Evangelizar 088 - Mayo 2021

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ISSN 2590-8359 | No. 88 Mayo 2021

“Y, empezando por Moisés, les explicó lo que se decía de él en las Escrituras” Lc 24,27


"Para escuchar la Palabra de Dios es necesario tener también el corazón abierto para recibir la palabra. Dios habla y nosotros escuchamos, para después poner en práctica lo que hemos escuchado"


Este 24 de mayo la Iglesia celebra la memoria de la Santísima Virgen María Madre de la Iglesia, cuya fecha fue establecida para el lunes siguiente a Pentecostés. El Vaticano estableció la memoria a través de un Decreto de la Congregación para el Culto Divino firmado el 11 de febrero de 2018. El documento sostiene que el papa Francisco

“consideró atentamente que la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana”.

“La gozosa veneración otorgada a la Madre de Dios por la Iglesia en los tiempos actuales, a la luz de la reflexión sobre el misterio de Cristo y su naturaleza propia, no podía olvidar la figura de aquella Mujer, la Virgen María, que es Madre de Cristo y, a la vez, Madre de la Iglesia”, precisa el texto. En una de sus columnas semanales, el Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gómez, indicó que los primeros cristianos “tenían una conciencia

profunda de que la Iglesia era su ‘madre’ espiritual, que los daba a luz en el Bautismo, constituyéndolos en hijos de Dios a través de los Sacramentos”. También en el Nuevo Testamento “Los apóstoles a menudo se referían a los fieles como a sus hijos espirituales, reflejando así nuevamente su comprensión de que la Iglesia es nuestra madre y nuestra familia”.

“Y en esto, los primeros cristianos entendieron que María era el símbolo perfecto de la maternidad espiritual de la Iglesia”, afirmó Mons. Gómez.

Santa María, Madre de la Iglesia

24 de mayo

Lunes siguiente a Pentecostés Por ello, señaló que la nueva memoria que los católicos celebran el lunes después de Pentecostés es “un profético redescubrimiento de una antigua devoción”. En el siglo XX, el Papa Pablo VI, dirigiéndose a los padres conciliares del Vaticano II, https://bit.ly/2NLdlPu declaró que María Santísima era Madre de la Iglesia. La memoria “Virgen María, Madre de la Iglesia” recuerda que ella es Madre de todos los hombres y especialmente de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, desde que es Madre de Jesús por la Encarnación. Así lo confirmó Jesús desde la Cruz, antes de morir, al apóstol San Juan, y el discípulo la acogió como Madre. La piedad de la Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano, cumpliendo así la profecía de la Virgen, que dijo:

“Me llamarán Bienaventurada generaciones” (Lc. 1,48).

Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín

Consejo Editorial Delegados de Pastoral

Fotografía y Corrección de Estilo Javier Ocampo Zuluaga

Director Pbro. Hugo A. Zuluaga Salazar

Coordinador General Vicaría de Pastoral

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Sugerencias diseno@diosonrio.org.co vipastoral@diosonrio.org.co

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https://www.aciprensa.com/noticias/-memoria-de-maria-madre-de-la-iglesia-43992

En el decreto, la misma Congregación señala que “esta celebración nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete Eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos”.


Por: Pbro. Bernardo Arley Aristizábal

cristianos. Con respecto al pasaje de 1Tesalonicenses puede afirmarse que el apóstol no está acusando a los judíos como grupo, sino a todos los que no aceptaron la Buena Nueva del Evangelio, y que se asociaron con los judíos para asesinar a Jesús. Visto todo el capítulo 2 de este texto, Pablo está reprochando, no solo a los judíos, sino a todos aquellos, también a los paganos, que persiguen a los cristianos de Tesalónica por seguir el Evangelio de Jesucristo.

Por antisemitismo se entiende el desprecio e incluso el odio a los judíos por razones de religión, raza o cultura. Sin duda, los judíos a lo largo de la historia han sufrido rechazo, persecución y muerte; un ejemplo reciente, ha sido el holocausto liderado por Hitler, en el que casi seis millones de judíos murieron. Sin embargo, el término antisemitismo es moderno, por lo que este sentimiento negativo hacia los judíos en la época de Pablo, e incluso antes de Cristo, podría llamarse antijudaísmo. Algunos señalan al apóstol Pablo de antijudío, acusación inaceptable, dado que él mismo tiene un origen judío y habla con gratitud de su procedencia. Por otra parte, Pablo predica a Jesús, quien también es judío y su mensaje de la Buena Nueva es el que cambia el modo de pensar de apóstol, hasta el punto de afirmar que: “Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo” (Flp 3,7). Por tanto, hablar de odio de Pablo hacia los judíos no es preciso y señalar que él era antijudío no corresponde a la época. Es cierto que en siglos posteriores algunos grupos religiosos, incluso católicos, han interpretado incorrectamente textos paulinos para fundamentar sus actos violentos contra los judíos, pero sería injusto acusar al apóstol por hechos sucedidos muchos siglos después de su existencia y por opiniones e ideas sobre sus escritos que él en ningún momento quiso expresar. El texto más citado para fundamentar esta inapropiada interpretación es el siguiente: “También vosotros habéis sufrido de vuestros compatriotas las mismas cosas que ellos de parte de los judíos; éstos son los que dieron muerte al Señor y a los profetas y los que nos han perseguido a nosotros; no agradan a Dios y son enemigos de todos los hombres” (1Tes 2,14-15). A esto se suma, el relato del libro de los Hechos de los Apóstoles que en varias ocasiones presenta a los judíos como perseguidores de los

