Evangelizar 080 - Agosto de 2020

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ISSN 2590-8359 | No. 80 Agosto 2020

Lc 15,18b


Este es el momento adecuado, el momento oportuno. Un acto de contriciรณn hecho bien, y nuestras almas se volverรกn blancas como la nieve


Por: Delegación de Movimientos Eclesiales

SANTO DEL MES

- Memoria litúrgica: 12 de agosto Santa Juana Francisca Fremiot nació en Dijon, Francia, el 23 de enero, de 1572, nueve años después de finalizado el Concilio de Trento. De esta manera, estaba destinada a ser uno de los grandes santos que el Señor levantó para defender y renovar a la Iglesia después del caos causado por la división de los protestantes. Santa Juana fue contemporánea de S. Carlos Borromeo de Italia, de Sta. Teresa de Ávila y S. Juan de la Cruz de España, de S. Juan Eudes y de sus compatriotas, el Cardenal de Berulle, el Padre Olier y sus dos renombrados directores espirituales, san Francisco de Sales y san Vicente de Paúl. En el mundo secular, fue contemporánea de Catalina de Medici, del Rey Luis XIII, Richelieu, Mary Stuart, la Reina Isabel y Shakespeare. Murió en Moulins el 13 de diciembre, de 1641. Su madre murió cuando tenía tan solo dieciocho meses de vida. Su padre, hombre distinguido, de recia personalidad y una gran fe, se convirtió así en la mayor influencia de su niñez. A los veintiún años se casó con el Barón Christophe de Rabutin-Chantal, de quien tuvo seis hijos. Dos de ellos murieron en la temprana niñez. Un varón y tres niñas sobrevivieron. Tras siete años de matrimonio ideal, su esposo murió en un accidente de cacería. Ella educó a sus hijos cristianamente. En el otoño de 1602, el suegro de Juana la forzó a vivir en su castillo de Monthelon, amenazándola con desheredar a sus hijos si se rehusaba. Ella pasó unos siete años bajo su errática y dominante custodia, aguantando malos tratos y humillaciones. En 1604, en una visita a su padre, conoció a san Francisco de Sales. Con esto comenzó un nuevo capítulo en su vida. Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín

Coordinador General Vicaría de Pastoral

Director Pbro. Javier Otálvaro Álvarez

Fotografía y Correción de Estilo Javier Ocampo Zuluaga

Consejo Editorial Delegados de Pastoral

Diseño y Diagramación Cristina Giraldo Giraldo

Bajo la brillante dirección espiritual de san Francisco de Sales, nuestra santa creció en sabiduría espiritual y auténtica santidad. Trabajando juntos, fundaron la Orden de la Visitación de Annecy en 1610. Su plan al principio fue el de establecer un instituto religioso muy práctico, algo similar al de las Hijas de la Caridad, de S. V. de Paúl. No obstante, bajo el consejo enérgico e incluso imperativo del cardenal de Marquemont de Lyons, los santos se vieron obligados a renunciar al cuidado de los enfermos, de los pobres y de los presos y otros apostolados para establecer una vida de claustro riguroso. El título oficial de la Orden fue la Visitación de Santa María. Sabemos que cuando la santa, bajo la guía espiritual de S. Francisco de Sales, tomó la decisión de dedicarse por completo a Dios y a la vida religiosa, repartió sus joyas valiosas y sus pertenencias entre sus allegados y seres queridos con abandono amoroso. De allí en adelante, estos preciosos regalos se conocieron como "las Joyas de nuestra Santa." Gracias a Dios que ella dejó para la posteridad joyas aún más preciosas de sabiduría espiritual y edificación religiosa. A diferencia de Sta. Teresa de Ávila y de otros santos, Juana no escribió sus exhortaciones, conferencias e instrucciones, sino que fueron anotadas y entregadas a la posteridad gracias a muchas monjas fieles y admiradoras de su Orden. El 13 de diciembre recordamos su ingreso al reino de los cielos, pero su fiesta fue asignada para el 12 de agosto. https://www.es.catholic.net/op/articulos/31963/juana-francisca-de-chan tal-santa.html#modal Impresión Publicaciones San Antonio Oranización COREDI Sugerencias diseno@diosonrio.org.co vipastoral@diosonrio.org.co

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FORMACIÓN BÍBLICA

Por: Pbro. Bernardo Arley Aristizábal González

La carta a los romanos,

El desarrollo del Evangelio según san Pablo “El Evangelio es fuerza de Dios” (Rm 1,16a). Este lema, que identifica el Plan de Pastoral Diocesano actual, expresa claramente que, según san Pablo, el Evangelio de Jesucristo es una fuerza, una potencia, una energía que -como continúa el texto- tiene la finalidad de salvar al hombre: “para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también del griego” (Rm 1,16b). De esta tesis parte el apóstol para indicar que el ser humano es salvado por la fe en el Evangelio de Jesucristo, y no meramente por las obras de la Ley (circuncisión, cumplimiento del Sábado y leyes dietéticas) que tanto defendían los judíos y los cristianos procedentes de ellos. En efecto, lo primero que demuestra Pablo es la situación de maldad que cobija, tanto a judíos como paganos (Rm 1,8-3,20), los primeros se sentían mejores que los demás seres humanos y, por ello, Pablo les dice: “juzgando a otros, a ti mismo te condenas, ya que obras esas mismas cosas tú que juzgas” (Rm 2,1). Para liberar de esta malicia universal que caracteriza a la humanidad heredera de Adán, vino Cristo “nuevo Adán”, trayendo una nueva vida animada por el Espíritu Santo que recibe el cristiano en el Bautismo y que lo capacita para obrar el bien y luchar contra el mal que habita en su interior (cf. Rm 5-7). Así, la comunión que unía a judíos y gentiles en el mal, ahora los une en el bien, no por las obras de la Ley, sino por la gracia de Cristo que murió y resucitó por unos y otros: “todos pecaron y están privados de la gloria de Dios y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo” (Rm

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3,23-24). El resultado de esto es un nuevo pueblo en Cristo en el que no hay distinciones, como más adelante afirmará la tradición paulina: “Cristo es todo y en todos” (Col 3,11). Así pues, la fuerza que trae la salvación al ser humano no es el cumplimiento de las obras de la Ley, sino el Evangelio que constituye un nuevo pueblo animado por el Espíritu Santo; este Espíritu transforma la existencia, liberándola del pecado, en la espera de la liberación definitiva en el reino de Dios, el cielo o la vida eterna: “Porque la ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte” (Rm 8,2). Cuando el creyente recibe esta liberación, aprende a vivir en el amor, este es el nuevo estilo de vida que el Espíritu realiza en el bautizado, estilo de vida que precisamente resume toda la Ley: “Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al prójimo, ha cumplido la ley… La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud” (Rm 13,8.10). Las exhortaciones de los capítulos 12 a 15 de la carta son justamente la aplicación en la vida práctica, en medio de las dificultades de las relaciones humanas, de cómo los bautizados por amor, se vuelven servidores unos de otros, acogiéndose mutuamente, no buscando el interés propio, sino el de los demás. (cf. Rm 14,1-15,13). Los invito a leer la carta como dirigida a cada uno de nosotros, para que, conscientes de la maldad de la que participamos con toda la humanidad, experimentemos la liberación que Cristo nos trajo con su muerte y resurrección, y que nos mueve a vivir en su espíritu desde la única norma que rige a los cristianos, la del amor.


Por: Hna. Claudia Toloza, aci. | Delegada para la Catequesis

FORMACIÓN CATEQUÉTICA

CONTRICIÓN DE CORAZÓN “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti” Lc 15,18b

Contrición del corazón Desde el Concilio de Trento se definió la contrición como el “intenso dolor y detestación del pecado cometido, con propósito de no pecar en adelante” (Cap. IV).

Reconocerse pecador Los mínimos esenciales para recibir el perdón son: sentir dolor, vergüenza e indignación por la falta cometida y confesarla. Esto hace el hijo menor de la parábola de Lucas. Su arrepentimiento es para nosotros una figura simbólica de lo que puede acontecer en nuestras vidas cuando por voluntad propia nos hemos alejado de Dios. Decir que ha pecado contra el cielo, es reconocer que ha pecado contra Dios mismo, y esto le ha ocasionado haber perdido su condición de hijo. Él es consciente de haber ofendido no solo a su padre, sino al Padre del cielo. El hijo sabe que se ha equivocado y lo reconoce. Este hijo reflexionó y tomo una decisión, regresar a la casa paterna; para ello reconoce su pecado, se siente culpable, asume su error y prepara su “acto de contrición”: “Padre he pecado contra el cielo y contra ti”. A diferencia del joven que, reconociendo su error, vuelve a la casa del Padre, muchos podemos dejarnos conducir por la soberbia y quedarnos en nuestros sufrimientos y aislamientos, y no dar el paso a reconocer humildemente que hemos pecado y, con ello, nos hemos alejado de Dios y de su proyecto que restaura, dignifica y da sentido a la vida. A Dios le duele la terquedad y soberbia humana, que aleja al hombre de su presencia, sin embargo, sigue apostando por la humanidad.

Lo que motiva este acto debe cumplir con sentimientos sinceros de arrepentimiento, movidos no por el miedo al castigo, sino por el dolor causado a Dios y a los hermanos, debe darse en libertad y ser fruto de un reconocimiento y deseo de enmendar y no volver a pecar. Desde la teología, la contrición es la muestra más clara del arrepentimiento. Se puede orientar en dos vías: la del rechazo al propio pecado y la que ayuda a orientar la vida hacía Dios y su proyecto. Recordemos que desde “dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre” (Mt 15, 19-20). Así se constata que la raíz del pecado está en el corazón; igualmente, el arrepentimiento debe provenir del corazón humano. De esta forma, el corazón del hombre es el motor que lo moviliza para tomar decisiones en la vida. Con la certeza de que el amor nace de un corazón verdaderamente puro y limpio “Te recomiendo la caridad que nace de un corazón puro” (1 Tim 1, 5). El corazón es la base de donde surgen pensamientos, actitudes, sentimientos y emociones más loables del ser humano. Una genuina contrición implica una continua y perenne conversión de corazón. Reconocer que nos duele el mal cometido nos lleva a preguntarnos, al modo ignaciano: ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué haré por Cristo?

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FORMACIÓN LITÚRGICA

Por: Pbro. Jairo de Jesús Ramírez | Delegado de Liturgia

La Eucaristía:

ste mes y el próximo quiero exponer algunas ideas sintéticas sobre la Sagrada Eucaristía siguiendo las enseñanzas del papa emérito Benedicto XVI en la Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis, publicada el 22 de febrero del año 2007, que recoge las reflexiones y propuestas del sínodo de Obispos sobre la “Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia”, celebrado en Roma en octubre del año 2005. Viene bien retomar estas reflexiones del Papa emérito sobre la Sagrada Eucaristía en estos momentos dramáticos que padece la humanidad a causa del Covid-19. Comencemos recordando que el propósito del documento “es explicitar algunas líneas fundamentales de acción orientadas a suscitar en la Iglesia un nuevo impulso y fervor por la Eucaristía” […], “que el pueblo cristiano profundice en la relación entre el misterio eucarístico, el culto litúrgico y el nuevo culto espiritual que se deriva de la Eucaristía como sacramento de caridad” (n. 5).

Entre ambos extremos se concentra el contenido de la Exhortación. El misterio eucarístico es abordado desde la perspectiva de la fe, de la celebración y de la vida cristiana. La eucaristía es misterio de la fe por excelencia: “es el compendio y la suma de nuestra fe” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1327). La Eucaristía tiene su origen en el misterio Trinitario de Dios, es instituida en el marco de la cena pascual por Jesús, y con ella nace la Iglesia. Existe una relación causal entre el sacrificio de Cristo, la Eucaristía y la Iglesia. Varias expresiones ayudan a esta comprensión: la Iglesia vive de la Eucaristía, la Eucaristía edifica la Iglesia y la Iglesia hace a su vez la Eucaristía, la Eucaristía es constitutiva del ser y del actuar de la Iglesia, la Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, la Eucaristía es fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia (n. 7). La reflexión de la Iglesia, como sacramento, saca a la luz la relación de la Eucaristía con los demás sacramentos. Estos están unidos a ella y a ella se ordenan (16).

Siguiendo esta finalidad, la Exhortación está dividida en tres partes, justificadas cada una de ellas con palabras del capítulo 6 del evangelio de San Juan, conocido como el discurso del Pan de vida: la primera parte, Eucaristía, misterio que se ha de creer: “este es el trabajo que Dios quiere: que creáis en el que él ha enviado” (Jn 6, 29); la segunda parte: Eucaristía, misterio que se ha de celebrar: “os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del Cielo” (Jn 6, 32); y la tercera parte, Eucaristía: misterio que se ha de vivir: “el Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo el que me come, vivirá por mi” (Jn 6, 57).

