finos, pero a fin de cuentas, su compra resultó una mala decisión financiera porque nunca logró venderla. Después de su muerte, su familia corrió con la misma suerte. Kasl recuerda que “la corona permaneció guardada en la bóveda de un banco por décadas, donde nadie podía verla. También estuvo en el mercado del arte por un largo tiempo. Pudo haber terminado en cualquier parte o incluso fundida”. El Metropolitano estima que la pieza proviene de 1660 y que hasta 1770 se le efectuaron cam-
bios para actualizarla a las tendencias orfebres de cada tiempo. Tal vez por décadas, la corona pudo haber sido solo una diadema realizada a partir de una lámina de oro repujada, pues de acuerdo con conservadores del museo, los cuatro arcos que adornan su parte superior corresponden a otra época, técnica y corriente artística. La última subasta pública de la corona tuvo lugar en 1995. El gobierno colombiano quiso comprarla y traerla de vuelta al país, pero a pesar de los esfuerzos de la entonces primera dama de la Nación Jacquin de Samper y de otros actores culturales, no se hizo ninguna oferta. Aún hoy, muchos lamentan que la joya no haya vuelto a casa, pero ignoran que para Kasl y el Metropolitano “es una pieza con la que podemos sentar el precedente de cuán relevante es el arte colonial de América Latina”.
En el galeón aparecieron joyas como la Cruz de Atocha, hecha en oro y con 65 quilates de esmeraldas colombianas engastadas.
Esta corona no regresó a casa pero ‘la lechuga’ otra invaluable joya colombiana sí consiguió quedarse. Su historia en la
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Más tesoros coloniales Otro atractivo tesoro de esmeraldas colombianas de la Colonia viajaba en el Galeón Nuestra Señora de Atocha. El barco español, bautizado en honor a la Virgen madrileña, zarpó desde La Habana hacia la madre patria el 4 de septiembre de 1622 y naufragó días después por cuenta de un huracán en los Cayos de Florida. Los marinos que sobrevivieron –de una flota de varios navíos solo el Atocha naufragó–, aseguraron que la embarcación transportaba un tesoro de contrabando que se hundió con él. Hasta que el cazatesoros Mel Fisher lo encontró en 1985, este fue uno de los naufragios más buscados y codiciados de la historia. Y con razón: en sus bodegas aparecieron impresionantes joyas como la Cruz de Atocha, hecha en oro y con 65 quilates de esmeraldas colombianas engastadas; la Orbe Real de Atocha, otra pieza religiosa con 37 piedras, y el Anillo de Atocha, que tiene una esmeralda de 2,5 quilates. A pesar de que muchos de los tesoros hallados en este naufragio ya tienen dueño, el 25 de abril de este año se hizo la subasta de la colección Marcial de Gomar, que lleva el nombre de uno de los expertos en gemas que avaluó el hallazgo del Atocha y quien cobró por ello varias esmeraldas. En los lotes se encuentran joyas diseñadas por él y también algunas procedentes del galeón. Entre las más importantes sobresalen los Pilares de los Andes, nueve esmeraldas de Muzo en bruto que juntas suman 91,69 quilates y cuyo precio de venta final se mantiene en reserva. 117
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A la gran pantalla Además de protagonizar libros, las esmeraldas colombianas inspiraron una película y una telenovela. La famosa actriz estadounidense Grace Kelly estuvo en Fusagasugá, el río Magdalena y Cartagena filmando esta historia. Así se hizo ‘Fuego verde’.
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eter W. Rainier nació en 1890, en la parte trasera de una carreta halada por bueyes que transitaba por alguna vía del Reino de Suazilandia, al sur de África. Recorrió el continente al que sus padres, de origen británico, llegaron motivados por la búsqueda de oro. Combatió en las dos guerras mundiales y, como si su objetivo hubiera sido dedicarse a la acumulación de sellos en su pasaporte, invirtió el tiempo transcurrido entre estos conflictos militares en buscar esmeraldas en Chivor (Boyacá). Este trotamundos recibió del consorcio Colombia Emerald Development Corporation, con sede en Nueva York, el encargo de venir al país. Rainier se estableció con su familia y documentó la experiencia en el libro Green Fire, publicado en 1942. La Metro-Goldwyn-Mayer adquirió los derechos de las memorias de Rainier, y en 1954 produjo una película homónima, dirigida por Andrew Marton y conocida en español como Fuego verde. No se trató de una obra menor: la protagonizaron Grace Kelly y Stewart Granger, quienes estuvieron en Fusagasugá, el río Magdalena y Cartagena para
Este filme retrató a Colombia como el escenario de una aventura de la talla de ‘Indiana Jones’.
