CELEBRACIÓN MIÉRCOLES DE CENIZA Moderada por laicos En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. R. Amén. Monición Empezamos hoy el tiempo de Cuaresma, el tiempo que nos prepara para celebrar con el corazón limpio y la vida renovada las fiestas de Pascua. Comencémoslo con fe, invocando la ayuda de Dios, para que guiados por su gracia, nos convirtamos sinceramente a Él, busquemos la fidelidad al Evangelio, y acompañemos con mayor fruto a los que en todo el mundo se preparan para recibir el Bautismo en la Pascua que se acerca. ACTO PENITENCIA Hagamos un momento de silencio en el que cada uno se encuentre con el Señor y se pregunte: ¿Cómo es mi relación con Dios? ¿Es frecuente mi oración? ¿Participo de le Eucaristía Dominical? ¿Cómo es mi relación con mis hermanos? ¿Soy capaz de perdonar al otro así no que caiga bien? ¿Albergo en mi corazón sentimientos de ira, soberbia, envidia, avaricia, pereza, gula, rencor, venganza, orgullo, egoísmo, lujuria? ¿Cómo es mi relación con la creación? ¿Cuido la casa común? Oremos juntos diciendo: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Golpeándose el pecho, dicen: Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Luego prosiguen: Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
Oración colecta Señor, fortalécenos con tu auxilio al empezar la Cuaresma, para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. PALABRA DE DIOS Lectura del libro del profeta Joel 2,12-18 “Ahora -oráculo del Señor- convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones y no las vestiduras; convertíos al Señor, Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas.” Quizá se arrepienta y nos deje todavía su bendición, la ofrenda, la libación para el Señor, vuestro Dios. Tocad la trompeta en Sión, proclamad el ayuno, convocad la reunión. Congregad al pueblo, santificad la asamblea, reunid a los ancianos. Congregad a muchachos y niños de pecho. Salga el esposo de la alcoba, la esposa del tálamo. Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: “Perdona, Señor, a tu pueblo; no entregues tu heredad al oprobio, no la dominen los gentiles; no se diga entre las naciones: ¿Dónde está su Dios? El Señor tenga celos por su tierra, y perdone a su pueblo”. PALABRA DE DIOS/ TE ALABAMOS SEÑOR MEDITACIÓN •La ceniza es un signo de nuestra condición mortal. Ninguno de nosotros es eterno, somos limitados. Todos volveremos a la tierra de donde hemos salido. •Esta realidad nos está reclamando vivir de cara a Dios y no dándole la espalda, es decir, no olvidándonos de Él. •A esto se le llama conversión. Convertirnos significa cambiar de camino, de vida, contemplar durante esta cuaresma el rostro doliente de Cristo para no seguirlo ofendiendo con nuestros pecados.
•Como fruto de la conversión vendrá necesariamente la reconciliación. Si nuestros pecados nos quitan la alegría verdadera, una vez que nos pongamos en paz con Dios y con nuestros hermanos, recuperaremos el gozo interior y podremos reflejar en nosotros el rostro de Jesucristo. •Los medios para lograr lo anterior aparecen claramente enumerados en el evangelio que se nos ha proclamado: la oración para acercarnos más a Dios, el ayuno para aprender a dominar nuestras pasiones desordenadas, y la limosna para crecer en solidaridad con nuestros hermanos. •La persona que recibe la Ceniza se compromete a renovar y a hacer crecer su fe en el amor de Dios que perdona porque ama, pero que nos pide obras concretas que demuestren a toda la verdad de nuestros propósitos de conversión. Si estás dispuesto a iniciar este camino de conversión, acercarte ahora a recibir la ceniza. La Madre de Jesús nos ayudará con su intercesión. Amén. Imposición de la ceniza… Oremos al padre con la oración que Jesús nos enseñó: Padre nuestro. (después se procede a la imposición de la ceniza) “Conviértete y cree en el Evangelio” “Que esta ceniza exprese tu deseo de conversión” Oración final (después de la imposición de la ceniza) Oh Dios Misericordioso: muchas veces tenemos miedo de enfrentarnos a nosotros mismos y de renunciar a nuestro apego a nuestras actitudes egoístas. Haz que el encuentro con Jesús, en su Palabra y el Eucaristía, nos ayude a resurgir de las cenizas del pecado y renueve nuestro fervor y amor, para que le sigamos a él por el camino estrecho de la vida, caminando hacia ti y hacia los hermanos. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén. Bendición El Señor nos bendiga, nos guarde, nos libre de todo mal y peligro, en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.