Revista Semayor #21

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Contenido


Editorial

Pbro. Gustavo Isaza Escobar, pss - Rector

Realidad,

familia y pastoral La familia es la institución más antigua de la humanidad, ella tiene que ver con el desarrollo armónico de los seres humanos, el crecimiento de las sociedades y la formación de los individuos.

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n estos tiempos que vivimos, marcados por las diferentes características actuales del ser humano, que definen su manera de ser y relacionarse, se hace necesario dedicar una mirada a la familia en sus realidades concretas, puesto que todo contexto que la circunde, es reflejo de la dinámica misma de los individuos y sociedades, dejando entrever el dinamismo propio de una estructura que se va transformando vertiginosamente, al punto que se pone en evidencia para muchos un nuevo significado de familia, que trae como consecuencia, la aceptación de nuevas maneras de formarla y conformarla. Es frente a estas realidades que la Iglesia se siente obligada a pronunciarse, pues su tarea como constructora de Reino,

es la de entrar en dialogo con todo lo que le acontece al ser humano, llamado por Dios a realizarse en su condición de creatura, imagen y semejanza suya. Desde el punto de vista antropológico y sociológico, la familia es distinta a los demás grupos humanos, porque sólo en ella se dan tres relaciones vinculadas entre sí: la filiación, la consanguinidad y la alianza. La filiación porque todo ser humano ha recibido el don de la vida, siendo creatura única, relacional, digna, libre y sexuada. Los roles que desarrolla la familia (conyugal, paternidad, maternidad, fraternidad) son fundamentales, pues de ellos depende su misma identidad y función.

La filiación porque todo ser humano ha recibido el don de la vida, siendo creatura única, relacional, digna, libre y sexuada.

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Editorial

La consanguinidad es la relación de sangre entre dos personas, La unión de una pareja marca el inicio de la consanguinidad. Las familias de los cónyuges comparten consanguinidad, por tener un pariente en común. La alianza, que no es una mera unión biológica, sino también un acto social, manifestado a través de un contrato oral o escrito, realizado de acuerdo a la cultura y a las creencias de los individuos (matrimonio sacramental, matrimonio civil, unión libre etc.); llevando a las parejas a contraer un compromiso que los obliga a actuar con responsabilidad.

Es necesario tener en cuenta las tres relaciones anteriormente mencionadas, pues cuando abordamos las sociedades, que son dinámicas y cambiantes, descubrimos que se van gestando diferentes maneras de constituir familia, obligando a todas las instituciones a reflexionar los cambios y asumir las novedades que van apareciendo en torno a la institución familiar. La Iglesia no es ajena a esta necesidad, por ello el Papa Francisco convocó para octubre de 2014 un Sínodo sobre la familia, iniciando así un camino de discernimiento espiritual y pastoral, con el fin de buscar respuestas a los desafíos que se presentan frente a las nuevas tipologías familiares, en el contexto de una nueva evangelización. El sínodo de los obispos tendrá la tarea de reflexionar, a la luz de la palabra revelada y de la tradición, los desafíos que presenta la institución de la familia, tan querida y defendida por la Iglesia; a partir de una definición del ser humano y de sus relaciones, determinada por la cultura, la economía, la política; que no siempre le son favorables, convirtiendo la familia en el medio para alcanzar sus fines y olvidando su naturaleza misma, que la legítima como base y fundamento de la sociedad. Esta realidad no es fácil de abordar, pues pone a la Iglesia en situación de frontera: por una parte su fidelidad a la verdad revelada y transmitida fielmente durante siglos, y por otra, la respuesta que debe dar al nuevo ser humano que se está gestando, salvaguardando su identidad y dignidad, y respondiendo a sus necesidades en esta nueva cultura, que a veces, pareciera correr el riesgo de echar al traste todo el recorrido que la raza humana ha realizado a lo largo de los siglos.

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Hemos querido tratar someramente este tema en nuestra revista, desde la fe, la doctrina cristiana y las ciencias humanas. Espero que el bosquejo que plantea cada tema, escrito por los diferentes expositores, de acuerdo a su competencia, sea motivo de reflexión crítica y discusión pastoral, para vislumbrar el deber que tenemos de comprender, defender y acompañar la institución familiar que encontramos en los contextos pastorales a los que asistimos como evangelizadores y promotores del bienestar humano Basilica de la Sagrada Familia - Barcelona, España

El sínodo de los obispos tendrá la tarea de reflexionar, a la luz de la palabra revelada y de la tradición, los desafíos que presenta la institución de la familia

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El Pastor nos Habla

Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía - Arzobispo de Cali

Cultura y Pastoral

de Familia

Agradezco a quienes orientan la Revista del Seminario San Pedro Apóstol que dediquen esta edición a la belleza perenne y el desafío histórico de la célula familiar. El contexto de cultura postmoderna y de Sínodo de Obispos católicos, en dos años consecutivos, sobre el presente y futuro de la institución matrimonial y familiar en el mundo actual, pone de presente que se trata de una realidad medular al Evangelio del Amor que proclama la Iglesia a la humanidad

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ara el clero y la vida consagrada se trata, en verdad, del marco humano y relacional en el que hemos recibido la vida, la fe y la vocación a uno de los dos estados de vida que propone la Iglesia a sus fieles: el celibato consagrado, que tiene como misión única, junto al matrimonio sacramental, proclamar al mundo el único MISTERIO NUPCIAL en el que todo cristiano participa por su bautismo (cfr. Mt 19,11 y 2 Cor 11,2).

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Resulta imposible que un Sínodo sobre matrimonio y familia no involucre, entonces, la situación y el significado que tienen hoy el celibato sacerdotal y el voto de castidad por el “Reino de los Cielos”. “Caeli- batus”, más que “soltería”, expresa la conjunción etimológica del genitivo latino “del cielo” y el nominativo “beatus”: beatitud, bienaventuranza, felicidad, dicha de cielo, de futuro anticipado. Se trata de vocaciones DIVERSAS Y COMPLEMENTARIAS en el cuerpo de Cristo, para las cuales, como dice el Apóstol Pablo, “cada uno recibe de Dios su propio don, unos de una manera y otros de otra” (1 Cor7, 7). Al mismo tiempo, más allá de la relación sacramental entre orden y matrimonio, está la pastoral del matrimonio y de la familia. Esta debería ser, sin duda alguna,

Más allá, también, de esta solicitud pastoral de obispos, presbíteros, diáconos y comunidades eclesiales por la pastoral familiar, los tiempos nos reclaman evangelizar la misma cultura de la intimidad y sexualidad humana: la del afecto y las uniones de facto, de los “modelos de familia” , la cultura del no a la familia, del no al matrimonio, del placer sexual sin límites, del supermercado del sexo y de la pornografía, del acoso sexual y el abuso a menores, de la violación y las violencias pasionales, del sexo cibernético y demás fenómenos de la era digital. Aun cuando el matrimonio y la familia son anteriores a la fe y a la Iglesia, y son primariamente cuestión del derecho civil, y los textos antiguos no hacen alusión a un ritual religioso, los creyentes, desde el Israelita hasta el cristiano actual, saben que Dios los guía en la elección de esposa y asume, en virtud de la alianza, los preceptos que regulan el matrimonio. Y saben que Cristo Jesús afirma el carácter fiel, indisoluble y al servicio de la trasmisión de la vida y de la fe, que le es propio al ma-

trimonio según Dios. Ofrecer y servirle a la humanidad de hoy el Evangelio del Amor de Dios que transforma el amor humano, es un reto gigantesco que tenemos el deber de comprender, asimilar y asumir con claridad y decisión. Para quienes aspiran a la vida sacerdotal y están en procesos de formación básica en nuestros seminarios y casas de religiosos, abordar esta realidad y aprender a planteársela a sí mismos y a la sociedad tendrá ese doble efecto, de iluminar su discernimiento vocacional y adentrarse en las realidades culturales de estos tiempos. Como generaciones de la era actual, nuestros seminaristas y novicios comprenderán, seguramente mejor que nosotros los mayores, estas realidades. Y se prepararán para conducir a la Iglesia del inmediato futuro a asumir nuevas actitudes, valoraciones y formulaciones pastorales en este vital campo de la evangelización del amor humano y la pastoral del matrimonio y la familia cristiana

la más iluminada y mejor acompañada de manera personal por parte del sacerdote, ofreciendo, con su presencia entre las parejas de novios y de esposos, con su presencia en los hogares, las luces del MISTERIO NUPCIAL al que él también pertenece, la ayuda espiritual y formativa, el entusiasmo vocacional por el matrimonio sacramental y la constitución de un hogar cristiano. No se entiende la alegría esponsalicia y la paternidad espiritual de un sacerdote que se aísla de quienes están viviendo el amor interhumano y formando una pareja, ordenando su proyecto de amor, construyendo su hogar propio, trasmitiendo la vida, ejerciendo su fecundidad humana, prolongando las generaciones y trasmitiendo la fe. ¡Cuánto bien debe y puede hacer el sacerdote, maduro y dichoso de vivir su alianza con el Amor de los amores, ayudando a quienes se aman para que inviten al Amor a su boda, a hacerse ellos comensales a la Mesa del Esposo que sirve el vino bueno y sabroso, no extraído ya de las uvas exprimidas, sino de la Palabra que transforma el agua y hace plena la alegría de los esposos, los sirvientes e invitados, como en el hermoso cuadro de las bodas de Caná ( Jn2, 1-11)!.

