Segundo Manual de la Casa Católica

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Somos

Fuerza de su

MISIÓN PERMANENTE

Misioneros con Espíritu

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l a u n a M o d

a c i l ó t a C Casa


PRESENTACIÓN Un tema que ha tenido poca influencia en los procesos de evangelización de las comunidades parroquiales ha sido la figura de la casa como el lugar primario del encuentro con Cristo. No podemos olvidar que las primeras comunidades cristianas aún después de separarse de la sinagoga, tuvieron su desarrollo de fe en los hogares de aquellos que por la predicación y el testimonio “se iban agregando al número de los creyentes”. Caso muy concreto lo tenemos en los sumarios del libro de los Hechos de los Apóstoles donde con tanta precisión nos muestran que los creyentes se reunían en las casas a la oración, el estudio, la fracción del pan y el compartir como hermanos en la misma fe. Testimonios como el de Lida o inclusive en los evangelios, en casas como la de Marta y María, nos demuestran que la Iglesia doméstica fue el lugar privilegiado que escogió el Espíritu Santo para hacer crecer el evangelio. En nuestra Arquidiócesis de Cali, hemos venido resaltando la figura de la familia y de la casa como ese lugar prioritario de evangelización. Acciones como la misión territorial permanente que inauguró las casas católicas y la continua reflexión sobre la espiritualidad esponsal y el ministerio de la conyugalidad, nos permite decir que procuramos responder a la urgencia de una evangelización encarnada en el seno de las familias, los sectores y comunidades. El camino lo vamos recorriendo sin afanes, pero con la fe puesta en una acción sinodal y enriquecedora. Esta cartilla corresponde al proceso de misión territorial permanente que se hace concreto en las casas católicas. En el primer subsidio encontramos 18 temas de corte kerigmático que permiten ese encuentro profundo con Jesucristo, primer paso del proceso del discipulado misionero. Este segundo material resalta en 14 encuentros el hogar, la casa como lugar de evangelización, edificación del Reino de Dios y espacio para crecer como comunidad eclesial. Con un lenguaje muy sencillo y pedagógicamente fácil de desarrollar, los laicos podrán crecer como pequeña comunidad, leyendo la palabra y reflexionando sobre los valores del Reino. Agradecemos a los párrocos y sus comunidades su disposición y trabajo sacrificado y animamos a todos a seguir desarrollando una misión territorial capaz de transformarlo todo.

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¿Qué es la casa católica? Como su nombre indica, es un hogar ubicado en un sector de la parroquia, la cual desarrolla la tarea de continuar con la misión territorial permanente. ¿Qué se hace en ella? Se proclama el Kerigma, se lee la palabra de Dios, se comparte con los vecinos, se ora por las necesidades de todos, se conoce más sobre la Fe y se hace caridad con los más necesitados. ¿Quién puede organizar una casa católica? Cualquier familia comprometida y decidida a convertir su hogar en un espacio de encuentro con Dios y los hermanos. ¿Cómo es el proceso? Primero se hace la misión por el sector, después se escoge una casa bien ubicada, se les informa a los vecinos donde está ubicada y el horario de los encuentros, se nombra un coordinador y un equipo encargado. ¿Quiénes la dirigen? Lo ideal es que haya un coordinador que pertenezca al grupo de los misioneros de la parroquia, El deberá tener un equipo que lo acompañe y le ayude en la organización de las reuniones. ¿Quiénes pueden participar? Todos los vecinos y personas que quieran una vez a la semana tener un encuentro con Dios y con los hermanos. No discriminamos a nadie. Todos son bienvenidos. ¿Cuánto es la duración? Es un espacio continuo, sabemos que comenzamos, y queremos seguir en el tiempo, de acuerdo a la disponibilidad de los participantes. Si quieres comenzar el proceso de la casa católica, te invitamos a comunicarte con el párroco de la comunidad y el equipo misionero. También puedes comunicarte con nosotros. Tenemos todo un material didáctico preparado para que puedas desarrollar este hermoso espacio de evangelización. Objetivo. Entrar en contacto con las familias y la vida de las comunidades, fortalecer la cercanía, acogida, fraternidad desde los valores del Reino de Dios. Herramienta. El mismo Evangelio, mejor dicho, a Jesús que es la Buena Nueva de Dios para el mundo, que nos ha confiado la misión de llevar el Reino de Dios. Motivación. El fuego del Espíritu Santo, que nos convierte en testigos de Jesús Resucitado.

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1 LA CASA, LUGAR DONDE JESÚS CURA Y PERDONA PECADOS (MC 2, 1-12) AMBIENTACIÓN Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. Podemos poner un cirio. Para esta reunión necesitamos un pedazo de hoja para todos y lápices respectivamente. También un contenedor donde podamos quemar los papeles después de la reflexión. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación. PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y cantamos “Hoy Perdóname, hoy por siempre”. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo… BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes. TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN Que bendición poder estar aquí, en la presencia de Dios y de ustedes hermanos, entremos en

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actitud de oración, los invito a conectarnos con el Señor Jesucristo, los invito a orar con mucha fe. Si tienes un problema, o una preocupación, vamos a entregársela a Nuestro Señor, regálate este instante para decirle en tu mente y en tu corazón lo que te está causando dolor en tu vida, la aflicción de tu familia, o esa dificultad en el trabajo. No tengas miedo en decirle a Dios lo que te está sucediendo, Él quiere entregarte todo su amor. (Permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música de fondo). INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Es el Espíritu Santo quien guía la Iglesia y el que guía esta casa católica, los invito a invocarlo, su poder es enorme, nos regala su gracia y carismas, abramos nuestro corazón a su fuerza, dejémonos inspirar por el Espíritu de amor. Repitamos todos: Ven, Espíritu Santo, Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra.

(Solo el coordinador) Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (MC 2, 1-12). RESONANCIA Después del primer viaje de evangelización por toda Galilea, Jesús volvió nuevamente a su base en Cafarnaum. Marcos nos lo vuelve a presentar en la casa, tal vez en la de Pedro. (Mc 1,29).

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Para entender algunos detalles del pasaje será necesario saber que las casas en Palestina tenían un techo plano, como una terraza. Era corriente que hubiera una escalera exterior para subir. La cubierta estaba formada por vigas planas que iban de una pared a otra, separadas por un metro entre sí. Este espacio entre las vigas se llenaba de madera y de tierra. En aquella casa donde se reunió mucha gente, Jesús comenzó a enseñar. Enseñar, hablar de Dios, era lo que Jesús más hacía. Llega un paralítico, cargado por cuatro personas. Jesús es su única esperanza. Ellos no dudan en subir al tejado y abrir un boquete en el techo. Tenía que ser una casa pobre. Bajan al hombre y lo ponen ante Jesús. Jesús, viendo la fe de esta gente, dice al paralítico: ¡Tus pecados te son perdonados! En aquel tiempo, el pueblo pensaba que los defectos físicos (paralítico) fuesen un castigo de Dios por algún pecado. Los doctores enseñaban que esa persona impura se volvía incapaz de acercarse a Dios. Por esto, los enfermos, los pobres se sentían rechazados por Dios. ¡Pero Jesús no pensaba así! Aquella fe tan grande era una señal evidente de que el paralítico estaba siendo acogido por Dios. Por eso, declaró: ¡Tus pecados te son perdonados! Es decir: “¡Dios no te aleja de él!” Curando, Jesús demuestra que tiene poder de perdonar los pecados. Jesús percibe la crítica. Por eso pregunta: ¿Qué es más fácil decir al paralítico: ¿Tus pecados te son perdonados, o levántate, toma tu camilla y anda? Es mucho más fácil decir: “Tus pecados te son perdonados”. Pues nadie puede comprobar si de hecho el pecado fue o no perdonado. Pero si digo: “¡Levántate y anda!”, allí todos pueden comprobar si tengo o no ese poder de curar. Por esto, para mostrar que tenía el poder de perdonar los pecados en nombre de Dios, Jesús dijo al paralítico: ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa! El hombre se curó. Así, mediante un milagro demostró que la parálisis del hombre no era un castigo de Dios, y mostró que la fe de los pobres es una prueba de que Dios los acoge en su amor. El paralítico se levanta, toma la camilla, empieza a andar y todos dice: ¡Nunca vimos cosa igual! Este milagro reveló tres cosas muy importantes: 1)

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las enfermedades de las personas no son un castigo por sus pecados. 2) Jesús abre un nuevo camino para llegar hasta Dios. Aquello que el sistema llamaba impureza no era impedimento para que las personas se acercaran a Dios. 3) El rostro de Dios revelado a través de la actitud de Jesús no es el rostro severo revelado por la actitud de los doctores. (Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio). PARA REFLEXIONAR Cada vez que nos reunimos en este hogar que tan generosamente nos abre las puertas nos encontramos por medio de la palabra de Dios con toda su misericordia. Es hermoso leer como nuestras dolencias del alma y del cuerpo son sanadas por la presencia de Jesucristo. El mismo lo dijo que “iba por todos los pueblos sanando a los que sufrían dolencias” y hoy, aquí, también nos está sanando. Su inmenso amor y poder nos invita a sentir que no estamos condenados por nuestros pecados a una vida de tristeza, de dolor, tampoco estamos atados por pecados de nuestros antepasados y mucho menos que nuestra vida sea una tragedia ya escrita, como si estuviéramos destinados a sufrir. Todos los que estamos en esta casa, podemos recibir ese perdón, porque Dios no perdona con un decreto, sino con una caricia, acariciando nuestras heridas del pecado. El papa Francisco nos dice que Jesús “está involucrado en el perdón, está involucrado en nuestra salvación. Y así Jesús hace de confesor: no humilla, no dice 'Qué has hecho, dime ¿Y cuándo lo has hecho? ¿Y cómo lo has hecho? ¿Y con quién lo has hecho?' ¡No! 'Vamos y de ahora en adelante ¡no peques más!'. Es grande la misericordia de Dios. ¡Nos perdona acariciándonos”! No sé si ustedes se han sentido mal, tristes, y hasta enfermos por los diferentes pecados que cometemos. En algunas ocasiones la conciencia nos recuerda lo que no estamos haciendo bien y porque no decirlo el pecado nos enferma nuestro cuerpo. Es una realidad que no podemos negar, somos pecadores, no podemos sacar excusas, reconocemos que nos falta mucho para ser las buenas personas que Dios espera que seamos, pero también es verdad que tenemos todo el amor de Jesucristo que perdona todos nuestros pecados. El dijo en su palabra que todos los pecados pueden ser

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perdonados, porque su misericordia es más grande que nuestras faltas. No sienten un descanso en sus corazones cuando escuchamos esto. En este momento, estamos recibiendo el perdón de Dios, su amor nos limpia de nuestros pecados y libera de nuestras parálisis. RESONANCIA PERSONAL GUIADA A partir de este texto bíblico tengamos un breve, pero profundo diálogo con nuestro Señor Jesucristo aquí presente. Puedes decirle ahora cuáles son tus dolencias, qué es lo que te hace sufrir en estos momentos. (Un minuto en silencio). ¿Crees que Jesús puede aliviar ese dolor? (Un minuto en silencio). ¿Él te puede perdonar? (Un minuto en silencio). Ahora con tus propias palabras pídele al Señor que te perdone, que te sane, clama a Dios con todas las fuerzas de tu corazón para que su palabra te libere de todo aquello que genera dolor en tu corazón. SIGNO Queremos invitarlos ahora a realizar un signo muy común, pero muy bello que nos ayudará a experimentar esta palabra. En este papel y con estos lápices vamos a poner las dolencias y pecados que queremos que Jesucristo se lleve de nuestras vidas. no se preocupen, va a ser en secreto. Después de que los escribamos, los vamos a poner en este contenedor que tiene unos carbones como signo de liberación. (Acompañamos con música de fondo)

ORACIÓN DE INTERCESIÓN NECESIDADES DEL GRUPO

POR LAS

Ahora vamos a interceder, es una oración en la cual ofrecemos a Dios nuestras necesidades y las de nuestra casa católica. Los invito a que a cada oración podamos responder: Dios de amor escucha a tu Iglesia. (Permitimos las intervenciones espontáneas).

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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA No podemos olvidarnos de nuestra madre María, ella en las bodas de Caná, intercedió cuando el vino se acabó, pidámosle que interceda ante Cristo Jesús por nuestras necesidades. Digamos: Dios te salve reina y madre, madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra……. CANTO FINAL Terminemos alegres, cantemos al Señor por su perdón y amor, cantemos ¡No hay Dios tan grande como Tú! COMENTARIOS FINALES DESPEDIDA

2 ESPACIO DONDE JESÚS COMPARTE LA MESA CON TODOS (MC 2, 15, MC 14,3). AMBIENTACIÓN Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. Podemos poner un cirio. Para esta reunión es importante cortar como un rompecabezas una imagen de una comunidad que signifique la Iglesia, la entregaremos a los participantes en el momento del signo. Después de la reflexión se armará entre todos. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación. PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Invitamos a entrar en actitud de oración y podemos cantar “A Edificar la Iglesia”. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…

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BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN No tengamos afán, hagamos un recuento desde que nos levantamos, hasta este momento de todo lo que ha pasado y demos gracias a Dios. (utilicemos música suave, permitamos unos dos minutos de oración).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Es el Espíritu Santo el que nos guía siempre nuestras reuniones por eso los invito a invocarlo y pidámosle que ilumine nuestra mente y abra nuestro corazón a lo que dice la palabra: ( El coordinador puede dirigir y si todos pueden tener a oración la recitamos a una sola voz). Recibe Espíritu Santo, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que te hago en este día para que te dignes ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón. Yo me abandono sin reservas a Tu divina voluntad, y quiero ser siempre dócil a Tu santa inspiración. ¡Oh Santo Espíritu! Dígnate formarme con María y en María, según el modelo de Tu amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén.

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LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (MC 2, 15, MC 14,3). RESONANCIA Jesús enseñaba, y a la gente le gustaba escucharle. Así como nosotros estamos aquí esta noche y nos gusta estas palabras que son ayuda para vivir siempre mejor. Jesús aprovechaba cualquier ocasión para reunir las personas y ofrecerles su mensaje. ¿Qué es lo que Jesús enseñaba? Jesús anunciaba la Buena Nueva de Dios (Mc 1,14). Hablaba de Dios, pero hablaba de él de forma nueva, diferente. Hablaba a partir de la experiencia que El mismo tenía de Dios y de la vida. Jesús vivía en Dios. Debe haber tocado el corazón de la gente a quienes les gustaba oírle (Mc 1,22.27). Dios, en vez de ser un Juez severo que de lejos amenazaba con castigo e infierno, volvía a ser, de nuevo, una presencia amiga, una Buena Nueva para el pueblo. Hoy el evangelio nos ayuda a pensar sobre una controversia que surgió cuando Jesús se sentó a la mesa con los pecadores (Mc 2,13-17). En los años 70, época en que Marcos escribe, había en las comunidades un conflicto entre cristianos venidos del paganismo y los cristianos venidos del judaísmo. Los que venían del judaìsmo tenían dificultad en entrar en la casa de los paganos convertidos y sentarse con ellos en la misma mesa (cf. Hch10,28; 11,3). Al describir como Jesús se enfrenta con este conflicto, Marcos orientaba las comunidades en la solución del problema. Jesús llama a un pecador a ser discípulo y le invita a comer a su casa. Jesús llama a Leví un publicano, y éste, inmediatamente, lo deja todo para seguir a Jesús. Empieza a formar parte del grupo de los discípulos. En seguida, el texto dice literalmente: Estando sentado a la mesa en su casa. Esto nos da a entender que Jesús no vino para los justos, sino para los pecadores. Este gesto provocó la rabia de las autoridades religiosas. Estaba prohibido sentarse a la mesa con publicanos y pecadores, ¡ya que sentarse a la mesa con alguien era lo mismo que tratarlo como hermano! En vez de hablar directamente con Jesús, los escribas de los fariseos hablaban con los discípulos: ¿Qué es eso? ¿Come con publicanos y pecadores? Jesús responde: No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. ¡No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores! Como anteriormente con los discípulos (Mc 1,38), también ahora es la conciencia de su misión lo que ayuda a Jesús a que encuentre una

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respuesta y a indicar el rumbo para el anuncio de la Buena Nueva de Dios. Jesús abre así la salvación para todas las personas sin excepción, ha venido a buscar lo que estaba perdido, ha venido a recuperar las extraviados en la vida, su ministerio lo dedica con mayor atención a aquellos que a nadie les interesaban, a los que algunos llamaban “malditos”. Así es el amor de Jesús, su amor llega a todos como el padre celestial “que hace llover sobre justos y pecadores”. (Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

PARA REFLEXIONAR Nuestra Iglesia católica es el cuerpo de Cristo, lo dice San Pablo cuando afirma que Cristo es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia. ( 1 Corintios 12, 12 -26 ) y como Iglesia debemos tener los mismos sentimientos de Cristo, las mismas actitudes de nuestro maestro. Todo el amor que El manifestó a las personas y su deseo de edificar el Reino de Dios, un mundo más justo, misericordioso, que viva en paz, donde todos tengan las mismas oportunidades y se respete a cada persona por el valor que tiene al ser hijo de Dios, es el objetivo y tarea de la Iglesia que no solo son las autoridades eclesiásticas, porque sabemos que los que estamos aquí reunidos en esta casa también somos la Iglesia y tenemos este compromiso. Esta casa católica donde nos reunimos cada semana para escuchar la palabra, para encontrarnos con Cristo y compartir con los hermanos, es también la Iglesia. Nosotros somos la Iglesia, somos también el cuerpo de Cristo, una partecita de un inmenso cuerpo, y si funcionamos bien, pues todo el cuerpo también lo hará. Eso nos invita y nos obliga entonces a tener los mismos sentimientos de Cristo. Y cuando leemos este hermoso evangelio nos preguntamos, ¿tenemos nosotros la misma capacidad de Cristo de compartir con aquellas personas que no son como nosotros, que piensan diferente, que aman diferente? ¿Tenemos la capacidad de hacer parte de nuestra vida a aquellos que el mundo rechaza? Podemos nombrar tantos hermanos que hoy el mundo no quiere, que los esconde, son los nuevos paganos, los nuevos pecadores. ¿Los aceptamos, compartimos nuestra vida con ellos, o los rechazamos?

