ISSN 2590-8359 | No. 89 JUNIO 2021
"Cada uno de nosotros, cuando va a misa, tiene el derecho de recibir con abundancia la Palabra de Dios, bien leída, bien dicha y luego, bien explicada en la homilía."
San Romualdo nace en Ravena (Italia), 950 d.C. Hijo de la familia Onesti, Duques de Ravena que gobernaban la ciudad.
Fue educado sin formación cristiana por lo que se dejó arrastrar por el mundo. Sin embargo, de vez en cuando experimentaba fuertes inquietudes y serios remordimientos de conciencia. Su padre desafió a un hombre a duelo; se llevó a Romualdo como testigo y este vio con horror como su padre mataba a aquel hombre. Romualdo
Su vida ejemplar molestó a los otros monjes y Romualdo se alejó. Se encontró solo con un monje rudo y áspero llamado Marino. Esa convivencia le ayudó a progresar rápidamente en su vida de penitencia. Juntos lograron muchas conversiones: la del Jefe civil y militar
Fiesta: 19 de Junio Etimología:(Rom: buena fama Uald: gobernar). "glorioso en el mando". Fundador de los Camaldulenses. Muere: 1027 d.C.
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decidió irse a un monasterio benedictino a la montaña donde permaneció tres años en oración y penitencia. El superior temía que el padre de Romualdo se vengara y no lo recibía de monje; por fin lo aceptó, por la intercesión del arzobispo.
de Venecia, el Dux de Venecia (quien fue a vivir en oración y soledad y llegó a ser San Pedro Urseolo); incluso, la del padre de Romualdo, quien arrepentido se retiró a un convento donde Hizo muchos milagros y profetizó su muerte con estuvo hasta la muerte. 20 años de anterioridad. En los últimos años tenía arrebatos místicos y exclamaba:
Después de muchos sufrimientos y rechazos a manos de otros monjes, el año 1012 fundó una nueva comunidad a la que llamó "Camaldulenses" (religiosos del Campo de Málduli, nombre del benefactor que regaló las tierras). Observan silencio perpetuo y se dedican a la oración.
https://bit.ly/2NLdlPu "Amado Cristo Jesús, ¡tú eres el consuelo más grande que existe para tus amigos!".
En una visión, percibió una escalera por la cual sus discípulos subían al cielo, vestidos de blanco. Cambió entonces el antiguo hábito negro de sus religiosos por un hábito blanco.
El monasterio más famoso de todos los de San Romualdo es el de Camáldoli, cerca de Arezzo, en la Toscana, fundado por él alrededor del año 1012. Se halla más allá de una montaña, la cual desciende en su parte más alejada en un precipicio escarpado que mira a un agradable valle, que entonces pertenecía a un castellano llamado Maldolo, quien lo cedió al santo; de ahí le viene el nombre de Camáldoli (campo de Máldoli).
intención se propuso ir a Hungría, pero cada vez que emprendía el viaje se enfermaba. Comprendió que su entrega total a Dios debía ser donde ya estaba.
Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín
Consejo Editorial Delegados de Pastoral
Fotografía y Corrección de Estilo Javier Ocampo Zuluaga
Director Pbro. Hugo A. Zuluaga Salazar
Coordinador General Vicaría de Pastoral
Diseño y Diagramación Joseph Henao Bedoya
Sugerencias diseno@diosonrio.org.co vipastoral@diosonrio.org.co
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Dirección Diócesis de Sonsón Rionegro Curia Episcopal: Calle 51 No. 47 - 31 Tel: (034) 531 52 52
https://www.corazones.org/santos/romualdo.htm
San Romualdo deseaba ser mártir. Con esa
Desde el año 1012 existen monasterios Camaldulenses esparcidos por el mundo, donde se observa perpetuo silencio para dedicarse a la oración.
Por: Pbro. Bernardo Arley Aristizábal
La palabra hebrea Torá, que suele traducirse como “Ley”, significa más exactamente “Instrucción”, es decir, es una enseñanza que, a la vez, se convierte en orientación y norma de vida para el judío. La Ley, pues, ocupa un lugar central en el Antiguo Testamento -la Biblia del pueblo judío- y en su práctica religiosa, por ello, la Ley es también un elemento necesario en el Nuevo Testamento, a la que Jesús le da plenitud y lo que hace Pablo es tratar de explicar esta nueva realidad que Cristo ofrece. La predicación del Evangelio de Jesucristo que Pablo realizó a los pueblos paganos, le planteaba la pregunta de si era necesario imponer a estos las normas de la Ley judía, que, por supuesto, ellos no conocían. Esta cuestión era importante, porque desde los inicios de la fe muchos cristianos, de origen judío, querían obligar a los cristianos de origen pagano a cumplir la Ley judía. Pablo tuvo que luchar contra esta corriente del cristianismo primitivo indicando que la actitud de apertura, perdón y acogida de Jesús para todos los hombres, incluidos los pecadores, era la novedad que traía el Evangelio y la base para constituir la comunión universal. En efecto, afirma contundentemente en la carta a los Gálatas: “Cuantos habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo. No hay judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gál 3,27-28).
La misma carta a los Gálatas declara que “cuantos viven de las obras de la ley están bajo maldición, porque está escrito: Maldito quien no se mantenga en todo lo escrito en el libro de la ley, cumpliéndolo” (Gál 3,10). Aquí la Ley se opone al camino de la fe, indicando solo el camino de las obras. Pero no es que el Apóstol esté absolutamente contra toda “obra”. Está solo contra la pretensión humana de justificarse gracias a las “obras de la Ley”. No está contra las obras de la fe que, por otro lado, coinciden a menudo con el contenido de la Ley, obras que fueron posibles gracias a la unión vital con Cristo. Declara, por el contrario, que “lo que cuenta”, es “la fe que actúa por la caridad”. (Gál 5,6). Pablo es consciente de que la venida de Cristo ha introducido un cambio de régimen. Los cristianos ya no viven bajo el régimen de la Ley, sino bajo el de la fe en Cristo (cf. Gál 3,24-26; 4,3-7), que es el régimen de la gracia (Rom 6,14-15). Y es que para Pablo la Ley no es negativa en sí misma, sino en cuanto el hombre se deje aprisionar y condicionar por ella, llegando a un legalismo deshumanizador (cf. Rm 7,7-11).
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Pontifica Comisión Bíblica, El pueblo judío y sus escrituras sagradas en la biblia cristiana. 2002 P. Eisenbaum, Pablo no fue cristiano. 2014
“La Ley es santa, y el precepto santo, justo y bueno” (Rm 7,12). Estas palabras de Pablo en la carta a los Romanos, desmontan cualquier interpretación tergiversada que quiera acusar al apóstol de ser enemigo de la Ley judía o de presentar la doctrina de Jesús como contraria a esta; en efecto, el mismo Jesús dijo: “No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud” (Mt 5,17).
