Evangelizar 098 - Abril 2022

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FOTO: kasosita / Cathopic

“Se encontraban por entonces en Jerusalén judíos piadosos

venidos de todas las naciones de la tierra”

Hch 2, 5

ISSN 2590-8359

Edición 98 Abril 2022

Revista de ayudas pastorales Diócesis de Sonsón Rionegro diosonrio

Diosonriocol


FOTO: Annett_Klingner / Pixabay

Caminar según el Espíritu es tener la dulzura con el hermano al corregirlo y vigilar sobre nosotros mismos con humildad para no caer nosotros en el pecado


SANTO DEL MES

San Jorge Por: Pbro. Eduard Ferney Trujillo Ortiz Delegado de Movientos Eclesiales

FOTO: Museo del Prado

J

Mons. Fidel León Cadavid Marín Asesor general

Pbro. Hugo A. Zuluaga Salazar Director general

Delegados de Pastoral Consejo editorial

Vicaría de Pastoral Coordinador general

Javier A. Ocampo Zuluaga Corrección de estilo

Joseph D. Henao Bedoya Diseño y diagramación

Sugerencias

diseno@diosonrio.org.co vipastoral@diosonrio.org.co Revista Evangelizar Edición 98 - Abril 2022 Curia Episcopal Diócesis de Sonsón Rionegro Calle 51 No. 47 - 31 Tel: 604 531 52 52

orge fue trasladado de una milicia a otra, pues dejó su cargo en el ejército, cambiándolo por la profesión de la milicia cristiana y, con la valentía propia de un soldado, repartió primero sus bienes entre los pobres, despreciando los bienes del mundo, y así, libre y dispuesto, se puso la coraza de la fe y, cuando el combate se hallaba en todo su fragor, entró en él como un valeroso soldado de Cristo. (Sermón 3, sobre San Jorge: PL 144, 567-571. De los sermones de san Pedro Damiani, obispo). Venerado por millones de personas, San Jorge es el patrono de Inglaterra, Portugal, Georgia, Bulgaria y Etiopía. Fue un soldado que vivió entre 275 o 280 y el 23 de abril de 303, día por el cual se celebra su santoral. Cuenta la leyenda que, tras la muerte de su padre Geroncio, oficial del ejército romano, Jorge se trasladó con su madre Policronia hasta la ciudad de Lydda, en la actualidad Lod, en Israel. Allí fue educado en la fe cristiana y tras alcanzar la mayoría de edad se enroló en el ejército. Gracias a su enorme carisma, Jorge desarrolló una prominente carrera y antes de cumplir los 30 años fue destinado a Nicomedia como guardia personal del emperador Diocleciano (284-305). Relación que terminaría por costarle la vida.

La festividad de hoy, queridos hermanos, duplica la alegría de la gloria pascual, y es como una piedra preciosa que da un nuevo esplendor al oro en que se incrusta

En 303, un edicto del emperador autorizaba la persecución de los cristianos por todo el imperio. Esta orden continuó con Galerio (305-311). Al recibir órdenes para participar en dicha tarea, Jorge se confesó como cristiano y así fue que el emperador ordenó que lo torturaran para que declinara en su actitud, algo que no ocurrió. Por orden del emperador, Jorge fue decapitado frente a las murallas de Nicomedia el 23 de abril de 303. El cuerpo del mártir fue enviado a Lydda (Palestina) para que fuera enterrado. En el año 494, Jorge fue canonizado por el papa Gelasio I. Recién en el siglo IX se populariza la leyenda de San Jorge a caballo como vencedor de un dragón que atemorizaba a toda una población. Así es como, limpios de las manchas del antiguo pecado y resplandecientes por el brillo de la nueva conducta, celebramos dignamente el misterio pascual e imitamos realmente el ejemplo de los santos mártires. Referencia: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/

Diócesis de Sonsón Rionegro 3


FORMACIÓN BÍBLICA

Galatas 4, 4

nacido bajo la Ley Por: Pbro. Jesús Antonio Ocampo Múñoz

Formador Seminario Nacional Cristo Sacerdote, La Ceja

Nacido bajo la Ley pone de relieve que el Hijo no solo vino como hombre, sino que también nació en el seno de un pueblo, de una nación: del pueblo judío; por tanto, bajo las obligaciones de la ley mosaica, cuyo cumplimiento no desestimó. Resulta probable que Pablo tuviera presente, cuando redactaba su epístola, algunas palabras de la tradición evangélica: “No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud” (Mt 5,17-18). Sin embargo, la idea que Pablo se hace de Jesús en relación a la Ley no coincide con la que se expone en Mt 5,17. Para Pablo, Jesús mismo, en cuanto Mesías, era el finalizador de la Ley, pues la Ley se ordenaba a Cristo como su consumador. El apóstol expone cómo la Ley no tiene función salvadora, la época de la Ley fue una etapa provisoria e inmadura para los menores, es decir, para el pueblo de Israel, que no disfrutaba de los derechos de los hijos. Fue solamente una pedagoga hasta Cristo, cuando seríamos justificados por la fe (Gal 3,23-24; Rom 4,13-14). En estos pasajes se compara a la Ley con el esclavo que en el mundo helenístico llevaba al niño a la escuela y lo recogía a la salida, y que también se encargaba de vigilar sus estu4 Nuestra Misión Evangelizar

dios. Esta comparación señala que la Ley cumplió su función durante el tiempo de espera que debía transcurrir hasta que los menores, alcanzaran la mayoría de edad. Llegados a la adultez todos se podían constituir en herederos, es decir en hijos de la promesa hecha a Abrahán: “El Señor dijo a Abrahán: Haré de ti una gran nación, te bendeciré, haré famoso tu nombre y serás una gran bendición… y en ti serán bendecidas todas las familias de la tierra” Gén 12, 1-3

Pablo subraya el carácter provisional de la Ley, al insistir que fue añadida a la herencia, cuatrocientos treinta años después de las promesas originales a Abrahán (Gal 3,17; Ex 12,40). Como la Ley vino en segundo lugar, con ello se demuestra que realmente era inferior a las promesas, y que en modo alguno podía anularlas. En consecuencia, con el cumplimiento de las promesas mesiánicas, todos se convierten en herederos, en hijos libres, puesto que la Ley es ineficaz y caduca: no puede comunicar la vida. Solo la fe en los méritos de la encarnación de Jesús otorga la justificación y anula la práctica de las obras de la Ley. Tanto judíos como griegos quedan justificados no por las obras de la Ley, sino por la fe en Cristo Jesús.

Serie radial para la

Semana Santa 2022

FOTO: Cristo en la casa de María y Marta. David Lindsley

N

acido de mujer es el vocablo que Pablo utilizó para afirmar que Aquél que había sido enviado por Dios era verdadero hombre, uno como nosotros, como aquellos a los que se dirigía en su carta. El nacimiento de Jesús en la condición humana de la debilidad, en la plenitud de los tiempos, constituye la inserción real del Hijo de Dios en la historia de la humanidad. Pablo insiste en la encarnación, por cuyo acontecimiento llegó a su fin la era de la Torá (la Ley) y la espera de las promesas mesiánicas.

FOTO: Milagro de los panes y los peces. Giovanni Lanfranco

Nacido de mujer,


FORMACIÓN CATEQUÉTICA

Presentación de

los confirmandos

“Se encontraban por entonces en Jerusalén judíos piadosos venidos de todas las naciones de la tierra” Hch 2, 5 Fruto:

Por: Hna. Claudia Toloza Jurado

Mansedumbre

Delegada para la Catequesis

Durante el rito de la confirmación hay diversos momentos en que los candidatos al Sacramento son presentados. Cuando el responsable los presenta ante el obispo y dice su nombre, cuando junto con los padrinos se acercan para recibir la unción, y el momento mismo de la unción con el Santo Oleo. La presentación de los candidatos implica, antes que nada, un reconocimiento personal de la Iglesia de quienes aspiran a ser Confirmados dentro de ella; y, a la vez, es un acto comunitario; es junto con otros que se convoca, se llama y se presenta a cada uno. Este momento crea relaciones comunitarias, comunicacionales y dialógicas que buscan ser un momento de revelación de Dios a la comunidad cristiana, que una vez más, en cabeza de su pastor, acoge a quienes libremente han expresado deseos de pertenecer a ella, asumiendo el ser testigos y defensores de la fe. Normalmente se llama a cada uno por su nombre delante del obispo; pero, si son muchos, el párroco, o encargado, hace una presentación general de todos los candidatos.

