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Recomposición Periférica ©, 2014 Cristian Inostroza

Producción: Paula Urizar Edición y diseño: Diego Parra ISBN: XXX-XXXX-XXXX Se imprimieron XXXX copias de este catálogo en XXXXXXX durante el mes de octubre de 2014.

Este proyecto ha sido financiado gracias a FONDART 2014.


Recomposici贸n Perif茅rica

Cristian Inostroza



El espacio del habla y la instancia de escucha: un ingreso a Recomposición Periférica El proyecto Recomposición Periférica consistió en una serie de tres intervenciones en las comunas de La Granja, El Bosque y Paine. En ellas, el artista Cristian Inostroza invitó a los vecinos de un pasaje en cada una de las comunas a decir algo que estuviera encerrado en el espacio privado de sus vidas, pero que ellos quisieran hacer público a través de la grabación de su testimonio. Los instó a salir de sus existencias individuales y volverlas colectivas. Para ello, a una hora y un día concertados previamente, las grabaciones eran reprodu-

cidas en parlantes ubicados en los frontis de las casas. Una vez iniciada la acción sonora, los vecinos recorrían la calle en búsqueda de los testimonios que sus vecinos tenían para entregar. Posteriormente, los respectivos centros culturales de cada comuna acogieron una exposición que contaba con fotografías de las casas acompañadas de pequeños parlantes, generando una suerte reproducción a escala de la intervención. Sin embargo, las fachadas y


testimonios expuestos no eran los correspondientes a la comuna que acogía la muestra, sino que los pertenecientes a la comuna anterior en la cual se había realizado la acción. Así, por ejemplo, los vecinos de Paine tuvieron en su centro cultural a las calles Lenka Franulic y Carlos Cariola de El Bosque. Esto que podríamos denominar como un sistema de postas posibilitó expandir la idea de recomposición. Y aquí no nos referimos sólo a intervenir en la comunidad que se da en un pasaje, sino que a activar un vínculo entre comunas, y así generar una atmósfera que conecta lugares que geográficamente están apartados. Además, cada muestra contó con un video que registraba el día de la acción, a los vecinos, los detalles de su espacio común y privado, todo acompañado por un texto de muro que operaba como testimonio de la intervención realizada. Lo anterior constituye una descripción general de lo que Recomposición Perifé-

rica fue, porque al igual que cualquier trabajo artístico relacional, este proyecto sería solo el nodo visible del tejido enraizado que subyace a una acción como ésta. Llevar a cabo este trabajo implicaba inmiscuirse en una comunidad, lo cual significa conocer a los habitantes de cada sector, compartir con ellos, identificar sus inquietudes y finalmente conseguir que participen de la acción. Cristian Inostroza se adentró en cada realidad, y permitió que muchos de nosotros también lo hiciéramos. Los habitantes de cada casa participante cruzaron distintas fronteras al ser parte de Recomposición Periférica. Uno de estos límites es el del arte contemporáneo, concepto distante y a veces poco conocido para quienes protagonizaron estas acciones. En este marco general se inserta una acción que por medio del sonido, de los actos de habla y escucha, permite que un paisaje material y urbano se proyecte en un paisaje sonoro, construido –


tal como sus casas‒ por los mismos vecinos. Sin embargo, el rótulo del arte se fija inestablemente en una acción como esta. No hay denominación que de abasto para apropiarse de ella. Así también el nombre del artista queda marginado, puesto que se constituye como un eslabón más en la producción de una experiencia, y ya no de un objeto. Esta noción desbordada del autor se traspasa a una comunidad, que existe porque se habita un territorio común, y que se reactiva a partir de Recomposición Periférica. Así, nos encontramos con que el binomio autor/objeto es reemplazado por el de comunidad/experiencia, lo que reconfigura la lógica tradicional del arte y a su vez, plantea un nuevo modo de relacionarse, uno que parece cada vez más distante: la experiencia común de hablarle a un otro y escucharlo desde un territorio compartido. En el momento en que Recomposición Periférica ocurrió se compuso un

