Evangelizar 049 - Octubre 2017

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ISSN 2590-8359 | No. 49 OCTUBRE | 2017

"El mundo necesita el

de

Evangelio Jesucristo como algo esencial"

DIÓCESIS DE SONSÓN - RIONEGRO | WWW.DIOSONRIO.ORG.CO


en s o m e d ue q s o ”, n O o S N A P ER M I R P L “DAR E ue sigamos sino q tos n u j o nd a n i m ca ía d a d a c l a r i a r a p ro, t o l e d ro encuent a armonía l e d a c s d. en bu a d i n r e t ra OS N y de la f R A D E QU S O M E NO POD RADOS. PA A, I B M O L CO , a t i s e c e n e t o n a tu herm su encuentro ve a , z a p e d zo a r b a l e llevando toda violencia, z, a p libre de a l e d s o v a l c s e re. p m e i s para


SANTO DEL MES Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín Director P. John Jairo Olaya Ballesteros

Por: Pbro. Elkin Mosquera I.

SAN FRANCISCO DE ASIS

¿Cuál es su espiritualidad? Vivir el Evangelio Vivir la pobreza La alegre fraternidad

Diseño y Diagramación Andrea Guerrero Zuluaga

Coordinador General Vicaría de Pastoral Impresión Kolors Comunicación Gráfica Dirección Diócesis de Sonsón-Rionegro Curia Episcopal Calle 51 No 47-31 / Tel: 531 5252 www.diosonrio.org.co Fotografía Diócesis de Sonsón-Rionegro Sugerencias vipastoral@diosonrio.org.co diseno@diosonrio.org.co

Símbolo de su vida y vocación, porque en su forma de cruz, veía el signo de redención! Con la cruz Tau marcó los lugares que habitaba

ESCUDO

Los Franciscanos al compartir la cruz Tau, proclaman, unidos al fundador, el gozo del mensaje cristiano.

Eligió del alfabeto hebreo la letra Tau

Consejo Editorial Delegados de Pastoral

FUNDADOR DE LOS FRANCISCANOS LEMA: “Pax et bonum” (Paz y Bien) San Francisco nos hace pensar en el hermano sol, la hermana luna, el hermano lobo, la hermana oveja y en un ser con un gran AMOR a la naturaleza y a todos los que formamos parte de ella.

VIRTUDES DE SAN FRANCISCO Sabiduría Pobreza Simplicidad Humildad Caridad

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FORMACIÓN BÍBLICA Por: Pbro. Bernardo Arley Aristizábal González

PABLO: SU VOCACIÓN A LA VIDA CRISTIANA, CONOCIDA COMO “CONVERSIÓN”

Se ha hablado mucho que los creyentes debemos tener una “experiencia de Cristo” y, esto fue precisamente lo que el apóstol Pablo tuvo cuando se encontró con Jesús, lo experimentó del tal manera en su vida, que todo lo que él era, un judío piadoso y celoso de su fe, lo consideró basura frente a la experiencia nueva que en Cristo estaba viviendo (cf. Flp 3,7-10). Comúnmente se ha conocido este suceso de la vida del apóstol como “conversión”; no obstante, él habla de esta experiencia como “vocación”, es decir, una llamada de Dios que le cambió su vida de “judío intachable en el cumplimiento de la Ley” (cf. Flp 3,6), para hacerse cristiano. Por tanto, si a esta experiencia se le quiere llamar “conversión”, esta no debe entenderse como el cambio moral de un hombre malo a un hombre bueno, sino como el cambio de un judío profundamente religioso a un hombre cristiano, es decir, un ser humano puede ser muy religioso y no ser cristiano, por lo que es deber preguntarnos si nuestra experiencia de Cristo nos lleva a ser verdaderamente seguidores suyos, “cristianos” o si estamos cayendo en el peligro de ser simplemente religiosos.

Esto es fundamental para entender la vocación de todo cristiano: “por la gracia de Dios, soy lo que soy, y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí” (1Cor 15,10) y el llamado, siempre lleva al anuncio, a la misión. El cambio, que como dijimos no es moral, sino existencial, muestra que, Pablo ha entendido que los caminos que no parten de Cristo y no conducen a Él son equivocados, independiente de la rectitud de las personas que los recorren. Sirva, pues, para nosotros el ejemplo del apóstol, para mirar nuestra vocación a la vida cristiana y creciendo en ella, darlo a conocer con nuestra vida a los demás.

El apóstol habla explícitamente de su experiencia como “vocación” así: “Cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien, revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles…” (Gál 1,15-16). Como se puede percibir, Pablo entiende su vocación como una misión para anunciar el evangelio a los gentiles; además, expresa como novedad que esta vocación es una GRACIA, en la que Dios le revela a su Hijo, por ello, el apóstol afirmará: “no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mi; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí” (Gál 2,20).

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Referencias: VIDAL, Senén, Pablo. De Tarso a Roma, Santander 2008, pg. 53-57. FABRIS, Rinaldo, Pablo el apóstol de las gentes, Madrid 1997, pg. 93-126. GNILKA, Joachim, Pablo de Tarso. Apóstol y testigo, Barcelona 2009, pg. 43-50.


