CELEBRACIÓN MIERCOLES DE CENIZA En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. R. Amén. Monición Queridos hermanos: Para que podamos comprender que estamos en ese camino de encuentro con el que puede restaurar nuestra vida, aprovechemos esta celebración y dejemos que el Señor nos vuelva a recordar que por la fe llegamos al perdón y que el perdón que Dios nos da nos hace crecer con la certeza de la experiencia en el amor que salva y que nos hace santos. Escuchemos ahora la Palabra de Dios. ACTO PENITENCIA Invita a los fieles a realizar un momento de silencio en el que cada uno se encuentre con el Señor, que cada uno se pregunte: ¿Cómo es mi relación con Dios? ¿es frecuente mi oración? ¿participo de le Eucaristía Dominical? ¿Cómo es mi relación con mis hermanos? ¿soy capaz de perdonar al otro así no que caiga bien? ¿albergo en mi corazón sentimientos de odio, rencor, venganza, orgullo, egoísmo, envidia, codicia, lujuria? Oremos juntos diciendo: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Golpeándose el pecho, dicen: Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Luego prosiguen: Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 5,20; 6,2 “Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios! Pues dice él: En el tiempo favorable te escuché y en el día de salvación te ayudé. Mirad ahora el momento favorable; mirad ahora el día de salvación”. PALABRA DE DIOS.
MEDITACIÓN Este signo de la Ceniza, recuerdo de nuestra limitación, de nuestra condición de pecadores busca mostrar al creyente el camino del encuentro con Dios, el camino que todos hemos de recorrer hasta los brazos abiertos del Padre de la Misericordia, que como nos cuenta la Parábola del Hijo Pródigo, sabe que al final de su camino luego de ir repitiendo “he pecado contra el cielo y contra ti” (Lucas 15, 18) le aguarda el amor hecho misericordia, el perdón que se hace fiesta, la acogida amorosa de Dios que ama al pecador y sabe ofrecerle, si lo pide con fe, el don de la reconciliación. La persona que recibe la Ceniza se compromete a renovar y a hacer crecer su fe en el amor de Dios que perdona porque ama, pero que nos pide obras concretas que demuestren a todos la verdad de nuestros propósitos de conversión. Debemos ser los mejores en una vida de oración, en la sinceridad de nuestros actos, en la rectitud de nuestra vida. Sólo así tiene sentido este signo. El Señor nos conceda celebrar la Cuaresma renovando nuestra fe en la gracia del perdón y viviendo con alegría la experiencia de la reconciliación con Dios y con nuestros hermanos. La Madre de Jesús nos ayudará con su intercesión. Amén. Imposición de la ceniza…
“Que esta ceniza exprese tu deseo ser Iglesia en camino de conversión”. Oración final (después de la imposición de la ceniza) Oh Dios Misericordioso: muchas veces tenemos miedo de enfrentarnos a nosotros mismos y de renunciar a nuestro apego a nuestras actitudes egoístas. Haz que el encuentro con Jesús, en su Palabra y el Eucaristía, nos ayude a resurgir de las cenizas del pecado y renueve nuestro fervor y amor, para que le sigamos a él por el camino estrecho de la vida, caminando hacia ti y hacia los hermanos. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén.