DIÓCESIS DE SONSÓN - RIONEGRO
NO. 44 MAYO
“BAJO TU AMPARO NOS ACOGEMOS, SANTA MADRE DE DIOS”
"Muchos esperaban de Él (Jesús) milagros y grandes signos, manifestaciones de poder e incluso la liberación de los enemigos dominantes. ¿Quién de ellos habría imaginado que dentro de poco, Jesús habría sido en cambio humillado, condenado y asesinado en la cruz? Las esperanzas terrenas de esa gente se derrumbaron delante de la cruz. Pero nosotros creemos, que justamente, en el Crucificado, nuestra esperanza ha renacido. Las esperanzas terrenas caen ante la cruz, pero renacen esperanzas nuevas, aquellas esperanzas que duran por siempre. Es una esperanza diversa esta que nace de la cruz. Es una esperanza diversa de aquellas que se derrumban, de aquellas del mundo". (Audiencia Del 12 De Abril De 2017)
SUMARIO Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín
Impresión Periódico El Mundo
Director P. John Jairo Olaya Ballesteros Diseño y Diagramación Andrea Guerrero Zuluaga
Dirección Diócesis de Sonsón-Rionegro Curia Episcopal Calle 51 No 47-31 / Tel: 531 5252 www.diosonrio.org.co
Consejo Editorial Delegados de Pastoral
Fotografía Diócesis de Sonsón-Rionegro
Coordinador General Vicaría de Pastoral
Sugerencias vipastoral@diosonrio.org.co
FORMACIÓN FORMACIÓN BÍBLICA - Frankin Aníbal Osorio Londoño FORMACIÓN CATEQUÉTICA - P. Edwin Yair Hidalgo Giraldo FORMACIÓN LITÚRGICA - P. Javier Arturo Marín Carvajal FORMACIÓN MARIOLÓGICA - P. Javier Otálvaro Álvarez
LITURGIA EL EVANGELIO DEL DOMINGO - P. Javier Arturo Marín Carvajal EL SANTO DEL MES - P. Elkin Darío Mosquera Isaza
PASTORAL PASTORAL SACERDOTAL - P. Mauricio Serna PASTORAL FAMILIAR - P. Nelson Patiño Villa TRIBUNAL ECLESIÁSTICO - P. Carlos Mario Gómez Gómez PASTORAL SOCIAL - M. Gilberto Muñoz Ospina PASATIEMPOS PASTORALES - Jhon Fredy Múnera Grajales ANÁLISIS DE LA REALIDAD - Úber Alejandro Arias Duque
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FORMACIÓN
BÍBLICA
El mundo judÍo de Pablo y su condición de fariseo
Pablo: “Un judío fariseo” (Flp: 3,5-6). Esta noticia, tan difundida en el ambiente popular e intelectual, hoy día ya se torna insegura, en opinión de múltiples estudiosos del Apóstol. Éstos consideran que Filp: 3,1-4-1 es un añadido al texto de la carta, años después de su muerte; luego, su pertenencia al movimiento fariseo ya no es tan firme, como normalmente se creía. Para colmo, algunos dudan de la presencia de fariseos en la Diáspora judía (judíos que viven en el extranjero, fuera de su patria). Dichos autores, sospechan que el dato de filipenses 3,5-6, sería una proyección tardía inspirada por el “Pablo de los Hechos de los Apóstoles” (Hch: 23,6b). No obstante, también el historiador judío Flavio Josefo, oriundo de Galilea, vivió fuera de las coordenadas geográficas de Palestina y se confesaba fariseo (Autobiografía 2); se ve que era posible identificarse como fariseo en la diáspora. Del alcance que se dé a la pertenencia a dicho partido, sea del primero o del segundo, dependerá la verdad. Si se considera su fariseísmo en el sentido de que habían llenado todos los requisitos de ingreso como “miembro activo” de dicho partido, habría que concluir que esto es incorrecto; si más bien se entiende su fariseísmo como una afinidad, una sintonía o marcada simpatía por el credo, la mentalidad y la forma de vivir de los fariseos, entonces no hay duda de que tanto Josefo como Pablo, fueron fariseos. De hecho, un gran número de judíos de aquellos tiempos se sentía remotamente identificado con un partido u otro, sin pertenecer estrictamente a las filas de alguno. El fariseísmo de esta época compartía las prácticas y creencias más relevantes con los judíos de otros partidos, formándose una especie de “judaísmo común”. Entre otras, podemos destacar en primer lugar, el aprecio por la “torá oral” (las tradiciones de los padres), que aunque no se encontraba explícitamente consignada en la ley de Moisés, era cultivada como una manera eminente de fortalecer la
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santidad del pueblo, la pureza del templo y los sacrificios, y la separación de los no judíos (Meier).
*Creencias que Pablo compartía con el “judaísmo común” de aquella época: 1. Crisis de Identidad: debido al fenómeno de la helenización, desde los tiempos de la conquista de Alejandro Magno y las presiones de Antíoco IV Epifanes, gran número de judíos sufrían esta situación. 2. Los movimientos piadosos al interior de la religión, que pretendía superar la crisis fortaleciendo la alianza de Dios con su pueblo, signo de su gracia y misericordia. La alianza, la justicia y la misericordia son dones de Dios, independientes de sus obras. 3. Acoger la torá, con todas sus implicaciones y consecuencias, era sumarse al cumplimiento de la voluntad de Dios (con pasión, y si se quiere, con determinismo). 4. Las faltas voluntarias o no, (no en casos extraordinarios) no rompían la alianza, si el creyente se arrepentía y ofrecía los sacrificios, recuperaba la santidad y justicia originales que Dios había otorgado a su pueblo. 5. La expectativa ante la posible intervención definitiva de Dios para hacer justicia sobre la corrupción e iniquidad reinante y cambiar definitivamente el curso de la historia (de modo directo o por medio de un agente mesiánico). 6. La alianza que Dios tenía como objeto exclusivo al pueblo judío, este, a su vez, debía convertirse en luz para las otras naciones, para que se integrasen a Israel al final de los tiempos. De ahí la actividad proselitista del judío de la diáspora en tiempos de Pablo… Es justo reconocer que no todo los judíos compartían con agrado dicha característica. Siempre se han dado grupos más sectarios y exclusivistas que otros.
