Cartilla Cuarto Encuentro - Semana de la Biblia 2021

MES DE LA BIBLIA 2021 D E L E G A C I Ó N

A R Z O B I S P A L

D E

P A S T O R A L

B Í B L I C A

CUARTO ENCUENTRO VICARÍA PARA LA EVANGELIZACIÓN

ARQUIDIÓCESIS DE CALI

CUARTO ENCUENTRO TRABAJEMOS JUNTOS POR UNA “NUEVA CIUDAD SANTA” Jairo Restrepo Orozco Jhon Fredy Mayor T

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Primer Momento: Ambientación Se propone ver y escuchar el video de la canción “No hay vida que no nos duela” de Adriana Lucia.

En: https://www.youtube.com/ watch?v=WYyN6LuPlDw Segundo Momento: Hecho de vida En lugar de ofrecer una historia o hecho de vida particular, se invitará a los presentes a: 1. Pensar en alguien que conozcan o sobre el que hayan escuchado que está marcando diferencia en Colombia, bien sea porque está transformando su barrio o su comunidad, o bien porque se está comprometido con otras personas para crear un ambiente más justo, mejor, más en paz, o para aliviar la vida de otros.

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Hacerse por parejas, escogiendo a las personas que conozcan poco o nada. Ya en parejas, presentarse y compartir el personaje que cada uno escogió indicando lo que saben de él y como sienten que esa persona está contribuyendo a crear una Colombia Nueva.

3. Después de permitir el intercambio entre los presentes por unos cinco minutos, el animador invita a quienes 2

quieran compartir a todo el grupo acerca de los personajes escogidos.

Tercer Momento: Reflexión Bíblica Para este cuarto encuentro del mes de la Biblia se propone la lectura de Apocalipsis 21, 1-8, aunque para el desarrollo del tema se puede leer todo el capítulo 21. La intención de presentar en esta reflexión los primeros siete versículos es porque en ellos está la presentación inicial de lo que es la nueva Jerusalén, una ciudad que si bien tiene una carga simbólica y litúrgica fuerte representa las aspiraciones del vidente de Patmos y también la de todos aquellos que a partir de la resurrección creemos que es posible construir ambientes urbanos para la vida y no para la muerte, en los que todas las personas podamos vivir con dignidad y en paz. a. Texto bíblico: Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-8 “1.Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva - porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya. 2.Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. 3.Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: «Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y él Dios con - ellos, será su Dios. 4.Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado.» 5.Entonces dijo el que está sentado en el trono: «Mira que hago un mundo nuevo.» Y añadió:

«Escribe: Estas son palabras ciertas y verdaderas.» 6.Me dijo también: «Hecho está: yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin; al que tenga sed, yo le daré del manantial del agua de la vida gratis. 7.Esta será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mí.

8.Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre: que es la muerte segunda.”

Palabra de Dios b. Lo que dice el texto (pistas para la reflexión) ¿Por qué un texto sobre la ciudad santa? No es casualidad que la palabra ciudad aparezca 28 veces en el Apocalipsis. Seguramente la intención del autor es proponer un nuevo modelo de ciudad para quienes viven en ella. Precisamente en Ap 21, 1-8 se describe el nuevo modelo de ciudad que está en contraposición al modelo de ciudad romana que se había impuesto por todo el mediterráneo, a donde las personas iban en busca de riqueza sin importar los medios para obtenerla. A diferencia de ese modelo de ciudad, la nueva ciudad es santa (no poderosa), por tanto, lo que allí interesa es que la vida se desarrolle integralmente tras la desaparición de todo aquello que lo impide (sufrimiento, muerte, explotación). Lo anterior es posible porque desaparece el modelo de ciudad que solo busca riqueza y poder.

De acuerdo al texto bíblico, podemos ver la vida en la ciudad desde tres aspectos:

• El modelo de ciudad opresora que se niega a una nueva vida.

De los ocho versículos que comprende el pasaje, en tres de estos se hace referencia a la categoría de ciudad opresora, y en dos de ellos se insiste que todo lo que representa o recuerda a Roma ha sido superado. La primera referencia en el v. 1 dice que el primer cielo y la primera tierra ya han pasado, lo que se podría también entender como superado, lo mismo ocurre con el mar, del cual se dice ya no existe. Explicando lo anterior, desde la simbología del Ap, lo que ha sido superado y ya no existe, es el modelo de ciudad y sociedad que Roma impuso tras la conquista del mediterráneo, ya no existe un único y absoluto modelo y estilo de vida, ahora hay una nueva manera de vivir y de ser.