El ser presentado evoca el llamado que el mismo Señor hizo a sus discípulos a ser sus seguidores (Mc 3,13-19), o a ser trabajadores de su viña (Mt 22). En el libro de los Hechos de los Apóstoles, Pedro presenta a la comunidad la necesidad de restaurar el número de los apóstoles que Jesús había establecido al principio; de modo que la comunidad postula a dos candidatos; José, llamado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Matías (Hc 1,23) y para su elección se acude a la oración. Así se manifiesta que la pertenencia a la comunidad implica presentar a los aspirantes que deben, en principio, cumplir un perfil para su aceptación; y que la aprobación de esta presentación exige oración y deliberación comunitaria. Es un gran compromiso para la comunidad parroquial, quien, en nombre de su párroco, presenta al obispo, a los candidatos que creen idóneos para el sacramento.

FOTO: Parroquia La Asunción Marinilla /Facebook

Ser presentados, un gran compromiso

Llamados a vivir la MANSEDUMBRE El término “manso” usado aquí significa literalmente dulce, suave, gentil, no violento. La mansedumbre se manifiesta en los momentos de conflicto, se puede ver por la forma en que se reacciona a una situación hostil. Cualquiera puede parecer manso cuando todo está tranquilo, pero ¿cómo reacciona “bajo presión” si es atacado, ofendido, agredido?¹ La Biblia llama manso al que no tiene propiedad de la tierra, por eso es significativo que una de las bienaventuranzas diga que los mansos “heredarán la tierra”. Ser bienaventurados por ser mansos implica tener una fuerza interior para no dejarse llevar por emociones ni sentimientos, sino ser capaces de moderarse y ordenarse en el actuar. También exigirá estar en continua actitud de aprendizaje ante las distintas situaciones que tenga que afrontar. Este fruto ayudará a la persona a vivir en sobriedad y dócilmente, reconociendo en el otro a un hermano, porque lo valora como hijo de Dios. ¹ https://odnmedia.s3.amazonaws.com/files/Catequesis-sobre-las-bienaventuranzas-Papa-Francisco2 0201202-163658.pdf

Diócesis de Sonsón Rionegro 5


FORMACIÓN LITÚRGICA

Catequesis #7 sobre la función educativa del rito eucarístico

Mobiliario litúrgico del templo “Hizo asimismo una pila de bronce, con su base de bronce, además de los espejos de las mujeres que servían a la entrada de la Tienda del Encuentro” Éx 38, 8 Por: Pbro. Carlos Andrés Giraldo Gómez Formador Seminario Nacional Cristo Sacerdote, La Ceja

FOTOS: Diócesis de Sonsón Rionegro

La estética del altar y su significado Además del altar, hay otros elementos que, podríamos decir, se subordinan a él, como ya dijimos en el artículo anterior. En efecto, son muchos los elementos, espacios y muebles que han entrado a formar parte del rito sagrado y que a pesar de no entrar en relación directa con el altar del sacrificio, están al servicio de la acción cultual, es decir, de la celebración litúrgica en donde, como ya hemos notado, el altar tiene un rol central por ser escenario del sacrificio que se ofrece a Dios. Algunos testimonios de la liturgia de Israel En los últimos 5 capítulos del libro del Éxodo (35-40) se nos narran las disposiciones litúrgicas para realizar el culto en la tienda del encuentro. Dichas disposiciones se verán completadas ámpliamente en el libro del Levítico, aunque enfatizando más en el modo y disposiciones para realizar los sacrificios y en la pureza ritual que se debe observar y no tanto en la disposición del mobiliario litúrgico. Volviendo a las ya mencionadas disposiciones de Moisés para realizar el culto en la Tienda del Encuentro, se puede notar que además del altar, se van necesitando de otros elementos que entran a formar 6 Nuestra Misión Evangelizar

parte del culto en virtud del sacrificio que se ofrece a Dios. En efecto, desde el capítulo 35 el libro del Éxodo relata la invitación que se hace a los fieles a colaborar con los materiales para poder construir un espacio sagrado y realizar un mobiliario litúrgico digno: “Todas las personas expertas entre vosotros, que se presenten para hacer cuanto ha mandado el Señor: la Morada con su tienda y cubierta, broches y tablones, travesaños, columnas y bases, el Arca con sus varales, el propiciatorio y el velo que lo cubre, la mesa con sus varales y todos sus utensilios, los panes presentados, el candelabro con sus lámparas, utensilios y el aceite para el alumbrado, el altar del incienso con sus varales, el óleo de la unción, el incienso perfumado y la cortina colocada a la entrada de la Morada, el altar de los holocaustos con su rejilla de bronce, sus varales y todos sus utensilios” (vv. 10-16). Notamos, pues, cómo además del altar y de los utensilios a su servicio, se van creando otros “pequeños” altares y muebles: para el incienso, para los perfumes, para los panes… etc., lo que va enriqueciendo todo el mobiliario del que venimos hablando. No sucede de modo diverso en la liturgia cristiana. También nosotros hemos enriquecido de modo notable el mobiliario litúrgico, a tal punto que los espacios se han tenido que multiplicar FOTO: Diócesis de Sonsón Rionegro

para contenerlo y utilizarlo: pilas bautismales o bautisterios, pilas para el agua bendita, altares laterales para la celebración eucarística (poco usuales después de las disposiciones del Concilio Vaticano II), altares con imágenes dedicadas a los santos titulares o patronos, bases para el cirio pascual y otros candelabros, ambones y atriles, púlpitos (también estos en desuso), confesionarios, la sede y las demás sillas de los concelebrates (de reciente usanza), entre otros muebles que van apareciendo o desapareciendo según las adaptaciones que la liturgia misma vaya viendo necesarias. Redescubrir el sentido de dichos elementos El objetivo de estas catequesis es ayudar a vivir mejor la liturgia. Hoy enfatizamos en la necesidad de redescubrir el sentido de todo el mobiliario litúrgico que está al servicio de la celebración de los sagrados misterios. Todo está enfocado en servir mejor al Santo Sacrificio que se ofrece en el altar, por tanto, no son meros adornos u obras de arte, sino espacios y muebles que nos ayudan a vivir una acción litúrgica más consciente y viva, recordando el “culto en espíritu y en verdad” (Cf. Jn 4,23) que todos estamos llamados a ofrecer.


TRIBUNAL ECLESIÁSTICO

La sinodalidad

en los tribunales de la Iglesia Por: Pbro. Carlos Mario Gómez Gómez Juez del Tribunal Eclesiástico Diocesano

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l camino sinodal que estamos recorriendo interpela también al ámbito judicial y nuestra misión al servicio de las familias, especialmente de las que están necesitadas del bálsamo de la misericordia. Si bien el trabajo sinodal no tiene un carácter estrictamente procesal, debe ser puesto en diálogo con la actividad judicial, a fin de promover un replanteamiento más general de la importancia de la experiencia del proceso canónico para la vida de los fieles que han experimentado una ruptura matrimonial y al mismo tiempo, por la armonía de las relaciones en el seno de la comunidad eclesial. El Papa Francisco nos invita a recorrer un camino de escucha, diálogo y encuentro, tras la preparación del sínodo sobre “la sinodalidad de la Iglesia”, previsto para el 2023. Desde el mes de octubre de 2021 la Iglesia universal está viviendo un proceso de escucha, en el que el pueblo de Dios está expresando su sentir sobre la Iglesia iluminada por el Espíritu Santo, se está redactando los aportes del primer paso llamado: “Consulta sinodal” (Comunión, participación y misión). El objetivo es escuchar juntos la Palabra de Dios, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, escuchándonos unos a otros y discernir los signos de los tiempos. La sinodalidad designa ante todo el estilo peculiar que califica la vida y la misión de la Iglesia, expresando su naturaleza de caminar juntos con la ayuda del Espíritu Santo y de anunciar el Evangelio. Debe expresarse en el modo ordinario de vivir y obrar de la Iglesia.