FORMACIÓN
El encuentro con
CATEQUÉTICA
Cristo Resucitado
La fe en la resurrección es, desde el comienzo, una convicción basada en un hecho, en un acontecimiento real, y no un mito o una ‘concepción’, una idea inventada por los Apóstoles o producida por la comunidad postpascual reunida en torno a los Apóstoles en Jerusalén, para superar junto con ellos el sentido de desilusión consiguiente a la muerte de Cristo en cruz. De los textos resulta todo lo contrario y por ello, como he dicho, tal hipótesis es también crítica e históricamente insostenible. Los Apóstoles y los discípulos no inventaron la resurrección (y es fácil comprender que eran totalmente incapaces de una acción semejante). No hay rastros de una exaltación personal suya o de grupo, que les haya llevado a conjeturar un acontecimiento deseado y esperado y a proyectarlo en la opinión y en la creencia común como real, casi por contraste y como compensación de la desilusión padecida. No hay huella de un proceso creativo de orden psicológico (sociológico), literario, ni siquiera en la comunidad primitiva o en los autores de los primeros siglos. Los Apóstoles fueron los primeros que creyeron, no sin fuertes resistencias, que Cristo había resucitado, simplemente porque vivieron la resurrección como un acontecimiento real del que pudieron convencerse personalmente, al encontrarse varias veces con Cristo nuevamente vivo, a lo largo de cuarenta días. Las sucesivas generaciones cristianas aceptaron aquel testimonio, fiándose de los Apóstoles y de los demás discípulos como testigos creíbles. La fe cristiana en la resurrección de Cristo está ligada, pues, a un hecho, que tiene una dimensión histórica precisa. Y sin embargo, la resurrección es una verdad que, en su dimensión más profunda, pertenece a la Revelación divina: en efecto,
fue anunciada gradualmente de antemano por Cristo a lo largo de su actividad mesiánica durante el período prepascual. Muchas veces predijo Jesús explícitamente que, tras haber sufrido mucho y ser ejecutado, resucitaría. Así, en el Evangelio de Marcos, se dice que tras la proclamación de Pedro cerca de Cesarea de Filipo, Jesús ‘comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente’ (Mc 8, 31-32). También, según Marcos, después de la transfiguración, ‘cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contaran lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos’ (Mc 9. 9). Los discípulos quedaron perplejos sobre el significado de aquella ‘resurrección’ y pasaron a la cuestión, y agitada en el mundo judío, del retorno de Elías (Mc 9, 11): pero Jesús reafirmó la idea de que el Hijo del hombre debería ‘sufrir mucho y ser despreciado’ (Mc 9, 12). Después de la curación del epiléptico endemoniado, en el camino de Galilea recorrido casi clandestinamente, Jesús toma de nuevo la palabra para instruirlos: ‘El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará’. ‘Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle’ (Mc 9, 31-32). Es el segundo anuncio de la pasión y resurrección, al que sigue el tercero, cuando ya se encuentran en camino hacia Jerusalén: ‘Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y los escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días resucitará’ (Mc 10, 33-34).
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FORMACIÓN
LITÚRGICA
LA EUCARISTÍA: CENTRO DE NUESTRA EXPERIENCIA CRISTIANA Dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el número 1324: “La Eucaristía es “fuente y culmen de toda la vida cristiana”. “Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua”. Será siempre tarea prioritaria de todos el descubrir la importancia y centralidad de la Eucaristía en nuestra vida y, por lo mismo, crecer en la conciencia y participación en la misma; lo iremos logrando en la medida en que ahondemos y comprendamos su significado, su sentido y la manera en que hacemos de ella una celebración acorde con lo que es. La Iglesia siempre se ha preocupado cuidadosamente de la celebración eucarística; a los sacerdotes les insiste en el “arte” de la celebración y en valorar la celebración misma como un modo de evangelización, una eucaristía bien celebrada es, en sí misma, catequesis-evangelización. En nuestro tiempo, el Concilio Vaticano II hizo grandes esfuerzos en acercar a cada uno la celebración, haciéndola más comprensiva y logrando crear un ambiente de familia en la celebración. Quizá a los más jóvenes
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no nos tocó la experiencia de la Eucaristía en latín y de espaldas, que hacía que no se entendiera y no se celebrará de manera participada y consciente. En nuestra época gracias al Concilio, la tenemos cercana y comprensible; por eso, el empeño en la celebración plena, activa y consciente. El papa Juan Pablo II insistió durante su pontificado en la centralidad de la Eucaristía en la vida del cristiano. En el “Año de la Eucaristía” (2004 2005), manifestó tres preocupaciones: la formación litúrgica de sacerdotes y fieles, el arte de celebrar la Eucaristía y la Homilía bien preparada. Formación litúrgica en torno a la Eucaristía no solo para sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas, sino también para todos los fieles. Y así, cada uno de los Papas han insistido en la misma línea alrededor de la Eucaristía. Recordemos que en la medida en que la conozcamos y la entendamos bien, tendremos la certeza de que la celebraremos y viviremos mejor. Convenzámonos que lo más importante que hacemos en nuestro día es la celebración de la Eucaristía. Por lo tanto, ¿cómo la estoy celebrando? ¿cómo la quiero seguir celebrando?