La Exhortación pone de manifiesto cómo la Eucaristía enriquece la comprensión de cada sacramento, desvela entre ellos vínculos esenciales y propone exigencias ineludibles para la vida cristiana. De la Eucaristía y la Penitencia, enseña: “El amor a la Eucaristía lleva también a apreciar cada vez más el sacramento de la Reconciliación. Una auténtica catequesis sobre el sentido de la Eucaristía no puede separarse de la propuesta de un camino penitencial” (n.20).

La división tripartita –creer, celebrar, vivir–, que constituye el cuerpo de la Exhortación se sitúa entre dos polos focales, cada uno de los cuales proyectan su luz sobre el misterio eucarístico. El primero se encuentra en la introducción y nos habla del origen de la Eucaristía (n. 1). La segunda luz se proyecta desde la conclusión y nos ayuda a descubrir los efectos de la Eucaristía (94). Es así como la Eucaristía pasa a ser considerada, en expresión de San Juan Pablo II, como un “misterio de luz” (MND 11).

Del matrimonio y la Eucaristía, dice: “El amor entre el hombre y la mujer, la acogida de la vida y la tarea educativa se revelan como ámbitos privilegiados en los que la Eucaristía puede mostrar su capacidad de transformar la existencia y llenarla de sentido” (n. 27)

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Por: Delegación de Religiosidad Popular

RELIGIOSIDAD POPULAR

APUNTES DE PASTORAL MARIANA

El Concilio Vaticano II acababa de dar un paso histórico en un tema que, a juzgar por las inquietudes creadas, interesaba a muchos. Era la primera vez que la figura de María, pisando el mismo suelo, sin buscarle nuevos dogmas y privilegios, iba a iluminar como «tipo de la Iglesia» nuestro peregrinar e iba a tomar la antorcha de pedagoga dentro del movimiento Bíblico, Litúrgico y Catequético. María, desde su fe, escuchando y respondiendo, se va a mostrar como la primera cristiana que sigue a su Hijo y se preocupa de que otros lo sigan.

http://vincentians.com/es/contenido-teologico-de-la-catequesis-mariana-como-hablar-de-la-virgen-hoy/

l aula del Concilio Vaticano II entraron dos tendencias teológicas muy marcadas. La de los mariólogos tradicionales, llamados «Maximalistas» y que, basados en la doctrina de los Papas, querían hacer de María algo aparte, distinto del cuerpo de la Iglesia y cargado de prerrogativas, y de los «Minimistas» tendencia más eclesial, que buscaba la unión ecuménica y la vuelta de la Virgen al Centro de nuestra vida terrestre, porque María no es solo la Madre de Dios a la que debemos venerar, sino también el modelo al que estamos invitados a conformar nuestra vida. Como consecuencia, la tendencia «Maximalista» defendía un esquema aparte del esquema de Iglesia, mientras que estos otros Padres Conciliares defendían que el esquema de la Bienaventurada Virgen María se introdujera en el es-quema de Iglesia. Hecha la votación del 29 de octubre de 1963, votaron 2193 Padres; 1114 a favor del esquema mariológico en el esquema de la Iglesia; y 1074 en contra. Había triunfado el esquema «Minimalista».

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EL EVANGELIO DEL DOMINGO

Por: Pastoral Bíblica | Con el apoyo del Pbro. Hernán Darío Cardona S.D.B

Primera Lectura: Profeta Isaías 55, 1-3 Salmo 144: “Abres tú las mano, Señor, y nos sacias” Segunda Lectura: San Pablo a los Romanos 8, 35.37-39 Evangelio: San Mateo 14, 13-21

DOMINGO 2 DE AGOSTO

DÉCIMO OCTAVO DEL TIEMPO ORDINARIO “No solamente de pan vive el hombre” En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.»

Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.» Les dijo: «Traédmelos.»

Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. vosotros de comer.» Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN en el relato de la última cena (Mt 26,20) y cuando la sepultura de Jesús (Mt 27,57). Por la tarde, Jesús invita a los apóstoles a dar de comer a la multitud. En medio del desierto lejano de las aldeas y de los pueblos. Jesús y los discípulos se hallan ante un problema humano muy fuerte: dar de comer a la numerosa multitud. Pero ellos no pueden abastecer las necesidades materiales de la muchedumbre sin Jesús. Su inmediata respuesta es mandarlos a casa. Ante los límites humanos, Jesús interviene y realiza el signo saciando a quienes lo siguen. Dar de comer es aquí la respuesta de Jesús, de su corazón hecho pedazos ante una necesidad humana. El don del pan no solo es suficiente para saciar a la multitud, sino tan abundante que sobra bastante. En el v.19b, Mateo parece dar un significado eucarístico al episodio: “y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos”; el papel de los discípulos también queda evidente en la función de mediación entre Jesús y la multitud: “y los discípulos lo distribuyeron a la gente” (v.19c). Los gestos son idénticos a los de Jesús en la “noche en que fue entregado”: levanta los ojos, bendice el pan, lo parte. De aquí se deduce el valor significativo del relato: se considera una eucaristía. De Jesús, que distribuye los panes, aprenden los discípulos el valor del compartir. Es un gesto ante un hecho real, pero va más allá del episodio y se proyecta hacia el futuro: el don de nuestra eucaristía diaria, en la cual revivimos aquel gesto del pan compartido, es necesario reiterarlo a lo largo de la jornada.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL 1. ¿Realizo gestos de solidaridad concretos con quienes comparten su vida conmigo? personas y 2. ¿Ayudo a encontrar vías de solución al problema del hambre en el mundo y en familias de mi alrededor? 3. ¿Doy gracias al Señor por el don diario del pan? ¿Comparto mis bienes con los demás, en especial con los pobres?

8 | Agosto


Por: Pastoral Bíblica | Con el apoyo del Pbro. Hernán Darío Cardona S.D.B

EL EVANGELIO DEL DOMINGO

Primera Lectura: Libro primero de los Reyes 19, 19ª 11-13a Salmo 84: “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación” Segunda Lectura: San Pablo a los Romanos 9, 1-5 Evangelio: San Mateo 14, 22-23

DOMINGO 9 DE AGOSTO

DÉCIMO NOVENO DEL TIEMPO ORDINARIO “Mándame ir a haca ti caminando sobre el agua” En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús ordenó a sus discípulos que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: — «¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!».

