Memoria

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ESCOLAR / HERALDO DE ARAGÓN MIÉRCOLES 13 de diciembre de 2017

EN CENTRALES

ESCOLAR / HERALDO DE ARAGÓN MIÉRCOLES 13 de diciembre de 2017

La memoria: compañera inseparable del aprendizaje Con la innovación educativa por bandera, a menudo, se nos olvida uno de los ingredientes básicos del éxito del aprendizaje: la memoria

■ Las aulas aragonesas se encuentran inmersas en una vorágine de cambios, de profundas transformaciones que afectan a todos los ámbitos educativos. Y los docentes buscamos la fórmula del bálsamo de Fierabrás –que cura todas las dolencias– para que nuestros alumnos aprendan más y mejor; buscamos soluciones en los espacios de enseñanza-

aprendizaje, diseñamos proyectos y experiencias que los conviertan en protagonistas... pero también, muchas veces, nos olvidamos de uno de los ingredientes fundamentales de ese bálsamo que tanto ansiamos: la memoria, que, lamentablemente, se está convirtiendo en la eterna olvidada en nuestro trabajo docente; estamos desterrando su función y de-

bemos volver a invitarla a nuestras aulas. Todo aprendizaje exitoso debe contar con la ayuda de la memoria. Sin ella, los procesos mentales que hacen recordar lo aprendido no se producen. Hablamos, pues, de esa compañera imprescindible para alcanzar el éxito en los procesos de aprendizaje del alumnado. Por Diego Arroyo Murillo*

¿Qué es la memoria? La memoria es la representación mental de una experiencia vivenciada y la consiguiente capacidad para evocarla cuando es necesario. Es esa capacidad mental que nos permite almacenar la información que recibimos a través de diferentes cauces o canales: visual, corporal, mental, auditivo, táctil... Aprender y memorizar forman un todo indisoluble, son conceptos inseparables en todo proceso de aprendizaje. Cuando aprendemos y memorizamos estamos mejorando el cableado sináptico de nuestro cerebro, que permite a las células nerviosas comunicarse con otras. Es un proceso básico para nuestra supervivencia biológica y social.

Neuroeducación Ne

El poder de la repetición

¿Por qué hay que reforzarla? La memoria influye de manera clara y directa en nuestro día a día, es el pegamento que da consistencia a lo aprendido. Trabajar para reforzarla, comporta muchos beneficios: ■ Mejora los niveles de atención. ■ Aumenta la velocidad de procesamiento y fluidez mentales. ■ Permite desarrollar la parte creativa de nuestro cerebro. ■ Mejora, de manera evidente, la capacidad de concentración. ■ Crea reserva cognitiva, que retrasa la aparición de las demencias.

¿Cuántos tipos de memoria hay? Existen diferentes clasificaciones de tipologías de memoria, en función del tiempo que necesitamos para recordar una información: ■ Memoria a corto plazo: es aquella que conserva y preserva la información que necesitamos en un momento concreto y que olvidamos de manera natural. Pude durar segundos, minutos u horas. En el campo de este tipo de memoria a corto plazo, se encuentra la denominada ‘memoria de trabajo’, fundamental y muy importante para el desarrollo de actividades en el aula, que invitan a la reflexión y resolución de problemas; por ejemplo: retener una secuencia de instrucciones que nos acaban de dar. Nos permite trabajar y retener pequeñas cantidades de información durante breves periodos de tiempo, mientras leemos, pensamos o man-

tenemos una conversación. Es limitada y compleja, opera en pocos segundos e involucra a la corteza prefrontal del cerebro, eje primordial de las funciones ejecutivas. El proceso de maduración de la corteza prefrontal no concluye en la adolescencia, por lo que conviene tenerla muy en cuenta a nivel conductual y cognitivo. ■ Memoria a medio plazo: nuestros recuerdos pueden durar días, semanas o meses. Cuando prestamos especial atención, podemos mantener la información durante más tiempo y así poder acceder a ella con mayor facilidad. ■ Memoria a largo plazo: su capacidad de almacenamiento puede durar años; utilizando la metodología adecuada podemos recordar de una manera más fácil la información procesada hace años con éxito.

La práctica continuada de la repetición y su reflexión posterior persiguen corregir, ajustar, evaluar y rectificar, en su caso, la información que se transformará en aprendizaje. El trabajo colectivo, la interacción con otros, la repetición convergente de conceptos por diferentes canales, son el camino para construir el conocimiento, basándonos en la repetición. Al igual que en la teoría del mito griego de Sísifo, que, tras enfadar a los dioses, fue condenado a perder la vista y a empujar, durante toda su existencia, una enorme piedra hasta la cima de una montaña, solo para que esta volviera a caer y tuviera que volver a subirla. El aprendizaje es un proceso de repetición constante y uniforme, en el que se construyen los recursos inconscientes, cimientos que luego nos permitirán aprender conscientemente. El entrenamiento repetitivo mejora muchas sinapsis –relaciones neuronales–, que no son funcionales, transformándolas en funcionales. Los cambios a largo plazo en las neuronas ocurren después de que estas hayan sido estimuladas, al menos, cuatro veces durante una hora. Así, pues, los ejercicios repetitivos y sistemáticos son necesarios todos los días.

