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Entrevista - Blanca Inciarte
La Academia de Golf se consolida
Blanca Inciarte, su directora, ha sabido reinventarse para llevar adelante una iniciativa que ha brindado sus frutos con talentos emergentes
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Por Antonio Castillo Fotos: Gabrielle Pierotti Zapiain
Curtida en el mundo de la industria petrolera, Blanca Inciarte no deja nada a la improvisación, y es que esta zuliana de pura cepa es una rigurosa seguidora del método y la disciplina, que hace de la Academia de golf menor del Club Valle Arriba un escenario donde todo fluye con naturalidad y eficiencia.
Nacida en el seno de una familia por demás numerosa, en la que destacan diez hermanos, Blanca vivió sus años de infancia en el campo petrolero de Lagunillas, en la costa oriental del Lago, por lo que aporta ese calor humano a todo lo que emprende. “Provengo de una familia netamente petrolera, desde mi abuelo hasta mí”, reconoce con orgullo esta profesional nacida en Maracaibo a mediados del año 1969.
Con una sólida experiencia de 15 años en Pdvsa, donde desarrolló su carrera universitaria de Relaciones Industriales, Blanca Inciarte abre con satisfacción un currículum en el que destaca su participación en el área de Calidad de Vida, donde trabajó con pasión para mejorar el entorno laboral de los empleados de la empresa, para que no se vieran como simples trabajadores, sino como un núcleo integral de Pdvsa.
Luego del episodio que terminó con el despido de miles de trabajadores tras el paro petrolero de 2002-2003, Blanca Inciarte se radica unos años en Estados Unidos y regresa para integrar el staff de funcionarios de la Alcaldía de Chacao, que dirigía entonces Leopoldo López. Específicamente, trabajó para modernizar la geren–cia de Recursos Humanos, pero lo más significativo es que en esos menesteres conoció a su esposo Alexander Salazar. “Fue un matrimonio que nació de la adversidad en la que vivíamos, pero hemos logrado consolidar una familia con nuestro hijo Sebastián Enrique, hoy de 14 años”, asegura.
Valle Arriba hasta los tuétanos
No tiene rubor en afirmar en que ha sido, es y será Valle Arriba Golf Club. “En la década de los 80 fui socia gracias a mi papá, por espacio de 28 años. Crecí viendo el Ávila en nuestro Club, hasta que mi papá se radica en el exterior y vende la acción, pero mi esposo, quien había dicho que jamás jugaría golf, se apasiona por esta disciplina y terminamos haciéndonos socios titulares hace ocho años”.
Explica que, gracias a su hijo Sebastián, quien es un aventajado golfista, le mueve una motivación adicional y en este sentido asegura que será “Valle Arriba por mucho tiempo”. Se autocalifica como una adicta al trabajo (workaholic), pero las vueltas de la vida le hicieron poner sobre el tapete su prioridad de madre, aunque con la misma pasión, dedicación y entrega con la que actuó en su vida profesional. “Llego a la Academia, que es el resultado del trabajo de muchos de mis predecesores como Julio y Juan Nutt, Víctor Fookes, Francisco Alvarado, siempre con el apoyo de un grupo de padres de la talla de José “Cheché” Navarro, Rafael Navarro y Miguel Camacho. En este entorno entro yo sin saber nada de golf, pero teniendo a un hijo que se creía Rickie Fowler, y quien a los nueve años me dijo que este sería su deporte para toda su vida”, recuerda.
En efecto, reconoce que gracias a su hijo se involucró en la disciplina y menciona como punto de inflexión un torneo celebrado en Barquisimeto en el que Sebastián desfiló orgulloso con su uniforme del VAGC. “Desde allí comenzamos un grupo de padres, que decidimos amarrarnos los pantalones para darle a la Academia el rango que requería”.
La Academia de Golf del Valle Arriba lo tenía prácticamente todo, unas instalaciones confortables fundamentadas en una gran inversión en la gestión de Ricardo Rojas y María Pereda, y como buena profesional de la empresa petrolera y su dinámica, Blanca Inciarte comienza a estudiar situaciones y proyectos para mejorar, para reinventarse y buscar la excelencia en toda su dimensión de valores. “La idea es que los niños lleguen a la Academia con alegría, sin frustraciones, ni competitividades malsanas, y disfruten con la visión de que siempre van a aprender algo”, señala.
“Comenzamos a estudiar las experiencias de otras academias de golf, e involucramos a los padres en charlas motivacionales y de orientación, en las cuales les enseñamos la importancia de la alimentación y el desarrollo físico, y así logramos consolidar al equipo. Quiero destacar que sin el espaldarazo de esos padres no se hubiese logrado lo que hoy tenemos. Yo soy la cara visible, algunos me tachan de ‘dictadora’ (porque hay que mantener el orden), pero sin el apoyo de los padres no estaríamos actualmente disfrutando de los logros de la Academia de Golf del VAGC”.
La Academia de Golf del Club Valle Arriba es un beneficio que tienen todos los socios, que en un momento ha contado con hasta 54 alumnos. “Actualmente, como estructura grupal, la Academia ha bajado en número de alumnos, entre otras cosas por la pandemia, pero es de hacer notar que siempre ha contado con el apoyo de los golfistas profesionales, encabezados por el Head-Pro Juan Carlos Berastegui, así como de los profesores Omar Pacheco y Ramón Muñoz. Asimismo, tuvimos la asesoría de Luis Rivas, y en el presente contamos con el apoyo de los Teaching Pro de la PGA Venezuela, Jorge Rojas y Marvin Arcia quienes están dedicados a los golfistas más pequeños”.