Por lo que se refiere al libro de los Hechos de los Apóstoles, vale la pena recordar que éste no fue escrito por Pablo y que la intención teológica del texto busca defender el cristianismo como religión verdadera. Es cierto, como el mismo Pablo lo señala en sus escritos, que en algunas ocasiones lo judíos lo persiguieron a él y a sus comunidades; sin embargo, por las mismas cartas paulinas sabemos que una amplia parte de la hostilidad contra cristianos y judíos, vino directamente de las autoridades civiles, en este caso las romanas, que sí tuvieron en la segunda mitad del siglo I una actitud antijudía, hasta el punto de que en el año 70 destruyeron el Templo de Jerusalén, lugar principal del culto judío. Es en los capítulos 9 a 11 de la carta a los Romanos donde Pablo trata de modo claro y abundante su percepción del pueblo judío y fundamentalmente el sentido y destino de sus https://bit.ly/3ePujrc paisanos (leer: Rm 9-11). El apóstol muestra claramente la “comunión en la maldad” de todos los hombres, precisamente para que no se enorgullezcan los judíos sobre los paganos; en efecto, afirma: “Dios encerró a todos los hombres en la desobediencia para usar con todos ellos de misericordia” (Rm 11,32. cf. Rm 2,24 y 3,10-18); pero, el objetivo de señalar esta maldad es llegar también a la “comunión en la liberación” que Jesucristo con su pasión, muerte y resurrección vino a traer a toda la humanidad (cf. Rm 1,16-17; 5,12-21). Así, constituyó un nuevo pueblo mesiánico universal, en el que se realiza la total comunión entre paganos y judíos. Esta comunión se centra ahora en el don del Espíritu Santo que da nueva vida a los creyentes, “porque la ley del espíritu que da vida en Cristo Jesús te liberó de ley del pecado y de la muerte” (Rm 8,2). Por tanto, se concluye que no hay razones sólidas para acusar a Pablo de antijudío y que un desconocimiento de los textos y sus fines, puede llevar a interpretaciones equivocadas que provocaron en la historia y pueden seguir provocando errores irreparables. Senén Vidal, Pablo. De Tarso a Roma, 2008. Pedro Rosario Barbosa, Pablo el emisario. Odiado e incomprendido, 2016.


“Y, empezando por Moisés, les explicó lo que se decía de él en las Escrituras” Lc 24,27

Para re-conocer al Señor “La Palabra del Señor permanece para siempre. Y esa Palabra es el Evangelio que os anunciamos” (1 P 1,25: cf. Is 40,8). Este anuncio se hace efectivo cada vez que en la celebración se es proclamada. La Iglesia maestra, nos lleva a la proclamación y escucha de la Palabra en toda su extensión, pasando por los tres ciclos litúrgicos, conocidos como años A, B y C. Cada ciclo tiene su propia secuencia de lecturas, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento; en este sentido, a lo largo de tres años, se hace la distribución de los textos bíblicos donde se brinda una visión integral de la historia de salvación. Para este cometido, el rito romano organiza las lecturas bíblicas de la celebración, adjudicando a cada ciclo un Evangelio. De esta manera, el ciclo A sigue el Evangelio de Mateo; el ciclo B, el Evangelio de Marcos y el ciclo C, la lectura del Evangelio de Lucas. Quedando el evangelio de san Juan para ser proclamado en ocasiones especiales, como grandes fiestas y solemnidades. Así, la Iglesia, al igual que el Maestro con los de Emaús, va explicando a los fieles las Escrituras; lo que se busca con ello, más que un conocimiento intelectual, es un conocimiento interno del modo de ser y proceder del Señor, porque los fieles están, como los discípulos, llamados a reconocer al Resucitado a lo largo del camino. “La proclamación de la Palabra de Dios en la celebración, comporta reconocer que es Cristo mismo quien está presente y se dirige a nosotros” SC 7.

Proclamar la Palabra

Dios nos alimenta con su Palabra

En la Verbum Domini 58 se hace eco a la importancia de la proclamación de la Palabra en la celebración. Allí se recuerda que en la tradición latina el Evangelio lo proclama el sacerdote o el diácono; y las lecturas, las personas encargadas. Estas personas deben ser idóneas y comprometidas en una formación bíblica, litúrgica y técnica. Y es que la proclamación de la Palabra siempre ha acompañado la celebración Eucarística; así lo hacían los israelitas y los primeros cristianos en sus reuniones, donde siempre había una persona delegada para ello.

La celebración, en su primer momento, está destinada a la Liturgia de la Palabra. La Palabra es algo más que ‘palabras’. En la Misa, la Palabra es también alabanza y acción de gracias: es ‘Eucaristía de Cristo’. Es viva y eficaz como lo es el Cuerpo y la Sangre de Jesús celebrados para la vida del mundo. Es acción de Cristo y de la Iglesia. Es también ‘mesa’, como es la mesa del Pan vivo bajado del cielo. Todos los momentos de la celebración tienen su fundamento en la Palabra. Desde el saludo del celebrante hasta la despedida se hace mención de algunos textos bíblicos; al igual que las oraciones que se dicen en ella y que están dirigidas al Padre, terminan cumpliendo una enseñanza bíblica. La liturgia toda es un eco a la Palabra de Dios (SC 24).

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LITÚRGICA

Por: P. Jairo de Jesús Ramírez, Delegado de Liturgia

La Música Litúrgica en la celebración de la Eucaristía

En el arte de celebrar bien la liturgia desempeña un papel importante el canto litúrgico. Como elemento litúrgico, el canto debe estar en

consonancia con la identidad propia de la celebración. Por consiguiente, todo —el texto, la melodía, la ejecución— ha de corresponder al sentido del misterio celebrado, a las partes del rito y a los tiempos litúrgicos, así lo expresó el papa Benedicto XVI en la Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis (n., 42). ¿Será que en

nuestra diócesis el Canto litúrgico recoge estos criterios? Sin la intención de poner en tela de

juicio este servicio que tan amablemente prestan los diversos ministerios a nuestras comunidades parroquiales, deseo entregar a partir de este número algunos criterios que el magisterio eclesial nos enseña.

En el discurso que el papa Francisco ofreció sobre la Música e Iglesia, señaló que después del Concilio Vaticano II se da mucha relevancia a la música litúrgica en Iglesia, pues es un medio por el cual los fieles pueden tomar parte en la celebración de la Eucaristía (Discurso a los participantes en el congreso internacional sobre música sacra, Roma, 4 de marzo de 2017). De esta manera, la acción litúrgica adquiere una forma más noble cuando se realiza con canto: cada uno de los ministros realiza su función propia y el pueblo participa en ella. La misión de la música santa es ayudar a los fieles a participar elevando los corazones y las mentes hacia Dios. Por esta razón, la música litúrgica es una de las partes centrales de la liturgia. ¿Cuál es la importancia de la formación litúrgica? Si Jesús está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica, Él es el mediador entre Dios y los hombres, por eso, la Iglesia continúa esta tarea de Cristo en la liturgia. Por lo tanto, la Iglesia reconoce la importancia de la relación entre Dios y hombre en la liturgia. Según el Concilio Vaticano II “La liturgia, por cuyo medio se ejerce la obra de nuestra Redención, sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristía, contribuye en sumo grado a que los fieles expresen en su vida, y manifiesten a los demás, el misterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia” (Sacrosantum Concilium, n., 2). Por eso la actitud de los fieles, cuando participan en la liturgia y acuden a gestos, movimientos o cantos, es fundamental en la celebración. Estas expresiones requieren de una formación litúrgica en la Iglesia. La participación litúrgica es mucho más que hacer cosas o hacerse presente en una celebración actuando. Los gestos externos no importan tanto como lo interno, lo que no se ve, lo que hace realmente Cristo por la acción del Espíritu.