paisaje sonoro cuyos trazos son cada testimonio. Estos suenan al unísono, mezclándose en una gran masa de palabras y voces que guían un modo de moverse con el fin de poder escuchar. Desde la experiencia, sabemos que la acción no deja a nadie indiferente, llegando incluso a quienes no quisieron aceptar la invitación del artista a participar. Al caminar por el pasaje la reacción es acercarse a cada casa, observar las puertas abiertas y a sus habitantes dispuestos a escuchar y escucharse a sí mismos. Surge cierto clima de orgullo en quienes deciden mostrarse desde lo privado a lo público, en quienes desean activar la experiencia común de compartir una pena, un reclamo o un agradecimiento. Todos quieren saber qué pasa; los autos reducen su velocidad y quienes transitan por las veredas se acercan al primero que ven para preguntar por lo que ocurre. La escucha atenta exige un paso lento para distinguir las voces; es preciso acercarse al punto de donde emana el sonido, para así a


escuchar a un otro que tiene algo que decir. El habla en cada testimonio da cuenta de cómo un acto común y sumamente cotidiano se transforma y empodera. Da cuenta también de cómo se recompone la idea de un emisor y receptor determinado, ya que el testimonio nace de un individuo que se dirige a una comunidad, para hacerse parte y constituir esta experiencia común; cualquiera puede escucharlo, asegurando así la existencia de un receptor ante ese mensaje. Las palabras son lanzadas desde un punto específico ‒la periferia‒ y con un rumbo trazado y desde ahí lo que hacen es transformar el habla en escucha, y la escucha en habla. Cada palabra emitida desdibuja ese límite y así pasa a formar parte de una acción que desde un margen físico se hace lugar, pero no en centro. Una experiencia como esta encuentra su espacio en ese mismo territorio relegado, identifica su radio de acción en lo conocido.

La escucha y el habla, actos que posibilitan vínculos entre quienes habitan un espacio común, están relegados en la sociedad actual, donde la competencia y el individualismo se imponen a un ritmo acelerado. Sin embargo, en estos territorios periféricos al gran centro de Santiago, existe una latencia por formar comunidad y son los mismos testimonios los que dan cuenta de cómo quienes habitan estos espacios resienten la carencia antes mencionada. La perciben y en un dibujo de sonidos la reconstruyen al modo de un paisaje, proyectando la reapropiación de un territorio que les pertenece. Esta pertenencia va más allá de su proyección material; es el afecto de habitar con otros y no dejar nunca de construir este espacio propio, en torno a una colectividad sin dueño pero que les pertenece a todos. La intervención, tal como su nombre lo indica, busca recomponer aquellos vínculos


rotos por la rutina y las exigencias de un sistema neoliberal. En este pequeño acto vemos cómo se activa la memoria y se recuerda con nostalgia aquel tiempo en que no eran unos, sino que todos, quienes construían el tejido colectivo del bien común. Mariairis Flores Leiva Lucy Quezada Yáñez


Intervenciones


La Granja

El diecisiete de abril de 2014, un pequeño pasaje en la comuna de La Granja fue intervenido a través de los relatos de sus propios vecinos, de la escucha atenta y dispersa entre todos ellos. Desde cada casa, potentes parlantes proyectaron al unísono las voces de quienes habitan silenciosamente este lugar. Este silencio se transforma cada fin de semana, cuando la música favorita de quienes habitan el pasaje los acompaña en la rutina dominical de hacer aseo, o de simplemente pasar el día libre. Este pequeño acto cotidiano hace público un gusto personal, y en esta misma vía se encamina Re-composición Periférica. Desde lo privado a lo público, los vecinos son invitados a expresar lo que quieran: sus ansias, deseos, penas, reclamos, proyectos y agradecimientos. Una intervención es ese acto que busca desestabilizar y remecer un poco las cosas. En este