“ el celibato consagrado, que tiene como misión única, junto al matrimonio sacramental, proclamar al mundo el único MISTERIO NUPCIAL en el que todo cristiano participa por su bautismo (cfr. Mt 19,11 y 2Cor11,2).”

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Es muy interesante, sin embargo, recordar un aparte de la exhortación apostólica familiaris consortio, que trata el tema de la pastoral familiar en general. Dice así:

La Pastoral Familiar un reto de siempre

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La realización del Sínodo extraordinario de la familia, convocado por el Papa Francisco para el mes de octubre de 2014, resultó siendo una ocasión maravillosa para poner la mirada en la institución familiar. Muchos pensaban que esta era una oportunidad para dictar normas nuevas. Muchos medios de comunicación daban a entender como si fuera la primera vez que en la Iglesia se tratara este tema. Por desgracia muchos no conocen la enorme riqueza magisterial que existe en torno de la familia y la vida conexa a ella

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ara no detenernos mucho en esto, basta con recordar que el Papa San Juan Pablo II convocó un Sínodo sobre la familia, que dio origen a lo que llamo la Carta Magna de la Familia, la exhortación apostólica familiaris consortio; escribió la carta de los derechos de la familia, escribió la carta a las familias, y en las tres encíclicas sociales y en la Evangelium vitae, aborda con amplitud

Obispo Invitado

Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

la familia y los retos pastorales que se tienen para hacer de ella la auténtica célula fundamental de la sociedad y de la misma Iglesia. Da pena reconocer, que precisamente por ese desconocimiento o por alguna intencionalidad ideológica, sobre los trabajos del Sínodo sólo fueron noticia las referencias a las familias irregulares en sus distintas modalidades. Pero el Sínodo fue mucho más. Desde una perspectiva pastoral, se abordó el tema del origen divino y natural de la familia, se analizó el papel de cada uno de los miembros que la conforman, y sobre todo, como lo hiciera también Juan Pablo II, se abordó el tema de la dolorosa situación social que atraviesa la institución familiar, que quiere ser marginada, a la que quiere atribuírsele sólo una dimensión privada, que se ve amenazada por la falta de reales políticas sobre la familia por parte de los Estados que dicen estar regidos por un estado de derecho. Se hizo un clamor, poco difundido, contra la pobreza, el abandono, por las familias sin techo, por los padres sin empleo, por los hijos sin educación y por las familias con hambre que abundan en el mundo entero. Es una realidad que tampoco podemos desconocer en nuestro país. Por esto, la pastoral familiar ha sido y seguirá siendo un reto para el cual la Iglesia debe prepararse. Se deberá tener especial atención a la propuesta del Sínodo ordinario que se llevará a cabo en octubre del 2015, que animado por el Espíritu Santo y la dinámica de la nueva evangelización, nos dará las orientaciones pertinentes para los tiempos y realidades presentes y algunas futuras.

“la pastoral familiar ha sido y seguirá siendo un reto para el cual la Iglesia debe prepararse”

“La solicitud pastoral de la Iglesia no se limitará solamente a las familias cristianas más cercanas, sino que, ampliando los propios horizontes en la medida del Corazón de Cristo, se mostrará más viva aún hacia el conjunto de las familias en general y en particular hacia aquellas que se hallan en situaciones difíciles o irregulares. Para todas ellas la Iglesia tendrá palabras de verdad, de bondad, de comprensión, de esperanza, de viva participación en sus dificultades a veces dramáticas; ofrecerá a todos su ayuda desinteresada, a fin de que puedan acercarse al modelo de familia, que ha querido el Creador «desde el principio» y que Cristo ha renovado con su gracia redentora. La acción pastoral de la Iglesia debe ser progresiva, incluso en el sentido de que debe seguir a la familia, acompañándola paso a paso en las diversas etapas de su formación y de su desarrollo” (FC 65). En este texto, fruto del Sínodo ordinario de 1980, podemos encontrar los criterios básicos de una pastoral familiar, los mismos que fueron tratados en el Sínodo extraordinario del 2014 y que deben ser tenidos siempre en cuenta cuando de planear, ejecutar y evaluar la pastoral familiar se trata. Estos son: los destinatarios: no se limita sólo a las familias

cristianas estables, a las que hay que acompañar y estimular, sino también a las que pasan por situaciones difíciles o irregulares; y la forma: con palabras de verdad, de bondad, de comprensión, de esperanza, de viva participación en sus dificultades a veces dramáticas. Aquí, sin duda, podemos centrar el reto de la pastoral familiar en los tiempos actuales. Para ello es necesario pedir la asistencia del Espíritu de Dios, para que con sabiduría, inteligencia y valentía, la pastoral familiar sea realmente eficiente, y se constituya en el anuncio gozoso del Evangelio de la familia y de la vida (FC, 86). Y hay que orar, porque esta misión sin la fuerza que proviene de la oración, se vuelve frágil. Por eso, vale la pena recordar la oración final del mensaje que los obispos participantes en el Sínodo del 2014 nos dejaron: Padre, regala a todas las familias la presencia de esposos fuertes y sabios, que sean manantial de una familia libre y unida. Padre, da a los padres una casa para vivir en paz con su familia. Padre, concede a los hijos que sean signos de confianza y de esperanza y a jóvenes el coraje del compromiso estable y fiel. Padre, ayuda a todos a poder ganar el pan con sus propias manos, a gustar la serenidad del espíritu y a mantener viva la llama de la fe también en tiempos de oscuridad. Padre, danos la alegría de ver florecer una Iglesia cada vez más fiel y creíble, una ciudad justa y humana, un mundo que ame la verdad, la justicia y la misericordia. 

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Párroco Invitado

Pbro. Omar Arturo López Pérez Vicario de la Evangelización

El Desafío de la Pastoral Familiar:

pacio para el servicio, en la unidad y en la caridad. Aprende a amar en la gratuidad al interior y proyectándose al servicio de los desarraigados, de los rostros sufrientes (Mt 5,45).

Igual que la iglesia, la familia es un espacio reservado a la palabra de Jesús. Convocada por la palabra, es un terreno fértil de acogida, crece en el hogar, se convierte en una lámpara que guía sus pasos (Sal 118,105). Y los padres se convierten en los primeros responsables en la educación de la fe de los hijos (Cf DGC 80).

Como la Iglesia, la familia cristiana es por naturaleza misionera. Anuncia al mundo el encuentro amoroso con Jesús que da vida en abundancia ( Jn 10, 15) y comparte su experiencia de fe para que “Jesús sea amado, seguido, adorado, anunciado” (DA 14).

Como la Iglesia, la familia constituye un espacio para la celebración de las maravillas que el Señor ha realizado. Es testigo del amor de Dios. Celebra la liturgia de la vida, comunicándose con el creador desde la oración.

Semilleros de la Iglesia Doméstica

Como la Iglesia, la familia cristiana se presenta como un es-

En un mundo donde el mayor pecado es “la globalización de la indiferencia” (EG 54), la familia es llamada a servir a la vida, protegiéndola desde el momento de la concepción, hasta el final. Esta acción al igual que todas las demás, se desarrolla al interior con la educación y conciencia del amor al otro, y en el servicio y voluntariado en favor de los más débiles.

Dónde se puede concretizar y formar las familias para ser una Iglesia doméstica

“No pasó nada”, “más fue el escándalo”, “y de los cambios nada”, todo va a seguir igual” Estos y otros comentarios similares he escuchado en los meses posteriores al sínodo de las familias. Se esperaban cambios radicales, respuestas a las dificultades de las familias hoy. Me uno a los que seguimos a la espera que “algo pase”

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o que si estoy seguro, es que los cambios suceden desde la base, desde las parroquias y comunidades, desde los movimientos apostólicos y los laicos que caminan como discípulos en los sistemas de evangelización. Y mirando a la pastoral familiar ¿qué puede pasar, qué cambios?

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en su propia misión, la triple función sacerdotal, profética y real que Cristo ha confiado a su Iglesia. Profundicemos este concepto.

