LA MAGIA DEL CAFÉ

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LA MAGIA DEL CAFร Paula Suรกrez Karol Hernรกndez Diego Casallas





PRÓLOGO El café ha sido un elemento fundamental en la historia colombiana y antioqueña. Más que un alimento, el café le ha dado oportunidades a muchas personas de prosperar y tener un sustento en sus hogares. En la región antioqueña, el cultivo del café comenzó en la transición entre el siglo XVIII y XIX por la necesidad de reactivar el sector agrícola de la región. Esto, debido a que la mayoría de personas estaban centradas en el sector de la minería, que había sido liberada de la dominación española. De esta manera, el cultivo de café se fue dando y tuvo un crecimiento muy grande debido a su gran valor en mercado internacional. Pero no solo es importante el valor económico del café. Lo que sucedía alrededor de este tiene una relevancia muy grande en la cultura e incluso la geografía de la región. En el aspecto cultural, las relaciones sociales en torno al cultivo, distribución y venta del café comenzaron a crear una tradición, un estilo de vida y un lenguaje en las personas y familias que dedican su vida a ello. Por otro lado, el aspecto geográfico fue algo que se dio con los años, básicamente: donde había cultivos o lugares de paso importantes, se empezaron a formar poblaciones.


Teniendo en cuenta lo mencionado, a continuación, se presenta un cuento ubicado temporalmente en los años 30. Esta época se caracterizó por el desarrollo de nuevos medios de transporte para productos y personas, y el surgimiento de lugares especializados en el consumo y venta del café. Estos temas serán el eje central de la historia, siendo expuestos desde el punto de vista de los personajes. Así, el cuento tiene el propósito de transmitir los valores y la cultura alrededor del café en esa época, además de contar cómo era la vida en en esa época.

Paula Suárez Karol Hernández Diego Casallas Universidad de los Andes Producto 3


LA MAGIA DEL CAFÉ



Una hermosa mañana de 1935, José Pérez se levantaba con el cantar del gallo.

A sus 12 años ya iniciaba a trabajar en el transporte de productos en mula. Es decir en la “arriería”.


El arriero era un hombre honrado y cálido. José lo sabía y por eso quería aprender, por esto empezó como “sangrero”: un aprendiz de todos los trucos del trabajo.

El deseo de José era poder llegar a ser cada vez un mejor arriero, o un arriero “pion”.


Un día José debía ir de regreso a Medellín desde Segovia, por lo cual, iba por el camino de Santo Domingo. Ese día preparó la comida para las mulas ya que debían ser cuidadas muy bien porque de ellas dependía que pudieran llegar a su destino sin contratiempos.


Durante el camino José se fijó en llevar todo lo necesario, él quería hacer todo bien, llevaba una aguja e hilo en caso de necesitar coser algún costal con los productos que llevaba. Además, llevaba una bocina para hacer ruido y así guiar a las mulas en la oscuridad.


Una noche, mientras continuaban el recorrido, José vio a una ancianita llorando que lo miraba. Él se bajó del caballo, se acercó y le preguntó: -¿Qué pasa abuelita? Entre lágrimas, ella contestó: -Tengo mucha hambre…


José al ver esto decidió darle de su comida. Al principio la mujer no quería recibirlo, diciendo que no tenía nada de dinero para pagarle; pero el muchacho insistió hasta que aceptó y se sentó con ella a compartir su comida.


Cuándo terminaron, José se despidió de ella y ya cuando se iba a ir, la anciana lo detuvo, lo bendijo y le dió un grano de café como agradecimiento. Ella le dijo: “Es un grano mágico, pronto descubrirás su gran poder, úsalo sabiamente”.


El viaje había terminado y José no dejaba de pensar en lo sucedido. Él aún no entendía lo que la ancianita había dicho. Tampoco sabía qué tenía de especial aquel grano. Caminando distraído por la finca de su familia al estar pensando sobre eso se cayó y casi se le resbala el grano de su mano.