Pedro le contestó: — «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua». Él le dijo: — «Ven». Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: — «Señor, sálvame». En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: — «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?». En cuanto subieron a la barca, se calmó el viento. Los de la barca se postraron ante Él, diciendo: — «Verdaderamente eres Hijo de Dios». Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN La travesía al otro lado del lago identifica también la difícil travesía de las comunidades del final del primer siglo. Ellas debían salir del cerrado mundo de la antigua observancia de la ley, para aplicarse a la nueva Ley del amor, enseñada y vivida por Jesús; se debía pasar de ser un pueblo elegido, privilegiado por Dios entre todos los pueblos, a la certeza de un único Pueblo de Dios, capaz de unir a las naciones en Cristo Jesús. La comunidad cristiana debía salir del aislamiento de la intolerancia para ir a un mundo abierto y acogedor. Pero Jesús no abandona a los suyos, se acerca a ellos, pero al principio, no lo identifican. En la cuarta vigilia de la noche, entre las tres y las seis de la madrugada, Jesús encuentra a los discípulos. Camina sobre las aguas, llega cerca de ellos, pero ellos no lo reconocen. Ellos gritan de miedo y creen ver un fantasma. Jesús, los calma: “¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No temáis!”. Con la frase "¡Yo soy!", Dios invitó a Moisés a superar el miedo cuando le envió a liberar al pueblo hebreo de Egipto, oprimido por el Faraón (Ex 3,14). Para las comunidades, tanto las de ayer como las de hoy, era y es muy importante escuchar de nuevo: "¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No temáis!"

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL 1. ¿Cuáles son mis miedos? 2. ¿Estoy convencido de la presencia y de la compañía cercana de Jesús? 3. ¿Soy capaz de ir a la otra orilla para ser testigo de Jesús resucitado?

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EL EVANGELIO DEL DOMINGO

Por: Pastoral Bíblica | Con el apoyo del Pbro. Hernán Darío Cardona S.D.B

Primera Lectura: Libro del profeta Isaías 56, 1, 6-7 Salmo 66: “Que te alaben, oh Dios, todos los pueblos de la tierra” Segunda Lectura: San Pablo a los Romanos 11, 13-15.29-32 Evangelio: San Mateo 15, 21-28

DOMINGO 16 DE AGOSTO

VIGÉSIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO “Mujer, qué grande es tu fe” En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, procedente de aquellos lugares, se puso a gritarle: — «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo». Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: — «Atiéndela, que viene detrás gritando». Él les contestó: — «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel». Ella los alcanzó y se postró ante Él, y le pidió:

— «Señor, socórreme». Él le contestó: — «No está bien echar a los perros el pan de los hijos». Pero ella replicó: — «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos». Jesús le respondió: — «Mujer, grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas». En aquel momento quedó curada su hija. Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN Jesús se va a un territorio de gentiles, allí donde todos son impuros a los ojos de los judíos, pues nadie respeta las normas de pureza de la ley judía. Una mujer cananea viene al encuentro de Jesús y es una mujer gentil; pero ella no duda en dirigirse a Él para pedirle la curación de su hija: ¡“Ten piedad de mí, Señor, ¡hijo de David! Mi hija está atormentada por un demonio”. Sin duda tenía noticia de la reputación de Jesús y su capacidad de salvar. El proyecto de Dios en su primera etapa es para el pueblo de Israel. Así envió Jesús a los suyos a la misión: “Jesús envió a los apóstoles en misión… vayan ante todo a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mt. 10, 6). Quizá por este motivo la mujer cananea, quien parece conocer algunos datos de Jesús, lo llama así: “Hijo de David”. Respeta la condición de Jesús y quizá del pueblo judío. Jesús se sitúa en la lógica de la elección. Al pueblo de Israel y solo a él, ha sido enviado Jesús para ser testigo la venida del reino de Dios y darle los signos a

través de su palabra y de sus acciones. ¿Qué hacer con los gentiles deseosos de entrar en la comunidad? Jesús va más allá. Primero justifica su rechazo: “No está bien tomar el pan de los hijos para dárselo a los perritos”. Pero atiende la cananea; y ¿por qué cambia de opinión? Porque ella tiene fe: “Mujer, tu fe es grande, que se haga todo como tú lo quieres”. Para Jesús, la cananea tiene la fe, pues se obstina en confiar en Él; no se deja rechazar, por el contrario, insiste: “Los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus señores”. Jesús no le exige a la mujer cananea ninguna de las prácticas de la religión judía; solo la fe. La admisión de los no judíos en las comunidades cristianas se ponía en cuestión todavía cuando Mateo redacta su evangelio (año 80-85 dc). Y vemos en la actitud de Jesús hacia la cananea un modelo de aceptación de los gentiles, en nombre de su fe. La obstinación de la madre por el amor hacia su hija es un signo de la fe enamorada, una fe transida por el amor.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL 1. ¿Qué me enseña la mujer cananea? 2. ¿Qué pretendía Jesús con su actitud ante la petición de esta mujer? 3. ¿Descubro los pequeños signos de esperanza presentes en las dificultades?

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Por: Pastoral Bíblica | Con el apoyo del Pbro. Hernán Darío Cardona S.D.B

EL EVANGELIO DEL DOMINGO

Primera Lectura: Libro de Isaías 22, 19-23 Salmo 137: “Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tu fortaleciste” Segunda Lectura: De la carta a los Romanos 11, 33-36 Evangelio: San Mateo 16, 13-20

DOMINGO 23 DE AGOSTO

VIGÉSIMO PRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO “Tú eres Pedro. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos” En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: — «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: — «Unos dicen que Juan Bautista, otros, Elías, y otros, Jeremías o uno de los profetas». El les preguntó: — «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: — «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Jesús le respondió:

— «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el Cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra, quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el Cielo». Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que Él era el Mesías. Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN El Dios revelado en Jesús es “Dios viviente”. Es el único Dios, el Dios de vida, creador de todo, capaz de vencer la muerte. La frase de Pedro versa sobre Jesús: el único Mesías es Jesús y se halla en una estrecha relación con la fuerza vital de Dios, con el Dios viviente, es capaz de concederle a la humanidad el bienestar integral, el crecimiento armónico, y la plenitud de la existencia. Con sus palabras a Pedro, Jesús se declara una vez más como el Señor de la Iglesia; él es su pastor y nunca la abandona, más bien le da un guía con autoridad. En la Iglesia todo proviene de Jesús y apunta a él. Quien edifica la iglesia es Jesús, él es el fundamento, la piedra angular. Pedro hace visible este fundamento y es piedra, signo de unidad y de comunión en la fe, entre los discípulos. Con razón decía San Ambrosio: “Ubi Petrus, Ibi Ecclesia”, es decir, “donde está Pedro, allí está la iglesia”. Jesús dice “mi iglesia”, en singular, no “mis iglesias”. Él pensó y deseó una sola iglesia, no múltiples iglesias independientes, o peor, en conflicto entre ellas. “Mía”, además de ser singular, es también un adjetivo posesivo. Jesús tiene, por tanto, la iglesia como “suya”, dice “mi iglesia”. La voz “mi iglesia” suena de manera idéntica, es decir, se identifica con ella, no se avergüenza de ella. Hay aquí un fuerte llamado a la reconciliación con la iglesia; renegar de ella equivale a negar la propia madre. “No puede tener a Dios por Padre, quien no tiene a la iglesia por madre” (San Cipriano).

