Orientaciones prácticas para visitar enfermos en el hospital

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ORIENTACIONES PRÁCTICAS PARA VISITAR ENFERMOS EN EL HOSPITAL

Prepárese. Ore. Pida que su presencia le muestre al paciente que siente solicitud por él, y que Dios también la siente. Esté presente. Concéntrese en el paciente ciento por ciento. Mientras está con él, él debe ser su interés principal —no para siempre, pero sí en ese momento. Sea receptivo. Acepte a la gente como la encuentra, cualquiera sea su estado de ánimo. Escuche lo que tiene para decir sin juzgarla. Esté tranquilo. Escuche; no busque respuestas. Sólo necesitan a alguien en quien puedan confiar para compartir mientras buscan alguna solución. Dada la oportunidad, encontrarán sus propias respuestas. Sea sensible a sus necesidades y condición. Lea entre líneas lo que la persona está diciendo. Trate de captar el tema subyacente de sus expresiones. Sea humano. Admita que no tiene todas las respuestas. Comparta el hecho que de vez en cuando usted también tiene temores y dudas. Identifíquese cuanto pueda con los sentimientos del enfermo. Apoye. Como visita, su objetivo es dejar al paciente mejor de lo que lo encontró. Procure dejarlo bien. Una de las mejores maneras en que podemos ayudar a los enfermos es dándoles ánimo. Guarde silencio. Con frecuencia, cuando se guarda silencio, el paciente comienza a hablar acerca de lo que realmente está ocurriendo dentro suyo. Aprenda a sentirse cómodo con estos momentos especiales de silencio. Simpatice. Sienta con él. Identifíquese con él poniéndose en su lugar. Sin embargo, manténgase objetivo para poder sostenerlo. Sea compasivo. Comunique su solicitud no sólo por lo que dice sino también por medio de sus gestos al estar dispuesto a acercarse y tocar al enfermo. Haga contacto visual. Incline su oído hacia el paciente.


Sea auténtico. El enfermo tiene suficientes problemas sin tener que tratar de entenderlo a uno. Evite la tensión de ser un extraño. Adáptese a la situación. Sea solidario. Ocúpese de las necesidades del paciente, no de las suyas. Es posible que el paciente no quiera lo que uno lo ofrece en un momento dado. Sea positivo. Hay suficientes experiencias negativas alrededor del paciente. Necesita que sus visitas tengan una actitud positiva. Borre las palabras negativas de su vocabulario. Esté dispuesto a involucrarse. Arriésguese. Dé algo de usted a cada persona que visita. Respete las creencias de los pacientes. Esto no significa que debe ignorar o darles poca importancia a las suyas propias. Significa que no tratará de forzarlas en los que no concuerdan. Esté preparado para orar cuando se le da permiso para hacerlo. No use este momento para dar un minisermón. Repase todo lo que se ha hablado. Ore pidiendo valor para sobrellevar la situación, entendimiento y aceptación del plan de Dios. Ore pidiendo fortaleza para la familia y demás seres queridos del paciente.

TENER EN CUENTA PARA NO HACER DURANTE LA VISITA

No permita que la tecnología se convierta en una barrera para su visita. Enfoque el hecho de que, a pesar de toda esta tecnología, lo que realmente tiene allí es una persona. No hable con el equipo médico o con la familia en voz baja como tratando de que el paciente no oiga. Esto puede ser alarmante y terminar en una mala interpretación por parte del paciente. No se siente en la cama del paciente. Busque una silla. No desobedezca las reglas del hospital. Respete las horas de visita, límites de edad y cualquier otra regla establecida por el hospital. No lisonjee al paciente. Decirle a una persona enferma que se ve muy bien cuando no es cierto es poco sincero y no ayuda en nada. No tome a pecho la actitud negativa del paciente. Puede estar enojado, deprimido o sencillamente malhumorado. Sea paciente. No fume ni coma en el cuarto del paciente. No le cuente sus problemas al paciente. Los internados ya tienen bastantes problemas. No demuestre su aversión ante olores, tubos, agujas, etc. No vea televisión. Recuerde que vino a visitar. No se entremeta en disputas familiares.


No mire el reloj. El mensaje debe ser que el paciente es más importante que cualquier otra cosa que tenga que hacer. No niegue los sentimientos del paciente. Si el paciente dice que quiere darse por vencido, ayúdelo a clarificar esos sentimientos. No haga promesas que no pueda cumplir ni ofertas que no pueda concretar. El paciente sabrá que puede confiar en usted por la forma en que cumpla sus promesas. No cuente historias de horror ni compare enfermedades. No dé nada por sentado. Permita que el paciente le diga cómo se siente y qué le está pasando. Dar por sentado que ya lo sabe le impide escuchar bien. No defienda a Dios, ni a nadie, ni a nada. No juzgue. Evite el uso de palabras tales como “debería” o “tendría”. No critique al médico ni el tratamiento prescrito. El paciente necesita confiar en ambos. No despierte al paciente, a no ser que la enfermera le dé permiso para hacerlo. No visite al paciente el día después de una cirugía mayor. El paciente operado tiende a estar adormecido y muy incómodo. No trate de alegrar al paciente cuando en realidad quiere hablar de lo asustado que está.


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