caso, lo que se propone es que en ese movimiento algo se recomponga, desde las periferias no sólo geográficas, sino que también íntimas, personales, las cuales recrean esos espacios cerrados e infranqueables entre nosotros mismos. La potencia de hacer comunidad y crear un lazo colectivo parece estar perdida, sin embargo, no deja de estar latente; en cada petición, agradecimiento, queja y deseo esa latencia surge y es realimentada, recompuesta. Qué tanto de disruptiva siga teniendo esta acción, es un límite que se vuelve felizmente indescifrable. La intervención apela a un acto real, adquirido por quienes protagonizan la acción, fundiéndose en el deseo de decir y de escuchar, volviendo indeterminados los límites que el arte y sus instituciones tradicionales imprimen en la sociedad. En esta difusa separación la acción pasa de lo privado a lo público, de lo individual a lo colectivo, demostrando que los procedimientos del arte pueden estar encerrados en nuestros actos más insignificantes y cotidianos. Lucy Quezada Yáñez



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El Bosque ¿Qué implica ser periféricos? La periferia es todo aquello que rodea a un núcleo cualquiera. En términos geográficos ser de la periferia significa vivir en las afueras de una ciudad. En el caso de Santiago, cuyo crecimiento ha sido acelerado y su conformación excesivamente centralizada, comunas como El Bosque que limita al sur con San Bernardo y La Pintana, constituyen una periferia que supera al centro, tanto en territorio como en población. No obstante ser periféricos no es algo que se defina solo en términos geográficos, sino que también por los flujos y formas de habitar implicados. En la periferia encontramos los barrios, condición perdida en el centro, donde la vida en vertical se ha impuesto con un ritmo acelerado. ¿Por qué inmiscuirse en barrios periféricos? La intervención del proyecto Recomposición Periférica actúa en dos niveles de sociabilización. Primero, busca activar barrios mediante la invitación a sus vecinos a hablar, conversaciones que son grabadas y luego reproducidas en público y de tal manera que puedan escucharse y ser escuchados. Un

segundo nivel completamente encadenado con el primero pretende, mediante una experiencia propia del arte contemporáneo, dar a conocer este último en sectores alejados de los núcleos donde se concentra. La intervención en El Bosque contó con una grata particularidad, allí nos encontramos con La cuadra, nombre que le dan los vecinos a su barrio, en un acto de pertenencia. La cuadra ‒que abarca las calles Carlos Cariola y Lenka Franulic‒ se caracteriza por la autoconstrucción, allí no hubo inmobiliarias, solo personas que llegaron y desde la nada levantaron un barrio. Por esto la cuadra es diversa, en ella conviven distintas visiones políticas, distintas religiones y distintas culturas. No obstante, es desde sus convergencias que se organizan, porque tal como se escuchó una voz la noche de la intervención: participar es empoderar el barrio. Voces ansiosas, expectantes y seguras nos hablan de recuerdos, preocupaciones, ocupaciones, deseos, de los niños y el futuro. Todas ellas resuenan en los parlantes y sacan de su casa a quienes habitan la cuadra. Por una noche sacan la voz y continúan su búsqueda por mejorar su espacio. Mariairis Flores Leiva


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Huelquén “Mi historia y un poco de mis vecinos” / “desde bien chico fui viendo como sufría la gente” / “Vivo en este barrio desde el 86, no en el barrio, en la pobla”. Estas frases son parte del sonido que envolvió hace dos semanas a toda la calle Los Naranjos de Huelquén, cuando las voces de quienes habitan ahí salieron del espacio privado. A eso de las siete y media, con la tarde ya oscurecida de fondo, algunos vecinos decidieron hacer públicas muchas experiencias vividas en ese lugar. Las voces salieron del diálogo acostumbrado con el vecino más cercano, para recordar que no sólo quienes habitan en Santiago tienen algo que decir, decirse y decirnos. “Unirnos de nuevo, como éramos antes… falta algo que nos junte de nuevo, nos reúna”. La acción sonora vivida en Huelquén responde a esa re-unión, a esa vuelta a un estado anterior, olvidado, aparentemente imposible, sepultado, pero que se anhela. Todos los testimonios proyectados por los parlantes en aquella tarde dan cuenta de esa extrañeza, de esa carencia que se transforma en una paradoja: el