La Predestinación
FORMACIÓN
MARIOLÓGICA
de la Virgen María
(Cfr. Catecismo 488 – 489)
El Concilio Vaticano II nos enseña que : “La Santísima Virgen, predestinada desde toda la eternidad como Madre de Dios, juntamente con la encarnación del Verbo, por disposición de la divina Providencia, fue en la tierra la Madre excelsa del divino Redentor, compañera singularmente generosa entre todas las demás criaturas y humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la cruz, cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra madre en el orden de la gracia” (const. “Lumen Gentium” n. 61). La maternidad divina de María está íntimamente relacionada con la decisión de la Encarnación del Verbo. La maternidad de María es auténticamente humana, pues se da en un plano biológico, pero que abarca muchos más aspectos. Esto se nota claramente a lo largo de su vida en una participación silenciosa pero activa como colaboradora del Redentor. La Santísima Virgen María y Jesús están unidos de manera indisoluble desde el plan divino de Dios. Juan Pablo II explica: “En el misterio de Cristo, María está presente ya ‘antes de la creación del mundo’ como aquella que el Padre ‘ha elegido’ como Madre de su Hijo en la Encarnación, y junto con el Padre la ha elegido el Hijo, confiándola eternamente al Espíritu de santidad. María está unida a Cristo de un modo totalmente especial y excepcional, e igualmente es amada en este ‘Amado’ eternamente, en este Hijo consustancial al
Padre, en el que se concentra toda ‘la gloria de la gracia’” (Enc. “Redemptoris Mater”, n. 8). “La predestinación se dirige, por su propia naturaleza, a la unión sobrenatural del alma con Dios”, por tanto, se entiende que todos los hombres estamos “predestinados a la bienaventuranza o vida eterna que, por la gracia y los méritos, ha de alcanzarse en Cristo”, por lo tanto, según lo propone Santo Tomás, así como la Encarnación es la “predestinación de Cristo a ser hijo natural de Dios” la maternidad divina es “raíz y fundamento de las demás gracias que a la Santísima Virgen le fueron dadas”.
( C f r. h t t p : / / pastoralyteologia. blo gspo t .c o m. co/2014/06/lapredestinacion-de-lasantisima.html - Claudia Maria Tapia Helfer)
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EL EVANGELIO
Cuarto Domingo de Pascua
del domingo
Hechos de los Apóstoles 2, 14ª.36-41; Salmo 22; 1 Pedro 2, 20b-25; San Juan 10,1-10 “En aquel tiempo, dijo Jesús: «Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.”
Palabra del Señor. PAUTAS DE REFLEXIÓN En el mundo de la Biblia, entre el pastor y su rebaño se desarrolla una relación casi personal. Día tras día pasan juntos en lugares solitarios mirándose el uno al otro, sin nadie más en el entorno. El pastor termina conociendo todo sobre cada oveja y cada oveja reconoce y distingue, entre todas, la voz de su pastor, pues, “habla” con ella con frecuencia. Dios utiliza esta imagen para expresar su relación con su pueblo elegido y con toda la humanidad. Hoy más que nunca, tenemos que reconocer que Jesús es la puerta de las ovejas. No podemos encontrar la salvación si no es siguiendo al único Salvador que es Cristo. No hay revelación, no hay verdad, no hay camino de salvación, no hay redención, no hay libertad, no hay vida Eterna, si no en y por Jesús. Cualquier otro que venga a ofrecernos salvación será un mentiroso. El papa Francisco nos recuerda “la puerta es Jesús y quien no entra por esta puerta se equivoca. Y ¿cómo sé que la puerta verdadera es Jesús? ¿Cómo sé que esa puerta es aquella de Jesús? Toma las Bienaventuranzas y haz aquello que dicen. Sé humilde, sé pobre, sé manso, sé justo…”. “Jesús no solo es la puerta: es el camino, es la vía.
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Existen tantos senderos, quizás más convenientes para llegar”; pero son “engañosos, no son verdaderos; son falsos. El camino es solo Jesús. Jesús ha dicho esto: ‘Yo soy la puerta’, ‘Yo soy el camino’ para darnos la vida. Sencillamente, es una puerta bella, una puerta de amor, es una puerta que no nos engaña, no es falsa. Siempre dice la verdad, pero con ternura, con amor. Solo se entra a través de aquella puerta que se llama Jesús; solo se entra a través de aquella puerta que nos conduce por un camino que se llama Jesús y nos conduce a la vida que es el mismo Jesús. Todos aquellos que hacen otra cosa –dice el Señor– que trepan para entrar por la ventana, son ‘ladrones y asaltantes’. Invito a pedir “la gracia de tocar siempre aquella puerta”; “A veces está cerrada; estamos tristes, estamos desconsolados, tenemos problemas en tocar, tocar aquella puerta. No vayan a buscar otras puertas que parecen más fáciles, más cómodas, más accesibles; Siempre aquella: Jesús. Y Jesús no desilusiona jamás, Jesús no engaña, Jesús no es un ladrón, no es un asaltante. Ha dado su vida por mí; cada uno de nosotros debe decir esto: ‘Y tú que has dado la vida por mí, por favor, abre, para que pueda entrar”.