Poco a poco se ha llegado lejos, y en este punto recuerda Blanca que, en los inicios de la Academia, los niños –en número entre 20
y 22- iban formalmente uniformados a los torneos, pero los resultados no daban. Altos scores sobre 100 hacían que les llamaran “Los Ositos Revoltosos”, pero con trabajo sostenido esa tendencia se ha ido revirtiendo. “Los profesionales encabezados por Juan Carlos Berastegui nos hicieron entender que los resultados se irían consiguiendo de a poco. Nos decían, ¡hoy vamos por el 88!, que era un bogey por cada hoyo, y así fue, sin exigirles mucho a nuestros niños, se vieron los resultados. Con un golpe más en cada hoyo comenzaron a ser mejores, a ser más fuertes con constancia, disciplina y honestidad, y hoy es un orgullo ver en el podio de cada premiación a golfistas del Valle Arriba en todas las categorías”.
Blanca Inciarte y su equipo afianzan los logros de la Academia de Golf del Valle Arriba e impulsan los talentos emergentes
Camada de alto rango
El Valle Arriba Golf Club se ha caracterizado por proveer consistentemente una buena camada de jugadores. Actualmente tienen en sus filas al joven Virgilio Paz como su principal referente. Campeón nacional y sudamericano, Paz emerge como una figura que está llamada a ocupar primerísimos planos en el golf venezolano.
También hacen vida en el VAGC especialistas de las nuevas generaciones como Rocco Saraceni, miembro de la selección nacional de cara al próximo Campeonato Sudamericano de Golf Juvenil, el propio Sebastián Salazar Inciarte, quien fuera campeón nacional infantil en 2019, así como los hermanos Anabella e Ignacio Beaujon, y la última adquisición, María Mercedes Tablante, quien es campeona nacional.
Otros representantes de la Academia del Club Valle Arriba se encuentran desarrollando su juego en el exterior; tal es el caso de Santiago “Chipi” Navarro, Ariana y Valentina Carvalho, quienes forman parte de ese ciclo natural que va generándose dentro de la disciplina.
Como se puede ver, las cuidadas praderas del VAGC han sido el escenario ideal para que niños y jóvenes exploten sus habilidades en el deporte de los fairways y los greenes.
La FVG, un ente representativo
Como leal seguidora de las normas y los estatutos preestablecidos, Blanca Inciarte reconoce la labor de la Federación Venezolana de Golf, organismo que centraliza todos los lineamientos de la disciplina en el país. “Debo decir que en los últimos tres años, la labor de la federación –en cuanto al golf menor y juvenil en el país– ha sido sencillamente impresionante. La motivación que han logrado en los niños, los cuales preguntan todos los días cuándo hay torneos, demuestra que para ellos es prioridad el golf menor porque allí está el futuro de la disciplina. En líneas generales han hecho un gran trabajo integral en el desarrollo del golf nacional”.
Considera que la FVG puede mejorar en torno a las selecciones nacionales, haciendo más transparentes esos números y estadísticas que en muchos casos los padres de los atletas no entienden, y en este sentido asegura que la directiva encabezada por Rafael Barrios De Jongh tendrá en Blanca Inciarte una crítica frontal, pero siempre proponiéndole las posibles soluciones: “Las puertas de la Federación siempre han estado abiertas y hemos trabajado en equipo y así debe continuar. Le hago un llamado a los padres para que mantengamos abierta la comunicación con la FVG, para que el organismo siga creciendo en pro del golf en el país”.
Naturaleza motivadora
Una de las experiencias más enriquecedoras que Blanca ha podido palpar en este trajinar por el golf, es ver a los niños correr por el campo y yendo a su encuentro con esa alegría y expresividad tan propia de ellos, decirle que han bajado dos golpes con respecto a su último ranking. Pero todo eso bajo el impresionante marco del cerro el Ávila. “Pararse en el hoyo siete, o en el uno y mirar al Ávila, para mí ya eso es ganancia”, asegura.
Por otro lado, es de las que piensan que el club debe reorientar esos fundamentos iniciales para hacerlo más jovial y contemporáneo, sin perder la estricta formalidad que instauraron sus fundadores: “Debe ser el VAGC un punto de encuentro de jóvenes y no tan jóvenes socios, esa especie de burbuja donde nuestros hijos tengan ese espacio para desarrollarse con seguridad en medio de este duro país que nos ha tocado enfrentar debido a la crisis política, social, económica, de servicios y ahora con la pandemia. Ese cambio ya se está dando. Tenemos un campo espectacular, la familia del tenis está consolidada, el grupo del gimnasio ha defendido sus actividades y eso es lo que tiene que seguir sucediendo”.
Recuerda que cuando se involucró en la Junta Directiva del VAGC en calidad de directora suplente le dijeron que había entrado a la junta de condominio, y ella pensó que era cierto. “Una junta de condominio de 650 familias que se quejaban por separado, pero que ahora tienen representantes que escuchan sus inquietudes para el avance de todos. Esa es la manera en que se construye todo, se construye un país y el espacio más cercano que tienes. Es por ello que hoy puedo decir que no solo tenemos el mejor campo de golf, sino que también tenemos el club con la mejor gente”. Su hijo Sebastián, aventajado golfista, es quien los ha motivado, tanto a ella como a su esposo, a involucrarse con el deporte y consolidar su esfuerzo por alcanzar más y mejores logros