sentimiento de que algo falta es vivido por todos, y pocas veces compartido. Es la individualidad la que impide volver realmente al punto del que partieron, a recordar, como dijo una vecina, que Huelquén es su lugar y este lugar no está determinado solo por el hecho de habitar; las casas del pasaje Los Naranjos fueron construidas por los mismos vecinos, que con sus propias manos dieron forma a esa tierra que se convirtió con el primer cimiento en un lugar propio y común. La delimitación de la calle, la construcción de la vereda e incluso el alumbrado público son logros para una comunidad que vio cómo Los Naranjos se erigió por el deseo colectivo de tener un territorio que habitar. “Me voy a quedar por un propósito: ayudar a mis vecinos”. Así fue como se planteó su llegada una de las vecinas. Partir desde cero no fue una tarea fácil, no obstante este hecho fue el que determinó a la comunidad. Con el paso del tiempo y el progreso económico de cada familia, las relaciones quedaron en un segundo plano. Frente a la pregunta de qué les gustaría hacer público, todos sintieron la necesidad de recordar un pasado común: de re-componer aquella fisura que los fragmenta. Mariairis Flores Lucy Quezada


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Palabras del[lxs] autor[xs] Primero quiero saludar a mis vecinos, vecinas/ Si tu no empiezas contigo mismo, no creo que eso pueda surgir más adelante/ Trabajamos como equipo por los niños, y eso es rico, nos hace mejores personas/ Nosotros mismos darle estudio y no seguir trabajando en el campo, metío’ en el barro/ De repente de un día pa’ otro paso como una nube, como un tiempo así y desapareció toda la niñez de uno/ Mi hija estudio en puro colegio rural y mi orgullo es que estudia derecho en la universidad diego portales / dios lo mando así, dios manda a esos niños a padres especiales, uno siempre espera que sean sanitos, pero es mi razón de seguir viviendo/ Mis vecinos una eminencia de persona, llegaron cuando la Jannesita tenía un mes, llegaron como se dice cuando uno empieza, cuando ella lavaba me pasaba la Jannesita por la muralla, estaba toda la tarde con nosotros, creo que tenía 4 años cuando se le explico que nosotros no éramos sus papas, que sus papas eran con los que dormía, ahora que es señora, el cariño es tan grande, tan bonito, nunca se ha

perdido ese amor, esa unión, sería más que familia, el brazo derecho estaba acá al lado, nos queremos, nos conocemos, nos respetamos, no copuchamos tanto pero nos respetamos/ A mi mamá dios la llamo/ Mi esposo trabajo por el POG, en el cerro, cortando leña y eso la vendía y yo aquí como dueña de casa, pasamos por una pobreza muy grande, y cuando quede embarazada estaba totalmente desnutría’, salimos arriba y me mejore, ahí empecé a trabajar y ya no pasamos, no digo que tenemos grandes cosas, yo por ser gracias a dios pudimos criar a nuestros hijos, aquí éramos bien unidos, compartíamos juntos, mis vecinas nunca han cambiado, ellas son mis vecinas, me gusta compartir mucho/Quiero dar un saludo a todos mis vecinos por estar siempre unidos, y a mi vecina lichi, aunque hemos tenido algunas diferencias que han sido por los niños más que nada, decirle que nos conocemos tantos años, yo la conozco de jovencita, conocí a su mamá a su mamá, decirle que ella también es nuestra vecina , que ojala participe con nosotros, que se una al grupo/ Soy gitano de la comuna del bosque, me quiero expresar y llamar a la vecindad a la unión, una unión real, no superficial, sino una unión realmente del corazón/ tengo varios defectos y