EL EVANGELIO
Quinto Domingo de Pascua
del domingo
Hechos de los Apóstoles 6, 1-7; Salmo 32; 1 Pedro 2, 4-9; San Juan 14,1-12 “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.» Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.” Palabra del Señor. PAUTAS DE REFLEXIÓN Jesús prepara a sus discípulos para el momento difícil de su separación de ellos. Es perfectamente comprensible el estado de desánimo de los apóstoles. Ante la perspectiva de la muerte violenta de su Maestro, están completamente perturbados. A ellos Jesús les dice: “No se inquieten”, “no tengan miedo, no se turbe el corazón de ustedes”. Detrás de nuestro anhelo de poder vivir tranquilos entre las cuatro paredes se esconde el ansia de una vivienda definitiva, de un hogar donde nuestra terrible inquietud nerviosa se transforme en paz profunda. Dice San Agustín: “Nos has creado para ti, oh Dios, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. El cristiano conoce su meta. Y conoce el camino para llegar a su destino. Jesús no dice solamente: “Yo conozco un camino”, sino: “Yo soy el Camino”. Él es el único medio para llegar al Padre. Él es el acceso, el único, para llegar a Dios. Él es la puerta abierta por la que
nos llega ahora ya la luz del cielo. Jesús no solo es el Camino. Él es también la meta: la Verdad y la Vida. La Verdad de Dios no es en primer lugar una doctrina, es la persona de Jesús. Jesús es Vida, es la vida en abundancia. El papa Benedicto XVI nos escribió: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. Ser cristiano, por lo tanto, es antes que nada, creer en Jesús. Tener la suerte de habernos encontrado con él. Por encima de toda creencia, fórmula, rito, credo… lo verdaderamente decisivo en la experiencia cristiana es el encuentro con Cristo. Ir descubriendo por experiencia personal, sin que nadie nos lo tenga que decir desde fuera, toda la fuerza, la luz, la alegría, la vida que podemos recibir de él.
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EL EVANGELIO
Sexto Domingo de Pascua
del domingo
Hechos de los Apóstoles 8, 5-8. 14-17; Salmo 65; 1 Pedro 3, 15-18; San Juan 14,15-21 “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.” Palabra del Señor. PAUTAS DE REFLEXIÓN Los discípulos están tristes porque ellos entienden que Jesús está presente solo cuando él está físicamente en un lugar y se lo puede ver y tocar. Piensan que cuando Jesús habla de ir al Padre les está diciendo que los abandonará, y solamente les dejará su recuerdo y sus enseñanzas. Como los hijos, ante la muerte de su padre, los discípulos se sentirán huérfanos.
Jesús aclara que su partida no es motivo de tristeza, sino todo lo contrario: es un motivo de inmensa alegría, ya que para Jesús significa su glorificación, la vuelta al Padre, y para los discípulos es el comienzo de una nueva vida que se les dará gracias a su muerte y Resurrección. Jesús se va para estar mucho más presente que antes, pero con una presencia distinta que solamente percibirán aquellos que lo aman sinceramente. El amor verdadero nunca será un mero sentimiento o puras palabras. El cristiano no se quedará en un sentimentalismo estéril. No basta repetir bajo lágrimas de emoción: “¡Jesús, te amo con todo
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mi corazón!”. Insiste el Señor: “Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama”. Por otro lado, el evangelio hoy nos recuerda que el cristiano nunca ha de sentirse huérfano. El vacío dejado por Jesús ha sido llenado por
la presencia viva del Espíritu Santo, que vive con nosotros, está en nosotros y nos enseña el arte de vivir en la verdad. La vida del cristiano esta animada por el Espíritu Santo. El Espíritu es una nueva ayuda para la vida de los discípulos: Él hace posible el seguimiento, él capacita para vivir el difícil mandato del “amor”, él asiste a los discípulos en los momentos duros de la tribulación. La acción del Espíritu Santo se describe con precisión: viene como un nuevo “apoyo” en lugar de Jesús. Ahora Jesús se va, no quedarán solos: el Padre les dará el Espíritu Santo, quien estará siempre con ellos, al lado de ellos y en ellos.
EL EVANGELIO
La Ascensión del Señor
del domingo
Hechos de los Apóstoles 1, 1-11; Salmo 46; Efesios 1, 17-23; San Mateo 28,16-20 “En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: “Se me ha dado pleno poder el cielo en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Palabra del Señor. PAUTAS DE REFLEXIÓN La fiesta litúrgica de este día nos pone ante el fundamento de la realidad eclesial. La Iglesia nace del encuentro con Jesús resucitado, cuando irrumpe con gratuidad, quien ha sido entronizado a la derecha del Padre. De esta forma se inicia una nueva era del Emmanuel, el Dios con nosotros. La ascensión, como “relato de vocación” de la comunidad eclesial, describe la transmisión de “todo poder” por parte de Jesús. Y por la inmersión sacramental pueden convocar a nuevos discípulos.
sus enseñanzas y sus exigencias morales. Y ahora sobre la de Galilea, donde manifiesta su autoridad, su poder y la misión que encomienda a sus discípulos. “Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban”. La actitud de los discípulos expresa la fe; sin ella no hay fundamento para el nuevo pueblo, para la Iglesia, para la misión. Pero una fe que ha estado, está y estará mezclada con la duda, que es compañera inseparable de la fe itinerante.