Ante todo, la sinodalidad implica caminar juntos. Todos los participantes están llamados a contribuir en el mismo objetivo, el de arrojar la luz sobre la verdad del matrimonio, llegando a la conclusión sobre la existencia o no de un verdadero vínculo matrimonial. En el mismo sentido de la búsqueda compartida debe caracterizar cada fase del proceso sinodal. La marcha conjunta hacía el juicio se aplica a las partes, a sus defensores del vínculo, a los testigos que son llamados a declarar conforme a la verdad, los peritos que ponen sus conocimientos al servicio del juicio y de manera especial a los jueces. El ministerio de la verdad adquiere su significado particular en los Obispos, cuando juzgan en primera persona, especialmente en el proceso más breve y cuando ejercen su responsabilidad en sus propios tribunales, manifiestan así también su paternal solicitud hacía los fieles. La sinodalidad en los juicios implica un ejercicio constante de escucha. Como en otros ámbitos de la pastoral, también en la actividad judicial debe fomentarse una cultura de escucha, condición indispensable para una cultura del encuentro. El juicio también requiere atentamente lo argumentado y demostrado por las partes. De particular importancia es la investigación preliminar (prejudicial) encaminada al esclarecimiento de los hechos. Requiere paternidad pastoral.

Otro aspecto de los procesos judiciales es el desconocimiento, porque el sínodo no es solo pedir opiniones, no es una consulta: lo que uno dice es parte del desconocimiento. Es un desconocimiento basado en caminar juntos y en la escucha y que permiten leer la realidad del matrimonio a la luz de la palabra de Dios y el magisterio de la Iglesia. El resultado de este camino es el juicio, fruto del cuidadoso discernimiento que conduce a la verdad autorizada sobre la experiencia personal, destacando así los caminos que pueden abrirse desde allí. El juicio, por tanto, debe ser comprensible para las personas implicadas. Solo así se convertirá en un momento de especial significación en su camino humano y cristiano. Finalmente, el Papa Francisco anima, por tanto, a proseguir con fidelidad y renovada laboriosidad el ministerio eclesial al servicio de la justicia, inseparable de la verdad, y en última instancia de la salvación de las almas. Esta obra manifiesta el rostro misericordioso de la Iglesia.

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RELIGIOSIDAD POPULAR

Abril SÁBADO 2 · Encuentro vicarial de catequistas (La Inmaculada Concepción) · Jornada cuaresmal para el SINE · Retiro espiritual de parejas JUEVES 7 · Misa Crismal † SÁBADO 9 · Día de la memoria y la solidaridad con las víctimas del conflicto armado

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DOMINGO 10 · 10 - 17 Semana Santa † MIÉRCOLES 13 · Retiro espiritual para alcaldes y funcionarios públicos MARTES 26 · Encuentro de humanización de los servicios de salud: “El arte de sanar” JUEVES 28 · Primer encuentro de Centros Misionales VIERNES 29 · Jornada Pascual para el personal de la Curia diocesana SÁBADO 30 · Convivencia de aspirantes al seminario mayor · Curso de actualización para ministros extraordinarios de la comunión · Encuentro formativo para voluntarios de pastoral penitenciaria

Fecha:

7 de abril

Hora:

10:00 a.m.

Cocatedral:

San Nicolás El Magno, Rionegro

Mensaje de Mons. Fidel León Cadavid Marín en la presentación del directorio de pastoral sacramental

C

on inmensa alegría como diócesis hemos recibido la socialización del directorio de pastoral sacramental para el territorio de la Diócesis de Sonsón Rionegro. A continuación, algunas de las palabras de presentación que hace nuestro obispo diocesano. Muy queridos hermanos, nos complace y nos llena de esperanza poner en sus manos estas orientaciones para la pastoral sacramental y litúrgica de la Diócesis de Sonsón Rionegro. Nuestra Iglesia diocesana ha tenido una fecunda historia, riqueza en sus miembros y en sus vivencias comunitarias, celebrativas y pastorales. Dentro de ese dinamismo, llevamos varios años deseando ahondar en el campo de la vida pastoral litúrgica, para tener unos elementos de profundización y cohesión que nos permitan reflexionar, organizar y evaluar la pastoral sacramental diocesana. Muchas personas, a las cuales doy mi agradecido reconocimiento, han aportado a este estudio serio, paciente y responsable, desde las disciplinas teológica, pastoral, catequética, canónica, litúrgica, a la par del aporte recibido por la reflexión conjunta del presbiterio diocesano, de los religiosos, de las religiosas y de los laicos. El resultado es este documento – que esperamos pueda responder a una serie de inquietudes de los sacerdotes, agentes evangelizadores y catequistas – pueda evitar confusiones en el pueblo fiel por la variedad de prácticas en la preparación y celebración de los sacramentos. No se ofrece nada distinto a lo que nos aporta la experiencia secular de la Iglesia y su rico Magisterio, y la luz que nos brinda la praxis sacramental de la Diócesis de Sonsón- Rionegro y las necesidades que nos plantea una reali8 Nuestra Misión Evangelizar

dad que siempre se está transformando. No se trata de meras normas para cumplir por cumplir. Se trata de hacer las cosas según el querer de la Iglesia y para su bien, de favorecer la digna y fructuosa celebración de los misterios sagrados y encontrar en la celebración litúrgica un elemento para mostrar que la Iglesia es “Una”. Ya el Concilio nos coloca ante la centralidad y grandeza de las celebraciones sagradas: “Toda celebración litúrgica es obra de Cristo Sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, por lo tanto, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo titulo y el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia”. Preservar esta “acción sagrada por excelencia”, brindarle la reverencia y el respeto que se merece y evitar desviaciones es un compromiso ineludible de toda la Iglesia particular, pero en especial de los ministros consagrados, “administradores de los sagrados misterios”. Es que en torno a la celebración de los Sacramentos pueden presentarse – por caprichos y gustos personales o por ignorancia – desmanes, abusos, desvío hacia lo mágico, negocio económico y una carga social muy alta, por la cantidad de cosas que la cultura emergente ha introducido en estas celebraciones. Nuestra tarea como evangelizadores y como custodios de la liturgia de la Iglesia, es alertar a la comunidad cristiana en general, a los padres de familia y catequistas, y a quienes van a recibir los sacramentos, sobre estos elementos sobreañadidos con el tiempo y las costumbres, que distan muchas veces del mensaje evangélico y del sentir de la Iglesia. Tenemos la tarea de revisar la praxis y devolver a las celebraciones su autenticidad, profundidad y sencillez evangélica


Con el Apoyo del P. Hernán Darío Cardona S.D.B.

