La Voz Católica Marzo 2021

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“La Pascua 2021 nos haga más espirituales, más humildes y fraternos, más unidos en cada casa, en cada parroquia, y en esta Nación y Casa Común, en el planeta Tierra de todos”. † Darío de Jesús Monsalve Mejía, Arzobispo de Cali

ISSN: 2462-9979

AÑO XXX

No 247

SANTIAGO DE CALI, MARZO DE 2021

VALOR $1000.00

“Diversos pero UNIDOS”

Página 7

Arzobispo de Cali recibió reconocimiento internacional >> Detalles página 3

Semana Santa 2021 >> Detalles página 9

El Plan Pastoral sigue en el 2021 >> Detalles página 15


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Editorial

Santiago de Cali, Marzo de 2021

A la Pascua con San José

“ Difundamos el rico mensaje Josefino que nos dio el Papa Francisco con su Carta Apostólica “Patris Corde” (“Con corazón de Padre”) y veneremos con devoción y compromiso cristiano al gran San José

Año 2021 No. 247 de Marzo de 2021 Publicación Mensual ISSN: 2462-9979 Arzobispo de Cali Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía DEPARTAMENTO DE COMUNICACIONES Delegado Arzobispal Pbro. José Over Gallego Londoño Comunicador Social Periodista Oscar Andrés Orejuela Valero Diseño y Diagramación Bernardo Arcila Parra Impresión Casa Editorial El Tiempo ARQUIDIÓCESIS DE CALI Curia Arzobispal Cra. 4 No. 7-17 PBX: 889 0562 medios@arquicali.org www.arquicali.org

Los escritos de los colaboradores solo comprometen a quienes los firman.

Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua”. “Cuando tuvo doce años... el niño se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres” (Lucas 2, 41 -43). Al escribir este mensaje editorial, en el año de San José y para el mes de marzo, dedicado a él y centrado en su fiesta del día 19, me viene espontánea esta imagen de la familia de Nazaret, que recorre y corre presurosa este camino de fieles peregrinantes a su “fiesta nacional”, fiesta de las fiestas. Es la imagen que recogen los misterios gozosos del Santo Rosario: “la pérdida y el dichoso reencuentro de María y José, con su hijo adolescente, Jesús” (quinto misterio). Una imagen que nos convoca como Pueblo de Dios a “caminar juntos”, Iglesia y humanidad, en esta hora de la historia. A caminar con Jesús y con María, fijando esta vez los ojos y el alma en la figura de José, el varón justo, descendiente de David, esposo de María, padre legal de Jesús, protector y custodio de la Iglesia que nace con ellos, carpintero de Nazaret. Acostumbrados a esta jornada anual, los padres de Jesús se integraban a la caravana de los hombres y a la de las mujeres, turnándose, al parecer, el llevar consigo al niño Jesús. Pero esta Pascua sería inolvidable para ellos: marcó todo un “crecimiento en la fe” para la Sagrada Familia. Descubrir los alcances de la filiación divina de Jesús; acoger, en diálogo y escucha cuidadosa, la autonomía y la “vocación” de Rabino, de Maestro, sin mengua de la sujeción y obediencia filial de Jesús a ellos; rehacer el camino de la ida y regreso pascual, por el de “angustiados te buscábamos”; superar la costumbre de suponer que Jesús estaba con ellos y ellos con Jesús; tener qué enmarcar ahora su misión de padres en la misión de Jesús, la de “ocuparse de las cosas” de su Padre: toda una “Nueva Evangelización”, diríamos hoy, para unos buenos e inmejorables cristianos convencionales, llamados a un discipulado del Padre a través del Hijo, de su hijo, su adolescente Jesús. Creyentes, esposos, padres e hijos, pastores y religiosos, todos podemos compartir esta Pascua 2021 como una prueba de Dios a nuestra fe quieta, a nuestra religiosidad de mera costumbre rutinaria, a nuestro vacío de diálogo y escucha con Dios, entre pastores y fieles, entre esposos y padres, con los hijos, especialmente los adolescentes y los jóvenes. La Pascua 2021, después del encierro por el coronavirus, que nos privó de la Semana Santa 2020, sea un “comenzar de nuevo”, después del frenazo histórico por la pandemia, nuestra relación más Por: † Monseñor Darío de Jesús personalizada y cierta con Jesús y entre nosotros. Monsalve Mejía Sea ésta la Pascua que recoge las angustias de una humanidad que busca superar la pandemia con Arzobispo de Cali la vacuna y la reactivación económica. La Pascua 2021 nos haga más espirituales, más humildes y fraternos, más unidos en cada casa, en cada parroquia, y en esta Nación y Casa Común, en el planeta Tierra de todos. A San José le encomendamos la gracia de “una buena muerte”, ahora que el virus deja tantos duelos por doquiera. Sobre todo en nuestra Colombia amada, donde “la mala muerte”, la que llega por vía del asesinato, rompiendo la ley de Dios y las leyes de la naturaleza humana, del cuidado que obliga a cada persona, sociedad e institución, con toda vida humana. Morir en los brazos de Jesús y de María; morir en el hogar de la Iglesia y por muerte natural; morir en la voluntad y la gloria de Dios, como obediencia del corazón, sean gracias que imploramos a San José, Custodio, protector e intercesor nuestro, Patrono de la Iglesia Universal. De San José aprendamos la espiritualidad del silencio, de la noche y de los sueños. Es la espiritualidad del discernimiento entre las tinieblas del alma y el amanecer de Dios y de sus planes. Es la “escucha del Ángel” que visita al corazón, cuando se debate en dudas y temores, y le susurra lo que hay qué hacer. Es responder con hechos de obediencia, ahorrándonos las palabras, haciendo de la profesión de fe una proclama de total certeza en Dios. Nos ayude, a servir a Cristo y a salvar unidos la humanidad, este varón silente y justo; este hombre que antepone a sus derechos la dignidad de la mujer y la grandeza inviolable de la vida humana; este esposo que honra a Maria y da ascendencia y ciudadanía a Jesús; este padre solícito y trabajador creativo de la carpintería; este destechado en Belén y migrante en Egipto. Difundamos el rico mensaje Josefino que nos dio el Papa Francisco con su Carta Apostólica “Patris Corde” (“Con corazón de Padre”) y veneremos con devoción y compromiso cristiano al gran San José, vinculado por Dios de manera esplendorosa al misterio de su Encarnación, del Verbo hecho carne, que “habitó entre nosotros”.


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Santiago de Cali, Marzo de 2021

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Arzobispo de Cali recibió reconocimiento internacional por defensa de derechos humanos

El Arzobispo de Cali recibió una de las tres menciones del premio “Antonio Nariño” 2020

Por: Observatorio de Realidades Sociales

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as embajadas de Francia y Alemania otorgaron una de las tres menciones de honor del premio “Antonio Nariño” de derechos humanos a monseñor Darío de Jesús Monsalve quien en los últimos años se ha destacado por el acompañamiento a los procesos de construcción de Paz. En la ceremonia, monseñor destacó la importancia del apoyo que la comunidad internacional ha demostrado tener con Colombia para que el Acuerdo de Paz sea implementado, así como los pronunciamientos alrededor de la defensa que han realizado de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), destacando que “Es la exigencia de la comunidad internacional la que ha ayudado

al acuerdo y la implementación”, dijo el arzobispo de Cali. El pasado 10 de diciembre durante el evento de premiación de la versión número 11° de los premios “Antonio Nariño”, Michèle Ramis, embajadora de Francia en Colombia dijo: «queremos honrar la obra de vida de una persona particular, que valoramos mucho, Monseñor Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali, está desde hace décadas comprometido con la paz en Colombia. En la región Pacífico ha montado una red fuerte de las diócesis y defiende la paz contra quien sea». En el diálogo que sostuvo con las delegaciones de Francia y Alemania, monseñor Monsalve hizo una radiografía de la violencia que viene escalando en el país llamando la atención sobre el drama humanitario que constantemente viven comunidades “en muchos territorios donde se da desplazamiento forzado de

La comunidad internacional destaca su compromiso con la paz

pueblos indígenas y afro que son agobiantes”. Así mismo, el arzobispo de Cali mostró su preocupación por lo que viene sucediendo con los firmantes de la Paz y el liderazgo social quienes en toda Colombia están sufriendo “una agenda de eliminación de personas y desvertebración de tejidos sociales y comunitarios”. El reconocimiento internacional que recibe monseñor Darío de Jesús Monsalve, es un impulso a su labor como artesano de Paz y a la

que desarrollan silenciosamente sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos y liderazgos sociales en medio de situaciones de conflicto que merecen cada esfuerzo para dignificar y salvaguardar la vida. En buena hora, Cali, el Pacífico y el suroccidente del país cuenta con una voz profética que sumada a la de los obispos de la región dan cuenta de lo que acontece en la Colombia profunda, claman por rectificación y acompañan con esperanza a quienes más lo necesitan.