Este texto de encuentro, son las últimas palabras del Evangelio según San Mateo, a modo de resumen. Describen la despedida de Jesús Resucitado de sus apóstoles. Estas palabras son algo así, como el testamento espiritual de Jesús para sus discípulos. Van a Galilea, donde Jesús había comenzado su misión anunciando el Reino de Dios. Bíblicamente la montaña es el lugar de la revelación. La revelación de Dios tuvo lugar en la montaña del Sinaí. La Revelación de Jesús como nuevo Moisés tiene lugar también sobre la montaña: sobre la de la Transfiguración, donde manifiesta que Él participa en la gloria de Dios y es más que Moisés y todos los profetas, y sobre la de las Bienaventuranzas, donde manifiesta
“Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Así acaba el Evangelio. Es un final con sorpresa. El Señor resucitado no se ha ido, sino que permanece. La promesa que trae Jesús (Emmanuel = Dios con nosotros), con la que comienza su Evangelio Mateo, es ya una realidad permanente. Es bueno que hoy recordemos que no estamos solos, no estamos perdidos en medio de la historia, abandonados a nuestras propias fuerzas; él está con nosotros. En momentos difíciles como los que estamos viviendo, es fácil caer en lamentaciones, desalientos y derrotismos. Se diría que hemos olvidado algo que necesitamos urgentemente recordar: él está con nosotros.
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EL SANTO del mes
SAN FELIPE NERI Y SU DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Amor al prójimo, sencillez evangélica y alegría en el servicio a Dios, son las virtudes más destacadas de San Felipe Neri, sacerdote fundador de algunas obras en favor de los más desfavorecidos, entre las cuales se destaca el Oratorio (Congregación del Oratorio) cuyo objeto era la instrucción espiritual, el canto y la práctica de obras de caridad. La Iglesia Católica celebra su memoria el 26 de mayo y nos invita, a ejemplo del “Santo de la Alegría”, como es llamado universalmente, a que se le rindan honores muy especialísimos a la Santísima Virgen en este su mes; en tanto que como él, por la especial devoción que le tenía a Nuestra Madre del Cielo, a quien de continuo le tenía en los labios llamándola su “amor, su consuelo”, también nosotros tengamos un tierno afecto hacía Ella y le invoquemos continuamente con jaculatorias que deben permanecer siempre en la boca y en el corazón de quienes amamos a Jesús: “¡Virgen María, Madre de Dios, rogad a Jesús por mí! ¡Virgen y Madre, Madre y Virgen!”. Ya en un mensaje del Santo Padre Juan Pablo II a los miembros de la Confederación del Oratorio, con ocasión del comienzo de las celebraciones del cuarto centenario de la muerte de San Felipe Neri, el 7 de octubre de 1994, y en su nombre a toda la Iglesia, nos exhortaba en aquel
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entonces: “Un programa seguro y fecundo de formación en la alegría -nos enseña nuestro santo- se alimenta y se apoya en una serie armoniosa de opciones: la oración asidua, la Eucaristía frecuente, el redescubrimiento y la valoración del sacramento de la reconciliación, el contacto familiar y diario con la palabra de Dios, el ejercicio fecundo de la caridad fraterna y del servicio; y, además, la devoción a la Virgen, modelo y causa verdadera de nuestra alegría. A este respecto, no podemos olvidar su sabia y eficaz recomendación: “Hijos míos, ¡sed devotos de María!: sé lo que os digo. ¡Sed devotos de María!””. Que a ejemplo de San Felipe Neri quién tenía su corazón; literalmente, inflamado de amor por Jesús, podamos ser hoy, en medio de nuestras familias; comunidades y de la sociedad en general, apóstoles de la alegría; y que como San Felipe, podamos orar constantemente a Jesús: “¿Oh, Señor, que eres tan adorable y me has mandado a amarte, por qué me diste tan solo un corazón y este tan pequeño?”. Esta oración, constantemente repetida por el santo, le inflamó el corazón de amor, tanto así que en su biografía ha quedado consignado: “Cuando lo fueron a enterrar notaron que tenía dos costillas saltadas y que estas se habían arqueado para darle puesto a su corazón que se había ensanchado notablemente”.
LA PERFECCIÓN DESDE LA CONVERSIÓN. Hay, en el ser humano, un deseo tan impreso de ser perfecto, de poder superar tantas falencias, que descubre en el correr de su vida y en la relación que sostiene con Dios, el mundo, con los demás y con su propia naturaleza, que siempre está en búsqueda de fórmulas y medios que le ayuden a superar todo aquello que considera es ajeno a su propio ideal de vida. Hemos olvidado que desde el instante en que nosotros tomamos las riendas de nuestra vida, nos encontraremos con un sinnúmero de elementos que retrasan nuestra perfección y no nos perdonamos nuestras caídas, pues pensamos que somos menos, por tener entre nuestra naturaleza la potestad de equivócanos; nos juzgamos y condenamos, de tal manera, que la imagen de ese hombre perfecto no lo lograremos. Esto es, sin lugar a dudas, la falacia de un hombre que se construye a sí mismo bajo los criterios humanos y nunca desde la perspectiva de Dios, quien siempre nos mira con misericordia, amor, y cree en nosotros, a pesar de nuestra condición de pecadores.