Los Padres Conciliares reconocían bien la dificultad de los fieles para participar en la liturgia, de la que ya no comprendían plenamente el lenguaje, las palabras y los signos. Por esta razón, el Concilio pide a los sacerdotes ayudar a los fieles a acercarse a la sagrada liturgia con recta disposición de ánimo, pongan su alma en consonancia con su voz y colaboren con la gracia divina, para no recibirla en vano. También, les ayudan participar en la Eucaristía consciente, activa y fructuosamente (Ibid, n., 11). Por eso, los pastores de almas fomenten con diligencia y paciencia la educación litúrgica y la participación de los fieles, interna y externa, conforme a su edad, condición, género de vida y grado de cultura religiosa, cumpliendo así una de las funciones principales del fiel dispensador de los misterios de Dios y, en este punto, guíen a su rebaño no sólo de palabra, sino, también, con el ejemplo.

6| Abril


mayo Virgen María?

¿Sabes por qué es el mes dedicado a la

La idea de un mes dedicado específicamente a María se remonta al tiempo barroco o siglo XVII. Si bien, no siempre se llevó a cabo en mayo, el mes de María incluía treinta ejercicios espirituales diarios en honor a la Madre de Dios. Fue en esta época que el mes de mayo y de María se combinaron, haciendo que esta celebración cuente con devociones especiales organizadas cada día durante todo el mes. Esta costumbre se extendió sobre todo durante el siglo XIX y se practica hasta hoy.

La costumbre nació en la antigua Grecia. El mes mayo era dedicado a Artemisa, la diosa de la fecundidad. Algo similar sucedía en la antigua Roma, pues mayo era dedicado a Flora, la diosa de la vegetación. En aquella época celebraban los ludi florals o los juegos florales a finales de abril y pedían su intercesión. En la época medieval abundaron costumbres similares, todo centrado en la llegada del buen tiempo y el alejamiento del invierno. El 1 de mayo era considerado como el apogeo de la primavera. Durante este período, antes del siglo XII, entró en vigor la tradición de Tricesimum o "La devoción de treinta días a María". Estas celebraciones se llevaban a cabo del 15 de agosto al 14 de septiembre y todavía puede observarse en algunas áreas.

A menudo, la corona está hecha de hermosas flores que representan la belleza y la virtud de María y también es un recordatorio a los fieles para esforzarse en imitar sus virtudes. Esta coronación es en algunas áreas una gran celebración y, por lo general, se lleva a cabo fuera de la Misa. Los altares y coronaciones en este mes no son solo privilegios de la parroquia. En los hogares también se puede participar plenamente en la vida de la Iglesia. Debemos darle un lugar especial a María, no porque sea una tradición de larga data en la Iglesia o por las gracias especiales que se pueden obtener, sino porque María es nuestra Madre, la madre de todo el mundo y porque se preocupa por todos nosotros, intercediendo incluso en los asuntos más pequeños.

Por eso se merece todo un mes en su honor.

7| Evangelizar

https://www.aciprensa.com/noticias/por-que-mayo-es-el-mes-de-maria-32836

Durante siglos la Iglesia Católica ha dedicado todo el mes de mayo para honrar a la Virgen María, la Madre de Dios. Aquí te explicamos por qué.

Es común que las parroquias tengan en mayo un rezo diario del Rosario y muchas erijan un altar especial con una estatua o imagen de María. Además, se trata de una larga tradición el coronar su estatua, una costumbre conocida como la Coronación de Mayo.

Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.

Las formas en que María es honrada en mayo son tan variadas como las personas que la honran.


DOMINGO 02 DE MAYO QUINTO DOMINGO DE PASCUA “Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes” Primera Lectura: Libro de los Hechos de los Apóstoles 9, 26-31 Salmo 21: “El Señor es mi alabanza en la gran asamblea” Segunda Lectura: Primera carta del apóstol San Juan 3, 18-24 Evangelio: San Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos». Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN En la Biblia, la vid es una planta, pero no como otra cualquiera, es especial, porque representa el amor y el cuidado del Señor por su pueblo “Él plantó una viña preciosa…” (Is 5,1-7; Jer 2,21). Si Jesús se proclama como la vid verdadera, es porque el verdadero pueblo fiel a Dios Padre se representa por Él (la Vid) y por los discípulos (ramas, sarmientos) que le ha dado. El Padre es el viñador, se preocupa de la prosperidad de la viña. Él da fecundidad a los sarmientos. El texto presenta un juego de palabras en griego, entre los verbos “cortar” (airô, en griego) y “limpiar” (kathairo, en griego), con estas palabras, Foto:Padre: Freepik el evangelista describe la acción de Dios “Todo sarmiento (rama) que no produce fruto, el Padre lo corta (en griego, áirei). Todo sarmiento que produce fruto, lo limpia (en griego, katháirei) para que produzca más fruto” (Jn 15,2). Las palabras de Jesús, insertas en contexto eucarístico y en el contexto de la última cena (Jn 13,2), asumen su real significado: quienes se alimentan con el pan Jesús, pero no son pan para los demás, son parásitos inútiles que deben volver a iniciar el proceso de evangelización, son separados de la comunidad. En la cena, Jesús entregó un solo mandato: el amor recíproco, como aquel demostrado por Él, se hace siervo de sus discípulos al lavarles los pies (Jn 13,1-14.34). Quienes reciben el amor-servicio, pero no se donan a los demás, restringen o asfixian el dinamismo vital de acción del Señor y son miembros secos y deben ser removidos. Esta ardua tarea le cabe solo al Padre: ni Jesús (la viña) y menos aún los discípulos (los sarmientos), pueden sustituir o entrometerse en esta delicada operación. De la otra parte, quienes se tornan pan partido para los demás, deben preocuparse solo en aumentar siempre más su capacidad de amar: será el Padre quien proveerá su crecimiento y desarrollo. Jesús invita al creyente a concentrarse de manera serena en el don de sí mismo a los demás, qué será inmediato y posible cuanto más grande y generoso sea su corazón. El discípulo no debe concentrarse en sí mismo, angustiarse con sus imperfecciones, defectos o tendencias, buscando, inútilmente, extirparlas. Esta delicada acción le compete solo al Padre, que conoce de manera personal a cada ser humano. Si el padre ve algún aspecto de la vida de sus hijos e hijas necesitado de intervención, para producir mayor amor, el Padre se encargará, limpiará, purificará, y potenciará.