EL CRISTIANO NO NACE,

SE HACE

La afirmación que hemos tomado como título para esta reflexión, fue pronunciada por un autor cristiano llamado Tertuliano, a finales del siglo II. Para comprender mejor esta idea, podemos recordar las palabras de nuestro Papa emérito Benedicto XVI: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Cf. DCE 1). El cristiano, como discípulo de Jesús, se entiende como un proyecto por realizar, una opción que se afianza en el día a día, en el encuentro, el conocimiento y el seguimiento. Cuando el Documento de Aparecida nos habla de la catequesis de iniciación cristiana afirma: “Son muchos los creyentes que no participan en la Eucaristía dominical, ni reciben con regularidad los sacramentos, ni se insertan activamente en la comunidad eclesial” (Cf. DA 286). En el mismo párrafo leemos al final: “Tenemos un alto porcentaje de católicos sin conciencia de su misión de ser sal y fermento en el mundo, con una identidad cristiana débil y vulnerable”. La crisis que estamos viviendo se manifiesta en la cantidad de personas que no conocen al Señor, en el incremento de grupos y organizaciones que entran en conflicto con la Iglesia, y de otros tantos que viven su fe de una manera intermitente, es decir, aquellos que se acercan solo cuando requieren de un servicio.

FORMACIÓN CATEQUÉTICA Por: Pbro. Edwin Yair Hidalgo G.

Estamos llamados a implementar una catequesis de Iniciación cristiana que Aparecida nos define de una manera concreta: “La iniciación cristiana, propiamente hablando, se refiere a la primera iniciación en los misterios de la fe, sea en la forma de catecumenado bautismal para los no bautizados, sea en la forma de catecumenado postbautismal para los bautizados no suficientemente catequizados” (DA 288). El camino a seguir propuesto por Aparecida en el numeral 289 es claro y sencillo: “Sentimos la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades un proceso de iniciación en la vida cristiana que comience por el kerygma, guiado por la Palabra de Dios, que conduzca a un encuentro personal, cada vez mayor, con Jesucristo, perfecto Dios y perfecto hombre, experimentado como plenitud de la humanidad, y que lleve a la conversión, al seguimiento en una comunidad eclesial y a una maduración de fe en la práctica de los sacramentos, el servicio y la misión”. Por lo tanto, toda labor catequética debe tener esta dinámica, superando la idea de cursos presacramentales para dar el paso a verdaderos itinerarios de iniciación cristiana, partiendo de acciones previas de primer anuncio y con acciones pastorales posteriores que conduzcan a la inserción en la vida de la Iglesia, donde se pueda percibir que lo que nos interesa es “hacer cristianos” y no tanto dar cursos de cristianismo, que buscamos más la respuesta de la fe que la memorización de contenidos.

El problema que se plantea nos lleva a concluir que en muchas ocasiones la catequesis ha sido débil, pobre, o fragmentada, quizás no nos hemos dado cuenta que lo más importante no es transmitir unos conocimientos doctrinales,sino transmitir una experiencia de vida que lleve a una adhesión a Jesús de Nazaret, el Mesías, el salvador.

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FORMACIÓN LITÚRGICA Por: Pbro. Javier Arturo Marín C.

“Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). Aunque el domingo es el día de la resurrección, no es solo el recuerdo de un acontecimiento pasado, sino que es celebración de la presencia viva del Resucitado en medio de los suyos. Para que esta presencia sea anunciada y vivida de manera adecuada no basta que los discípulos de Cristo oren individualmente y recuerden en su interior, en lo recóndito de su corazón, la muerte y resurrección de Cristo. Es importante que los que han recibido la gracia del bautismo se reúnan, para expresar plenamente la identidad misma de la Iglesia, asamblea convocada por el Señor resucitado, el cual ofreció su vida “para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos” (Jn 11,52). Todos ellos se han hecho “uno” en Cristo (cf. Ga 3,28) mediante el don del Espíritu. Esta unidad se manifiesta externamente cuando los cristianos se reúnen: toman entonces plena conciencia y testimonian al mundo que son el pueblo de los redimidos formado por “hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación” (Ap 5,9). En la asamblea de los discípulos de Cristo se perpetúa en el tiempo la imagen de la primera comunidad cristiana, descrita como modelo por Lucas en los Hechos de los Apóstoles, cuando relata que los primeros bautizados “acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones” (2,42). Esta realidad de la vida de la Iglesia tiene en la Eucaristía no solo una fuerza expresiva especial, sino su “fuente”. La Eucaristía nutre y modela a la Iglesia: “Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan” (1 Co 10,17). Por esta relación vital con el sacramento del Cuerpo y Sangre del Señor, el misterio de la Iglesia es anunciado, gustado y vivido de manera insuperable en la Eucaristía. El Catecismo de la Iglesia Católica número 2177, enseña que “la celebración dominical del día y de la Eucaristía del Señor tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia”. En la Misa dominical es donde los cristianos reviven de manera particularmente intensa la experiencia que tuvieron los Apóstoles la tarde de

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EL DOMINGO DÍA DE LA IGLESIA Pascua, cuando el Resucitado se les manifestó estando reunidos (cf. Jn 20,19). La Eucaristía dominical es, por su naturaleza, una manifestación de la Iglesia. Cada comunidad, al reunir a todos sus miembros para la “fracción del pan”, se siente como el lugar en el que se realiza concretamente el misterio de la Iglesia. En la celebración misma la comunidad se abre a la comunión con la Iglesia universal, implorando al Padre que se acuerde “de la Iglesia extendida por toda la tierra”, y la haga crecer, en la unidad de todos los fieles con el Papa y con los Pastores de cada una de las Iglesias, hasta su perfección en el amor. Se comprende entonces por qué la dimensión comunitaria de la celebración dominical deba ser particularmente destacada a nivel pastoral. Es bueno recordar que entre las numerosas actividades que desarrolla una parroquia “ninguna es tan vital o formativa para la comunidad como la celebración dominical del día del Señor y de su Eucaristía”. El Concilio Vaticano II ha recordado la necesidad de “trabajar para que florezca el sentido de comunidad parroquial, sobre todo en la celebración común de la misa dominical” (SC 42). No ahorremos esfuerzo en la conciencia de celebrar como comunidad parroquial la Eucaristía dominical como el momento más importante y central de la semana, vayamos a ella con inmensa alegría, no con desgano o pereza, o meramente como una obligación. Vivamos el encuentro dominical como lo que es “el día de la Iglesia”.


“HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA”

FORMACIÓN MARIOLÓGICA Por: Pbro. Luis Javier Otálvaro A.

Lc 1,38

(Catecismo de la Iglesia Católica #494)

En la revista anterior se daba una mirada al sí de María, Ella que escucha la voz del Ángel y obedece al plan de Dios pronunciando estas palabras: “he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1,38). Este “Sí” al plan salvífico de Dios, es lo que llevará a María a convertirse en la “Madre del salvador” (Cfr. Mt 1,21) y, por ende, en la “Madre de Dios” (Cfr. Mt 1,23; Lc 1, 42-43). Frente a esta realidad de la Maternidad Divina de María el concilio de Éfeso, en el año 431, manifestó lo siguiente: “…Porque no nació primeramente un hombre vulgar, de la santa Virgen, y luego descendió sobre Él el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se somatizó a nacimiento carnal... De esta manera [los Santos Padres] no tuvieron inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen» (Dz 111) . Por tanto, la Virgen María, en el misterio de la encarnación, engendra al Hijo de Dios; se hace partícipe del plan que Dios había trazado para liberar a la humanidad de la esclavitud del pecado (cfr. Rm 5,15-18); es Ella, que con su adhesión a la voluntad del Padre, logra contribuir a su plena manifestación (cfr. Gal 4,4-5).

Es así como María se hace Madre de Jesús por la acción del Espíritu (cfr. Lc 1,35) y en él, se hace Madre de Dios, ya que en Jesús permanecen las dos naturalezas, la humana y la divina. Así lo ha definido el concilio de Calcedonia en el año 451: «Siguiendo, pues, a los Santos Padres, enseñamos unánimemente que hay que confesar a un solo y mismo Hijo y Señor nuestro Jesucristo: perfecto en la divinidad, y perfecto en la humanidad; verdaderamente Dios y verdaderamente hombre compuesto de alma racional y cuerpo; consubstancial con el Padre según la divinidad, y consubstancial con nosotros según la humanidad, "en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado" (Hb 4, 15); nacido del Padre antes de todos los siglos según la divinidad; y por nosotros y por nuestra salvación, nacido en los últimos tiempos de la Virgen María, la Madre de Dios, según la humanidad (Catecismo de la Iglesia Católica 467). De esta manera reconocemos que María es Madre de Dios que acompaña la historia del creyente, que lo protege y lo guía hacia el encuentro de su Hijo; es madre que intercede por todos sus hijos, a cuyo favor, con fervor, se acogen cada día.

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EL EVANGELIO DEL DOMINGO

DOMINGO 1 DE OCTUBRE XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO

Por: Por: Pbro. Pbro.Javier JavierArturo ArturoMarín Marín C.

Primera Lectura: Ezequiel 18, 25-28 Salmo 24 Segunda Lectura: Filipenses 2 1-5 Evangelio: San Mateo 21,28-32 “En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo.

Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?» Contestaron: «El primero.» Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis”.

Palabra de Dios

PAUTAS DE REFLEXIÓN Hoy en el Evangelio Jesús nos habla de dos actitudes bien diferentes ante la invitación de Dios Padre a trabajar en su viña, es decir: en su Reino. Los unos no aceptan la invitación al principio, pero luego se arrepienten y cumplen. Los otros dicen en seguida que sí, pero después no hacen nada. Así que no se trata de una comparación simple entre buenos y malos, sino entre los que dicen que son buenos (pero no lo son), y los que habiendo sido rebeldes, después han cambiado la vida. Este Evangelio podríamos decir que nos muestra la contradicción existente en el ser humano en torno a la conversión. Aparecen en primer lugar los publicanos, los pecadores públicos, las prostitutas, que primeramente habían rechazado el Reino de Dios, pero luego, al oír las palabras salvadoras de Jesús, cambiaron su vida y al adherirse a la Palabra de Jesús, que es palabra de salvación y de santificación, se hicieron dignos de entrar en el Reino. Por otro lado, los jefes de los judíos, encerrados en su aparente fidelidad exterior a las prescripciones de la ley, rechazaron las palabras de Jesús, que les exigía una auténtica, verdadera e íntima limpieza de conciencia; y con ese rechazo de la Palabra salvadora, rechazaron la entrada en el cielo. Esta parábola nos enseña que los que piensan ser buenos no tienen comprado ya el cielo, y los que obran mal no están ya encerrados en el infierno. Mientras vivimos en este mundo podemos cambiar, ¡ojalá para mejorar! El ejemplo del primer hijo nos debe hacer meditar en cómo debemos tratar de purificar nuestro corazón, reconocer nuestros pecados y corregirlos y poner orden en nuestra vida. También nos invita a cuidar nuestros pensamientos, además de regularlos. Del mismo modo, a preguntarnos lo que espera Dios de nosotros. Jesús ha advertido a sus discípulos; “No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos” (Mt 7,2 1-23). También nos ha dicho el Señor: “Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la Practican” (Lc 11, 28). La mayor invitación, es estar dispuestos a aceptar la voluntad del Padre, y al mismo tiempo pedirle fuerzas, para no flaquear en el deseo de cumplir nuestro compromiso con Él. Así, de esta forma, darle valor a nuestro corazón, para que no huya de su deber cristiano; por tanto, no dejemos de rezar con el salmo “Enséñame a cumplir tu voluntad, ya que tú eres mi Dios. Tu espíritu, que es bueno, me guíe por tierra llana”.

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DOMINGO 8 DE OCTUBRE

EL EVANGELIO DEL DOMINGO

XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO

Primera Lectura: Isaías 5, 1-7 Salmo 79 Segunda Lectura: Filipenses 4, 6-9 Evangelio: San Mateo 21,33-43 “En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a

Por: Pbro. Javier Arturo Marín C.

su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.» Y Jesús les dice: “¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?” Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”. Palabra de Dios

PAUTAS DE REFLEXIÓN Otra vez habla Jesús en parábola; cada uno de los elementos presentados tiene su significación: el propietario de la viña es Dios, que ha puesto en ella amor, mimo, cariño y esperanzas. La viña es el Pueblo elegido de Israel. Los criados enviados a recoger los frutos son los profetas. El hijo es Jesús, muerto fuera de las murallas de Jerusalén; los viñadores homicidas, son judíos infieles, jefes religiosos y políticos, que buscan únicamente sus intereses y el adueñarse de lo que no es suyo, yendo en contra del plan de Dios; el otro Pueblo al que se le confiará la viña, los paganos. Un escritor hacia la siguiente aplicación de esta parábola: la viña es nuestra alma plantada por Dios, adornada con su gracia, cuidada con solicitud por medio de sus inspiraciones y de sus sacramentos. Nosotros somos los labradores que hemos de trabajar para conseguir el fruto, que son las buenas obras. El Señor envía a sus siervos, que son sus sacerdotes, o sus inspiraciones y los mismos acontecimientos de la vida, para que nos inciten a la producción de los frutos, que son las buenas obras y el mejoramiento de nuestra vida. Está en nosotros producir o no los frutos que el Señor espera de cada uno.

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EL EVANGELIO DEL DOMINGO

DOMINGO 15 DE OCTUBRE XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Por: Por: Pbro. Pbro.Javier JavierArturo ArturoMarín Marín C.

Primera Lectura: Isaías 25, 6-10ª Salmo 22 Segunda Lectura: Filipenses 4, 12-14. 19-20 Evangelio: San Mateo 22,1-14 “En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos”. Palabra de Dios