A los mismos Gálatas les explica: “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley. Pues por las obras de la ley no será justificado nadie” (Gál 2,16). Como se observa, Pablo nunca contrapone directamente la fe y la Ley, porque el contraste se acentúa entre la “fe” y las “obras de la Ley”, donde “obras de la Ley” se refiere a las exigencias legales que son distintivas de la identidad judía (circuncisión, reglas alimenticias, el sábado). En palabras más cercanas para nosotros, lo que el apóstol está diciendo es que los hombres somos justificados, -es decir salvados-, no en virtud de la observancia de la Ley, sino en virtud de la gracia de Dios en Jesucristo, al que el creyente está unido por la fe (cf. Rom 1,16-17; 3,21-28; Flp 3,8-9; Tit 3,5-7). Así pues, Pablo contrasta fe y obras de la Ley para demostrar que los paganos están dispensados de la observancia de la Ley. A los paganos no se les exige la observancia de la Torá para para ser “salvados”; por tanto, el apóstol quiere enseñar que, mientras que la posesión de la Torá por los judíos les posibilitaba estar en buena relación con Dios, no podía decirse esto mismo de los paganos. Lo que la Torá hace por los judíos, lo hace la fe en Jesús por los paganos y todo esto, por pura gracia.
“¿No ardía nuestro corazón en nuestro interior cuando nos hablaba en el camino y nos iba explicando las escrituras?” Lc 24,32
En atención
amorosa
Una vez proclamada la Palabra, viene el momento de explicarla, para que el mensaje sea no solo entendido, sino para que arda el corazón de quien participa de la celebración, y pueda asumirla y comprometerse con ella. Litúrgicamente es la exposición viva y aplicativa de la Palabra de Dios en forma rememorativa y celebrativa. El Concilio Vaticano II dice: “Se recomienda encarecidamente, como parte de la misma Liturgia, la homilía, en la cual se exponen durante el año litúrgico, a partir de los textos sagrados, los misterios de la fe y las normas de la vida cristiana. Más aún: en las misas que se celebran los domingos y en las fiestas de precepto, con asistencia del pueblo, nunca se debe omitir la homilía si no es por causa grave.” (SC 52) La homilía es acción litúrgica para celebrar; es la forma ministerial más cercana a la catequesis, sobre todo cuando se hace oportuna, agradable y de forma planificada, nunca improvisada, de cara a la formación de la fe de los oyentes que acuden a celebrarla en comunidad.
Confirmando
nuestra fe La fe se proclama a través del Credo, que lleva a la comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y con toda la Iglesia. Con él se expresa públicamente la adhesión personal a la fe que la Iglesia profesa y enseña. Por eso, ante cada una de las aclamaciones se responde en primera persona del singular: “yo creo”. Este es un acto libre, consciente y comprometido. Se conocen dos versiones del Credo. El de los Apóstoles, que es el corto, llamado así porque es considerado el resumen fiel de la fe de los apóstoles. Es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia Romana. Su gran autoridad proviene del hecho de que es el símbolo de la Iglesia Romana. El segundo, de Nicea-Constantinopla, es más largo por ser más explícito. Su autoridad se debe al hecho de que es fruto de los dos primeros Concilios ecuménicos, como su nombre lo indica respectivamente: Concilio de Nicea año 325 y el Concilio de Constantinopla año 381.
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Nuestra oración Momento en el que los fieles elevan súplicas a Dios dador de todo; viviendo la comunión universal y eclesial. La oración de los fieles pone en sintonía de hermandad y fraternidad a la asamblea reunida al invitar a poner la mirada en quienes más lo necesitan y rogar por ellos. La Oración de los fieles tiene su origen en los Apóstoles, como se ve en algunas exhortaciones de San Pablo: «ruego, pues, lo primero de todo, que se hagan oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto» (1Tim 2,1-2). En esta gran Oración universal litúrgica «el pueblo, ejercitando su oficio sacerdotal, ruega por todos los hombres» (OGMR 45), y «es muy útil para manifestar y favorecer la activa participación» de los fieles (ib.16).
LITÚRGICA
Por: P. Jairo de Jesús Ramírez, Delegado de Liturgia
Continuando con el tema sobre el Canto Litúrgico, iniciado en el número anterior, este mes quiero ofrecerles algunas orientaciones propuestas por la Comisión de Obispos para la liturgia de Estados Unidos. Dicen los Obispos que, de los muchos signos y símbolos usados por la Iglesia para celebrar su fe, la música es de importancia preeminente. Como canto sagrado unido a las palabras, forma una parte necesaria e integral de la liturgia solemne (cf. SC 112). Sin embargo, la función de la música es ministerial; debe servir y nunca dominar. La música debe ayudar a los creyentes reunidos a expresar y compartir el don de la fe que tienen dentro de sí y a nutrir y fortalecer su compromiso interno de fe. Debe realzar los textos de modo que hablen más plena y efectivamente. La calidad del gozo y del entusiasmo que la música añade al culto de la comunidad, no puede ser obtenida de otro modo. Imparte un sentido de unidad a la congregación y establece el tono adecuado para una celebración particular. Además de expresar los textos, la música puede también revelar una dimensión de significado y sentimiento, una comunicación de ideas e intuiciones que las palabras solas no pueden producir. Esta dimensión es integral a la personalidad humana y al crecimiento en la fe. No puede ser ignorada si los signos del culto van a hablarle a toda la persona. Idealmente, toda celebración común de fe, incluyendo los funerales y los sacramentos del bautismo, de la confirmación, de la penitencia, de la unción y del matrimonio, deben incluir la música y el canto. Para determinar el valor de un elemento musical dado en una celebración litúrgica, debe hacerse un triple juicio: musical, litúrgico y pastoral.