PAUTAS DE REFLEXIÓN

DOMINGO 09 DE MAYO SEXTO DOMINGO DE PASCUA “El que me ama, guardará mi palabra” Primera Lectura: Libro de los Hechos de los apóstoles 10, 25-26.34-35,44-48 Salmo 50: “El Señor nos reveló su salvación” Segunda Lectura: Primera carta de San Juan 4, 7-10 Evangelio: San Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros». Palabra del Señor

El propósito inicial de la presentación de Jesús como la vid apunta a fortalecer a los discípulos, preocupados por la pascua de su Maestro. Jesús es el motivo de su alegría y el Señor no los defrauda. De hecho, por primera vez, Jesús habla de la alegría, subrayando que es su propia alegría que desea comunicar a los suyos, para que alcance en cada ser humano una plenitud que no se puede contener porque nos desborda “Les he hablado para que la alegría, mi alegría, esté en ustedes y su alegría sea plena” (Jn 15,11). El seguidor de Jesús, quien se siente amado y aceptado por aquel que es, sabe cómo orientar la vida para el bien y la felicidad de los demás, experimenta una alegría creciente, garantizada y potenciada por las palabras de Jesús: “pidan y se les dará, para que su alegría sea completa” (Jn 16,24). Como resultado, la alegría de sentirse tan amado por Jesús impele al discípulo-a a ponerse al servicio de los hermanos-as, no para transmitir doctrinas, sino la propia plenitud de vida que cada uno experimenta. Este dinamismo de amor no solo crece al comunicar la vida, sino que también produce un cambio en la relación entre Jesús y sus discípulos-as. En la cultura de aquella época (s. I, entre los judíos), el discípulo se mantenía en una situación de total sumisión delante del maestro al cual debía siempre servir. Jesús, por su parte, como imagen visible de un Dios Padre servidor y al servicio de los seres humanos, no precisa siervos, ni esclavos, sino amigos que participen de manera plena en su misión (revelar el amor universal del Padre). Desde cuando Jesús convida al seguimiento a los primeros discípulos (Jn 1,39), elimina toda distancia entre Él y los suyos (Lázaro es definido como “amigo” de Jesús, Jn 11,11). Los anima la misma orientación de la vida, hacer de cada existencia un don para los otros, esta decisión establece entre Jesús y los suyos una relación que no es de sujeción, ni opresión, sino de amistad: “A ustedes los llamo amigos, porque todo cuanto he escuchado del Padre, lo he dado a conocer a ustedes” (Jn 15,15). Esa amistad nace porque Jesús les hace conocer a los suyos todo cuanto ha oído a su Padre: un amor sin fronteras y universal por todos y cada uno de los seres humanos. Un amor expresado y conocido no en doctrinas, discursos o teologías desencarnadas, sino solo en obras capaces de comunicar vida para continuar en esta historia y en la realidad de cada día la acción creadora de Dios.


DOMINGO 16 DE MAYO ASCENCIÓN DEL SEÑOR “Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos” Primera Lectura: Libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11 Salmo 21: “El Señor asciende entre aclamaciones” Segunda Lectura: Primera carta del apóstol San Pablo a los Efesios 1, 17-23 Evangelio: San Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, los acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban. Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN Jesús resucitado se revela a los Once y los reprende por ser incrédulos, los llama "duros de corazón (tercos)" por no creer en su resurrección. Los discípulos huyeron del huerto de los olivos (Mc 14,50-52), todos lo abandonaron e incluso Pedro lo negó. Sin embargo, a estos discípulos inmaduros en su fe, por ahora incapaces de seguirlo, Jesús les da un mandato universal. Como san Pablo dirá más tarde "Tenemos un tesoro extraordinario en vasijas de barro".

Los efectos de ser testigos del resucitado son: quién cree, es decir, quién se adhiere a este proyecto de amor, acoge la fuerza y el dinamismo de este amor y luego está dispuesto a comunicarlo y compartirlo con los demás. El amor recibido de Dios se transforma en amor comunicado. Y sea bautizado, al inicio del Evangelio de Marcos, el bautismo estaba unido a la conversión -bautismo es un signo de conversión, de un cambio de vida-. La conversión significa cambio en la orientación o en la dirección de la vida, ya no vive para sí mismo, sino para los demás y esta es la mejor noticia. Él será salvo, pero quienes no optan (no creen), quienes rechazan este plan de Dios, desvían su camino, optan por vivir sin Dios, condenan su existencia a la oscuridad. Quien lo rechace y permanezca en su egoísmo, centrado solo en sus Foto: Freepikno necesidades y necesidades, serán condenados, por Dios, porque Dios es amor y no condena. Dios no lo condena, cada uno elige su camino porque rechaza el proyecto de plenitud de la vida. El Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue elevado al cielo. Aquí, para entender esta expresión es necesario recordar la concepción del mundo, la cosmología de aquel tiempo. Dios estaba en lo alto del cielo, los seres humanos en la parte inferior, cuanto venía de Dios bajaba y todo lo que iba a Dios subía. El Señor Jesús después de hablar con los suyos fue elevado al cielo, el cielo significa el lugar de la morada divina, la condición divina, y se sentó a la diestra de Dios. Pero la Ascensión de Jesús a Dios Padre no es una separación de los seres humanos, la Ascensión no aleja a Cristo Jesús resucitado, sino que Jesús, en la plenitud de la condición divina, colabora en la actividad de los suyos. Por esa razón, los discípulos van y son anuncio testimonial (en ellos mismos) del Evangelio, mientras el Señor actuaba junto con ellos, Jesús resucitado ascendió al cielo, pero actúa junto con ellos en esta historia. Por lo tanto, la Ascensión no separa a Jesús de los seres humanos, de los suyos, sino que los hace aún más cercanos con una fuerza aún más grande. El anuncio del Evangelio no es la proclamación de un texto, sino hacer que la experiencia de vida nueva suscitada en los discípulos sea experimentada por otros, por todos. Y esa transmisión de la experiencia de vida está respaldada en signos tangibles. Y confirmaba la palabra - 'la Palabra' es el Evangelio (buena noticia), el anuncio testimonial. La palabra no es creíble, no es cierta, si no va acompañada de signos del amor, el perdón y el compartir solidario. Por lo tanto, el Señor no fue a ningún lado, al contrario, según el evangelista, Jesús se manifiesta la plenitud de la condición divina, y el Señor refuerza la actividad, el comportamiento de sus discípulos.


DOMINGO 23 DE MAYO DOMINGO DE PENTECOSTÉS “Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus �ieles”

PAUTAS DE REFLEXIÓN

Primera Lectura: Libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 1-11 Salmo 50: “Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra” Segunda Lectura: Primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12, 3b-7.12-13 Evangelio: San Juan 20, 19-23

Saber que Cristo Jesús vencerá la muerte y que, por ello, era verdad cuanto el Maestro les dijo a los discípulos tantas veces -que quien creyera en su Palabra no morirá jamás- (Jn 11,26; 8,43), no los libera del miedo de llegar al mismo final de Jesús. Los discípulos se encontraban con las puertas trancadas por miedo a los judíos (Jn 20,19). No. No basta tener la noticia de que Cristo ha sido resucitado.

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.

Para creer, es preciso experimentarlo vivo y vivificante. Por esta razón, Jesús en persona toma la iniciativa y contrapone al miedo de los discípulos su paz: Jesús vino, puesto en medio de ellos, les dice: ¡paz a ustedes! (Jn 20,19).

Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Palabra del Señor

La paz que Jesús augura y desea a los suyos no es una simple expresión verbal, al contrario, tiene su fundamento en los signos visibles de su amor (agápe) por los discípulos: dicho esto, les mostró las manos y el costado (Jn 20,20). Aquel amor que hizo que él se entregara dando su vida por los suyos, permanece impreso para siempre en su carne, y los discípulos se alegraron al ver al Señor (Jn 20,20). Cristo Jesús resucitado, de inmediato, les encarga a los discípulos prolongar su misión, ser ellos manifestación visible del amor del Padre, un amor fiel que no cede ante el rechazo y no recula ante la operante violencia: como el Padre me envió, también yo los envío (Jn 20,21). Para hacerlos capaces de la tarea, Jesús les comunica a los discípulos su propia capacidad de amar: dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: reciban Espíritu Santo (Jn 20,21). Jesús insufla sobre sus discípulos, así como el Creador insufló su aliento de vida en las narices del primer ser humano que se tornó un ser viviente (Gn 2,7; Sb 15,11). Juan Bautista definió a Jesús: Aquel que elimina el pecado del mundo (Jn 1,29), porque es Quien bautiza con Espíritu Santo (Jn 1,33). Ahora Jesús comunica su Espíritu a sus discípulos para asociarlos a su misión y liberar a los seres humanos del pecado (Jn 20,23). El Espíritu impulsa a los discípulos misioneros para ir por doquier, libres como el viento, capaces de vencer barreras, saltar obstáculos, enfrentar la violencia con la bondad, la ira con el perdón, la indiferencia con la compasión. El Espíritu permite presentar un lenguaje conocido por todas las lenguas y culturas: el amor servicial (agápe).


DOMINGO 30 DE MAYO SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD “Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, al Dios que ha sido y que ha de venir” Primera Lectura: Del Libro del Deuteronomio Salmo 21: “Dichoso el pueblo que conoce al verdadero Dios” Segunda Lectura: Primera carta del apóstol San Pablo a los Romanos 8, 14-17 Evangelio: San Mateo 28, 16-20 En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos». Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN Jesús resucitado no abandona a los suyos, al contrario, desde la plenitud de su condición divina, junto con el Padre y el Espíritu Santo, nos garantiza una presencia aún más intensa. La presentación de la plenitud de la condición divina, de la Trinidad, se halla en un pasaje exclusivo de Mateo, en los últimos versículos de su Evangelio (Mt 28,16-20). Los once discípulos, es decir, ya no son doce, y tal número, no se reconstituye. Los doce representaban el nuevo Israel, los once significan un nuevo Israel, no como aquel de las doce tribus, sino un número universal, abarca la humanidad. Jesús reafirma su condición divina y se acerca a los discípulos y les dice: Se me ha dado todo el poder en el cielo y en la tierra, aquí el evangelista se refiere al profeta Daniel, donde el hijo del hombre ha recibido todo el poder en el cielo y en la tierra (Dn 7,1-15), y ahora, a su vez, Jesús envía a los discípulos a partir de una relación dinámica. El amor de Dios no se centra en sí mismo, sino que se expande. Pero Jesús no usa el poder para ser servido, sino, como él dirá, el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir (Mt 20,28), es un poder para servir. Ahora viene el imperativo: Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, la palabra pueblos indica naciones paganas. Bautizar significa sumergirse, empaparse, en el nombre, el nombre indica la profunda realidad de un ser, del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, es decir, sumergirlos en la profunda realidad de Dios, experimentar quién es Dios. Padre, hijo y Espíritu, son tres, triple y plena condición divina, amor sin condiciones, ilimitado. Sumerjan a todas las naciones en este amor. El único mandato en este evangelio son las bienaventuranzas, que significan orientar la vida para el bien de los demás. Y esta opción no se enseña ni se contagia con una doctrina, sino a través de la comunicación de experiencias de vida. Enseñanza, y es la única vez que (dice el evangelista) Jesús autoriza a sus discípulos a enseñar, cuanto les he mandado, es decir, las Bienaventuranzas. ¿Qué significa este mandato de Jesús? Jesús había invitado a sus discípulos a seguirlo para ser pescadores de hombres. Los pescadores sacan los peces del agua, y pueden darles muerte, por lo tanto, sacarlos de la situación mortal, para darles vida. Jesús ahora indica cómo y dónde: ¿cómo te conviertes en pescador de hombres? Sumergir a aquellos con quienes compartes la misión, en el Espíritu del Señor, en la Trinidad, en la realidad más profunda del amor divino, ¿y dónde? El espacio es para toda la humanidad.