La segunda referencia ratifica lo anterior, cuando en la parte final del v. 4 dice que todo esto es pasado, refiriéndose a la muerte, al llanto, la desesperación, el trabajo (seguramente la explotación laboral o las difíciles condiciones laborales). Con la superación del primer cielo, la primera tierra y el mar (símbolo del poder de Roma), desaparece todo aquello que hace sufrir a las personas por la codicia de unos y la injusticia del sistema social que, al incorporarse en la conciencia de las personas se hace fuerte y se consolida. Con la resurrección de una nueva ciudad, que posibilitará una nueva sociedad, es derrotado el imperio, de la misma manera que con la resurrección de Cristo fueron derrotados sus victimarios.

Aunque el texto es claro en indicar que todo lo que hacía posible el modelo opresor de Roma ha

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desaparecido, esto no significa que desaparezcan las personas que permiten que ese tipo de ciudades y sociedades surjan. La tercera referencia de la ciudad opresora en el v. 8 es la muestra clara que siempre se encontrarán quienes se nieguen a aceptar la existencia de una ciudad-sociedad donde la vida y el desarrollo integral de las personas sea lo más importante. Ahora, si bien es cierto que siempre habrá quienes no sean capaces de renunciar al viejo modelo de injusticia y pecado, llama la atención que el verso inicie diciendo que los cobardes e infieles tendrán su parte en el estanque de fuego y azufre, además de la segunda muerte.

Es clave la tercera referencia del texto porque allí hay una clara advertencia tanto para aquellos que se niegan a creer que es posible otro modelo de ciudad (infieles) como para quienes no toman una decisión frente a

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la nueva posibilidad que emerge (cobardes). También es llamativo que el verso hable de una segunda muerte para aquellos que se niegan a entrar en la nueva vida en donde el modelo de ciudad-sociedad opresora no tiene validez ni es aceptado.

• Opciones de la conciencia frente a la nueva ciudad que propone el Ap. Los momentos de la conciencia en el texto se expresan en los sentidos, ver y oír, a través de ellos tanto el autor como el lector se ven confrontados frente a lo que se está describiendo en la visión. En el v. 1 y 2 el “ver” es utilizado para decir que todo es nuevo, el cielo, la tierra y la ciudad santa, la nueva Jerusalén. El “ver” indica que se está ante una novedad pues todo lo viejo ha pasado. El mundo y el lugar (ciudad) que Roma había creado para oprimir y esclavizar han desaparecido. Las expresiones de nuevo mundo que emerge y de

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Si bien el propósito del texto es llegar a la conciencia del lector, hay que pasar del ver al “oír” como lo dice el v. 3. El oír es la muestra de que se pasa de lo superficial a la interioridad donde tiene lugar la plena manifestación de Dios. Con las imágenes de lo nuevo (cielo – tierra – ciudad) se capta la atención para lograr que se tome conciencia frente a esto y se supere la imagen que se debe interiorizar. El “oír” exige que la persona se disponga y realice tres acciones: atender, entender y decidir.

Cuando el vidente atiende a la voz de Dios entiende el significado de las imágenes que ha visto: “He aquí que hago nuevas todas las cosas”. En esta frase está la fuerza de lo visto, que no es más que el deseo de Dios.

Atender y entender comportan una exigencia por parte de quien habla: “Escribe” (v. 5). Lo que se ha podido experimentar en la conciencia deben saberlo otros. Y aún más como lo dirá el v. 6 es necesario que todos sepan que hay un nuevo orden que tiene su principio y fin en Dios. Todos deben saber que ya no gobierna Roma ni sus dioses, todo eso ha desaparecido. La invitación final para quien está en este momento de reflexión e interiorización es que si vence en su conciencia el viejo modelo de sociedad impuesto por Roma podrá heredar todo lo nuevo que está por darse (v. 7).

El momento de la conciencia en el texto pone en tensión al lector que frente a los dos modelos de ciudad

y sociedad debe tomar una decisión.

Tomarla le exigirá que se disponga para ayudar a materializar la voluntad de Dios de una nueva sociedad. Ya todo está dicho por Dios, se espera es la decisión final de cada uno.

• Conciencia comunitaria de una nueva ciudad donde toda vida es posible.

En efecto las imágenes que el texto describe del nuevo mundo (cielo – tierra – ciudad) superan la fantasía, ellas son una realidad salida de la voluntad de Dios. También dan cuenta de una nueva conciencia de la comunidad frente al orden social que desaparece y al nuevo orden social que surge. Se observa en esas imágenes que la comunidad, después de sentirse libre para confrontarse frente a lo que existe y lo que sueña, ha decidido optar por lo nuevo que Dios propone.