Puede pasar que nos tomemos en serio las palabras con las que inicia el instrumentum laboris del sínodo. “El anuncio del Evangelio de la familia es parte integrante de la misión de la Iglesia, puesto que la revelación de Dios ilumina la realidad de la relación entre el hombre y la mujer, de su amor y de la fecundidad de su relación”. Puede pasar que la familia sea ubicada en el centro de acción pastoral de la Iglesia, que cada esfuerzo, de manera orgánica, se constituya en luz y esperanza para la institución familiar en todas sus formas. Me gusta pensar el poner la familia en el corazón de la evangelización, porque es en ella donde todos nosotros hemos recibido lo que somos, especialmente el tesoro más grande que es nuestra Fe. Resalto “en todas sus formas”, porque no es posible pensar en un único modelo familiar constituido por papá mamá e hijos unidos en matrimonio. Hoy, hay tantos modelos de familia que son incontables, y todos ellos,

también son “como un sacramento”, todos tienen derecho del anuncio de Jesucristo. Y mientras esperamos que en este 2015 siga la reflexión de los obispos, les propongo que retomemos una maravillosa propuesta del Concilio Vaticano II como luz para nuestra pastoral familiar diocesana: “De este consorcio procede la familia, en la que nacen nuevos ciudadanos de la sociedad humana, quienes, por la gracia del Espíritu Santo, quedan constituidos en el bautismo hijos de Dios, que perpetuarán a través del tiempo el Pueblo de Dios. En esta especie de Iglesia doméstica los padres deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe, mediante la palabra y el ejemplo, y deben fomentar la vocación propia de cada uno, pero con un cuidado especial la vocación sagrada” (LG 11). Aunque suene un poco retro, mi propuesta de pastoral familiar hoy, es recuperar la familia como Iglesia doméstica. La familia como Iglesia doméstica, refleja en su ser y hacer las mismas características de la Iglesia universal, invitando a cada uno de sus miembros a realizar, cada uno pensando

“...hay tantos modelos de familia que son incontables, y todos ellos, también son “como un sacramento”

El Señor Arzobispo, Mons. Darío de Jesús Monsalve nos propone para el 2015 que pensemos en crear en cada parroquia los semilleros de familia. Son grupos animados por el párroco y constituidos por familias de la comunidad, las cuales recibiendo una educación adecuada, puedan “dejar entrar a Cristo en sus casas”, experimentar la acción gratificante y sanadora del salvador y convertirse en misioneras de este amor, y así, multiplicar el anuncio del Reino en la vida específica de la familia como Iglesia doméstica. Los semilleros de familias serán un espacio precioso para la educación de la Fe, la vivencia discipular y el crecimiento del compromiso evangelizador desde el hogar. Gracias al instituto de familia y al fortalecimiento de la pastoral familiar, contaremos con la asesoría y acompañamiento a nivel arquidiocesano. Corresponde a los Laicos y a los Párrocos, comprometernos para que todas las parroquias puedan constituir los grupos y trabajar de manera orgánica. Al mismo tiempo,

los movimientos apostólicos que sirven a la pastoral familiar, deberán comprometerse a crear semilleros de familias en aquellos lugares donde la acción de la parroquia no alcanza a llegar. Podemos terminar decir entonces que el desafío para nuestra arquidiócesis de Cali este año es ser promotora del evangelio de la familia en los semilleros, ponerse al servicio de cada hogar, lavar los pies de las familias en dificultad, trabajando mancomunadamente con los diferentes colectivos locales. Quisiera terminar este artículo con unas bellas palabras del papa Francisco: “El verdadero vínculo es siempre con el Señor. Todas las familias, tienen necesidad de Dios: todas, ¡todas! Necesidad de su ayuda, de su fuerza, de su bendición, de su misericordia, de su perdón”

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Formador Invitado Pbro. José Olmes Mondragón Orejuela Vicario para el Clero

ra; Matrimonios para Cristo; Encuentro Matrimonial Mundial; Movimiento Familiar Cristiano; curso prematrimonial que muchas parejas se les brinda y que son espacios que les ayudan a resolver conflictos, donde se cultiva el diálogo y la reconciliación. Las parejas de hoy tienen de donde “echar mano” para fortalecer su vínculo y seguir su proyecto de vida.

Razones del por qué sigue siendo válida la Doctrina Cristiana

5. El testimonio de muchas parejas casadas que acompañan a sus hijos o amigos y que llevan 25 o 50 años, de matrimonio y que dan ejemplo de un camino, de fe y de su perseverancia como esposos.

SOBRE LA FAMILIA

6. Hoy somos sensibles al valor humano de la relación sexual por la sociedad erótica en la que estamos y a su capacidad de expresar el amor y la donación mutua del hombre y de la mujer en el matrimonio. Al valorar más la comunicación personal entre los esposos, se contribuye a humanizar toda la convivencia familiar; muchas parejas han crecido en humanizar el instinto; han pasado de la mera necesidad sexual genital a un sentido más humano, no de cosificar y utilizar a la persona sino en el verdadero sentido del amor.

El sínodo de la familia celebrado del 5 al 19 de octubre en Roma, bajo el lema: “los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización,” nos deja un panorama abierto de reflexión sobre la evangelización en los contextos de la familia, porque los conceptos y principios sobre la familia no van a cambiar, pero sí la reflexión pastoral y el acompañamiento que se debe hacer a las familias de hoy, en sus situaciones particulares y especiales

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a iglesia continua está reflexión en el 2015 en la asamblea general ordinaria del sínodo de obispos que tratará un tema similar: “Jesucristo revela el Misterio y la Vocación de la familia.

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existencia. Toda familia descubre y encuentra en sí misma la llamada imborrable, que define a la vez su dignidad y su responsabilidad; familia sé lo que eres”. (FC 17).

Presento una reflexión pastoral teológica sobre la familia que me invita a dar razones para fortalecer el ambiente familiar cristiano desde el matrimonio y del proceso de parejas que he ido acompañando, reconozco que el matrimonio y la familia son realidades en cambio y en crisis, pero hay que buscar y construir caminos de esperanza para parejas que desean arreglar sus situaciones especiales y proponer a ellas un modelo para su relación.

1. La madurez humana y cristiana con la que muchas parejas asumen el ejercicio responsable de la paternidad; el carácter procreador del matrimonio queda enmarcado en el cuadro de posibilidades que aseguren la educación de los hijos. La realización del amor conyugal y el mantenimiento de un clima familiar armónico; un hijo cambia la vida de una pareja e impulsa a tener una motivación para dar sentido.

“En el designio de Dios creador y redentor, la familia descubre no sólo su identidad, lo que es; sino también su misión; lo que puede y debe hacer. El cometido, que ella por vocación está llamada a desempeñar en la historia, brota de su mismo ser y representa su desarrollo dinámico y

Razones:

2. El reconocimiento que nuestra sociedad legitima, la aspiración de la mujer a una igualdad de derechos y deberes con el hombre y su participación plena en las decisiones familiares y en la vida social; el quehacer de la mujer, de esposa, madre, profesional, su colaboración en

“En el designio de Dios creador y redentor, la familia descubre no sólo su identidad, lo que es; sino también su misión; lo que puede y debe hacer”

“La II conferencia general del episcopado latinoamericano, reunida en Medellín, resumió en tres puntos está misión de la familia Cristiana:

las tareas de la vida social, la convivencia, la cultura, la expresión religiosa, facilitan una completa realización personal. Los diferentes espacios de participación han hecho del hombre y de la mujer un complemento de la vida de pareja y sobretodo en el matrimonio logrando vencer el machismo, el feminismo y hasta una cultura que desprestigia y abusa de la mujer: en muchos hogares se ve el reflejo del amor, el respeto, la ayuda mutua porque han aprendido a respetar los derechos y deberes de cada uno. 3. Hoy la familia es más abierta, dinámica y creadora de nuevos modelos de participación y de diálogo; se incrementa las responsabilidades compartidas sin renunciar a la intimidad hogareña, se acentúa su apertura con las otras personas y familias. Las nuevas formas de convivencia familiar, crean una necesidad de fortalecer vínculos y buscar razones que garanticen su estabilidad. 4. La creación de espacios formativos (talleres, encuentros, conferencias, convivencias, retiros) y de acompañamiento en una pastoral familiar, en el interior de la iglesia para reflexionar sobre la vida matrimonial; señalo algunos grupos que conozco: Equipos de Nuestra Seño-

∗ Formadora de personas integrales, fuertes y equilibradas para la sociedad. ∗ Educadora en la fe, de modo que, superando la posible desintegración o el tradicionalismo, la familia recobre su capacidad evangelizadora. ∗ Promotora de desarrollo, puesto que la familia es escuela del más rico humanismo”. (Medellín N.16). La invitación que deriva para toda la iglesia es escuchar los problemas y expectativas que están viviendo hoy en día tantas familias, mostrarse cerca de ellas y ofrecerles de forma creíble la misericordia de Dios y la belleza de la respuesta de su llamada. La comunidad creyente tiene un gran reto frente a los modelos económicos, estatales, consumistas, que se presentan actualmente y que hacen que la familia atraviese un momento importante de discernimiento y de prevención en las formas de acompañar las futuras y próximas generaciones de parejas para que vean un modelo ideal pero a la vez real y concreto del sí se puede vivir el matrimonio 

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Iluminación Bíblica

Pbro. Diego Fernando Ospina Arias Doctor en Teología Bíblica

comunidad creyente lo acogió en el seno de la tradición, afirmando que el amor humano es la mejor metáfora y expresión del amor divino.