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Para reflexionar

Marzo 25: Anunciación del Señor

Santiago de Cali, Marzo de 2021

Opinión † Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Tips Pastorales Llamados por Dios

Basílica de la Anunciación ubicada en la ciudad de Nazaret

Por: Pbro. Germán Martínez R. Vicario Episcopal de Educación

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a gran mujer, religiosa y peregrina, Eteria (otros la llaman Egeria, viajera hispanorromana del siglo IV), en su Itinerarium ad loca sancta = Peregrinación a los lugares santos, cuenta que “vio una gran y muy espléndida gruta en la que vivió María y en la que se ubicó un altar”. Así comienza la historia de una solemnidad mariana que celebraremos el jueves 25 de marzo en curso. La misma liturgia subraya la importancia de esta fecha en la que en plena Cuaresma, se recita el Gloria, el Credo y además, atención, se hace genuflexión ante las palabras: fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen. El pasaje evangélico que se proclama en esa solemnidad de la Anunciación es el de Lucas 1, 26-38. Se trata de una “angelofanía” = narración de una visión, de un acontecimiento místico. Místico es lo oculto, lo invisible, lo no evidente para el entendimiento. Místicos, en el campo bíblico, son acontecimientos reales no meramente privados, subjetivos, imaginarios o alucinatorios como los pasajes de la Anunciación a María, el sepulcro vacío, la Ascensión, la multiplicación de los panes, caminar sobre las aguas, etc. Místico significa también que pertenece al ámbito de la invisi-

ble realidad de Dios, realidad que lo llena todo, lo invade todo y deja huellas visibles. Los elementos típicos de ese tipo de narraciones comprenden la fórmula del ángel: No temas (verso 30) y la pronunciación del nombre de la persona a quien se dirige: MARÍA. Le sigue el encargo dado por parte de Dios: Concebirás. También es propio del género literario de visión los “peros” o “interrogantes”: ¿Cómo sucederá eso? Y finaliza con los “argumentos teológicos de parte del ángel”: Una promesa (nacimiento del Hijo), una referencia a otra persona que ha experimentado la intervención de Dios: mira a Isabel, a pesar de su vejez… y remata con la alusión a la fuerza de Dios: para Dios no hay nada imposible. La angelofanía termina con la aceptación total de María en el verso 38. Gran solemnidad celebraremos el 25 de marzo: El anuncio del Ángel, la concepción en María es un nuevo acto creador, obra del Espíritu de Dios: nace un nuevo Adán, comienza una nueva humanidad. Con razón Beda, el Venerable, llamaba a esta solemnidad “exordium nostrae redemptionis” = el comienzo de nuestra redención. Hoy, a nosotros creyentes, esta celebración nos invita a vivir en profundidad la Semana Santa que se acerca con un corazón atento a la voz de Dios, con esperanza y con confianza en el Dios de la vida que en María de Nazaret se identifica con el género humano y lo libra de todo mal. ¿Seremos capaces de responder como María “cúmplase en mí lo que has dicho”?

La Cuaresma 2021 ha estado marcada, para nosotros los creyentes, por un sinnúmero de signos que tienen que ayudarnos a pensar en lo importante de nuestras vidas y en el llamado que nos hace el Señor a la esperanza. Comenzamos por la ceniza. Es un signo de penitencia. Este año muchos la recibieron no en la frente sino en la cabeza. De pronto no cayeron en la cuenta de que para recibir la ceniza en la frente en forma de cruz, se levanta la cabeza, se acercan erguidos para ser signados; con la imposición en la cabeza, se acercan con la cabeza abajo, un signo muy interesante para mostrar nuestra humildad y pequeñez ante la misericordia de Dios. A Él nos acercamos no para exigir, sino para pedir, como el leproso del evangelio: “Señor, si quieres, puedes curarme”. Seguimos con la Palabra de Dios. Esta en sí misma no es un signo, es la presencia viva del Señor. En la Cuaresma, la Palabra se convierte de manera especial en luz de nuestros pasos. Por eso el llamado a intensificar su lectura y meditación que nos ayude a descubrir lo que Dios nos está diciendo en estos tiempos de prueba. Pasamos luego a las expresiones de nuestros deseos de conversión: la limosna, la penitencia y el ayuno. Estos sí que nos permiten entender la compasión del Padre del cielo hacia nosotros sus hijos. A través de estas realidades, para tantos dolorosas, ya que están en estado permanente de ayuno, de abstinencia y penitencia, pues no tienen ni siquiera dónde dormir ni qué comer, al tomar conciencia de estas realidades y ser compasivos como Dios, el llamado es a

ser a austeros, solidarios, generosos y misericordiosos a través de las obras de caridad. No puede faltar en la Cuaresma el sacramento de la misericordia, el sacramento del perdón. Nos acercamos al sacerdote para recibir el perdón de los pecados y hacer delante suyo el compromiso de no volver a pecar. Es el llamado a la reconciliación con Dios, con los hermanos y con la naturaleza. En la encrucijada de la pandemia, llega la vacuna contra el coronavirus. Prácticamente coincidió su llegada con el inicio de la cuaresma. Desde la fe un mensaje, basado en la misma Palabra de Dios: “el que persevere hasta el fin se salvará”. Así es, la vacuna surge como un signo de esperanza para seguir nuestro camino en este mundo, con entusiasmo. No todo estaba acabado, todo saldrá bien. ¿Acaso no fue ese el anuncio constante de Jesús a sus discípulos, que al final no comprendían?: “él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas y ser matado y resucitar al tercer día” (Mt., 16, 21). Ahora sentimos de nuevo el llamado a la esperanza en la acción misericordiosa del Señor que no nos abandona. El Papa Francisco, el miércoles de ceniza, decía que “la Cuaresma es el camino del retorno a Dios”. Es el camino para el encuentro con el Resucitado. Es el camino para llegar a la meta de la vida nueva, movidos por la esperanza que no defrauda. Estemos atentos al llamado que nos hace Dios a ser mejores, a estar con él, a disponernos para el encuentro definitivo con Dios, a renovar la fe, la esperanza y el amor.


Santiago de Cali, Marzo de 2021

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Para reflexionar

Volver al Señor es volver al encuentro con el hermano que sufre Por: Diácono Jáminton García Anizares

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ivimos tiempos verdaderamente difíciles, la pandemia del covid-19 golpea a la humanidad, la violencia sigue desangrando los territorios rurales y urbanos. Estos tendrían que ser tiempos de solidaridad con el hermano que sufre, con el desfavorecido; esta Cuaresma es un llamado a salir de nuestra zona de confort, a no reducir nuestra fe a un mero formalismo o a un código moral de conducta, sino a hechos concretos que naces del corazón. El profeta Joel (2,12-18) nos hace un llamado fuerte: “Vuelvan ahora a Mí de todo corazón, con ayuno, con llanto, con luto…”. Es necesario por tanto vivir esta Cuaresma con actos concretos, fruto de volver nuestra vida a Dios. Ayuno, llanto y luto, que viven cientos de hermanos nuestros incluso antes de la pandemia,

ORACIÓN EN ACCIÓN DE GRACIAS Gracias Señor, por la vida, por la salud, por la familia, por el hogar, por el trabajo, por los alimentos, por la bendición de cada día. Bendice Señor a mis amigos y mis enemigos, porque ellos también necesitan de ti. El tiempo de Cuaresma nos llama a ser solidarios con el prójimo

comunidades olvidadas que viven en la angustia de no saber si habrá pan en sus mesas, si vendrán a sacarlos de sus casas en las noches. Volver al Señor en esta Cuaresma debe ser vol-

ver nuestra atención sobre los desposeídos, los que han sido silenciados. El hermano es nuestra Cuaresma, es el lugar donde vuelvo a Dios, donde empieza la verdadera conversión.