Es Dios quien en el proyecto que nos trazamos, da la gracia de realizarlo todo, siempre y cuando encausemos nuestra vida bajo los parámetros de la voluntad Divina. Pero qué es a ciencia cierta lo que impide nuestra perfección?, ¿qué es lo que hay en mí que no me permite avanzar humana y espiritualmente?; haciendo referencia al libro “Relatos de un peregrino ruso”, donde se lee : “El mal reside en estos cuatro pecados: No amas a Dios, odias a tu prójimo, no crees en la Palabra de Dios y estás henchido de orgullo y ambición” diría yo, son estas algunas causas de nuestro aparente fracaso en el camino de ser mejores, pues el mal que reside en nosotros nos impide amar a Dios con el amor que Él nos merece, un amor que conlleva toda la esencia, las fuerzas, el ser, el pensamiento y ese amor recíproco ante el hermano a quien en momentos solo le despreciamos y odiamos. Otro factor que nos retrasa en nuestra integridad en la perfección, es que estamos llenos de orgullo, autosuficiencia, amor exagerado y egoísta por nosotros mismos. Queremos aparentar, mostrarnos, ser alabados por nuestras obras,
PASTORAL
SACERDOTAL con el interés de reconocimientos; queremos ser los primeros, ambicionamos poder, estatus, bienes materiales, ser servidos, cuando el mismo Jesús nos manda a ocupar el último lugar; a ser servidores, a no buscar puestos, sino que demos la vida en todo cuanto realizamos, como medio de ofrenda a Dios y a los demás. Es por eso, que se necesita emprender de manera inmediata la conversión desde la esencia natural nuestra, reestructurar nuestro pensamiento, nuestro ideal de vida, recordar para qué fuimos llamados a la existencia y no dejarnos llevar de la corriente de la generación actual. Detengámonos y revisémonos; confrontémonos hasta el momento cómo hemos actuado, reconozcamos qué hemos querido edificar nuestra vida al margen de la voluntad de Dios, que hemos hecho todo bajo los criterios de la actualidad y poco nos hemos dado a la tarea de proyectarnos desde el Evangelio; esa es la causa por la cual solo nos quedan fatigas, sin sabores y poco progreso en la perfección.
Es la hora de escuchar la llamada a la conversión dada por Jesús, a asumir una conversión desde el corazón, de tener una penitencia interior, pues sin ella las obras que emprendamos serán estériles y engañosas. Proyectémonos a través de una actitud de signos visibles, de gestos y obras de penitencia, que reoriente de forma radical nuestra vida, que busquemos un retorno y conversión hacia Dios, rompiendo las cadenas del pecado, sintiendo compunción y aversión al mal, para que, al mismo tiempo, incentivemos el deseo y la resolución de cambiar de vida, con la esperanza de alcanzar la misericordia Divina y la confianza en la ayuda de su gracia, pues el corazón del hombre es rudo y endurecido, y es así que se hace necesario que sea el Mismo Dios quien dé al hombre un corazón nuevo (cf Ezequiel 36) para que viva y se entregue como Cristo, como ofrenda perfecta. Les invito entonces a que: “Tengamos los ojos fijos en la sangre de Cristo y comprendamos cuan preciosa es a su Padre, porque, habiendo sido derramada para nuestra salvación, ha conseguido para el mundo entero la gracia del arrepentimiento”. (San Clemente Romano).
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PASTORAL
FAMILIAR
¿Cuál es el secreto de una familia que goza de paz?
“Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que se vuelvan apocados” (Col 3,21) No hay nada que apreciemos más en nuestro hogar que poder vivir en paz, que cada uno tenga su espacio y, al mismo tiempo, pueda disfrutar de su familia con tranquilidad y alegría. Pero, muchas veces, no contamos con esta dicha y nos preguntamos: ¿qué será lo que permite a ciertas familias lograr un ambiente de equilibrio y la armonía entre sus miembros? Si bien no podemos hablar de fórmulas mágicas ni hacer generalizaciones, ya que cada grupo familiar tiene particularidades, hay algunos aspectos recurrentes que pueden guiar nuestra búsqueda de la paz auténtica en nuestros hogares de manera práctica y perdurable, como verdaderos artesanos.
6. No corren a resolver todos los problemas a sus hijos, sino que les enseñan a ponerles la cara, asumir sus responsabilidades y aprender de sus errores. 7. Permiten que sus hijos experimenten el fracaso y les muestran cómo este es parte del proceso para llegar al éxito. 8. No están preocupados de convencer a sus hijos de lo importantes que son para la sociedad, sino mas bien les enseñan a servir y así se vuelven importantes para la sociedad. 9. Enseñan a sus hijos a ser críticos y asertivos frente a las injusticias, pero sin amargarse. 10. Enseñan a los hijos, con su ejemplo, a actuar de manera pacífica y ecuánime en su vida cotidiana.
Los padres experimentan paz cuando… 1. Comprenden que no tienen que dar a sus hijos todo lo que necesitan, sino enseñarles a desarrollar su capacidad para conseguirlo con un poco de ayuda.
2.
No viven buscando oportunidades para sus hijos, sino que los motivan a buscarlas, crearlas y sacarles provecho.
3. No se obsesionan por dar a sus hijos lo mejor para que sean felices, sino que les enseñan a disfrutar de lo mejor y a hallarlo, inclusive en las cosas más sencillas. 4. No inculcan en sus hijos la idea de que tienen que superar siempre a los demás, sino que les enseñan a superarse a sí mismos. 5. Enseñan a sus hijos a expresar lo que piensan en forma respetuosa, cautelosa y considerada con los demás.