De rodillas, José se dio cuenta que había empujado el grano a la tierra con la mano. Cuando José quitó su mano del suelo, se dio cuenta de que una planta de café empezaba a crecer rápidamente.


Sorprendido, creyó que ese era su gran poder: el súper crecimiento. José estaba maravillado. La planta estaba cargada con los granos de café más hermosos que había visto en su vida, por lo que decidió ir a mostrarlos a su familia.


Su familia, que no tenía mucho dinero, alegres por los granos de café terminaron maravillados con la historia detrás de aquella planta. Pensaron en venderlos así, pero en realidad eran muy pocos granos para la venta.


Sin otra opción, usaron esos granos para preparar el café de la casa: los secaron, molieron, agregaron una cucharadita a cada taza con agua y lo revolvieron. Esa preparación era el tinto de la familia, que compartían con felicidad.


Pronto se volvió una tradición familiar invitar a amigos y vecinos a disfrutar del café de aquella maravillosa planta. Alrededor de esta muchas personas se encontraban. Incluso arrieros pasaban y bebían café mientras contaban anécdotas.


Durante las tardes de café, los invitados empezaron a compartir sus grandes sueños. Los que más creían en poder cumplirlos, al beber el café sentían un cosquilleo en la garganta y esto hacía que el momento fuera especial.


Días después, a la casa de la familia, volvieron las mismas personas que sintieron ese extraño cosquilleo en su garganta, diciendo que sus sueños se habían hecho mágicamente realidad.


Juan, una de esas personas, había deseado tener su primera mulita pronto. Pasados dos días, despertó por un ruido raro y se encontró con una mula en su cocina. Asustado, revisó todas las puertas, pero todas estaban cerradas, y emocionado sintió que su sueño mágicamente se había hecho realidad.


Cuándo la familia escuchó todas las historias, José se acordó de la anciana misteriosa. Por fin él y su familia descubrieron que el verdadero poder mágico de la planta de granos interminables, era hacer los deseos realidad.


A partir de allí la familia, que era muy bondadosa, empezó a contarle a todos los que conocían acerca del poder mágico de su café, para que todos pudieran pedir su deseo y que de esta manera fueran felices.


En poco, la finca empezó a ser visitada por muchas personas y la familia decidió crear un pequeño lugar al lado de la casa para que las personas compraran y disfrutaran el café.


A los de poca fé no se les cumplian sus deseos , mientras que a los que sí, agradecidos, regresaban al café, invitando cada vez a más personas. Con el tiempo el lugar se llenaba más y más, por lo que la fama de su café mágico hizo necesario poner más mesas y sillas para los clientes.


El café poco después cobró tanta vida que no era raro ver gente cantando y tocando música en él. Su ambiente se prestaba para diversos artistas que buscaban inspiración, como poetas, que empezaron a sentirse atraídos por el lugar.


Un día, al famoso café llegó alguien que era de otro lugar. José la primera vez que lo vio pensó que era algo extraño pues vestía de negro y siempre parecía enojado cuando pedía el café.


Su nombre era Clemencio. Cada vez iba al café y regresaba diciendo que el “café mágico” no lo ayudaba, que él creía en poder cumplir sus sueños pero no entendía porqué la bebida no le funcionaba. Al final se levantaba, dejaba el dinero de golpe y se iba.


José muchas veces le dijo a su mamá que notaba que aquel hombre era malvado y que no se sentía a gusto cuando él iba, a lo que su mamá siempre le decía que no le diera importancia porque él era un cliente más.


Un día José se dio cuenta que su madre, que había ido por más café al árbol, no había vuelto en mucho tiempo.

El chico le dejó el lugar a su abuelo y se fue a buscarla. Entró a la casa y no la vio, así que se fue hacía la planta mágica de café.


Cuando llegó se encontró con una horrible sorpresa, el malvado Clemencio quería arrancar la planta mágica desde la raíz y la mamá de José trataba de impedirlo.