PAUTAS DE REFLEXIÓN En la Biblia, la alegría de los tiempos mesiánicos era descrita como un banquete, de aquí que Jesús, para decirnos lo que es el Reino de Dios, use tal simbolismo. El banquete es imagen por excelencia de la abundancia de comida y bebida, de la alegría y la fiesta, de la plenitud, de la satisfacción, de los deseos cumplidos, de la fraternidad y de la gratuidad. El Reino de Dios es eso: abundancia, fiesta, fraternidad y, ante todo gratuidad. Somos invitados todos. Llama la atención que los invitados no están interesados en ir a ese banquete, ¿Suena absurdo, no? Pues estamos frente al misterio del Amor de Dios. Él quiere que todos se salven, invita a todos, pero no obliga a nadie. Para muchos la invitación de Dios perturba sus planes y proyectos. Les interesa más su trabajo y su negocio. No piensan solamente que pueden arreglárselas muy bien sin Dios, sino que se han creado sus propios dioses: dinero, fama, carrera, poder, placer a toda costa… Dios llama a todos a su fiesta –banquete- del Reino, pero solo serán admitidos aquellos que lleven el traje apropiado, es decir, aquellos que viven su dignidad de cristianos. No es suficiente que algún día el sacerdote nos haya impuesto la vestidura bautismal. Debemos llevarla siempre. Es necesario que en nuestra vida llevemos un estilo de vida que ponga en práctica las enseñanzas de Jesús. No es suficiente haber sido bautizados, es necesario vivir como bautizados. El mensaje de hoy es claro: hay que decidirse. Hay que escuchar la llamada que nos llega de Dios. No hay que temerla, pues, aun siendo exigente, siempre es llamada que nos lleva a la alegría de la fiesta, a la plenitud. ¡hay que saber responder!

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DOMINGO 22 DE OCTUBRE

EL EVANGELIO DEL DOMINGO

XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO

Primera Lectura: Isaías 45, 1. 4-6 Salmo 95 Segunda Lectura: 1 Tesalonicenses 1, 1-5b Evangelio: San Mateo 22,15-21 “En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe

Por: Pbro. Javier Arturo Marín C.

nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?» Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.» Le presentaron un denario. Él les preguntó: “¿De quién son esta cara y esta inscripción?” Le respondieron: «Del César.» Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Palabra de Dios

PAUTAS DE REFLEXIÓN Los enviados de los fariseos vinieron a preguntarle con mala intención, quisieron tender una trampa a Jesús. Si Jesús respondía que había que pagar, ellos podían acusarlo diciendo que él aceptaba al César como dios, y que, además, era un mal ciudadano ya que reconocía como legítimo al gobierno invasor. Pero si respondía que no había que pagar, podían acusarlo como subversivo ante las autoridades romanas, como de hecho lo hicieron ante Pilato. Jesús les sale al paso, como tantas veces en el Evangelio, no cae en sus malas intenciones, no se deja engañar por las elogiosas palabras del saludo, no los evade y, por el contrario, los desenmascara, no les contesta ni “si”, ni “no”, sino con la exhortación:“Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios”. Jesús, como tantas veces en el Evangelio, muestra que quien le hace una pregunta corre el riesgo de tener que escuchar más de lo que quería oír. Ante la respuesta quedan desconcertados, Jesús sitúa la cuestión en un nivel más profundo. En la respuesta de Jesús lo que realmente importa no es el César ni los impuestos, sino la Voluntad de Dios. Lo importante es que el hombre reconozca a Dios como único Señor. Al emperador le pertenecen las monedas del impuesto, pero no la sumisión como señor absoluto. El verdadero tributo que se debe a Dios, les recuerda Jesús, es una vida santa.

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EL EVANGELIO DEL DOMINGO

DOMINGO 29 DE OCTUBRE XXX DEL TIEMPO ORDINARIO

Por: Por: Pbro. Pbro.Javier JavierArturo ArturoMarín Marín C.

Primera Lectura: Éxodo 22, 20-26 Salmo 17 Segunda Lectura: 1 Tesalonicenses 1, 5c-10 Evangelio: San Mateo 22,34-40 “En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley,

le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas”.

Palabra de Dios

PAUTAS DE REFLEXIÓN Otra vez se presentan ante Jesús con la intención de ponerlo a prueba, de hacerlo caer. Las enseñanzas de Jesús molestaban, eran incomodas para muchos que estaban obstinados en su estilo miope de ver la realidad. Hoy se le acercan para preguntarle por una cuestión de vital importancia: el mandamiento principal de la ley ¿cuál es? La respuesta de Jesús es clara y va más allá. No solo uno de los mandamientos es el más importante, sino que abarca a todos los demás: el amor. Sin el amor no se cumple ninguno de todos los mandamientos. Sin el amor todos quedarían vacíos. El amor a Dios comienza por amar al prójimo, que es creatura de Dios. Para amar verdaderamente a Dios debemos amar todo lo que Él ama. Y Dios ama a todos sus hijos. Por todos ellos Cristo derramó su sangre en la cruz. Dios está presente en cada hermano, especialmente en los más necesitados. Allí me puedo encontrar con él. El que ama al prójimo, ama a Dios. Los dos mandamientos del amor a Dios y al prójimo, que en el Antiguo Testamento se encuentran muy distanciados, Jesús los vinculó estrechamente. Son como las dos caras de una misma moneda. No se puede amar a Dios sin amar al prójimo que es imagen de Dios. Por eso dice San Juan:“el que dice: amo a Dios, y no ama a su hermano, es un mentiroso… el que ama a Dios debe amar a su hermano” (1 Jn 4, 20s.).

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PASTORAL JUVENIL Por: Pbro. Helver Duván Aristizabal V .