El juicio musical
¿Es la música técnica, estética y expresivamente buena? Este juicio es básico y primario y debe hacerse por músicos competentes. Solo la música artísticamente acertada será efectiva a la larga. Admitir lo barato, lo trivial, el cliché musical que a menudo se encuentra en los cantos populares con el propósito de conseguir una “liturgia del momento” es degradar la liturgia, exponerla al ridículo e invitar al fracaso. Los músicos deben buscar y crear música de calidad para el culto, especialmente los nuevos arreglos musicales para los nuevos textos litúrgicos. Deben también realizar la investigación necesaria para hallar nuevos usos para lo mejor de la música antigua. Deben explorar el repertorio de la buena música usada en otras denominaciones religiosas. Deben hallar los medios prácticos de conservar y usar nuestra rica herencia de cantos y motetes latinos (Cf. SC 114.116). Mientras tanto, sin embargo, no deberían ser olvidadas las palabras de San Agustín: “No se dejan ofender por lo imperfecto mientras se esfuerzan por lo perfecto”. Hacemos, sin embargo, un perjuicio a los valores musicales cuando confundimos el juicio de la música con el juicio del estilo musical. El estilo y el valor son dos juicios distintos. La buena música de estilos nuevos está encontrando feliz acogida en las celebraciones de hoy. Al canto y la polifonía hemos añadido eficazmente el himno coral, restablecido el canto responsorial hasta cierto punto y empleado muchos estilos de composición contemporánea. La música en lenguaje popular está encontrando aceptación en las celebraciones eucarísticas. Debemos juzgar el valor dentro de cada estilo. En los tiempos modernos, la Iglesia ha reconocido consistentemente y admitido libremente el uso de diversos estilos de música como ayuda al culto litúrgico. Desde la promulgación de la Constitución sobre la Liturgia y más especialmente desde la introducción de las lenguas vernáculas en la liturgia, ha surgido una necesidad más apremiante de composiciones musicales en idiomas que pueden ser cantados por la asamblea y así fomentar la participación en común. El músico tiene todo el derecho de insistir en que la música sea buena. Pero si bien toda la música litúrgica debe ser buena, no toda buena música es adecuada para la liturgia. El juicio musical es básico, pero no decisivo. Quedan los juicios litúrgicos y pastorales que entregaremos en la próxima publicación.
6| Junio
La Iglesia Católica dedica el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, para que los fieles veneren, honren e imiten más intensamente el amor generoso y fiel de Cristo por todas las personas.
La Devoción al Corazón divino de Jesucristo se empezó a practicar, en su esencia, ya en los principios de la Iglesia, pues los santos tuvieron muy presente, al honrar a Jesucristo, que había manifestado su Corazón, símbolo de su amor en momentos augustos. Con todo, esta devoción, en su forma actual, se debe a las revelaciones que el mismo Jesucristo hizo a Santa Margarita María (1649-1690), sobre todo cuando el 16 de junio de 1657, descubriéndole su Corazón, le dijo:
Sagrado Corazón, abrasado de amor por los hombres, y al mismo tiempo despreciado de estos, nos ha de mover a amarle nosotros y a reparar la ingratitud de que es objeto. Entre las prácticas que comprende esta devoción, conformes con el fin de la misma, sobresale la de la Comunión de los nueve primeros viernes de mes seguidos, para conseguir, además, la gracia de la penitencia final, según promesa hecha por el mismo Sagrado Corazón a Santa Margarita María, para todos los fieles.
He aquí la promesa: Un viernes, durante la Sagrada Comunión, dijo estas palabras a su devota esclava:
«He aquí este Corazón que ha amado tanto a los hombres, que no ha omitido nada hasta agotarse y consumirse para manifestarles su amor, y por todo reconocimiento, no recibe de la mayor parte más que ingratitudes, desprecios, irreverencias y tibiezas que tienen para mí en este sacramento de amor.»
«Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos la gracia final de la penitencia; no morirán en pecado, ni sin recibir los sacramentos, y mi divino Corazón les será asilo seguro en aquel último momento».
Entonces fue cuando Jesús dio a su servidora el encargo de que se tributase culto a su Corazón y la misión de enriquecer al mundo entero con los tesoros de esta devoción santificadora. El objeto y el fin de esta devoción es honrar al Corazón adorable de Jesucristo, como símbolo del amor de un Dios para nosotros; y la vista de este
Lo que es necesario hacer para obtener esta gracia: Comulgar nueve primeros viernes de mes seguidos en gracia de Dios, con intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús.
7| Evangelizar
https://www.aciprensa.com/recursos/la-gran-promesa-la-eucaristia-2348
Sobre esta fiesta, el papa emérito Benedicto XVI afirmó que "Al ver el corazón de Señor, debemos de mirar el costado traspasado por la lanza, donde resplandece la inagotable voluntad de salvación por parte de Dios, no puede considerarse culto pasajero o de devoción: la adoración del amor de Dios, que ha encontrado en el símbolo del ‘corazón traspasado’ su expresión histórico-devocional, la cual sigue siendo imprescindible para una relación viva con Dios".
Diácono Permanente José Guillermo Castro Londoño. Notario Judicial Eclesiástico
La Demanda o Libelo En el artículo anterior nos referimos al primer paso a seguir para iniciar un proceso de nulidad matrimonial; es decir, la asesoría o entrevista, en la que el cónyuge interesado expone al asesor canónico, la historia de su relación de pareja, buscando descubrir si, al momento de casarse, hubo algo que impidiera que el sacramento constituyera la alianza sacramental irrevocable que termina con la muerte de uno de los cónyuges. Una vez identificadas las posibles causales de nulidad, el cónyuge interesado en presentar la demanda de nulidad de su matrimonio debe elaborar, por escrito, su demanda de acuerdo al formato establecido conforme al canon 1504. Es importante tener en cuenta que para esto no necesita servirse de un abogado. Foto: Freepik
4. El contenido del borrador debe ocupar un mínimo de seis (6) hojas, tamaño folio (21,59 cm x 33,02 cm), hasta un máximo de nueve (9) hojas en espacio simple, en tipo de letra Arial 12, con margen superior de 5 cm, margen izquierda de 4 cm y márgenes derecha e inferior de 3 cm. La página debe ser justificada, dejando doble espacio entre párrafo y párrafo y utilizando un solo lado del papel. Otra configuración no es aceptada.
Foto: Freepik
5. Los testigos son pieza clave del proceso; por
1.
Leer con detenimiento cada uno de los numerales expuestos en el formato y luego redactar (no responder preguntas) de tal manera que aparezca con toda claridad una historia cronológica de su vida.
2.
Procure tener en cuenta solo los hechos relevantes de la historia, siendo concreto, sin extenderse en comentarios o hechos accidentales que nada agregan al elemento sustancial, no dar calificaciones a los hechos narrados.
eso, deben ser seleccionados con base en el conocimiento que tengan de la relación, tanto antes, como durante el matrimonio; deben ser como mínimo cuatro (preferiblemente dos de una parte y dos de la otra); se debe acordar previamente con ellos para que acepten dar el testimonio cuando se les requiera. Cada testigo debe escribirse con su nombre completo y al lado, la relación que se tiene con él, la dirección completa (incluyendo barrio y ciudad) y el teléfono (fijo y/o celular) y la dirección electrónica, si la tiene.
6. Una vez elaborado el borrador, se presenta al
Notario Judicial del Tribunal, tanto de manera física como en medio magnético, para su revisión por parte del asesor para las correcciones del caso.
3. Usar un computador para la elaboración del 7. escrito, ciñéndose al formato establecido, conservando la numeración y los títulos de la guía y llenando todos los espacios exigidos.
El Notario Judicial del Tribunal le informará qué hacer una vez aprobado el borrador, para organizar la presentación de la demanda, con la documentación correspondiente.
8| Junio
DOMINGO 06 DE JUNIO SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO “Les alimentó con �lor de harina y los sació con miel silvestre” Primera Lectura: Libro del Éxodo 24, 3-8 Salmo 115: “Alzaré la copa de la salvación invocando el nombre del Señor” Segunda Lectura: Primera carta a los Hebreos 9, 11-15 Evangelio: San Marcos 14, 12-16.22-26 El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?». Él envió a dos discípulos diciéndoles: «Id a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa adonde entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?". Os enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí». Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la Pascua. Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo». Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios». Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos. Palabra del Señor
PAUTAS DE REFLEXIÓN San Marcos estructura su relato de la cena con base en las narraciones del Libro del Éxodo al final de la alianza entre Dios y su pueblo. Según Ex 24 Moisés tomó el libro de la alianza y lo leyó en presencia del pueblo, luego, con sangre de corderos roció al pueblo: "Aquí está la sangre de la alianza que el Señor celebra con ustedes en estas palabras". Marcos escribe: "Mientras comían" – una cena con diversos platos y no solo con pan ácimo, propio de la cena pascual judía, sino el pan de una comida abundante; el evangelista evita con cuidado toda referencia a la cena judía de Pascua. Jesús no repite rito antiguo, hace un gesto nuevo. Jesús "Tomó un pan, lo bendijo, lo rompió (lo rasgó), y se lo dio diciendo, "Tomen esto, es mi Cuerpo". Asoma la primera diferencia con la antigua alianza. Allá Moisés presentó un libro, con la Torá, la voluntad de Dios; con Jesús inicia una nueva era en la relación del ser humano con Dios. El creyente, con Jesús, ya no es, como en la antigua alianza, quien obedece unas normas vacías, sino quien acoge con beneplácito el amor de su Señor. Un libro de normas es un código ajeno, externo al ser humano para obedecer y muchos fallan, o no quieren cumplir; en la nueva alianza no hay – un libro – externo a la persona, sino en la efusión de la vida divina. El Dios de Jesús es soberano en las personas cuando les comunica su capacidad de amar, su espíritu, su fuerza de amor. Ya no es un código, una ley, sino un ser humano – Jesús – quien nos comunica su vida. Luego Jesús "Tomó el Cáliz"; y aquí, mientras para el pan utilizó el verbo 'bendecir' (eulogeo) – un término conocido en el mundo judío –, en el cáliz utiliza el verbo 'eucharistein', 'dar gracias', del cual deriva la palabra Eucaristía. ¿Por qué dos verbos diferentes? El evangelista trae aquí los dos relatos de los panes (el signo de los panes abundantes). En el primero, en suelo judío, Jesús bendijo el pan (Mc 6,41); en el segundo, en tierra pagana, Jesús dio gracias (Mc 8,6). Así, en la Eucaristía, el evangelista reúne a los dos pueblos. Es un pan no solo para el pueblo de Israel, sino para la entera humanidad. Jesús "Dio gracias, se lo dio y bebieron todos". No basta con acoger a Jesús como modelo de conducta, sino beber el cáliz: el cáliz es un símbolo de muerte y de donación de la vida, para dar vida a los demás.
Para hablar del reino, Jesús no usa imágenes de lo sagrado, el culto o la religión. El hombre de la parábola no siembra, lanza, arroja las semillas; el reino no obliga, cuenta con varones y mujeres decididos a asumir la propuesta de Jesús. Dice Jesús: v 27, el sembrador duerma o se levante, de noche o de día, la semilla brota y crece, sin saber cómo. La tierra produce (literal) de manera automática, primero hierba, luego la espiga, y después el trigo abundante en la espiga. Jesús ya habló de la producción generosa: treinta, sesenta, cien (Mc 4,9); y, con la medida con que midan, se los medirá y aun con creces (Mc 4,24; Lc 6,38). Es decir, tú medida está en paralelo con lo que das.
DOMINGO 13 DE JUNIO UNDÉCIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO “La semilla más pequeña se vuelve la planta mayor” Primera Lectura: Libro de Ezequiel 17, 22-24 Salmo 91: “Tu, Señor, haces crecer la planta humilde” Segunda Lectura: Segunda carta de San Pablo a los Corintios 5, 6-10 Evangelio: San Marcos 4, 26-34
En aquel tiempo, Jesús decía al gentío: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega». Dijo también: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra». Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Palabra del Señor
Cuando el grano está listo en la espiga da, entrega el fruto (Marcos usa el verbo griego paradídomi), el verbo de la traición y de la entrega de Jesús para su pascua final en Jerusalén Foto: Freepik (Mc 14,10.11.18.21.41.42.44; 15,1.10.15). ¿Qué significa cuando el grano está listo en la espiga da el fruto, entrega la primicia? Entregarse significa colaborar en la acción vital de Jesús hasta el final, incluso a riesgo de la vida. Meter la hoz cuando llega la siega (v 29), es una imagen de profunda alegría. La historia de la hoz, de la cosecha, no alude a un juicio, como un lapso de verificación, más bien la persona, al final del proceso, está lista para ser como la semilla convertida ya en trigo, y será pan. La fiesta de la cosecha entre los judíos es central. Según el Salmo 126 (125), uno de los salmos de peregrinación de los creyentes en su camino al templo en Jerusalén, al ir, van llorando, llevando la semilla; y al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas. La imagen no es negativa (es imagen de confrontación en Lc 3,9.17, entre Juan Bautista y el pueblo judío). ¿Qué testimonio nos da Jesús? Que el reino, incluso en el momento de su máximo desarrollo, no será llamativo, triunfalista, espectacular, sino una realidad modesta. Con las dos parábolas de este domingo Jesús nos asegura los frutos de nuestra profesión-vocación, si estamos unidos a él, porque nos contagia su amor, fuerza y paciencia.
PAUTAS DE REFLEXIÓN Jesús presenta dos parábolas en las cuales anuncia la fuerza de su Palabra, de su anuncio testimonial. En el v 26: El Reino de Dios, la sociedad alternativa propuesta de Jesús, en la que en lugar de acumular para sí mismo, está la alegría de compartir, y donde, en lugar de mandar, hay servicio, se compara con un sembrador que lanza semillas a la tierra, a todos los campos. La semilla es su palabra (Mc 4,14), la Palabra (Jesús).
10| Junio
DOMINGO 20 DE JUNIO DUODÉCIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO “¿Quién será este que hasta el viento y el lago le obedecen?” Primera Lectura: Libro de Job 38, 1. 8-11 Salmo 50: “El viento y el mar te obedecen” Segunda Lectura: Segunda carta a los Corintios 5, 14-17 Evangelio: San Marcos 4, 35-40
Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla». Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio, enmudece!» El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?» Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: «¿Pero ¿quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!» Palabra del Señor
PAUTAS DE REFLEXIÓN El Reino de Dios ya no está reservado para un pueblo, una nación, una religión, sino abierto a toda la humanidad. Este es el significado de 'anidar' en la parábola del domingo anterior. A los discípulos rebeldes, tercos y de dura cerviz, Jesús les enseña, poco a poco, que no vino a restaurar el desaparecido reino de Israel, sino a inaugurar un estilo de vida nuevo, el Reino de Dios como la revelación del amor de Dios sin límites e infundido a la humanidad entera. Pero aquí empiezan los problemas y las dificultades. El "mismo día" dice Marcos, el día de las anteriores parábolas, cuando "llega la noche". Marcos en sus evangelios cinco veces usa la expresión "llegada la noche", y siempre con un sentido negativo; indica oposición o, como en este caso, un malentendido con Jesús. Jesús les dice a sus discípulos: 'Pasemos al otro lado'. Ir al otro lado del lago de Galilea significa ir a tierra pagana. Cuando Jesús invita a sus discípulos a ir a la otra orilla, siempre ocurre un accidente, asoma la resistencia. Y, añade el evangelista, "despidió a la multitud, se lo llevaron con ellos" (v36). No quieren compartir a Jesús con los demás, los discípulos toman posesión de Jesús, casi como un prisionero. Y se desata "Una gran tormenta de viento". Es quizá una referencia al relato de Jonás que se resiste al oficio divino y su intransigencia causa una gran tormenta (Jon 1,4.15). En Marcos, la tormenta es la resistencia de los discípulos para ir a tierra pagana. Y la tormenta afecta solo a los discípulos. "Las olas se derramaban sobre el barco, tanto que ya estaba lleno (v37)", y Jesús en la popa dormía. ¡imposible! Es imposible dormir en tal tormenta. La tormenta no afecta a Jesús porque él quiere ir a los paganos, pero los discípulos causan la tormenta con su terquedad. Jesús es Dios y lleva este amor a los paganos, aunque los discípulos se resisten. Y, Jesús les reprocha que aún no tienen fe, ni siquiera la migaja de fe de un grano de mostaza para llevar el amor de Dios a la humanidad entera. Los discípulos solo atinan a decir: ¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen? (v41). Jesús es no solo un maestro a quien seguir, sino el Hijo de Dios, a quien se debe conocer a lo largo del evangelio.
DOMINGO 27 DE JUNIO DÉCIMO TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO “¡Oye, niña, despiértate!” Primera Lectura: Libro de la Sabiduría 1, 13-15; 2, 23-24 Salmo 29: “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado” Segunda Lectura: Segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 8, 7. 9. 13-15 Evangelio: San Marcos 5, 21-43 En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva». Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: «Con solo tocarle el manto, curaré». Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba: «¿Quién me ha tocado el manto?». Los discípulos le contestaban: «Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”». Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad. Él le dice: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad». Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?». Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida». Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí, llenos de estupor. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña. Palabra del Señor
PAUTAS DE REFLEXIÓN Jesús, en dos relatos, da la vida a la hija del jefe de la sinagoga llamado Jairo y cura a una mujer que sufre porque sangra con frecuencia. Son relatos liberadores cuyos protagonistas son mujeres. El evangelista representa así la situación del pueblo de Israel. Las personas esclavas de la ley han muerto, y las personas excluidas por la ley viven en situación de impureza y mueren poco a poco. Algunos datos unen las dos historias: el número 'doce', como los años de la enfermedad de la hemorroísa y la edad de la hija del jefe de la sinagoga. El número 'doce', representa las doce tribus de Israel, el pueblo de Israel. Luego, Jesús usa el vocablo griego (thygatēr), hija, tanto para la mujer sanada como para la niña de Jairo. En ambas situaciones se recupera la vida gracias a una transgresión. Jesús toca, toma la mano de la niña, de un cadáver – y en la torá estaba prohibido tocar un cadáver Lv 21,21; Nm 19,11) – y la niña vuelve a la vida; y en la hemorroísa, ella misma, transgrede la ley al tocar a Jesús. Marcos dice una "mujer" anónima, porque encarna a cada lector - "perdía sangre". La sangre es vida (Lv 17,14), y perder sangre significa perder la vida. Una mujer en esta situación es una persona impura. Y solo Dios puede purificarla, pero como ella es impura, según la ley judía, no tiene salvación. Si no está casada no encuentra quien la despose y si está casada no puede tener relaciones con su marido, está destinada a la esterilidad, incluso, el marido puede repudiarla. Es una mujer sin esperanza; impura, no puede entrar en el templo, ni celebrar la Pascua, es como un leproso.
12| Junio
Pbro. Sergio Urrego Marulanda Delegado de infancia y juventud
En nuestras visitas continuas a los diferentes jóvenes que, a lo largo y ancho del territorio diocesano, siguen sirviendo a Dios a través de la pastoral, hemos lanzado esta pregunta necesaria en los tiempos actuales:
Tú, como joven ¿Qué necesitas de la Iglesia? Hay muchos “adultos en la fe” que siguen menospreciando a los jóvenes creyentes, diciendo que su fe es débil y superficial. Dejando a un lado esas palabras poco edificantes, queremos centrarnos en esa forma de fe actual juvenil que responde de maneras diversas a los desafíos presentes; esa fe que entre críticas, sigue construyendo el Reino de Dios.
“Quisiera encontrar en la Iglesia alguien que no trate todo el tiempo de arreglarme; sé que suena raro, pero a toda hora le dicen a uno – tienes que mejorar – tienes que cambiar eso – tienes que superar eso… Es agobiante saber que me falta tanto y aunque sé que es verdad, quisiera que en muchos momentos simplemente me acepte y me acompañe a caminar. Ya iré mejorando”. “La Iglesia rechaza a muchos, aunque diga que no es así, en la práctica lo hace. Dice que su doctrina se debe respetar, pero en muchos momentos me ha hecho sentir menos valioso que esa doctrina. No sé si Dios rechazaría o menospreciaría así a una persona por su forma de vivir, solo sé que la Iglesia lo hace a veces. Siendo así, quisiera una Iglesia que me haga sentir menos rechazado y que me apoye más, sin esa mirada de juicio que mantiene”.
13| Evangelizar
Por ahora concluyamos basados en todas las palabras anteriores:
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“Honestamente necesito una Iglesia que sea más como Jesús, pues en el Evangelio, Él siempre se acercaba a los pecadores, sin asco, sin miradas burlonas, sin exigencias inmediatas… creo que Jesús, con quien se encontraba, era más propositivo que exigente y por eso la gente aprendía a amarlo más que a temerlo… Necesito una Iglesia que me enseñe más sobre el amor ¿Qué dicen los jóvenes? Aquí algunas respuestas: que sobre el temor”. “Necesito en la Iglesia poder encontrar de vez en cuando a alguien que me comprenda, alguien “Necesito una Iglesia que no me diga todos los que entienda que mi vida es complicada y aun así días que soy un terrible y asqueroso pecador; eso ya lo sé, todo el tiempo me lo echan en cara… me quiera escuchar”. Necesito que la iglesia me diga algo así como: “De la Iglesia necesito que sea más realista con la -¡Ánimo, levántate, ven conmigo que te voy a vida de las personas de hoy en día. Sí, es verdad ayudar!- Algo así sería bonito encontrar en la que no somos tan perfectos como ella quisiera, Iglesia”. pero ¿alguna vez en la historia de la Iglesia los seres humanos han sido intachables? Solo Hay muchas más respuestas y mucho por decir necesito que no sea tan exigente conmigo y me sobre ellas… acompañe, aunque me equivoque tanto”.
SACERDOTAL
Por: Pbro. Jorge Andrés Tabares
La Eucaristía es la más firme contribución a la Iglesia, nuestro mayor servicio sacerdotal al pueblo, la Eucaristía hace a la Iglesia y la Iglesia hace a la Eucaristía. Sin una profunda fe y amor por la Eucaristía, no se puede ser un verdadero sacerdote… (a los obispos de Francia).
Cuando Jesús se sentó a la mesa en la Última Cena exclamó “Con ansias he deseado comer esta pascua con vosotros antes de padecer” Lc 22, 9-17. En la Eucaristía encontramos tres lugares: primero el Sagrario, segundo el Altar, tercero el Comulgatorio. El sagrario es presencia eucarística, el altar es sacrificio eucarístico y el comulgatorio es comida eucarística. En el Concilio Vaticano II se llama a la Eucaristía con el nombre de cima o cumbre, por la centralidad que tiene en la Iglesia. Cumbre, porque todos los sacramentos se celebran dentro de la Eucaristía. Cumbre, porque si los sacramentos dan la Gracia, la Eucaristía da al autor de la Gracia. También el Concilio llama a la Eucaristía con el nombre de Raíz; lo que es la raíz para el árbol es la Eucaristía para la Iglesia; la raíz sostiene al árbol, la Eucaristía sostiene a la Iglesia; no hay Iglesia sin Eucaristía, y no hay Eucaristía sin Iglesia “San Agustín”. El árbol vive de la riqueza de sus raíces; la Iglesia vive de Cristo Eucarístico; de Él se alimenta y por Él es iluminada. La Eucaristía contiene todo el bien de la iglesia. Por la Eucaristía crece y vive constantemente la iglesia. La Eucaristía, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la vida venidera.
Cuando leemos los documentos de la Iglesia, especialmente a Juan Pablo II, encontramos que la Eucaristía que celebramos cada día, es la cumbre de nuestra vida sacerdotal, no se puede comprender el sacerdote sin la Eucaristía, ella es la razón de nuestro sacerdocio, porque nacimos sacerdotes en una Eucaristía, nuestro principal ministerio y poder se ordenan a la Eucaristía, ella, sin nosotros, no podría existir, pero tampoco nosotros sin ella, como dice san Juan Pablo II “seriamos como una larva, privada de vida”. Un sacerdote no lograría su plena realización si no hace de la Eucaristía el centro de su vida y convierte su vida en una irradiación de la Eucaristía. Podríamos decir, entonces, con el papa Juan Pablo II “El sacerdote vale por lo que vale su misa y su Eucaristía celebrada con amor, de manera que cada vez que celebramos Foto: Freepik sea como la primera misa de la vida, y la ultima de la vida, la única de la vida”.
La Eucaristía hay que vivirla como un momento central de cada día y como el encuentro profundo y eficaz con cristo. Una recta celebración de la Eucaristía constituye la primera y más importante catequesis del santo sacrificio. El que celebra mal, manifiesta la debilidad de su fe y con las prisas el descuido y la superficialidad vacían de significado y debilitan la fe. La Eucaristía es la fragua donde se calienta el corazón y se enardece para sacrificarse por sus hermanos. La Eucaristía es un bien peculiar de toda la iglesia. La Consagración Eucarística es el acto supremo del sacerdote ministerial… (Juan esquerdia Bifet). “La Eucaristía es fuente y cumbre de la predicación evangélica” (P.O.5) “Es fuente y cumbre de toda vida cristiana” (L.G.11) “Es principio y culminación de todos los trabajos apostólicos” (S.C.10) “Se contiene todo el bien espiritual de la iglesia” (P.O.5) Los santos padres hablando de la Eucaristía y refiriéndose a los sacerdotes dicen: “Somos insustituibles, nuestro sacerdocio está esencialmente unido al sacrificio” . Sin este ministerio, la vitalidad religiosa corre el riesgo de ver cortada sus fuentes, la comunidad cristiana se disgregaría y la Iglesia se polarizaría, porque no olvidemos que el culmen del ministerio de la evangelización es la Eucaristía. El sentido que el concilio le dio a la Eucaristía es el de Cena o Ágape para indicarnos que ella tiene un sentido de comunidad de reunión de encuentro con Dios y con los hermanos. La Eucaristía supone la fraternidad. La Eucaristía construye la comunidad. La Eucaristía significa e idealiza la comunidad. El concilio dice de la Eucaristía, que es el quicio y fundamento de la comunidad. No hemos descubierto el valor primitivo de la Eucaristía, si no poseemos el amor que nos hace hermanos. La Eucaristía nos injerta en Cristo y en los hermanos. El Señor quiere que seamos una familia, pero eso no es posible sin la Eucaristía. La Eucaristía desarrolla vínculos comunitarios. “Si hay división entre nosotros, lo que celebráis no es la cena del Señor” (San Pablo). Las palabras de Jesús “Haced esto en memoria mía, está garantizando la continuidad y comunidad del pueblo de Dios”.
14| Junio
Pbro. Frankin Anibal Osorio L. Delegado de Pastoral Familiar
Cada vez que hablamos de unidad, se vienen a la mente un gran número de ideas sobre su significado o sobre la manera de fomentarla, en cualquier ambiente en el que nos encontremos. Es en la familia donde tiene un lugar privilegiado, tanto así, que podríamos definir familia también como unidad. El papa Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, más que de unidad, hace referencia a la comunión, un término muy empleado dentro de nuestra fe cristiana, y de manera especial en el ámbito Eucarístico, para significar aquella unión que se realiza entre nosotros los creyentes a través del Cuerpo y la Sangre de Jesús, para formar un solo cuerpo (Cfr. 1Cor 10,16-17). El amor, que es garante de la comunión, se debe realizar a través de actos muy concretos. No se puede pensar en algo etéreo. Gestos tan sencillos, pero esenciales, como la ternura, el cuidado, la escucha, las caricias, el servicio, el respeto… generan lazos de unidad indestructibles. Caso contrario, actitudes como la Foto: Cathopic indiferencia, las palabras soeces, la frivolidad, la irresponsabilidad… afectan severamente el ambiente de bienestar que debe caracterizar la comunidad familiar. Las familias deberían tener como uno de sus principales objetivos luchar por la comunión, pero una comunión auténtica basada en el amor, de esta manera se podrá responder al gran deseo de Jesús: “Que todos sean uno” (Cfr. Jn 17,21).
Por otro lado, la comunión en la familia no se realiza automáticamente por el hecho de portar el mismo apellido, sino que es algo que se construye con el compromiso de sus miembros, puesto que “cada uno según su propio don, tienen la gracia y la responsabilidad de construir, día a día, la comunión de las personas, haciendo de la familia una escuela de humanidad más completa y más rica” (Familiaris Consortio 21). Es una tarea de todos, que inicia con la dedicación de los cónyuges, y luego se extiende con la disponibilidad de los hijos y demás familiares para aportar su “granito de arena” con el fin de fortalecer la fraternidad familiar.
15| Evangelizar
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Pensar en comunión, es pensar en algo divino, porque Dios es comunión y amor (Cfr. CEC. 2331). Es quien realiza en definitiva la unidad. Toda familia que permanece en el amor de Dios garantiza su unión. Para ello se hace necesario que la familia frecuente los sacramentos, de manera especial, la Reconciliación y la Eucaristía. Respecto a la pregunta ¿cómo se lleva a cabo la unidad o la comunión en la familia? Podríamos pensar que esta radica exclusivamente en los vínculos naturales de la carne y la sangre que existen entre los miembros. Porque somos hijos de un mismo padre o de una misma madre. Sin embargo, la comunión así pensada, puede ser una visión reduccionista. La comunión familiar compromete mucho más. Se trata de un vínculo que se hace más fuerte cuando está fundamentado en el amor; el cual, “anima las relaciones interpersonales de los diversos miembros de la familia, constituye la fuerza interior que plasma y vivifica la comunión y la comunidad familiar” (Familiaris Consortio 21). El amor une la familia, y es en ella donde este se vive a plenitud.
SOCIAL
Por: Cristina Suarez - psicóloga Pastoral Social
El consumo de sustancias psicoactivas marca diferencias en el impacto personal, social y cultural, específicamente hablando del rol del hombre y de la mujer frente al consumo de drogas y el tratamiento a esta problemática de salud. La mayoría de culturas han establecido una diferenciación de los roles sociales entre los sexos, llegando a considerarlos no solo diferentes, sino, a menudo, antagónicos; las diferencias biológicas tales como el embarazo en mujeres o la mayor fuerza física de los hombres, han determinado la asignación de los roles tradicionales característicos de hombres y de mujeres, tanto en el plano educativo, como en los ámbitos familiares, laborales e incluso en las relaciones de poder. (Stocco, Llopis, DeFazio, Calafat & Mendes, 2002).
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Hablar de consumo de drogas en mujeres resulta extraño y escaso, incluso cuando se compara con los porcentajes de consumo entre hombre y mujer, pareciera ser exclusivo de los hombres, esto por múltiples variables enmarcados en las diferencias de género. Cabe aclarar que se han encontrado diferencias en su uso, abuso y dependencia, pero no en la razón plena de iniciar el consumo por el hecho de ser hombre o mujer; mas allá, el aspecto biológico ha marcado diferenciación en el modo de consumo, edad de inicio, recaídas, motivaciones o aspectos que detienen la intención de hacer un proceso de rehabilitación.
Por eso, a la hora de hablar de un proceso de atención al consumo de drogas en el ámbito femenino, se deben entablar propuestas diferenciadoras; Allen (1994) afirma que a pesar de que el número de adictos hombres es mayor, las mujeres adictas sufren más efectos indeseables de las drogas que los hombres, pues la adicción en las mujeres implica riesgos más altos y tiene repercusiones graves en sus niños; además, estas mujeres serían, con frecuencia, víctimas de abuso sexual y físico. Otra de las circunstancias diferenciadoras que parece estar asociada con la adicción en las mujeres, es la alta incidencia de diagnósticos duales, en particular de desórdenes afectivos y de ansiedad. Según los estudios de Stocco, las mujeres consumen cantidades más bajas de drogas pero desarrollan una adicción más rápida; por el contrario, el proceso de recuperación es más lento en mujeres, pues a los hombres se les facilita la decisión de hacer el proceso de rehabilitación cuando hay intención, mientras que para las mujeres conlleva un proceso de acompañamiento más integral por la relación de necesidad de cuidado con sus hijos y el desligue familiar mientras dura el proceso; además, existe mayor rechazo social y menor apoyo familiar durante el tratamiento, guarda relación con la concepción social y cultural de la mujer. En resumen, la adicción en las mujeres parece tener características diferenciales respecto a los varones, marcadas fundamentalmente en que la adicción en las mujeres desarrollan una gravedad mayor, que tienen consecuencias familiares y sociales más señaladas y en una dificultad añadida a la hora de intentar abandonar el consumo. Es así que, sobre la base de estos roles y expectativas de género, el consumo y abuso de drogas adquiere en las mujeres un rumbo y un desarrollo específico, que hay que interpretar a través de una perspectiva definida; así mismo, no se puede dejar a la deriva su tratamiento y en el imaginario social esta problemática que cada día coge más fuerza. En este sentido, la Fundación Pastoral Social, en convenio con la subsecretaria de Bienestar Social del municipio de Rionegro y la Corporación Oasis, buscan atender y acompañar a los hombres y mujeres que deseen realizar un proceso de rehabilitación al consumo de sustancias psicoactivas. Si desea obtener información puede comunicarse a los siguientes números: 531 5252 – 531 7999 - 569 0891 320 590 9790 – 312 218 8175 – 314 798 6402
16| Junio
Parte 14
EL TRABAJO, DON Y OBRA DE DIOS DONADO AL SER HUMANO Las conferencias episcopales latinoamericanas desde la 2ª MEDELLÍN Consejo Episcopal Latinoamericano 1968 Este encuentro nos lleva a recomendar, con no menor calor, otra categoría de seres humanos sea o no fieles: los trabajadores del campo, de la industria y todos los demás oficios. Hay diócesis que han puesto a disposición de las poblaciones necesitadas las propiedades de terrenos que les quedaban; es un ejemplo que merece alabanza, imitación de la pobreza de Cristo. (Discurso inaugural, papa Pablo VI).