Domingo 3 de abril

EVANGELIO DEL DOMINGO

Quinto Domingo de Cuaresma “El que esté sin pecado que tire la primera piedra” Primera Lectura: Del libro de Isaías 43, 16-21 Salmo 125: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos Segunda Lectura: De la segunda carta del apóstol san Pablo a

alegres”

los Filipenses 3, 8-14 Del santo Evangelio según san Juan 8, 1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?». Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?». Ella contestó: «Ninguno, Señor». Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Palabra del Señor

Evangelio:

Pautas de reflexión En este texto del Evangelio, como lo escuchamos tantas veces, están de frente una mujer acusada injustamente y la misericordia compasiva en Jesús. La persona condenada a la lapidación era tirada a una fosa y, al menos, los dos testigos de la acusación lanzaban una piedra grande para golpear en el pecho, en el corazón y matar a la persona condenada. Jesús pregunta: ¿Quién va a lapidarla? Quien esté sin pecado ejecute la sentencia. Jesús se inclina de nuevo, quizá porque el número de personas alejadas de Dios es amplio. Quienes albergan sentimientos de muerte, según Jeremías, ya están muertos en vida. Quienes acusan a la mujer son celosos defensores de la ley, y el Deuteronomio exigía que, en caso de adulterio, también el varón estaba condenado y debía ser lapidado. Pero en este caso el varón no aparece. ¿Está cubierto

por una ley formulada solo por varones? O ¿hay un acto deliberado de injusticia con la mujer? Quienes escuchan a Jesús se retiran uno por uno, al inicio estaban compactos para acusar, pero para escapar cada uno toma su rumbo, comenzando por los ancianos. Ancianos aquí no significa “los más viejos en edad”. La palabra griega “presbítero” indica los integrantes del sanedrín, la máxima instancia jurídica del judaísmo, si bien, bajo la tutela de los dominadores romanos. El sanedrín emitía la sentencia del juicio. Todos se van y queda solo la mujer que estaba en medio de todos y queda con Jesús. Y viene la frase escandalosa que la misma comunidad cristiana, al principio, se resistió a aceptar: Mujer, ¿dónde están tus acusadores? No hay ninguno dice la mujer. Jesús le dice: “Mujer”, es decir, mujer desposada. Jesús le recono-

ce su dignidad y su identidad, mientras para escribas y fariseos era “esa que está aquí”. Según san Agustín, están frente a frente la misericordia y la miseria. Jesús es el único sin pecado quien podía lanzar la gran piedra sobre el pecho de la mujer, pero Jesús dice “Tampoco yo te condeno; vete, y de ahora en adelante no peques más”. Jesús no condena, sino que elimina el pecado. Jesús no perdona a la mujer, ella ya estaba perdonada. Jesús no lanza la gran piedra de la muerte, sino que regala su Espíritu de vida, su Palabra como alimento de la existencia. Jesús le comunica la fuerza para volver a vivir. Estos versículos escandalosos, por siglos, no fueron aceptados por algunas comunidades. Es difícil aceptar este amor de Jesús, pero así es el Abba, Padre, de Jesús. Con esta fuerza amorosa del Padre, Jesús y nosotros afrontamos la Pascua.

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Con el Apoyo del P. Hernán Darío Cardona S.D.B.

Domingo 10 de abril

SEMANA SANTA

Domingo de Ramos “Bendito el que viene en el nombre del Señor” Primera Lectura: Del libro dede Isaías 50, 4-7 “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Segunda Lectura: De la primera carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11 Salmo 21:

Evangelio para la procesión de ramos:

Del santo Evangelio según san Lucas 19,28-40

Pautas de reflexión Jesús envía dos discípulos a la aldea, lugar de la tradición, donde se resisten a la novedad de Jesús. Allí los discípulos hallarán un asno joven, una alusión a la profecía de Zacarías 9,9, donde se anuncia el arribo de un rey, un mesías diverso de las expectativas de todos. No es un mesías militar, con armas, carros de guerra, ni briosos caballos, sino un mesías indefenso, un Señor de paz. Para Zacarías, el mesías cabalga un asno, una cría de asna. Cuando los discípulos cumplen las instrucciones de Jesús escuchan la pregunta ¿Por qué desatan el pollino? Y ellos responden: “El Señor lo necesita”. Jesús desata la profecía con un anuncio nuevo y con la imagen de un mesías nada interesante para los poderosos. De esta manera vence la resistencia de los jefes del pueblo.

Llevan el pollino ante Jesús. Y vienen dos acciones diversas: algunos discípulos ponen sus mantos sobre el pollino, el manto refiere la identidad de la persona y sobre un pollino revela un mesías de paz, un movimiento pacífico. Pero otros, en cambio, dice Lucas: extendían sus mantos sobre el camino, una acción para aclamar un rey, signo de sumisión de parte del pueblo “puedes pisarnos”, someternos, te obedecemos, un signo de dominio. Por lo tanto, la escena genera dos actitudes opuestas: quienes comparten la presentación de un mesías de paz, y de otro lado, quienes desean un mesías dominador. Esta ambigüedad irá hasta el final, en la cruz, cuando la gente rechace un mesías sufriente. Descienden desde el monte de los Olivos, Jesús y la multitud de discípulos,

Evangelio para la Eucaristía:

alegres y alabando a Dios por los signos vistos. Una cita del salmo “Bendito aquel que viene, el rey, en el nombre del Señor” (Sal 118,26). Jesús es un Mesías de paz, el texto lucano añade “paz en el cielo” (Lc 19,38; 2,14), es el origen de dicha paz, proviene del cielo. La paz es Jesús, mesías de paz, Jesús como don que Dios da a Israel y recoge la entera humanidad. Frente a esta novedad, aceptada en parte por las gentes sencillas, pero rechazada por los líderes religiosos, los fariseos reaccionan y le piden a Jesús “reprende” a la gente. Jesús no lo hará porque la fuerza de la alegría contagiada por su Padre a la humanidad nadie podrá impedirla.

Pasión según san Lucas: 22,14-23,56

Pautas de reflexión Un argumento central en la lectura de la Pasión de Jesús, según san Lucas, consiste en poner atención a los personajes y a las reacciones de los diversos protagonistas. Entre las personas presentes, un grupo de mujeres vienen con Jesús desde Galilea (Lc 8,1-3) y llegan hasta Jerusalén, son discípulas, comprometidas y fieles; a ellas, Jesús les habla como un profeta, deben llorar y lamentarse por ellas mismas, por sus hijos; debemos llorar por nosotros mismos, porque la Cruz refleja nuestro propio mal, nuestra vida cuando hace opciones equivocadas; la pasión de Jesús se entiende desde nosotros. También aparece Simón de Cirene, como un discípulo, no hace parte de los doce, pero carga la Cruz hasta el calvario. Ante la Cruz de Jesús asoman, al menos, tres reacciones. Frente a quienes se burlan de la Cruz, Jesús les propone el servicio a los demás y no a sí mismo. Primero a los magistrados, 10 Nuestra Misión Evangelizar

ellos hacen muecas, solo creerán que Jesús es el Cristo si se salva a Él mismo. Si Jesús salva a otros y no es capaz de salvar su propia vida, entonces es un mentiroso. Segundo, a los romanos, si eres rey, debes salvarte tú solo. Ellos se burlan de la realeza de Jesús porque un rey, un emperador, no puede estar crucificado. Un crucificado no es un rey, es un remedo, es una contradicción, es un rey de burlas; estas frases remiten a las tentaciones en Lucas 4, 1-13. Los romanos quieren un mesías para su propio bien, nunca a un servidor para los demás. Pero en los evangelios, la Cruz es fuente de transformación. En esta escena el perdón del enemigo llega hasta el límite, se perdona a un asesino, ese “lestes” se convierte de sicario y de asesino en un discípulo. Jesús se encuentra crucificado en medio de dos asesinos -¿Serán dos discípulos?-, uno insulta a Jesús, el otro comprende a Jesús, incluso corrige a su compañero

y pide la experiencia del reinado a Jesús: "cuando vengas con tu reino". El segundo asesino se convierte, y en la Cruz es capaz de ver a Jesús como el Cristo y como el Rey, desde el dolor y el sufrimiento. Un poco antes, en el relato de Lucas, asomó Barrabás -que era un asesino (lestes, en griego)- y fue cambiado por Jesús. El maestro ahora perdona a un asesino, este hombre está en la Cruz por un delito grave; Jesús perdona el más grave de todos los pecados, la violencia mortal contra el hermano. Este amor mayor restaura y da la vida nueva hoy, es decir ha llegado el reinado pleno de Dios. El Evangelio de la Cruz jalona al discípulo, salva y transforma todo el ser humano, al enemigo de la sociedad, al enemigo de la humanidad, el crucificado es capaz de perdonar y salvar al peor. La Cruz es victoriosa, signo de esperanza y de vida, por ese motivo tenemos una profunda confianza en el Señor.


Con el Apoyo del P. Hernán Darío Cardona S.D.B.