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Quisiera invitarlos en este momento para que compartamos la siguiente pregunta ¿Quiénes serían esos rechazados, esos pecadores con lo que hoy Jesús se sentaría y que el mundo rechaza? (aquí el coordinador permite que las personas puedan expresar quienes son los rechazados de hoy, se les puede ayudar con un primer ejemplo: los habitantes de la calle, los homosexuales, los enfermos, los extranjeros etc.). Nosotros que somos católicos discípulos de Jesús debemos tener la actitud de aceptación, amor, respeto, tolerancia y misericordia con las personas que el mundo no ama y desprecia. Nuestra casa católica, al igual que aquella casa donde Jesús se sentó a compartir la mesa con los pecadores, debe convertirse en un lugar de amor, donde ninguna persona sea rechazada ni discriminada. Este espacio debe ser un lugar de oración y aceptación, debemos tener los mismos sentimientos que tuvo Cristo si queremos llegar a ser santos como Él es santo, además debemos recordar ese maravilloso pasaje donde Jesús dijo “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. RESONANCIA PERSONAL GUIADA Los invito ahora a realizar nuestra tradicional resonancia personal en la cual podemos hacer nuestro este evangelio a partir de preguntarnos:  

¿Cómo le gustaría a Jesús que tratáramos a las personas que son rechazadas en nuestro barrio? ¿Qué podemos hacer nosotros por aquellos que los demás juzgan?

(Podemos compartir nuestras respuestas en un espacio breve de tiempo). SIGNO (Entregamos a cada uno las fichas del rompecabezas) Todos hemos recibido una ficha de rompecabezas. Todas son distintas, pero si las unimos, seguramente podremos tener una imagen hermosa. Vamos a armar este rompecabezas que nos recuerda que así es la Iglesia, todos distintos, pero necesarios y todos son amados por Dios. (acompañamos con música de fondo)

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ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS NECESIDADES DEL GRUPO Ahora los invito a que de manera espontánea vamos a realizar un momento de oración con la fuerza del Espíritu Santo por todos los que el mundo rechaza, pero que Dios quiere salvarlos por su infinito amor. Nuestra oración es muy poderosa, Jesús dijo que, si dos nos ponemos de acuerdo para pedir algo, Él nos escucha. Primero hagamos una oración por los adictos a la droga. (aquí el coordinador puede invitar de manera espontánea a una persona para que ore por aquellos que sufren el flagelo de las drogas y así sucesivamente por las siguientes personas). Por las personas homosexuales. Por los habitantes de la calle. Por los migrantes. Por los desmovilizados y los que han salido de la cárcel. Otras intenciones. ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÌA Vamos terminando nuestra hermosa reunión e invoquemos a nuestra madre Santísima, ella nos ama a todos, como esa madre amorosa que ama a todos sus hijos: Dios te salve María, llena eres de gracia…. CANTO FINAL: ¡Amar es entregarse, olvidándose de si…! COMENTARIOS FINALES DESPEDIDA

3 ESPACIO DONDE JESÚS ENSEÑA HUMILDAD (MC 9,31-37). AMBIENTACIÓN Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. Podemos poner un cirio. Para esta reunión es importante una vasija con tierra, que nos recuerda que hemos

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sido creados por Dios todos a imagen y semejanza de Él. Podemos entregar a cada uno de los asistentes un poco de tierra en una bolsita cuando sea el momento del signo. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación. PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Invitamos a entrar en actitud de oración y podemos cantar “Tú mi Alfarero (Hna Glenda)”. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo… BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes. Podemos informar brevemente sobre la vida parroquial.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN Orar es una conexión con Dios, y al El le gusta que le hablemos, Con la ayuda de música de fondo pensemos en todo lo que hemos vivido hoy, lo bueno y lo malo y le entreguemos a Dios toda nuestra vida. Sin afán, hagamos un recuento de lo que ha sucedido y demos gracias a Dios. (permitamos unos dos minutos de oración). INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Es el Espíritu Santo el que nos guía siempre nuestras reuniones por eso los invito a invocarlo y pidámosle que ilumine nuestra mente y abra nuestro corazón a lo que dice la palabra: ( El coordinador puede dirigir y si todos pueden tener a oración la recitamos a una sola voz). Padre celestial: hoy vengo a Ti, en unión de tu amadísimo Hijo, a pedirte por su intercesión, que derrames sobre mí la efusión de tu Espíritu Santo,

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para que consagre a tu servicio todo cuanto tengo, todo cuanto soy, colme mi vida con su transformante presencia, como lo hizo con Cristo y con la Santísima Virgen María, y que toda mi existencia proclame este anhelo eficaz: “Que viva y reine el Espíritu Santo y todo el mundo le sea consagrado” Amén. LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (MC 9,31-37). RESONANCIA Qué

maravilla

que

podamos

seguir en estas reuniones que nos permiten encontrarnos con Jesús, que Él nos pueda hablar por medio de su palabra. Al Igual que hizo con sus discípulos. Él nos quiere enseñar por medio de este texto. Veamos que nos quiere decir hoy.Al igual que nosotros estamos aquí reunidos en esta casa, Jesús está en un hogar, con unas familias y se genera

un

diálogo

por

la

discusión que sus discípulos habían tenido unos instantes antes. Ellos son conscientes de que su discusión no es un buen tema, especialmente después de que su maestro les ha anunciado los acontecimientos por venir. Esta discusión es un ejemplo concreto de la falta de entendimiento que tenían los seguidores de Jesús sobre lo que Él les decía en el camino. Les acaba de anunciar su disposición a mantenerse en su propuesta de servicio y entrega hasta de la propia vida, mientras ellos se entretienen discutiendo quién es el mayor. No obstante, los que estamos leyendo este texto, y que nos entramos en la escena del evangelio, tomamos conocimiento de la discusión a través del

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narrador. Marcos nos informa qué venían discutiendo por el camino sobre "quién era el más grande" (v.34). La respuesta de Jesús es impresionante. La situación generada por la pregunta y el silencio exige una réplica inmediata. Pero Jesús se toma su tiempo, se sienta, los convoca y recién entonces les habla. Jesús no descalifica la discusión de los discípulos, sino que cambia radicalmente la perspectiva: "si alguno quiere ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos" (v.35). Poco queda de la discusión de los discípulos. Ellos discuten sobre quién es el más grande y Jesús se centra en el cómo. El primero debe hacerse el último y servidor de todos. Ser el más grande no es un privilegio sino un acto de servicio a los demás. El hijo del hombre es un ejemplo de ello, su perseverancia hasta la muerte lo ilustra claramente. Luego, Jesús toma un niño, así que puede ser uno u otra. Jesús lo recibe, y lo saca del lugar de invisibilidad y lo coloca junto con Él, en el centro, dándole un lugar de privilegio. Este pequeño ocupa ahora el lugar que todos queremos ocupar; está en los brazos de Jesús. Entonces, se vuelve a sus discípulos y los invita también a ellos a recibir a quienes son como este niño, aquellos que la sociedad ni siquiera ve. Hay un aspecto concreto en este niño que Jesús pone al centro de la escena. En la sociedad Galilea del tiempo de Jesús ocuparse de ellos era tarea de las mujeres exclusivamente, Jesús ahora incluye a sus discípulos en esa tarea. No era

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como ahora que cuidamos mucho nuestros pequeños, en ese tiempo no eran valiosos, eran frágiles. Que gran enseñanza, debemos en nuestra fragilidad, ser fuerte solo por la misericordia de Dios. (Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio). REFLEXIÓN Recuerdan en días pasados que hablábamos que todos nosotros por pertenecer a esta casa católica éramos miembros del cuerpo de Cristo. ¿Lo recuerdan? Y decíamos que Él era nuestra cabeza, que Cristo era la cabeza de la Iglesia, es decir el más importante y es también el más importante de esta casa católica. Ahora los invito a que nos sintamos no solo parte del cuerpo, sino también sus discípulos. La palabra discípulo significa seguidor, es decir que nosotros nos reunimos cada semana porque queremos encontrarnos y ser seguidores de Jesús. Y lo seguimos por medio de su palabra y de esta comunidad porque queremos aprender de Él a vivir de una manera maravillosa, para que tengamos mucha vida y vida abundante. Estamos aquí, porque reconocemos que Jesús es nuestro maestro, Él nos enseña y lo hace por medio de su palabra. Hoy, en el texto que leímos y profundizamos, nuestro señor Jesucristo nos ha dejado una enseñanza muy valiosa, una de las más valiosas para aprender a vivir como Él quiere, y que tengamos esa felicidad tan anhelada. Ahora quiero invitarlos, sin angustias, no es obligatorio participar. Quiero preguntarles ¿Cuál creen ustedes que es la enseñanza principal de este texto para nosotros aquí y ahora? (permite que las personas se puedan expresar, al menos dos o tres intervenciones). Muchas gracias por lo que han compartido. Precisamente Jesús se reunía en las casas para enseñarles a sus discípulos, y hoy les da una clase sobre la humildad, les enseña con su propia vida, no solo de palabras al viento, o de simples teorías, les enseña que, para vivir esa vida de Dios, lo que hay que hacer es bajarse de la soberbia y el poder, y ser humilde y sencillo como Él lo fue. Se acuerdan que Jesús un día les dijo a sus discípulos, que

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Él no había venido a ser servido, sino a servir, bueno, eso mismo nos lo dice a nosotros hoy, estamos en esta tierra para servir, para amar, para ser como Jesús, sencillos, generosos, humildes. Ahora bien, lo que estaban haciendo los discípulos no está muy alejado de lo que pasa hoy. Las personas hacen hasta lo imposible por ser superiores a los demás, por creerse superiores, se operan para verse más bonitas que las demás, consiguen mucho poder para creerse superiores, se vuelven violentas y hasta se meten en cosas ilegales para sentirse poderosos y que los reconozcan. Esa no es la actitud que quiere Jesús de nosotros. Él nos quiere humildes, esta es una palabra que viene de la palabra tierra, (Humus), significa que el humilde reconoce que todos hemos sido creados de la misma tierra y pisamos la misma tierra; entonces yo no me debo creer más que los otros, ni con mayores derechos, al contrario, debo respetarlos, valorarlos y ayudar a las demás personas. Concluyamos entonces esta reflexión dejando muy claro lo que la palabra nos quiere enseñar hoy: debemos ser humildes y servir a los demás, dejar de lado la soberbia de creernos superiores, imitar a Jesús que no vino a ser servido, sino a servir. RESONANCIA PERSONAL GUIADA Los invito ahora a realizar el compartir de lo reflexionado. Podemos hacer nuestro este evangelio a partir de preguntarnos: ¿En mi vida hay actos de soberbia o de humildad? ¿Soy dócil a las enseñanzas de Jesús hoy y reconozco lo que debo cambiar para ser más humilde? Podemos compartir nuestras respuestas en un espacio breve de tiempo. SIGNO (Entregamos a todos los participantes las bolsitas con un poco de tierra). Hemos puesto en la mitad de nuestro encuentro una vasija con tierra, que nos recuerda que hemos sido creados por Dios todos a imagen y semejanza de Él. Los invito ahora a que todos tomen un poco de tierra con su mano

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derecha y tengan allí, mientras podemos escuchar el salmo 8. (Leemos en voz alta). ORACIÓN DE INTERCESIÓN NECESIDADES DEL GRUPO

POR

LAS

Ahora vamos a interceder, es una oración en la cual ofrecemos a Dios nuestras necesidades y las de nuestra casa católica. Los invito a que a cada oración podamos responder: Dios de amor enséñame a ser humilde como Tú. (Permitimos las intervenciones espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Pidámosle a nuestra Madre la Santísima Virgen María que interceda ante Cristo Jesús por nuestras necesidades. Digamos: Que nuestra alma sedienta acuda a esta fuente, y que nuestra miseria recurra a este tesoro de compasión... Virgen bendita, que tu bondad haga conocer en adelante al mundo la gracia que tú has hallado junto a Dios: consigue con tus oraciones el perdón de los culpables, la salud de los enfermos, el consuelo de los afligidos, ayuda y libertad para los que están en peligro. CANTO FINAL Terminemos alegres, cantemos a la Santísima Virgen, ¡Junto a Ti María! COMENTARIOS FINALES

4 LA CASA UN LUGAR DE SANACIÓN FÍSICA Y ESPIRITUAL (MC 5, 21-34). AMBIENTACIÓN Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. Podemos poner un cirio.

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Para esta reunión es importante un crucifijo, que nos recuerda que Dios es nuestro único sanador, el único que nos devuelve la salud espiritual y corporal. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación. PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Invitamos a entrar en actitud de oración y podemos cantar “Sáname Señor”. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo… BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes. TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN Ahora quiero invitarlos a orar, vamos a desconectarnos del mundo para conectarnos con Dios. Siempre hay algo o alguien que nos ha pedido oración, tengamos la seguridad que Dios nos está escuchando. Entreguémosle toda nuestra vida. Tomémonos nuestro tiempo, mentalmente hagamos un recuento desde que nos levantamos, hasta este momento y solo demos gracias a Dios. (permitamos unos dos minutos de oración).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Es el Espíritu Santo es el poder que tenemos para entender la palabra y la voluntad de Dios. Los invito a invocarlo y pidámosle que disponga nuestra mente y corazón a lo que escucharemos hoy. (El coordinador puede dirigir y si todos tienen la oración la recitamos a una sola voz). Ven, Espíritu Santo, Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

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Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. LEEMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (Mc 5, 21-34). RESONANCIA Nos habíamos quedado la semana pasada con Jesús como maestro, enseñándonos a ser humildes como Él es humilde.