Algunas puntadas sobre la familia en la Biblia La familia es una institución tan antigua como la existencia del ser humano, y por tanto, aunque parezca obvio, es necesario decir que ella es anterior a Israel, a la Biblia y a la Iglesia. Pero a su vez, esto no obsta para que la tradición judeo-cristiana expresada claramente en la Sagrada Escritura, y culminada de manera excelente en la persona de Jesús de Nazaret asuma una perspectiva particular frente a la familia, desde sus propios criterios de valoración y en el marco de su proyecto de ser humano.

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a familia es una institución tan antigua como la existencia del ser humano, y por tanto, aunque parezca obvio, es necesario decir que ella es anterior a Israel, a la Biblia y a la Iglesia. Pero a su vez, esto no obsta para que la tradición judeo-cristiana expresada claramente en la Sagrada Escritura, y culminada de manera excelente en la persona de Jesús de Nazaret asuma una perspectiva particular frente a la familia, desde sus propios criterios de valoración y en el marco de su proyecto de ser humano. Es así entonces como la Sagrada Escritura desde el inicio hasta el final se refiere a la familia, en sus distintos corpus literarios y con diversos matices, que dan cuenta del proceso de comprensión que se fue teniendo sobre la misma. Bien dice Caravias: “Jesús no hubiera podido dar su mensaje acerca de la familia en tiempos de Abrahán. Ni los tiempos ni los hombres estaban entonces maduros para ello. Pero tampoco lo hubiera podido dar, si Dios desde Abrahán no hubiera desencadenado ese proceso dialéctico de la exi-

gencia-condescendencia. Con una gran paciencia que duraría siglos, Dios empezó a exigirles valientemente el ideal, aun a sabiendas de que sólo después de siglos podría recoger la cosecha de esa semilla”1. El TaNaK judío (Antiguo Testamento cristiano) presenta en sus tres grandes partes, una legislación que protege a la familia; una profecía que vigila su razón de ser; y una sabiduría que aconseja los mejores caminos para mantenerla como base fundamental de la sociedad. En cuanto a la legislación, al clásico mandamiento de “honra a tu padre y a tu madre” (Ex 20,12) se agregan una serie de disposiciones ordenadas a salvaguardar las relaciones de pareja, y las relaciones entre padres e hijos, en aras de que respondieran al ideal familiar primigenio. Es significativo que dentro de ese corpus judeo-cristiano llamado Torah-pentateuco, Dios sea descrito como el Dios de “nuestros padres” y el mismo se presente así, como lo hizo a Moisés en el pasaje de la zarza: “ Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Ex

3,6). Un dato importante de estos primeros tiempos es que Dios comenzó el proceso de revelación bíblica a partir de experiencias religiosas familiares. “El Dios de los padres” es un Dios familiar que está íntimamente relacionado con los elementos vitales para el grupo familiar: nacimientos, vida de los hijos, relaciones y tensiones entre esposos, mujeres, hermanos y parientes.2 La tradición sapiencial israelita tendrá como fuente de elaboración la familia y como expresiones literarias, algunas sentencias, dichos, proverbios e historias referidas al buen vivir en el ámbito familiar. Serían innumerables los textos a este respecto. Es interesante mencionar el libro del Cantar de los Cantares, considerado una joya de la literatura universal, que hace de la relación de pareja, del amor entre varón y mujer, la mejor expresión del amor de Dios. Las finas y delicadas imágenes eróticas que el libro presenta, y la ausencia de la referencia explícita a Dios a lo largo del mismo, han sido motivo en la tradición judeo cristiana, para poner en cuestión su canonicidad. Afortunadamente la

“Un dato importante de estos primeros tiempos es que Dios comenzó el proceso de revelación bíblica a partir de experiencias religiosas familiares”

No obstante, estos aspectos tan interesantes y positivos que revelan los textos bíblicos del Antiguo Testamento acerca de la familia, se deben mencionar también los límites y problemas de la familia que subyacen al pueblo de Israel en el contexto de una mentalidad machista-patriarcal. Esto es lo que permite establecer la diferencia entre el molde cultural en el que se dio la revelación y el contenido fundante de la revelación. Es decir, que varios elementos que reportan los textos bíblicos con visos de discriminación, maltrato, y otras acciones o actitudes dañinas al ser humano, o especialmente a la mujer, si bien aparecen allí, no significa que sean la palabra divina definitiva sobre el deber ser de la familia. Al contrario, se convierten en el mejor testimonio del desarrollo evolutivo de la vivencia y de la comprensión del sentido de la familia. Es lo que se llama, la pedagogía divina que pasa por la historia. La paciencia de Dios no se confunde con la pasividad, o el fatalismo. Desde el primer momento se pone al trabajo para transformar a su pueblo y prepararlo poco a poco a la plena revelación del amor… Con una

gran paciencia que duraría siglos, Dios empezó a exigirles valientemente el ideal, aun a sabiendas de que sólo después de siglos podría recoger la cosecha de esa semilla. En el tema de la familia, como en cualquier otro tema, es necesario tener siempre en cuenta que no basta la enseñanza aislada de una frase o un libro de la Biblia para recibir ya un mensaje completo. La visión acerca de la familia de los primeros escritos no puede ser idéntica, por ejemplo, a la que aparece en los libros sapienciales o en el Nuevo Testamento. Para entender correctamente lo que la Biblia afirma sobre la familia es necesario entenderla en todo su conjunto, conscientes siempre de que la cumbre de la revelación está en Jesús.3 Jesús de Nazaret, nace, crece y vive en una familia judía, en medio de una cultura para la cual la familia es el centro de su vida. Como todo ser humano, Jesús fue en gran medida, producto de su propia familia. Vivió en ella más de treinta años; allí creció, se educó y aprendió muchas cosas (Lc 2,40.52). Por eso, aquella familia es para nosotros un dato de primera importancia. Y luego en el ejercicio de su ministerio, él emplea comparaciones familiares para hablar acerca del reinado de Dios y de la bondad asombrosa del Padre del cielo. Casi todas las situaciones familiares y las relaciones humanas que ellas implican, son asumidas por Jesús para

explicar a sus oyentes el significado de su mensaje. No obstante, esa raigambre familiar de Jesús, él se mostró libre frente a la misma, mostrando que para él lo único intocable era su relación con el Padre Dios. Ni siquiera aquella familia tan maravillosa era algo que había que mantener como absoluto. La relación con el Padre Dios cuestiona hasta las mismas relaciones familiares. “No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?” (Lc 2,49). Según Jesús, la familia, por muy entrañable que sea, no debe ir contra otra forma de hacer familia más radical y universal: la de ser todos hijos del único Padre. Eso es lo primero y lo absoluto. Y cualquier modelo de familia que se oponga al logro de esta fraternidad universal merece -en la medida en que lo obstaculice- la crítica y el rechazo de Jesús. No es ya la familia, ni el parentesco humano, lo que cuenta en el proyecto de Jesús, sino la nueva gran familia de los “que mantienen la adhesión a su persona”, con lo que son “capaces de hacerse hijos de Dios”.4 “Quien es mi madre y mis hermanos?...Pues el que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y hermana y mi madre” (Mc 3,33.35).  1CARAVIAS, J. L. Matrimonio y familia a la luz de la Biblia. Cuenca, Edicay. p.9. 2Ibíd.p.10. 3Ibíd.p.9. 4Ibíd.p.31.

