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Vicaría para el Servicio del Desarrollo Humano Integral SÍ a la vida, SÍ al perdón, SÍ a la paz

Nuestro arzobispo, en su mensaje para esta Pascua 2023, nos invita a vivir verdaderamente el fruto de la Pascua del Resucitado, que no es otra cosa que la paz y la reconciliación, proponiendo a toda la comunidad católica y a la sociedad en general, a decir firmemente en esta Semana Santa “NO a la muerte causada por la violencia de todo tipo, y SÍ a la vida, que se hace ofrenda de amor, como lo hizo el Cristo del madero”.

Por eso, nos ha propuesto también que los feligreses usen camisetas blancas como signo del grito por la paz que ha de llegar al cielo, que llenemos las calles y templos con la convicción de construir un futuro mejor, nos pide que sean las celebraciones litúrgicas y procesiones de este año un canto por la paz y la reconciliación entre todos.

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Estamos viviendo momentos muy difíciles donde se ha recrudecido la violencia, con el asesinato de policías, de lideres sociales, el aumento en las ciudades de los atracos y la delincuencia común, todo ello sumerge a las comunidades en el miedo, la zozobra y la desesperanza, por ello, esta invitación de nuestro Pastor debe llegar a lo más profundo de nuestro ser, para luego exteriorizarlo en nuestra vida cotidiana, en las relaciones con los demás en todos los ámbitos en que nos movemos, porque la paz brota de las profundidades del corazón humano cuando en él gobierna Jesús.

Recordemos que es Jesús, quién a través de su muerte y resurrección quiere darnos unos ojos diferentes, llenos de esperanza, sabiendo que el miedo, el dolor y la muerte no tendrán la última palabra sobre no- sotros, además es quien nos regala la paz, aquella que estamos buscando desde siempre y muchas veces, la buscamos sin contar con Él, teniendo en cuenta que fuera de Él la paz no será posible.

Experimentar la pascua del Señor Resucitado, es vivir la paz, porque este gran acontecimiento transforma absolutamente la vida de quien, en verdad comprende y vive el evangelio en toda su plenitud. Llevamos muchas pascuas, pero cada vez se hace nueva porque nuestra esperanza se llama Jesús, que se hace presente inclusive en medio de este caos en el que está sumergido nuestro país.

Todos queremos la paz, pero una y otra vez se nos escapa entre las manos, por ello, la Semana Mayor se convierte en una oportunidad muy especial para comprender el gran legado que Jesús nos deja: “les dejo la paz, mi paz les doy. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo”. (Juan 14,27)

La paz, por tanto, no puede quedarse simplemente en discursos vacíos, sino que realmente debe reflejarse en una actitud de cambio frente a la realidad, en una voluntad hacia el diálogo y a la comprensión de aquel que piensa distinto, fortaleciendo la fraternidad, practicando el perdón y llegando a la reconciliación.

Por último, si queremos vivir bien, debemos tener claro que la paz es un compromiso personal, que se logra con la gracia que Dios nos ha dado en Jesucristo, ella se construye continuamente, cuando nos comprometemos a cumplir nuestra palabra, a respetar las leyes, a ser fraternos, a depurar los odios, anular las venganzas y reconocer en el enemigo el rostro de un hermano nuestro, pero sobre todo cuando comprendemos sinceramente que Jesús es la fuente de la Paz verdadera. ¡Que la paz del Señor resucitado esté con todos ustedes!

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