Te ruego Señor por aquellos que sufren y te pido Padre paz para el mundo entero. Amén

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Asistiendo los últimos momentos de Monseñor Juan Francisco Sarasti Jaramillo Por: Pbro. Jaiver Antonio Perez, M.I Capellán de la Clínica Imbanaco

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n el paso por este mundo nunca imaginamos que experiencias vamos a tener ni de que índole. El pasado 25 de febrero en las horas de la mañana fui comunicado, por diferentes entes, para asistir en mi tarea como Capellán de la clínica Imbanaco a un paciente de la habitación 701 con el nombre de Juan Francisco Sarasti Jaramillo, reconocido en la sociedad como Monseñor Sarasti. He asistido a muchas personas en final de vida, con diferentes patologías, en medio de sufrimientos y otros no tanto, pero asistir a una persona que irradia santidad muy poco, por no decir que nunca; o al menos no en esta magnitud. No siendo digno, he recibido esta gran

Elevemos una oración por el eterno descanso de Monseñor Juan Francisco Sarasti J.

alegría, este honor, de ver como un hombre de Dios abandona su cuerpo mortal después de años de enfermedad y ahora con las condiciones que nos ha puesto este tiempo de pandemia; dejando en su lecho

un ambiente de paz y armonía, un rostro rejuvenecido y embellecido digno de contemplación y esperanza suspendidos en el tiempo. Comparto estas palabras para todas aquellas personas que co-

nocieron la vida familiar y ministerial de monseñor Sarasti y que no pudieron estar junto a él en sus últimos momentos, para que no olviden que compartieron la vida con un hombre de Dios.


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Región

Santiago de Cali, Marzo de 2021

Homilía en las Exequias de Monseñor Juan Francisco Sarasti Jaramillo, Arzobispo Emérito de Cali Santiago de Cali, febrero 27 de 2021

“Hoy nuestro hermano y padre Obispo Juan Francisco, nos dice desde el Cielo: ‘Qué bien se está aquí’”

Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo” (Jn 17,24). Con esta súplica de Jesús, elevando sus ojos al cielo, en su Oración Sacerdotal, entreguemos también nosotros, juntos como Iglesia, el alma y el ser espiritual de nuestro hermano, el Obispo Juan Francisco. Este ofertorio o presentación de la ofrenda de toda una existencia en la fe y en el ministerio sacerdotal, no es un acto externo nuestro, una formalidad religiosa exequial: fue la actitud interior que definió al ser humano, al creyente y pastor, ante cuyas cenizas estamos hoy. Un ofertorio que lo llevó al Altar del Sacrificio, no solo como sacerdote que presidió la Santa Eucaristía, sino como discípulo del Crucificado, que comió del Pan que es “su Cuerpo, entregado por nosotros “, y bebió del cáliz de su Sangre, derramada por nosotros y por muchos, para el perdón de nuestros pecados”. Este sacerdocio martirial, lo vivió nuestro hermano, en la experiencia de su entrega pastoral tan generosa y “con olor a oveja”, y lo testimonió, como discípulo crucificado con Cristo, en la prueba de la adversidad inclemente y de la enfermedad más agobiante. Ni una ni otra lograron doblegar su espíritu juvenil de gozo en el alma, de querer caminar con su Iglesia, con su pueblo y con sus pastores. Estar enfermo, con el mal de Par-

kinson, con sus síntomas de temblor, rigidez, pérdida del equilibrio y lentitud de movimiento, no le impidió ser el pastor andariego, el más entusiasta participante y el más fiel acompañante de todos, en las alegrías, las tristezas y los eventos eclesiales. Hoy ha concluido su peregrinación y ahora su vida inquieta, su alma hermanada con todos y su inteligencia brillante, están en la patena de esta misa exequial y en las manos de Jesús que recibe su espíritu y lo hace sentarse con Él junto al Padre Dios. “Que el amor que me tenías desde siempre, Padre, esté con ellos, como también yo estoy con ellos”, concluye Jesús en el trozo evangélico proclamado. Esta consideración sobre el alma y el ser que ahora vive nuestro hermano Juan Francisco, a la luz del Evangelio, pasa del ofertorio a la acción de gracias eucarística. En el prefacio y en la plegaria, que cantan la gratitud del alma y la consciencia de sí misma que tiene la Iglesia, cada uno de nosotros, de los miembros de su familia consanguínea, del colegio de los obispos, de la sociedad de los Eudistas, de los presbiterios y feligresías en Cali, Ibagué y Barrancabermeja, cada persona bendecida con su vida y ministerio, podría decirlo: “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, Señor”. Muchas, muchísimas almas lo estarán diciendo en la memoria de su corazón. Recojo, sobre todo, el agradecimiento silencioso de quienes encontraron en él el perdón de Dios en el sacramento de la confesión. Fue ejemplar y asiduo al exigente ministerio del confesionario, aún en sus años de enfermedad.

Recojo también la imagen agradecida del padre y el Obispo Sarasti, estampada en las gentes del Distrito, dando inicio y aliento a numerosas parroquias. Su sensibilidad social lo hizo afianzar las nacientes obras del Banco de Alimentos y de la Lumen Gentium, esta última con el concurso y padrinazgo de los Eudistas y de la Universidad Uniminuto. ¡Cuánta gratitud! Estos pocos trazos testimoniales, que recojo en esta homilía, nos ayuden a trascender este final de la vida del arzobispo emérito Juan Francisco, incluyéndolo en los misteriosos designios del Señor. Sumado al duelo mundial, nacional y eclesial, por las víctimas de esta pavorosa pandemia, su ciclo vital concluye en las condiciones que los protocolos han determinado. Aún con su muerte, Monseñor Sarasti se ha unido al duelo y angustias de tantas gentes, de una humanidad herida por el miedo al contagio y afectada por los efectos del virus. Como nos lo dirá la Palabra de Dios en la liturgia del segundo domingo de Cuaresma, “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él?” (Rm 8, 32). Nada podrá separarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro (Rm 8, 32.39). Como a sus atribulados y desconcertados discípulos, ante el anuncio de la pasión y muerte en la cruz, Jesús nos conduce al Tabor de su Resurrección y filiación divina, para transfigurar la tristeza y el miedo en esperanza y valor. Como Pedro, ante la Luz Perpetua de la Gloria del Padre y de Jesús, hoy nuestro hermano y padre Obis-

po Juan Francisco, nos dice desde el Cielo: “Qué bien se está aquí”. Así lo percibió y me lo escribió el sacerdote Capellán de la clínica de Imbanaco, padre Jaiver Pérez Tequia, quien lo asistió, con la Unción de los enfermos y vió sus últimos instantes: “expiró hace unos instantes y quedó muy sereno, reflejando en su rostro paz y santidad”. En esta Iglesia Catedral, donde reposarán sus restos junto a los pastores difuntos de esta Iglesia particular de Cali, el recuerdo y la plegaria por este pastor nos hagan sentir cumplida la promesa de Jesús: “Estén seguros que yo estaré con ustedes, día tras día, hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). Sientan esta presencia de Cristo Vivo y de su amado pariente, Monseñor, especialmente ustedes, familias Sarasti Jaramillo y demás familiares. Lo sientan también quienes le estuvieron tan cercanos en el cuidado diario, sacrificado, como Dalila Aguirre, su colaboradora y ama de casa, afectada también ahora del covid; los conductores, custodios y acompañantes personales. Su secretaria María Eugenia Rueda y tantas personas caras y cercanas a su corazón. A Dalila toda nuestra gratitud y nuestros votos por su pronta recuperación. Garantía y prenda hermosa de esta presencia sea siempre la bienaventurada Virgen Maria, Nuestra Señora de Los Remedios. Junto a Ella, en este año 2021, dedicado a San José, nos aliente a vivir y a anhelar una muerte como la suya: ¡acompañados y asistidos por Jesús y con María! Así sea. +Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali


Santiago de Cali, Marzo de 2021

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Excelentísimo Monseñor Juan Francisco Sarasti Jaramillo, Arzobispo emérito de Cali (Q.E.P.D) (30 de julio 1938 – 25 de febrero 2021) Por: Pbro. Jaime Humberto Ramos Escobar Canciller de la Arquidiócesis de Cali

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l Excelentísimo Monseñor Juan Francisco Sarasti Jaramillo, nació en Cali, Valle del Cauca, el 30 de julio de 1938. Tenía 82 años cumplidos. Sus padres fueron el señor Francisco Sarasti Aparicio y la señora Esther Jaramillo de Sarasti. Fue el mayor de cuatro hermanos. Realizó sus estudios de primaria en el colegio San Luis Gonzaga; los estudios de secundaria en el Seminario Menor de la entonces Diócesis de Cali; en 1959 ingresó a la congregación de los padres Eudistas; obtuvo la licenciatura en filosofía en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y, posteriormente, la licenciatura en Sagrada Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Recibió la ordenación Presbiteral el 30 de marzo de 1963 en la ciudad de Roma a la edad de 23 años. Tenía 57 años de ministerio sacerdotal y 42 de episcopado. Inició su vida ministerial como Prefecto de estudios y profesor en el Seminario de la ciudad de Pasto; en 1968 fue maestro de novicios de su Congregación; de 1969 a 1970 fue Consejero General de la Congregación de los padres Eudistas; de 1971 a 1974 fue Rector del Seminario de Santa Rosa de Osos; de 1975 a 1978 fue secretario del Departamento de Seminarios y Vocaciones del SPEC. El 8 de marzo de 1978, el papa Pablo VI lo nombró Obispo titular de Egara y Auxiliar de Cali. Recibió la consagración episcopal el 6 de mayo de 1978 a la edad de 39 años. El 23 de diciembre de 1983, el papa Juan Pablo II lo nombró Obispo de Barrancabermeja. El 25 de marzo de 1993, fue nombrado Arzobispo Metropolitano de Ibagué. El 17 de agosto de 2002, asumió el oficio de Arzobispo Metropolitano de Cali, como sucesor del asesinado Mons. Isaías Duarte Cancino. Quienes tuvieron la fortuna de conocerlo, primero como sacerdote y, luego, como obispo, no dudan en afirmar que fue un buen pastor. Un hombre de profunda fe, de servicio con amor, de fuerza decidida. Sencillo, sabio, pruden-

“Siendo emérito se caracterizó por participar en toda actividad o celebración eclesial en la que podía hacerse presente”

te, infatigable, dedicado, alegre, cercano, amigo. Realmente fue un padre, buen padre, padre de todos. Durante su vida episcopal y su paso por las distintas iglesias particulares de las que fue padre y pastor, se le recuerda con profunda gratitud por su vida, su testimonio, su acompañamiento, sus iniciativas y sus obras. Curiosamente, en su propio pontifical anotaba, con sumo cuidado, las consagraciones episcopales en las que participó, y las ordenacio-

nes presbiterales y diaconales que confirió, distinguiéndolas con diferente color. De los datos allí contenidos es fácil estimar que durante su episcopado ordenó alrededor de 130 presbíteros. Por razón de sus quebrantos de salud, renunció a la sede de Cali en mayo de 2011. En los últimos años residió en su casa bajo el cuidado de los suyos y la cercanía y aprecio de tantos feligreses, religiosas, religiosos y sacerdotes. Siendo emérito se caracterizó

por participar en toda actividad o celebración eclesial en la que podía hacerse presente encontrando siempre acogida, admiración y cuidado entre aquellos con quienes compartía. La cruz de la enfermedad doblegó su cuerpo, pero enalteció y fortaleció su espíritu. Monseñor Juan Francisco Sarasti Jaramillo entregó su alma a Dios, en el centro médico Imbanaco en Santiago de Cali, el jueves 25 de febrero de 2021 a las 10:30 de la mañana. El padre capellán que le administró la Unción expresó: “Quedó muy tranquilo. Con un rostro de santidad y paz” (Jaiver Antonio Pérez Tequia, M.I.). El padre Armando Carabalí Sierra, de la Arquidiócesis de Cali, compuso una décima en honor a monseñor Juan Francisco Sarasti Jaramillo que con la que logra resumir la semblanza de aquel a quien despedimos con tristeza y confiamos al Señor con esperanza: Ya contempla gloria eterna, Juan Francisco, el Monseñor, quien trasparentó en la tierra la imagen del Buen Pastor. Impecable en la Liturgia; con su homilía magistral; sus frutos hoy dan muestra de su labor pastoral. Buen legado el que nos deja, lo debemos perpetuar.

Sus cenizas reposan en la cripta de los Arzobispos en la Catedral de Cali

El Arzobispo, el Obispo Auxiliar, los Sacerdotes del Presbiterio de Cali, la congregación de los Padres Eudistas y la familia Sarasti Jaramillo, lamentamos profundamente su partida de entre nosotros. “Paz para su alma”


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Lo que celebramos

Santiago de Cali, Marzo de 2021

Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2021 «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén...» (Mt 20,18). Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad.

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ueridos hermanos y hermanas: Cuando Jesús anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para cumplir con la voluntad del Padre, les revela el sentido profundo de su misión y los exhorta a asociarse a ella, para la salvación del mundo. Recorriendo el camino cuaresmal, que nos conducirá a las celebraciones pascuales, recordemos a Aquel que «se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2,8). En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo la luz de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las decisiones de quien desea seguir a Cristo. El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante. La fe nos llama a acoger la Verdad y a ser testigos, ante Dios y ante nuestros hermanos y hermanas. En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia nos transmite de generación en generación. Esta Verdad no es una construcción del intelecto, destinada a pocas mentes elegidas, superiores o ilustres, sino que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de que nosotros mismos seamos conscientes de ello. Esta Verdad es Cristo mismo que, asumiendo plenamente nuestra humanidad, se hizo Camino —exigente pero abierto a todos— que lleva a la plenitud de la Vida. El ayuno vivido como experiencia de privación, para quienes lo viven con sencillez de corazón lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su cumplimiento.

Vivamos una Cuaresma de caridad

Haciendo la experiencia de una pobreza aceptada, quien ayuna se hace pobre con los pobres y “acumula” la riqueza del amor recibido y compartido. Así entendido y puesto en práctica, el ayuno contribuye a amar a Dios y al prójimo en cuanto, como nos enseña santo Tomás de Aquino, el amor es un movimiento que centra la atención en el otro considerándolo como uno consigo mismo (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 93). La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (cf. Jn 14,23). Ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones —verdaderas o falsas— y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero «lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14): el Hijo de Dios Salvador. La esperanza como “agua viva” que nos permite continuar nuestro camino La samaritana, a quien Jesús pide que le dé de beber junto al pozo, no comprende cuando Él le dice que podría ofrecerle un «agua viva» (Jn 4,10). Al principio, naturalmente, ella piensa en el agua material, mientras que Jesús se refiere al Espíritu Santo, aquel que Él dará en abundancia en el Misterio pascual y que infunde en nosotros la esperanza que no defrauda. Al anunciar su pasión y muerte Jesús ya anuncia la esperanza, cuando dice: «Y al tercer día resucitará» (Mt 20,19). Jesús nos habla del futuro que la misericordia del Padre ha abierto de par en par. Esperar con Él y gracias a Él quiere decir creer que la historia no termina con nuestros errores, nuestras violencias e injusticias, ni con el pecado que crucifica al Amor. Significa saciarnos del perdón del Padre en su Corazón abierto. En el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación. El tiempo de Cuaresma está hecho para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la maltratamos (cf.