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Sacerdote Diócesis de Palmira Pbro. Arbey Canchala Villarreal

La caridad pastoral aplicada a las realidades

familiares hoy

Sin duda el título es más de lo que este breve artículo ofrece, pues las realidades familiares son tan variopintas y tan complejas que resultan imposibles de abarcar. Lo que sí se pretende aquí, es compartir una reflexión sacerdotal en torno a las familias, lugar donde se entretejen cotidianamente las historias más sorprendentes y también, tal vez, las más crueles del ser humano

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o pocos pensadores actuales, desde ateos como Vargas Llosa, hasta el mismo Papa Francisco, señalan que asistimos a una profunda crisis cultural, una auténtica crisis antropológica, pese a los distintos progresos de los que siente orgullosa nuestra generación. Paradójicamente lo que vivimos día a día no muestra que seamos mejores que nuestros antepasados, ni que el futuro para quienes vendrán después será mejor. Por el contrario el pesimismo se arroja como una avalancha sobre los diagnósticos. El hechizo de que el mercado, la ciencia y la tecnología por sí mismas traerían de la mano gran futuro del hombre se derrumba e impone a nuestros ojos las cuestiones: ¿Qué nos está pasando? ¿Qué nos espera? Y, ¿Qué podemos hacer? Tal crisis se deja palpar cuando las personas dejan de creer en sus grandes posibilidades humanas y en las de

sus semejantes, y todo se reduce a la satisfacción inmediata de las necesidades privadas; cuando las relaciones partiendo de la desconfianza y del miedo se someten a lo provisional, efímero y superficial; cuando la indiferencia se convierte en un aliado de la «calidad de vida» y fugarse del mundo en cualquiera de sus formas, se vuelve el ritual del «bienestar» que hoy se ofrece como ideal de «vida buena»; cuando la sociedad consumista conspira para formular nuevas maneras de esclavitud y enajenación. La experiencia pastoral nos permite constatar que en las familias: esposos, padres, hijos, conocen y padecen de primera mano las tremendas provocaciones de esta crisis y también las reinterpretan y enfrentan día a día con creatividad y tensión. Algunas veces terminan dolorosamente sometidas a ellas, pero en la mayoría de los

“La experiencia pastoral nos permite constatar que en las familias: esposos, padres, hijos, conocen y padecen de primera mano las tremendas provocaciones de esta crisis”

casos asumen estas provocaciones con resistencia, decisión y valentía. Son familias que permanecen unidas y reconocen su compromiso con la sociedad; que fomentan las relaciones amorosas, sinceras y leales; que educan en la sensibilidad ante los problemas humanos y hacen reconocer aquellos valores invisibles que en definitiva son los más importantes. Son familias que no han perdido su confianza en el ser humano, en su dignidad y vocación porque tampoco han perdido su confianza en Dios. Son familias que, como la de Nazaret, tratan de salvaguardar la Vida en medio de los tantos peligros que la acechan. Sin embargo, la verdad es que la mayoría de las familias sobrellevan casi a solas las fatigas, incertidumbres, desilusiones y perplejidades que les son propias en este tiempo. De ahí la urgencia de acudir al llamado que nos hace el Papa Francisco de ser Iglesia en salida, como campamento humanitario en sitio de batalla para atender a quienes requieren ser acompañados, reanimados y curados. Todo indica que la profunda crisis que atraviesa el ser humano hoy es en el fondo una crisis de fe desde su estado antropológico primigenio y por eso es tan grave. La fe humana es indispensable para cualquier conocimiento, para hacer y proyectar algo, es necesaria para adquirir sabiduría; la fe está en la base de las relaciones humanas, de todos nuestros pactos y alianzas, es testigo privilegiado de la verdadera amistad y del amor. Sin fe no podemos vivir ni convivir porque ella nos permite ver más allá de lo obvio y nos libera de la contingencia de las cosas dando a la realidad un color y un calor verdaderamente humano. La caridad pastoral exige que los sacerdotes seamos ante todo hombre de Dios, es decir, hombres de fe, de esperanza y caridad. Solo de ahí podría brotar la alegría renovada de acompañar las familias. Por eso, en la pastoral se hace necesa-

rio generar la simpatía que permita a las personas acercarse con confianza al sacerdote para compartirle sus gozos y tristezas; por otra parte, la visita a los hogares es un signo de compañía y una motivación a las mismas para que permanezcan unidas en el discernimiento de la voluntad de Dios; la homilía ha de ser una oportunidad para animar en el amor, el sacrificio y la vivencia de los valores del evangelio; las entrevistas con los novios prontos al matrimonio deben saltar la cerca del solo requisito para convertirse en encuentro profundamente humano, de fe; la catequesis debe volver al seno de la familia como instrumento evangelizador; y los distintos grupos parroquiales y de apostolado deben promover la unión familiar de quienes los conforman. Ahora bien, la vida sacerdotal aun en su etapa de gestación en los seminarios no está exenta de las provocaciones culturales dominantes que a todos alcanza e interpelan. Los sacerdotes no estamos libres de tropezar con la incertidumbre y la desolación que podrían tratar de justificar nuestro individualismo, la búsqueda narcisista de nosotros mismo y el consuelo en los reconocimientos públicos o en las cosas, incluidas personas cosificadas. No se puede hablar de caridad pastoral sin conversión, la cual exige de cada sacerdote y de quien está con aspiraciones a serlo, a revisar si su fe esta como trasladar las montañas de la aridez espiritual en la que nos encontramos y como Abraham nos dejamos señalar el camino que nos llevará desde nuestras seguridades privadas hasta el monte de la confianza plena en el amor de Dios que nos hace bendición para todos. La profunda mirada de fe nos ha de unir con Cristo Buen Pastor, para comprender la urgencia de nuestro compromiso con toda la familia humana y extender nuestra esperanza más allá de las búsquedas personales en esta historia, de modo que nuestra caridad, que ha de ser la de Cristo, trascienda y alcance a las futuras generaciones 

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Analisis y Actualidad Pbro. Javier Mauricio Ceballos Mayorquín

La Espiritualidad

de la Familia Cristiana Hoy podemos seguir afirmando que la familia es el núcleo de la sociedad y de la Iglesia. Ciertamente que muchas de sus características tradicionales han cambiado, incluso se hablan de nuevos estilos de familias que van surgiendo de nuevas organizaciones y maneras de vivir las relaciones humanas. Sin embargo, en este cambio de época o época de cambios (expresión para hablar de la realidad sin juzgarla como buena ni mala) y desde la experiencia de Dios que pasa por lo humano y por las estructuras civiles, apreciamos algunos criterios básicos que son auténticas constantes al momento de llamar a un grupo humano, hogar o familia cristiana.

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ntes de argumentar y proponer ciertos acentos es pertinente aproximarnos al sentido de algunas palabras y expresiones como: Hogar: Fogar, fuego, hoguera, fogata, calor, presencia, encuentro.

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Domus ecclesiae (casa de la comunidad), Iglesia doméstica: CI. 1656. En nuestros días, en un mundo frecuentemente extraño e incluso hostil a la fe, las familias creyentes tienen una importancia primordial en cuanto faros de una fe viva e irradiadora. Por eso el concilio vaticano II llama a la familia, con una antigua expresión «ecclesia domestica». En el seno de la familia, «los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, y han de fomentar la vocación personal de cada uno, con especial cuidado, la vocación a la vida consagrada». Matrimonio cristiano: Unión entre el hombre y la mujer que tiene su cimiento en el amor y la fe en Dios, en el amor a sí mismos, para así formar una comunión de vida en pareja y de hogar con sus hijos. A partir de esta visión se abre para nosotros el horizonte sobre los retos en la evangelización y espiritualidad para la familia en el siglo XXI. Encontramos la necesidad de reubicar la familia en clave evangélica, esto es, desde una espiritualidad del hogar, de comunión de vida, donde se busque y se centre el Evangelio de Cristo con todos sus valores de una manera determinante. La sensibilización y el acompa-

ñamiento personal a las familias es una urgencia pastoral, una exigencia que requiere dedicación, escucha y formación. Enseñar y aprender a orar en familia, a testimoniarse la fe y transmitirla los unos a los otros al interior del hogar para que la llama del amor arda sin consumirse, la lectura y meditación del evangelio en el corazón de la familia será fundamental. Rescatar momentos concretos de encuentro entorno a la mesa, en los espacios comunes de la casa para hablar de Dios, perdonarse y realizar acuerdos, realizando la tarea de diálogo permanente que requiere todo el cuidado para no dejar que se cierre la puerta, ni haya autoexclusión cuando fluyan las susceptibilidades humanas. Ayudar a crecer y madurar en la vida y la fe es parte esencial de la misión de la familia en favor de cada miembro quien debe responder desde su entorno propio al fin para el cual fue creado, viviendo en la conversión constante para llegar a la transformación en Cristo que es fuente de felicidad y santidad. Hoy cuando se habla de libre derecho al desarrollo de la personalidad y del derecho a la ternura, afirmamos que esto es posible si se da de manera articulada a un núcleo de valores donde también se reconocen los deberes de cada miembro de la familia (Efesios 5,21 – 6,4) donde brille la espiritualidad con don de servicio mutuo, que se aprende en casa para ser luz del mundo y sal de la tierra como Jesús. Sin lugar a dudas, la inspiración del hogar de Nazareth como lugar de encarnación del Hijo de Dios es punto de

“Rescatar momentos concretos de encuentro entorno a la mesa, en los espacios comunes de la casa para hablar de Dios, perdonarse y realizar acuerdos, realizando la tarea de diálogo permanente”

partida para percibir que la presencia de Jesús en medio de la familia, de la propia vida en todas sus dimensiones, de la sociedad y la Iglesia, es la fuente que nutre y dinamiza todo proceso de transformación humana y social, que es lo más espiritual del evangelio. Aquí encontramos los valores definitivos, que determinan la escala de prioridades de la familia en su misión de ser comunión de vida en la tierra (CI. 2221 – 2233. Deberes de los padres). Desde nuestra reflexión psico-espiritual también podemos intuir algunas tareas de la familia hoy como padres (esposos) e hijos dentro de un proyecto en permanente construcción: 1. SER FUNDAMENTO AFECTIVO Consolidando sobre roca el cimiento de un edificio en construcción: el Ser Humano. Dar fuerza en las adversidades, contradicciones y rechazos. Formar para la tolerancia frente la frustración. Consolar, aliviar dolores humanos y morales, acompañar, ser apoyo en las crisis y en el sufrimiento. 2. SER MODELO DE MASCULINIDAD Y FEMENINIDAD Presentar los roles esenciales de padre y madre, esto no tiene remplazo, formar no solo ser dispensadores de dinero ni para conseguirlo como un absoluto en la vida. Los padres que también educan con el ejemplo no dejan a los hijos sin libro en que estudiar lo que es ser hombre, mujer, papá, mamá, esposo, esposa, hijo, hija, hermano, profesional y trabajador. 3. SER REFERENTE ÉTICO Y ESPIRITUAL Soporte humano y trascendental para ver en los otros a hermanos a quienes amar y servir como Cristo. Promover los valores naturales, racionales y trascendentales que se dan en la unión con Dios.