Pbro. Sergio Urrego Marulanda Delegado de infancia y juventud

Probablemente hemos escuchado esta expresión o alguna similar en cada conversación que tenemos sobre la actualidad pastoral de la iglesia.

“Antes funcionaba mejor” “¡Pasábamos tan bueno!” “Esa era la época dorada” “Antes la gente era más avispada”, dicen muchos. Existe un fenómeno cultural que lleva a algunas personas a añorar el tiempo pasado y a menospreciar el tiempo presente, incluso en el ámbito pastoral de la Iglesia. La vida social, cultural y religiosa se ha transformado en cuestión de años, de manera que muchas personas de la actualidad han experimentado dos o tres formas de vida diferentes, con situaciones culturales variadísimas. Las personas mayores en edad tienen el privilegio de haber experimentado varios modelos de sociedad en unas cuantas décadas, de manera que conocen los diferentes sentimientos que la colectividad ha ido manifestando con el vertiginoso cambio de las costumbres y los ideales de vida. Es recurrente el fenómeno psicológico conocido como la retrospección idílica, esto es el juicio desproporcionado de catalogar el pasado como una realidad mucho mejor que la presente, incluso llegando a valorar todo lo actual como algo peor o en decadencia. A quienes por ejemplo les encantan las frases en idiomas antiguos, esto se conoce en el latín como: memoria praeteritorum bonorum, que se traduce como “el pasado siempre es bien recordado”, lo que definitivamente no significa que haya sido mejor. Más aterrizado es el concepto de nostalgia, que no se dedica a despreciar el presente, sino a recordar con anhelo las bondades del pasado.

Estos conceptos nos dan a entender el porqué de esas expresiones que tienden a desvalorizar las circunstancias actuales.

En el ámbito pastoral, tenemos que reconocer las innegables bondades de los trabajos de tantas personas que han aportado su tiempo, esfuerzo y creatividad para el crecimiento de la Iglesia; sin sus aportes no tendríamos lo que hoy podemos gozar. Pero tampoco debemos dejarnos afectar por opiniones de personas que tratan de desvalorizar las obras pastorales actuales, solo llevados por retrospecciones idílicas, las cuales evaden muchísimos aspectos que antes tampoco funcionaban bien.

En esas añoranzas del pasado idealizado, sucede un fenómeno cognitivo que lleva a olvidar las circunstancias duras y despreciables, los fracasos y las miserias, las derrotas y las quejas de los creyentes de todos los tiempos. No podemos valorar lo actual, llevados solo por un sesgo intelectual.

La pastoral de hace algunos años fue genial en muchas cosas y miserable en muchas otras. Acogida por unos y despreciada por otros. A veces prodigiosa y a veces insignificante. Así, tal cual, hoy como ayer.

A todos aquellos que se dedican a evangelizar en los tiempos modernos, ¡ÁNIMO! ¡ÁNIMO! ¡ÁNIMO! Hoy no la tienen tan fácil y aun así siguen realizando el trabajo del Señor.

Cuando estamos nostálgicos, recordamos un pasado idealizado, una combinación de muchos recuerdos diferentes en la que damos prelación a lo bueno y agradable. 13| Evangelizar

Dios bendiga la pastoral del tiempo presente.


SACERDOTAL

Por: Pbro. Jorge Andrés Tabares

El Buen Pastor da la vida por sus

ovejas

La figura de Jesús Buen Pastor es una de las más queridas por la tradición cristiana y la que siempre recobra actualidad por dos características fundamentales:

1. Pastor Bueno: Jesús, durante su vida pública,

dejó un recuerdo imborrable en sus seguidores. Los relatos evangélicos lo describen preocupado por los pobres, los enfermos, los marginados, los pequeños, los más indefensos y olvidados, los más perdidos. Siempre se le ve pensando en los demás. Su gran pasión fue hacer la vida más humana, tal como la quiere el Padre Dios.

2. Da la vida por sus ovejas: El amor de

Jesús a la gente no tiene límites. Ama a los demás más que a sí mismo. Ama a todos con amor de buen pastor que no huye ante el peligro, sino que da su vida por salvar al rebaño. Precisamente, la imagen de Jesús el Buen Pastor se convirtió muy pronto en un mensaje de consuelo y confianza para sus seguidores y también de imitación. Por tal motivo, hoy felicitamos a los sacerdotes que a ejemplo de Jesús fueron, han sido y son Buenos Pastores, que han entregado su vida al servicio de los demás. Este agradecimiento y reconocimiento se extiende a todos los sacerdotes que durante este tiempo de Pandemia han donado su vida asistiendo espiritualmente a tantos enfermos, los que han trabajado sin desfallecer en la pastoral social por los más pobres y desamparados, los que a través de los diversos medios de comunicación y plataformas virtuales han sido grandes líderes espirituales, auténticos guías de sus hermanos. A los sacerdotes misioneros que han estado acompañando a sus comunidades en medio de las precariedades y dificultades que ha generado esta pandemia, los sacerdotes mayores Foto: queFreepik no han cesado de orar por las situaciones difíciles de nuestro mundo. En suma, gracias a todos los sacerdotes que en medio de los avatares de la vida sostienen en la fe, generan esperanza y alimentar en la caridad.