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“Los padres siempre inciden en el desarrollo moral de sus hijos, para bien o para mal. Por consiguiente, lo más adecuado es que acepten esta función inevitable y la realicen de un modo consciente, entusiasta, razonable y apropiado” (AL 259)
TRIBUNAL ECLESIÁSTICO
La Relación entre la Fe y el Matrimonio
Al inicio de cada año, es costumbre que el Papa dirija unas palabras a los colaboradores que integran el Tribunal de la Rota Roma, con motivo de la inauguración del año judicial. El tema que el papa Francisco escogió para este año fue “la relacion entre la fe y el matrimonio, ante una cultura generalizada que oscurece las verdades eternas” En este contexto, la falta de valores religiosos y la fe, no pueden afectar el consentimiento matrimonial. Hoy las motivaciones con que se busca el matrimonio Cristiano son diferentes: Algunos participan activamente en la vida parroquial; otros vendrán por primera vez; algunos tienen una vida intensa de oración; otros están, sin embargo, impulsados por un sentimiento religioso más genérico; otras veces la gente está fuera de la fe, o con falta de fe. Ante esta situación, tenemos que encontrar soluciones válidas. El primer remedio, señaló, es la formación de
los jóvenes a través de un adecuado proceso de preparación, destinado a redescubrir el matrimonio y la familia en el plan de Dios. Es llevar a la novia y al novio para entender y disfrutar la gracia, la belleza y la alegría del amor verdadero, salvado y redimido por Jesús. Una segunda solución, es ayudar a los recién casados para continuar el viaje en la fe y en la iglesia, incluso después de la celebración de la boda. La comunidad Cristiana está llamada a acoger, apoyar, acompañar y ayudar a las parejas jóvenes, ofreciendo oportunidades y herramientas adecuadas, a partir de la participación en la misa dominical, para curar la vida espiritual, la vida familiar; fortaleciendo la programación pastoral de la parroquia. A menudo, las parejas jóvenes están abandonadas así mismos, tal vez por el simple hecho que no se ven en la parroquia. (Papa Francisco, discurso a la Rota Romana.). Enero 21/2017
Evangelizar | 15
PASTORAL
SOCIAL
CORRUPCIÓN
Este tema es cada vez más frecuente en los medios de comunicación, donde nos muestran la forma, en la cual, algunas personas se apropian de los recursos del Estado, para el favorecimiento personal; pero a veces, con nuestro pensamiento, juzgamos equivocadamente, indicando que esto solo se da en los estamentos públicos, líderes políticos, gobernantes y otros funcionarios y no miramos que está permeando cada vez más la empresa privada, y demás modos de organizaciones de la sociedad.
Ahora bien, ¿qué es la corrupción? La palabra en latín corruptio proviene del prefijo con, sinónimo de juntos, el verbo rumpere, que puede traducirse como hacer pedazos, y el sufijo tio, que equivale a acción y efecto. La corrupción es la acción y efecto de corromper (dañar, pervertir, sobornar, echar a perder). En la real academia de la lengua española, es un vicio o abuso en un escrito, en cosas no materiales: es la depravación moral, en otro sentido, es el abuso de poder; en lo político: el mal uso del poder público. Este mal de la corrupción, para el cual nadie está inmune, socaba los principios más profundos de la persona, daña las relaciones y siembra desconfianza, por el hecho de obtener un beneficio propio, sin importar en hacer pedazos a personas e instituciones, ya sea por obtener dinero, poder u otras prebendas, sin importar las consecuencias que esto acarrea; como lo expresaba el papa Francisco, cuando convocó el año de la misericordia: “La corrupción impide mirar el futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres. Es un mal que se anida en gestos cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos. La corrupción es una obstinación en el pecado, que
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pretende sustituir a Dios con la ilusión del dinero como forma de poder” Cuando se analizan posibles soluciones para erradicar la corrupción, generalmente la propuesta es la educación, que muchas veces se considera como única e indispensable; pero si se piensa solo en conocimientos, estructuras y tecnología de aprendizajes para interactuar con la realidad, y se olvida que lo más importante es la formación en principios éticos y morales que se obtienen en la familia, se constata que las personas que se han dejado envolver por el flagelo de la corrupción, en muchas ocasiones, han estudiado en los mejores colegios y universidades. Hoy, la Iglesia debe pasar al tablero, con sus sacerdotes y laicos, para hacer un examen de conciencia en un sentido más amplio y también en aspectos puntuales de la cotidianidad, sobre el tema de la corrupción, porque puede haber situaciones y actitudes vergonzosas, como: el pensar y hablar mal de los hermanos, para quedar bien delante de los superiores; mover las influencias para ciertos puestos, a costa de denigrar de otros; no invertir los dineros que los fieles dan con un fin concreto; no trabajar con pasión por el Evangelio; cuando se hace solo lo mínimo en lo que se nos ha confiado, cuando se es sostenido por la Iglesia; cuando no se es puntual a la hora de llegar o salir del trabajo, esto no es más que robar tiempo; cuando se está pendiente de las debilidades de los hermanos, para ser tema de conversación y mostrar una falsa rectitud; entre muchas otras. Desde la fe, se invita siempre a la conversión, que parte de un cambio de mentalidad; solo así estaremos atentos a no caer en la trampa de la corrupción, que rompe las relaciones y la confianza; y desde donde los discípulos de Jesús están llamados a dar testimonio de honestidad y rectitud en sus comportamientos.