Como

discípulos que somos, hoy también vamos a estar atentos a qué quiere enseñarnos hoy. En el evangelio vamos a meditar sobre dos milagros. El primero, a favor de una mujer considerada impura por causa de una hemorragia que le duraba desde hacía doce años. El otro milagro, a favor de una niña de doce años, que acababa de morir. Según la mentalidad de la época, cualquier persona que tocara la sangre o el cadáver era considerada impura. ¡Sangre y muerte eran factores de exclusión! Podemos mirar primero la situación de la mujer. ¡Doce años de hemorragia! Por esto, vivía excluida, pues en aquel tiempo, la sangre volvía impura a la persona, y quien la tocara quedaba impuro también. Marcos informa que la mujer había gastado todos sus bienes con los médicos. En vez de estar mejor, estaba peor. ¡Situación sin solución! Esa mujer oyó hablar de Jesús y nació en ella la esperanza: “Si logro tocar, aunque sólo sea sus vestidos, me

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salvaré.” La mujer se puso en medio de la multitud y, de forma desapercibida, tocó a Jesús, pues todo el mundo lo apretaba y lo tocaba. En ese mismo instante ella sintió en su cuerpo que había sido curada. La mujer se dio cuenta que había sido descubierta. Fue un momento difícil y peligroso. Como castigo, podría ser apedreada. Pero tuvo el valor de asumir lo que hacía. “Atemorizada y temblorosa” cayó a los pies de Jesús y contó toda su verdad. Jesús dice la palabra final: “Hija, tu fe te ha salvado; ¡vete en paz y queda curada de tu enfermedad!” “Hija”, con esta palabra Jesús acoge a la mujer en la nueva familia. El texto bíblico nos muestra también a Jesús entrando en la casa de Jairo, su hija ha muerto. El dolor los embriaga a todos. Todo se ha acabado para los vecinos y familiares, para Jesús no, Él es la vida, escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa de presenciar, a saber, que la fe es capaz de realizar lo que persona cree. Y dice: “No temas. ¡Solamente ten fe!” Se escucha la voz de Jesús, algo que no podían comprender: “La niña no ha muerto. ¡Está dormida!” La gente se rió. Jesús toma la niña por la mano y dice: “Talitá kum!” Ella se levanta. ¡Gran alboroto! Jesús conserva la calma y pide que le den de comer. Las dos mujeres son curadas. Jesús tiene el poder de sanar, de levantar, de dar la vida, Jesús tiene un poder mayor al sufrimiento humano. (Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio). REFLEXIÒN Hoy tenemos un tema para compartir que quizás nos cuesta hablar, porque hay tanta confusión, es el tema de la sanación. Entonces vamos a dejar que el mismo Jesús nos enseñe. ¿Él nos puede sanar o no? ¿Y qué significa sanar? Qué tal si damos la respuesta inmediatamente con un texto bíblico “Jesús sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades. También expulsó a muchos demonios” (Mc 1,34). Que maravilloso poder escuchar estas palabras, lo primero que hizo Jesús fue ir sanando las personas de sus diferentes dolencias. Su amor es tan grande que se hacía cercano con el dolor de aquellos que se encontraba. Su amor es vida, sanación.

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Y en el evangelio que leímos hoy, Jesús sana a dos personas, a una mujer mayor que ya no tenía esperanza en cambiar su vida y el único que le pudo dar una nueva oportunidad fue Jesús. El texto dice que lo había hecho todo para seguir viviendo, al tocar al maestro recibió de nuevo las ganas de vivir. A nosotros también, a los que estamos aquí, podemos tocar a Jesucristo, podemos recuperar la esperanza de ser sanados de tantas enfermedades que no solo son las físicas, porque hay otras enfermedades que nos hacen aún más daño, son las enfermedades del alma, de nuestra mente. Podemos compartir un momento, cuáles son esas enfermedades que Jesús con el poder de su palabra puede sanar. (podemos ayudar a los participantes dándoles una idea, como la enfermedad de la tristeza, o del odio. Compartamos unos minutos). Jesús entra en la casa, y su presencia llena de vida un lugar donde solo albergaba muerte. Así es su poder, donde llega hay vida, levanta a esa niña, llena de vitalidad la familia. Que felicidad y que gozo poder sentir que también hoy Jesús está haciendo presencia en este lugar y puede entrar en nuestras casas, Él quiere entrar para llenar de esperanza, para sanar, reconciliar, alegrar. No es solo palabras, podemos sentir como todo cambia cuando dejamos que tome el poder sobre nuestra familia. Y ¿qué debemos hacer? Dejarlo entrar por medio de la oración, de la palabra, de la Eucaristía, Él mismo dijo en su palabra que está tocando a la puerta de nuestras casas y si le abrimos nos traerá todo su amor, toda su vida, toda su sanación. RESONANCIA PERSONAL GUIADA Y SIGNO (Hoy vamos a unir los dos momentos en un espacio de oración significativo). Vamos a dejar que Jesús entre en nuestra casa católica, en este momento. Para ello, hagamos un signo hermoso, lo haremos sin afán, con mucha fe y dejando que ese amor de Dios toque y sane nuestras heridas. Vamos a pasar por cada uno un crucifijo y cada persona cuando lo tenga en la mano hará un momento de oración, dando gracias a Dios por todo el amor que nos regala y pidiéndole que nos sane de alguna dolencia o enfermedad que nos aqueja. (Se le recomienda al coordinador si el grupo es muy grande tener dos crucifijos para agilizar el signo. Es indispensable música de adoración para acompañar el signo. Si se puede se baja la intensidad de las luces. De igual forma podemos ir recitando el salmo 116 por fracciones).

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ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS NECESIDADES DEL GRUPO Ahora vamos a interceder, es una oración en la cual ofrecemos a Dios nuestras necesidades y las de nuestra casa católica. Los invito a que a cada oración podamos responder: Dios de amor sana nuestras heridas. (Permitimos las intervenciones espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA No podemos olvidarnos de nuestra madre María, pidámosle que interceda ante Cristo Jesús por nuestras necesidades. Digamos: Pequeña y dulce María, princesa mía, sin pecado concebida, estrella de mis días y desde niña la más perfecta profecía. Ilumina esta vida mía, a veces enceguecida, sin ansias ni dicha y totalmente empobrecida. Hazme, pequeña María, luz en estos días y resplandor en la oscuridad del alma mía. Hazme niño, pequeñito y dulcísimo para que el Buen Dios escriba lo que ha querido de esta vida, para su gloria y como verdad que ilumina. Amén

CANTO FINAL Terminemos alegres, cantemos ¡Sáname Señor! COMENTARIOS FINALES

5 LA CASA LUGAR PARA COMPARTIR EL PAN Y TODA LA VIDA. HCH 2, 42-47 AMBIENTACIÓN Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. Podemos poner un cirio.

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Para esta reunión necesitamos Pan y Jugo de Uva, para recordar que hemos venido a compartir con el Señor. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música. PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Entramos en actitud de contemplación y cantamos “Ya no eres Pan y Vino”. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN

todo su amor.

Que bendición poder estar aquí, en la presencia de Dios y de ustedes hermanos, entremos en actitud de oración, los invito a conectarnos con el Señor Jesucristo, los invito a orar con mucha fe. Si tienes un problema, o una preocupación, vamos a entregársela a Nuestro Señor, regálate este instante para decirle en tu mente y en tu corazón lo que te está causando dolor en tu vida, la aflicción de tu familia, o esa dificultad en el trabajo. No tengas miedo en decirle a Dios lo que te está sucediendo, Él quiere entregarte

(permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música de fondo).

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INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Es el Espíritu Santo quien guía la Iglesia y el que guía esta casa católica, los invito a invocarlo, su poder es enorme, nos regala su gracia y carismas, abramos nuestro corazón a su fuerza, dejémonos inspirar por el Espíritu de amor. Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente. Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente. Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas. Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas. Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (HCH 2, 42-47).

RESONANCIA La palabra de Dios es como una luz para nuestra vida. Podemos aprender tanto cuando la escuchamos y oramos por medio de ella. Y este texto bíblico nos describe cómo vivían la fe los primeros discípulos. Se parece mucho a lo que nosotros hacemos en esta casa católica. Los invito a mirar y aprender de ellos. Los cristianos de la primera comunidad saben que necesitan renovar y fortalecer continuamente su compromiso de fe, de vida, y aprovechan al máximo las ayudas que se les brindan. Si leemos con cuidado, la palabra nos dice que estas personas, que creían en Cristo igual que nosotros, se reunían a cuatro cosas. Repasémoslas. A LA ENSEÑANZA. Para amar a alguien es necesario primero conocerlo. Por eso Lucas menciona en primer lugar la enseñanza: los discípulos

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enseñaban quién es Jesús, qué dice, qué hace, cuál es el proyecto de vida que propone; enseñan que murió y resucitó para darnos vida; enseñan a imitarlo, a seguirlo. En las reuniones compartían las experiencias que se acordaban de Jesús y todo el amor que habían experimentado con El. A LA COMUNIÓN Esto no se refiere, como podría pensarse, a la Comunión como la entendemos ahora, en un sentido eucarístico, sino a la comunión que se vive en la comunidad, es decir, a la comunión fraterna, a la solidaridad verdadera, a la auténtica caridad que es amor llevado a la práctica. Jesús dijo: “en esto conocerán todos que son discípulos míos; si se aman los unos a los otros" (Jn 13, 35). Reunirse era también signo de hacerse hermanos, de compartir los momentos difíciles y disfrutar de las bendiciones recibidas por la providencia divina. A LA FRACCIÓN DEL PAN "Entre los judíos, el pan constituía el ingrediente principal de toda comida. Los alimentos tomados en común se iniciaban con el gesto de padre de familia que, en calidad de presidente de la mesa, tomaba el pan en sus manos, recitaba sobre él la oración de acción de gracias (o de alabanza): “Sea alabado Yahveh, nuestro Dios, rey del mundo, que de la tierra hace crecer el trigo”; lo partía luego, y daba un pedazo a cada uno de los comensales. Dado que en la Iglesia primitiva la expresión 'fracción del pan' se empleó para designar también el banquete eucarístico. Y A LAS ORACIONES. La comunidad cristiana ora en común. Los fieles interceden unos por otros, unen sus voces para rogar a Dios por algo, comparten sus certezas de ser escuchados por un Dios cercano que los ama y se ocupa de ellos. Jesús ha dicho: "les aseguro que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de Mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo, en medio de ellos." (Mt 18, 1920). Cabe hacer notar que estos cuatro puntos que Lucas menciona son elementos que forman parte de nuestra Celebración Eucarística tal como la conocemos hoy. En estos versículos se presenta un resumen sobre la vida de la primera comunidad cristiana, comunidad a la cual debemos regresar. Es una comunidad que se alimenta de la escucha atenta de la enseñanza de los apóstoles. Los discípulos de Jesús, por tanto, no se congregan solo por amistad ni por razones sociales ni de otra índole, sino porque comparten la misma fe gracias al testimonio que los testigos dan de Jesucristo. (Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

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REFLEXIÒN No queremos ser soberbios y ponernos a la altura de los discípulos de Jesús, pero ¿no les parece maravilloso que nosotros cada semana, en las noches que nos reunimos en nuestra querida casa católica precisamente hacemos lo que nos dice el texto que ellos hacían? Los invito a experimentar la alegría de esos primeros seguidores de Jesús que sentían que ellos eran bendecidos por la presencia del maestro en medio de ellos y también la fuerza de ser una comunidad. Desde la casa de uno de ellos se conformaba ya la Iglesia, ahora nosotros desde esta casa también estamos haciendo, comunidad, Iglesia, ¿no les parece? (Podemos compartir con los presentes su experiencia en las reuniones. Enfatizar en la vida de comunidad y en el aprender de Jesús). Desde que comenzamos esta casa católica nos hemos puesto como meta responder a dos objetivos: Encontrarnos con Cristo por medio de su palabra y encontrarnos como hermanos por medio del compartir nuestras vidas. hemos sido inspirados por esta primera comunidad cristiana. Han sido reuniones muy hermosas. Lo primero que hemos experimentado es que Dios nos ama, que perdona, sana y reconstruye nuestra vida. Cada semana conocemos algo más de Cristo y Él nos llena de vida porque nos ama. Hemos sentido su caricia y poder por medio de la palabra y seguro que nos ha cambiado la vida a muchos de nosotros. Es por eso que debemos seguir conectados con aquel que nos da vida. Los invito a renovar nuestro compromiso de seguir a Jesús como sus discípulos. Pero además de seguir a Jesús amándolo cada día más, también hemos constituido una comunidad, una familia, ya no solo es la reunión en una casa, somos una familia de la cuadra y el sector que tiene una casa para compartir. Hemos orado unos por otros, hemos compartido nuestros bienes, nos hemos consolado en el dolor y gozado de nuestros triunfos, hemos hecho Iglesia al compartir el pan, la palabra, la oración y los bienes. Debemos darle gracias a Dios por esta bendición, Él nos ha regalado este espacio para sentirnos más hermanos. Y el que nos convoca es el mismo Jesús; que gozo, ahora nos miramos sin miedo, ahora nos tenemos confianza, ahora realmente podemos llamarnos hermanos. Sintámonos Iglesia, comunidad, familia, hermanos por la fe, hemos conocido más a Jesucristo y nos hemos conocido más. Y todo gracias al

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poder de la fe, porque es la que nos une. Que alegría poder ser parte de esta casa católica, de esta comunidad. SIGNO (Entregamos a cada uno un pedazo de pan y el jugo de uva) Ahora los invito a todos a que hagamos un compromiso, un pacto con Dios para seguir haciendo de este espacio, un lugar de vida, de encuentro y de alegría. Los Invito a repetir todos los textos bíblicos en voz alta, con este pequeño cambio que hemos hecho. En esta casa católica nos mantenemos firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partir del pan y en la oración. Todos nos asombramos en cada reunión por los muchos prodigios y señales que realiza Dios. Todos estamos juntos y tenemos todo el común. No dejamos de reunirnos ni una sola semana. En esta casa compartimos con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del barrio. Y cada día el Señor añade al grupo los que van siendo salvos.

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS NECESIDADES DEL GRUPO Ahora vamos a pedir por todas nuestras intenciones, es una oración espontánea a Dios donde ponemos todas nuestras necesidades y las de nuestra casa católica. Los invito a que a cada oración podamos responder: Dios de amor enséñame a responderte con amor y generosidad. (Permitimos las intervenciones espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Nuestra Madre la Santísima Virgen María nos ama, nos cuida y siempre intercede por nosotros ante su amado Hijo Jesucristo. Saludémosla con amor y digamos: Oh María, sin pecado concebida rogad por nosotros que recurrimos a Vos sin tardanza pregona lengua mía las glorias y alabanzas de María

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atiende a mi socorro, gran Señora y ampárame tu diestra protectora. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, sea ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. CANTO FINAL Terminemos alegres, cantemos ¡Alma Misionera! COMENTARIOS FINALES

6 LA CASA LUGAR DONDE CAMBIA EL CORAZÓN. HCH 10, 23-43 AMBIENTACIÓN Para esta reunión necesitamos una cartelera y marcadores, los utilizaremos en la parte final del encuentro. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos, es posible motivar que comiencen a traer la biblia. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación. Comenzamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes o novedades de parroquia.

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TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN Quiero invitarlos a desconectarse un momento e invitarlos a orar y encontrarnos con Dios. Podemos dar gracias por todas las cosas buenas y recordar si alguien está pasando un mal momento y orar por él. También podemos orar por la situación actual de nuestro país y de la Iglesia. (Permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música de fondo).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (HCH 10, 23-43) RESONANCIA Nuestra Iglesia católica no nació siendo poderosa, ni en grandes templos, ni en reuniones masivas en las calles. Nacimos y crecimos en las casas de las personas que iban aceptando a Jesús como su salvador. Es por eso que el texto de hoy es tan valioso,

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porque es la primera mención de una familia completa como unidad religiosa. En este pasaje que hemos leído encontramos a Cornelio y a Pedro como la presencia de Dios que entra a una casa. Es significativo que mientras el primero espera que el amor de Dios no tenga límites, y se pueda compartir con todos, el segundo pone las normas por encima de la gracia divina. Pedro había, más o menos, puesto a Dios en una caja de limitaciones, y ahora Dios iba a sacudir a Pedro para cambiar su pensar. Pedro fue salvo, fue lleno del Espíritu Santo, y había sido grandemente usado por Dios. A la vez, seguía siendo Pedro. Dios no lo usó porque fue perfecto, sino porque iba en la dirección correcta y estaba dispuesto. Con frecuencia, caemos en la trampa de creer que tenemos que ser perfectos para anunciar la buena noticia. El Señor preparó el corazón del apóstol, para romper paradigmas y dar cuenta que el Evangelio se extendería más allá de las fronteras de Israel, por la manera en que haciéndoles entrar, los hospedó. Los hospedó es literalmente “atender a un huésped”. No solamente dio fríamente un cuarto a estos visitantes; los atendió como huéspedes deseados, hizo esto en contra de la costumbre del pueblo judío. “Normalmente, un judío habría dicho: ‘bueno, es un placer conocerlos, pero necesitamos que se queden allí afuera en la calle. No pueden entrar. O podría haber dicho: “Si van poquito más adelante en la calle, creo que encontrarán un mesón donde se podrían quedar” Ningún judío ortodoxo invitaría a gentiles a que se quedaran en su casa. En los versículos 27-29 vemos que Pedro entró en la casa de un gentil, algo que costumbres y tradiciones judías prohibían. Por entrar en la casa de un gentil, El mostró que su corazón y mente habían cambiado, y que había aprendido la lección. “El sujeto principal de este capítulo no es tanto la conversión de Cornelio, más la conversión de Pedro.” El explicó porque, un judío piadoso había entrado en la casa de un gentil. Así, El explicó el mensaje que recibió en la visión, reconociendo que "Dios no hace diferencia entre las personas." Las personas que encarnan actitudes hospitalarias nos enseñan una manera de estar en la realidad que supera los prejuicios, el temor y/o la desconfianza de abrirse al otro y reflejan una actitud revolucionaria que acorta distancias entre próximos-prójimos. La acogida y la hospitalidad comienzan en un movimiento interior que mueve el corazón y las entrañas a reconocer a los otros y a conmoverse por su situación de dolor. No es posible la construcción de un nuevo orden mundial, más justo, equitativo y pacífico, sin el reconocimiento de los valores y las actitudes

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comunes a todos los seres humanos: la hospitalidad es uno de ellos. Plantea como condición básica que todo ser humano debe recibir un trato digno, independientemente de su raza, origen étnico, orientación sexual o religión. Reconoce como condiciones cuatro compromisos fundamentales a favor de:    

una cultura de la no-violencia y del respeto a la vida. una cultura de la solidaridad y de un orden económico justo. una cultura de la tolerancia, de dignidad y honestidad. una cultura de la equidad entre hombre y mujer.