Carta enc. Laudato si’, 32-33;43-44). Es esperanza en la reconciliación, a la que san Pablo nos exhorta con pasión: «Os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20). Al recibir el perdón, en el Sacramento que está en el corazón de nuestro proceso de conversión, también nosotros nos convertimos en difusores del perdón: al haberlo acogido nosotros, podemos ofrecerlo, siendo capaces de vivir un diálogo atento y adoptando un comportamiento que conforte a quien se encuentra herido. El perdón de Dios, también mediante nuestras palabras y gestos, permite vivir una Pascua de fraternidad. En la Cuaresma, estemos más atentos a «decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian» (Carta enc. Fratelli tutti [FT], 223). A veces, para dar esperanza, es suficiente con ser «una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia» (ibíd., 224). En el recogimiento y el silencio de la oración, se nos da la esperanza como inspiración y luz interior, que ilumina los desafíos y las decisiones de nuestra misión: por esto es fundamental recogerse en oración (cf. Mt 6,6) y encontrar, en la intimidad, al Padre de la ternura. Vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas” (cf. Ap 21,1-6). Significa recibir la esperanza de Cristo que entrega su vida en la cruz y que Dios resucita al tercer día, “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una razón de nuestra esperanza” (cf. 1 P 3,15). La caridad, vivida tras las huellas de Cristo, mostrando atención y compasión por cada persona, es la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza. La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por este motivo, sufre cuando el otro está angustiado: solo, enfermo, sin

hogar, despreciado, en situación de necesidad… La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión. «A partir del “amor social” es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos» (FT, 183). La caridad es don que da sentido a nuestra vida y gracias a este consideramos a quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo, hermano. Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad. Así sucedió con la harina y el aceite de la viuda de Sarepta, que dio el pan al profeta Elías (cf. 1 R 17,716); y con los panes que Jesús bendijo, partió y dio a los discípulos para que los distribuyeran entre la gente (cf. Mc 6,30-44). Así sucede con nuestra limosna, ya sea grande o pequeña, si la damos con gozo y sencillez. Vivir una Cuaresma de caridad quiere decir cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de COVID-19. En un contexto tan incierto sobre el futuro, recordemos la palabra que Dios dirige a su Siervo: «No temas, que te he redimido» (Is 43,1), ofrezcamos con nuestra caridad una palabra de confianza, para que el otro sienta que Dios lo ama como a un hijo. «Sólo con una mirada cuyo horizonte esté transformado por la caridad, que le lleva a percibir la dignidad del otro, los pobres son descubiertos y valorados en su inmensa dignidad, respetados en su estilo propio y en su cultura y, por lo tanto, verdaderamente integrados en la sociedad» (FT, 187). Queridos hermanos y hermanas: Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar. Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre. Que María, Madre del Salvador, fiel al pie de la cruz y en el corazón de la Iglesia, nos sostenga con su presencia solícita, y la bendición de Cristo resucitado nos acompañe en el camino hacia la luz pascual. Roma, San Juan de Letrán, 11 de noviembre de 2020, memoria de san Martín de Tours. Francisco


Santiago de Cali, Marzo de 2021

Lo que celebramos

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Semana Santa 2021

En la presencialidad o virtualidad, vivamos la Semana Santa con fe y devoción

Por: Pbro. Germán Martínez R. Vicario Episcopal de Educación

N

o nos reunimos en Semana Santa para asistir a algo que nada tiene ver con nosotros, al contrario, nos congregamos en esos días santos, domingo 28 de marzo a domingo 4 de abril para celebrar, participar y entrar en el misterio central de nuestra fe: Cristo resucitado, vencedor del pecado y la muerte. • Domingo de Ramos: El “sentido de ese día” está en la monición inicial que trae el Misal: “Queridos hermanos: Ya desde el principio de la Cuaresma nos venimos preparando, por medio de la oración y de la penitencia, para las celebraciones pascuales. Hoy, cercana ya la Noche Santa de Pascua, nos disponemos a inaugurar las fiestas de la Muerte y Resurrección de Jesucristo, y lo hacemos conmemorando su entrada en la ciudad santa de Jerusalén, entrada que simboliza ya su llegada victoriosa al reino del cielo después de la resurrección. Que esta celebración y los demás actos que celebraremos durante la Semana Santa nos ayuden a acompañar a Jesús participando de su cruz, para que tengamos también parte en el triunfo de su resurrección”. Los signos: Cruz con ramos, triunfo del amor y de la paz. Signos de la pasión hoy: cadenas, desempleo, migrantes. • Misa Crismal: En las cuatro zonas pastorales de la Arquidiócesis, el Arzobispo y el Obispo Auxiliar van a presidir esta celebración en la que se bendice el óleo de los catecúmenos, el óleo de los enfermos

y se consagra el santo crisma. Los sacerdotes renuevan ese día sus promesas sacerdotales. Para que puedan participar también los feligreses será así: jueves 25 de marzo a las 10 de la mañana en la zona sur, parroquia Santa Teresa. A la misma hora, en la zona norte, parroquia Niño Jesús de Praga. El Lunes Santo, 29 de marzo, a las 10 de la mañana en la zona centro, la Catedral y a la misma hora en la zona oriente, Santuario de la Misericordia. • Jueves Santo: En la tarde tiene lugar la Misa vespertina en la Cena del Señor. Es la introducción al Triduo Pascual (viernes, sábado y domingo). Esta Misa vespertina del Jueves Santo es la profecía de lo que será el triunfo pascual que la Iglesia se dispone a celebrar con

especial solemnidad en la Noche Pascual. Los signos: el pan y el vino (ya que en este día se recuerdan los misterios de la institución de la Sagrada Eucaristía, del sacramento del Orden y del mandato del Señor sobre la caridad fraterna). El monumento, sobrio y digno a la vez, es un lugar para orar, contemplar y encontrarse con Cristo que entrega la vida por todos. La Hora Santa: es precisamente un espacio de oración, de escucha de la Palabra y de silencio personal. • Viernes Santo: Celebración de la Pasión del Señor. La entrada de los ministros en silencio, el altar desnudo, la postración del que preside, marcan la gran diferencia celebrativa de este día. Los signos: la genuflexión o inclinación de la

Incorporémonos al misterio pascual

cabeza, o la pausa de silencio al proclamar la Pasión según San Juan cuando se diga: y, reclinando la cabeza, entregó el Espíritu. Resaltar la oratio fidelium = oración de los fieles que en este día es solemne (precedida de un ministro que anuncia la intención por la que se ora y luego la intervención de quien preside). La veneración de la Cruz (una venia basta dadas las circunstancias del covid-19). Dado que no se permiten procesiones para evitar aglomeración transmitir un viacrucis o entregar un esquema de viacrucis para que la gente lo realiza en su propia casa sería muy pertinente). Lo mismo se puede hacer con la meditación de las Siete Palabras. • Sábado Santo: La madre de todas las Vigilias Santas como dice San Agustín en su sermón 219. Esta es la celebración principal y central del Año Litúrgico. Los signos: la fogata, el Cirio pascual, el pregón pascual, el canto del Aleluya que hace el presidente después de la lectura de romanos 6, 3-11, elevando cada vez más la voz (esto se ha olvidado y está en la carta circular sobre las fiestas pascuales de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del año 1988 n. 87). El agua, la Eucaristía solemne con flores abundantes, cantos, adornos, ornamentos vistosos. Las palabras iniciales de esta gran celebración dan el sentido fundamental: El sacerdote, después de encender el Cirio Pascual dice: la luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu. En esta gran celebración los creyentes se saludaban diciendo uno al otro: Cristo ha resucitado, y contestaban: verdaderamente ha resucitado. una Santa Pascua para todos.