Jueves 14 de abril

SEMANA SANTA

Jueves Santo “Cena del Señor”

11, 23-26

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando; ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». Jesús le replicó: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dice: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».

Palabra del Señor

Primera Lectura: Del libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14 Salmo 115: “El cáliz de la bendición es comunión de la Sangre de Cristo” Segunda Lectura: De la Primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios Evangelio: Del santo Evangelio según san Juan 13, 1-15

Pautas de reflexión Es esencial, en el relato, la comparación de los versículos 4 y 12. Al inicio del gesto, Jesús se levantó de la mesa y ahora regresa; se quitó el manto y ahora lo retoma; se ciñó a la cintura una toalla -como un delantal- pero ahora, en el v12, no desata su delantal. La toalla ceñida se transforma en el signo distintivo de la acción de Jesús y de la presencia de Dios Padre al servicio de todos. “Ustedes me llaman el Maestro y el Señor y yo soy. Si les lavé los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros” (vv13-14). La acción de Jesús no es un gesto aislado de humildad. Más bien, si los discípulos reconocen a Jesús como el Maestro, deben aprender de Él y si reconocen a Jesús como El Señor, no pueden colocarse por encima de las personas, sino a su servicio. La frase “deben lavarse” corresponde al verbo griego “opheiló” que significa ser deudor, estar obligado a pagar

una deuda. Lavar los pies, servir a los hermanos-as, no es la expresión de una virtud, o un acto de exhibición, sino una deuda contraída con los demás en el amor oblativo. Ya no se refiere, como en el libro del Levítico 19,18, a los paisanos, a los miembros del mismo pueblo, ahora entre los cristianos es el amor con todos. Dice Jesús: “Les he dado ejemplo para que ustedes hagan lo mismo en la comunidad” (Jn 13,15). Jesús no se presenta como un modelo exterior para imitar, sino como un don, una fuerza, un dinamismo, capaz de generar las mismas acciones en los discípulos y en las generaciones posteriores. El gesto de amor capacita a los seguidores de Jesús de practicar el mismo amor servicial, de ofrenda, que se entrega sin esperar nada a cambio. Jesús no hace nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre, y el Padre por el amor que tiene a su Hijo, le revela todo lo que Él hace (Jn 5,19-20) y

Jesús transmite ese dinamismo a los seres humanos para hacer las mismas obras e incluso -y este dato es sorprendente por la confianza de Jesús en nosotros- realizar obras mayores (Jn 14,12; cf. Jn 5,20). El amor de agápe, manifiesto en el servicio a los hermanos, es el único mandamiento de Jesús para los suyos (Jn 13,34) en este Evangelio. Si asumimos este criterio de vida, en el seguimiento de Jesús, seremos “bienaventurados” (Jn 13,17). En el Cuarto Evangelio solo hay dos “bienaventuranzas” vinculadas de manera estrecha entre ellas. Esta bienaventuranza del servicio (Jn 13,17) y la bienaventuranza de quienes creen sin haber visto (Jn 20,29). El servicio desinteresado, oportuno y asertivo a los demás, como expresión evangélica del amor de agápe, dará a los discípulos la posibilidad de experimentar a Jesús como resucitado.

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Viernes 15 de abril

SEMANA SANTA

Viernes Santo “Pasión del Señor”

Salmo 30: Segunda Lectura: De

Primera Lectura: Del libro de Isaías 52, 13-53,12 “Padre, a tus manos encomiendo mi Espíritu” la primera carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9 Evangelio: Pasión según san Juan 18,1-19,42

Pautas de reflexión Una de las insistencias del Cuarto Evangelio en la Pasión del Señor es mostrar a Jesús como rey, lleva la Cruz él solo y no hay en el camino al calvario escenas de emociones como en los otros evangelios. Jesús camina sin ayuda humana. Y va a morir en la hora en la cual se sacrifican los corderos de la Pascua en el templo de Jerusalén. La túnica de una sola pieza trae a la memoria la vestidura del sumo sacerdote. Jesús llevó su Cruz, es la tarea y el reto para el discípulo, la Cruz no se queda en un signo externo, lleva a una vida profunda por dentro: me amó y se entregó por mí. Por eso la Cruz nos transforma en creyentes. Y, como una auténtica contradicción, quien reconoce a Jesús como rey de los judíos es el mismísimo imperio romano. “Roma locuta, causa finita” (Roma lo dijo, la causa terminó), en las frases de Pilato. Y no solo Roma reconoce a Jesús como rey, lo hace todo el imperio, por eso se escribe en los idiomas sagrados y profanos más comunes y universales del momento: hebreo, latín y griego. Los esfuerzos de los judíos para suprimirlo fueron en vano. Ahora, el cuarto Evangelio menciona en la Cruz a la Madre de Jesús y al discípulo a quien Jesús 12 Nuestra Misión Evangelizar

amaba (es el único Evangelio en hacerlo). Y además nuestro evangelio se diferencia de los sinópticos por la lista de mujeres enumeradas en torno a la Cruz. El discípulo a quien Jesús amaba se convierte ahora en la Cruz, en su propio hermano, en hermano del Maestro. Por eso este testigo cualificado es quien respalda con su vida la veracidad del Evangelio. El grito de sed proferido por Jesús y el vinagre ofrecido a cambio, están en relación con el cumplimiento de su tarea, “ha llegado la hora”. La muerte es el acto final de la obra confiada al Hijo por el Padre. Cuando Jesús guste el vino amargo de la muerte se cumplirá a plenitud la voluntad del Padre (todo está consumado). Para el cuarto Evangelio, en la cruz, Jesús entregó a los suyos el Espíritu Santo, en particular a su madre, a las mujeres y al discípulo a quién Él amaba. Recibe el Espíritu la Iglesia, es decir, el nuevo pueblo de Dios conformado por otros doce: cuatro soldados, cuatro mujeres, tres crucificados (Jesús en medio de dos) y el discípulo a quien Jesús amaba. La sed de Jesús atraviesa a todos los crucificados de ayer y de hoy. Dentro de la mentalidad judía, los cuerpos de los

criminales ajusticiados y ejecutados corrompían la tierra y viciaban el día de descanso. Por eso se aligera la muerte. A los crucificados con Jesús les quebraron las piernas, a Jesús le abrieron el costado con una lanza, y para sorpresa de todos, de allí brotó el último aliento de vida: sangre y agua, la vida y la gratuidad. He aquí una forma única de terminar muy bien una existencia desde la perspectiva de Dios y desde el horizonte de la Biblia. Con sus propias manos, José de Arimatea y Nicodemo, llevaron el cuerpo de Jesús a un jardín cercano, y lo dejaron allí en una tumba. Era inminente el día del descanso (el sábado para los judíos). Y si el cuerpo de este ajusticiado no se enterraba, había quien tomara justicia por propia mano y procediera con los cuerpos. La Cruz sacó a la palestra pública a dos tímidos discípulos y los hizo valientes para cumplir con este encargo de sepultar con todos los honores a Jesús (35 kg de mirra y áloe, como cuando el entierro de Herodes el año 4aC.). La Cruz cristiana resucita, una Cruz que no resucita no es cristiana. Es uno de los grandes testimonios del Evangelio de San Juan.