(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

REFLEXIÓN Cuando se leen los evangelios, hay una constante maravillosa: todo el que se encuentra con Cristo vive una transformación en su vida, es decir que después de hablar o entrar en contacto con Él no se vuelve a ser el mismo. Si recuerdan las primeras reuniones, por ejemplo, la mujer con el cántaro de agua, después de hablar con Jesús su vida cambio totalmente, o el endemoniado de Gerasa, al ser tocado toda su vida cambió, hoy también en este pasaje vemos como esa gracia y esa fuerza de Dios tocando los corazones hace que hasta el mismo Pedro cambie y se convierta en una persona más humana y más sensible ante el dolor y las necesidades de los demás. Esa bendición de cambiar su vida por la gracia de Dios solo la pueden vivir las personas que buscan encontrarse con Él y los que tienen el corazón disponible para recibir todo ese amor de Dios. Lo experimentan los que quieren hacer una transformación en su vida para mejorar, para amar como Él amó y poder llenar de nueva vida las relaciones que tienen con la familia. Notamos que ese amor de Dios se ofrece a todos, que Él es tan bueno que da bendiciones a todos sin excepción y que debemos tener esa actitud de escucha, de humildad para reconocer que podemos ser mejores. Pedro fue humilde, reconoció que Dios quería algo más de El, aprendió algo nuevo, nosotros también deberíamos ser un poco más humildes y saber que hay tanto que aprender del mismo Dios y tanto que cambiar en nuestra vida para hacerle la vida posible a los demás.

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Bueno, que grande es Pedro, que, a pesar de ser tan importante, también es humilde, porque sabe que puede ser cada día mejor si se deja pulir por la gracia de Dios. Y nosotros, ¿Qué podemos pulir, cambiar, rectificar en nuestra vida para ser mejores y para hacerle la vida más fácil a nuestra familia? (Como de costumbre motivamos a que cada persona comparta algún pensamiento sobre la pregunta). Considero que a todos nos queda claro que no somos perfectos y que nos falta mucho para ser santos como nos lo pide nuestro Padre celestial, pero también sabemos que, al estar aquí, escuchando la palabra, orando juntos, haciendo comunidad, estamos dando los primeros pasos para alcanzarlo. Porque conociendo del amor de Dios, dejamos que Él nos vaya modelando de acuerdo a su amor, porque al compartir con nuestros hermanos, al escucharnos, estamos viviendo esa humildad necesaria para seguir creciendo en bendición y al dejarnos confrontar por la palabra, el mismo Dios, así no sintamos nada particular, va haciendo su obra en nosotros. Nos va transformando desde dentro, como lo hizo con el mismo Pedro. Quiero terminar con una pregunta que podemos responder en un momento de silencio ¿Consideras que algo ha cambiado en tu vida para bien desde que estás participando en esta casa católica? (Podemos dejar dos o tres minutos de silencio, podemos acompañar con alguna canción). SIGNO Quiero invitarlos ahora a nuestro habitual signo que refuerza lo que hemos compartido. En esta cartelera vamos a escribir una palabra que nos ayude a expresar lo que ha mejorado en nuestra vida gracias a este espacio de encuentro con Cristo. (Recuerde que, aunque no es necesario obligar a nadie a hacerlo, si motivar a algunos. No es necesario que lo expliquen. Atención si hay alguna persona que no sabe escribir para no generar alguna vergüenza).

ORACIÓN DE INTERCESIÓN NECESIDADES DEL GRUPO

POR

LAS

Nuestras oraciones son poderosas, llegan a nuestro Padre Celestial, elevemos esas oraciones y pidamos por nuestras intercesiones y por las intercesiones de nuestra casa católica. Hagamos nuestras peticiones y a cada una de ellas vamos a decir “Padre escucha nuestra plegaria”.

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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Nuestra Santísima Virgen María también guía y compañera de nuestra casa católica recordémosla con la siguiente oración: Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial princesa, Virgen sagrada, María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, Madre mía¡ CANTO FINAL Terminemos cantando ¡Hazme humilde! – (Jesed) COMENTARIOS FINALES

7 LA CASA LUGAR DONDE LA MUJER FORTALECE LA EVANGELIZACIÓN. HCH 16, 15 Y ROM 16 1-4. AMBIENTACIÓN

Para esta reunión necesitamos la imagen en cartulina de la Virgen María y lapiceros. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación. PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Entregamos a cada uno un marcador, entramos en actitud de contemplación y cantamos “Junto a ti María”. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

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BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ORACIÓN

ENTRAR

EN

ACTITUD

DE

Que bendición poder estar aquí, en la presencia de Dios y de ustedes hermanos, los invito a conectarnos con el Señor Jesucristo, oremos con mucha fe. Te invito a que ores en lo profundo de tu corazón por una persona que está en esta reunión. (permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música de fondo).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Todos sabemos que es el Espíritu Santo quien guía e ilumina nuestra Iglesia, necesitamos que nos ayude en esta reunión con su luz y su poder. Vamos a invocarlo. Espíritu Santo, Tu que me aclaras todo, que iluminas todos los caminos para que yo alcance mi ideal. Tu que me das el don Divino de perdonar y olvidar el mal que me hacen y que en todos los instantes de mi vida estás conmigo. Quiero en este corto diálogo agradecerte por todo y confirmar que nunca quiero separarme de Ti, por mayor que sea la ilusión material. Deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua. Gracias por tu misericordia para conmigo y los míos. Amén.

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LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (HCH 16, 15 Y ROM 16, 1-4) RESONANCIA En este pasaje de la escritura nos encontramos con dos personajes extraordinarios. Uno es Febe y el otro es Lida. Su conversión se debió a la acción de Dios, que toco su corazón (16,14; Jn 6,44-45), y de inmediato la bautizaron junto con toda su familia. Ella mediante ruegos, fuerza a Pablo y a su grupo misionero para que se alojen en su casa, compartiendo lo que poseía. Si miramos el texto bíblico de Romanos, nos damos cuenta que al igual que hoy, las mujeres cumplen un rol importante en la organización de la comunidad y en la transmisión de la fe. Febe, por ejemplo, ejerce como diaconisa en Céncreas, puerto oriental de Corinto. Para las reuniones y liturgias se emplean casas particulares, constituyéndose en iglesias domésticas inclusivas y solidarias, en donde los lazos de parentesco dan lugar a relaciones fraternas generadas por la fe y el amor; de aquí los calificativos de “hermanos” y “santos”, y el saludo con el “beso santo” (16,16), manifestando la convicción de ser familia de Dios en la tierra. Lida es la primera mujer que aparece en los Hechos de los Apóstoles relacionada con San Pablo. A pesar de la buena posición económica y social en la que se encontraba, gracias a su negocio familiar asequible únicamente a ciudadanos de lujo, no se hizo célebre por esto. Al contrario, si por algo es valiosa es por su piedad ya que, mientras escuchaba atentamente las palabras del apóstol, el “Señor abrió su corazón”, creyó, se arrepintió de sus pecados y se bautizó, junto a toda su familia. Pero no fue solamente su conversión, Estamos seguros que ha sido su valor, su autoridad moral y la generosidad con la comunidad, al permitir que su hogar fuera el espacio de reunión con las puertas abiertas para que la Iglesia doméstica fuera creciendo y en ella misma el don de la fe que solo regala Dios, lo que la hace una mujer extraordinaria. La condición de la mujer en aquel tiempo no era fácil, debemos saber de la discriminación, subyugación, analfabetismo y tantas otras dificultades que debían padecer, y pesar de ello, fue capaz de superar todos los prejuicios

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de su comunidad y no dudo en invitar a los apóstoles y la comunidad a su casa, su hogar se convirtió en un verdadero espacio de discipulado. Ella fue precursora de la presencia valiosa de la mujer en el anuncio de la buena noticia. Su testimonio de vida le llevó a servir a Dios con todo ardor y ser aceptada en la comunidad. Una mujer piadosa, dócil, pero con carácter y determinación. Lida es el reflejo de tantas mujeres que seguramente sirvieron a la causa de la evangelización y que no fueron nombradas en los textos bíblicos. Mujeres que desde su hogar contribuyeron a que esa palabra ardiente de Cristo llegara a su familia. En el evangelio se nombran en algunas ocasiones de mujeres que ayudaban a Jesús, seguramente no solo con sus bienes, sino con su hospitalidad y su anuncio valiente. Y aquí podemos recordar a nuestra madre María, la cual aparece en los momentos trascendentales de la vida de Jesús y de la Iglesia, desde la anunciación, hasta la llegada del Espíritu Santo. María, Lida, Febe y tantas otras mujeres, son el testimonio preciso que Dios actúa y sigue actuando desde el corazón de las mujeres que tienen la bendición de dar vida, aquello que las hace muy cercanas al mismo Dios que es el dador de vida por excelencia. (Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

REFLEXIÓN Que hermoso escuchar estos textos que nos muestran el gran valor de la mujer en la vida e historia de la Iglesia. Y es valioso leerlo en este momento en que en la sociedad aún machista en que vivimos sigue con el maltrato, feminicidios, no respetando los derechos a la igualdad de oportunidades. Nos falta aprender tanto de Jesucristo que fue un vanguardista en el trato con las mujeres, respetando su riqueza humana y espiritual como algo específicamente femenino e imprescindible para el futuro de la humanidad. Al disfrutar de la historia de estas mujeres que ayudaron a san Pablo en el anuncio del evangelio, podemos resaltar que la Iglesia se ha sostenido en las familias, y que las familias se consolidan desde el amor de las mujeres. Pues ellas, desde siempre, han sido las encargadas de la transmisión de la fe, de encarnar en su corazón los valores auténticos del evangelio compartirlos con sus hijos. Es la mujer con su paciencia maternal y su instinto de dar vida la que ha hecho posible que en el interior de la familia puedan crecer las semillas del evangelio. Y en este punto de la reflexión

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podemos compartir una pregunta para que participemos: ¿Crees que hoy también la mujer sigue jugando ese papel importante en la sociedad como las mujeres que ayudaron a san Pablo? (abrir el espacio del compartir). Con estos comentarios que ustedes han hecho podemos mirar el ejemplo de Lida, es una mujer digna de imitar, mostró su agradecimiento a Dios por el regalo de la fe, abriendo las puertas de su hogar para que fuera utilizado como escuela de vida cristiana. Nosotros también hombres y mujeres que participamos de esta casa católica debemos abrir nuestro hogar a Dios, Pues nadie duda que la intimidad del hogar, en un clima de amor, es el lugar idóneo para aprender las virtudes humanas y sobrenaturales necesarias para una auténtica conversión, pero también para convertir nuestra casa en un espacio de misión, de expansión del evangelio, como este lugar, y sea el momento oportuno para agradecer a los que nos abren su casa cada semana, como lo hizo Lida en su tiempo. La misión de nuestra parroquia hoy se hace en las casas, esta casa católica nace de la misión, evangelizamos al igual que las primeras comunidades cristianas, los invito a que cada una de nuestras casas se conviertan en una casa católica, no solo porque nos reunimos todos los vecinos, sino también, porque dejamos que Dios entre en ellas, por medio de la oración, de la lectura de la palabra y la vivencia de las virtudes cristianas. Y las mujeres que están aquí reunidas, no olviden aprender de estas valientes mujeres de la biblia, ellas fueron fundamentales en el anuncio del evangelio, hoy también ustedes tienen un compromiso muy importante, seguir llevando el mensaje de Jesucristo a tantas personas que necesitan de salvación, de esperanza, que solo puede dar Jesucristo. Alguna puede decir que eso es tarea de los sacerdotes y de las religiosas, que con ellos basta. Hoy la palabra de Dios nos ha dicho que no es así. Ustedes, mujeres tienen el don, la gracia de trasmitir la fe, las invito a que se unan a esta tarea evangelizadora, siempre teniendo como ejemplo a la santísima Virgen María, ella le dijo SI al señor, ella estuvo de pie junto a la cruz y después de la resurrección acompañó a los apóstoles en pentecostés. Ánimo mujeres, ustedes son la fuerza espiritual del anuncio del evangelio. SIGNO (Entregamos las hojas y lapiceros a cada uno). En la imagen que hemos puesto en el centro de nuestra reunión vamos a poner los apellidos de nuestra familia, como signo de ser parte de nuestra Iglesia, acompañados de la virgen María y

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comprometernos a que sea una verdadera casa católica. Cada uno va a decir “Mi casa es un hogar de oración donde reina Jesucristo y la virgen María”.

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS NECESIDADES DEL GRUPO Hacemos una oración en la cual ofrecemos a Dios nuestras necesidades y las de nuestra casa católica. Dejemos nuestras preocupaciones, nuestros anhelos en manos del Señor. Los invito a que a cada oración podamos responder: Amado Padre enséñame a ser como Mamita María. (Permitimos las intervenciones espontáneas). ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA No podemos olvidarnos de nuestra madre María, pidámosle que interceda ante Cristo Jesús por todas nuestras necesidades y las necesidades de nuestra casa católica. Digamos: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita. CANTO FINAL Terminemos alegres, cantemos a la Santísima Virgen, ¡La Fe de María! COMENTARIOS FINALES

8 LA CASA LUGAR ENRIQUECIDO POR CARISMAS AL SERVICIO DE LA EVANGELIZACIÓN HCH 16, 2734 AMBIENTACIÓN Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en círculo. Sigamos invitando a traer la biblia. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. Podemos poner un cirio.

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Para esta reunión necesitamos escribir varias veces en cartulinas pequeñas, dones del Espíritu Santo (leer nota final). Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación. PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y cantamos “¡Muévete en mi!”. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN Qué alegría compartir con ustedes y en la presencia de Dios este nuevo encuentro, los invito a conectarnos con el Señor Jesucristo, y orar con mucha fe. Deja tus afanes en manos de Nuestro Señor, regálate este instante para decirle en tu mente y en tu corazón todo el amor que le tienes y todo lo que lo necesitas en tu vida. (permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música de fondo). INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Es el Espíritu Santo quien guía nuestros encuentros semanales, los invito a invocarlo, El nos regala su gracia y carismas, abramos nuestro corazón a su fuerza, dejémonos inspirar por el Espíritu de amor.