4. SER CONSTRUCTORA DE LA PROPIA ESTIMA Y SENTIDO DE VIDA Referente para la sana valoración y justo amor a sí mismos, principio del reconocimiento del otro como persona. En la familia se debe cultivar el arte de amar, la gratitud, el don de gentes, enseñar y testimoniar el principio y fundamento del amor a Dios, a sí mismos y al prójimo. 5. SER AYUDA PARA DESCUBRIR LA PRESENCIA DE DIOS Y LA VOCACIÓN El evangelio, la buena noticia de la familia que es fuente de fe, alegría, bondad, belleza y verdad es el que da vitalidad a una vida construida sobre el mandamiento nuevo del amor. Promueve la mirada trascendental de la vida que no se agota en la individualidad sino que abre a la relación de servicio con los otros. Finalmente recordemos que la familia está en el corazón de Dios pues es su mismo ser, “La Trinidad es comunión de amor que se quiso comunicar a sus criaturas”, y que la «Familia que ora unida, permanece unida», esta es la decisión más importante para vivir en estado de espiritualidad y afecto como la llave que abre la puerta de una familia firmemente constituida y bienaventurada. CI. 1657. Aquí –en el hogar– es donde se ejercita de manera privilegiada el sacerdocio bautismal del padre familia, de la madre, de los hijos, de todos los miembros de la familia, «en la recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la renuncia y el amor que se traduce en obras». El hogar es así la primera escuela de vida cristiana y «escuela del más rico humanismo». Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de su vida

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Profesor Invitado Edward Javier Ordóñez1

LA FAMILIA

ESPERANZA FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN La familia es una institución que se comporta, según los estudios clásicos, como el factor fundacional de la sociedad, y sin embargo, en la actualidad, ya no tiene un rol tan predominante. El mito Estado-nación le entregaba un valor único, se creía que ella cultivaba los valores sociales por antonomasia, pero la sociedad misma se encargó de fracturarla. El fracaso de la democracia liberal o, al menos, el intento de legitimar sus instituciones y prácticas quedo en un formalismo vacío; la familia, su estructura básica, también se desdibujó, fue la primera en padecer la erosión de sus fundamentos. 22

está relacionada con el poder creador y actualizador del plan de salvación, el valor filosófico refiere la ‘sujetización’ (el ser sujeto) y el lazo social.

soporta el dominio sobre las culturas periféricas. Este individuo también se re-significa con la familia; los dos tiene la posibilidad de actualizar el proyecto Reino de Dios.

Sin embargo, no hay incompatibilidad entre estos dos discursos, por el contrario hay una relación dialéctica, interdependiente y recíproca. La teología y la filosofía afirman el papel preponderante de la familia, y también el papel esperanzador. La familia se convierte en la piedra angular del individuo: no hay individuo sin familia, no hay familia sin individuo. Éste último es el co-protagonista, el individuo, con el que los dos discursos pretenden la posibilidad de un nuevo mundo, de una esfera social nueva; y utilizo el concepto ‘individuo’ para significar también el carácter de ‘hombre comunitario’ que los saberes indígenas nos regalan, es decir, el individuo carga la crítica colonialista, en la que se

Ahora bien, ante el individuo y la familia ¿Cuál es el compromiso eclesial? Si las diversas perspectivas de vida buena en la esfera social agencian diversas formas de familia, de la iglesia se requiere de la comprensión, el respeto, el acompañamiento, el discernimiento a favor de ellas. Su mirada pastoral debe aceptar que el seguimiento del señor más que exigir dejar familia y todo atrás, pretende la vinculación con una nueva: la familia del reino. Esta es la esperanza que, ante el mundo globalizado que desintegró las creencias y valores, el individuo y la familia sean semillas del Reino de Dios  1Profesor del Seminario mayor san pedro apóstol. Docente/investigador de la Universidad Santiago de Cali. Doctorante en Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México. edward.javier11@gmail.com

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n consecuencia, los tipos clásicos de división familiar se relativizaron; existen tantas tipologías de familia como individuos. Familias nucleares, extensa, monoparentales, y ensamblada ya no definen con exactitud los diferentes y reales grupos y lazos interpersonales. La apuesta de este artículo entonces es la propuesta de una nueva definición de familia, una cercana a la realidad, una que recoja las formas distintas de unión social. La familia sigue siendo la unidad básica, pero la de otrora no es la de ahora; la nueva definición debe aceptar lo que nuevos re-

querimientos sociales exigen. Entonces, por familia se comprenderá el vínculo socio-individual que soporta al sujeto en tanto sujeto, es decir, que da sentido al caótico acontecer del yo. En otras palabras, la familia estructura o desestructura, protege o abandona, nutre o desmejora al individuo. En consecuencia, cabe preguntarse: ¿Cuál es entonces el papel de la familia en la sociedad? En términos teológicos: la construcción y personificación de los valores del Reino de Dios; pero en términos filosóficos: la dadora de sentido y significado del sujeto en tanto tal y en tanto unido con el mundo. Es decir, mientras el valor teológico de la familia

“La familia se convierte en la piedra angular del individuo: no hay individuo sin familia, no hay familia sin individuo”


Seminarista Invitado

Duván Mauricio Marín L. - III de Teología

El Sínodo de los Obispos: Una respuesta a las nuevas realidades del mundo actual desde una experiencia de Comunión

El concilio Vaticano II significó una renovación de la Iglesia en muchos aspectos, un aggiornamento, como lo llamó el papa Juan XXIII, un abrir las ventanas a nuevos vientos y en este abrir las ventanas uno de los vientos que entró fue la colegialidad del episcopado. Este espíritu conciliar de colegialidad fue lo que llevó a los obispos a proponer al papa la creación de un órgano que hiciera posible una comunión permanente entre el colegio episcopal y el Santo padre para el gobierno de la Iglesia.

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ue así como el papa Pablo VI el 15 de septiembre de 1965 por medio de la carta apostólica “apostólica sollicitudo” creó un órgano estable y permanente llamado sínodo de los obispos; cuyo objetivo principal era mantener viva esta colegialidad entre obispos que había dejado la experiencia conciliar.

Según el decreto con el que fue creado, el sínodo tiene un carácter consultivo, es decir su tarea es la de orientar teórica y prácticamente al Santo padre en materia del tema para el cual fue convocado, si el Papa lo desea puede dar al concilio la potestad deliberativa, pero en ambos casos quien finalmente toma decisiones respecto al tema es el Papa1

El concilio vaticano II significó una renovación de la Iglesia en muchos aspectos, un aggiornamento, como lo llamó el papa Juan XXIII, un abrir las ventanas a nuevos vientos y en este abrir las ventanas uno de los vientos que entró fue la colegialidad del episcopado. Este espíritu conciliar de colegialidad fue lo que llevó a los obispos a proponer al papa la creación de un órgano que hiciera posible una comunión permanente entre el colegio episcopal y el Santo padre para el gobierno de la Iglesia. Fue así como el papa Pablo VI el 15 de septiembre de 1965 por medio de la carta apostólica “apostólica sollicitudo” creó un órgano estable y permanente llamado sínodo de los obispos; cuyo objetivo principal era mantener viva esta colegialidad entre obispos que había dejado la experiencia conciliar.

El sínodo puede ser de carácter general en el que se tratan temas que competen a toda la Iglesia o de carácter especial en el que se tratan temas que competen solo a una región del mundo. Las asambleas generales pueden ser a su vez ordinarias o extraordinarias según la rapidez con la que se le debe dar respuesta al tema a tratar. El Papa es el único que tiene la potestad de convocar a un sínodo, elegir el tema a tratar, y presidir las asambleas o en su defecto designar al presidente.2

La palabra sínodo deriva de dos términos griegos:”syn” (juntos) y “hodos” (camino), lo cual nos lleva a definir este órgano eclesial como un “caminar juntos” que realizan los obispos unidos al Santo Padre con el fin de dar respuesta a los nuevos interrogantes que presenta el mundo en la actualidad. Cumpliendo así con la misión de apacentar al pueblo de Dios.