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Domingo 17 de abril

SEMANA SANTA

Domingo de Pascua Primera Lectura: Del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34ª.37-43 Salmo 117: “Este es el día que hizo el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo” Segunda Lectura: : De la segunda carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, Evangelio: Del santo Evangelio según san Juan 20, 1-9

1-4

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor

“He resucitado y estoy contigo”

Pautas de reflexión María Magdalena llega al sepulcro cuando todavía está oscuro, hay tinieblas, signo de la incomprensión de la comunidad que aún no asume a Jesús “Luz del mundo” (Jn 8,12; 1,5; 9,5). María Magdalena ve la piedra corrida del sepulcro y corre a avisar a Pedro y el otro discípulo. La frase ‘el discípulo a quien Jesús amaba’ no expresa una predilección o una preferencia, en Jn 11,3 refiere la misma expresión para Lázaro. Más bien es la relación normal entre Jesús y los suyos. Nosotros somos discípulos-as a quienes Jesús ama. La palabra “sepulcro” en Jn 20 aparece nueve veces y ni una sola el vocablo “jardín”, donde estaba el sepulcro (Jn 19,41). El jardín -huerto- es imagen de la vida, de una existencia más fuerte que la muerte. Jesús había advertido a los suyos “viene la hora en la cual ustedes se dispersarán cada uno por su lado y me dejarán solo” (Jn 16,32), y el evangelista le atribuye a María Magdalena el rol de pastora que reúne las ovejas dispersas (Jn 10,12). “Se han llevado al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”, dice María. No habla de un cadáver, sino del Señor, para ella, Jesús está vivo. Pedro y el otro discípulo van al

sepulcro, el único lugar al cual no deben ir. ¿Por qué buscan entre los muertos a quien vive? (Lc 24,5). Jesús es el viviente, no está en el lugar de la muerte donde se llora a los muertos, a él se le experimenta vivo y vivificante en la existencia. El discípulo a quien Jesús ama, quien hizo experiencia del amor de Jesús, llega primero al sepulcro. Quien rechazó dejarse lavar los pies, que no aceptó en su momento el amor que Jesús, expresó en este servicio de los esclavos, Pedro de Betsaida, llegó más tarde al sepulcro. Pero el discípulo a quien Jesús amaba no entra en el sepulcro, permite a Pedro que sea el primero en ingresar. ¿Por qué? Para que el discípulo que negó a Jesús tres veces y para quien la muerte es el final de todo, motivo de su negación (su reacción ante el primer anuncio de la pasión, Mc 8,31 y también en la transfiguración Mc 9,5-6), haga como el primero la experiencia de la vida nueva. Luego entra el “otro discípulo, quien llegó primero, vio y creyó”. La alusión a “ser primero”, es la referencia a quien tiene la experiencia del amor de Jesús, corre veloz, en la cena está recostado en el

pecho de su Señor, es decir, dispuesto a ser don y servicio para los demás, como Jesús lavando sus pies; está en la Cruz, junto a Jesús, dispuesto a morir y es el primero en experimentarlo vivo después de la Cruz. Quien vive en el amor experimenta una vida capaz de superar la muerte. Y viene la referencia fundamental del narrador: “No habían comprendido la Escritura, que él debía ser resucitado de entre los muertos”. Para el evangelista, la resurrección del Señor Jesús no se cree a partir de ver los signos de la victoria sobre la muerte, porque sería un privilegio para unos pocos hace dos mil años. La asimilación de la Escritura, la Palabra del Señor, en los seguidores, la radicalización de este anuncio testimonial en la propia vida, su transformación, permite al discípulo revelar una vida de una calidad tal que lo hace experimentar al resucitado en su existencia, se aplica al bien, al servicio de los demás, da la vida para que otros tengan vida. No se cree en Jesús resucitado porque hay un sepulcro vacío, sino solo cuando lo encontramos vivo y vivificante en nuestra existencia como personas y como comunidad. Diócesis de Sonsón Rionegro 13


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Domingo 24 de abril

EVANGELIO DEL DOMINGO

Segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia “Es eterna su Misericordia” Del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 12-16 “Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” Segunda Lectura: Del libro del Apocalipsis 1, 9-11ª.12-13.17-19 Evangelio: Del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31

Primera Lectura:

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto». Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor

Salmo 117:

Pautas de reflexión Tomás, aunque parezca extraño, porque la historia lo ha definido como incrédulo, confiesa la más alta profesión de fe de todo el evangelio. Tomás es un discípulo fundamental en el Cuarto Evangelio. El nombre Tomás aparece siete veces en este Evangelio, indica plenitud, totalidad, completo. Y la palabra Dídimo -gemelo- recuerda que Tomás en Jn 11 cuando el evento de Lázaro se ofreció a morir con Jesús (Jn 11,16). Todos habían salido de Judea por amenazas de muerte por parte de los líderes judíos y debían regresar a Betania cerca de Jerusalén para atender la familia de Lázaro. Tomás comprende situaciones que no son claras a primera vista para sus compañeros. Desde aquel momento Tomás es llamado Dídimo, es decir, el gemelo de Jesús, quien se asemeja al maestro en el don de la vida. Pero en el texto de hoy, Tomás no está ence 14 Nuestra Misión Evangelizar

rrado con los otros, está valiente en la calle. Ante el testimonio de la comunidad, Tomás expresa su esfuerzo último de creer en la resurrección: “si no veo… yo no creo”. El signo de los clavos es el testimonio de la crucifixión de Jesús, y Tomás quiere creer. En sentido estricto, Tomás no niega la resurrección, ni pide signos especiales para él, de hecho, Jesús se presenta de nuevo, ocho días después, pero a toda la comunidad y no solo a Tomás como lo había pedido. Jesús está en medio cuando la comunidad celebra la Eucaristía. La Eucaristía es el momento de la comunidad donde el amor recibido del Señor se transforma en amor comunicado a los otros, y de esta manera Jesús está presente en la comunidad, en medio de ella, para irradiar a todos ese único amor. La base de la felicidad del ser humano es recibir el amor comunicado por el Señor y transformarlo en amor

donado a los demás. Luego, Jesús dice a Tomás: “Mete tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no sea incrédulo sino creyente”. Tomás no lo hace -han sido los pintores quienes lo muestran en esa escena- pero en el texto bíblico Tomás se cuida de esta acción. Jesús fue descrito al inicio del Evangelio como “quien da a conocer a ese Dios que nadie ha visto jamás” (Jn 1,18), y Tomás lo entendió a la perfección por ese motivo lo llama “Mi Señor y mi Dios”. En Jesús, Tomás vio al mismo Dios Padre. Tal vez, la más alta profesión de fe en los evangelios. No necesitamos ver para creer, Jesús nos invita a creer para ser signos que otros pueden ver, valorar y apreciar de manera que la comunidad sea portadora de esta luz y cada día gane nuevos hermanos y hermanas para Jesús.


PASTORAL JUVENIL

Llamados a ser amigos de los niños y los jóvenes Por: Sem. Santiago Villegas Estrada I de Teología

S

uena la campana que anuncia la hora del recreo, todos los estudiantes se preparan entusiastas para salir a su descanso, comer algo, jugar, conversar, conquistar… allí también está el seminarista que semanalmente hace acompañamiento al colegio, con el corazón expectante, el ánimo activo, los nervios de punta y los mejores deseos por lograr llevarles algo de Evangelio a estos muchachos, porque con el sonido de la campana, ha llegado la hora del verdadero trabajo (esto no significa que sus largas horas de catequesis y enseñanza no lo sean); empiezan a llegar, algunos solo pasan de largo y no brindan ni la más mínima oportunidad de abordarlos, otros más ‘avispados’ que de inmediato empiezan a preguntar (hasta por aquello que a uno no se le ha ocurrido pensar) también aquellos, que al igual que los niños que se presentaron ante Jesús y querían acercarse a Él para que les impusiera sus manos y orara por ellos, encuentran alguna barrera que no les permite aproximarse. (Cfr. Mt. 19,13) Pero, de uno u otro modo, siempre está presente en los muchachos la intriga de querer conversar con el “semi” y, a su vez, el deseo del “semi” por encontrarse con sus muchachos. En este lugar se dan todo tipo de diálogos, desde los más triviales y cotidianos, hasta los más académicos y existenciales; desde aquellos que se hace con un grupo numeroso (el combito) o aquellos que son de un carácter tan íntimo y personal, que toca las fibras mas profundas del entendimiento, dejándonos impávidos ante aquello que desde nuestro limitado entendimiento

