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Un comunismo perruno

Un repaso rápido por las falsas grietas morales en asuntos con poca prensa, pero que hacen al día a día de cualquiera de nosotros.

Por Martín Lehmann Afortunadamente, en los últimos años ha ido creciendo la buena costumbre de adoptar perrosygatos.Algunosdeesos animales penosamente llegaronaesasituaciónporabandono de sus dueños o tal vez simplemente por haber nacido en la calle. Como sea, siempre esungestodeamorygrandeza brindarle una nueva casa a estos cuadrúpedos indefensos.

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Sin embargo, como suele pasar con otros temas que veremosmásadelante,estotrajo consigo la aparición de un sentimiento de superioridad moral que muchas veces eclipsa lagranlabordequienestrabajan con seriedad en refugios y grupos de cuidado animal.

Lamentablemente, en el último tiempo es común escuchar a algunas personas descalificar e incluso insultar a quienes compran una mascota enlugardeadoptarla.Elfielde la balanza se ha ido para cualquier lado, menos para el centro. Se ha dado lugar a una falsadicotomíaenlacualadoptar es lo único bueno y comprar es todo lo malo.

Haypersonasquebuscanque su mascota sea de cierta raza y esonotienenadademaloporque respondealalibertadindividual quetenemoslossereshumanos. Los motivos pueden ser cuestiones de previsibilidad en el comportamiento,expectativasdecrecimiento, o simplemente preferencias de índole estética. Para esto suelen recurrir a criadores especializados que en su gran mayoríahacenuntrabajoprofesional y responsable. Sin dudas es una labor diferente a quienes gestionan un refugio, pero no por eso con menos amor por los animales.

Como decía anteriormente, lamismasituacióndebaseseda en cuestiones como el ciclismo urbano (falsa superioridad moral por elegir la bicicleta) o el veganismo (lo mismo, pero con losvegetales).Conozcogenteque pedalea a todos lados sin sentirse más que los demás, al igual que tengo relación cercana con personas que prefieren no consumir alimentos derivados de animales, pero con los que uno puededialogaramablementede cualquier cosa.

El problema se da en algunos casos excepcionales, pero que tampoco son raros de encontrar. Estamos frente al riesgo decaerenuntotalitarismodel pensamiento y del accionar social. Como vemos, esto ya se da no sólo en las cuestiones puramentepolíticas,sinotambién en algunas personales como las citadas. El casi comunismo perruno (o gatuno, para que no se me ofenda nadie), el fundamentalismo ciclista o el extremismo vegano, son sólo el reflejo de algo mucho más grande. Todo esto se daenuncontextosocialdonde algunos grupos buscan imponer a la fuerza su visión del mundo, pasando por arriba de las libertades individuales.

Nuevamente, aquellos que adoptanmascotasmerecentodo el reconocimiento y felicitación por tan noble acción, pero alguientienequedecirlesqueno son moralmente superiores a los demás. Tal vez sí lo sean frente a quienes abandonan a susmascotasenlacalle…pero nunca frente a quien optó por llevar a su casa un compañero Labrador o Chihuahua para darle un hogar.

PATRIMONIO Y SANEAMIENTO

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