quiero cambiarlos, pero también quiero que nos pongamos de acuerdo para que todos cambiemos/ El problema es que uno quiere ser buen vecino con todas las personas, pero hay personas que son muy ellos no más, uno quiere conversar, compartir un rato, se encierran en sus casas y chao pescao’, después andamos copuchando y no se organizan, hay muy pocas personas que se saludan, esto también pasa en otras partes, pero no me explico porque pasa eso, la gente pasa, hola chao y se encierra, así no má’. Se podría compartir una tarde y siempre seguimos en lo mismo y no pasa na/ De repente alguna reunión social para todos nos juntemos y nos hagamos más amigos y no estar juntos para cuando ocurre una desgracia/ Yo creo que nosotros como vecinos nos pusiéramos en los zapatitos del otro la vida sería mucho más amena, más fácil/ Quiero agradecer puntualmente el hecho que dios me tiene en el lugar, en este momento y lugar indicado para trabajar para la comunidad, que lo hago con satisfacción/ No nos preocupamos que al de al lado le duele un cayo o le duele un juanete, cuando es el dolor de uno hay uno se mueve, cuando es dolor ajeno nunca se mueve/ Vivíamos en puras casetas, éramos todos pobres, la calle era de

tierra y había un mesón y donde nos juntábamos todos, paso el tiempo y todos se distanciaron buscando una nueva vida, un nuevo rumbo, una vida mejor, que es la que estamos viviendo, pero de mal en peor fue peor y aquí estamos nuevamente/ Como pastor sé que me aprecian mucho y eso es lo más lindo/Desgraciadamente de que falleció Pepe que como que todos se aislaron todos, porque antes éramos todos unidos/ Pedimos todo fiao’ porque no teníamos nada, ellos nos facilitaron un animal, Juanito Miranda de acá nos pasó un saco de harina y así po’, pedimos todo fiao’, incluso el trago, nos enmendamos a dios nos mas po’ y nos fue súper bien, vendimos todo, todo, todo, hicimos cazuela, carne, empanadas, completos, vendimos todo, como era un propósito tan hermoso que era tener su casa no sentíamos frio, no sentíamos calor, no sentíamos hambre, nada, era solo trabajar, estábamos tan felices porque se íbamos a lograr lo que queríamos/ Siempre trabaje como temporera, en los parrones, orgullosa de ser temporera porque gracias a eso tengo lo que tengo, siempre me ha gustado luchar, yo no era de las que esperaba la pega, yo salía a buscarla/ Mi papá cantaba en los charros, era bueno pa’ cantar mexicano y tenía el jardín de la


plaza llena de flores y a una señora de la municipalidad le mandaba las mejores flores, era su regalona/ Me acuerdo que yo estaba casada y antes que llegara mi esposo me jugaba un partido de futbol ahí con los chiquillos porque tenía 14 años cuando me case, y cuando sabía que ya eran las cinco y media e iba a llegar mi marido del trabajo me pegaba una ducha y estaba como si nada, pero cuando tuve mi segundo bebe y ahí me pillaron porque me dio sobre parto en la cancha/ Teníamos de arco cajones/ Don Onofre nos ayudó bastante, el salió con un carro en la zona, la gente le copero con cosas, porque quedamos a pie pelado, sacaron un gas y un sillón fue lo que sacaron y una escopeta que tenía mi papa y eso fue lo único que se salvó po’, pero gracias a la unión de la gente de aquí de la comuna salimos adelante/ Yo no estoy pa’ estar buscando otra persona, pa’ que, traer una persona que se me siente, vei que tengo todo terminao’ mi casa, salgo pa’ onde quiero y nadie me manda ahora/ Él es mi todo, vivo para el/ Tú tienes mucho puntaje, con la famosa ficha cas y siendo que vivo sola ahí en mi pisa no ma’/ Él mismo cuerpo de deporte aquí en chile del estado, siempre el deporte va pa arriba, a otro deporte yo participe de la Santiago, ahí tengo un fundada en 1903, esas