MEDELLÍN (Conclusiones) “En el mundo de hoy la producción por el trabajo, encuentra su expresión concreta en la empresa, tanto rural como industrial, que constituye la base fundamental y dinámica, del proceso económico global. El sistema empresarial latinoamericano y por él la economía actual, responden a una concepción errónea sobre el derecho de propiedad de los medios de producción y sobre la finalidad misma de la economía. La empresa es comunidad de personas, unidad de trabajo que necesita de capitales para producir sus bienes” (Fundamento doctrinal 10). “La organización sindical campesina y obrera a la que los trabajadores tienen derecho, deberá adquirir suficiente fuerza y presencia en la estructura intermedia profesional. Sus acciones tendrán una fuerza solidaria y responsable, para ejercer el derecho de representación y participación en los niveles de la producción y de la comercialización nacional, continental e internacional… El proceso de industrialización es irreversible y necesario para preparar una independencia económica e integrarse en la moderna economía mundial. Será un factor decisivo para elevar los niveles de vida de nuestros pueblos y proporcionarles mejores condiciones para el desarrollo integral” (M.C. 12, 15). “La modernización, reflejo de los sectores más modernos de la sociedad latinoamericana, se manifiesta en fenómenos de movilidad, socialización y división del trabajo. Los grupos y ambientes fundados sobre el trabajo, la profesión o función, constituyen en nuestros días los centros más importantes de decisión en los procesos de cambio
social y los focos donde se condensa al máximo la conciencia de trabajo de nuestra comunidad” (M.C. 10-3)
PUEBLA Consejo Episcopal Latinoamericano 1979 La misión de la Iglesia en el continente exige objetivos de hacer siempre más vivo y eficaz, el con tributo original que la Iglesia tiene el deber de ofrecer el bienestar, a la armonía, a la justicia y a la paz de estos pueblos. En defensa de las familias, la Iglesia se compromete por la doctrina y la pastoral del trabajo, a dar ayuda a los gobiernos para que pongan como punto clave su acción inteligente, audaz, perseverante, pues ahí se encuentra la esperanza del continente. (San Juan Pablo II. Discurso inaugural).
PUEBLA (Documento conclusivo) “Cristo hoy nos lleva a la participación del misterio de Foto: Cathopic Dios. Nos hace capaces de vivificar nuestra actividad con el amor y de transformar nuestro trabajo y nuestra historia en un gesto litúrgico, o sea, ser protagonistas con Él, de la construcción de la convivencia y la dinámica humana del trabajo, que reflejan el misterio de Dios y constituyen su gloria viviente”. (P. 213). “Celebrar la fe en la liturgia con expresiones culturales y del trabajo, según una sana creatividad. Promover adaptaciones adecuadas de maneras particular a los grupos étnicos y al pueblo sencillo… Promover las obras que fomenten la santificación del trabajo y la oración de los enfermos e impedidos” (P. 940, 956). “Los bienes y riquezas del mundo por su origen y naturaleza, según la voluntad del Creador, son para servir efectivamente por el trabajo a la utilidad y provecho de todos; a cada uno le compete un derecho primario y fundamental, absolutamente inviolables, usar por el trabajo solidariamente los bienes en la medida de lo necesario, para una realización digna de la persona humana” (P. 492). “En el trabajo es devastadora una industrialización descontrolada y una urbanización que va tomando proporciones alarmantes. El agotamiento de los recursos naturales y la contaminación del ambiente son un problema dramático. Hay que hacer una profunda revisión del trabajo y de la tendencia consumista de las naciones y pueblos más desarrollados; hay que tener en cuenta las necesidades elementales de los pueblos pobres que forman la mayor parte del mundo” (P. 496).
17| Evangelizar
EDUCATIVA
Por: Pastoral Educativa
“Cualquier cambio requiere un itinerario educativo para construir nuevos paradigmas capaces de responder a los desafíos y emergencias del mundo contemporáneo, para comprender y encontrar soluciones a las exigencias de cada generación y hacer florecer la humanidad de hoy y de mañana”. (Videomensaje del papa Francisco en el lanzamiento del Pacto educativo, 12/09/19)
En medio de esta situación coyuntural que vivimos como humanidad y de forma particular como colombianos, se hace necesario dejar resonar el llamado del papa Francisco a “seguir todos juntos, cada uno como es, pero siempre mirando juntos hacia delante, hacia esta construcción de una civilización de la armonía, de la unidad”. Hoy el mundo está en crisis, pues está roto lo que el Papa ha llamado el pacto educativo; que se da entre la familia, la escuela, la patria y el mundo, la cultura y las culturas. En este texto reflexionaremos sobre la necesidad de restaurar el pacto educativo y cómo hacerlo desde la familia. Podríamos entender la palabra restaurar desde dos acepciones: arreglar los desperfectos de una obra de arte, un edificio u otra cosa o poner una cosa en el estado o estimación que antes tenía. Estas dos definiciones nos permiten concluir que solo se restaura algo, cuando se ven luces de esperanza en que algo puede llegar a ser como antes. Restaurar empieza a ser una realidad desde casa y en familia, pues es esta célula vital de la sociedad, quien hoy esta fracturada y requiere ser sanada de raíz para poder reconstruir el pacto educativo. ¿Y por qué es tan importante y necesario restaurar la familia?
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La familia es el entorno principal donde cada uno de nosotros socializa, se desarrolla y va creciendo. Esta es la célula principal de la sociedad, donde se aprenden los valores y la práctica de estos constituye la base para el desarrollo y progreso de la sociedad.
Es, quizá, el único espacio donde nos sentimos confiados, plenos; es el refugio donde nos aceptan y festejan por lo que somos, sin importar la condición económica, cultural, intelectual, religión a profesar o preferencia sexual. La familia nos cobija, apoya, nos ama y respeta. La familia es considerada como el lugar primario de la humanización de la persona y de la sociedad y cuna de la vida y del amor. Es aquí donde los hijos aprenden las primeras y más decisivas lecciones de la sabiduría práctica a las que van unidas las virtudes. La familia es tan importante para la formación de cada persona, que es un espacio en el que sus integrantes pueden conocerse y aprender a respetarse en las relaciones interpersonales, reconociéndose el uno al otro como dos realidades socioculturales que se integran para contribuir al mundo común: lo nuestro, a pesar de las diferencias. En la familia, por tanto, la entrega recíproca del hombre y de la mujer unidos en matrimonio, crea un ambiente de vida en el cual el niño puede desarrollar sus potencialidades, hacerse consciente de su dignidad y prepararse para afrontar su destino único e irrepetible. Se plantea, por lo tanto, contribuir a la restauración del pacto educativo desde la familia a través de las siguientes prácticas: • Poner en el centro de toda decisión familiar a la persona, rechazando la cultura del descarte. • Escuchar la voz de los niños, adolescentes y jóvenes, para construir un futuro de justicia y de paz, y una vida digna. • Fomentar desde la familia la plena participación de las niñas y de las jóvenes en diferentes espacios sociales. • Educar para acoger, abriéndonos a los más vulnerables y marginados. Aunque si bien la educación es siempre un acto de esperanza que, desde el presente, mira al futuro, es necesario que las familias consoliden en los niños los principios necesarios para contribuir en la construcción de un mundo más humano.
18| Junio
“¿De qué sirve una liturgia de la palabra y su comentario en la homilía, si no nos hace arder el corazón?”.