José rápidamente pidió ayuda a los clientes, a su padre y a todos los del café. Los clientes, que eran vecinos de Clemencio, se dieron cuenta de lo que él estaba intentando hacer y así, con mucha pena por haber sido descubierto, este se marchó al instante y nunca más se volvió a aparecer por el lugar.


Por el triunfo del bien y la bondad de la clientela del café, la familia decidió llamar el lugar como “El café de los deseos bondadosos”.


Poco después, la familia decidió hacer una reunión en el café. Ellos repartieron anuncios por toda el pueblo para que todos pudieran tener un momento de unión y paz.


El día del encuentro en el café todos estaban muy alegres y sonrientes. José mirando a la gente se fijó que había que le parecía familiar. Se acercó y se dio cuenta de que era la ancianita misteriosa del grano.


José, agradecido le dijo que no sabía cómo pagarle. La ancianita le dijo que por favor la llevara a ver la planta mágica.Al llegar, esta dijo “Es hora de que me vaya, por favor recoge los últimos granos de café de esta planta y siembralos por toda Antioquia”.


La ancianita, al tocar la planta, desapareció. José impresionado estaba decidido a cumplir aquel deseo. Mientras tanto, su mamá lo llamó para que regresara. Y fue así como todos felices celebraron, sin saber, que ese sería su último café de los deseos.


FIN.



EPÍLOGO Semanas después, José decidió cumplir con la voluntad de aquella ancianita que había traído tanta felicidad a su familia. Aquel árbol que fue mágico en ese entonces e hizo progresar a su familia, desde que la anciana desapareció no cumplía más deseos. Por esto José recogió los últimos granos de la planta, se marchó y empezó su camino repartiendo todos los granos por Antioquia. Algunos los regalaba, otros él mismo los sembraba, y así, gracias a este joven, el cultivo de café empezó a surgir y a expandirse alrededor de la región. Además se formaron poblaciones cerca a las plantas de café y las personas empezaron a cuidar de estas, más adelante estos espacios recibieron el nombre de cafetales y tanto el oficio como la población crecieron mucho. Luego surgieron nuevos espacios donde ofrecían una gran variedad de distintos tipos de café, y algunos de estos se han mantenido hasta el día de hoy.



REFERENCIAS LECTURAS: -Ferro, German (2002) Arrieros antioqueños: empresarios de a pie. En: Dávila, Carlos y Guevara, L. DE (comp.) (2002). Empresas y empresarios en la historia de Colombia: Siglos XIX-XX. Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Administración. -Monje, Camilo (2001) “Cafés y Clubes: espacios de transitoria intimidad”. En Borja Gómez, Jaime y Rodríguez Jiménez, Pablo (2011). Historia de la vida privada en Colombia. Tomo II. Los signos de la intimidad. El largo siglo XX. Bogotá: Taurus. -Brew, Roger (2000). El Desarrollo de las industrias manufactureras. En: Desarrollo económico de Antioquia desde la independencia hasta 1920. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia. -Valero, Edgar (c1998). El nacimiento de la fábrica moderna en torno a los bienes de consumo. En: Empresarios, tecnología y gestión en tres fábricas bogotanas, 1880- 1920: un estudio de historia empresarial. Santafé de Bogotá: Escuela de Administración de Negocios, Centro de Investigaciones. INVESTIGACIÓN: https://publicaciones.banrepcultural.org/index.php/boletin_cultural/article/download/3114/3201 http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/modosycostumbres/homca/homca07.htm TIPOGRAFÍA: Gill Sans Infant Sd




LA MAGIA DEL CAFÉ La magia del café cuenta la historia de José, un niño alegre y soñador que un día se encuentra con una pobre ancianita que le da un gran regalo. Este trae consigo mismo muchas sorpresas y aventuras, y así la vida del muchacho y de su familia cambia para siempre.

Ilustrado por: Karol Hernández Paula Suárez


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