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL 1. ¿Quién es Jesús para mí y para mi comunidad? 2. ¿Mi fe está fundada sobre la roca, la comunidad y Jesús? 3. ¿Trabajo por edificar “la Iglesia del Jesús”?

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EL EVANGELIO DEL DOMINGO

Por: Pastoral Bíblica | Con el apoyo del Pbro. Hernán Darío Cardona S.D.B

Primera Lectura: Libro de Jeremías 20, 7-9 Salmo 62: “Mi alma está sedienta de ti, Dios mío” Segunda Lectura: De la carta a los Romanos 12, 1-2 Evangelio: San Mateo 16, 21-27

DOMINGO 30 DE AGOSTO

VIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO “Si alguno quiere venir conmigo, renuncie a sí mismo” En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por causa de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderlo: — «¡No te lo permita Dios, Señor! Eso no te puede pasar». Jesús se volvió y dijo a Pedro: — «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios».

Entonces dijo Jesús a sus discípulos: — «El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta». Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN

El seguimiento de Cristo supone una escogencia libre: “Si alguno quiere…”. En el horizonte está la cruz de Jesús, él la tomó primero. Ante ella, como el Maestro, el discípulo obra tres acciones: 1) Se “niega a sí mismo”. Negarse a sí mismo significa no anteponer nada al seguimiento. El valor de Jesús es grande, por eso deja de lado las acciones con las cuales se contradice a Jesús y su enseñanza. 2) “Toma su (propia) cruz”. El estar prontos a llevar la cruz implica el estar prontos a dar la vida: a) la radicalidad de quien está dispuesto a ir hasta el martirio por sostener su opción por Jesús; b) la fortaleza y la perseverancia frente a los sacrificios y sinsabores de la existencia cotidiana del discípulo; c) la capacidad de “amar” y de transformar la adversidad en una fuente de vida. 3) “Sigue” a Jesús.

La motivación central está en la oposición: “Porque quien quiera salvar su vida, la perderá / pero quien pierda su vida por mí, la encontrará” (16,25). Estas dos posibilidades opuestas, iluminan el sentido del seguimiento de Jesús con la cruz pero desde la vida. En pocas palabras: la meta del discipulado es

encontrar la vida, es el deseo más profundo del ser humano. Ahora bien, esta meta o se logra o no se alcanza, pero de manera radical no hay posiciones intermedias. Jesús plantea dos preguntas para conclusiones irrefutables. Están formuladas para respuestas negativas: 1) “¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?”. Respuesta obvia: “De nada”. 2) “¿Qué puede dar al hombre a cambio de su vida?”. Respuesta obvia: “Nada”. Para captar lo específico de este dicho de Jesús, consideremos el sentido de la vida. No se habla aquí de la vida como de un valor biológico, de una vida larga y ojalá con buena salud. Se trata del sentido de la vida. La vida se pone en riesgo cuando se vive de manera equivocada, cuando se construye sobre falsas seguridades. “Ganar (= conquistar) el mundo entero”, denuncia la falsa confianza puesta en personas, en propiedades y en riquezas. A esto se refirió ya el relato de las tentaciones de Jesús: buscar solo el poder, el prestigio y cambiar su proyecto vital.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL 1. ¿Acepto con facilidad las dificultades de la vida? 2. ¿Soy cristiano solo en los momentos de alegría? 3. ¿Cómo impacta mi oración, el texto de este día?

12 | Agosto


Por: Pbro. Sergio Urrego Marulanda | Delegado de infancia y juventud

PASTORAL JUVENIL

Hagamos las paces: soledad “Te divides entre hacer las cosas que tienes que hacer y entre hacer lo que amas. Es tan importante priorizar” sto dice Spike Jonze en su película “Her” (2013). Y mientras decidimos entre lo uno y lo otro, no podemos evitar el arribo de la soledad, en realidad esa es nuestra dualidad más dolorosa. ¿Cómo podríamos denominar nuestra cultura en una frase corta? Podría ser “el tiempo del amor confuso” “La cultura inculta” “la aceptación de la cotidianidad solitaria”… Bueno, no resulta fácil encerrar en pocas palabras un tiempo tan fragmentado y multi temático como el nuestro, podemos simplemente decir que el concepto “Soledad” es poderoso e ineludible. El ser humano siempre ha enfrentado la soledad, tanto así que una de las obras cumbre de la literatura universal y la mayor en las letras colombianas, lleva como título y cenit de nuestra cosmovisión esta temida y entrañable palabra. Es la soledad una estación obligatoria para el tren de nuestra vida, es una lección no opcional del curso llamado existencia, es un requisito de “campo obligatorio” en nuestra hoja de vida; al lado de nuestra foto se encuentra la soledad.

lo podremos evitar del todo, más bien tenemos que formar a nuestras generaciones en una sana convivencia con esta compañera global. Decía Emily Dickinson en el siglo antepasado que la soledad es “el horror que no debe examinarse”, pero en nuestro decalustro es mejor aprender a convivir e interactuar con esta compañera omnipresente. Si, son los nuestros tiempos solitarios, son los jóvenes los nuevos referentes de la vida aislada. Es necesario visualizar el desarrollo de esta creciente epidemia de la soledad, como la llama Katie Hafner en un artículo del New York Times (9 de septiembre de 2016), para así aprender a dedicar más tiempo a lo verdaderamente importante.