14| Mayo


Afirmaba en alguna ocasión Zygmunt Bauman, el término “amor líquido”, para aducir al deterioro profundo al que ha llegado ciertamente en el contexto humano la dimensión del compromiso y el sesgo que se la interpuesto a esta bella esencia. La incapacidad para asumir compromisos firmes, serios y duraderos, ha llevado a la flexibilización y al relajo en constructos esenciales de la dimensión del hombre, terminando por vejar e ilustrar el falso espejismo, desmotivador y creador de desidia en la errada imagen del amor. El error más frecuente para una concepción de amor desfigurada, se presenta cuando el amor con sus implicaciones pasa de ser convicción a una simple interpretación u opinión subjetiva. El apóstol Pablo en 1 Co 13,8, menciona que “El amor no pasará jamás”, expresión no circunscrita meramente al tiempo; es más, describe de una manera más completa el mismo término vislumbrando la esencia, aquello que perdura y que se desmarca de lo meramente accidental. El amor no es una pieza arqueológica o de museo, siempre con la misma belleza y el mismo esplendor, sigue irradiando su luz y permanece siempre firme e inamovible, pues este viene de Dios y el mismo Dios es amor (cfr Jn 1, 4-8), no se limita o se supedita a las circunstancias en las que se despliega, es precisamente de este punto de partida de donde se nutre la comunión indisoluble.

La comunión indisoluble del amor tiene su origen en Cristo, el amor siempre nuevo de la pascua, quien es el alfa y omega, el principio y fin en quien todo cobra sentido. Dios Padre, por la filiación Divina, al hacernos hijos en el Hijo, desde el origen de todas las cosas, nos hace partícipes de ese infinito amor como proyecto original, un proyecto de comunión en la indisolubilidad que Cathopic no depende de nuestro albedrío, elFoto: cual se desfigura no en pocas ocasiones en el actuar humano, pero que nunca pierde su vigencia y originalidad en el designio de Dios. Lo anterior nos da a entender la fidelidad de Dios siempre presente en todo designio, sus dones no mutan, siempre permanece firme, es en Él donde toda vocación, elección o estilo de vida alguna, cobra sentido verdadero. El matrimonio que cobra su origen, fundamento y sentido en Dios, dado a los hombres para la realización y designio del proyecto original de amor, por el cual también la familia se constituye en medio del mundo como célula fundamental, están profundamente ligados al corazón desde su génesis, para expresar que en medio de tantas circunstancias, es fundamental reconocer en dichas instituciones la comunión indisoluble.

15| Mayo


SOCIAL

Por: Juan Camilo Giraldo – Delegado de Vida, Justicia y Paz

En este universo, conformado por sistemas abiertos que entran en comunicación unos con otros, podemos descubrir innumerables formas de relación y participación. Esto lleva a pensar también al conjunto como abierto a la trascendencia de Dios, dentro de la cual se desarrolla. La fe nos permite interpretar el sentido y la belleza misteriosa de lo que acontece. (LS 79) En el año de la Eucaristía venimos reflexionando sobre su dimensión social y el compromiso que tenemos quienes participamos del Sacramento Eucarístico con el cuidado de nuestra casa común, invitados por el papa Francisco en su Encíclica Laudato Sí' a asumir este compromiso con entusiasmo, haciendo dolorosa conciencia de los sufrimientos de nuestra tierra y de los más vulnerables; pero, también, alegrándonos de servir en el amor de cuidar la vida en todas sus dimensiones, por ellos nos invita a buscar la conversión ecológica y ser activos, para desfallecer en los esfuerzos por minimizar el impacto ambiental de nuestra actividad humana en la tierra. En la reciente Encíclica “Fratelli Tutti” (Hermanos Todos) del Papa, nos hace un llamado a la fraternidad y la amistad social como camino fundamental para lograr un cambio significativo en nuestros modos de consumo y deterioro del planeta; igualmente, nos invita a un cambio en las relaciones con el otro, siendo el amor el eje fundamental de nuestra hermandad como hijos de Dios. Atendiendo a las necesidades de nuestra realidad territorial, y acogiendo las orientaciones del Santo Padre, invitamos a estar atentos al nacimiento en nuestra Diócesis de Sonsón Rionegro de la estrategia, “Haz verde Tu Comunidad” la cual comprendemos como un proceso de acompañamiento para que las

comunidades parroquiales y los diferentes actores del territorio diocesano, se vinculen al cuidado de la creación desde la reflexión sobre siete temas fundamentales como: espiritualidad

activa, bienestar social, consumo responsable, aire y movilidad, energía, agua y biodiversidad.

En el Oriente antioqueño son evidentes las consecuencias de esta crisis socioambiental, por lo que se espera que el programa sea una guía de trabajo para quienes deseen dar vida a la encíclica Laudato Sí, implementando acciones concretas sobre cada tema de reflexión propuesto en parroquias, instituciones educativas, sectores, juntas de acción comunal, organizaciones, empresas, colectivos, movimientos sociales, y todas las personas que quieran vincularse y unir esfuerzos con el fin de cuidar la casa común, minimizar el impacto ambiental y procurar el bienestar de la humanidad y de todo ser vivo.

Preguntas para la reflexión personal: ¿Cómo aprendemos a percibir la creación como algo abierto a la trascendencia de Dios? ¿Cómo podemos profundizar nuestra fe para poder participar en la belleza misteriosa de lo que acontece en la creación de Dios? ¿Cómo podemos cultivar nuestra creencia de que la creación es un bien común?

16| Evangelizar


Parte 13

EL TRABAJO, DON Y OBRA DE DIOS DONADO AL SER HUMANO En la Doctrina Social de la Iglesia Católica CHRISTIFIDELES LAICI del Papa Juan Pablo II: “De nuevo nos encontramos frente a una multitud de personas, hermanos y hermanas nuestras, cuyos derechos fundamentales son violados, ante la excesiva intolerancia y hasta de la injusticia de ciertas leyes civiles: el derecho a la vida y a la integridad física, el derecho a la casa y al trabajo, el derecho a la familia y a la procreación responsable, el derecho a la participación en la vida pública y política, el derecho a la libertad de conciencia y de profesión de la fe religiosa. En algunos países, poblaciones enteras se encuentran desprovistas de casa y de trabajo y carecen de los necesario para su propia subsistencia” (CH.L. 5). “El efectivo reconocimiento de la dignidad personal de todo ser humano, exige el respeto, la defensa y la promoción de sus derechos que nadie puede modificarlos. Es habitual hablar de los derechos: a la salud, a la casa, al trabajo, a la familia, a la cultura” (CH.L. 23). “Los laicos, hombres y mujeres, viven una unidad con la que está marcado su mismo ser de miembros de la Iglesia y ciudadanos de la sociedad humana. En sus existencias no puede haber dos vidas paralelas, sino unidas: la vida espiritual y la vida secular. Indica: la vida de familia, el trabajo, las relaciones sociales, el compromiso político y de cultura. Cristo da fruto en cada sector de la actividad y de su existencia. Todos los campos de la vida laical entran en el designio de Dios: la competencia profesional, la solidaridad en el trabajo, el amor y la entrega a la familia y a la educación de los hijos, el servicio social y político, la propuesta de la verdad en la órbita de la cultura, son ocasiones providenciales para un continuo ejercicio de la fe, la esperanza y de la caridad” (CH.L. 59).