ONCE IDEAS FUNDAMENTALES DEL MENSAJE DEL PAPA A LOS JOVENES EN BOGOTA 1. El Señor no es selectivo, no excluye a nadie, sino que abraza a todos; y todos somos importantes y necesarios para Él. 2. Dios los ama con amor de Padre y los anima a seguir buscando y deseando la paz, aquella paz que es auténtica y duradera. 3. Por favor, mantengan viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Y si ustedes mantienen viva esa alegría con Jesús, nadie se las puede quitar. 4. ¡Cómo no van a poder cambiar esta sociedad y lo que ustedes se propongan! ¡No le teman al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande! Por favor, no se metan en el chiquitaje, no tengan vuelos rastreros, vuelen alto y sueñen grande. 5. Ustedes tienen una sensibilidad especial para reconocer el sufrimiento de los otros. Ayúdennos a nosotros, los mayores, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono, los necesitamos. 6. Ustedes tienen la capacidad no solo de juzgar, señalar desaciertos, sino también esa otra capacidad hermosa y constructiva: la de comprender. ¡Cuánto los necesita Colombia para ponerse en los zapatos de aquellos que muchas generaciones anteriores no han podido o no han sabido hacerlo, o no atinaron con el modo adecuado para lograr comprender!

7. Ustedes pueden enseñarnos a los grandes que la cultura del encuentro no es pensar, vivir, ni reaccionar todos del mismo modo; la cultura del encuentro es saber que más allá de nuestras diferencias somos todos parte de algo grande que nos une y nos trasciende, somos parte de este maravilloso País. 8. Vuestra juventud los hace capaces de algo muy difícil en la vida: perdonar. Perdonar a quienes nos han herido. Ustedes nos ayudan en este intento de dejar atrás lo que nos ofendió, de mirar adelante sin el lastre del odio, porque ustedes nos hacen ver todo el mundo que hay por delante, toda la Colombia que quiere crecer y seguir desarrollándose; esa Colombia que nos necesita a todos y que los mayores se la debemos a ustedes. 9. Jóvenes, sueñen, muévanse, arriesguen, miren la vida con una sonrisa nueva; vayan adelante, no tengan miedo. Solo así se animarán a descubrir el País que se esconde detrás de las montañas. Ustedes son capaces de descubrir la Colombia profunda. 10. Los jóvenes son la esperanza de Colombia y de la Iglesia; en su caminar y en sus pasos adivinamos los de Jesús, el Mensajero de la Paz, aquél que siempre nos trae noticias buenas. 11. Los animo a afianzarse en el Señor, es el único que nos sostiene, el único que alienta para poder contribuir a la reconciliación y a la paz.

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PASTORAL SACERDOTAL Por: Pbro. Jorge Andrés Tabares Ríos

MISIONERA

La riqueza doctrinal del Concilio Vaticano II, ampliada en posteriores documentos del Magisterio y adaptada en las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y Caribeño a la realidad de cada país, ha generado planes, proyectos, procesos y actividades pastorales de gran riqueza espiritual, según las necesidades y capacidades de cada Iglesia particular. Se ha hecho un esfuerzo enorme por poner en práctica las enseñanzas conciliares; gran número de diócesis de América Latina y del Caribe cuentan con planes de pastoral, pero ha faltado lo más importante, la acción misionera, es decir, llevar a la práctica lo que se organiza y establece teóricamente. Precisamente, una de las insistencias del Documento de Aparecida y que es retomada por el Papa Francisco, es que la formación misionera no sea solo un momento para encender la hoguera y dejar que el viento sople sobre el brasero, hasta que se apague el fuego encendido. Al contrario, tiene que ser un acontecimiento de gracia, un kairós, que anime la «vocación misionera» de los cristianos, fortaleciendo las raíces de su fe y despertando su responsabilidad para que todas las comunidades cristianas se pongan en estado permanente de misión. Para ello, es necesario formar discípulos misioneros en una espiritualidad para la acción misionera, que se basa en la docilidad al impulso del Espíritu, a su potencia de vida que moviliza y transfigura todas las dimensiones de la existencia.

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Para nuestra Diócesis de Sonsón-Rionegro, esta acción misionera será más contundente y efectiva, si se logra que cada sector del Pueblo de Dios sea formado y acompañado de acuerdo con la peculiar vocación y ministerio al que ha sido llamado: el Obispo, que es el principio de la unidad en la diócesis, mediante el triple ministerio de enseñar, santificar y gobernar; los presbíteros, cooperando con el ministerio del obispo, en el cuidado del pueblo de Dios que le ha sido confiado; los candidatos al diaconado p e r m a n e n t e consolidando su formación integral, y s i e n d o perseverantes en su vocación y servicio; los consagrados y consagradas en el seguimiento radical del Maestro; los seminaristas viviendo su formación en un ambiente similar al de la comunidad apostólica en torno a Cristo Resucitado: oración en común, vida litúrgica, formación académica, servicio pastoral misionero, vivencia de la caridad y disponibilidad misionera; los laicos y laicas, en la perspectiva de diálogo, de modo que puedan contribuir a la transformación de la realidad social a través de los valores evangélicos. Si como Iglesia particular de Sonsón-Rionegro nos dejamos poseer por el fuego misionero de Jesús, podremos despertar y activar la «misión en el corazón de la fe cristiana» (Papa Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones, 2017). Y así, seremos antorcha en un mundo que a veces parece perder el rumbo.