¿Qué priorizas? ¿Lo que debes hacer? ¿Lo que amas hacer? Pocos logran equilibrar estas dos realidades cotidianas, por eso tenemos que hablar más como sociedad sobre los sentimientos que nos genera la vida que estamos construyendo; debemos seguir creando y ofreciendo métodos de acompañamiento y de apoyo a miles de personas que no saben cómo solucionar sus problemáticas personales; es necesario comprender que en estos tiempos las personas tenderemos al aislamiento y a la vida solitaria, Lo sabemos, pero no lo comprendemos. de cierta manera, debemos aprender a construir una buena, “Soledad” no es solo un concepto, es fructífera y saludable soledad. realidad personal. Hay mucha teoría académica sobre la soledad, sabemos Nuestra pastoral juvenil es un medio súper eficiente de que esta puede ser contextual, acompañamiento, no solo como tiempo de distracción y transitoria, crónica, impuesta, entretenimiento, sino también como espacio para compartir autoimpuesta, existencial, en términos y afianzar las convicciones de la vida. abiertos, es una característica En tiempos de aislamiento, tanto circunstanciales como antropológica y actualmente muy culturales, tanto temporales como permanentes, juvenil; los jóvenes se sienten solos y no aprendamos a acompañar a las generaciones de la soledad.

13 | Evangelizar


PASTORAL SACERDOTAL

Por: Monseñor Adolfo Duque Arbeláez | Residente de la casa

Casa sacerdotal “La Transfiguración” Para vivir en Dios a casa Sacerdotal “La Transfiguración” fue un anhelo de varios años en nuestra diócesis de Sonsón Rionegro. El momento oportuno llegó cuando siendo obispo Mons. Ricardo Tobón Restrepo contactó a la Fundación Arias Botero que se dedica a realizar obras en favor de la tercera edad. Después de varios contactos con dicha Fundación, se logró que Fundarias, como un regalo a la diócesis, se encargara de la construcción de un edificio propio para la tercera edad en la ciudad de Rionegro. Como a la diócesis correspondía dar el terreno, se presentó la oportunidad cuando el Señor Ramón Garcés había donado al padre Oscar Chalarca unos terrenos para una capilla y otras obras sociales y con el visto bueno del donante se empleó para construir dicho edificio. Así las cosas, el 8 de septiembre del 2010, día de Nuestra Señora del Rosario de Arma, patrona de la diócesis, fue solemnemente inaugurada la casa, en ceremonia presidida por Mons. Ricardo Tobón Restrepo, en ese entonces arzobispo de Medellín, en compañía de Mons. Darío Gómez Zuluaga, administrador diocesano y quien tuvo mucho que ver con esta obra; además, asistieron a la ceremonia de inauguración los Obispos auxiliares de Medellín, los monseñores Orlando Corrales, arzobispo de Santa Fe de Antioquia, Mons. Roberto López, obispo de Jericó y Mons. Guillermo Orozco, obispo de Girardota. Se dio comienzo al funcionamiento de la casa con 7 sacerdotes, venidos de La Ceja donde se tuvo el colegio capitular. Hoy somos 26. El edificio cuenta con una capilla, 25 alcobas dobles, y cinco secillas, 2 salas de recibo, un salón de actos con capacidad para 120 personas, sala de televisión, zona de juegos, ascensor, rampas, gimnasio, enfermería, oficinas de administración, casa de las religiosas encargadas del servicio doméstico, una dotación completa para este edificio y una bella zona verde con árboles y jardines. “Para vivir en Dios” es el lema de esta casa y para que sea una realidad, llevamos una vida de oración y súplica a Dios por nuestra diócesis y por su clero. Tenemos todos los días la celebración Eucarística, la liturgia de las horas, adoración al Santísimo, santo rosario, igualmente prestamos servicios a diversas

14 | Agosto

instituciones con la eucaristía y la confesión; la tercera edad favorece una transcendencia a la contemplación, a la práctica religiosa, a la oración; hay que mirarla como una etapa de la vida muy cercana a la casa del padre. La casa cuenta con un director, actualmente es el Padre Víctor Manuel Cardona Montoya, quien con su don de gentes y capacidad administrativa maneja admirablemente los asuntos diarios de este hogar, le colabora un seglar en el asunto económico. Hay que agradecer a un grupo de voluntarios que hacen más agradable nuestra vida en esta casa, dos enfermeras profesionales, una maestra jubilada que semanalmente dedican un día a la gimnasia en favor de los que quieran hacer ejercicio. Varias psicólogas que también semanalmente están atendiendo a los sacerdotes, escuchándolos y orientándolos en los problemas propios de la tercera edad. Contamos, también, con dos nutricionistas que hacen su práctica profesional y una fisioterapeuta que semanalmente asiste a los residentes que más lo necesiten. Tenemos servicio médico permanente, mediante la afiliación a “CEM” medico en casa, dos enfermeros y vehículo para urgencias con su respectivo conductor; además, vive con nosotros el médico Jorge Armando Guzmán. La transfiguración es la respuesta de la diócesis a la inquietud del concilio vaticano II cuando dice “Provean suficientemente a la debida sustentación de los presbíteros que sufren enfermedad, invalidez o senectud, instituciones que liberan a los sacerdotes de la incertidumbre del futuro (P.O. 21) Decía el Papa Juan Pablo II hablando a los ancianos “Pienso de manera especial en ustedes sacerdotes que por alcanzar los límites de la edad han dejado la responsabilidad directa del ministerio pastoral” y agrega “El sacerdote anciano es doblemente sacerdote y esto porque conserva lo más grande de su ministerio, como la Eucaristía, la oración y la confesión”. Un gran ejemplo nos dio el pontífice cuando dijo “A pesar de las limitaciones que me han sobrevenido con la edad, conservo el gusto por la vida. Doy gracias al Señor por ello. Es hermoso poderse gastar hasta el final por la causa del reino de Dios”.


Por: Elizabeth Osorio Zuluaga | Psicóloga

El amor no hace alarde,

ni se agranda

«Caminaba despacio con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y, después de un pequeño silencio, me preguntó: “Además del canto de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?”. Agudicé el oído y le respondí: “Oigo el ruido de una carreta”. “Eso es —dijo mi padre—, una carreta, pero una carreta vacía”. Pregunté a mi padre: “¿Cómo sabes que está vacía, si aún no la hemos visto?”. »Entonces mi padre respondió: “Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por el ruido. Cuanto más vacía va la carreta, mayor es el ruido que hace”. (Anónimo)

PASTORAL FAMILIAR

Estos lenguajes del amor son diferentes y en esa diferencia también radica la dificultad para hacer lectura de estas expresiones afectivas; según el psicólogo Gary Chapman el amor puede manifestarse a través de 5 lenguajes específicos que se da en palabras, tiempo de calidad, regalos, actos de servicio y contacto físico. Muchos de nosotros solemos leer solo dos o tres de estos lenguajes y reconocerlos como formas de demostración afectiva. En ocasiones, esos lenguajes que son más silenciosos, que implican principalmente el tiempo de calidad y los actos de servicio, parecen perderse en la cotidianidad de la vida familiar, tornándose parte del paisaje y dejando de ser verdaderos símbolos del amor autentico.