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Región

Santiago de Cali, Marzo de 2021

En el Día de la Mujer, más que una felicitación necesitamos un compromiso real para nuestro empoderamiento

En el mes de la mujer, el compromiso debe ser el crear una sociedad más equitativa

Por: Adriana Lozada Dirección de Reconciliación y Paz Cali

Para mí, una mujer empoderada es aquella que es capaz de tomar decisiones, que se valora en todo sentido en lo laboral, como pareja, como persona. Una mujer empoderada es capaz de dar su opinión sin miedo a que sea discriminada”. Roxana Rosales del grupo El Vallado Cada jueves, Roxana hace sus quehaceres más temprano de lo acostumbrado, se alista junto a su pequeño hijo y se encamina a las tres de la tarde hacia el salón parroquial de San Ambrosio de Milán. Allí se encuentra con un grupo de 15 mujeres entusiastas y listas para vivir el taller preparado por la Dirección de Reconciliación y Paz de la Arquidiócesis de Cali, con cada tema, ella levanta su mano, aporta sus opiniones, reflexiona y comparte sus vivencias con otras mujeres para aprender de cada una, sanar las heridas, sobre todo, empoderarse para que junto a otras mujeres se pueda reducir la brecha de género, la inequidad, la desigualdad y disminuir los índices de violencia que sufren las mujeres, no solo en la ciudad, sino en el mundo entero. Precisamente el pasado mes de febrero el Papa Francisco pidió al mundo entero rezar por las mujeres que son víctimas de las diferentes violencias, para él, estas violencias

son una “degradación para toda la humanidad”, por ello pidió que sean protegidas por la sociedad y que su sufrimiento sea escuchado. La violencia contra las mujeres en todas sus formas es un grito al cielo. El Papa Francisco lo dijo varias veces: “Toda violencia infligida a la mujer es una profanación de Dios, nacido de una mujer. La salvación para la humanidad vino del cuerpo de una mujer: de cómo tratamos el cuerpo de la mujer comprendemos nuestro nivel de humanidad”. El pontífice señaló que “hoy, sigue habiendo mujeres que sufren violencia. Violencia psicológica, violencia verbal, violencia física, violencia sexual. Los testimonios de las víctimas que se atreven a romper su silencio son un grito de socorro que no podemos ignorar. No podemos mirar para otro lado.” Por tanto, el empoderamiento de las mujeres también es un compromiso y un deber de todos y la iglesia no es la excepción. El empoderamiento una ruta hacia el progreso de las mujeres Una de las formas más efectivas de acabar con las diversas violencias es garantizar el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos en que se desenvuelven en esta sociedad. Pero esta palabra “empoderamiento” asusta a más de uno y tergiversa su real significado, reduciendo equivocadamente el concepto a una constante pelea con los hombres con el fin de dominarlos. Realmente lo que las mujeres buscan a través del empoderamiento es una toma de conciencia de sus potencialidades, valores, destrezas y capacidades para lograr un cambio

personal y social hacia su participación y en el ejercicio del poder. Las mujeres necesitan ser reconocidas, satisfacer sus necesidades y sobre todo que sean respetados sus derechos, teniendo en cuenta que ellas siguen enfrentándose a la violencia, la discriminación, la marginalización y la exclusión a pesar de que la igualdad entre hombres y mujeres aparece en la carta de los derechos humanos, pero esto en realidad es letra muerta en el papel. El objetivo número cinco (5) de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas habla de “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, teniendo en cuenta que, para esta entidad, la igualdad de género y la ciudadanía paritaria es fundamental para garantizar el ejercicio pleno de los derechos humanos y esta se basa en la de la autonomía de las mujeres en la vida privada y pública. Además, expresa que la igualdad y empoderamiento de la mujer se basa en tres pilares: las capacidades de las mujeres para generar ingresos propios (autonomía económica); el control efectivo sobre su propio cuerpo (autonomía física); la plena participación femenina en las decisiones que afectan a sus vidas y a su colectividad (autonomía en la toma de decisiones). Mujeres empoderadas libres de violencia “He encontrado en el grupo un apoyo muy importante para creer más en mí, para sanar las heridas dejadas por una mala relación en la que estuve por años. Allí he aprendido a valorarme, a quererme, sobre todo, a descubrir mis habilidades y

potencialidades para ser una mujer emprendedora y ejemplo para mis hijos”. Afirma Yolanda, participante del proceso de empoderamiento ciudadano para la disminución de la violencia contra la mujer en el barrio Alto Menga. Como Roxana y Yolanda, 185 mujeres de los barrios Alto Menga, Floralia, El Vallado, Llano Verde, Unión de Vivienda Popular, Meléndez, Alto Jordán, Villa Luz, Valle Grande, El portal de Jamundí, participan en el proceso de empoderamiento ciudadano para la disminución de la violencia contra la mujer que lidera la Dirección de Reconciliación de la Arquidiócesis de Cali, que busca dar herramientas a las mujeres y sus comunidades para que puedan mitigar y reducir la violencia de género, incluida la doméstica, promover el liderazgo femenino en sus comunidades y de esta manera buscar su empoderamiento, ellas se hacen sentir en sus barrios y luchan por sus derechos. Las mujeres son la clave para el desarrollo de la sociedad, por ello, en este mes de la mujer, la reflexión va más allá de una simple felicitación por ser mujer, es de verdad, comprometerse a construir una sociedad más equitativa. Es un llamado fuerte al Gobierno local y nacional para que tome medidas radicales y positivas que compensen las desigualdades presentes en numerosas áreas de las vidas de las mujeres, erradicar definitivamente la violencia, garantizar la seguridad de las mujeres y de esta manera, construir una ciudad y un país más justo y resiliente.


Santiago de Cali, Marzo de 2021

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Región

Vacunarse es profundizar en el cuidado Por: Observatorio de Realidades Sociales Arquidiócesis de Cali

¿

Son las vacunas contra el covid-19 una esperanza en medio de una fuerte crisis económica, social y de salud pública, después de un largo año de pandemia, confinamientos y restricciones? Esta pregunta, que para algunos puede ser razonable responderla de manera afirmativa, para otros, en cambio, no lo es tanto. Si bien la vacuna se convierte en una de las más efectivas oportunidades para ganar inmunidad ante el virus, las del covid-19 aún no despiertan la suficiente confianza en gran parte de la población caleña y vallecaucana. Según la Organización Mundial de la Salud, las vacunas salvan cada año millones de vidas, ya que su función consiste en entrenar y preparar el organismo humano para combatir los virus y bacterias que afectan la salud. En lo que respecta al covid-19, hasta este 19 de febrero, ya se habían avalado y empezado a administrar siete vacunas, al tiempo que doscientas se encontraban en la fase experimental y sesenta en la fase clínica. Con todo, a pesar del entusiasmo generado por el desarrollo de vacunas, la OMS no deja de recomendar los cuidados básicos: el uso de tapabocas, el distanciamiento físico y el evitar aglomeraciones, esto como medidas preventivas para cuidar la salud. En otras palabras, si bien la vacuna supone un gran alivio, no es suficiente, pues dependemos también, en gran medida, del comportamiento social. Ahora bien, en estas circunstancias, llama la atención que muchas personas todavía sean renuentes a la posibilidad de vacunarse, más aún cuando los efectos secundarios graves y duraderos han sido más bien infrecuentes. A pesar de estas evidencias, en una ciudad como Cali, más del 57 % de la población dice no estar dispuesta a vacunarse. Entre sus razones se esgrimen la falta de garantías suficientes sobre su seguridad y eficacia, el poco tiempo del que se dispuso para experimentar con la vacuna o la idea de que se está experimentando con las personas. Otras causas están asociadas a la circulación de ca-