rodar algunas de las escenas. La visita de estas estrellas fue registrada por el fotógrafo Nereo López para la revista Cromos, aunque en el caso de Granger no fue una experiencia grata, como lo relató en Sparks Fly Upward, su autobiografía: “Todo estaba polvoriento, sucio y lleno de moscas y solo Dios sabe por qué fuimos allí, no vi una sola mina de esmeraldas, que era el tema de nuestra historia”. La trama transcurre en las inmediaciones de Carrero, una mina ficticia que, a pesar de los leopardos y los bandidos que la acechan, se convierte en la obsesión del ingeniero Ryan X. Mitchell, papel interpretado por Granger y correspondiente a Rainier en la historia. El antagonista es el Moro (Murvyn Vye), inspirado en un delincuente que en el libro original recibe el nombre de Joaquín. Al parecer, para la versión fílmica no fue necesario exagerar lo escrito por Rainier sobre este hombre: “Me retó a un duelo y fue la persona más malvada que conocí en toda mi vida”. El toque hollywoodense de este relato corre por cuenta del romance que se desarrolla entre Catherine Knowland (Kelly) y Mitchell. Knowland está a cargo de una hacienda cafetera bastante cercana a Carrero, evidencia del antiguo historial del café y las esmeraldas como símbolos internacionales de Colombia. A pesar de que la caracterización del Moro parece influenciada por la apariencia de bandidos mexicanos como el popular Joaquín Murrieta –pudo ser por su condición de tocayo del enemigo de Rainier–, la película hace un gran esfuerzo por recrear
HISTORIA DE AMOR Cuatro meses antes de que la protagonista de esta historia, Grace Kelly, conociera al príncipe Rainero de Mónaco, su personaje en Green Fire, vaticinó: “Bueno, siempre hay la posibilidad de que el príncipe encantado baje de la montaña”.
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un ambiente fiel a la realidad en escenas en las que Granger aparece jugando tejo, que en la correspondiente reseña del crítico Bosley Crowther, publicada el 25 de diciembre de 1954 en The New York Times, es descrito como una de tantas “competencias de juegos nativos”. La crítica de Crowther concluye con una apreciación sobre los que tal vez serían los verdaderos protagonistas de esta película: “La única pregunta que uno podría plantear en la actualidad tiene que ver con los valores involucrados. Con los precios de hoy, el café y las esmeraldas son casi igual de queridos”. Promocionada como una película a todo color, esta historia sobre la piedra verde más apetecida por la humanidad retrató a Colombia como el escenario de una aventura de la talla de Indiana Jones. Una travesía que, sin necesidad de guiones, ha sido documentada por los testimonios de personas como Rainier, que conocieron de primera mano todo lo que la sed por esta gema puede ocasionar. Décadas después del estreno en salas de cine de Green Fire, en los años noventa, el periodista estadounidense Thomas Quinn escribió una serie para televisión que también comparte el nombre con el libro de Rainier. La trama de este Fuego verde transcurre en la zona minera de Boyacá y, de acuerdo con una noticia publicada el 26 de julio de 1996 en El Tiempo, generó molestia entre esta población: “Según autoridades y ciudadanía de Muzo, Otanche y Chiquinquirá, este trabajo de televisión no corresponde, en ningún momento, a la realidad de la zona y lo que ocurre es que está desvirtuando la actual situación de tranquilidad que vive la región”. Protagonistas en la pantalla grande y en la chica, al valor de las esmeraldas hay que sumarle que, de cierta forma, se les debe que Grace Kelly haya visitado Colombia.
FOTO: MICHAEL OCHS ARCHIVES/GETTY IMAGES
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Grace Kelly durante el rodaje de ‘Fuego Verde’, con el río Magdalena al fondo.