El v. 2 dice que la nueva Jerusalén está arreglada, lista para recibir al esposo. Este es otro indicador de que el viejo modelo ha sido superado, ya no existe injusticia, corrupción, codicia. La ciudad está preparada para el nuevo modelo social. Los v. 3 y 4 dicen que Dios acepta la nueva ciudad y por la conversión que se ha suscitado en ella decide vivir allí, desposando así la ciudad y acogiendo a todos sus habitantes como hijos. Lo que no pudo ser realidad en los tiempos de los reyes y el post-exilio se hace realidad ahora. La ciudad se convierte en un lugar santo donde Dios vive entre los hombres. Como es una ciudad santa no hay lugar para el llanto, la muerte, el duelo, ni la fatiga (v. 4).

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nueva ciudad que desciende indican que esto es una realidad.

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La nueva ciudad de los v. 3 y 4 es el reflejo de una nueva conciencia que da cuenta de la opción por Dios, es Él quien hace nuevas todas las cosas (v. 5). En esta nueva ciudad, donde Dios habita, se recibe a todo aquel que tiene sed (v. 6). Si bien no se específica en el texto a qué tipo de sed se refiere, es posible que se refiera a la sed de justicia por las situaciones descritas en el v. 4 y a la sed de una vida más digna. Como la fuente que calma esa sed da vida gratuitamente, es posible que esta imagen se refiera a la fuente de agua que sale del templo en la profecía de Ezequiel (Cfr. 47, 1-12).

La última imagen de esta nueva conciencia frente a la sociedad que Dios quiere está en la promesa que hace quien habla desde el trono a quienes deciden optar por este nuevo proyecto, “y seré su Dios, y el será mi hijo” (v. 7). La promesa se hace en singular para indicar que la decisión de optar por Dios y su proyecto, depende de cada uno.

Así, cuando quienes opten por el proyecto de Dios se encuentren en la ciudad santa, entonces el nuevo cielo, la nueva tierra y la nueva ciudad santa serán el hogar para todos aquellos que buscan y trabajan por una nueva vida, fruto de su conciencia en favor de una vida comunitaria.

La nueva ciudad como fruto de una conciencia crítica frente al modelo de sociedad opresora.

La ciudad es un proyecto que ya no se puede detener, en el último medio siglo la mayoría de las personas

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pasaron de vivir en el campo a la ciudad, convirtiéndose así lo urbano en un fenómeno para el que muchos no estaban preparados. La vida en la ciudad se ha convertido en algo muy distinto a lo que se estaba acostumbrado pues los motores que mueven la ciudad se llaman economía y desarrollo. De ahí que la consecución de dinero para subsistir en las ciudades se convierte en el gran desafío para las personas. Este modo de vivir transforma valores como la solidaridad, la acogida, la honestidad y la armonía por antivalores como el egoísmo, la competencia y la exclusión, dando pie a actitudes como la codicia, la sed de reconocimiento, la posición social y la destrucción, formando así un nuevo esquema de valores que se encarnan en la mentalidad de las personas como únicos y verdaderos.

Ante este panorama de sociedades y ciudades urbanizadas y movilizadas por la economía y el desarrollo, se hace necesario repensar la evangelización que allí tiene lugar.

Cabe también preguntarse ¿cuál es el propósito que debe perseguir la evangelización en la ciudad? Desde lo que dice Ap. 21, 1-8 es claro que debe ser la resistencia a entrar en una lógica perversa que solo busca riqueza y ve en ella la única posibilidad para que la ciudad exista.

Germán Ortíz (2003) dice que “las ciudades constituyen un desafío profundo para la Iglesia y su acción pastoral. El servicio de la Iglesia tiene que pensarse como servicio desde la Palabra de Dios, tratando de generar conciencia crítica en los

habitantes de la ciudad, desde los elementos éticos que ofrece el texto sagrado” (p. 119-120). Resistencia y conciencia crítica frente al modelo de ciudad-sociedad que se impone cada día en el mundo son los ejes para movilizar la evangelización y el trabajo pastoral urbano. Por lo cual, no se trata de evangelizar para aquietar la conciencia sino para movilizarla frente a lo que se impone como único modelo, extirpando todo tipo de prácticas opresoras.