LOS CONFLICTOS ENTRE HERMANOS Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos (Sal 132, 1) Los conflictos entre hermanos es una de las causas más usuales de la falta de paz en un hogar. Las peleas de los hijos pueden traer consecuencias negativas para su estado emocional y el bienestar de los demás miembros de la familia. Entre las razones por las que se dan las peleas entre hermanos están las tareas domésticas o la transgresión de la privacidad o el uso no autorizado de las pertenencias personales, lo cual puede conducir a una especie de matoneo o bullying, con el agravante de ser subestimado por los padres como una simple riña entre hermanos que ya pasará. A los padres de familia les ofrecemos algunas indicaciones que les puede ayudar en el manejo de los conflictos entre hermanos: Establecer un conjunto de reglas que todos en casa deben conocer y firmar. Esto permitirá que los hijos lleguen a acuerdos y aprendan a dominar sus emociones y fuerzas. Negociar las reglas según lo permitan las circunstancias, discutirlas con presencia de la familia en pleno y escuchar lo que cada uno tenga que decir sobre lo que no considera justo o lo que no le gusta del trato de sus hermanos. Promover entre los hijos la empatía, desarrollando en ellos capacidades que les permitirán cultivar y mantener relaciones constructivas con sus hermanos. Enseñarles desde pequeños a respetar los límites de una discusión y a no recurrir a la violencia física ni verbal. Comprobar si los hermanos entienden la causa del conflicto, dar a cada uno la oportunidad de exponer su versión y luego darles alternativas posibles para solucionar el desacuerdo. Insistir y no darse por vencido si la estrategia no funciona la primera vez. Esto permite que los hijos adquieran habilidades para ponerse en lugar de otro. Motivarlos a integrarse en torno a lo que los une y lo que tienen en común, en vez de enfatizar en lo que los diferencia y separa. Para ello debemos propiciar planes y actividades en conjunto, en los cuales puedan compartir gustos e intereses y, así fortalecer sus lazos fraternos.

PASTORAL FAMILIAR Por: Pbro. Nelson Patiño V.

Para reflexionar en grupo o familia: ¿Es posible hacer algo para que los hijos aprendan a resolver sus desacuerdos, compartir juegos, pertenencias y decisiones, y para que satisfagan su necesidad de defender un punto de vista sin pelear, sin golpearse, sin ofenderse mutuamente?

“Hay que reconocer que «tener un hermano, una hermana que te quiere, es una experiencia fuerte, impagable, insustituible», pero hay que enseñar con paciencia a los hijos a tratarse como hermanos” (Amoris Laetitia N° 195)

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PASTORAL SOCIAL Por: Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul

En su apuesta por la construcción de paz territorial “La Paz, nuestra paz”, la delegación Vida, Justicia y Paz de la Pastoral Social de la Diócesis Sonsón Rionegro realizó el primer congreso diocesano de Reconciliación. Abordado bajo tres miradas: Teológica, Pastoral y Socio política. Desde lo teológico, la reconciliación no es una conquista humana, ni una simple teoría, es un don de Dios que hay que pedirlo incesantemente y al que se llega solo por la fe y para lo que es indispensable el uso de lo más grande y sagrado que tiene el ser humano, la libertad. La reconciliación no es un pensamiento vago, son hechos concretos como: el dialogo, el perdón y la misericordia; es un proceso que se va sembrando y gestando hasta que da fruto, en donde la paciencia y la confianza en Dios son vitales.

EL PERDÓN Y LA RECONCILIACIÓN, NOS HACEN APTOS PARA LA PAZ

tener experiencias de perdón, de reconciliación en lo cotidiano, ya que estas capacitan y habilitan a la persona, para perdonar y derrotar el odio a fuerza de amor, hasta tal punto que cuando el victimario siente el perdón anticipado de la víctima se desarme de mente y corazón hasta ser capaz de acoger a los que dejaron de hacer el mal. Desde lo Pastoral, el reto es transformar una historia de violencias y conflictos no resueltos, para edificar una nueva sociedad libre de guerra, capaz de tramitar positivamente sus controversias, de respetar la diferencia, combatir la economía política del odio, actitud perversa y maligna, pues una víctima que no perdona se queda eternamente victimizada y quien no perdona cae El perdón y la reconciliación, llevan a una transformación en lo que se llama la victimidad; la exigencia es superarla integral; es volver al diseño original de Dios, que es el con el perdón y la reconciliación, pasando de la amor y la armonía. Solo quien deshumanización a la experimenta la reconciliación con “ S o lo c u a n do el poder del am humanización, al amor y al Dios, puede reconciliarse o r Evangelio, con la mirada en la consigo mismo, con los sea más fuerte que cruz, en donde la violencia no hermanos y con la el amor al poder, fue respondida con violencia. naturaleza; por lo tanto, es posible la recon hay que empezar por ciliación Desde lo socio político, el Estado en la política” debe proveer a las instituciones de normas para que los ciudadanos (Jimi Hendrix) puedan vivir dignamente, en paz y en concordia; estas tienen que ser sabias y, en la medida que las autoridades las asuman con gran sentido común y sean capaces de desarrollarlas, se tendrá un estado creíble y confiable; por tanto, la sociedad debe darle a los ciudadanos la posibilidad de inter relacionarse y de hacerlo con espíritu de convivencia hasta donde se pueda, pues se acogerán siempre al perdón y a la reconciliación en todos los casos, para no dejar que perviva el odio, la venganza, la retaliación. Para reconocer la dignidad del otro hay que cambiar la cultura autoritaria y violenta en la que se vive.