asociación era madre de todo el deporte aquí, los equipos profesionales salieron de la Santiago. No aportan na esos, que se pongan las pilas los diputados, los senadores, el presidente, que fomenten el deporte en los barrios, paso por ahí aquí en la Dávila, el fallo, esta ma’ abandonao que/ Yo voy a lo este, en los arte todo, los dibujos, siempre voy pal’ frente y cuando hay arte siempre voy, el otro día fui con un amigo del lao y otro del lao a hacer un arte y pintamos igual y hicimos dibujos, pintamos, dibujamos, todo/ Trabaje 9 años en la cocina, 3 años de noche, 3 años de día y mi patrón nunca me hizo contrato, así que Salí con las manos pelá’, nada y espero jubilar con una pensión que me va a dar el gobierno, no se qué me va a dar/ tanto que mata la gente, los niños que son violados, todo eso, las niñas, los niños, ahora salió en la tele de que el papa le pego a una guagüita de dos años, imagínese todas esas cosas, a mi me enferman esas cuestiones, por eso yo ya no veo noticias/ Lo más lindo después de haber pasado por miles de trabajos es ser dirigente social/ Los grandes cambios sociales se hacen con participación/ Hay hueones que sobran y esos hueones están el poder, el frente no se pitio a los hueones que tenía que pitiarse/ pasan los días, están


retrocediendo los glaciares, en un minuto probablemente no haya agua dulce, podemos vivir todos en comunidad, crese, estudiar, proyectarnos pero estamos desgastando lo más importante que tenemos que es nuestra tierra/ Me gustaría hablar sobre lo mal que esta esta sociedad, esta sociedad donde hay personas que buscan su propio beneficio sin importar si lastiman al del lado y menos si dañan el planeta en que vivimos. A pesar de eso hay gente que si busca un cambio, gente que ya no tiene mido de demostrar su descontento/ Todos se preocupan, tenemos que ocuparnos, podemos pasar toda la vida preocupándonos, pero la gente no se ocupa ni de traer mejores médicos, ni de mejora la educación, el transporte, las calles, las veredas, la iluminación, hay que trabajar para eso/ que viviera en un mundo más tranquilo, sin tanta contaminación, un tiempo más creo que vamos a estar sin agua, ¿cómo vamos a vivir?/ programas culiaos penca/ Soy de izquierda, pero hay hueás que me molestan, los mismos comunistas andan haciendo pactos culiaos, el pc todos los políticos culiaos valen callampa/ Hay gente que me molesta, gente hipócrita, poco consecuente, pucha, tiene que ver con un tema de estado, gobierno, política, futbol, gente que se preocupa de

hueás intrascendentes, si es necesario matar al presidente/ me molesta la discriminación en genera, de sexo, de estatura, de raza, pobres, ricos, etc. Si al final en el mundo somos todos iguales reímos, lloramos, sentimos, disfrutamos, somos felices, entonces demos una manito para cambiar el ambiente/ un tiempo más creo que vamos a estar sin agua, ¿cómo vamos a vivir?/ ¿Se nota mi indignación?, equivocados otra vez cerdos asquerosos, estoy furioso y no soy solo yo, somos miles/ Como Pedro “no tengo plata ni oro pero más lo que tengo te doy”/ Sin embargo les tiembla la perita cuando salen los estudiantes y encapuchados a manifestarse/ Solo quiero decir una suerte de consigna, hospital si bodega no, hospital si, bodega no/ Mi familia participo de la primera toma de sitio de América, que fue la población victoria en la feria que se llamaba, yo era un chico de cinco años, optaron por no llevarme al principio, me perdí los primeros cinco días, el yuyo era inmenso como de dos metros más o menos, vi sufrir a mucha gente, chico, vi el sufrimiento desde chico, desde niño, lo palpaba en la piel, el colegio que hizo la gente era de adobe, a puro esfuerzo, a pura pala y barro y pasto, entonces el colegio ya era maravillo, era nuestra escuela.


