el afecto de las piedras
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La piedra nunca serรก dura, ni menos impenetrable...
Cuando el agua se retira las piedras emergen como crustáceos, entregan su brillo a la mirada, se adormecen en el sol, ese otro mar que las seca como si la canción pétrea se quedara muda, perpleja y marchita... ...pero el agua volverá todavía...
QuĂŠ difĂcil es encontrar piedras totalmente transparentes donde vivo, o verdes o azules. A veces llegan pedacitos de ladrillos que el mar devuelve como sintiĂŠndose orgulloso de alguna destrucciĂłn.
Ay, piedra que no caes, pero dueles...
La piedra se esconde bajo la piedra, el agua trae ecos de formas y colores, las alas de los pĂĄjaros emergen solas, los picos, los cuerpos de las gordas rodantes, su desnudez, la vulnerabilidad de la piel de la tierra, esculpida por las corrientes, a golpes de escalofrĂo, intensidad y calor.
La piedra nunca descansa...
La gente que murió en el mar se volvió flor pétrea, los pétalos que se encuentran conversan una belleza. Quien se atreve a dudar de la continuidad. El amor deja siempre un sedimento esparcido en el ambiente. Dichosos los que ven sus montañas y puedan subir por ellas o bajar placientes hasta sus caseríos.
La piedra dura rueda muy rĂĄpido y a pasos contundentes. Viene a parar saltitando a mis pies. Se torna difĂcil recogerla. El mar no la suelta. La piedra se escapa como una mariposa. QuiĂŠn ha dicho que no sabe volar sola?
No hay silencio en las piedras, y menos cuando las miradas buscan una caricia, un hechizo o una cierta compaĂąĂa...
Las piedras se vuelven lentas cuando aprenden a disfrutar de su camino...
Nada como una piedra. La ternura perdida del universo se acumula en las piedras de la playa... ...Es s贸lo recogerla...
Hay piedras que absorven el alma de las personas.
Y allĂ van en su ritmo, como que desafiando al tiempo y al espacio... Algunas se salen del destino... Son las que menos se pierden... las que deciden... Esas piedras llegan muy lejos... Llevan la vida dentro... Como una mĂşsica que nunca sale de los oĂdos...
QuĂŠ manera de insistir... las piedras nunca pierden el entusiasmo... A pesar de las voces contrarias y bĂĄsicas... se juntan sin vergĂźenza para poner huevos por todos lados... jamĂĄs se les acaba el calor...
Las piedras conversan con las miradas... Alguien puede poner eso en duda?
Las piedras guardan los mejores secretos...
Las piedras se contentan tambi茅n con derretirse sin fuego... ...s贸lo con el juego de la mirada atenta.
Que las buenas piedras vuelen por donde quieran...
Mientras buscรกbamos formas, el mar nos sorprendiรณ... la amistad moja mรกs que el agua.
Que la paz siempre sea de vida...
Las piedras que volvieron a la vida en realidad vinieron todas del cielo como รกngeles
Hay que brillar por lo que tenemos dentro... No por lo que tenemos fuera que enceguece... Hay un mar que nunca se aleja de las piedras...
Tarde o temprano las piedras llegan a su destino...
La noche nunca es oscura cuando las piedras nos hablan como si fueran estrellas....
El orgullo de una piedra se mide por el tiempo en que la miren...
Hay que seguir lo que nos gusta y lo que elegimos con nuestra inteligencia total... Las piedras se van cantando viajando a la velocidad de la Tierra... A veces son el espejo de los sue単os y los deseos...
Siempre un cariĂąito puede solucionar las cosas... Las piedras se olvidan de que no pueden abusar de sus encantos para ganarse el amor de otras piedras... Hay que tambiĂŠn ser tierno hasta con la mĂĄs dura roca...
Si las piedras se entienden todo estรก dicho.
Las piedras nunca pierden la inocencia a pesar de haber rodado tanto...
Trabajaba con palabras que ya existían, ahora juego con piedras que la naturaleza mandó rodar por allí, mientras más concreto soy, lo invisible le gana espacio a la realidad...
Unidas las piedras van soldando su complicidad...
Vigilar, nunca descuidar nada... Todos merecen nuestra atenci贸n... ...S贸lo una mirada no basta...
Las piedras que de la noche a la ma帽ana se les ocurri贸 confesar un secreto...
Las cosas más pequeñas y simples pueden ser las más importantes... Nuestro corazón a veces necesita de una lupa... Las piedras tratan de igual a igual a la arena y a los peñascos... Hay días en que hasta las cordilleras les piden consejos a las diminutas piedrecillas que se acumulan en la playa...
Cuando una piedra se enamora... O se enamoran de ella... Ni la roca mรกs dura resiste...
La asamblea de las piedras es muy graciosa... Todas hablan a la vez y todas se entienden... Nadie piensa mal de las otras y menos de sĂ mismas...
El futuro de las piedras estรก en el presente...
Si se levantan es para pedir permiso y contarnos una historia...
Llega un momento en que no es pertinente hablar de piedras...
Del lejano mar vine aquĂ... Tus miradas serĂĄn mis olas...
el afecto de las piedras II
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