(guiados por el Espíritu Santo) podemos iluminar. Realmente es todo un desafío que toma diversos matices, que puede llegar a ser tan divertido como aterrador, todo depende del espíritu con que asumamos esta tarea, o, mejor dicho, el reto (por que verdaderamente no es fácil). Se necesita de la fuerza poderosa del Altísimo para así lograr una verdadera respuesta en el camino de la Evangelización de los más niños y jóvenes. Después de conocer un poco lo cotidiano, vale la pena preguntarnos ¿Cuál es, entonces, el rol que el vocacionado debe asumir ante los niños, adolescentes y jóvenes del mundo de hoy? Es lograr hacerse amigo, amigo al modo de Jesús, aquel que con espíritu evangélico pueda decirle al niño y al joven que Cristo vive, nos ama, nos corrige y nos acompaña siempre. Que al distinguir claramente su función y

FOTO: Pastoral Vocacional / Facebook

tarea, pueda hacerse tan cercano como un amigo, pero tan respetable como un padre, que inspirado por los consejos evangélicos, pueda llevarle (en palabras del papa Francisco) “la alegría del Evangelio” una alegría que no es efímera y fugaz, sino que permanece incólume a pesar del paso de tiempo, aquel que no tiene reparo en sacrificar sus merecidas horas de descanso y/o estudio para estar allí con aquellos que son el hoy de nuestra historia y nuestra Iglesia. No podemos desconocer la gama de posibilidades que el mundo le exhibe al niño y joven de hoy, tampoco las numerosas problemáticas sociales y familiares que se presentan, pero para eso nos ha enviado el Señor: para ser aquellos que, como faro en medio de la oscuridad, podamos llevar la luz del Evangelio de Cristo.

FOTO: Parroquia San José, El Retiro / Facebook

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PASTORAL SACERDOTAL

Abril

La Pascua como el referente de la plenificación del sacerdocio Por: Pbro. Amaury Mestra Duarte Formador Asociación Sacerdotal S.E.S.

L

Descarga la Catequesis virtual del mes de abril. “Se encontraban por entonces en Jerusalén judíos piadosos venidos de todas las naciones de la tierra” Hch 2, 5

Ingresa a: https://diosonrio.org.co/confirmacion2022/

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a Pascua tiene un sentido específico, el SI definitivo de Dios, ya que no es la mera permanencia de Jesús en el recuerdo o en la fe, sino que es redención del condenado, en cuanto justo, es la ratificación del crucificado como Señor (es decir, amigo y servidor de la vida), es la confirmación definitiva de su vida y de su causa, de su mensaje y su esperanza. Todos estos elementos remarcan que el ámbito de la pascua no solo se ubica en una realidad temporal, sino que ella, en sí, se convierte en un lugar teológico, es decir, donde Dios hace epifanía y le muestra al hombre el verdadero sentido de su ser y quehacer, al develar un Dios vivo, que irrumpe con su amor para que el hombre descubra que no está solo, sino que le acompaña en la línea consecutiva de su vida. De lo anterior, podemos señalar que ese paso y permanencia de Jesús a través de su Espíritu, permea el Ministerio Sacerdotal que Cristo le confía a la Iglesia, y a la vez le otorga elementos importantes a tener en cuenta como: redención, amigo y servidor, instrumento de comunión y experiencia, propagador del amor. Así las cosas, la pascua es el referente de plenificación del sacerdocio, toda vez que debe existir una redención en su Ministerio Sacerdotal, al ser este un agente de la palabra recibida por Cristo y la comunica, para que opere lo que dice el profeta Isaías 55,10-11 “La palabra no vuelve a mí sin producir efecto”, esto quiere decir que, es ella la que realiza una obra trasformadora en el hombre, a fin que todo Cristiano pueda redescubrir la 16 Nuestra Misión Evangelizar

razón de su vida dentro del proyecto salvífico de Dios; además, el desarrollo de su Ejercicio Ministerial, debe hacerse con cercanía de amigo y servidor, en cuanto al primero reclama una permanencia enfatizada en la escucha atenta y la visión del rostro de Cristo sufriente, desolado y desamparado en el otro, así como en el acompañamiento en los procesos históricos de cada persona y, en esta medida, es servidor de todo hombre que necesita de Dios, por lo que se debe decir que los acentos remarcados en este discurso son los propios de una Iglesia Ministerial que avanza en las líneas de la sinodalidad, para ponernos en camino de la verdadera comunión cristiana. Lo anterior, sin perder de vista que la pascua es lugar donde el amor vence la oscuridad, muerte, las divisiones, y la esclavitud, para que el sacerdocio -que es prolongación del ministerio de Cristo- pueda cumplir su fin cometido, ya que hunde sus raíces en la persona del mesías que se donó y entregó sin esperar nada; ahora bien, solo así se puede entender que hablar de pascua y sacerdocio es referirnos a la infinitud de la grandeza de Dios que atraviesa la humanidad, a fin de que el hombre pueda vivir en comunión con su Creador y pueda de esta manera realizarse en su ser Cristiano.


PASTORAL FAMILIAR Por: Elizabeth Osorio Zuluaga Psicóloga de Pastoral Familiar

En -amor- dado un reto de compromiso y fidelidad en la sociedad líquida actual

En nuestra cultura actual logramos identificar una serie de formas afectivas, bajo las cuales se estructuran las relaciones y vínculos humanos, caracterizados por patrones de apego, desapego, confianza, desconfianza, dar y recibir; nos enfrentamos ante dualidades relacionales que configuran la manera en la que, como sociedad, percibimos y vivimos el amor. Este amor se busca interpretar desde la subjetividad del ser, un amor hecho a mi medida, que responda a mis condiciones personales, mis características, los deseos particulares y la intención de estar o no estar; vivimos en la búsqueda de un amor que pueda sobre estimularnos tanto que, al momento de agotarnos de él, sea fácil y rápido reemplazarlo, sin mayores costos afectivos, configurando una búsqueda cada vez más desesperada de un amor que me plenifique.

Nuestra idea del amor se traduce en una insaciable necesidad de representar exclusivamente lo afectivo en muestras materiales de cariño; consumimos ese amor en la necesidad inagotable de encontrar respuestas concretas a nuestras carencias internas, consumimos el amor intentando saciar la necesidad personalísima de sentido de vida, ahogada en ocasiones por nuestro individualismo, saciamos nuestra vida de la presencia del otro, sobreexplotando sus afectos y transformándolo de sujeto del amor (persona humana que reside en su ser características similares a las propias y que espera una retribución por los afectos) a un objeto del “amor” (cosa que utilizo para la satisfacción de proyectos, ideales o momentos específicos de mi propia realidad y que una vez cumplida su función puede ser desechada).

De esta experiencia del sentirnos “objetos del amor” parte una realidad que es cada vez más visible en nuestras culturas -principalmente entre las personas más jóvenes- el temor al compromiso, un compromiso interpretado como sacrificio de las libertades, los proyectos y sueños individuales, un compromiso en el que nos observamos a nosotros mismos absorbidos ante la inminente existencia del otro y su presencia constante en nuestra vida.

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PASTORAL SOCIAL

El papel de las familias en la reinserción de las personas que salen de la prisión Por: Diac. José Guillermo Castro Londoño

E

n el comportamiento de los internos, se nota una gran diferencia entre aquellos que vienen de familias desintegradas o que viven en barrios marginales, donde la violencia es algo “normal” en su experiencia de vida; y aquellos que gozan del apoyo de una familia integrada y formada a partir de valores y principios.

El soporte que ofrece la familia sigue teniendo un peso importante cuando la persona encarcelada sale en libertad y retorna a la comunidad, toma relevancia porque es el momento para afrontar de nuevo una realidad social llena de obstáculos, considerando que pueden surgir conflictos a causa de la exposición a fuentes de tensión.

La criminología ha puesto de manifiesto la importancia de los vínculos familiares para favorecer la no reincidencia y la rehabilitación de los internos después de la liberación (Murray, 2003). Una persona que siente la cercanía de sus seres queridos, poco a poco empieza a valorar la libertad y añora reencontrarse con su familia, hace catarsis para replantear su proyecto de vida. El contacto afectivo le ayuda a reconciliarse consigo, con la familia, con la sociedad, con Dios; le ayuda a reconocer lo que ha sido su vida pasada y a “recuperar” las oportunidades perdidas, a crecer en la solidaridad, a cambiar y mejorar su vida.