En el sínodo reunido en asamblea general participan obispos de todos los lugares del mundo que son escogidos unos por el santo Padre entre los representantes de las conferencias episcopales de cada país, otros son designados por el derecho según la función que desempeñen en la Iglesia y a los obispos se añaden algunos miembros en representación de los institutos religiosos clericales3 Ya que se trata de dar respuestas de carácter pastoral, no tanto dogmáticas (que hacen parte propiamente del concilio), las asambleas sinodales deben partir de la realidad y es por eso que

“El sínodo puede ser de carácter general en el que se tratan temas que competen a toda la Iglesia o de carácter especial en el que se tratan temas que competen solo a una región del mundo”

dichas asambleas tienen todo un proceso de preparación. En primer término el papa convoca el sínodo y sus participantes, que por derecho pueden ser elegidos por él. Luego la asamblea general del sínodo dirige a todas las iglesias particulares del mundo, unos cuestionarios con preguntas referentes al tema que ha de ser tratado. Estos cuestionarios pueden ser llenados libremente por diócesis, comunidades parroquiales, movimientos apostólicos, grupos, asociaciones eclesiales, instituciones académicas, personas expertas en dichos temas, fieles y otras personas interesadas en dar a conocer sus propias reflexiones. Después de sistematizar estos cuestionarios, se procede a la realización de un documento denominado “lineamenta”, que ayuda a la preparación para el sínodo y que contienen los temas generales que se han de tratar en las asambleas del sínodo. Elaboradas dichas lineamenta, la asamblea general elabora un documento de trabajo (instrumentum laboris), que se envía con tiempo a todos los obispos que participarán del sínodo; en él se exponen los lineamientos generales del trabajo a llevar a cabo en las asambleas. Este documento de trabajo es público y puede ser leído por cualquier persona. Llegada la fecha de reunión del sínodo, el Santo Padre abre la asamblea con un discurso en el que da indicaciones sobre el tema o temas a tratar. Se procede así al trabajo sinodal que se hace en comisiones o de manera plenaria sobre las líneas contenidas en el documento de trabajo. Todas las propuestas son expuestas en asamblea general y si éstas son aprobadas por la asamblea sinodal, quedan incluidas en las actas del sínodo que una vez finalizado se envían al Santo Padre. El sínodo finaliza cuando culminan las sesiones del sínodo que han sido establecidas con anterioridad. El papa es quien clausura la asamblea sinodal, donde hace una intervención de carácter apostólico y hace la exhortación a los padres sinodales. Los Obispos elaboran un mensaje al pueblo de Dios y dirigen las conclusiones al santo Padre. El Papa elabora a partir de las conclusiones que recibe, una exhortación apostólica dirigida a obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y a todo el pueblo de Dios. El día 8 de octubre del año 2013, el papa Francisco convocó la III asamblea extraordinaria del sínodo de los obispos, para profundizar en el tema “los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”. Frente a la amplitud del tema, el santo padre decidió que se efectuara un trabajo sobre este asunto en dos etapas: una que se realizó del 5 al 19 de octubre del año pasado en asamblea extraordinaria y la otra que se llevará a cabo en el mes de octubre del presente año en la XIV asamblea general del sínodo y que lleva como título “Jesucristo revela el misterio y la vocación de la familia” dándoles un carácter deliberativo, Ambas etapas constituyen pilares fundamentales de los temas de la familia, que exigen una respuesta pastoral de la Iglesia hoy Referencias: 1Cf. carta apostólica “APOSTOLICA SOLLICITUDO” #2, PABLO VI, 1965. 2Cf. Ibíd., # 3 3Cf. Código de derecho canónico, canon 346.

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Nuevas Concepciones de Familia Claudia Zubieta Restrepo Lic. en Ciencias Sociales

dos personas forman un conjunto, pero una pareja al crear una familia, crea un sistema, abierto, cambiante, que interactúa y crece con relación a su entorno, a su cultura. Esa interacción está permeada por el componente social y económico, el que ha ido modelando esa estructura familiar que se nos hace tradicional, y responde al momento que vive el país, las regiones, las personas, esto significa que la familia es un concepto histórico, es decir, que va cambiando en el tiempo y obedece a unas dinámicas que a veces no son evidentes, pero que hacen constar que es una institución viva que responde a la complejidad del medio donde se desenvuelve.

La Incidencia de la Cultura en

las Nuevas Concepciones

A diferencia de los países desarrollados donde se han maximizado los procesos de individualización, en sociedades como la colombiana, la familia es un lugar de acogida donde se refugian sus miembros, es un centro al que se tiende para encontrar apoyo y seguridad. Sin embargo no es la familia de antaño, padre, madre, hijos, la familia nuclear como la llaman los sociólogos, la única forma de familia que se encuentra; la familia colombiana tiene otras variantes: familias monoparentales, hogares con un solo progenitor por viudez, madres solteras o separaciones conyugales; familias mixtas, extendidas, compuestas por per-

de Familia La cultura es producto nuestro, los seres humanos con nuestras costumbres, creencias, arte, lengua, historia, tradiciones, conformamos ese conglomerado enorme de cosas que se denomina cultura. Como la sociedad misma es cambiante, no puede ser de otra manera con la cultura y con nosotros que estamos inmersos en ella 26

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ada institución, grupo, colectivo social, la familia misma, son productos de la cultura y han ido evolucionando a veces gradualmente, y otras de manera rápida debido también a la velocidad a la que se están presentando las cosas en la actualidad, un ritmo impuesto por las tecnologías y la globalización como factores que afectan la forma; y otras menos notorias en su evolución, pero que han ido cambiando lentamente el contenido, el fondo de las cosas, estas son, la incorporación de la mujer a la vida laboral, el descenso en el número de hijos, la economía y sus crisis y la brecha cada vez más grande, entre desarrollo y bienestar social.

Frente a tanto cambio la familia en esencia permanece, pero ella y sus miembros se han transformado sustancialmente, se redefinen; por ejemplo, las relaciones que se establecen por el parentesco: de una estructura vertical en la organización de la familia, se ha pasado a una horizontal en la que sus miembros se relacionan en condiciones diferentes a las de hace unas décadas, donde la autoridad del padre era indiscutible y en la que ahora la madre también participa, al ser un miembro activo en la economía y organización del hogar. Si se mira desde la teoría de sistemas podría decirse que

“dos personas forman un conjunto, pero una pareja al crear una familia, crea un sistema, abierto, cambiante, que interactúa y crece con relación a su entorno, a su cultura”

sonas separadas y vueltas a casar que traen consigo hijos de sus relaciones anteriores; o como se ve en las últimas encuestas, parejas que deciden no tener descendencia o que a lo sumo planean tener un solo hijo. Las demandas actuales de colectivos como los compuestos por homosexuales que buscan fundar familia, entran a complejizar el mosaico de los hogares colombianos. Las familias distintas a la nuclear crecen en este aun nuevo siglo. La familia cambiante, la de ayer y la de hoy, es la base sobre la que se asienta nuestro primer contacto con el mundo, y aunque éste vaya cambiando progresivamente, y la rapidez de los cambios afecten los conceptos de familia y hogar y a los esquemas sociales que nos acogen ,y a diferencia del pasado, los miembros sean cada vez más independientes, la familia es el núcleo organizador que nos da el marco de referencia para poder entender el lugar al que llegamos y lo hace a través de lo que lo ha hecho siempre: el amor y la solidaridad de sus componentes, a través de estos valores, la familia nos introduce en la cultura del lugar donde nacemos, nos hace parte del mundo y nos prepara para estar en él y por qué no, cambiarlo Bibliografía consultada: Fromm, Erich et al. Coor. Ruth Nanda Ashen. La familia. Barcelona: Ediciones Península. 1998. Giberti, Eva. La familia a pesar de todo. Buenos Aires: Ediciones Novedades Educativas. 2005. Gutiérrez de Pineda, Virginia. Familia y cultura en Colombia. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia. 1996. Internet: www.dialnet.com. Documento consultado: El futuro de la familia: la familia. Ana Irene del Valle.

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La Visión del Laico

Doctor Oscar Armando Echeverry

Noticias Seminario Mayor

Tenemos un nuevo Obispo auxiliar

Constitución y

Nuestra Arquidiocesis Cali se llena de inmensa alegría por la llegada del nuevo Obispo Auxiliar, excelentísimo Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, nombrado por el Papa Francisco el 5 de julio de 2014, quien el pasado 22 de agosto de 2014 recibió la ordenación episcopal en la ciudad de Medellín.

