Capilla Virtual - 03 Abril

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CAPILLA VIRTUAL O R A C I Ó N

P E R M A N E N T E

E N

C A S A

MARÍA ACOGE LA PALABRA DE DIOS 03 DE ABRIL DE 2020


EVANGELIO DEL DÍA

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CAPILLA VIRTUAL, ARQUIDIÓCESIS DE CALI

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (10,31-42):

NIÑOS

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Elles replicó: «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de

ellas me apedreáis?». Los judíos le contestaron: «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». Jesús les replicó: «¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre». Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: «Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad». Y muchos creyeron en él allí.

PARA COLOREAR


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SANTO DEL DÍA, 03 DE ABRIL

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA INVOCAR EL “FIN DE LA PANDEMIA”

Martirologio Romano: En Roma, san Sixto I, papa, que en tiempo del emperador Adriano rigió la Iglesia Romana, siendo el sexto tras el bienaventurado Pedro (128). Etimológicamente: Sixto = Aquel que es listo, es de origen griego. El Papa San Sixto I (en los documentos más antiguos se usa “Xystus” para los primeros tres papas con ese nombre), sucedió a San Alejandro y fue sucedido por San Telesforo. Según el “Catálogo Liberiano” de papas, fue la cabeza de la Iglesia durante el reino de Adrián “a conulatu Nigri et Aproniani usque Vero III et Ambibulo”, es decir, desde 117 hasta 126. En su “Chronicon” Eusebio usó un catalogo de papas distinto al que usó en su “Historia ecclesiastica”; en su “Chronicon” dice que Sixto I ocupó la posición de papa de 114 a 124, mientras que en su “Historia” menciona que fue papa de 114 a 128. Todas las autoridades concuerdan en que la duración de su papado fue de cerca de diez años. Era Romano por nacimiento, y su padre se llamaba Pastor. Según el “Liber Pontificalis”, pasó las tres ordenanzas siguientes:

1.- que no se le permita a nadie excepto por los sacerdotes tocar los Vasos Sagrados 2.- que los obispos que han sido convocados a la Santa Sede, no sean recibidos por su diócesis hasta que presenten las Cartas Apostólicas 3.- que después del prefacio en la Misa, el sacerdote recite el Sanctus junto con los fieles. El “Catálogo Feliciano” de papas y las varias martirologías lo titulan de mártir. Fue enterrado en el Vaticano junto a la tumba de San Pedro, y se dice que sus reliquias fueron transferidas a Alatri en 1132, aunque O Jozzi sostiene que todavía están en la Basílica Vaticana. Butler (Vidas de los Santos, 6 de Abril) dice que Clemente X le dio algunas de sus reliquias al Cardenal de Retz, quien las puso en la Abadía de San Miguel en Lorraine. El Xystus a quien se conmemora en el Canon de la Misa es Xystus II, no Xystus I.

Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza. A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos, que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que lo concederás para que, como en Caná de Galilea, vuelvan la alegría y la fiesta después de esta prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que Jesús nos dirá, Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo y se cargó de nuestros dolores para guiarnos a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén. Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.

ORACIÓN DEL DÍA

SIXTO I, SANTO


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PIDAN, BUSQUEN, LLAMEN Lucas 1,26-38 Hágase en mí según tu palabra Acoger la Palabra que es Jesús mismo.  Ambientación Como de costumbre. Muy adecuado: Una imagen de la Virgen con el Niño Jesús.

ASAMBLEA FAMILIAR

Pequeño ritual de inicio Se disminuye la intensidad de la luz. Empieza a sonar de fondo una música de inicio. Se encienden algunas velas. Bienvenida Tiempo para entrar en una actitud receptiva Música suave (2 minutos aproximadamente). Invocación al Espíritu Santo Animador: ■ Hoy tendremos como referencia la actitud de fe de María, la madre de Jesús. Salvando las distancias entre Ella y nosotros, hay un cierto parecido entre cómo María acogió el anuncio del ángel hasta hacer posible en ella la encarnación del Hijo de Dios, y cómo nosotros somos invitados en estas sesiones a dejar que Jesús entre en nuestras vidas. En efecto, aquí y ahora, se nos invita a cada uno de nosotros a acoger este anuncio que nos llega por la misma proclamación del texto del Evangelio igual que María recibió el anuncio de Dios a través de las palabras del ángel. ■ Fue la acción del Espíritu Santo en María la que hizo posible la encarnación del Hijo de Dios. Es la acción del Espíritu Santo la que hace posible que veinte siglos después Jesús siga haciéndose presente en nuestros corazones. Por eso con una motivación renovada empezamos nuestro encuentro invocando la asistencia del Espíritu Santo. Proclamación del Evangelio Lector: Lectura del Evangelio según san Lucas (1,26-38)