Equipo de Trabajo Cristian Inostroza (Santiago, 1984) Su trabajo se sitúa en el pedregoso territorio entre el arte y la política. Utiliza múltiples medios materiales, tanto en exhibiciones como en la calle para presentar propuestas que sociabilizan y problematizan las condiciones económicas, históricas y culturales que enmarcan la vida en el sistema social actual. Licenciado en Artes Visuales de la Universidad de Chile, ha presentado sus propuestas en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), Galería Metropolitana, Galería BECH, Sala de Carga, Museo de Artes Visuales (MAVI), Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) y en diversos barrios de la periferia de la capital. El presente año fue nominado a los premios Altazor 2014 en la categoría Instalación del área Artes Visuales con el trabajo Re-composición Periférica y ha incursionado en labores como gestor cultural y curador del ciclo de exposiciones titulado Compromiso con la Fractura de Galería Conejo y de la Exposición Estéticas de la Memoria: Septiembre 40 años en la Sala Juan Egenau de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.

Paula Urizar (Punta Arenas, 1991) Aborda sus propuestas visuales desde la resignificación y reconstrucción de espacios, tanto públicos como expositivos. Su trabajo se caracteriza por desarrollar temáticas sobre relaciones socio-políticas, no determinándose por la materialidad de sus instalaciones, y circundando las producciones sonoras y de relaciones comunitarias. Lucy Quezada (Santiago, 1990) Formada en Teoría e Historia del Arte. Ha participado en encuentros sobre historia y teoría del arte en Argentina, México, Venezuela y Chile. Ha escrito para las revistas Punto de Fuga, Arte y Crítica, y actualmente colabora en Artishock.cl. Es ayudante de cátedra en la Universidad Diego Portales y la Universidad de Chile. Mariairis Flores (Marchigüe, 1990) Formada en Teoría e Historia del Arte en la Universidad de Chile. Ha trabajado como ayudante de investigación FONDECYT, proyecto en el que se enmarcó su tesis de pregrado. Es una de las autoras del libro En Marcha: Ensayos sobre arte, violencia y cuerpo y participó del colectivo interdisciplinar Cuadernos de Movili-


zación. Actualmente es parte del equipo editorial de la Revista Punto de Fuga y se desempeña como ayudante de cátedra en la Universidad de Chile. Andrés Figueroa (Santiago, 1974) Fotógrafo profesional. Estudió en la Escuela de FotoArte de Chile (1993-1996). Ha realizado una serie de proyectos, entre los que destacan Transgresión Transición Transingencia (2007-2008), Bailarines del Desierto (aún en proceso) y recientemente comenzó el proyecto Tiradores. Hernán Saavedra (Santiago, 1989) Postproductor y cineasta, se desempeña como colorista para Kitral Producciones y produce registros, obras y piezas para otras areas fuera del cine como artes visuales, proyecciones o propaganda. Egresado de la Escuela de Cine de Chile en 2012 ha trabajado en varias producciones cinematográficas manteniendo proyectos fuera del medio audiovisual. Diego Parra (Santiago, 1990) Formado en Teoría e Historia del Arte en la Universidad de Chile, escribe

regularmente en las revistas Artishock y Punto de Fuga. Ha sido ayudante en la Universidad de Chile y Diego Portales en cátedras de historia del arte Actualmente es becario del Fondo del Libro (CNCA) y cursa el Diplomado en Edición de la Universidad Diego Portales.


Participaron en este proyecto:

Corporaci贸n Cultural de la Municipalidad de La Granja

Corporaci贸n Cultural de la Municipalidad de El Bosque

Corporaci贸n Cultural de la Municipalidad de Buin


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