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Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fíeles y llena de la divina gracia los corazones, que tú mismo creaste. Tú eres nuestro Consolador, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, el dedo de la mano de Dios; Tú, el prometido del Padre; Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra. Enciende con tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil carne. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé tú mismo nuestro guía, y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo. Por Ti conozcamos al Padre, y también al Hijo; y que en Ti, Espíritu de entrambos, creamos en todo tiempo. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos. Amén.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (HCH 16, 27-34) RESONANCIA

Como ya había ocurrido con Pedro, Dios abre las puertas de la prisión donde estaban encarcelados Pablo y Silas, pero, a diferencia de Pedro, no salen de la cárcel. El encargado de la prisión reconoce que ocurrió un milagro y, dando por supuesto que Pablo y Silas eran portadores de un mensaje de salvación, pregunta lo que otros ya habían hecho: “¿Qué debo hacer para salvarme?” (16,30; Lc 3,10). La respuesta es creer en Jesucristo con aquella “fe que actúa por medio del amor” (Gal 5,6). Y así comienza su vida cristiana, pues de inmediato se ocupa de curar las heridas de los prisioneros que fueron azotados y, como había sucedido con Lida (Hch 16,15), se hace bautizar él y toda su familia. La acción de Dios en el texto se demuestra en varias facetas. Primero, podemos notar que no olvida a sus discípulos que están pasando una situación injusta, su presencia los hace libres de sus ataduras y rejas. Ellos confían en Dios por eso permanecían en oración. Dios escuchó sus oraciones, podemos recordar a Jesús diciéndole a sus discípulos “pidan y se les dará”. El poder de Dios se muestra igualmente en la actitud libre de los apóstoles de no procurar hacerle daño al carcelero y permitir por su testimonio el proceso de conversión. El carcelero vive su conversión por el testimonio de amor de los apóstoles. La fuerza potente del testimonio hace

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que el otro tenga un encuentro primordial con Dios y podemos ver a Dios en la conversión de toda la familia. En el libro de los hechos de los apóstoles, son múltiples las historias de conversión de un miembro de la casa que hace que todos en el hogar abran su corazón a Dios. La conversión que vemos en los textos de este libro no solo significan el cambiar rito y creencias, va mucho más allá. Podemos comparar cómo ante el encuentro con Cristo las personas se disponen a servir. Así lo hizo la suegra de Pedro después de ser sanada de la fiebre. En estos versículos el carcelero cura las heridas de Pablo y Silas, los acoge en su casa, tiene ese don de ayudar, de acoger, no es solo una virtud, los testimonios de la escritura nos muestran que son dones, carismas, gracias que nos regala el Espíritu Santo para que los pongamos al servicio de los demás. San pablo va a decir que todos recibimos del Espíritu Santo carismas que ponemos al servicio de la comunidad y que cada uno debe ejercerlos como un sacrificio que hace crecer la Iglesia. Tanto la comunidad Trinitaria, como la comunidad de Jesús y la primera comunidad de los Hechos, son iconos de nuestras comunidades. Y las tres nos hablan de amor, de relación, de misericordia. Son tres invitaciones a franquear primero, antes de abrirnos al mundo y vivir “en salida”. Jesús nos habla de no ser servidos sino servir, de sacar lo mejor de nosotros y ponerlos al servicio de los demás. hoy el carcelero limpia y sana las heridas de los discípulos, Jesús en la última cena lava los pies como el último de los esclavos que se pone al servicio de sus cansados amigos. Ese servicio de amor fue la respuesta de un primer amor que han mostrado Pablo y Silas, por eso podemos decir que amor con amor se paga, y nosotros pudiéramos responder a ese primer amor de Jesús que derrama su sangre por amor “no hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. (Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio). REFLEXIÒN Nuestro amado papa Francisco escribió un documento que se llama la Alegría del Evangelio. En dicho libro nos dice: “El Espíritu Santo también enriquece a toda la Iglesia evangelizadora con distintos carismas. Son dones para renovar y edificar la Iglesia. No son un patrimonio cerrado, entregado a un grupo para que lo custodie; más bien son regalos del Espíritu integrados en el cuerpo eclesial, atraídos hacia el centro que es Cristo, desde donde se encauzan en un impulso evangelizador. Un signo claro de la autenticidad de un carisma es su

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eclesialidad, su capacidad para integrarse armónicamente en la vida del santo pueblo fiel de Dios para el bien de todos. Una verdadera novedad suscitada por el Espíritu no necesita arrojar sombras sobre otras espiritualidades y dones para afirmarse a sí misma. En la medida en que un carisma dirija mejor su mirada al corazón del Evangelio, más eclesial será su ejercicio. En la comunión, aunque duela, es donde un carisma se vuelve auténtica y misteriosamente fecundo. Si vive este desafío, la Iglesia puede ser un modelo para la paz en el mundo”. Desde el inicio el Señor ha colmado a la Iglesia con los dones de su Espíritu, haciéndola así siempre viva y fecunda. Entre estos dones, se distinguen algunos que resultan particularmente preciosos para la edificación y el camino de la comunidad cristiana: se trata de los carismas. Los dones que hemos recibido deben ser compartidos. Ante el individualismo o la búsqueda de autorrealización que a todos nos amenaza, esta certeza nos invita a una actitud de salida hacia nuestros hermanos y con ellos al mundo y sus necesidades. Nuestra entrega personal a Dios, la hacemos en la comunidad. Nuestro compromiso con Dios está mediatizado por unos hermanos con los cuales también nos comprometemos. Los que estamos aquí reunidos hemos sido todos bautizados, eso quiere decir que hemos recibido el Espíritu Santo. Así como los discípulos en pentecostés lo recibieron, nosotros también. Y es el Espíritu de Dios el que nos regala carismas, virtudes, talentos. Todos tenemos talentos, algunos o no los hemos descubierto o no los hemos explotado, pero todos tenemos talentos los cuales por mandato del mismo Dios debemos ponerlos al servicio de la comunidad. Eso es lo que quiere Dios, que podamos ser mejores vecinos, tener un mejor barrio, una Iglesia más santa por los carismas que Él nos ha regalado. Quiero invitarlos ahora a reconocer cuales son nuestros talentos. No nos vaya a dar pena, respondamos entonces ¿Qué talento, virtud, puedo poner al servicio de mi comunidad? (Momento de compartir, permitir que las personas se expresen). Esta casa católica puede hacer la diferencia, si creemos que hemos sido enriquecidos por carismas y los ponemos al servicio de nuestro grupo, de nuestros vecinos y de la comunidad en general, seguramente las cosas estarían mucho mejor. Cristo Jesús nos ha amado mucho, deberíamos devolverle ese amor a los que nos rodean, no podemos quedarnos quietos, debemos ponernos en la tarea de cambiar las cosas. Ellas por si solas no van a cambiar, la situación de nuestra comunidad solo mejorará si nosotros procuramos que así suceda. Hemos sido bendecidos por el amor de Dios, ahora debemos devolver esa bendición en beneficio de la Iglesia y de toda la comunidad.

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SIGNO Aquí tenemos un elenco de dones que el Espíritu Santo nos regala a nosotros como Iglesia. Vamos a escoger uno de estos y lo vamos a poner en esta imagen de la comunidad reunida porque es con nuestros carismas que hacemos una comunidad mejor.

ORACIÓN DE INTERCESIÓN NECESIDADES DEL GRUPO

POR

LAS

En este momento ponemos nuestras peticiones y las peticiones de nuestra casa católica en las manos de Nuestro Señor. A cada petición podamos responder: Dios mío hazme un instrumento de tu amor. (Permitimos las intervenciones espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Recordemos a Nuestra Madre la Virgen María digamos todos: Desde que amanece el día, bendíceme; en lo rudo del trabajo, ayúdame; si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme; en las tentaciones y peligros, defiéndeme; si desfallezco, sálvame y al cielo llévame. Amén. CANTO FINAL Terminemos cantando ¡Espíritu de Dios, llena mi vida! COMENTARIOS FINALES

NOTA FINAL. Para este signo debemos realizar una cartelera con la imagen de la Iglesia y la ubicamos en el centro del grupo. También recortaremos cartulinas pequeñas en las cuales escribiremos los carismas que Dios nos regala. Profecía, Ciencia, Discernimiento, Piedad, Temor de Dios, Sabiduría, Don de Lenguas, Hospitalidad, Caridad, Sanación, Gobierno, Servicio, Revelación, Presidir, Enseñar, Exorcismo, Justicia, Modestia.

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9 LA CASA LUGAR DONDE NACEN LOS MINISTERIOS. HCH 6, 1-7 AMBIENTACIÓN Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. Podemos poner un cirio. Para esta reunión necesitamos un rollo de lana. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación.

PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y cantamos “Nada es imposible para Ti – Hna Glenda”. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes o novedades de la parroquia.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN La oración es nuestra fuerza, orar juntos es agradable a Dios. Vamos a hacer silencio externo y también interno. Hablemos con nuestro maestro Jesús, vamos a pedir que se haga presente en este lugar y sintamos su caricia, su amor. (permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música de fondo).

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INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Invito a invocar al Espíritu Santo guía y luz de nuestra vida, Él nos regala su gracia y carismas, abramos nuestro corazón a su fuerza, dejémonos inspirar por el Espíritu de su amor.

Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría: dame mirada y oído interior para que no me apegue a las cosas materiales, sino que busque siempre las realidades del Espíritu. Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor: haz que mi corazón siempre sea capaz de más caridad. Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de verdad: concédeme llegar al conocimiento de la verdad en toda su plenitud. Ven a mí, Espíritu Santo, agua viva que lanza a la vida eterna: concédeme la gracia de llegar a contemplar el rostro del Padre en la vida y en la alegría sin fin. Amén. LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (HCH 6, 1-72) El Libro de los Hechos de los apóstoles que estamos leyendo nos cuenta cómo vivían las primeras comunidades cristianas, los primeros grupos de creyentes. Ya hemos dicho que al igual que nosotros crecieron en las casas, con la conversión de las familias. En los capítulos de este libro se presenta el ideal de esta primera Iglesia. Y como en toda comunidad existían momentos maravillosos y conflictos que amenazaban su unidad y armonía. Pero esos conflictos tenían a veces consecuencias positivas. Servían para que la comunidad fuera descubriendo sus propias necesidades y organizándose cada vez mejor. La parroquia también hoy crece con luces y sombras, no es una comunidad acabada y perfecta. Hay creyentes dedicados principalmente a las tareas de la evangelización o de la catequesis; otros estarán más entregados a la atención de los necesitados; otros realizarán el servicio de animar las reuniones litúrgicas... Pero sin duda, habrá todavía muchas cosas que están por hacer, muchas necesidades que aún no han podido ser atendidas.

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En la primera comunidad cristiana se dieron conflictos de tipo organizativo. No todo estaba claro desde el principio y muchos problemas hubo que solucionarlos a medida que iban surgiendo. Distribuyendo servicios y responsabilidades, las diversas necesidades fueron atendidas más eficazmente y la comunidad aprendió a organizarse cada vez mejor. El episodio que hoy leemos nos presenta un momento de crisis. El número de los discípulos iba aumentando considerablemente y se planteaban diversos problemas de tipo organizativo. Uno de esos problemas era, según la narración de Lucas, que las viudas del grupo de los helenistas no eran bien atendidas en el reparto cotidiano de ayuda a los pobres. Esto provocó la protesta de los helenistas contra el grupo de los hebreos. La comunidad tenía un servicio organizado por la misma comunidad (el "servicio de las mesas"), cuyo objetivo era auxiliar a los más desvalidos. Entre estos, había que contar a las viudas, que ya en el antiguo testamento aparecen como prototipo de los más débiles y desamparados. La comunión de bienes, tan idealmente descrita en los sumarios (Hch 4,34-35), era, a pesar de las deficiencias en el suministro, una realidad palpable. La comunidad era organizada y presidida por los apóstoles, cuya autoridad nadie discute. Pero a la vez, se nos revela una manera de afrontar los problemas que no tiene nada de autoritaria ni impositiva. El margen de corresponsabilidad y participación que se ofrece a la comunidad en la solución de sus propios conflictos es muy amplio. Los apóstoles marcan las líneas maestras, pero no hacen nada sin contar con la asamblea. Ellos proponen la elección de los Siete y señalan las cualidades que deben tener (buena reputación, llenos de Espíritu Santo y sabiduría), pero es la comunidad quien da los nombres concretos. En la manera de resolver sus propios conflictos, la comunidad primitiva de Jerusalén nos muestra la calidad de su vida interna. A pesar de todo, es capaz de mantenerse atenta a las necesidades que van surgiendo en su propio seno. No le son indiferentes las quejas expresadas por una parte de la comunidad, aunque esta sea minoritaria. Hay una preocupación real por la justicia y la equidad en el reparto de los recursos destinados a los necesitados. La comunidad sabe volver sobre sus propios errores y trata de resolverlos buscando soluciones prácticas. Los doce sabían que debían dedicarse al ministerio de la palabra, es decir al anuncio del evangelio dentro y fuera de la comunidad. Pero no por ello consienten en que la atención a los pobres quede descuidada. Distribuyendo responsabilidades queda atendida la vida de los creyentes en todos sus aspectos. Los doce se encargarán del "servicio de la palabra" (evangelización - catequesis) y de la oración (liturgia), mientras que los siete se ocuparán del "servicio de las mesas" (atención a los pobres). Pero esta división de funciones tampoco es intocable ni definitiva. Ante nuevas

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situaciones y desafíos, se asumirán nuevos ministerios con gran creatividad y flexibilidad. (Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio). REFLEXIÓN Yo no sé si ustedes sienten lo mismo, pero cada vez nos podemos identificar más con esta primera comunidad cristiana. Inclusive en nuestra casa católica tenemos momentos maravillosos de luz por nuestro seguimiento a Cristo y nuestra fidelidad, pero también tenemos oscuridades, crisis y dificultades que sabemos que por la fuerza del Espíritu Santo podemos superarlos. En la Iglesia aún acompañados por la santidad de la Trinidad, tendremos siempre crisis, siempre anti testimonio y siempre desafíos a superar. Ahora bien, las crisis que tenemos en este momento no se arreglan por la fuerza, no se imponen las soluciones, sino que se buscan y se acuerdan entre todos, eso es lo que llamamos sinodalidad (caminar juntos). Se intenta en primer lugar salvaguardar la unidad y evitar la división en el seno de la comunidad, pero no a base de acallar las diferencias, sino respetando las características propias de cada uno. Los conflictos no se silencian ni se disimulan, sino que se afrontan con honradez y se solucionan contando con todos. Lo que interesa, a fin de cuentas, es asegurar que el funcionamiento y la tarea de la Iglesia sea de tal manera que podamos transparentar la presencia de Cristo en las comunidades. Esto lo vamos a lograr si cada uno se pone al servicio del otro y en cambio de la crítica y cuestionamiento, ponemos nuestros carismas al servicio de los demás. No podemos descuidar ninguno, todos somos importantes. San Pablo nos dice que somos parte del cuerpo y cada uno debe cumplir su función. La semana pasada recuerdan que compartíamos que todos habíamos recibido por el Espíritu Santo carismas para el servicio de la comunidad. Hoy se refuerza la necesidad de poner todo nuestro talento, ofrecer nuestras capacidades, porque en esto nos jugamos ser parte del problema o parte de la solución. Ser parte del problema es la crítica destructiva, es la murmuración, quejarnos de todo lo malo que hace la Iglesia sin mover ni un solo dedo, es parte del problema la crítica sin soluciones, solo resaltando lo malo. Pero podemos ser parte de la solución, y es ponernos en acción, ser respuesta, buscar las salidas posibles, ser los mejores seguidores de Jesucristo en fidelidad, servicio, amor y entrega y eso si cambia las cosas

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alrededor. Nuestra crítica no va a cambiar nada, pero nuestras acciones positivas lo pueden cambiar todo. Ahora los invito a que dialoguemos, y les pido que lo hagamos con mucho respeto quisiera preguntarles ¿Qué debería nuestra Iglesia cambiar para mejorar y cómo nosotros podemos ayudar a ese cambio? (compartimos las respuestas unos minutos). Les agradezco su compartir y esto nos lleva a pensar que hay mucho por hacer, que no podemos ser indiferentes ante la realidad de nuestra comunidad y de nuestra Iglesia y es necesario actuar. Orar y actuar como hacia Jesucristo. Para ello necesitamos varios detalles que les pongo a consideración. El primero es poner nuestros talentos al servicio de la Iglesia; hemos recibido cualidades que no podemos esconderlas. Segundo es el compromiso; necesitamos salir del egoísmo y ponernos al servicio de los demás. Tercero es la capacidad del trabajo en equipo; saber que podemos hacer más, si lo hacemos juntos y aprendemos a trabajar en grupo. Cuarto es participar de los ministerios de nuestra parroquia o los grupos de apoyo social debidamente constituidos que hay en nuestra comunidad. No sobra recordar que, si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles (Sal 126). Esto quiere decir que necesitamos de la oración, de la presencia de Dios en todos nuestros actos, necesitamos del Espíritu, de su fuerza y de la sabiduría que sale de Él.

SIGNO Vamos a realizar el signo de la lana, lo que vamos a hacer es lanzarnos la lana uno a otro de forma indiscriminada y así hacer una telaraña, un enredo. Después debemos devolver la lana para terminar con el enredo. (el objetivo del ejercicio es pensar que podemos tener problemas y enredos, pero que, si trabajamos todos, lo podremos lograr).

ORACIÓN DE INTERCESIÓN NECESIDADES DEL GRUPO

POR

LAS

Ahora vamos a interceder, ofrecemos a Dios nuestras necesidades y las de nuestra casa católica. Los invito a que a cada oración podamos responder: Dios abre mi corazón e infunde tu Espíritu. (Permitimos las intervenciones espontáneas).