Hoy, en una sociedad que está invadida por la cultura del ruido, del estruendo, de la invasión de imágenes como simbología del amor y representación de los afectos humanos, debemos aprender, más que nunca, a leer el amor que se cultiva y renace en el silencio. El silencio del gesto amable de una madre que sacrifica sus propios intereses y pone por encima de sí misma a su familia, el silencio de un padre o madre que trabajan sol a sol para llevar el sustento diario a su casa, el silencio del hijo que, aunque a veces mala caroso y un poco enojado, ayuda con amor a sus padres en los oficios El amor, en la actualidad, tiene una serie de formas de cotidianos del hogar, el amor silencioso expresión; tratamos de romantizar las manifestaciones afectivas del hermano, escondido tras una burla y darle a este un lenguaje particular, universalizando estas cariñosa o un pequeño refunfuño formas de afectividad como la única manera de expresar el amor. frente al desorden o a la conducta de sus demás hermanos, el amor La historia de la carreta vacía nos invita a contemplar una realidad silencioso de los abuelos que, en una en ocasiones un poco difícil de aceptar, la cual es aprender a oración constante y en actos de bondad reconocer que la afectividad no puede estar llena solamente de representados en la caridad hacia el signos externos o palabras que hermosean el lenguaje; muchas hermano, nos transforman con su veces estas expresiones se quedan en un simple ruido entrega. estruendoso en la manifestación vacía de un te amo o en una serie de actos meramente físicos que expresan en ocasiones un En pocas palabras, el amor es un acto cargado de silencio, una opción de afecto inexistente. humildad, de reconocer el valor del En efecto, muchas veces las personas se acercan a consulta de otro y el valor propio; de reconocer pareja manifestando que el amor se ha agotado o que ya no es lo en los gestos más simples que el mismo que antes, no porque el amor se haya acabado, sino amor para ser amor no necesita porque el amor está siendo transformado y su lenguaje comienza hacer ruido, porque el amor no hace a evolucionar de manera radical. alarde.

15| Evangelizar


PASTORAL SOCIAL

Por: Hna. Johanna Yazbek Serrano, Sierva del Plan de Dios | Pastoral Social

a Parábola del hijo pródigo inicia diciendo: “Un hombre tenía dos hijos” (Lc 15, 11), podemos decir entonces que este título, ser hijos, no solo es el inicio del párrafo evangélico, sino el título de cada uno de nosotros, bautizados. Es la historia de un hijo confundido que pide una herencia económica. Teniendo aparentemente todo, corre detrás de una falsa quimera; es aquella búsqueda que emprendemos y se vuelve peor que la “posible solución”, malgastando las riquezas interiores que nuestro Padre nos regala sin costo y sin condición. Perdiendo el rumbo en falsos caminos que nos sorprenden y complacen momentáneamente, luego estos mismos se convierten en el hambre extrema que experimentamos. Pasamos necesidad, no solo de pan sino de amor, de valoración, cuando todo esto lo encontrábamos en el hogar. El tocar fondo nos hace reaccionar y ansiar aquella nostalgia de la verdad que habíamos conocido o que retumba en nuestro interior, esto es el alma de la conversión, aquella metanoia evangélica que devuelve el hombre a Dios (Exhortación Apostólica Reconciliatio et Paenitentia, S. Juan Pablo II); ese destello de la misericordia del Señor es el inicio del retorno del hijo pródigo. Esta toma de conciencia está acompañada del amor que reconoce el hijo por aquel Padre bueno, amor que no consiste solo en el alimento, sino el calor del hogar que encontraba todos los días, extraña la bondad del padre que lo busca.

16 | Agosto

Cuán bueno es el Señor, tardo a la cólera, lleno de amor y fidelidad (Cfr. Sal 86 (85), 15); que nos recibe con los brazos abiertos siempre que, con el corazón arrepentido, retornamos a Él, a nosotros mismos, a los hermanos, a lo creado. La puerta de nuestra casa siempre estará abierta, ¿te atreves a volver?, ¿a dejarnos curar por el amor?, solo se necesita el firme propósito de no renunciar a la herencia que ya es nuestra y es mayor a todas las riquezas que se nos puedan ofrecer. Si queremos retornar en el sacramento de la reconciliación encontraremos la llave de ingreso. Estamos llamados, como bautizados, a replicar lo que htemos recibido con el hermano que sufre o aquel que muchas veces con comodidades nos grita en el silencio que necesita ser escuchado y acogido, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (Cfr. 1 Jn 4, 20). San Juan Pablo II, nos recuerda que “el auténtico conocimiento de Dios, Dios de la misericordia y del amor benigno, es una constante e inagotable fuente de conversión" (Dives in misericordia, 13). Que nuestros tropiezos sean un trampolín que nos impulsen a retornar y encontrarnos con el Padre misericordioso que siempre nos espera con los brazos abiertos.


Parte 5

Por: Mons. Gilberto Muñoz Ospina

ANÁLISIS DE LA REALIDAD

EL TRABAJO: DON Y OBRA DE DIOS DONADO AL SER HUMANO En el Nuevo Testamento El trabajo representa una dimensión fundamental de la existencia humana, no solo como participación en la obra de la creación, sino también de la redención. Quien soporta la penosa fatiga del trabajo en unión con Jesús, coopera en cierto sentido con el Hijo de Dios en su obra redentora y se muestra como discípulo de Cristo llevando la Cruz cada día, en la actividad que está llamado a cumplir. “Porque también la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de parto. Y no solo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente anhelando que se realice la redención de nuestro cuerpo” (Rm 8, 21-23). Desde esta perspectiva, el trabajo puede ser considerado como un medio de santificación y una animación de las realidades terrenas en el Espíritu de Cristo. El trabajo, así presentado, es expresión de la plena humanidad del hombre, en su condición histórica y en su orientación escatológica: su acción libre y responsable muestra su íntima relación con el Creador y su potencial creativo, mientras combate día a día la deformación del pecado, también al ganarse el pan con el sudor de su frente.