Familia

La prelación de la primacía de los Derechos inalienables de la persona como eje central de la nueva Constitución, y en atención a esto haber determinado a la familia como institución básica de la sociedad, según quedo consignado en el artículo 42º, hecho con el cual se produjo la entrada de la institución familiar en la órbita del orden Constitucional Colombiano, cosa que no se presentaba en la constitución de 1886, que correspondía a una constitución de concepción estado céntrica

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on esto se ajustaba el ordenamiento constitucional colombiano a la tendencia de constituciones de países como la de Italia (1947) en sus artículos 29 y siguientes; España (1949), Ecuador (1978) Venezuela (1961) entre otros que contienen disposiciones relativas a la protección de la familia.

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El texto constitucional define como familia a aquella constituida por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de estos de conformarla, lo que instaura que la misma tiene su inicio por vínculos naturales o jurídicos, es decir ya sea por el vínculo del matrimonio religioso, el contrato civil de matrimonio o la denominada unión libre; fundamentándose con este enunciado el claro concepto de aquellos miembros de la Asamblea Nacional constituyente, a cargo de quienes estuvo la redacción del artículo 42º en especial, como génesis de la familia a la pareja humana. Se estableció igualmente la garantía de protección integral de la familia, estableciéndose para esto el compromiso de fortalecerla como grupo humano y de manera individual a cada uno de sus miembros, que es la mejor forma, por no decir que la única, de garantizar para los habitantes del territorio Colombiano la anhelada paz, puesto que es desde ella de donde emergen los ciudadanos que formados en principios y valores que se puede garantizar una convivencia basada en el respeto y cumplimiento de las normas y los compromisos sociales que ello implica. Dentro de ese interés de garantizar la integralidad de la protección de la familia de igual manera se establecieron garantías individuales a los integrantes del núcleo familiar establecido en la

constitución, ello se desprende por el hecho que se halla hecho énfasis garantizando como un Derecho superior, la protección de la niñez como lo indica el artículo 44 de texto constitucional, en el cual entre otros se predica de los infantes el derecho a tener una familia y no cualquier clase de familia una en concordancia con el artículo 42, que le provea el cuidado, amor, educación, cultura, recreación, libre expresión de su opinión, a no ser separados de ella. De la misma manera a los adolescentes se les garantiza el derecho a la protección y a la formación integral, el derecho a escoger libremente profesión u oficio; del mismo modo quedo consignada la protección especial y la asistencia por parte del estado de las personas de la tercera edad; la igualdad de las personas ante la ley; la igualdad de género; la discriminación de las personas por raza sexo o credo. Basta reiterar, habiendo puesto de presente todo lo anterior, que la paz solo provendrá desde la familia, que es núcleo humano que posee los elementos necesarios para cambiar el mundo. Por tanto, contando con las herramientas conferidas por la constitucional, para la protección y cuidado de la familia y sus miembros individualmente, corresponde pues a los mismos ciudadanos el cumplimiento de lo que a cada uno corresponde para una lograr una sana convivencia, y a las autoridades el cabal cumplimiento de estos mandatos, puesto que para ellos es una norma, como se indica en el inciso segundo del artículo segundo del texto, el cual dice, “Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares”

“la paz solo provendrá desde la familia, que es núcleo humano que posee los elementos necesarios para cambiar el mundo”

Nuestra casa y escuela de comunión se regocija desde el 24 de Septiembre del 2014 por su presencia permanente en esta su casa, brindándole el calor de hogar que se merece.

Las más recientes Ordenaciones Diaconales

Nos alegramos con nuestros hermanos: Fred Alexander Martínez (ordenado Diacono el 4 de octubre de 2014), Nicolás Ruiz Viveros (ordenado Diacono el 16 de Julio de 2014), Harold Arias Ortiz (ordenado Diacono el 4 de octubre de 2014), Y Víctor Hugo López (ordenado Diacono el 4 de octubre de 2014), porque Dios, a través del Obispo los ha llamado al Orden del ministerio de los Diáconos, para servirle a Él en su Iglesia y en los más pobres de nuestra sociedad, y así poder continuar la obra de Nuestro Señor Jesucristo de hacer crecer el Reino entre los que mayor necesidad tienen.

Gratitud y Despedida de Nancy y Sandra Patricia

El Seminario Mayor San Pedro Apóstol, directivas, empleados y alumnos AGRADECEN y RECONOCEN el esmero y entrega generosa durante el tiempo en el cual se vieron beneficiados por los servicios laborales de las señoras Nancy y Sandra Patricia.

Nuevos Presbiteros El 21 de junio de 2014 nuestra Arquidiócesis de Cali se llenó de alegría por la ordenación presbiteral de 10 diáconos formados en el nuestro seminario. Rogamos a Dios que los bendiga en su nuevo ministerio y les conceda ser pastores en medio de las comunidades que les han sido confiadas. Ellos son: - Mauricio Andrés Preciado - Samuel Alexander Villa Fernández - Luis Alonso Mejía Salazar, - Laimir Motato Sánchez - Milton Oscar Rodríguez Chauzá - Juan Sebastián Zuluaga López - Andrés Alonso Buriticá Zapata - José Ricardo Guzmán Aguirre - Diego Fernando Guzmán Ruíz - Jorge Andrés Segura Ordoñez - Benancio Yague Gaviria.

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Noticias Seminario Mayor

En paz descanse

Nuevos trabajadores en la casa

El pasado 15 de diciembre de 2014, nuestro amigo y hermano Jhon Alexander Castaño González, partió a la Casa del Padre Celestial. Lamentamos de corazón la pérdida de nuestro hermano que mostró el rostro alegre de Cristo, Buen Pastor con su pasión por el canto litúrgico, su disposición para escuchar y atender a sus hermanos y a toda persona que se le acercara. Jhon Alexander nos ha dejado llenos de su alegría, de su espontaneidad, de su cariño, de su oración, de su risa y humildad, por eso lo recordaremos siempre en nuestra casa de formación, vivirá para siempre en nuestras oraciones y en nuestro corazón.

El Seminario Mayor se complace enormemente de recibir en su Casa y Escuela de Comunión a las nuevas personas que forman parte del equipo de trabajo de nuestra Casa. Entre ellas tenemos a: Alexandra Marín Restrepo, que ejerce como Secretaria Administrativa. Francy Patricia Castaño, que ejerce su labor como secretaria académica.

Gratitud y despedida de Euclides

Andrés Pulgarín Ávila y Wilder Andrés Villada que están encargados del mantenimiento general de la casa.

El seminario le agradece inmensamente a Euclides Zapata por los servicios que ha brindado como empleado a esta casa de formación, desde el 3 de diciembre de 1987, porque a partir del mes de Abril no estará más con nosotros debido a que empezará a disfrutar de su merecida pensión. Le deseamos lo mejor de lo mejor para esta nueva etapa de su vida, que Dios lo continúe bendiciendo y acompañando.

Como comunidad del Seminario Mayor les damos nuestra cordial bienvenida, y de verdad que nos place a todos tenerlos en Casa, porque no sólo crecemos en relación laboral, sino como hermanos de Cristo y miembros de una misma Iglesia que juntos caminamos hacia la santidad. Reciban con afecto sincero y amor de hermanos nuestra alegría.

Jornadas Culturales Durante los días 23, 24 y 25 de Febrero de 2015 celebramos las XXIX Jornadas culturales del Seminario Mayor San Pedro Apóstol. El lema de este años será: "Familia evangelizada, evangelio de la vida"

Nuevo formador Por gracia de Dios el seminario ha sido bendecido con un nuevo sacerdote que se une al equipo de formadores para compartir y acompañar nuestro proceso desde su experiencia de Dios en el ministerio. El Padre Víctor Manuel, pertenece a la congregación religiosa de hijos de la Sagrada Familia y viene de prestar su servicio pastoral como Vicario de la parroquia San Judas Tadeo en la ciudad de Lanus Oeste de la diócesis de Avellaneda y formador del seminario de su Congregación religiosa.

Nuevo Presbitero para la Arquidiócesis de Cali El 13 de febrero de 2015, nuestra Arquidiócesis de Cali se alegró con la Ordenación Presbiteral de nuestro hermano Carlos de Jesús Díaz Romero, quien con alegría, a dicho Sí a Dios y a la Iglesia Universal; Dios bendiga su ministerio sacerdotal.

II encuentro de seminarios de la zona 5 (OSCOL)

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Monseñor Carlos Alberto Correa Martínez, nuevo Obispo del Vicariato Apostólico de Guapi Dios ha bendecido al Vicariato Apostólico de Guapi con la alegría del nombramiento del Nuevo Obispo, Monseñor Carlos Alberto Correa Martínez. El 26 de noviembre de 2014 el Papa Francisco lo nombró Obispo de la Iglesia particular de Guapi. Oramos al Señor para que continúe bendiciendo su ministerio pastoral.

El 19 de septiembre del 2014 se realizó en el seminario San Pedro Apóstol de la ciudad de Cali, el II encuentro de seminarios de la zona 5 (OSCOL) conformada por la Arquidiócesis de Cali, la Arquidiócesis de Popayán, Diócesis de Buga, Diócesis de Cartago y la Diócesis de Pasto.

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