Esto lleva a algunos organismos a afirmar que para que la reintegración tenga éxito, no es suficiente asistir solamente al individuo que sale de la prisión; se hace necesario asistir globalmente a la comunidad a la que retorna para que sea capaz de acogerlo (Reentry Policy Council, 2005). Un buen lugar por donde empezar a hacerlo es la familia: de la acogida en su unidad familiar dependerá, en gran medida, que el pospenado repare sus conductas y adquiera dinámicas de convivencia positivas.

El apoyo emocional que brinda la familia es fundamental para que se sienta querido, acogido, incluido. La empatía, la escucha y el consejo, modifican la valoración de las amenazas, mejoran la autoestima, reducen la ansiedad y/o la depresión, y lo motiva para salir adelante. La compañía produce un efecto positivo y proporciona distracciones para no centrarse en los problemas.

PUBLICIDAD C.C.C.B. FOTOS: Área de Pastoral Social FOTO: 18 Nuestra redBus Misión

Evangelizar

FOTOS: Arquidiócesis de Barranquilla

Delegado de Promoción Humana


ANÁLISIS DE LA REALIDAD

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FOTO: Asociación Minga

FOTO: Caracol Radio

“Para la guerra... nada”

FOTO: Hacemos Memoria

Por: Sandra Lucía Espinal López Mag. en Educación con Énfasis en DDHH

En los últimos meses nos hemos venido enfrentando a una serie de hechos noticiosos, que dan cuenta de la invasión de Rusia a Ucrania. Un sinnúmero de hechos dolorosos nos recuerda el desarraigo, el desplazamiento y el miedo vivido por los colombianos en la época más cruenta de la guerra entre guerrillas, paramilitares y fuerza pública. Es claro que aún Colombia asiste a una serie de muertes selectivas, masacres, desplazamientos, entre otros; los actores siguen siendo los mismos, las disputas diferentes.

1,9

millones

La guerra en Rusia desnuda el poderío de una nación que nunca ha aceptado la independencia de Ucrania después de la disolución de la ex Unión Soviética, mostrándonos la insensibilidad frente a niños, mujeres, hombres, que, según ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, sitúa ya la cifra total en 2,3 millones y... Haciendo un comparativo con Colombia, lamentablemente, sigue siendo el país con mayor número de de desplazados desplazados inter- internos nos; en total, Acnur asegura que han sido 8,3 millones de víctimas

reportadas en nuestra patria, esto considerando las cifras del Registro Único de Víctimas desde 1985. Y para el 2021, un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios reveló que solo en ese año cerca de 72.300 personas fueron obligadas a desplazarse ante el incremento del conflicto armado en el territorio colombiano. Este panorama mundial tiene en la incertidumbre y la desazón al mundo entero; preocupa que, a pesar de las múltiples restricciones económicas y las constantes recriminaciones del mundo, su presidente Vladimir Putin no cesa su ofensiva militar y no descarta el uso de bombas nucleares, biológicas, entre otras, generando miedo y zozobra por los posibles ataques que olvidan al ser humano, centrándose en el poder, el odio, la venganza y el deseo de gobernar bajo las banderas del dominio total. Retomando el comparativo con el conflicto interno colombiano, es necesario mencionar que ha sido una confrontación compleja y prolongada; tanto los objetivos de los actores del problema, como el uso de la violencia, han generado

controversias alrededor de cuáles deben ser acciones o respuestas reales y contundentes que se deben implementar, teniendo en cuenta los múltiples intentos de negociación y el Acuerdo de Paz firmado entre el gobierno de Santos y las FARC en 2016, puesto que la actual administración avanza de manera lenta en el cumplimiento de los mismos, llevando a baja credibilidad y acogida. Es necesario y urgente mirar adentro, al país, a las regiones, a las problemáticas internas y apostarle a una serie de gestiones que privilegien actos de paz; poner la mirada afuera solo distrae, aleja de la necesidad imperante de proponer internamente acciones para vivir sin miedo, para participar con la firme convicción de ser escuchado, atendido, apoyado, convencido que por la lucha comunitaria no será señalado, amenazado o asesinado, buscando que todos los ciudadanos habitantes del territorio puedan realizar sus actividades sin interferencias, cerrándole brechas a la violencia porque, como canta Martha Gómez, la apuesta debe ser “para la guerra… nada”

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PASTORAL EDUCATIVA

La educación,

un desafío siempre vigente Por: Carlos Mario Gallego Villegas Docente de Filosofía. Colegio COREDI Rionegro

“Educar es crear un perfecto equilibrio entre el individuo como ser que piensa, razona con su propia cabeza y no con la de otros y el grupo social que lo rodea, en el cual ha nacido y en el cual vivirá. Educar es formar un ser totalmente integrado, tanto en el espacio individual como en el social”

L

a escuela tradicional y su modelo aparecen ante nuestros ojos como una escuela y un modelo anquilosado, pues han perdido vigencia y, ciertamente, no responden a los retos y a las exigencias del mundo globalizado, emergente y cambiante en el que vivimos. La preocupación fundamental de la escuela tradicional es la transmisión de conocimientos, desconociendo las demás dimensiones de la persona, dimensiones fundamentales como la afectividad y la vida social, necesarias para la correcta aplicación del conocimiento y el desarrollo integral del individuo. “Se debe luchar por una educación que privilegie la integralidad y la complejidad del ser humano” que no le fraccione, sino, más bien, que le muestre el camino hacia su plena realización en el ámbito personal y social, pues lo que ha hecho la educación tradicional es una clara inducción del hombre a la crisis de valores, que es hoy la crisis de la humanidad, que no reconoce su altísima dignidad personal y por ello, no respeta la dignidad de los demás. Los antiguos griegos partían constantemente del hombre, de su realidad concreta. Para ellos el hombre era la base, “la medida de todas las cosas” (Protágoras, citado por Platón en el Teeteto). “El pensamiento grecorromano, al que sigue el medieval, puede ser visto en su totalidad como un humanismo abierto. Aún dentro de la diversidad de los autores, en el centro 20 Nuestra Misión Evangelizar

de la reflexión antigua se halla siempre el hombre y su destino: el hombre en relación consigo mismo, el hombre en relación con el mundo y el hombre en relación con Dios. Un hombre particular, concreto, individualizado, que se reconoce así mismo, que piensa, que es persona y por ello, que es un ser individual" Ramón Lucas Lucas, el hombre espíritu encarnado. Es precisamente en este ser individual que se debe centrar la educación del siglo XXI, en el cómo aprende, en el dónde vive (su realidad social y cultural), en qué cree, en qué sueña, a qué le teme y qué espera del mundo y de su entorno, un individuo que se interese por conocer, que desarrolle criterios que le hagan crítico frente a la realidad que le rodea, y, ante todo, una educación que le enseñe a ser consecuente y responsable con su libertad. Tenemos claro el horizonte hacia el cual dirigirnos y una ruta o carta de navegación que nos muestra el camino; considero, por eso, necesario el planteamiento y la resolución de una importante pregunta que nos clarifique aún más el cómo salir del antiguo esquema de escuela tradicional: ¿Cuál es el papel que debe desempeñar el maestro en este necesario y urgente cambio de paradigma? Sin lugar a dudas que debe ser protagónico, pero para ello se requiere de su total compromiso y dedicación. El maestro debe ser un humanista de

tiempo completo, preocupado por el ser que aprende, dispuesto a romper esquemas, preocupado por la realidad social, política y económica de su país y el mundo, investigador permanente que actualiza los contenidos en su área específica y un loco enamorado de su profesión, la cual debe ser una oportunidad para generar cuestionamientos en sus estudiantes, que les motive a prepararse para enfrentar los retos, de cara a un mundo cada vez más exigente y competitivo.


Los renovados en

el Espíritu,

sí lo son en verdad, no sucumben ante las luchas internas, no soportan vivir

en la división


“Aferrémonos a su mano. Pase lo que pase, no soltemos su mano”

- Benedicto XVI


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