Simbad

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Mil y una noches, mil y un años... El Bagdad del mágico oriente existe al margen del tiempo y el espacio.

Aquí, los zocos y las callejuelas no se vacían nunca, haya o no haya sol. Lustrosas frutas comparten espacio con armas cuyo trabajo de orfebrería no siempre garantiza el corte, y las sedas se exponen sobre vasijas llenas de miel con extraños sabores...

¡Venid! ¡Venid todos!

¡Venid a oír la maravillosa histori a de la lámpara mágica!

Al-a-din era casi un niño cuando descubrió los poderes del genio...

¡Ohh!

Y Al-a-din se convirtió en el bienamado califa que sigue siendo hoy.

Este se le reveló de inmediato como un aliado fiel y poderoso...

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¡Djinn! ¡Vuelve ahora mismo! ¡Aún no hemos acabado!


Lo ordenas...

¡Sal! ¡Te lo ordeno!

Eso no importa. La lámpara te convierte en mi servidor.

No me gustan las órdenes, Al-a-din.

Y no has contestado a mi pregunta.

¿Una pregunta? Ya veo...

...nada me impide arrojarla al fondo de los mares para que pases milenios teniendo por compañeros sólo a los cangrejos y al lodo.

¡Mi futuro, djinn! ¡Quiero conocerlo!

Me está prohibido revelártelo, y lo sabes. Entiendo ...

Ten cuidado. No podré destruir la lámpara, pero...

Eso deberás descubrirlo tú solo.

Te diré una cosa, califa Al-a-din...

Morirás a manos de tu hijo.

¿Mi hijo? ¡¿Cuál?! ¡En mi harén hay más de cien esposas y mis hijos son numerosos!


¿Se puede conjurar ese destino? ¿Si mis hijos... no estuvieran aquí?

¡Capitán Merkreh!

Ningún destino está completamente sellado, califa.

¡Aquí estoy, señor!

Reúne en el acto a tus hombres más fieles.

No irá a... ¡No, es horrible!

¿Qué pasa, Daïna? ¡Al-a-din se ha vuelto loco!

¡Un modo! ¡Debo encontrar un modo!

¡Quiere asesinar a nuestros hijos!

Pero... ¡nuestros hijos son los suyos!

¡Por eso!

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Mi pequeño ...

¡ Só lo no s in te res an lo s varo ne s!

¡ Re un id a to d os l os n iño s!

¡Aaay! ¡M a má !

¡No oo! ¡ D é j e lo !

¡Soltad a nuestros hijos!

Chssst, no hagas ruido.

¡Lucharemos! Pero... Señoras..

No pasa nada, mamá está aquí. Vamos a jugar...

Dejaremos de vernos un tiempo, ¿entiendes?

Un juego en el que tendrás que ser muy muy bueno...

Bla

¿Gu?

da ma

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Mi pequeño...


¿Algún problema, Merkreh?

¡M at ém oslos!

¡Eh! ¡Ay!

Es que las esposas...

Una mujer que se rebela contra las órdenes de nuestro bienamado califa no merece vivir, Merkreh.

Adiós...

Despacio. No te remuevas...

¿Ma?

P ero . ..

¡Has matado a todas mis esposas!

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Se rebelaron, munífico califa, y vuestro djinn nos comunicó sus órdenes...

Cualquier niño que siga con vida es un peligro para ti, Al-a-din.

Deberías agradecerle el celo de tus soldados.

Y a mis mujeres... ¿Por qué?

¿Es que no lo entiendes?

¿Mis órdenes? ¿Qué órdenes? ¡Debíais reunirlos para exiliarlos al otro lado del mar!

¡Desafiaron tu autoridad, poderoso califa!

¡Ese ruido! ¡Es un sollozo!

¡Hemos protegido la misma base de tu poder!

¡Al-a-din! ¡Han matado a nuestro hijo! ¡Tu monstruo lo ha devorado!

¡Daïna! ¡Querida!

¡No la toques, djinn! ¡Nunca debí tener la debilidad de escucharte!

Fui yo quien te hizo califa, Al-a-din. Antes de ocuparme de tus asuntos sólo eras un ladrón de lámparas.

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¡Qué distraído soy! ¡Esta se me había escapado!

Sé lo que te conviene.


Muchos años después, en el Golfo de Arabia, en el puerto de la isla de Qarawh...

¿De verdad te vas, Simbad?

Sí, Merkes. Has sido un padre para mí, me has enseñado todo lo que sé...

...pero parto a descubrir quiénes fueron mis padres.

Lo comprendo.

Sabía que este día llegaría desde la mañana en que te encontré.

¿Cómo piensas hacerlo?

Me ayudaré con magia.

Ya veo.


Con magia y supongo que con todos esos objetos maléficos que coleccionas.

Es c ierto, tienen poderes, pero ignoran lo que es el bien o el mal.

Sólo la intención humana condiciona su destino.

Cuando se le v ierte el vino adecuado, te revela los secretos del pasado.

Voy a reunirme con cierta maga que posee una copa de gran valor, el Cráter de Alejandría.

Adiós, Merkes. Hasta pronto.

Sé prudente, Simbad.

Así empiezan las leyendas. La de Simbad el encantador, aventurero y pirata romántico, arrancó aquí...

¿Un té, señor? ¡Caliente, muy dulce!

¿Sabes que puedo leer tu futuro en las hojas de té?

¿Por qué no?

Si lo deseas, puedes saber cuál es tu destino.

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