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En conclusión: Las personas que trabajan la bondad, la compasión y la misericordia, son personas saludables, felices y prosperas, pues se consideran siempre un don para los demás y conciben a los demás como don; son instrumentos de perdón y reconciliación, por que han entendido que si tienen problemas de rabias, venganzas y resentimientos, en su corazón, no están aptos para aportar a la paz.


PASATIEMPOS PASTORALES Por: Seminarista Oscar Galvis C.

EN CAMINO A LA RECONCILIACIÓN Completa la frase, valiéndose de las silabas que encuentras en los recuadros y organizándolas encontrarás una frase. 11

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ANÁLISIS DE LA REALIDAD Por: Mons. Gilberto Muñoz Ospina.

EL DERECHO A LA VIDA SEGÚN LOS SUMOS PONTÍFICES

Ahora veamos algunas de las realidades de la vida planteadas desde el Concilio Vaticano II, por nuestros pontífices, hasta el Papa Francisco. SAN JUAN XXIII “Todo ser humano es persona es decir, una naturaleza dotada de inteligencia y voluntad libre…y de esa misma naturaleza directamente nacen al mismo tiempo derechos y deberes que al ser universales, e inviolables, son también absolutamente inalienables” (Pacem in Terris 9). “Todo Ser humano tiene el derecho a la existencia, a la integridad física, a los medios indispensables y suficientes para un nivel de vida digno” (idem 11). “Todo ser humano tiene derecho natural al debido respeto de su persona, a la buena reputación, a la libertad para buscar la verdad..”( idem 12).”Todos los hombres en razón de la dignidad de su naturaleza, son iguales entre sí. Por eso las discriminaciones no encuentran justificación alguna” (idem 44) BEATO PABLO VI: “En cuanto a los medios para la procreación responsable, se han de rechazar como moralmente ilícitos, tanto la esterilización como el aborto”…”Se ha de rechazar también el recurso a los medios contraceptivos en sus diversas formas. Este rechazo deriva de una concepción correcta e integra de la persona y de la sexualidad humana, y tiene el valor de una instancia moral en defensa del verdadero desarrollo de los pueblos”. “El problema de la natalidad, como cualquier otro referente a la vida humana, hay que considerarlo, por encima de las perspectivas parciales de orden

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biológico o psicológico, demográfico o sociológico, a la luz de una visión integral del hombre y de su vocación, no solo natural y terrena, sino también sobrenatural y eterna”. (Humanae Vitae 7, 14, 17) SAN JUAN PABLO II: Los cimientos de la enseñanza social católica son "la correcta concepción de la persona humana y de su valor único, porque «el hombre... en la tierra es la sola criatura que Dios ha querido por sí misma». En él ha impreso su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 26), confiriéndole una dignidad incomparable" (Centesimus Annus 11). * “El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones de su existencia terrena, ya que consiste en la participación de la vida misma de Dios”. “una acuciante llamada a todos y a cada uno, en nombre de Dios: ¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana! ¡Solo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!” (Evangelium Vitae #2 y 5). * "La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida". (San J.P. II Centesimus annus 47). * "Me afecta cualquier amenaza contra el hombre, contra la familia y la nación. Amenazas que tienen siempre su origen en nuestra debilidad humana, en la forma superficial de considerar la vida" (idem) * "Si nos alejamos de Dios, ¿quién nos garantiza que un día un poder humano no reivindique de nuevo el derecho a decidir qué vida humana vale y cuál no vale?" (idem)


Se debe resaltar el valor de la familia en la formación de los futuros sacerdotes, y esta como núcleo central y fundamental de nuestra Iglesia como comunidad. Les invito a esforzarnos por mantener los valores que fortalecen la vida familiar, especialmente resaltando el perdón, que debe ser ilimitado, para superar los conflictos y la división familiar; la paciencia, para comprender los errores y flaquezas de los demás y el amor, como resumen y clave de la vida familiar, que nos invita a la reconciliación como destrucción del rencor. Por último, les exhorto a revisar las relaciones en nuestras familias, buscando no acostumbrarnos a la división y a la violencia. Homilía de Mons. Fidel León Cadavid Marín, Obispo Diocesano, en la Eucaristía con las familias de los seminaristas



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