Requerimos de un esfuerzo de unidad que nos ayude a fortalecernos

denas de información que condicionan la percepción de la gente, incluso, hay quienes defienden teorías de la conspiración, en cuyo caso la pandemia y las vacunas son tan solo instrumentos de dominación. No hay que dejar de lado que, en medio del actual drama social y económico, muchas personas sienten y expresan el abandono de sus líderes, toda vez que no han respondido a los sentires y necesidades de sus gentes. Esto, indudablemente, se decanta en manifestaciones de desconfianza contra la institucionalidad y contra lo que esta promueva. Aquí habría una importante necesidad de tejer el vínculo, sobre todo con esas poblaciones más afectadas por la pobreza, el olvido y la indiferencia, más aún, en un momento cuando se requiere de un esfuerzo de unidad que nos ayude a fortalecernos ante la posibilidad de una tercera curva de contagios, como ya ha sido pronosticada por las autoridades de salud, en razón de una población que todavía es susceptible al virus. En estos duros momentos, también es razonable defender la necesidad de corresponder en confianza a los esfuerzos de científicos y profesionales de la salud, preocupados por hallar respuestas que salvaguarden la vida de millones de personas. La confianza es el elemento clave que nos permite encontrarnos bajo unos mínimos comunes de cooperación y cuidado de los unos por los otros. En este sentido, las dosis de la vacuna, que esperamos puedan llegar a más de 900.000 personas en la ciudad para lograr así la inmunidad de rebaño, son instrumentos para el cuidado,

particularmente de la población mayor, la cual es más vulnerable al virus. Sobre esto cabe decir que, el pasado 25 de febrero, murió monseñor Juan Francisco Sarasti, arzobispo emérito de Cali, a causa precisamente del covid-19. Con esto recordamos la importancia de no bajar la guardia en el cuidado común. De la mano con lo anterior, es impostergable que, tanto instituciones como ciudadanías, profundicemos en el cuidado social, sobre todo de las personas, familias y poblaciones que en la actualidad sufren a causa del hambre, el desempleo, la

violencia y la pobreza en Cali y su área metropolitana. Con ello también será importante que la ciudad se piense de cara a la posibilidad de desarrollar estudios en ciencia y tecnología, que nos permita proyectarnos como una ciudad preparada para asumir los desafíos del futuro. En suma, reconocer las diversas dolencias y trabajar en el marco de un enfoque integral será fundamental para el cuidado de todos y todas. P.D: registrar y actualizar los datos de los adultos mayores en el sistema de salud, para que reciban la vacuna, es una tarea que debemos cumplir con diligencia.

ORACIÓN POR LA SALUD Y LA SANIDAD Padre eterno, tu que das amor, bondad, paz y fortaleza. Santo Dios fiel y verdadero, mira a nuestros hermanos que desde el fondo de sus corazones gritan en desesperación por una guía. Tu eres el Dios de los milagros, que abre caminos en medio de la mar levantando al pobre y al necesitado. Te pedimos que tu gloriosa luz llene la vida a quienes te necesitan, de aquel que busca ansioso por una respuesta. Señor, da libertad, sanidad, quebranta el poder del enemigo. Saca a todos de cualquier desesperación, abre los ojos de los hijos para que acompañen a sus padres, y desecha toda división familiar. Sana a niños que estén sufriendo en los hospitales. Sana a aquellas personas que sufren de esta aflicción que peligra sus vidas. Especialmente en este día, te pedimos que nos des fuerza, entereza, paz y multipliques la alegría de la salud en todos. Ponemos todas estas peticiones ante ti Padre, en El Santo Nombre de tu Hijo, Jesús. Amén


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Educación

Santiago de Cali, Marzo de 2021

Casa Lumen, el nuevo magazín de UNICATÓLICA

El magazín se emitirá los jueves a las 7:30 p.m. por el canal regional Telepacífico

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i te apasionan los temas de orden cultural, comunitario, educativo y empresarial, a partir de marzo podrás disfrutar “Casa Lumen”, el magazín que UNICATÓLICA viene desarrollando para compartir, de manera ágil, dinámica y clara, una mixtura de información de primera mano, curiosidades, arte, entrevistas, perfiles, ciudad y vida institucional, con el público general del Suroccidente colombiano. Este programa de televisión, que se transmitirá los jueves a las 7:30 p.m. por el canal regional Telepacífico, presentará procesos y acciones propias de la Institución a través de vivencias, personas y lugares que inciden en la realidad de la ciudad y la región, historias de colaboradores, estudiantes, egresados, docentes y comunidades cobijadas por la proyección y la investigación universitaria. Para Marco Aurelio Aristizábal, director del Departamento de Comunicación y Divulgación Institucional y Mónica Palacios Echeverry, decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas, asumir la dirección general de este proyecto ha sido un reto interesante, pues, según la decana “es el primer programa de televisión de UNICATÓLICA, lo que significa una ventana social de la Universidad para la ciudad y para la región a través del canal Telepacífico. Es una oportunidad de comunicar, de forma muy fresca y espontánea, temas relevantes actuales, en un magazín informa-

tivo que busca resaltar los valores de la identidad y de la dignidad mediante notas, crónicas y reportajes sociales, culturales y educativos que motiven a las familias del Suroccidente colombiano, a nuestros estudiantes y colaboradores a conectarse cada semana, durante 30 minutos, con esta nueva propuesta televisiva”. La producción de “Casa Lumen” es una “experiencia muy bonita, vivificadora y enriquecedora”, así lo califica Víctor Manuel Letelier, profesor del Programa de Comunicación Social – Periodismo y realizador del magazín, quien asegura que “es como vivir nuevamente todas esas experiencias de las personas trabajando con comunidades, es ver cómo un ejercicio académico del pensar, se transforma en un ejercicio práctico de una realización social solidaria en una comunidad determinada, eso realmente es un ejercicio humanitario, de entender al otro en sus necesidades, en su riqueza cultural y espiritual”. “El aporte más importante de este programa televisivo lo encarnan las historias de vida que mediante testimonios de superación, realización y construcción social se mostrarán en cada edición del programa, en coherencia con la filosofía de dignificación que profesa UNICATÓLICA. Nos interesa mostrar los rostros de las gentes del Suroccidente del país urbano y rural, que cuenten sus relatos y experiencias, como los resultados de diversos proyectos comunitarios que traen soluciones de vida a niños, niñas y adolescentes, adultos mayores, jóvenes y adultos, como también de experiencias de emprendedores y emprendedoras líderes que

resaltan la imagen positiva de estos territorios. “Casa Lumen” es portavoz de la identidad Unicatólica que representa la dignificación humana profesada por monseñor Isaías

Duarte, y es voz de las gentes que rodean y hacen parte de nuestra Institución”, comentó la decana Palacios. Contacto: casalumentv@unicatolica.edu.co


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Santiago de Cali, Marzo de 2021

“Discípulos misioneros constructores de la civilización del amor” Por: Jaime David Alvarado Céspedes Coordinador Pastoral Juvenil Cali

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os tiempos adversos han sido siempre para la Iglesia, la oportunidad de evaluar su forma de servir al pueblo de Dios, las pastorales especializadas no son ajenas a dicha realidad, por ende, desde el mes de marzo del año 2020, la Pastoral Juvenil de la arquidiócesis de Cali ha iniciado un proceso de estructuración y reorganización desde el documento “civilización del amor” del CELAM y otros documentos que el magisterio de la Iglesia ha dedicado a la juventud. Queremos que la Pastoral Juvenil haga arder el espíritu que habita los corazones de la juventud caleña y sea punto de encuentro para las diversas comunidades y experiencias existentes en la ciudad. Esto nos ha llevado a comprender que una Pastoral Juvenil “consciente de sus problemas y los de la juventud” debe estar descentralizada y enfocada en los lugares donde debe ejercerse mayor acompañamiento y cercanía, razón por la cual el año 2021 será de vital importancia para encontrar los caminos que pretendemos que sean el rumbo de la PJ Cali. ¿Qué se viene? Desde la experiencia de redes sociales y la imagen propia de la Pastoral Juvenil tendremos la oportunidad de realizar el lanzamiento de nuestro nuevo logo, mismo que ha sido pensado desde las características fundamentales de la espiritualidad del joven caleño, un joven alegre, con muchos amigos, pero con una sed creciente del encuentro con Jesús Eucaristía en los diversos oratorios que existen en la ciudad. Por otra parte, tendremos una nueva experiencia denominada “proyecto K” que tiene como elemento fundamental recuperar algo de la experiencia “Kairos”

La Pastoral Juvenil continúa renovándose para llevar la Palabra a todos los jóvenes

que existió hace varios años en la diócesis y que tiene como objetivo fundamental abrir un espacio de encuentro con la persona adorable de Jesús. Un oasis en medio del desierto que podemos sentir muchos de los que servimos en diversos ámbitos, pero no tenemos espacios para recibir algo que nos recuerde que nuestra misión es ser puente para acercar jóvenes a Cristo y no a nosotros mismos. Tendremos de igual forma nuestras Eucaristías juveniles, formaciones, experiencias formativas, entre otras sorpresas que comienzan a salir a la luz. En cuanto al orden y estructura de la pastoral juvenil, comenzaremos algunos encuentros en las diversas zonas en las que está dividida nuestra diócesis, el plan será que existan equipos de trabajo conformados por los diversos grupos juveniles de cada zona, propiciando un trabajo mancomunado, ayudándonos a llegar a cada vez más jóvenes y darnos la consciencia de que en nuestra lucha no estamos solos, sino que tenemos cientos de jóvenes que como nosotros luchan para sacar adelante sus grupos juveniles y movimientos parroquiales. Les invitamos a todos a estar sú-

per pendientes de las convocatorias que haremos, quienes deseen darnos una mano para cumplir nuestro sueño de construir una “nueva civilización del amor” no dude en contactarnos por medio de nuestras redes sociales, nece-

sitamos del esfuerzo y la unión de toda nuestra iglesia de Cali en pro de la juventud. Oremos juntos por esta obra que solo pertenece al buen Dios que nos ama y necesita en todo momento.