CAPILLA VIRTUAL, ARQUIDIÓCESIS DE CALI

A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: Alégrate, ¡llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: -No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón? El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre tì, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra: por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible. María contestó: -Aquí está la esclava del Señor; hágase mí según tu palabra. Y la dejó el ángel. Resonancia Animador o miembro del equipo preparado: ■ Como María, nosotros también somos receptores, ahora y aquí, de un anuncio que nos invita a abrir el corazón a Jesús. Testimonio [optativo] ■ Sin embargo, antes de seguir con esta propuesta, queremos dar la voz a alguien que también acogió este anuncio que lo condujo a un encuentro personal con Jesucristo. Persona que da su testimonio Animador. ■ Esta página del Evangelio es por una parte el recuerdo de un acontecimiento muy especial en la vida de esta muchacha de Nazaret y por otra una reflexión teológica sobre un hecho muy importante en la historia de la humanidad. María aparece en este texto como una mujer que no es una mera figura decorativa, no es una mujer «florero». Ella reacciona pensando con su propia


cabeza. Hemos oído el texto: Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. María es una mujer que pregunta, que usa su inteligencia, que aguanta la perplejidad: Y María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón? Aún así, el mensaje es insistente: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Y, además, le es confiada una misión: Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo. Ante la insistencia y la explicación del ángel, María, finalmente, adopta una actitud receptiva, humilde y de colaboración a la gran tarea que le es propuesta y, en el fondo, de confianza en Dios. María contestó: Aquí está ¡a esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Aunque nos parezca que lo que vivió María nos queda un poco lejos, en lo esencial la reacción de María es un buen modelo para nosotros. El texto que hemos proclamado y esta resonancia que estamos

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ofreciendo es el «ángel» que Dios envía. Por cierto, ángel en griego significa mensajero. Y, salvando las distancias, también podemos acoger como dirigido a nosotros el Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Nos puede sorprender un anuncio tan gratuito: ¡Dios ama incondicionalmente y quiere hacer camino con cada uno de ustedes! Indudablemente nuestra misión no es tan importante como la de María, la madre de Jesús, pero tenemos un punto en común con ella: según cómo reaccionemos, podemos como Ella convertirnos en portadores de la Palabra de Dios en nuestro interior. Es normal que también nosotros reaccionemos a estos mensajes que recibimos en estos encuentros diciendo: ¿Cómo podré creer si tengo tantas dudas? ¿Cómo será eso? Hay un signo: Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.

ASAMBLEA FAMILIAR

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ASAMBLEA FAMILIAR

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Resonancia personal guiada Animador: Ahora tendremos unos instantes con música de fondo, y, tal como solemos hacer, iremos proponiendo unos pasos a la vez que dejamos resonar esta página del Evangelio en nuestro interior. Se trata de que cada uno acoja interiormente el mensaje proclamado, imitando la actitud receptiva de María. Se disminuye la intensidad de la luz. Música de fondo. Animador: ■ Dejemos resonar primero este saludo del ángel: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. • Deja que el saludo se pasee por tu corazón. Déjalo resonar en el interior. [1-2 minutos]. ■ Ahora dejemos que resuenen las palabras: No temas, (pon tu nombre), porque has encontrado gracia ante Dios. [1-2 minutos]. ■ Y aún, pasado un rato, intentar decir des-

de el fondo del corazón: Aquí está el/la esclavo/a del Señor; hágase en mí según tu palabra. [1-2 minutos].  Invitación a verbalizar la oración personal y a apoyarla con la respuesta colectiva. Animador: ■ Como hizo María, podemos también nosotros expresar ahora oralmente nuestra respuesta a Dios (o nuestros interrogantes). [Tiempo para las verbalizaciones personales] Canto Oración de intercesión Animador: ■ Como ya hicimos el último día terminemos nuestra oración con la que nos enseñó Jesús. ■ Podemos cogernos de la mano. Padre nuestro... Canto final Tiempo para comentarios y reacciones de los asistentes Se incrementa la intensidad de la luz. Avisos finales

“Creo en Jesucristo, Hijo Único de Dios”

También como hombre tenía un íntimo conocimiento de Dios su Padre. Jesús, tenía una voluntad divina y una voluntad humana. En su voluntad humana, cumple perfectamente su voluntad divina. Cristo tenía un verdadero cuerpo humano mediante el cual Dios invisible se hizo visible. Por eso, Cristo puede ser representado y venerado en las sagradas imágenes.

CATEQUESIS

Jesucristo fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen. El Hijo de Dios se encarnó para salvarnos reconciliándonos con el Padre y darnos a conocer su amor infinito; para ser nuestro modelo de santidad y “hacernos participantes de su naturaleza divina” (2 Pedro 1,4 ). La Iglesia llama Encarnación el hecho de que el Hijo de Dios haya asumido la naturaleza humana para llevar a cabo por medio de ella nuestra salvación. La fe en la verdadera encarnación del Hijo de Dios es el signo distintivo de nuestra fe cristiana. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. El Hijo de Dios “engendrado, no creado de la misma naturaleza del Padre”, se hace verdadero hombre, hermano nuestro sin

dejar de ser Dios. El Concilio de Calcedonia enseña que hay que confesar a un solo y mismo Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, perfecto en su divinidad y perfecto en su humanidad; verdadero Dios y verdadero hombre. “En todo semejante a nosotros menos en el pecado” (Hebreos 4,15). Por tanto, todo en la humanidad de Jesús, debe ser atribuido a su persona divina que obra a través de su naturaleza humana.

1. ¿Para qué se encarnó el Hijo de Dios? 2. ¿Por qué es importante tener fe en la verdadera encarnación del Hijo de Dios? 3. ¿Por qué Jesucristo es verdadero Dios y verdadero Hombre? 4. Explique brevemente: a) Jesús tenía una voluntad divina y otra humana. b) ¿Por qué el cuerpo de Cristo era verdaderamente humano? (Cf. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica Nos. 85 – 94)


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