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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA La Santísima Virgen intercede por nuestras necesidades y nos abraza con su infinito amor, ella es nuestra madre espiritual. Digamos todos: Madre, dame Tu mano y no me sueltes, Déjame apoyarme en Ti al andar, Enséñame el camino que sólo me conduzca A Tu Hijo con quien anhelo un día estar. Pídele a El que perdone mis falencias, Mi falta de paciencia, también de piedad, Que me dé fuerzas para sobrellevar el peso De las injusticias que me hacen a menudo llorar. Enjuga mis lágrimas con Tu dulzura de siempre, Cubre con Tu manto mis penas y ansiedad, Regálame la paz que de Tus ojos mana Y muéstrame las huellas del amor y la humildad. CANTO FINAL Terminemos alegres, cantemos al Señor por su perdón y amor, cantemos ¡No hay Dios tan grande como Tú! COMENTARIOS FINALES DESPEDIDA

10 LA CASA LUGAR DONDE SE RESUELVEN CONFLICTOS Y DIFICULTADES HCH 15,1-6. AMBIENTACIÓN Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. Podemos poner un cirio. Sería muy valioso si hoy uno de los presentes lee el texto desde su biblia.

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Para esta reunión todos deben tener la oración por la Paz de San Francisco de Asís. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación.

PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y cantamos “Hazme un instrumento de tu paz”. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes o novedades parroquiales.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN A Jesús le gustaba orar, la palabra dice que se retiraba muchas veces solo a conversar con su Padre del cielo. Ahora, nosotros hagamos lo mismo, regalémonos un rato para hablar con nuestro Padre Dios y contarle todo lo que ha pasado en estos días. Es seguro que nos escucha. (permitamos unos dos minutos de oración).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Dejemos actuar al Espíritu Santo, invoquemos su compañía y que sea El quien guie nuestro encuentro. (El coordinador puede dirigir y si todos pueden tener a oración la recitamos a una sola voz). Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia, haz que la riqueza de los carismas y ministerios contribuya

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a la unidad del Cuerpo de Cristo, y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados colaboren juntos en la edificación del único Reino de Dios. Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz, suscita la solidaridad para con los necesitados, da a los enfermos el aliento necesario, infunde confianza y esperanza en los que sufren, acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (HCH 15,1-6) RESONANCIA En esta reunión quiero invitarlos a introducirnos en una realidad que vivieron los primeros cristianos. Ya en la reunión pasada reconocemos que ellos también tenían muchas dificultades y la palabra nos muestra como afrontaron y superaron cada una de ellas. Podemos entonces aprender a resolver con criterios evangélicos las dificultades y los conflictos hoy. Recordemos que nos encontramos en los inicios de la Iglesia. Esta, como grupo de personas, se está formando y pasa por momentos buenos y por otros que no lo son tanto. Hch 15 relata uno de los problemas más serios con los que tuvo que enfrentarse. En el trasfondo está la conversión y entrada de los paganos a la comunidad cristiana. El problema que se plantea es si los paganos que se convierten deben asumir las prácticas y obligaciones de la ley de Moisés para ser cristianos. No todos en la comunidad piensan igual sobre este tema. Tres apóstoles encarnaban las tres posturas principales: • Santiago, responsable de la Iglesia de Jerusalén, pensaba que para ser cristiano había que asumir las prácticas judías. Esto es, había que abrazar la ley de Moisés y circuncidarse. Ellos pensaban: ¿Quiénes somos nosotros para abolir la ley que el propio Dios entregó a Moisés en el Sinaí? • Pablo, representante de un amplio sector de la Iglesia de Antioquía, defendía que todas las personas están llamadas a la fe sin necesidad de observar las prácticas judías, porque "creemos que es por la gracia del Señor Jesús por la que somos salvados". • Pedro, mantenía una postura intermedia entre el pensamiento de Pablo y el de Santiago. Pero en este caso de la circuncisión, había bautizado a

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Cornelio, que era pagano, movido por la acción del Espíritu Santo (Hch 10,14-16.28-29), acercándose claramente a la postura de Pablo. Ahora podemos entender mejor Hch 15. El problema que se planteaba a la primera Iglesia es este: ¿Hay que obligar a los paganos convertidos al cristianismo a circuncidarse y observar la ley? Surge entonces el conflicto. Por lo que cuenta el libro de los Hechos, en la resolución de este problema y de los conflictos a que daba lugar, fueron muy importantes tres actitudes: encuentro, diálogo, oración. Se reúnen los apóstoles y demás responsables para estudiar el asunto. Dialogan sacando luz de los acontecimientos (uno muy importante es la conversión del pagano Cornelio) y de la Palabra de Dios. Oran para implorar la presencia del Espíritu en medio de ellos. El relato de Lucas muestra que la discusión fue larga (Hch 15,7), pero que al final el acuerdo fue de toda la Iglesia (Hch 15,22) y se considera decisión del "Espíritu Santo y nosotros" (Hch 15,28). Según la versión de Lucas, esta discusión desembocó en una solución intermedia: no era necesario que los paganos se circuncidaran, pero tenían que abstenerse de ciertos alimentos (Hch 15,23-29). En otro lugar del nuevo testamento se habla de este mismo problema (Gal 2,6-10). Pero, según la versión de Pablo, la solución que se dio al conflicto fue bastante distinta. Por eso, debemos reconocer que las dificultades no son fáciles resolver, pero con la vida de Fe, de oración y el amor a la comunidad lo hacía posible. A veces los problemas no se resuelven sin rupturas, caeríamos en la ingenuidad si pensáramos que todos los conflictos llegan a solucionarse sin cambios. Por experiencia sabemos que no siempre es así. Tampoco fue así entre los primeros cristianos. ¿Faltaron alguna de las actitudes claves de las que hemos hablado? No lo sabemos. Tal vez sí o tal vez no. En todo caso, no hay recetas mágicas y a veces surgen desgarrones como punto final de algunas dificultades. Es el caso de Bernabé y Pablo, que habían formado un gran equipo misionero en Antioquía y Asia Menor, y tienen que separarse por una diferencia de opiniones en torno a Juan Marcos: "Este asunto produjo entre ellos una discusión tan acalorada, que terminaron separándose" (Hch 15,36-40). A pesar de los conflictos, es importante señalar que las tres notas de que estamos hablando: encuentro, diálogo y oración se mostraron, en líneas generales, eficaces para terminar con ellos. En camino entre armonías y rupturas. Así pues, en las primeras comunidades cristianas hubo dificultades, como las hay hoy y las habrá en los grupos humanos de todos los tiempos. Pero los primeros creyentes en Jesucristo descubrieron que, con encuentro, diálogo y oración, se pueden solucionar muchos conflictos. Sin embargo, hubo detalles que se les escaparon, como nos ocurre también a nosotros, porque no podemos controlarlo todo, y el conflicto terminó en ruptura. Con todo, siguen siendo válidas sus claves para que, entre nosotros, que también caminamos entre

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conflictos, acuerdos y rupturas, vaya surgiendo el ideal de toda comunidad cristiana: "...pensaban y sentían lo mismo" (Hch 2,42). (Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

REFLEXIÒN La semana pasada ya estábamos tocando por los laditos este tema, veíamos como en los orígenes de la Iglesia hubo conflictos, sabemos que han seguido existiendo hasta ahora, y continuarán mientras los que hagamos el camino seamos personas humanas. Lo importante es tener claro hacia dónde vamos y cómo vamos. Caminamos hacia la comunidad ideal que nos muestra Hch 2,42- 47; 4,32-37; 5,12-16. En esta tarea nos acompaña y guía el Espíritu, de ahí la importancia de la oración, de estar conectados con Él. Caminamos, además, en comunidad, por eso el encuentro y el diálogo, para poder exponer cada uno sus puntos de vista, animarnos y exhortarnos en la marcha, dejando, además, que el Espíritu que viene con nosotros se manifieste en los acontecimientos y decisiones cotidianas. Podemos ampliar un poco más cómo podemos resolver nuestros conflictos en el interior de la Iglesia y en la comunidad, inclusive en nuestra familia. Bueno, podemos decir que lo primero para superar una dificultad es por medio del diálogo. Es fundamental que podamos hablar lo que está pasando, pero también tener la actitud de escuchar a la contraparte para poder entender lo que quiere y lo que espera. Es necesario dialogar para poner en la mesa en qué no estamos de acuerdo, que es lo que nos divide. Si pudiéramos primero dialogar antes de juzgar, gritar, o condenar, nos ahorraríamos muchos problemas. Hay una segunda actitud necesaria para resolver nuestras diferencias y es pactar, es decir, ponernos de acuerdo qué debemos hacer para superar la dificultad. Pactar significa que entre las partes buscamos una salida donde ninguna de ellas ha vencido, donde todos salen satisfechos del esfuerzo hecho, donde necesariamente hay que ceder y pedir, donde no se busca imponer la razón de manera desmedida, sino llegar a un acuerdo que permita mejorar por aquello que se está discutiendo. Mirando las actitudes de Cristo, considero que habría una tercera actitud absolutamente necesaria para superar cualquier querella entre hermanos y

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es respetar las decisiones tomadas. Ser hombres y mujeres de palabra, que asumen con responsabilidad las decisiones y obligaciones contraídas después de un pacto. El respeto a la palabra hace que la verdad triunfe y a futuro se pueda contar con el valor de esa persona que ha estado a nuestro lado. No es fácil, lo sabemos, algunas veces nos dejamos llevar por el impulso o la rabia, nos dejamos manipular de nuestras emociones y decimos lo que no debemos y hacemos lo que no podemos. Pero quiero preguntarles ¿Creen que es posible resolver los conflictos que tenemos en nuestra comunidad? (espacio de compartir). Quiero agradecerles sus intervenciones, nos han enriquecido grandemente, y quedamos de acuerdo que como católicos estamos en la tarea de ser instrumentos de paz, en dejar a un lado la ley de la venganza y mejor, perdonarnos y darnos una nueva oportunidad, así como nos la da Dios todo poderoso. Claro que podemos resolver nuestros problemas y tendríamos un sector más agradable para vivir, más lleno de Dios. Comprometámonos con Jesucristo que vamos a hacer todo lo posible por ser instrumentos de reconciliación y de paz. SIGNO Ahora los invito a todos a orar en voz alta con san Francisco de Asís que nos invita a ser instrumentos de paz. No solo es repetir unas palabras, que sea un compromiso que donde hay odio nosotros como casa católica sembremos amor.

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS NECESIDADES DEL GRUPO

Coloquemos en manos de Dios todas nuestras intenciones Los invito a que a cada oración podamos responder: Dios mío hazme un instrumento de tu paz. (Permitimos las intervenciones espontáneas).

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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Acudamos a la protección e intercesión de Nuestra Amada Madre. Digamos: Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente. CANTO FINAL Terminemos cantando ¡El Himno a la Alegría! COMENTARIOS FINALES

11 LA CASA COMO ESPACIO PRIVILEGIADO PARA EXPRESAR LOS VALORES DEL REINO. HECHOS 9, 36-42 AMBIENTACIÓN Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. Podemos poner un cirio. Para esta reunión necesitamos hacer coronas, que pueden ser de papel o cartulina. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación.

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PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y cantamos “Que detalle Señor”. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN Que bendición poder estar aquí, en la presencia de Dios y de ustedes hermanos, entremos en actitud de oración, no nos puede faltar este espacio de diálogo con nuestro Señor. Si no encuentras que decirle, solo basta que le des gracias por las bendiciones que recibiste hoy. Él estará feliz de escucharte. (permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música de fondo).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Cuando los apóstoles recibieron el Espíritu Santo se llenaron de valor y sabiduría, vamos a pedir ese poder, vamos a invocar su presencia, dejémonos llenar por El. Somos la Iglesia y lo necesitamos para seguir caminando hacia la santidad.

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Respondemos a cada letanía: Llénanos de Ti. Espíritu del Señor, Dios de Israel. Espíritu que posees todo poder. Espíritu, fuente de todo bien. Espíritu que embelleces los cielos. Espíritu de sabiduría e inteligencia. Espíritu de consejo. Espíritu de fortaleza. Espíritu de ciencia. Espíritu de piedad. Espíritu de temor del Señor. Espíritu, inspirador de los santos. Espíritu prometido y donado por el Padre. Espíritu de gracia y de misericordia.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (HCH 9, 36-42) RESONANCIA Ya hemos hablado en anteriores reuniones la Iglesia creció en las casas, en reuniones como las nuestras, se reunían no para tener cultos privados, sino abierta a todas las personas que querían recibir la buena noticia. Sus reuniones eran auténticos espacios de fraternidad y comunidad. La Iglesia de casa respondía a tres aspiraciones acompañadas por la presencia del Espíritu Santo: la participación voluntaria, el espacio para la relación interpersonal y la aspiración de una fraternidad sincera. Estos tres elementos no solo generaban atracción, sino que abrían a la esperanza. En este texto se relata otro milagro realizado por Pedro, y en esta ocasión abunda en detalles. La resurrección de un muerto no es simplemente

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explicable suponiendo que obrara una fuerza de “sugestión”. La resurrección queda fuera del dominio de toda capacidad humana." "Estamos en presencia del primer relato de resurrección en la nueva Iglesia. La descripción es tan precisa y concreta, que bien pudiera proceder del mismo Pedro. Aunque sin duda el hecho alcanzó una gran difusión en las comunidades cristianas." El texto hace un elogio a esta persona “era rica en buenas obras y las donaciones que hacía”. Qué bella manera de decir que había seguido al pie de la letra la enseñanza de Jesús de hacerse un tesoro en el cielo compartiendo sus bienes con los necesitados (ver Lc 12, 33). Después de la muerte invita a los apóstoles “no tardes en venir” los discípulos que los mandan a llamar son personas movidas por la fe, una fe tan fuerte que como lo decía Jesús, es capaz de mover montañas. Conmueve la actitud de Pedro que ante esa fe tan fuerte, inmediatamente responde con su presencia, es la presencia de la comunidad que abriga y se hace solidaria con el dolor y la perdida. La escena de dolor muestra dramáticamente la realidad de la pérdida y la prueba que en muchas ocasiones nos pone la vida. “Pedro hace salir a todos”. Probablemente necesita esta soledad para poder entrar en profunda oración. Se arrodilla en señal de humildad, de súplica, de reconocer que todo le viene de Dios. Se pone a orar. "Pedro sabe que no tiene facultad para devolver la vida a los muertos por su propia virtud. Conoce, en cambio, la omnipotencia de Dios. Y de ella solicita el milagro orando de rodillas." La misma fe de los discípulos mueve a Pedro a dar una orden en nombre de Dios “Levántate”. El verbo 'levantar' se relaciona a la resurrección: a 'levantarse' de la muerte. Cuando el Señor entra en nuestra vida, lo primero que nos pide es que nos levantemos de la postración en la que solemos estar, que dejemos atrás el pecado, la inercia...El Señor nos ofrece una vida nueva no sólo en el otro mundo, sino ya desde ahora. Por el poder que Jesús le ha concedido a Pedro hace que esta mujer se levante, que abra los ojos, que recupere su vida perdida. Esta mujer ha tenido un encuentro con el Señor que da la vida. El que recupera hasta de la misma muerte. La persona que ha tenido un encuentro con el Señor a través de la Iglesia, ya no puede quedar como estaba, postrada, atada, muerta. La acción misericordiosa y de poder por parte de Pedro hace que muchas personas creyeran en el Señor. Esto demuestra de qué manera crece la fe en Jesucristo gracias no sólo a la predicación de los apóstoles sino a que acompañan esta predicación con hechos, con señales que hablan más

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elocuentemente que las palabras, acerca de que el Reino de Dios se ha hecho verdaderamente cercano. (Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

REFLEXIÓN El pasaje que hemos reflexionado es maravilloso, cuanto poder podemos reconocer en los apóstoles, tienen hasta la capacidad de devolver la vida, sanar, liberar, recuperar a tantas personas que sufrían. Sabemos que no lo hacían por sus propias fuerzas, lo hacen porque han recibido ese poder de Jesús y por la fe que los rodea. Este maravilloso milagro nuevamente se realiza dentro de la casa, es Dios entrando por medio de los discípulos con todo su poder a un hogar, llenándolo de vida. Si reflexionamos con detalle podemos notar que lo acontecido en esta casa nos muestra los valores del Reino de Dios actuando en la misma Iglesia doméstica. La fe que mueve a los discípulos, la de los apóstoles que actúan en nombre del Señor, el dolor ante la pérdida de un miembro de la comunidad, la reciprocidad ante la generosidad de alguien, la atención a los últimos, a los enfermos, la solidaridad ante el que sufre y el que ha perdido, la unidad de la comunidad que se apoya en los momentos de dificultad. Los invito en esta reunión a que imaginemos si nosotros que nos reunimos como ellos se reunían en las casas, por un momento los invito a pensar qué pasaría si tuviéramos los mismos valores que tenían las primeras comunidades cristianas. Qué tal si tuviéramos esa fe tan fuerte, si fuéramos tan cercanos con los que sufren o tan solidarios con las personas que tienen alguna necesidad. Imaginemos que pasaría en nuestro sector si fuéramos tan unidos como esos primeros discípulos y si todos nos apoyáramos los unos a los otros en situaciones límites, si nadie se sintiera excluido o solo, pueden imaginarse, ¿qué pasaría? Los invito a que compartamos y respondamos a esa pregunta ¿Qué cambiaría en nuestra comunidad con esos valores del Reino? (Momento para compartir algunas respuestas de los participantes).