La neuroeducación está dando grandes pistas para optimizar el rendimiento de nuestro cerebro y, por lo tanto, el trabajo con la memoria. En el aprendizaje influyen muchos factores, pero los pilares que lo fundamenta son: la genética, el medio específico, la motivación y la memoria. Y, como bien dice el profesor Francisco Mora Teruel: «Sin emoción no hay aprendizaje», por lo que bien podemos añadir que sin emoción no hay memoria. Las emociones encienden y mantienen la curiosidad y la atención, el interés por descubrir lo que es nuevo. Todo aprendizaje nuevo, asociado a un episodio emocional, permite un mayor y mejor almacenamiento y recuerdo de lo aprendido. Pero, aunque la motivación surge del interior y es una respuesta emocional, el papel del profesorado sigue siendo fundamental en el proceso de aprendizaje. Nuestro cerebro está continuamente calculando, haciendo predicciones; si el resultado mejora lo esperado, libera dopamina, el neurotransmisor que nos motiva en momentos duros con la promesa de una recompensa y que facilita el proceso de aprendizaje. En este punto, es obligado traer el concepto de descanso cerebral: los mecanismos cerebrales involucrados en el aprendizaje consiguen un buen estímulo cuando el cerebro ha tenido tiempo para reposar y reflexionar sobre lo aprendido. Por eso, el descanso cerebral nos ayuda a fortalecer y consolidar los recuerdos de las últimas tareas aprendidas, reforzando el aprendizaje futuro. Nada sucede de forma aislada. Cuando estamos aprendiendo algo nuevo, traemos a la mente todas las cosas que sabemos, que están relacionadas con esa nueva información. De esta forma, se incrusta la nueva información en el conocimiento ya existente, que ya teníamos.

El trabajo en las aulas

EN CENTRALES Todo este proceso puede y debe trabajarse en el aula a través de experiencias didácticas, que ayuden a los alumnos a cimentar bien los contenidos trabajados. Analicemos algunas de estas implicaciones didácticas para reforzar la memoria y mejorar la adquisición de conocimientos: ■ La importancia de los elementos visuales: una forma de optimizar el aprendizaje consiste en introducir gráficos, que ayuden a los alumnos a organizar su pensamiento; además, estos elementos actúan como factor motivador decisivo. En el área de Matemáticas, por ejemplo, su utilidad se aprecia claramente, aunque podemos extrapolarla a todas las áreas recurriendo al Visual Thinking, que consiste en plasmar ideas, procesar información mediante el uso de dibujos, textos, conectores…. En definitiva, se trata de hacer eficaz y visible nuestro pensamiento, ayudándonos de diferentes herramientas didácticas como: mapas mentales, Graphic Recording, Sketch Notes, Doodling o Visual Facilitation. ■ Interrumpir las clases, cada 15 minutos: la eficacia en el razonamiento requiere conocimientos previos, análisis y que la información permanezca cierto tiempo en la llamada ‘memoria de trabajo’ –a corto plazo–, destacando en este punto la relevancia del papel de la atención. Para conseguir mantener la atención, el doctor y experto en neurociencia Francisco Mora Teruel propone, cuando estemos trabajando con los alumnos un tema denso, interrumpir la clase cada 15 minu-

tos, durante dos minutos, con algo diferente, motivador; de esta forma, se cometen menos errores atencionales. Conseguida la atención, la reflexión sobre el trabajo realizado es fundamental. La inclusión de rutinas de pensamiento –estrategias breves, útiles y fáciles de aplicar para ayudar a lograr un pensamiento eficaz, facilitando el pensamiento visible– y destrezas de pensamiento –la diferencia entre destrezas y rutinas es que las primeras están un poco más elaboradas y se apoyan en organizadores gráficos para hacer visible el pensamiento– fortalecen la memoria y ayudan a establecer buenas estrategias enfocadas hacia el estudio, a ser críticos ante las diversas informaciones, a desarrollar el pensamiento divergente y a tomar decisiones meditadas y con eficacia. ■ La educación lenta: es importante respetar los tiempos de descanso cerebral y educar a nuestros alumnos en la cultura de la lentitud, con el objetivo de asentar y tener el reposo necesario para enfrentarnos al futuro, que se nos presenta como algo obligatorio y necesario. Debemos prestar atención a los ‘silencios’ en los procesos de enseñanza–aprendizaje, tiempos de reflexión tan necesarios. ■ Desdramatizar el error: enseñar a los niños el valor que encierra la equivocación se antoja muy necesario; el error no es algo negativo, sino una continua constante intrínseca al propio proceso de aprendizaje y memoria; sin error y rectificación, junto con evaluación, no hay creatividad, el ele-

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mento nuclear que nos permite aprender y retener algo nuevo. ■ Prestar atención al juego: como expone en su libro ‘Cuando el cerebro juega con las ideas’ el doctor Mora Teruel, referente internacional en neuroeducación, «el juego es el disfraz del aprendizaje», así se camufla la principal fuente de aprendizaje, sobretodo en edades tempranas. En edades correspondientes a la etapa de educación infantil y primaria, el cerebro aprende y absorbe –aprendiendo y memorizando– información sensorial y motora con la que se desarrollan los circuitos neuronales específicos del cerebro. En estas etapas, es primordial aprender directamente sobre la realidad. Implementar experiencias memorables, basadas en el pensamiento lúdico –gamificación, Serius Games, Game Thinking...–, ayuda a mejorar la atención a la hora de ejecutar una tarea, ejercitar el autocontrol y estimular el afán de superación. Todo el ‘feedback’ generado provoca que el alumnado persevere en sus retos. ■ Otros factores: reducir los niveles de ruido en clase; la arquitectura del aula también enseña; se aprende más y mejor cuando mostramos el contenido en múltiples formatos o modalidades; la música y tocar algún instrumento crean nuevas conexiones en nuestro cerebro; leer genera y enriquece el mapa cerebral; sin olvidar que la actividad tanto física como artística activan el cerebro. *ASESOR DE FORMACIÓN CIFE JUAN DE LANUZA UFI-ZUERA


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