Sobre esto también dice Gonzalo De la Torre (2004) que la Palabra de Dios debe ayudar a superar “las consecuencias que le deja al pueblo el modelo socio-político del imperio romano” (p. 21), las cuales se parecen a las que rigen la sociedadciudad en la actualidad, y más en tiempos de pandemia, cuando los gobernantes han decidido salvar la economía y no la vida de las

personas. Frente a modelos sociales que buscan preservar la riqueza y el bienestar de algunos pocos, la Iglesia debe reaccionar y responder en coherencia a lo que dice la Palabra de Dios.

Isaías 55, 10-11 dice que la Palabra no vuelve a Dios sin que haya logrado el propósito para el que fue dicha.

Seguramente que esta Palabra de un cielo nuevo, una tierra nueva y una ciudad nueva, está pendiente para ser una realidad. Lo fundamental ya está, la Palabra pronunciada, ahora falta es que cada persona vaya haciendo conciencia de ella y la materialice con las opciones que va tomando. c. La relación de los textos con la vida.

Para este momento, la invitación es tener un diálogo con las siguientes preguntas orientadoras:

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- ¿Por qué vivimos en la ciudad? ¿Qué esperamos de ella?

- ¿Creemos que la nueva ciudad de Ap. 21, 1-8 es posible? ¿Tenemos presente que esa ciudad nueva es un deseo de Dios?

- ¿La evangelización que estamos recibiendo nos concientiza sobre las graves situaciones sociales que hemos estado viviendo en los últimos meses y semanas? ¿Cuál es nuestra postura frente a esas situaciones sociales, a partir de lo que dice Ap. 21, 1-8?

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- ¿Observamos que la Iglesia respalda y se vincula con las causas de las minorías y de las comunidades que resisten al modelo opresor del mercado y de la corrupción política?

- ¿Nuestra celebración litúrgica comunitaria está conectada con la realidad social que estamos viviendo? d. Compromiso: Fruto de lo anterior y en silencio, cada uno presentará al Señor el compromiso que le queda.

Transformar la ciudad como espacio de muerte, violencia e

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El presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy en su discurso inaugural al tomar la presidencia de su país les coloco un reto a sus compatriotas. Él Dijo: “¡No preguntes que puede hacer tu país por ti, sino Que puedes hacer Tu por tu país! A la luz de la reflexión de hoy y en ese deseo de crear un país nuevo, ¿en qué te puedes comprometer ante el Señor y tu comunidad para ser cocreador de ese país nuevo?

Cuarto momento: Oración.

Se invita a la oración comunitaria presentando las siguientes peticiones: - Jesús buen Pastor, te pedimos por el Papa Francisco, que nos ayude en la reflexión sobre el sentido del desarrollo humano integral como una forma de vivir en el Reinado de Dios y que supone la libertad responsable de las personas y los pueblos. Oremos.

- Jesús Luz del Mundo, te pedimos por nuestras autoridades para que

defiendan y busquen con sinceridad el camino de la justicia, la equidad y el bien común, por encima de sus propias conveniencias. Oremos.

- Jesús nacido en Belén de Judá, en un pueblo y una cultura concretos, ayúdanos a acompañar con sinceridad y empatía, los desafíos y luchas de aquellos que hoy en Colombia se sientes alienados y vulnerados, para que su causa sea reconocida y su clamor respetado. Oremos.

- Jesús Maestro, te pedimos que seamos capaces de establecer un dialogo inspirado en la verdad, respeto y dignidad de las personas para encontrar soluciones definitivas a las justas demandas de quienes quieren una mejor Colombia.

Oremos.

- Jesús paciente y humilde, te pedimos que alientes la resistencia pacífica y constante para que no exista la violencia como camino de lucha, sino que el dialogo permita alcanzar la paz y el porvenir que tanto queremos para todos. Oremos.

Se cierra con un Padrenuestro.

Bibliografía Ortiz, Germán (2003) El desafío pastoral de la ciudad. En: Camino.

Revista de Pensamiento Bíblico. No. 2, Hermenéutica Urbana. La ciudad en la Biblia. Instituto Claretiano de Estudios Bíblicos, pp. 117-122.

De la Torre, Gonzalo M. (2004) Apocalipsis. Ser cristianos en tiempos difíciles. Instituto Claretiano de Ciencias Bíblicas. Quibdó – Chocó.

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injusticia en un espacio de vida como propone el cristianismo. Para esto es fundamental una profunda experiencia de Dios, pero también por una reflexión crítica que cada uno debe hacer frente al modelo de sociedad que existe en la ciudad y la disponibilidad para reconocer en la enseñanza de Jesús un nuevo modelo de vida que trasciende a la vida en sociedad. Aunque esta apuesta por una nueva ciudad puede generar tensión, la esperanza en el resucitado será nuestra fortaleza.