EVANGELII Francisco:

GAUDIUM

Papa

El trabajo es también un deber. Debemos trabajar, porque el Creador nos lo ha ordenado, y porque debe responder a las exigencias de mantenimiento y desarrollo de su misma humanidad. El trabajo es obligación moral con respecto al prójimo, ya sea la familia, pero también la sociedad a la que pertenece, la Nación de la cual se es hijo o hija. “Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios por el trabajo, para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad. Por eso el que por el trabajo posee bienes del mundo, tiene que ver a sus hermanos que están necesitados y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? (1 Jn. 3,17). Dice el apóstol Foto: Cathopic Santiago al retomar el clamor de los oprimidos: “El salario de los obreros que segaron vuestros campos, y que no habéis pagado, está gritando. Y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos” (Santiago 5,4). La Iglesia escucha el clamor por la justicia y comprende el pedido de Jesús a sus discípulos: dadles vosotros de comer (Marcos 6,37). La solidaridad exige crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes fruto del trabajo, por parte de algunos” (E.G. 186-188). “Mientras no se resuelvan los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta del trabajo, de los mercados, de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad no se resolverán problemas del mundo” (E.G. 202) “La dignidad de toda persona humana y el bien común, son cuestiones que deben estructurar toda política económica y del trabajo. Molesta que se hable de ética, de solidaridad mundial, de distribución de bienes, de perseverar en las fuentes de trabajo, de la dignidad de los débiles y de un Dios que exige un compromiso con la justicia. La vocación de un empresario es una noble tarea si se deja interpelar por el sentido más amplio de la vida, el servicio al bien común y con su esfuerzo por el trabajo, multiplicar y hacer más accesibles para todos, los bienes de este mundo” (E.G. 203)

17| Mayo


EDUCATIVA

Por: Mónica Ríos - Docente

La cultura del encuentro: consigo mismo, con Dios y con los otros

Bergoglio, siendo Obispo de Buenos Aires en Argentina y hoy como Papa, continuó en su Magisterio con el trabajo que venía realizando, la invitación por un trabajo más humanizado y de forma más vivencial a nivel mundial, donde nos invita a trabajar por una CULTURA DEL ENCUENTRO de manera simple “como lo hizo el mismo Jesús”. La invitación por una “cultura del encuentro” en estos tiempos difíciles, propende en primer lugar por apartar de nuestras vidas la cultura de la indiferencia a la que nos hemos acostumbrado. En segundo lugar, se busca que las personas sean más alegres y amistosas, partiendo del conocimiento de sí mismo y contribuyendo a formar relaciones: con uno mismo, con la familia, con los demás y con sus necesidades. Estas actitudes solo son posibles a través de una experiencia de fe que se da a partir del encuentro personal con Jesús, que debe abrir nuestra vida para el encuentro con los otros. Jesús siempre nos está invitando a ir a su encuentro, pero esto solo ocurre cuando sirvo al otro escuchando, mirando, observando, compartiendo, apoyando, siendo compasivo, responsable de mis actos, doblegando la indiferencia ante el conflicto interno, no fomentado la división, la violencia intrafamiliar y la confrontación con los otros. Lo encuentro cuando aprendemos a construir puentes y no muros, a no seguir siendo luz en la calle y oscuridad en la casa, se hace creando unidad desde el acogimiento familiar, entendiendo y comprendiendo al otro. Con esto, el papa Francisco nos recuerda que: “Toda auténtica acción evangelizadora es siempre “nueva”. La verdadera novedad es la que Dios mismo misteriosamente quiere producir, la que Él inspira, provoca, orienta y acompaña de mil maneras”.

Ese encuentro con Jesús, se da en los otros, mis próximos, los cercanos, mediante el reconocimiento de mi núcleo familiar como célula viviente donde se consolidan los principios que han de regir toda la vida. Él siempre nos está tendiendo su mano, para poder reconocerlo en mi vida, en los otros, en la creación y tener esa experiencia viva con Él a través del servicio en la construcción de nuevos vínculos de amistad, más allá de nuestro círculo social con los más vulnerables y pobres; esto es tener al mismo Jesús tomado de su mano. Todo esto es posible cuando se promueve el inicio de los nuevos vínculos a través de preguntas y respuestas, aprendiendo a escuchar al otro, compartiendo mis experiencias, mi propia historia, saliendo de la zona de confort, conociendo las otras culturas, otros mundos diferentes, adentrándonos en otros ámbitos familiares del mismo modo que lo hizo Jesús con sus apóstoles, porque el conocimiento de los otros es experimentar la gracia de Jesús Resucitado que hace nuevas, buenas y perfectas todas las cosas. Por ello, la exhortación final “a trabajar por esta cultura del encuentro de manera simple «como hizo Jesús»: no solo viendo, sino mirando; no solo oyendo, sino escuchando; no solo cruzándonos con las personas, sino parándonos con ellas; no solo diciendo «¡Qué pena! ¡Pobre gente!», sino dejándonos llevar por la compasión; «para después acercarse, tocar y decir: “no llores” y dar al menos una gota de vida». No debemos olvidar, por tanto, que cada encuentro es fecundo. Cada encuentro devuelve las personas y las cosas a su lugar.

18| Evangelizar


Debemos ser cristianos Eucarísticos, de la Palabra y de la oración, esto nos garantiza la intimidad con el Señor.


El Congreso Eucarístico es un momento de gracia para nuestra Diócesis de Sonsón Rionegro; a la vez, es un signo de unidad diocesana. Todas las parroquias, instituciones, seminarios y comunidades religiosas, nos detendremos a contemplar y profundizar en este don, y pedimos al Señor que abra nuestros ojos como lo hizo con los discípulos de Emaús, para que lo podamos reconocer en la Eucaristía, la fracción del pan y los hermanos.


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