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Arcoíris de lujo
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esde tiempos remotos, los seres humanos se han apasionado por las gemas, materia natural de origen mineral, animal, vegetal o meteorítico, que luego de pulidas y talladas se convierten en objetos apetecibles por su hermosura, durabilidad y rareza. Los conocedores aseguran que a sus fervientes compradores no les importa si las piedras son preciosas, semipreciosas u ornamentales, según la clasificación
Las esmeraldas, diamantes, rubíes, zafiros y otras piedras han fascinado a la humanidad por siglos. Conozca las características de estas y otras gemas.
de la Universidad Autónoma de Madrid. Estos, en su mayoría, las escogen por el color que más los impresione. Esta característica depende de los elementos químicos presentes en el proceso de formación del mineral. ¿Le gustaría comprarse alguna? Esta es la variedad de tonalidades más reconocidas:
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ZAFIRO
Variedad azul de un mineral llamado corindón. Mientras más intenso sea el color, mayor será su valor. Es la piedra preciosa más dura después del diamante.
ESMERALDA
Su nombre proviene del griego smaragdo, que significa ‘piedra preciosa verde’. Esta gema encantó a Cleopatra. El término ‘esmeralda colombiana’ describe la piedra ideal: verde azulado vivo y ligero, de color medio a medio oscuro.
RUBÍ
¿Recuerda que el zafiro es la variedad azul del corindón? Pues el rubí es el tono rojo de ese mineral, uno de los más raros del planeta y, por ende, de los más costosos. El color más aclamado es el ‘sangre de pichón’, un rojo puro con un toque de azul, solo presente en Myanmar, Birmania.
CUARZO
Es el mineral más abundante en la corteza terrestre. Se considera que en Colombia se extraen muy buenos ejemplares asociados a la explotación de esmeraldas. *Las variedades incoloras del topacio y el zircón son muy utilizadas.
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TURMALINA DE PARAÍBA
ESPINELA
Por su rara variedad de color turquesa es una de las gemas más codiciadas y costosas del momento. Aunque debe su nombre al estado brasileño donde fue descubierta, en 2001 se hallaron piedras idénticas en Nigeria y Mozambique.
Es tan similar al rubí que por años se creyó que las espinelas de varias joyas de la Corona inglesa eran exclusivos rubíes. Para diferenciar una espinela de un rubí basta con verla a la luz artificial para identificar que esta gema es un poco más apagada.
*La aguamarina y la apatita son también una buena opción de tonalidades azuladas.
JADE
Los jades más finos del mundo provienen de Birmania. Las primeras civilizaciones lo usaron como materia prima para adornos y armas debido a su dureza. Para los indígenas mayas y aztecas valía más que el oro.
*El rojo en las gemas es escaso; el granete y el ópalo son otras de las alternativas limitadas.
*Si de verdes se trata, el peridoto y la malaquita son grandes exponentes.
FOTOS: ISTOCK
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DIAMANTE
Tal vez la piedra preciosa más afamada, pero no necesariamente la más fina o de mayor valor económico. Puede ser hermosa y dura, pero no rara. La ausencia de color define la calidad y el precio de la piedra. Es tan duro, que solo es posible tallar un diamante con otro diamante. 121
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Fuera de la mina de MTC también se forjan proyectos artísticos como el grupo Emeraldance, que reúne a nueve parejas de niños y niñas de las escuelas de Muzo y Quípama.
Valiosa educación Un futuro que no dependa de las minas. El occidente de Boyacá busca conseguir ese objetivo por medio de programas de capacitación en estética y belleza, talleres de danza, formación deportiva y becas en educación superior.