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La misma gracia que recibieron los primeros discípulos la hemos recibido nosotros por la fuerza del Espíritu Santo desde el Bautismo. No hay ninguna diferencia entre ellos y nosotros, eso significa que estamos capacitados para hacer las mismas cosas que ellos hacían. Seguramente no podremos levantar a una persona que ha muerto, pero si podemos hacer tanto bien con los talentos que hemos recibido, si solamente tuviéramos la misma fe que ellos tuvieron y la misma disposición de servir y amar a los demás, podríamos cambiar todo lo negativo que nos rodea, cambiaríamos no solamente personas, seriamos capaces de cambiar estructuras; pero necesitamos voluntad, deseo de querer hacerlo. Si la fe nos mueve a ayudarnos mutuamente, a no rechazar a nadie y hacernos solidarios con la persona que sufre haríamos la diferencia. Muchas veces no tenemos la solución al problema de las personas, pero nuestra presencia y solidaridad hacen la diferencia. Si somos capaces de compartir nuestros bienes, no habría hambre, si compartimos nuestra misericordia, no habría juicios, si compartimos nuestro tiempo, no habría depresión, etc. Es así como se edifica el Reino de Dios, ese espacio de justicia, misericordia y tolerancia para todos lo podemos hacer nosotros, pero necesitamos creer y crecer: creer que todo es posible para aquel que lo mueve la fe en Dios, como dice San Pablo “para el que cree nada es imposible”. Y crecer en comunidad, en fraternidad, en tratarnos como hermanos, sin ofensas, incluyendo, buscando pacificar las relaciones, tratándonos bien, siendo solidarios. Y esto hará como lo veíamos en el texto que muchas otras personas crean y se acerquen nuevamente al amor de Dios en la comunidad. Entonces estamos invitados a vivir los valores del Reino al servicio de nuestra comunidad y de seguro que notaremos maravillosos cambios, no solo por nuestras fuerzas, sino por el incomparable poder de Dios. SIGNO Ahora los invito a que nos pongamos una corona. No queremos sentirnos reinas, ni reyes de belleza, queremos sentirnos parte del Reino de Dios. En el bautismo nos dicen que somos reyes para servir a los demás como lo hizo Jesús. Y los invito a hacer un momento de oración dándole gracias a Dios por los valores que hemos recibido y ponerlos al servicio de nuestra comunidad.

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ORACIÓN DE INTERCESIÓN NECESIDADES DEL GRUPO

POR

LAS

Creemos en el poder de la oración, pidamos unos por otros, oremos por los integrantes de nuestra casa católica. Los invito a que a cada oración podamos responder: Dios de amor escucha a tu Iglesia. (Permitimos las intervenciones espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA No podemos olvidarnos de nuestra madre María, ella en las bodas de Caná, intercedió cuando el vino se acabó, pidámosle que interceda ante Cristo Jesús por nuestras necesidades. Digamos: Oh Señora nuestra, Mediadora nuestra, y Abogada nuestra: reconcílianos con tu Hijo, recomiéndanos a tu Hijo, preséntanos a tu Hijo. Haz, oh Bienaventurada, por la gracia que hallaste ante el Señor, por las prerrogativas que mereciste y por la misericordia que engendraste, que Jesucristo tu Hijo y Señor nuestro, bendito por siempre y sobre todas las cosas, así como por tu medio se dignó hacerse participante de nuestra debilidad y miserias, así nos haga participantes también por tu intercesión de su gloria y felicidad. Amén CANTO FINAL Terminemos alegres, cantemos al Señor por su perdón y amor, cantemos ¡Alma Misionera! COMENTARIOS FINALES DESPEDIDA

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12 LA CASA LUGAR DONDE JESÚS CONTINÚA TOCANDO LA PUERTA. Ap 3, 12-20.1 AMBIENTACIÓN Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. Podemos poner un cirio. Para esta reunión tendremos una llave para cada participante de la reunión, que serán signo de que entrará a nuestra casa Jesús. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación. PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y cantamos “Estoy a la puerta y llamo”. (Jessed). En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes o novedades parroquiales.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN Con ayuda de la música de fondo, vamos a cerrar nuestros ojos vamos a poner en silencio nuestra mente, hagamos un recuento desde que nos levantamos, hasta este momento de 1

Para desarrollar este encuentro hemos tomado de varios textos de los Evangelios

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todo lo que ha pasado y demos gracias a Dios. (permitamos unos dos minutos de oración).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO El Espíritu Santo es el guía y la luz de reuniones por eso los invito a invocarlo y pidámosle que ilumine nuestra mente y abra nuestro corazón a lo que dice la palabra: (El coordinador puede dirigir y si todos pueden tener a oración la recitamos a una sola voz). Recibe Espíritu Santo, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que te hago en este día para que te dignes ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón. Yo me abandono sin reservas a Tu divina voluntad, y quiero ser siempre dócil a Tu santa inspiración. ¡Oh Santo Espíritu! Dígnate formarme con María y en María, según el modelo de Tu amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén. LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (Ap 3,12-20) RESONANCIA La imagen que encontramos hoy para este encuentro con Cristo es muy hermosa, es una figura tan cercana, casi que podemos ver a Jesús tocando la puerta de una familia, la invitación es sugestiva, quiere entrar y cenar. Es importante saber que un judío que se sienta a la mesa con otro es para compartir no solo el alimento sino la vida. Eso es lo que promete Jesús, quedarse en el hogar. Podemos revisar como un resumen de los últimos encuentros los hogares donde entró Jesús y qué sucedió en ese momento, porque es lo mismo que Él quiere hacer con nosotros, quiere entrar a nuestra familia para cambiarlo todo.

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En las bodas de Caná (Juan 2,1-12). La familia de Jesús fue invitada a una fiesta de bodas, junto con sus discípulos, sin embargo, durante la fiesta, el vino se acabó, es decir, la fiesta también se terminaría. Jesús realizó su primer milagro al determinar que las aguas se transformaran en el mejor vino que ya había sido probado. El vino representa la alegría, siendo así, Jesús restauró la alegría de aquella casa. ¿En Tu casa está faltando alegría? Jesús quiere transformar todo el dolor y sufrimiento en la más pura felicidad. Ahora digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! En la casa de Pedro (Lucas 4,38-39). Jesús llevó la cura. Al salir de la sinagoga, Jesús visitó la casa de Pedro, donde encontró enferma a la suegra del discípulo. Inmediatamente, Jesús le cura. La mujer fue sanada y comenzó a servir al Señor Jesús. "Jesús se inclinó hacia ella, dio una orden a la fiebre y ésta desapareció. Ella se levantó al instante y se puso a atenderlos" Lc 4,39 ¿En tu casa está faltando la salud? ¿Dejas entrar a Jesús para que te de sanación? ¿Sirves a los demás, también les das sanación, les ayudas en su enfermedad? digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! La casa en Cafarnaúm (Lucas 5,17-26). Jesús llevó la restauración. Al llegar a la casa que le servía de posada entre los viajes, una multitud se acercó a Jesús, en búsqueda de varios milagros. Pero un hombre paralítico le llamó la atención al haber sido introducido a la casa por el tejado por sus amigos. Admirado por esa fe, Jesús perdonó sus pecados y restauró su salud. “Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados.» Entonces dijo al paralítico: «Yo te lo ordeno: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»" (Lucas 5,24). Jesús quiere restaurar la salud de Tu vida y de Tu familia, invítalo a entrar a Tu casa hoy mismo. digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! En la casa de Leví (Lucas 5,29-32). Jesús llevó arrepentimiento. Jesús fue invitado a comer a la casa de Leví, un publicano cobrador de impuestos. Pero los fariseos enseguida comenzaron a discriminar a Leví por su pasado y le cuestionaron a Jesús y a sus discípulos por comer con Él. Sin embargo, el Señor les advirtió diciendo: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Lucas 5:32) Jesús llevó el arrepentimiento y el perdón a aquella casa; permite que Él entre a la tuya y también perdone a todos, les de esa paz que cada uno necesita. digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! En la casa de Simón (Lucas 7,36-46). Jesús llevó unción y perdón. En Israel, había una costumbre que cada vez que alguien llegara a alguna casa, el anfitrión ofrecía agua para lavar los pies y las manos del visitante. Cuando Jesús llegó a la casa de Simón, él no le ofreció tal hospitalidad, pero he aquí que hubo una sorpresa para todos, cuando una mujer entró, lavó los pies del Señor Jesús con sus lágrimas, los secó con su propio cabello y los ungió con ungüento. Jesús vio el amor de aquella mujer y le

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dijo delante de todos: "Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por el mucho amor que ha manifestado. En cambio, aquel al que se le perdona poco, demuestra poco amor.»" (Lucas 7,47). Invita a Jesús a entrar a Tu casa, derrama Tus lágrimas a sus pies y recibas el perdón y la unción. digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! En la casa de Jairo (Lucas 8, 41-56), Jesús llevó vida. Jairo estaba desesperado por la enfermedad de su hija e invitó a Jesús a que fuera hasta a su casa, pero, lo peor sucedió en el camino: su hija murió. Jesús viendo la “ fe de aquel hombre, aun así, fue hasta su casa y realizó el milagro: Mas Él, tomándola de la mano, clamó diciendo: “«Niña, levántate.» Le volvió su espíritu; al instante se levantó y Jesús insistió en que le dieran de comer" (Lucas 8,54-55). Jesús puede resucitar lo que para Ti ya está muerto. Llámalo para que entre a Tu casa y para que ¡traiga la vida de nuevo! digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! En la casa de Marta y de María (Lucas 10,38-42), Jesús llevó la Palabra. En una de las casas que Jesús más frecuentó, Él nos dejó una gran lección al reprender a Marta, que se preocupaba demasiado por los quehaceres de la casa, mientras María se concentró en oír Su mensaje. “Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.” (Lucas 10,42). Deja las preocupaciones de lado, pídele a Jesús que entre en Tu casa y oiga lo que el Espíritu quiere decirte. digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! En la casa de Zaqueo (Lucas 19,1-10). Jesús llevó Salvación. Jesús, al darse cuenta del esfuerzo de Zaqueo para verlo, se ofreció a visitar la casa de aquel publicano. Zaqueo se sintió privilegiado, reconoció sus pecados y decidió cambiar de vida, disculpándose con las personas que había defraudado. Viendo su arrepentimiento, Jesús le dijo: "«Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también este hombre es un hijo de Abraham." (Lucas 19,9) ¡Entiende que Jesús también quiere entrar en Tu casa y salvarte! digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! La casa en el Cenáculo (Lucas 22,10-14). Jesús llevó comunión. De acuerdo con algunos estudiosos, esta casa pertenecía al evangelista Marcos, fue allí donde los discípulos fueron bien recibidos y pidieron que se separe el mejor espacio de la casa con el fin de preparar la Cena del Señor. "Yo tenía gran deseo de comer esta Pascua con ustedes…" (Lucas 22,15). Cuando preparas lo mejor para el Señor Jesús, Tu vida y familia se llenan de la comunión en la presencia de Dios. digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! En la casa de Caifás (Mateo 26,57). Jesús fue llevado para ser juzgado. La única vez que Jesús fue llevado a una casa involuntariamente. En la casa de Caifás, el sumo sacerdote, Él fue juzgado, con el fin de condenarlo a la muerte.

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"Los jefes de los sacerdotes y el Consejo Supremo andaban buscando alguna declaración falsa contra Jesús, para poderlo condenar a muerte." (Mateo 26,59). A menudo en nuestra propia casa levantamos la voz para juzgar a nuestros familiares y a personas que están a nuestro alrededor, sin darnos cuenta que Jesús también está allí con nosotros. Reflexiona y observa si tus palabras han sido de juicio para con tu prójimo. digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! En la casa en Emaús (Lucas 24,13-35). Después de su resurrección, Jesús se les apareció a los discípulos, pero ellos no lo reconocieron. Sin embargo, al ser invitado a entrar a la casa y a pasar la noche, Jesús partió el pan y les dio, en aquel momento, los ojos de aquellos dos discípulos se abrieron y pudieron ver que Jesús siempre estuvo entre ellos. "Estos les dijeron: «Es verdad. El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.»" (Lucas 24,34). Jesús quiere abrir la visión espiritual de tu familia para que todos vean que Él vive entre nosotros. digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! En la casa de los discípulos (Juan 20,19-23 y 26,29). Jesús derramó el Espíritu Santo. Después de la muerte y de la resurrección de Jesús, los discípulos tenían miedo de los judíos. Pero el Señor se les apareció en la casa donde estaban reunidos y los calmó: "Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo" (Juan 20,22). Aquellos días en los cuales estás solo, con miedo, con las puertas cerradas, el Señor Jesús está contigo y envía Su Espíritu para calmar tu corazón. digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR! (Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio). SIGNO Ahora los invito a que tengamos en nuestras manos las llaves. Queremos abrir las puertas de nuestra vida, de nuestro corazón a Jesús. Y los invito a hacer un momento de oración pidiendo a Dios que entre en nuestra comunidad y transforme nuestra vida. ORACIÓN DE INTERCESIÓN NECESIDADES DEL GRUPO

POR

LAS

Seguramente nuestro corazón ha quedado conmovido ante tanto amor que Dios nos quiere dar. Hagamos nuestras oraciones y respondamos a cada invocación: Señor abre las puertas de mi corazón. (Permitimos las intervenciones espontáneas).

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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA No olvidemos a Mamita María, ella también quiere hacer parte de nuestra familia, ella quiere ser nuestra madre. Digamos: Préstame, Madre, tus ojos, para con ellos mirar, porque si por ellos miro, nunca volveré a pecar. Préstame, Madre, tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar. Préstame, Madre, tu lengua, para poder comulgar, pues es tu lengua patena de amor y de santidad. Préstame, Madre, tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más. Préstame, Madre, tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierto con tu manto al Cielo he de llegar. Préstame, Madre a tu Hijo, para poderlo yo amar, si Tú me das a Jesús, ¿qué más puedo yo desear? Y esa será mi dicha por toda la eternidad. CANTO FINAL Terminemos alegres, cantemos al Señor por su perdón y amor, cantemos ¡Entra Cristo Jesús! COMENTARIOS FINALES DESPEDIDA

13 LA CASA LUGAR DONDE PERSEVERAR EN EL TESTIMONIO DE FE. 1 Tes, 5

AMBIENTACIÓN

Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. Podemos poner un cirio. Para esta reunión necesitamos bolsitas con sal y cirios.

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Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación.

PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y cantamos “¡Juntos como hermanos!” En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes. TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN Entremos en actitud de oración, los invito a conectarnos con el Señor Jesucristo, los invito a orar con mucha fe. No tengas miedo en decirle a Dios lo que te está sucediendo, Él quiere entregarte todo su amor. (permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música de fondo). INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Espíritu creador, misterioso artífice del Reino, guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio y llevar a las generaciones venideras la luz de la Palabra que salva. Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad, para

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ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano. LEAMOS EL TEXTO BIBLÍCO EN VOZ ALTA (1 TES, 5)

RESONANCIA A nadie le gusta hablar del final, de la muerte o del fin de los tiempos. En este texto el Apóstol Pablo nos va a hablar de cómo será la manifestación definitiva de Dios. Lo que se busca no es entrar en temor o hacer una descripción precisa de lo que va a suceder, si buscar una actitud de espera y vigilancia gozosa en la acción poderosa de Dios que tomará el control total de la historia. San Pablo es preciso y consistente ¿Qué actitud debe tener, entonces, el católico ante la llegada del fin? No puede ser otra sino la de aprovechar bien el tiempo, porque quien se considera satisfecho y seguro, se relaja, y es más fácil encontrarle desprevenido. Todo cristiano es hijo de la luz y del día y, por tanto, no puede comportarse como los que “viven de noche”, y durmiendo o emborrachándose. La noche hace referencia a las tinieblas. Son muchos textos que se encuentran en los evangelios donde Jesús insiste en estar atentos, con las lámparas encendidas, vigilantes a que llegue el esposo y no nos tome fuera, o porque llega el ladrón y se mete a la casa. Entonces lo propio del bautizado es estar sobrio en vela. Y esto se hace viviendo la fe, de la caridad y la esperanza. “Ésas son armas de la luz con las que cuentan los cristianos, una luz que nos hace estar en vela y que contrarresta el temor de los que viven en la noche. “mantengámonos sobrios” (v.8). Sobriedad y vela están íntimamente relacionadas, porque es la sobriedad la que nos ayuda a estar despiertos a la Palabra del Señor”. Una actitud como esta permite que la guardia no esté baja y poder dar la batalla en cualquier etapa de la vida. Y sus armas son la fe, la esperanza y la caridad: la fe en cuanto abandono en unas fuerzas que no son suyas, y la esperanza como confianza cierta en la victoria. Los valores cristianos enumerados en este texto deben vivirse en primera medida en el interior de la casa siendo esta el primer lugar de agregación de la comunidad. Una actitud de vivencia de los valores del reino que procuran la paz, las buenas relaciones y el crecimiento de la familia que se reflejará en la misma comunidad. Es dentro de la casa donde cada uno debe poner

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al servicio de los demás sus propios talentos y su esfuerzo, colaborando unos con otros respetándose mutuamente. Entre los servicios que llevan a cabo dentro de la comunidad (v. 12: "Hermanos, les rogamos que se muestren agradecidos con los que trabajan para ustedes, los dirigen en el Señor y los corrigen,") una forma de contribuir a su edificación es con el propio trabajo, otra con el servicio, otra enseñando. Cada uno de los miembros tiene su misión, que debe realizar sin quejas y sin perder la esperanza. Todos ellos merecen el respeto de los demás, para que cada uno pueda desarrollar su labor en un ambiente de paz y consideración. En esta división se divisa ya un inicio de estructuración dentro de la comunidad no exento de tensiones, la mayor parte de las veces ocasionadas por las propias faltas y debilidades. La fe, la esperanza y caridad de la cual habla san Pablo y que son regalos que Dios nos da, se deben ver reflejados no solo en las actitudes de piedad manifestadas por la Iglesia, sino en la responsabilidad de actitud de cada uno de los miembros de la familia y la comunidad. En la vida de Jesús se nota con claridad. Los evangelios muestran continuamente que quienes se encontraban o aceptaban la buena noticia se ponían al servicio de Jesús y de la comunidad. No se puede ser el mismo después del encuentro con Jesús. El mismo nos dijo que después de ser sus discípulos se es sal y luz signo de servicio y entrega para los demás. porque la luz no es para sí misma, ni la sal se sala ella misma, toman sentido cuando se dan a los demás. Entonces la tensión entre el vivir ahora y el final de los tiempos debe de estar atravesada por una acción generosa y luminosa por parte de los seguidores de Jesús, con la esperanza que las cosas irán mejor porque ha vencido la muerte. Además de la esperanza activa, el creyente debe ser una persona agradecida, reconocer los dones maravillosos que el poder de Dios le ha otorgado. REFLEXIÓN Han escuchado ustedes una frase que dice “luz en la calle y oscuridad en la casa”. Lo hemos escuchado muchas veces y todos sabemos de memoria que significa. Si quieren podemos hablar de este dicho que seguro nos iluminará la profundización de este mensaje. ¿Qué significa este dicho, podemos dar ejemplos? Muchas gracias y ustedes tienen mucha razón, es por esto que Jesús les dijo a sus discípulos que deberían ser sal y luz, es decir ser testimonio, alegría, trabajo, esfuerzo, todos esos valores que son tan provechosos, pero serlo en todas partes, en la casa, en el trabajo, en la casa católica, en la

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parroquia, en la esquina, en cualquier situación ser el reflejo de la luz y del sabor a la vida. Hemos recibido todos los que estamos aquí los talentos para hacerlo. Y si estas palabras de Jesús las unimos con las palabras de san Pablo que las hemos escuchado hoy en el texto que nos corresponde, entonces podemos decir con toda claridad que va a ver un final de los tiempos, que llegará un día en que la historia termine, si, que debemos estar vigilantes y atentos porque el mundo se va a acabar, si, la historia va a terminar y entonces nosotros los católicos no solo esperamos que se acabe y ya. Lo que debemos hacer es trabajar en la edificación del Reino, de llenar el mundo de alegría, de esperanza, de buenas actitudes, de fidelidad, de honestidad, esa es la mayor vigilancia. No es dormirse en los laureles, es esperar con actitud de trabajo y servicio. San Pablo también nos insiste hoy en estar en la luz. En la sagrada escritura, la mentira, lo corrupto, lo malo se hace en la oscuridad, en la tiniebla. Nosotros no podemos estar ahí, porque no sabemos cuándo Dios nos llamará. San Atanasio dijo unas palabras muy hermosas “Al atardecer de la vida seremos juzgados en el amor”. Todos seremos llamados al tribunal del amor y qué le vamos a presentar a Dios cuando lleguemos. Seguramente le mostraremos nuestra perseverancia en la fe y en nuestras buenas obras, eso es lo que Dios espera. Lo hemos escuchado cuando nos han dicho que cuando lleguemos al cielo no nos van a preguntar a cuantas misas hemos ido, sino cuanto amor hemos dado. Nuestra actitud de espera desde nuestra casa, desde esta casa católica es una actitud de luz y sal, de valores, de dar lo mejor de nosotros, comenzando en nuestra casa, porque solo así seremos luz para la comunidad, si todo esto que vivimos aquí y aprendemos aquí lo vivimos desde nuestro propio hogar. SIGNO Ahora vemos que hemos puesto un cirio en la mitad de nuestra reunión y hemos puesto unas bolsitas de sal. Vamos a encender nuestros cirios porque todos debemos ser luz y vamos a tomar una bolsita de sal. Sal y luz, personas de Dios que buscan mejorar todo desde el evangelio.

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS NECESIDADES DEL GRUPO Pongamos en manos de nuestro Padre Celestial todas nuestras intenciones. Los invito a que a cada oración podamos responder: Señor que la fe, la esperanza y la

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caridad crezcan espontáneas).

en

mi

corazón.

(Permitimos

las

intervenciones

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Saludemos a la Madre Santísima digamos todos: Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme; en lo rudo del trabajo, ayúdame; si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme; en las tentaciones y peligros, defiéndeme; si desfallezco, sálvame y al cielo llévame. Amén. CANTO FINAL Terminemos alegres, cantemos ¡Yo tengo un amigo que me ama! COMENTARIOS FINALES

14 LA CASA LUGAR DE LA MISIÓN ROM 15, 14-16, 27 AMBIENTACIÓN Con este tema terminamos este ciclo re reuniones. Le invitamos a decorar la casa con flores, un letrero que diga gracias. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen María y también el Cristo. podemos poner un cirio por cada participante formando un corazón. Para esta reunión les daremos a cada uno de los asistentes crucifijos como signo del envió misionero. Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación.

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PEQUEÑO RITUAL DE INICIO Encendemos los cirios, entramos en actitud de contemplación y cantamos “¡Alma Misionera!” En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

BIENVENIDA A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN Quiero contarles que esta es la ùltima reuniòn de este ciclo, oremos con mayor intensidad dando gracias a Dios por nuestra casa catòlica, pidamos por los que estamos aquí, por quienes viven aquí y gocèmonos del amor de Jesucristo. (permitamos unos dos minutos de oración).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Pidamos al Espíritu Santo que nos guíe siempre en nuestras reuniones. Invoquémoslo y pidámosle que ilumine nuestra mente y abra nuestro corazón a lo que dice la palabra: (El coordinador puede dirigir y si todos pueden tener a oración la recitamos a una sola voz). Ven, Espíritu Dios Creador, y visita el hogar de tus fieles, haz un templo de gracia su pecho con el don de Tu santa presencia. Tú, el amor que consuela a los hijos como eterno regalo del Padre, caridad, fuente viva de gracia, llama eterna de amor verdadero. Ilumine Tu luz nuestros ojos, y Tu amor se derrame en el alma, Tu poder nos sostenga en la lucha y renueve las fuerzas cansadas. Ilumine Tu luz nuestros ojos y Tu amor se derrame en el alma, sé la mano que venza en sus luchas, el sendero que guíe sus pasos. Haz que triunfen sus hijos al mal y que reine la paz en sus almas, fortalece

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la fe del creyente que ha nacido a la vida divina. Demos gloria por siempre a Dios Padre y a Jesús triunfador de la muerte y al Espíritu, vida del alma, alabanza y honor para siempre. Amén. LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (ROM 15, 14-16, 27) RESONANCIA Hoy hemos leído la parte final de la carta a los Romanos. El apóstol como no podía estar en todas las comunidades, mantenía relación con ellos por medio de cartas. Pablo escribió una larga carta a esta comunidad, les recuerda como un resumen todas las actividades que El ha hecho como misionero, les recuerda sus viajes y esfuerzos, no como acción propia sino como una vocación que ha sido dada por el mismo Dios. “Pablo ha expuesto a los cristianos de aquella comunidad la Buena Noticia de la salvación y les ha exhortado para que vivan como auténticos discípulos de Cristo. Al llegar a la conclusión de su carta parece sentirse obligado a explicarles los motivos que le han impulsado a escribirles: El anuncio del Evangelio a los paganos es la misión que Dios le ha encomendado”. La vocación que ha recibido ayudado por la fuerza del Espíritu Santo ha sido un desafío para su vida, lo ha expuesto a situaciones muy difíciles, pero también ha sido una alegría enorme para su vida, dándole sentido a un caminar en bendición. reconoce que solo es un instrumento de Dios porque la misión es poder del Espíritu. Su misión fue llevar el evangelio, el mensaje de la salvación. El mismo Jesús que un día lo derribó y lo llevó a cambiar de vida, al que perseguía con violencia, es ahora al que predica como el camino de una vida nueva, como fortaleza para morir al pecado y renacer a la vida nueva. En la sagrada escritura cuando se habla de vocación no se refiere solo a la vocación sacerdotal o vida consagrada, no es algo propio de una casta o un grupo establecido, todos los discípulos de Jesús se convierten en misioneros. Recordemos al endemoniado de Gerasa quien fue enviado a su familia a contarle todas las maravillas que Dios había hecho en El. La vocación cristiana también responde a esta realidad, desde el Bautismo hemos sido llamados a ser profetas para anunciar el mensaje del Reino, sacerdotes, para celebrar nuestra fe en la liturgia y reyes como servidores de los demás. “Pablo, el perseguidor de los cristianos se convirtió, tras la experiencia que vivió camino a Damasco, en el más decidido y eficaz apóstol de Jesucristo. Misionero infatigable, fundador de comunidades, prolífico escritor… Leyendo

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sus cartas y los Hechos de los apóstoles, podemos fácilmente reconocer algunos de los aspectos que caracterizaron su misión. Así sabemos que se dirigió preferentemente a paganos, se movió en ambientes urbanos, recogió éxitos abundantes – aunque también estrepitosos fracasos-, sufrió infinidad de calamidades y en esos momentos se sintió sostenido y guiado por la fuerza del Espíritu”. Pablo no hizo su trabajo solo, en su acción misionera estaba acompañado por un grupo de amigos. En sus viajes viajaba con los hermanos de la comunidad y en las pequeñas Iglesias domesticas de cada pueblo, se quedaban encargados de anunciar la palabra y organizar las reuniones. La misión no era solo de los apóstoles, todos los creyentes estaban involucrados en la acción pastoral. No todos hacían lo mismo, cada uno de los discípulos tenía un grado de implicación en la misión, así como la tarea concreta que realiza cada uno de los colaboradores, varían en cada caso de acuerdo en gran medida de las capacidades y virtudes que habían recibido por la acción del Espíritu Santo. “Junto a quienes prestan un servicio ocasional, están quienes permanecen un largo tiempo al lado de Pablo; algunos se encargan de tareas importantes, mientras que otros se encargan de las cosas más discretas”. Las tareas son tan variadas como los carismas y ministerios, hay jóvenes y muy adultos, hay muchos hombres y muchas mujeres, algunos muy doctos y otros con la sencillez, pero con gran amor. Pablo fue un verdadero líder capaz de motivar a gente de diversa condición y planificar convenientemente sus trabajos en orden a la misión”. REFLEXIÓN Ya hemos recorrido un buen camino como hermanos en esta casa de reunión, la palabra de Dios nos ha hecho sentir que somos parte de una familia, de una comunidad que por la fuerza del Espíritu Santo está llena de carismas. Esa cercanía con el Señor nos ha sanado, su palabra ha sido iluminadora para tomar decisiones en nuestra vida. Hemos sentido que Él se hace presente con el perdón y su providencia. Ha sido claro está, una bendición para nosotros estos ratos aquí reunidos. Y todos llegamos a este grupo de diferentes maneras, algunos fueron parte de la misión territorial que hizo la parroquia, otros fueron invitados como vecinos y amigos, algunos viven aquí cerca, otros un poquito más lejos, pero lo que si tenemos claro es que Dios utilizó a una persona para invitarnos, para llamarnos, no fue casualidad, Dios hizo todo lo posible y lo hace cada semana para que no nos perdamos la reunión que tanto bien nos hace. Los invito a que comentemos cómo fue que llegamos al grupo o quién fue quien nos invitó. (tiempo para escuchar a los participantes).

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Como hemos escuchado todos hemos sido llamados, y eso ha sucedido porque nuestra Iglesia no solo debe ser discípula, es decir seguidora de Jesús, sino que todos nosotros estamos llamados a ser misioneros, es decir, aquellas personas que invitan a otras a que se encuentren con Cristo quien es el que sana y cambia la vida. La misión no es solo la que se hace en lugares lejanos y difíciles y no solo se hace en semana santa y navidad, la misión se debe hacer en cada lugar; las personas tienen necesidad de Dios y alguien debe llevarles un mensaje divino. A todos nosotros, al igual que esa primera comunidad encabezada por San Pablo, nos corresponde la tarea de ser mensajeros del evangelio, de ser misioneros, comenzando en nuestra casa, en nuestra cuadra, con las personas que nos rodean. En todo momento, por eso la Iglesia habla de la misión permanente, es decir que debe hacerse todos los días y también dice que es territorial, porque es una llamada a salir a diferentes lugares a llevar la persona de Jesús. Yo sé que algunos podrán sentir un poco de temor porque quizás no somos tan expertos en la biblia y en las cosas de la Iglesia, pero es que nosotros no vamos a llevar verdades o ideas, las ideas no cambian a nadie, recuerdan que las personas que se convertían eran las que se encontraban con Cristo, eso quiere decir que nosotros no solo llevamos un mensaje, sino que podemos llevar un testimonio, algo que pasó en nuestra vida y como Jesús, al tocar nuestro corazón ha cambiado todo. Y cuando uno habla de su historia no debe tener miedo, porque jamás se equivocará. Un buen misionero no es el que se las sabe todas, es el que cuenta cómo Dios cambió su vida. Entonces debemos salir de la reunión absolutamente convencidos que somos también nosotros, los que estamos aquí sentados los directamente responsables de la misión, que hemos sido escogidos desde el bautismo, que ninguno puede decir no puedo, o no tengo tiempo, o no es responsabilidad mía, todo discípulo debe ser misionero, y Dios espera que no le saques excusas, quiere de tu compromiso y de tu amor, porque uno habla de lo bueno, y la persona de Jesús es una buena noticia para todos. SIGNO Ahora queremos entregar una cruz para que nos la pongamos en este momento, es la cruz misionera porque es el compromiso que tenemos de llevar el evangelio. (El coordinador como encargado de la comunidad les impone la cruz a todos. Podemos decirles a todos: Cristo cuenta contigo para la misión, y las personas pueden responder: y yo necesito de Él para evangelizar).

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ORACIÓN DE INTERCESIÓN NECESIDADES DEL GRUPO

POR

LAS

Intercedamos a Dios por todas nuestras necesidades y las de nuestra casa católica. A cada oración podamos responder: Señor enséñanos a ser perseverantes como San Pablo. (Permitimos las intervenciones espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Saludemos con amor a la Virgen María: Préstame Madre tus ojos para con ellos mirar porque si con ellos miro nunca volveré a pecar. Préstame Madre tus labios para con ellos rezar porque si con ellos rezo Jesús me podrá escuchar Préstame Madre tu lengua para poder comulgar pues es tu lengua materna de amor y de santidad. Préstame Madre tus brazos para poder trabajar que así rendirá mi trabajo una y mil veces más. Préstame Madre tu manto para cubrir mi maldad pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar. Préstame Madre a tu Hijo para poderlo yo amar pues si me das a Jesús qué más puedo yo desear?

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Así será esta mi dicha por toda la eternidad. Amén. CANTO FINAL Terminemos alegres, cantemos ¡Recíbeme! (Jaired). COMENTARIOS FINALES

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MISIÓN PERMANENTE


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