En otros escritos del N.T. El deber de trabajar: La conciencia de la transitoriedad de la escena de este mundo no exime de ninguna tarea histórica, mucho menos del trabajo, que es parte integrante de la condición humana, sin ser la única razón de la vida. Ningún cristiano, por el hecho de pertenecer a una comunidad solidaria y fraterna, debe sentirse con derecho a no trabajar y vivir a expensas de los demás “Ya saben ustedes como deben imitarnos, pues estando entre ustedes no vivimos desconcertados, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que de día y de noche, aunque sea con cansancio y fatiga, trabajamos para no ser una carga de ninguno de ustedes. No porque no tengamos derecho al descanso, a dejar el trabajo, sino para darles en nosotros un modelo que imitar” (cf. 2 Ts 3, 6-12). Al contrario, el apóstol Pablo exhorta a todos a ambicionar vivir en tranquilidad con el trabajo de las propias manos y quien no quiera trabajar no tiene que exigir nada: “En cuanto al amor mutuo no necesitan sino ser instruidos por Dios… Os exhortamos a que continúen practicando más y más, trabajando con sus manos, como lo tienen ordenado, a fin de que vivan dignamente…” (1Ts 4, 9-10). “Además, cuando estábamos entre ustedes les mandábamos esto: Si alguno no quiere trabajar que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay entre ustedes algunos que viven desconcertados, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo”. (2Ts 3, 6-11), También a practicar una solidaridad, incluso material, que

comparta los frutos del trabajo con quien “se halle en necesidad”. Pablo nos enseña también: “Yo con nadie codicié plata, oro o vestidos. Ustedes saben que estas manos proveyeron a mis necesidades y de mis compañeros. En todo os he enseñado que es así trabajando como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús: Mayor felicidad hay en dar que en recibir”. (Hch 20, 34-35). Santiago defiende los derechos conculcados de los trabajadores: “Mirad; el salario que no habéis pagado a los obreros que segaron vuestros campos está gritando; y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos” (St 5, 4). Los creyentes deben vivir el trabajo al estilo de Cristo, convirtiéndolo en ocasión para dar un testimonio cristiano “ante los de fuera” (1 Ts 4, 12). Es muy importante comprender que los apóstoles enviados por Jesús a Israel y todos los países del mundo, en muchos casos, ellos trabajaban con las gentes de los pueblos que visitaban para predicar, obrar y comunicar la gracia de Dios. Por ejemplo: “Después de esto (Pablo) marchó de Atenas y llegó a Corinto; se llegó a ellos y como era el mismo oficio, se quedó a vivir y a trabajar con ellos. El oficio de ellos era fabricar tiendas” (Hch 18, 1-3). Por eso también afirma san Pablo en Efeso: “El que robaba que ya no robe, sino que trabaje con sus manos haciendo algo útil para que pueda hacer partícipe al que se halle en necesidad” (Ef 4,28).

17| Evangelizar


PASTORAL EDUCATIVA

Por: Miguel Rincón | Pastoral Educativa https://bit.ly/3169teH

El arte

de acompañar

La educación, desde una perspectiva integral, no solo es la transmisión de información, ni entrenamiento; Es acompañar al estudiante en su proceso de formación que se traza a través de un camino, en el cual el docente ha de ser un experto en el arte de acompañar. Este acompañamiento ha de contar con un método que facilite la comunicación entre docente - estudiante y se desarrolla a través de un proceso de diálogo y escucha. Dentro de este proceso se desarrollan unos pasos claves que facilitan el acompañamiento en la educación:

Acogida

Conocimiento y autoconocimiento

La acogida constituye el primer momento de encuentro entre docente - estudiante, pero también una actitud y un modo de actuar. Esta acogida ha de ser cálida, respetuosa, empática, etc., desde el primer encuentro se ha de crear un clima de confianza en el cual el estudiante pueda exponer sus necesidades y expectativas y sienta cercanía con el docente. (Prieto, X. M. D., 2019 pág. 5) En el proceso de acogida es necesario adquirir tres artes: el de la comunicación; el de preguntar y el de escuchar, estos tres íntimamente unidos. En primer lugar, la comunicación implica apertura, sinceridad y claridad; en segundo lugar, el acompañar se apoya en el preguntar para que el estudiante tenga la oportunidad de conocerse a sí mismo y pueda encontrar la vía de desarrollo en su proyecto de vida; en tercer lugar, el escuchar que no es oír lo que la persona dice, sino disponerse activamente a atender al otro. Es necesario que el docente acompañante adopte una actitud de empatía, tratando de comprender sus pensamientos, motivos, sentimientos y la conexión entre relaciones. (Prieto, X. M. D., 2019 pág. 6)

Descubrir qué necesita Acompañar a un estudiante es ayudarle a descubrir cuáles son sus necesidades más profundas y a expresar sus sentimientos, es necesario adoptar una actitud de apertura con la información que comunica el estudiante y tomar conciencia de sus necesidades básicas, de su ser como persona, su dignidad, su experiencia comunitaria y su sentido vital; se debe enfatizar en sus necesidades sin satisfacer y en aquellas que desconoce.

18 | Agosto

Este proceso de acompañamiento debe llevar al docente a un conocimiento suficiente del estudiante y a un mayor autoconocimiento por parte del estudiante. Lo primero que se debe descubrir es su valía como persona y su dignidad, se debe identificar las fortalezas que tiene y potenciar aquellas habilidades que faciliten el buen desarrollo integral personal.

Proyectar y realizar cambios En el proceso de acompañamiento, el estudiante debe adquirir herramientas para la construcción de un proyecto de vida personal que le permita descubrir cuáles son los ideales y objetivos que se plantea en un futuro. El diálogo entre docente - estudiante ha de abrir un camino que conlleve a la reflexión y le permita al estudiante afianzar su proyecto de vida desde su propia realidad y sus posibilidades.

Proyectar y realizar cambios A través de la acción, introduciendo pequeños cambios y nuevas experiencias, es como la persona da pequeños pasos hacia sus objetivos. Esta experiencia es básica para que haya sensación de eficacia y mejora. Es necesario que se establezca el compromiso sostenido. Sin compromiso no hay acción, sin acción no hay nuevas experiencias y sin nuevas experiencias no hay cambio. Quien quiere hacer grandes gestos ha de realizar pequeños gestos, y quien quiera ir muy lejos debe comenzar por dar un primer paso. (Prieto, X. M. D., 2019 pág. 8)

Referencias: Prieto, X. M. D. (2019). La identidad del profesor cristiano educar, acompañar, evangelizar. Scripta Fulgentina: revista de teología y humanidades, 29(57), 71-81.


El camino que recorremos es un itinerario del corazรณn creyente, del corazรณn arrepentido, del corazรณn donde la verdad de cada uno y la verdad de Dios aparecen con claridad



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