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l menos una vez a la semana, una volqueta o ‘voladora’, como se les llama en Boyacá, sale cargada de tierra desde los socavones de las minas artesanales de esmeralda hasta una explanada o la ribera de alguna quebrada, donde tira la carga. Decenas de campesinos la esperan para escarbar entre los desperdicios con la esperanza de encontrar una gema. Con suerte, un guaquero o paleador halla una piedra que vende por máximo 50 dólares, pero por lo general, el botín diario no supera los 10 dólares (30.000 pesos colombianos). Yadir Alexa Rodríguez dedicó al menos diez de sus 29 años a esa forma de minería, hasta que tuvo a su hija y buscó un trabajo estable. Con el apoyo de Minería Texas Colombia (MTC), hace tres años llegaron a Muzo varios docentes de la caja de compensación Comfaboy para capacitar a mujeres como ella en estética y cosmetología: color, maquillaje, corte, manicura, masajes, tratamientos faciales. Los cursos gratuitos suman 100 horas y exigen cinco meses de dedicación. “Nunca había tenido la oportunidad de estudiar”, confiesa
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FOTOS: IVÁN VALENCIA
Clara Lucila Bohórquez, la socia de Yadir en el salón de belleza que abrieron a una cuadra de la plaza principal del pueblo. Viviana Guasca, con apenas 19 años, la más joven del salón, dice que vino a Boyacá detrás de la guaquería pero encontró un verdadero futuro al descubrir que ganaba más con las tijeras que las picas y las palas. “Podemos crecer y convertir esto en un ‘spa”, asegura, entusiasmada. Junto con Clara, Viviana y Yadir más de 200 mujeres de la región se han beneficiado con este programa, y mientras ellas estudian, sus hijos se divierten en la piscina del centro de capacitación, hacen sus tareas escolares y juegan. Jorge Simbaqueba, METAS uno de los instructores, CLARAS trabaja con estas mujeres “Vamos a estar de Muzo en belleza inte20 años aquí, por gral básica y avanzada; rendimiento académico, la joven recibió una eso queremos dos veces por semana beca de MTC para habitantes de la región, capacitar a emprende una travesía de no trabajadores de la empresa, que le permila gente para que mejore sus tres horas para llegar al tió entrar a la Universidad ECCI, en Bogotá. condiciones y se pueblo, pero se convence “Con lo que gano, apenas alcanzaría a cubrir formen líderes. de que ese esfuerzo vale los gastos de manutención. No tengo palabras Todo lo hacemos la pena cuando termina para agradecer porque hoy mi niña está terapuntando cada clase. “Lo mejor minando el primer año y sabemos que puede al desarrollo para un docente es ver seguir adelante con sus estudios”, cuenta Luz sostenible de que la gente quiere aprenAurora con una amplia sonrisa. Muzo y Quípama. Hemos visto que der”, afirma. El proceso Así como la hija de Luz Aurora al los chicos son muy no termina cuando se menos 150 jóvenes de la región han podido constantes": Maria va: quienes tienen más dar el salto a la educación superior en más Luisa Durrane, experiencia capacitan a de diez universidades de distintos lugares de gerente social las nuevas aprendices y Colombia y en programas técnicos y profesiode MTC. todas practican haciendo nales como derecho, psicología, ingenierías, cortes gratis y aplicando gastronomía y enfermería, entre otros. algunos tratamientos a personas de Otra beneficiaria es Juliana Castillo: “Mi papá la tercera edad que habitan la zona. trabaja en MTC y ya llevo dos años estudiando ingeniería de sistemas. La empresa no solo nos ayuda Por una nueva generación con la matrícula, sino que tengo mucho apoyo para Luz Aurora Ruiz, una pastelera de trámites administrativos. No me quiero quedar con un Muzo, tiene una hija que hace dos diploma sino estudiar más y ayudarles a mi familia y a años soñaba con estudiar negomi pueblo”. Su amiga Angie Cadena, que estudia admicios internacionales, pero parecía nistración de empresas, complementa: “También me imposible costearlo. Gracias a su gustaría especializarme en ingeniería ambiental para
5 meses duran los cursos gratuitos que realiza la caja de compensación Comfaboy para capacitar a mujeres en estética y cosmetología.
Las esmeraldas más antiguas tienen 2,97 millones de años y fueron encontradas en Sudáfrica.
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FOTO: IVÁN VALENCIA
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retribuirle a MTC lo que ha hecho por nosotros”. Maria Luisa Durrane, gerente social de MTC, advierte que “por el individualismo no hay liderazgo en la región. Vamos a estar 20 años aquí, por eso queremos capacitar a la gente para que mejore sus condiciones y se formen líderes. A los becarios les exigimos un promedio, así siguen mejorando. Todo lo hacemos apuntando al desarrollo sostenible de Muzo y Quípama. Hemos visto que los chicos son muy constantes”. Omar Gómez, empleado de la empresa, confiesa que “sin esa ayuda mi hija no podría estudiar. Esto es un cambio muy grande porque muchos de mi generación no pudimos ni terminar la primaria”. Luz Aurora añade: “Los anteriores dueños de las minas nunca hicieron eso. Hoy se ve que hay gente de la región capacitada y mucha estudiando… y eso ni se imaginaba hace unos años”. Omar concluye que “el estudio es lo más importante, más que cualquier esmeralda”. Cultura… ¡por supuesto! Fuera de la mina de MTC también se forjan proyectos artísticos como el grupo Emeraldance, que reúne a nueve parejas de niños y niñas de las escuelas de Muzo y Quípama 124
80 personas de los municipios de Muzo y Quípama invierten su tiempo libre en la danza.
