Capítulo 2 - El Evangelio de la Creación

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Colección Elementos Importantes Sobre Laudato Si' Capítulo II “El Evangelio de la Creación”


La luz que ofrece la fe: Si de verdad queremos construir una ecología que nos permita sanar todo lo que hemos destruido, ninguna de las ciencias debe quedar excluida. De hecho la Iglesia está abierta al diálogo y la fe ofrece grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos más frágiles. El “ser humano” mueve a las personas a cuidar del Medio Ambiente, el creyente descubre que el cuidado del Medio Ambiente es parte de sus convicciones de fe, es decir, que el compromiso ecológico brota de nuestras convicciones de fe. Sabiduría de los relatos bíblicos: El Plan de Dios incluye la creación de la humanidad, puesto que “todo lo que había hecho, era muy bueno”. El hombre es creado por amor, a imagen y semejanza de Dios, puesto que el amor que Dios tiene por cada persona le confiere una dignidad infinita. El hombre no es algo, es ALGUIEN. El libro del Génesis en su lenguaje simbólico y narrativo sugiere tres relaciones fundamentales y conectadas entre sí: Relación con Dios, relación con el prójimo y la relación con la Tierra. Estas relaciones han sufrido una ruptura por el pecado y esta ruptura desnaturalizó el mandato de “dominar”, labrar y cuidar la tierra. En San Francisco de Asís se contempla la figura, el modelo de sanación de dicha ruptura. El pecado manifiesta toda su fuerza de destrucción, guerra, violencia, maltrato, abandono de los más frágiles, los ataques a la naturaleza. #67: “No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido dada”. Por eso, dominar no es destrucción ni dominio absoluto sobre las demás creaturas, es labrar: cultivar, arar, trabajar, es cuidar el jardín del mundo: proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar.


Por eso la relación entre el hombre y la naturaleza ha de ser en el ámbito de la reciprocidad responsable, eso significa que cada comunidad puede tomar de la bondad de la tierra lo que necesita para su supervivencia, pero también tiene el deber de protegerla y de garantizar la continuidad de su fertilidad para generaciones futuras, por eso hay que recalcar que la Biblia no da lugar a un antropocentrismo despótico que se desentiende de las demás creaturas. #69: Las creaturas tienen un valor propio ante Dios y “por su simple existencia lo bendicen y le dan gloria” porque el Señor se regocija en sus obras. Es por esto que el hombre debe respetar la bondad propia de cada criatura para evitar el uso desordenado de las cosas. #70: Caín y Abel… en Caín vemos la figura del descuido en el empeño de cultivar y mantener una relación adecuada con el vecino, hacia el cual tengo el deber del cuidado y de la custodia, destruye mi relación interior conmigo mismo, con los demás, con Dios y con la tierra. En Noé, Dios le da a la humanidad la posibilidad de un nuevo comienzo. Los Salmos invitan con frecuencia al ser humano a alabar a Dios Creador. El Dios que libera y salva es el mismo que creó el universo. No podemos sostener una espiritualidad que olvide al Dios Todopoderoso y Creador. Es por esto que la imagen de dominador puede ser vencida cuando se vuelve a proponer la figura de un padre Creador único dueño del mundo. Misterio del universo: La tradición judeo-cristiana ve la creación como el proyecto del amor de Dios y como un DON para todos, no siendo igual a la naturaleza como sistema que se analiza, se comprende y se gestiona. El mundo es fruto de una decisión, no del caos o la casualidad, esto lo enaltece más, puesto que la creación es del orden del amor. Hasta la vida más efímera del ser más insignificante es objeto del amor de Dios y en sus pocos segundos de existencia, Él lo rodea de su cariño. San Basilio Magno decía por eso que el Creador es “la bondad sin envidia”.


#81: El ser humano supone procesos evolutivos, también implica una novedad que no es explicable por la evolución de otros sistemas abiertos, hay realidades que trascienden el ámbito de lo físico y lo biológico. La Biblia enseña que el ser humano no puede ser reducido a un objeto, sino que siempre será sujeto, y también es equivocado pensar que los demás seres vivos deban ser considerados meros objetos sometidos a la dominación humana. La arbitrariedad del más fuerte propicia grandes desigualdades, injusticias y violencia puesto que los recursos pasan a ser del que primero llega o del que tiene más poder: el ganador se lleva todo. No olvidemos que el universo se encamina a Cristo resucitado y que el fin último de las creaturas no somos nosotros mismos.

Diaconía de la Prevención, del Cuidado e Intergeneracional Carrera 24 Nº 3 – 60 Teléfono: (2) 5577804 Celular: 322 – 305 96 58 E-mail: laudatosicali@gmail.com www.arquicali.org

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#80: Dios que quiere actuar en nosotros y contar con nuestra cooperación también es capaz de sacar algún bien de los males que nosotros realizamos. El Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 130 plantea el misterio de la imperfección del mundo. Además, la continuación de la acción creadora por medio de la presencia de Dios en cada creatura.

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En la Naturaleza, hay valor y fragilidad, Dios le confía al hombre el cuidado, cultivo y la limitación de nuestro poder. “La fe nos permite interpretar el sentido y la belleza misteriosa de lo que acontece”. La Iglesia debe proteger sobre todo al hombre contra la destrucción de sí mismo.


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