VIA CRUCIS – VIA LUCIS CAMINO DE LA CRUZ – CAMINO DE LA LUZ German Martínez, Pbro. Vicario de Educación El centro del Via crucis/ Via lucis es LA MUERTE SALVADORA DE CRISTO. Nuestra gente lo valora y aprecia mucho porque tiene una pedagogía muy eficaz: El enunciado de las estaciones, el verso y el gesto de la genuflexión que se repite en cada una de ellas y que ya se lo saben de memoria: TE ADORAMOS, OH CRISTO, Y TE BENDECIMOS. QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO. La breve reflexión del sacerdote o de los laicos que han preparado. El canto apropiado, el Padrenuestro en cada estación y sobre todo el simbolismo DEL CAMINAR, ACOMPAÑANDO ESPIRITUALMENTE A CRISTO EN SU CAMINO DE PASIÓN Y RESURRECCIÓN = VIA CRUCIS / VIA LUCIS. No sobra decir que ese CAMINAR puede hacerse también en silencio, para favorecer la meditación y la oración personal. La Buena Noticia del Evangelio es la PASCUA DE CRISTO, su “paso” a través de la muerte a la victoria de la vida nueva, por eso unimos las expresiones VIA CRUCIS/VIA LUCIS. Toda nuestra vida es CAMINO PASCUAL, es decir, muerte y resurrección. El verdadero VIA CRUCIS/VIA LUCIS no lo hacemos en un templo, con cantos y oraciones, lo HACEMOS EN LA VIDA, CON NUESTRO ESTILO EVANGÉLICO DE SEGUIMIENTO DE CRISTO. “Alégrense porque participan en los sufrimientos de Cristo…” dice la primera Carta de Pedro (4, 13-14) y san Pablo agrega: “Llevamos siempre en nuestros cuerpos el morir de Jesús a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” (2 Corintios 4,10). El VIA CRUCIS/VIA LUCIS nos conecta con el Misterio de Cristo, “que entregó su vida por nosotros” y nos ayuda a la conversión personal y a una vivencia más profunda de la celebración litúrgica de la PASCUA DE CRISTO. En la CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CALI, con motivo del ENVÍO MISIONERO y declarándonos en MISIÓN PERMANENTE, decía: “No hay cristiano verdadero sin este PASO, sin esta PASCUA, sin este morir con Cristo y resucitar con Él. Ved cómo se aman, cómo se perdonan, cómo comparten y sirven, cómo construyen matrimonios y familias, cómo trabajan por la paz y la reconciliación. Este testimonio es el que hace perceptible en todo
creyente cristiano, en toda comunidad de Iglesia, que somos Pueblo de Dios en medio de los demás” (Carta del 12 de noviembre del 2016). En esa línea, proponemos este VIA CRUCIS / VIA LUCIS centrado en la EUCARISTÍA, ya que desde allí parte nuestro PLAN PASTORAL, nuestros programas parroquiales, nuestro CAMINAR JUNTOS EN LA FE. El evangelista san Juan nos ayuda a meditar en este VIA CRUCIS / VIA LUCIS y también el Papa san Juan Pablo II quien en los MISTERIOS LUMINOSOS introdujo la Institución de la Eucaristía y encima nos dejó ese gran documento llamado IGLESIA DE EUCARISTÍA donde nos invitaba a redescubrir esa PRESENCIA SALVADORA de Jesús en cada comunidad y donde decía que la Iglesia vive de la Eucaristía, se alimenta de Ella porque la Eucaristía es fuente y cumbre de toda la vida cristiana.
Primera estación: JESÚS LAVA LOS PIES A SUS DISCÍPULOS. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. LECTURA DEL EVANGELIO: Era antes de la fiesta de Pascua. Sabiendo Jesús que había llegado su hora, la de pasar de este mundo al Padre, él que había amado a los suyos les demostró su amor hasta el extremo. Estaban cenando. El Enemigo tenía ya decidido que Judas, el Iscariote lo entregara. Sabiendo él que el Padre lo había puesto todo en sus manos y que de Dios procedía y con Dios se marchaba, se levantó de la mesa, dejó el manto, y, tomando un paño, se lo ató a la cintura. Echó agua en una vasija y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con el paño que llevaba atado” (13, 1-5). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: Jesús está en medio de nosotros COMO EL QUE SIRVE, COMO EL QUE SE AGACHA ANTE CADA UNO DE NOSOTOS Y NOS PURIFICA DEL PECADO. Cristo, el Señor, el Maestro, lava siempre nuestros pies sucios y nos prepara para la comunión de mesa con Él. En el SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA CRISTO NOS SIRVE LA MESA PORQUE ÉL NOS HA AMADO HASTA EL EXTREMO. Dejémonos pues AMAR POR DIOS, PURIFICAR POR DIOS. El poder de Dios es diferente al que pensamos nosotros, Cristo, el Hijo de Dios, entra en la gloria a través de la humildad, del servicio, del sufrimiento. Ayer JUEVES SANTO repetíamos nuevamente el gesto de Jesús como señal de que EL SERVICIO es la clave de nuestra vida cristiana, de allí brota el AMOR, EL MANDAMIENTO NUEVO, PORQUE SÓLO SIGUIENDO A JESÚS PODEMOS AMAR Y SERVIR. Que la celebración de la Eucaristía, AL UNIRNOS CON JESÚS, NOS HAGA VERDADEROS SERVIDORES DE LOS DEMÁS. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Segunda estación: JESÚS ORA POR NOSOTROS. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. LECTURA DEL EVANGELIO: Así habló Jesús y, levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, ha llegado la hora: manifiesta la gloria de tu Hijo, para que el Hijo manifieste la tuya. Ya que has puesto en su mano a la humanidad entera, que dé vida definitiva a todo lo que le has entregado. Y ésta es la vida definitiva: conocerte personalmente a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Padre santo, mantenlos unidos a tu persona, que has hecho presente en mí, para que sean uno como lo somos nosotros (17, 1-3.12). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: Es la ORACIÓN SACERDOTAL DE JESÚS, es decir, Él, que se entrega voluntariamente, que es obediente al Padre, que vino a SERVIR, que es el Enviado de Dios, SE OFRECE A SÍ MISMO, levanta los ojos a Dios, como hace cada sacerdote cuando ofrece el pan y el vino como hace todo el pueblo de Dios: LEVANTEMOS EL CORAZÓN, LO TENEMOS LEVANTADO HACIA EL SEÑOR. Estamos pues en el corazón de la Eucaristía, la gran ACCIÓN DE GRACIAS. Es Cristo mismo quien allí se hace presente y por las manos del sacerdote eleva a Dios una plegaria. Y entonces sucede lo maravilloso, lo grande, lo incomprensible, DIOS SE HACE PRESENTE ENTRE NOSOTROS, DIOS ENTRA EN COMUNIÓN CON NOSOTROS Y NOSOTROS CON ÉL. Demos gracias por esta gran oración que Jesús hace por nosotros, por la Iglesia, por la unidad. La unidad la da Dios, es don de Él. La unidad la concretizamos nosotros viviendo en el Amor y en el Servicio. Que la celebración de la Eucaristía nos ayude de verdad a entrar en comunión con Dios y en comunión entre nosotros mismos. He ahí el misterio grande de la Pasión y Resurrección de Cristo. Al terminar la consagración el sacerdote dice: ESTE ES EL MISTERIO DE NUESTRA FE y todos respondemos ANUNCIAMOS TU MUERTE PROCLAMAMOS TU RESURRECCIÓN, VEN SEÑOR JESÚS. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Tercera estación: EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS JESÚS ACEPTA SU CÁLIZ. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: Entonces Judas, tomando a los guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, fue al huerto de los olivos con faroles, antorchas y armas. Jesús, entonces, sabiendo todo lo que se le venía encima, salió y les dijo: ¿A quién buscan? Le contestaron: A Jesús el Nazareno. Les dijo: Soy yo. Al decirles: “Soy yo”, retrocedieron y cayeron a tierra. Les pregunto de nuevo: ¿A quién buscan? Ellos dijeron: A Jesús el Nazareno. Replicó Jesús: Les he dicho que soy yo; si me buscan a mí, dejen que se marchen éstos. Así se cumplieron las palabras que había dicho: De los que me entregaste, no he perdido a ninguno. Entonces, Simón Pedro, que llevaba un machete, lo sacó, agredió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. Jesús le dijo a Pedro: Mete el machete en su funda. El cáliz que me ha mandado beber el Padre, ¿voy a dejar de beberlo? Entonces, el batallón, el comandante y los guardias de las autoridades judías arrestaron a Jesús” (18, 3-12). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: Jesús de Nazaret es el totalmente obediente a Dios, su Padre, Él acepta la voluntad de Dios, acepta el Cáliz. En ese gesto aparentemente sencillo se concentra el designio salvador de Dios, su voluntad de liberar a toda la humanidad, su deseo de dar Vida en abundancia. Una religiosa famosa, Dolores Aleixandre, habló de siete verbos que nos ayudan a vivir mejor la Eucaristía: TENER HAMBRE, COMPARTIR MESA, RECORDAR, ENTREGAR, ANTICIPAR, TRAGARSE A JESÚS, BENDECIR. Los verbos son acciones, cada uno de ellos nos muestra algo de la manera de ACTUAR DE JESÚS, QUE PASÓ HACIENDO EL BIEN, QUE ENTREGÓ SU VIDA POR NOSOTROS. El verbo más duro e impactante es “tragarse a Jesús”, podría usarse el más suave COMULGAR, pero adrede se utiliza este verbo para señalar que acercarse a la Eucaristía es TENER LAS MISMA MENTALIDAD DE JESÚS, IDENTIFICARSE CON SU MANERA DE VIVIR, RENUNCIAR A LA VIOLENCIA, RENUNCIAR A SÍ MISMO, CUMPLIR LA VOLUNTAD DEL PADRE. Muchas veces hacemos de la Eucaristía, un punto más del programa, un acto social, una devoción piadosa, un recordar a los difuntos y la
EUCARISTÍA ES ALGO MÁS GRANDE, ES CRISTO MISMO COMO PAN QUE SE PARTE Y SE REPARTE. En silencio pensemos unos minutos cómo vivimos y cómo celebramos la Eucaristía. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Cuarta estación: JESÚS ES NEGADO POR PEDRO. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: Seguía a Jesús Simón Pedro y, además, otro discípulo...le dijo entonces la sirvienta que hacía de portera: ¿No eres también tú discípulo del hombre ése? Dijo él: Yo no. Por segunda vez le preguntaron y él lo negó. Por tercera vez le preguntaron ¿no te he visto yo en el huerto con él? De nuevo negó Pedro y, en seguida, cantó un gallo (18, 15.25.27). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: Es un pasaje duro que nos recuerda el Salmo 41,10: “Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba y que compartía mi pan, es el primero en traicionarme”. Y a pesar de todo nos dirá el Evangelio dos cosas importantes: Que Pedro lloró amargamente su miedo y su traición y que Jesús miró a Pedro (Lucas 22,61). Lucas es el Evangelio de la Misericordia, por tanto la mirada de Jesús no es de reproche, ni de condena, es mirada reparadora, reconocedora del arrepentimiento sincero. Hagamos oración: Señor, también nosotros tenemos miedos y muchas veces te negamos en público y en privado. Mándanos Señor algo como el “canto del gallo” que nos haga reflexionar, para que, si te hemos traicionado podamos también llorar nuestros pecados y obtener el perdón. En cada Eucaristía iniciamos la celebración con un acto penitencial, reconociendo nuestra debilidad y nuestros pecados, que la Eucaristía nos purifique y nos renueve y nos dé un corazón limpio y transparente. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Quinta estación: EL TESTIMONIO DE LA VERDAD ANTE PILATO. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: Dijo Pilato a Jesús: ¿Qué has hecho? Contestó Jesús: Mi reino no es de este mundo. Si fuera de este mundo, mi guardia personal habría luchado para impedir que me entregaran a las autoridades judías. Pero mi reino no es de este mundo. Le preguntó entonces Pilato: Luego ¿tú eres rey? Contestó Jesús: Tú lo estás diciendo, yo soy rey. Yo para esto he nacido y para esto estoy en el mundo, para dar testimonio en favor de la verdad. Le dice Pilato: ¿Qué es la verdad? (18, 35-37). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: Jesús es rey, pero no al estilo de los poderosos, con escoltas y armas. No, Jesús no es un rey violento. El poder de Jesús, que es el poder de Dios, es la FUERZA DE SU AMOR, EL SERVICIO DEL QUE LAVA LOS PIES, QUE RECHAZA TODA VIOLENCIA, QUE SE ENTREGA LIBREMENTE. Jesús da testimonio de la verdad, es decir, muestra el designio de Dios, DAR VIDA, LIBERAR DEL PECADO Y DE LA MUERTE, MOSTRAR A CADA PERSONA EL PROYECTO DE DIOS PARA ELLA. Su muerte en cruz, máxima expresión de amor, es el testimonio de esa verdad que Pilato ni puede ver, ni quiere ver. La Eucaristía hace presente el AMOR DE DIOS QUE EN CRISTO SE HACE PATENTE. La Eucaristía es el banquete en el que Dios mismo nos sirve a través de su Hijo que se identifica con el pan y el vino: “Esto es mi cuerpo, ésta es mi sangre”. El vino, por su color rojo representa también el sacrificio, especialmente el sacrificio por amor. He ahí la VERDAD, no es auténtico el amor que rechaza sacrificarse; no es valioso el sacrificio que no nace del amor. Ante Pilato Jesús se somete a un tribunal humano, a fin de que seamos liberados del torbellino de la venganza. Líbranos Señor de toda violencia, ayúdanos a reconocerte como CAMINO, VERDAD Y VIDA. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Sexta estación: JESÚS ES CORONADO DE ESPINAS Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: Entonces tomó Pilato a Jesús y lo mandó azotar. A continuación, los soldados trenzaron una corona de espino y se la pusieron en la cabeza; lo vistieron con un manto púrpura y, acercándose a él, le decían: Salve, rey de los judíos y le daban bofetadas (19, 1-3). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: Corona, manto de púrpura y saludo real, son todos los emblemas de la realeza de este mundo. Los soldados consideran a Jesús un pretendiente al trono. Con sus acciones expresan el desprecio que les merece el título de rey de los judíos y despojan de toda grandeza la realeza de este mundo. Así se manifiesta la verdadera grandeza que hace al hombre rey, así queda patente el AMOR QUE LLEGA HASTA DAR LA VIDA. La realeza de Jesús no está en los honores, está en el SERVICIO, en la renuncia a la violencia, en la entrega total. La corona de espinas no es una escena que dé lástima o conmueva al espectador, es más bien una enseñanza muy profunda: Dios, en Cristo, no viene a DOMINAR A LAS PERSONAS, VIENE A AMARLAS DE UNA MANERA GRANDE E INCOMPRENSIBLE, PONIÉNDOSE EN MANOS DE LAS PERSONAS QUE PUEDEN RECHAZARLO O ACOGERLO. La EUCARISTÍA, es EL SIGNO GRANDE DEL AMOR Y DE LA ENTREGA, que cada vez que la celebremos recordemos A AQUÉL QUE POR NOSOTROS ENTREGÓ SU VIDA. Dice uno de los prefacios dominicales que Cristo “muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando nos dio nueva vida”. Concédenos, Señor, aceptar nuestros sufrimientos como un acto de participación en la Pasión de Jesús, para que podamos caminar con Él hacia la gloria de tu Reino. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Séptima estación: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: Desde aquel momento Pilato trataba de soltarlo, pero las autoridades judías daban gritos diciendo: Si suelta a ése, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey se declara contra el César… y las autoridades gritaban nuevamente Crucifícalo, crucifícalo. Pilato les dijo: ¿A su rey voy a crucificar? Replicaron los sumos sacerdotes: No tenemos más rey que al César. Entonces, al fin, se lo entregó a ellos para que lo crucificaran (19, 13. 15-16). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: Los dirigentes judíos, al declararse contra Jesús y reconocer al César como único rey, rechazan al Dios liberador, al Dios que saca de todo dominio y que ama a las personas hasta el extremo de enviar a su Hijo para darnos VIDA ETERNA. Cristo es el CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO. Su muerte violenta genera una vida indestructible. Tal vez ahora entendemos por qué antes de la comunión el sacerdote, mostrando la hostia consagrada dice: ESTE ES EL CORDERO DE DISO QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO, DICHOSOS LOS INVITADOS A LA MESA DEL SEÑOR. Acerquémonos a ESTA MESA DE LA EUCARISTÍA buscando a ese Jesús manso y humilde, condenado injustamente, pidámosle que nos ayude a no juzgar a nadie, a no condenar injustamente. Haz que conservemos el respeto debido hacia todos. Sólo tú conoces nuestro interior, sólo Tú puedes juzgar. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Octava estación: JESÚS CARGA CON LA CRUZ Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: Entonces se llevaron a Jesús y cargando él mismo con la cruz, salió para un lugar que se llamaba la Calavera, que en la lengua de los judíos se dice Gólgota; allí lo crucificaron y, con él, a otros dos, a un lado y a otro; en medio, a Jesús (19, 16-18). PALABRA DE DIOS. RELFEXIÓN: La cruz era el castigo romano para esclavos y criminales. Para los judíos, el crucificado era un maldito (Gálatas 3,13). Para Jesús la cruz es el signo del amor del Padre, por eso con él LA CRUZ SE TRANSFORMA, ES SIGNO DE VIDA, DE VICTORIA. San Pablo se gloría en la Cruz de Cristo, descubrió en ella la necedad del mundo, el orgullo de los poderosos, él sólo quiere saber de Cristo y de éste crucificado porque “me amó y se entregó por mí” (Gálatas 2,20). Contemplar a Jesús que carga con la cruz es una invitación a la oración, al silencio: Haz que cada uno de nosotros lleve su cruz con paciencia y con amor, en comunión con tu fatigosa carga hacia el Calvario. En la Eucaristía, el sacerdote antes de la consagración traza la cruz sobre el pan y sobre el vino diciendo: Santifica Señor estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan…Pidamos pues en este via crucis/vial ucis, que no huyamos nunca ante las cruces de nuestra vida, para que podamos caminar con humildad y paciencia detrás de Jesucristo nuestro Señor. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Novena estación: María al pie de la cruz. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: Estaban de pie junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena. Al ver a su madre y a su lado al discípulo a quien él quería, dijo Jesús: Mujer, mira a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Mira a tu madre. Y desde aquella hora la acogió el discípulo en su casa (19, 25-27). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: En Caná de Galilea, María, la Madre de Jesús, oía de labios de Jesús la frase: “todavía no ha llegado mi hora”. En ese momento ella dijo a los sirvientes: “hagan lo que él les diga”. Desde el principio María, la Madre, acepta el programa de Jesús. Ahora, JUNTO A LA CRUZ, ESTÁ TAMBIÉN ELLA, EN SILENCIO, ENTRANDO EN EL MISTERIO PROFUNDO DE LA ENTREGA DE SU HIJO, DE SU AMOR POR TODA LA HUMANIDAD. La familia de Jesús, representada por la madre, le es confiada al discípulo amado, nace la comunidad nueva, los creyentes en Cristo Crucificado y Resucitado por ello llamamos a María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia. En la PLEGARIA EUCARÍSTICA el sacerdote dice “Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas”. Oh Dios, que has elegido a María como madre de tu Hijo y madre de la humanidad, concédenos poder estar bajo la Cruz como Ella, que incluso en medio del dolor acogió como a su hijo al discípulo amado, para que también nosotros podamos acoger a todos cuantos tu Hijo quiera confiarnos. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Décima estación: JESÚS, INCLINANDO LA CABEZA ENTREGÓ SU ESPÍRITU. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo quedaba terminado, para que se cumpliera el pasaje dijo: Tengo sed. Estaba allí puesto un jarro lleno de vinagre. Sujetando a una caña de hisopo una esponja empapada con el vinagre, se la acercaron a la boca, y cuando tomó el vinagre, dijo Jesús: Todo está cumplido. Y, reclinando la cabeza, entregó el Espíritu (19, 28-30). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: Jesús no muere por morir, sino para salvar a las personas del odio, de la venganza, del sinsentido. Jesús entrega la vida para dar más VIDA. El Espíritu, que él había recibido del cielo en el bautismo, es ahora entregado y comunicado a las personas. El Espíritu que Jesús entrega es el fundamento de la NUEVA ALIANZA. Nos regala el Espíritu que completa la creación, dándonos así la capacidad para amar como Jesús. Moisés nos dio la Ley, Jesús nos comunica el Espíritu, el amor leal, el amor que se entrega hasta al final. En la EUCARISTÍA, el sacerdote, gracias al Sacramento recibido, el Sacramento del Orden, extiende las manos sobre el pan y el vino, es lo que se llama EPÍCLESIS = INVOCACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO, y dice: Santifica estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. Demos siempre gracias por este GRAN SACRAMENTO QUE CRISTO NOS HA REGALADO GRACIAS AL DON DEL ESPÍRITU SANTO. Cada vez que celebramos el SACRAMENTO DE NUESTRA FE se realiza nuestra redención. ¿Sí vivimos con esta profundidad el Sacramento de la Eucaristía? ¿No estamos muchas veces distraídos y pendientes de nuestro celular? Un momento de silencio. Padrenuestro.
Décima primera estación: DE SU COSTADO BROTÓ SANGRE Y AGUA. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: Fueron, pues lo soldados, y les quebraron las piernas primero a uno y luego al otro de los que estaban crucificados con él. Pero, al llegar a Jesús, viendo que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas; sin embargo, uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y salió inmediatamente sangre y agua (19, 32-34). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: La sangre es imagen de la muerte, expresión del amor hasta el extremo; el agua es figura de la vida, del Espíritu. Amor demostrado y amor comunicado. Comienza pues la NUEVA PASCUA: Cristo es el Cordero inmolado que se da como alimento y es también el que regala el Espíritu para que cada persona nazca de nuevo, nazca de arriba y se forme así la comunidad de hombres y mujeres renacidos del Espíritu. Con gran razón los Padres de la Iglesia vieron en esta escena una imagen de los dos sacramentos fundamentales (la Eucaristía y el Bautismo), que brotan del costado traspasado del Señor. Ellos son el nuevo caudal que crea la Iglesia y renueva a las personas. En el ofertorio el sacerdote presenta el pan y el vino diciendo “Ellos serán para nosotros pan de vida y bebida de salvación”. Cuando comulgamos Cristo se une a nuestras vidas, comulgar es parecernos a Cristo que dio la vida por nosotros. Ya no “oímos Misa”, ahora vamos al encuentro con Cristo y al encuentro de nosotros como hermanos para ser hombres y mujeres nuevos gracias al don del Espíritu que Cristo nos ha entregado en la Cruz. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Décima segunda estación: JESÚS ES SEPULTADO Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con los aromas, como acostumbraban a dar sepultura los judíos. En el sitio donde lo crucificaron había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo donde aún nadie había sido puesto. Como para los judíos era día de preparativos y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús (19, 40-42). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: El huerto en el que es sepultado Jesús es signo de vida. Como el grano de trigo que si no cae en tierra y muere queda infecundo, así la muerte de Jesús ENCIERRA UN GERMEN VITAL. En la Biblia, el huerto o jardín es tema clave del Cantar de los Cantares, allí se manifiesta el amor del esposo y de la esposa. La muerte no es pues el final para Jesús porque inaugura la nueva alianza, la alianza del amor que vence a la muerte. Nuestra fe se mide por nuestra actitud ante la muerte. Si vivimos la muerte como una derrota la vivimos sin Dios, sin su presencia. Jesús en cambio había afirmado ante la muerte de Lázaro que él es la resurrección y la vida; el que cree en él, aunque muera vivirá. La EUCARISTÍA ES EL PAN QUE DA LA VIDA, ES CRISTO VENCEDOR DEL PECADO Y DE LA MUERTE PRESENTE ENTRE NOSOTROS. CELEBRAR LA EUCARISTÍA, PARTICIPAR DE ELLA ES PARTICIPAR DE LA VIDA QUE NO SE ACABA. ¿QUÉ SERÍA DE NOSOTROS SIN LA EUCARISTÍA? Oh Dios, que has querido hacer entrar a tu Hijo en el sepulcro es espera de su resurrección, ayúdanos a dejarlo entrar en nuestros sepulcros de vida, de desesperación, de derrota, de manera que podamos esperar con Él también el día de la salvación. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Décima tercera estación: MARÍA MAGDALENA, TESTIGA DE LA RESURRECCIÓN Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: María se había quedado junto al sepulcro, fuera, llorando. Sin dejar de llorar se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco sentados uno a la cabecera y otro a los pies, en el lugar donde había estado colocado el cuerpo de Jesús. Le preguntaron ellos: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Dicho esto, se volvió hacia atrás y ve a Jesús allí presente, pero no se daba cuenta de que era Jesús. Jesús le preguntó: Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas? (20, 11-15). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: Jesús había anunciado la tristeza de sus discípulos por su muerte, pero también les había asegurado la brevedad de la prueba, la certeza de su vuelta y la alegría de volverlo a ver. Los dos ángeles visten de blanco, color de la gloria divina, dan testimonio de que el sepulcro está vacío, su presencia es ya anuncio de vida y de resurrección. La pregunta de los ángeles señala que no hay razón para el luto. El encuentro con Jesús vivo, presente, muestra también que no hay motivo para el llanto y la tristeza. Jesús vivo la llamará por su nombre: MARÍA.Y María lo reconocerá por su voz. María Magdalena es pues LA TESTIGA PRIMERA DE LA RESURRECCIÓN. EL PAPA FRANCISCO, EL AÑO PASADO, ELEVÓ SU MEMORIA A LA CATEGORÍA DE FIESTA. ALGO NOS ESTÁ DICIENDO CON ELLO. En la EUCARISTÍA, recibimos a Cristo RESUCITADO y el ALMA SE LLENA DE GOZO. Tal vez ahora comprendamos EL MISTERIO GRANDE DE LA EUCARISTÍA, EL ENCUENTRO DE NOSOTROS CON CRISTO VIVO, PRESENTE, ACTUANTE, INVITÁNDONOS A ESTAR SIEMPRE CON ÉL. Un momento de silencio. Padrenuestro.
Décima cuarta estación: CRISTO RESUCITADO ENVÍA A SUS DISCÍPULOS Y HOY A NOSOTROS. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio: Por la tarde, aquel día primero de la semana, estando atrancadas las puertas del lugar donde estaban los discípulos, por miedo a los dirigentes judíos, llegó Jesús, se puso en el centro y les dijo: Paz con ustedes…Igual que el Padre me ha enviado a mí, les mando yo también a ustedes. (20, 19-21). PALABRA DE DIOS. REFLEXIÓN: Las puertas cerradas señalan su desamparo y su miedo. No tienen todavía la experiencia del JESÚS VIVO. Resuena entonces la voz del que ha vencido a la muerte: LA PAZ CON USTEDES. Ya antes les había dicho que su paz no era como la que da el mundo, y que volvería con ellos. Se cumple entonces la PALABRA DE DIOS, LA PALABRA QUE NO DEFRAUDA, LA PALABRA QUE DA VIDA. Y encima JESÚS INTRODUCE LA MISIÓN. La misión ha de ser cumplida como él la cumplió: demostrando el amor hasta el final simbolizados en las manos y en el costado abierto. Dándoles el Espíritu los capacita para la misión. Sopló sobre ellos “aliento de vida”, ése es el Espíritu. El Espíritu es el principio vital que realiza la misión. El Papa Francisco habla de EVANGELIZADORES CON ESPÍRITU. En toda América latina venimos hablando hace unos años de DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE CRISTO Y DE MISIÓN PERMANENTE. Al terminar este via crucis / via lucis meditando sobre la PASIÓN DE CRISTO Y MEDITANDO SOBRE LA EUCARISTÍA, pidamos que nuestra fe no desfallezca, que tomemos conciencia de nuestros compromisos bautismales y que SEAMOS SIEMPRE TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO en nuestras comunidades. Un momento de silencio. Padrenuestro.