alrededor de bailes tradicionales de la música andina colombiana. Hoy, además, 80 jóvenes de secundaria demuestran su talento en la danza; junto a ellos, más de 200 estudiantes de diferentes grados han recibido formación deportiva, 20 integran una banda musical y 180 han realizado talleres de manualidades entre sus actividades extracurriculares. Pero no solo los pequeños aprenden. Cerca de 300 adultos mayores que trabajaron como guaqueros también toman cursos en los que explotan su espíritu artístico. “Queremos mostrar el lado cultural del sector. Por ejemplo, Renacer Minero es un grupo de baile integrado por mayores de 70 años, este año ganó el primer puesto en Romería Folclórica, en el Festival de la Guabina y el Tiple, en Santander”, dice con orgullo Luisa Durrance. “La gente sabe que fueron mineros y se sorprende del talento que tienen”, concluye. El objetivo de la empresa es realizar actividades para que la comunidad (no solo la que tiene relación con MTC) invierta mejor su tiempo libre y genere un verdadero arraigo por la tierra. En el futuro, espera construir un centro cultural que ofrezca una biblioteca, proyecciones de cine, presentaciones musicales e incluso formación en temas agrícolas en un lugar que se olvidó de su riqueza cultural por centrarse en la minería. Las puestas en escena de Emeraldance y Renacer Minero son un primer paso que les ha permitido a los habitantes de la región evidenciar que en el occidente de Boyacá no solo hay esmeraldas.
El objetivo de MTC es realizar actividades para que la comunidad invierta mejor su tiempo libre y genere un verdadero arraigo por la tierra.
FOTO: ALEJANDRO ACOSTA
______________________________________________________________________________________________________ CapÃtulo
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____________ Esmeraldas, historias por contar_________________________________________________________________________________
Regalo ostentoso
El collar Mackay de esmeralda fue un obsequio de bodas del empresario Clarence Mackay a su esposa, Anna Case, en 1931. La esmeralda de este accesorio, además de ser colombiana, se caracteriza por estar montada en un colgante de varios diamantes y por ser un diseño de Cartier. La gema principal fue extraída en el municipio de Muzo (Boyacá) y pesa 168 quilates. En 1984, Case donó la joya al Museo Nacional de Historia Natural.
Resplandor Esmeralda azulada
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El chalk emerald ring es un anillo con una esmeralda verde azulada que pesa 37,82 quilates. Su diseño es cuadrado y, al igual que la mayoría de estas gemas colombianas, se caracteriza por su inigualable transparencia. La piedra central del accesorio perteneció, en un principio, a un collar de diamantes y esmeraldas que
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compró Harry Winston, también conocido como el ‘rey de los diamantes’, quien convirtió el colgante en el chalk emerald ring. El anillo, que además de la gema colombiana tiene 60 diamantes de 15 quilates que rodean la piedra en forma de pera, recibe ese nombre por su dueña, Claire Chalk, esposa de Oscar Roy Chalk, empresario reconocido en Nueva York que fue propietario de aerolíneas, periódicos, compañías de buses y, además, quien le regaló la joya a Claire. Se dice que ella utilizó la prenda en una comida en la Casa Blanca en honor a la reina Elizabeth II, y al ver que la monarca tenía un anillo menos llamativo, escondió el regalo de su esposo para no opacarla. En 1972, la joya se donó al Instituto Smithsoniano del Museo Nacional de Historia Natural, en Washington.
4
______________________________________________________________________________________________________ Capítulo
Los hombres de la realeza y de la familia Rockefeller han optado por obsequiar a sus esposas joyas con esmeraldas colombianas, para conquistarlas o renovar los votos.
De la realeza
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Guido Henckel von Donnersmarck, miembro de la segunda familia más rica de Alemania a finales del siglo XIX, le dio a su esposa, Katharina Henckel von Donnersmarck, una tiara de piedras preciosas. Este accesorio, hecho con diamantes y esmeraldas colombianas, fue subastado en 2011, y adquirido por un comprador anónimo por 12,7 millones de dólares. Esto la convirtió en la joya más cara del mundo hasta ese momento. La pieza está compuesta por 11 esmeraldas en forma de pera y su peso supera los 500 quilates.
‘poderoso’
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Anillo Rockefeller John Davison Rockefeller Jr. adquirió en 1930 una esmeralda colombiana para darle un regalo a su esposa, Abby Aldrich. Al principio, la gema fue utilizada como pieza central de un broche, y cuando su dueña murió en 1948, la piedra la heredó otro miembro de la familia: David Rockefeller. El nuevo dueño entregó el broche al joyero Raymond Yard para que le diera otro diseño, y fue así como nació el famoso anillo Rockefeller. Su gema pesa 18,04 quilates y, a diferencia de muchas otras esmeraldas, esta nunca ha sido tratada para resaltar su brillo y color, como se acostumbra con un aceite especial. El 20 de junio de 2017, la esmeralda fue subastada por 5,5 millones de dólares. La compró la
joyería Harry Winston. Su CEO, Nayla Hayek, le ordenó a Robert Scott, director de finanzas, “traer esa magnífica gema a casa a cualquier precio”.
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Volver a ser verde
Las montañas negras que dejó la extracción de esmeraldas en el municipio de Muzo, Boyacá, florecen de nuevo gracias a una novedosa técnica de hidrosiembra. Un grupo de campesinos de la región se ha preocupado por recuperar el paisaje de su tierra.
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o es un secreto que la actividad extractiva impacta al medioambiente. En el caso de las esmeraldas, aunque no requiere químicos, la remoción de la tierra tanto en la superficie como para cavar los túneles trae consecuencias. La mayor parte de ese material estéril extraído termina en unos rellenos de apariencia triste. “Esto antes quedaba como un desierto de tierra negra porque nadie se preocupaba por lo que pasaba con
FOTO: IVÁN VALENCIA
Con la hidrosiembra se recupera, en poco tiempo, el paisaje degradado.
Solamente el 2 por ciento de las esmeraldas extraídas en Colombia permanecen en el país. Todo lo demás se exporta.
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el suelo después de encontrar una esmeralda”, asegura Ovidio Carrillo, agricultor de Quípama (Boyacá), hoy integrante del equipo ambiental de Minería Texas Colombia (MTC). Con Ovidio trabajan 23 personas que concentran sus esfuerzos en cinco frentes: manejo de agua y de residuos, control de emisiones, rehabilitación de tierras, paisajismo y reforestación. Sobre todo en los tres últimos se ven los resultados porque los cerros negros ya están reverdeciendo gracias a una estrategia cuidadosa que involucra a biólogos, ingenieros civiles, geólogos, topógrafos y obreros que cumplen distintas tareas. La reforestación empieza con un inventario forestal y la reubicación y rescate de las plantas que se verán afectadas por la extracción minera. En el caso particular del occidente de Boyacá, el ecosistema consiste en una selva tropical a unos 1.000 metros sobre el nivel del mar, con una humedad superior al 70 por ciento, temperaturas de hasta 40 grados centígrados y montañas empinadas difíciles de transitar. La diversidad vegetal es una de las más ricas del mundo, con muchas epífitas (plantas que crecen sobre otras y que no necesitan tierra para vivir) que obligan a que el cuidado de la flora sea riguroso. Las plantas rescatadas permanecen en un vivero, donde esperan hasta que el terreno esté listo para volver a su lugar de origen. Luego viene la hidrosiembra, la parte más sorprendente de este proceso porque recupera, en poco tiempo, el paisaje degradado. En una máquina Hydro-Mulcher se mezclan agua y semillas de grama con un material que hace que estas se adhieran al suelo sin necesidad de sembrarlas. Tan pronto la sustancia está lista, se acomodan unas mangueras en la máquina y varios operarios descargan el líquido verde sobre la tierra negra.
PUNTOS CLAVES El equipo ambiental de Minería Texas Colombia está compuesto por 23 personas que trabajan la recuperación y prevención del daño ambiental por medio de cinco estrategias: 1. Manejo de agua y residuos. 2. Control de emisiones. 3. Rehabilitación de tierras. 4. Paisajismo. 5. Reforestación.
70 por ciento de humedad tiene la selva tropical del ecosistema del occidente de Boyacá. Su temperatura puede alcanzar los 40 grados.