PASATIEMPOS
PASTORALES CRIPTOGRAMA BÍBLICO - Nro. 13 Por Roberto Lubrina Respondiendo la Definiciones, reemplazar en el cuadro superior, en donde aparecerá una frase bíblica. L1
C2
I3
C4
R5
I18
P19
P20
O21
C22
R34
L35
Q36
G37
H51
C52
E33
O47
A48
A49
L63
R64
E76
K77
A78
J91
D92
F107
J108
J123
S124
A B C D E F G H I
G6
N50
N7
A8
N9
G10
O11
E12
Q13
N14
Q23
Q24
R25
K26
A27
A28
K29
K30
G38
I39
G40
O53
O54
G55
E56
H57
Q70
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Q66
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H94
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D109
D110
H111
S112
O113
H114
B125
B126
J128
F129
B127
48
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27
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D105
D106
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F118
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B133
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B135
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104
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45
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30
1
32
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J K L M N O P Q R S
M121
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15
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31
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Definiciones: A)Período previo a la Semana Santa; B)Vuelvo a la vida; C)Lleno de Gloria; D)Parte superior del cuerpo; E)Hierro para trabajar los metales; F)Serviles, rastreros; G)Que ejerce una tiranía; H)Relativo a las válvulas; I)Persona que trabaja con pieles finas; J)Gana desmesurada de comer; K)Encendido; L)Colmen; M)Pueblo donde nació Jesucristo ; N)Habitantes de Bahía; O)Introduzcan rellenos; P)Estoy subordinado a una autoridad; Q)Despidad rayos o chispas; R)Observen desde lo alto; S)Acogió favorablemente un ruego o mandato.
Respuesta: A)Cuaresma; B)Resucito; C)Glorioso; D)Cabeza; E)Yunques; F)Lacayos; G)Tirano; H)Valvular; I)Peletero; J)Bulimia; K)Prendido; L)Llenen; M)Belén; N)Bahianos; O)Rellenen; P)Dependo; Q)Destelle; R)Oteen; S)Atendió “Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le hablan cubierto la cabeza, enrollado en un sitio aparte” San Juan 20,1-9 Por Roberto Lubrina
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ANÁLISIS DE LA
REALIDAD
Algunos requerimientos de la Democracia (4) que lo mantengan en su justo límite. Es este el principio del ESTADO DE DERECHO, en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres” (San J.P. II Centesimus annus 44). “El sistema democrático, la autoridad política es responsable ante el pueblo. Por eso los organismos representativos deben estar sometidos a un efectivo control por parte del cuerpo social” (Compendio de la D.S.I. 408,409) * La búsqueda permanente de la equidad en la que todoS los ciudadanos tengan condiciones de vida honestas, justas, y por su trabajo digno y justamente remunerado, puedan adquirir los bienes que requieren para una existencia digna. Ahora bien: además de lo expresado en ateriores publicaciones de esta revista, para que la democracia sea artífice de una paz estable y duradera se requiere: * Una CONSTITUCIÓN basada en el derecho natural, humano, internacional, que limite los diversos poderes y controle el funcionamiento formal del gobierno. Que dicha Constitución sea fruto de la historia, asuma el presente y mire con rectitud hacia el futuro. “Es necesario que las leyes que constituyen la centralidad constitutiva del Estado, deriven de las leyes naturales, de las condiciones sociales de cada época, del respeto y la promoción integral de las personas instituciones, entidades y grupos, y de todos los miembros de la sociedad nacional y mundial. Por ser el bien común deber de toda la sociedad, la constitución debe apuntar en todo a su búsqueda y alcance” (Pío XI Quadragesimo anno 23. Catecismo 1910). * EL PODER como forma de autoridad concedido por el pueblo, debe ser ejercido por sus distintas ramas pero en orden al objetivo de alcanzar el BIEN COMÚN. Así mismo, deben formar una unidad, en la que la diversidad de actividades no se contraponen. Los miembros del poder deben tener como principios rectores: LA VERDAD, LA JUSTICIA, LA IGUALDAD. ”El magisterio de la Iglesia reconoce la validez del principio de la división de poderes en un Estado: “es preferible que un poder esté equilibrado por otros poderes y otras esferas de la competencia,
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También los grupos privados de poder en la actividad económica, política y cultural, deben ser reconocidos y apoyados. “Para asegurar el bien común, el gobierno de cada país tiene el deber específico de armonizar con la justicia los intereses personales y sectoriales. La correcta conciliación de los bienes particulares de grupos e individuos es una de las funciones más delicadas del poder público” (Catecismo 1908. Compendio de la D.S.I. 169) * La libre confrontación de ideas el ejercicio libre de los medios de comunicación, deben garantizar el que la verdad y la realidad, ayuden al mejoramiento de la vida ciudadana y el cumplimiento de los programas de gobierno. “Los poderes públicos no pueden ignorar la creciente potencia e influjo de los Medios de Comunicación Social, así como las ventajas o riesgos que su uso lleva consigo para la comunidad civil y para el desarrollo y perfeccionamiento real. Ellos están llamados a ejercer su propia función positiva para el bien común, alentando toda expresión constructiva, apoyando a cada ciudadano y a los grupos, en la defensa de los valores fundamentales de la persona y de la convivencia humana; actuando también de manera que eviten oportunamente la difusión de cuanto menoscabe el patrimonio común de valores, sobre el cual se funda el ordenado progreso civil” ( Beatto Pablo VI Octogesima adveniens 20. Inter mirífica 12)
Esta es la noche más importante para nosotros los cristianos, porque celebramos la resurrección de Cristo. Un acontecimiento que se debe reflejar en cada uno de los ambientes donde nos encontremos: nuestras familias, nuestros trabajos y en la misma sociedad… Es la noche donde renovamos nuestras promesas bautismales y con ellas, nuestro compromiso de ser testigos, en medio de un mundo que necesita ser iluminado por la claridad de Cristo Resucitado… Se tiene la liturgia bautismal, para recordar que nosotros también hemos pasado de la muerte a la vida.