John Santana, joven campesino de la región, es uno de los encargados de la hidrosiembra, que se parece a pintar con un aerógrafo gigante pero en realidad resulta mucho más complicado. La gravedad e inclinación de la ladera determinan la cantidad de mezcla para que sea uniforme y funcional. En lugares demasiado empinados, Santana y sus compañeros usan lo que han denominado “un cañón”, que sirve para descargar el líquido sobre áreas en las que no es posible caminar. El resultado es un mantillo verde parecido a la grama sintética, como una cancha de tenis. En apenas una semana, ese espacio adquiere una capa similar al musgo; en un mes, ya ha crecido pasto (en este caso, brachiaria). Cuando el terreno está listo, los operarios traen las plantas del vivero, que aprenden a coexistir con las especies que han florecido gracias a las aves e insectos que transportaron semillas desde otros puntos y le dan nueva vida al campo. La hidrosiembra, sin embargo, no puede reducirse a la acción de regar un pedazo de tierra para que vuelva a teñirse de verde. Implica definir el paisaje y la función del agua, entre otros factores previos al depósito del material estéril. Cuando llega la carga, los operarios realizan canalizaciones, construyen los taludes, instalan mallas para que el terreno no se deslice y crean una barrera natural que delimita el perímetro afectado por la extracción minera. El cuidado posterior, clave y permanente, incluye podar la grama, recoger la maleza y controlar el agua, especialmente en las temporadas más húmedas porque la lluvia puede causar estragos en esta selva. Todos los integrantes del equipo ambiental de Minería Texas Colombia, profesionales, tecnólogos y operarios, siguen estudiando para conocer nuevas técnicas o profesionalizarse en una labor fundamental para la minería sostenible. Ellos saben que al recuperar la tierra garantizan la vida del ecosistema y enriquecen aún más el paisaje de Muzo.
La reforestación empieza con un inventario forestal y la reubicación y rescate de las plantas que se verán afectadas por la extracción minera.
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MESA O PLAZA: después de tallada, es la cara más grande de la esmeralda, la de mostrar. Se ubica hacia arriba o hacia el frente cuando se engasta en una joya. CONO O PABELLÓN: es la parte inferior de la piedra tallada, la que sostiene la gema en la joya y la que más facetas tiene. PREFORMAR: es el primer paso del proceso de tallado. Consiste en determinar la forma que más conviene y hacer los primeros cortes, desbastes y moldeados. FACETADO: realizar cortes en distintos ángulos y con mucha precisión y simetría para que la gema refleje mejor la luz. Una sola piedra puede tener decenas de facetas. CERRAR LA PIEDRA: consiste en pulir la esmeralda para disimular sus imperfecciones,
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un paso más del proceso. ENFOCAR LA PIEDRA: dejar la parte de la esmeralda con el tono más oscuro en su cono y el más claro arriba. Así se ‘enfoca’ la luz. TRAPICHE: esmeralda con roca carbonosa por dentro, formada de tal manera que parece la rueda dentada de un trapiche. Solo existe en Colombia. MORRALLA: esmeralda que no está cristalizada o que no es translúcida. No es de muy buena calidad y su precio tampoco es muy alto. LA VETA PINTÓ: es lo que suelen decir los mineros cuando encuentran una veta productiva. LA PIEDRA ESTÁ DORMIDA: así se dice para hacer referencia a que la esmeralda no refleja bien la luz. Puede presentarse cuando la piedra está en bruto y se corrige con una buena talla. También se genera por un moldeado descuidado. ENGUACARSE: encontrar una
esmeralda muy valiosa. Su valor puede arrancar en 10.000 dólares. PALEAR: escarbar en las piedras del río con una pala en busca de esmeraldas, cuarzos u otros minerales valiosos. VOLADORAS: camiones que cargan material desechado por las minas, en el que pueden esconderse piedras preciosas, generalmente muy pequeñas.
Nos vamos
entendiendo Si tiene dudas sobre qué es una ‘inclusión’, en qué consiste el ‘facetado’ o a qué se refieren los mineros cuando dicen ‘la montaña pintó’, SEMANA elaboró un glosario para que no se pierda con los términos.
FOTO: IVÁN VALENCIA
INCLUSIÓN O JARDÍN: se refiere a partículas de sólidos, líquidos o incluso gases que se alojan dentro de las esmeraldas durante su proceso de formación: mientras menos inclusiones haya, las piedras son más puras.
esmeraldas
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FOTO: ALEJANDRO ACOSTA - REVISTA DINERO
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ESMERALDAS HISTORIAS POR CONTAR
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