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Amor Esponsal

Santiago de Cali, Marzo de 2021

Año de San José El Padre amado

Por: Vicaría para la Familia y la Cultura Fuente: www.vatican.va

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ecordemos que durante este año, el Papa Francisco ha invitado a la Iglesia a reflexionar sobre la persona de San José en el marco del ‘Año de la Familia’. Hoy descubriremos la característica del padre amado que se entrega totalmente a su familia y que instaura en la historia humana un modelo de afecto paternal. La grandeza de San José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el padre de Jesús. En cuanto tal, «entró en el servicio de toda la economía de la encarnación», como dice San Juan Crisóstomo [7]. San Pablo VI observa que su paternidad se manifestó concretamente «al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora que le está unida; al haber utilizado la autoridad legal, que le correspondía en la Sagrada Familia, para hacer de ella un don total de sí mismo, de su vida, de su trabajo; al haber convertido su vocación humana de

amor doméstico en la oblación sobrehumana de sí mismo, de su corazón y de toda capacidad en el amor puesto al servicio del Mesías nacido en su casa» [8]. Por su papel en la historia de la salvación, San José es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano, como lo demuestra el hecho de que se le han dedicado numerosas iglesias en todo el mundo; que muchos institutos religiosos, hermandades y grupos eclesiales se inspiran en su espiritualidad y llevan su nombre; y que desde hace siglos se celebran en su honor diversas representaciones sagradas. Muchos santos y santas le tuvieron una gran devoción, entre ellos Teresa de Ávila, quien lo tomó como abogado e intercesor, encomendándose mucho a él y recibiendo todas las gracias que le pedía. Alentada por su experiencia, la santa persuadía a otros para que le fueran devotos [9]. En todos los libros de oraciones se encuentra alguna oración a San José. Invocaciones particulares que le son dirigidas todos los miércoles y especialmente durante todo el mes de marzo, tradicionalmente dedicado a él [10]. La confianza del pueblo en san José se resume en la expresión “Ite

Padre en la ternura

ad Ioseph”, que hace referencia al tiempo de hambruna en Egipto, cuando la gente le pedía pan al faraón y él les respondía: «Vayan donde José y hagan lo que él les diga» (Gn 41,55). Se trataba de José el hijo de Jacob, a quien sus hermanos vendieron por envidia (cf. Gn 37,11-28) y que —siguiendo el relato bíblico— se convirtió posteriormente en virrey de Egipto (cf. Gn 41,41-44). Como descendiente de David (cf. Mt 1,16.20), de cuya raíz debía brotar Jesús según la promesa hecha a David por el profeta Natán (cf. 2 Sam

7), y como esposo de María de Nazaret, san José es la pieza que une el Antiguo y el Nuevo Testamento. El mundo necesita padres y madres como San José, capaces de comunicar no sólo la vida, sino también el afecto, el cariño y el compromiso con la familia. Es triste ver cómo algunos evaden su responsabilidad, quizás por miedo al fracaso o simplemente por un acto egoísta que no acepta la carga de otro. Podríamos entonces pregúntanos ¿Cómo asumimos esa responsabilidad amorosa en los hijos? ¿Cómo nos ven? ¿Se sienten orgullos de lo que hemos hecho en sus vidas? Que sea pues la oportunidad para asumir esta virtud de nuestro santo y responder a la necesidad perenne de la familia. ¡Animo! Aún hay tiempo.

Vicariato Apostólico de Guapi

Educación en época de pandemia Es urgente tomar este caso y poder darle vía libre para mejorar la formación de niños y jóvenes de esta zona.

Pbro. Ariel Viáfara Hurtado Párroco San Miguel Arcángel López de Micay

S

e avizora una luz de esperanza para el país con las vacunas que ya han comenzado a llegar para inmunizar a la población contra el coronavirus. Es alentador, además, que la curva de contagios y de muertes haya venido descendiendo las últimas semanas, aunque siga siendo alto el número de decesos en un país como este. Alegra que muchos sectores de la economía ya estén funcionando de manera corriente y que el acceso a bienes y servicios sea cada vez más favorable para la ciudadanía, cumpliendo todos los protocolos respectivos. Lo que sí preocupa es la situación de la educación. Hasta el momen-

La educación es prioridad

to no hay una ruta clara frente a la normalización de las clases en las instituciones educativas. No hay consenso entre el gobierno y los sindicatos. Hay discrepancia entre padres de familias y docentes. Se habla de alternancia y ya hay algunas entidades territoriales para dar inicio al proceso educativo durante el año 2021, pero muchas otras no disponen de esa misma dicha al no contar con las herramientas, instalaciones, equipos y elementos para

cumplir a cabalidad los protocolos exigidos para llevar a cabo esta actividad que tanto se necesita. Preocupante que a estas alturas muchas instituciones, sobre todo las de la Costa Pacífica ven muy lejana la posibilidad de volver a las aulas para poder avanzar en la formación de los niños y jóvenes. Es grave la situación porque el año lectivo 2020 fue prácticamente perdido. Los avances fueron muy pocos porque el desarrollo de las clases se realizó a través de actividades en cada, mediante ejercicios y lecturas a través de fotocopias ante la falta de herramientas y elementos para la virtualidad. Este año se ha iniciado de la misma forma y realmente de esta manera es imposible lograr un avance significativo en la educación. Esta manera de educar no suscita frutos pertinentes. En la Costa Pacífica caucana, donde desde el mes de agosto no se presenta ningún caso de covid-19 y donde fueron pocos los casos, se

podría establecer un plan de educación para darle solidez al proceso formativo en los estudiantes que necesitan acrecentar sus conocimientos para afrontar mejor la vida y la educación superior con mayores herramientas. Se requiere que la Secretaría de Educación del Cauca se pronuncie, estudie e instaure un plan de educación oportuno para que los alumnos no pierdan la oportunidad de seguir construyendo el conocimiento pero de una manera más productiva. De no establecerse una iniciativa para que las instituciones educativas ejerciten el proceso educativo en las aulas de clases, será un fracaso el año lectivo 2021, porque en esta zona no se cuenta con los elementos pertinentes para desarrollar clases virtuales. Es urgente tomar este caso y poder darle vía libre para mejorar la formación de niños y jóvenes de esta zona.


Santiago de Cali, Marzo de 2021

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Plan Pastoral

El Plan Pastoral sigue en el 2021 Por: Pbro. Omar Arturo López P. Vicario Episcopal de Evangelización

E

l creyente reconoce que todo tiempo es oportuno para visualizar el accionar de Dios en la historia de salvación, en las alegrías y tristezas siente su presencia y misericordiosa, habla a su corazón y guía los pasos de la Iglesia. Nuestra historia de salvación como Arquidiócesis de Cali ha tenido que pasar por un 2020 en medio de gran incertidumbre debido a la pandemia. Templos cerrados, toda la pastoral presencial detenida por meses, distancia del templo, sin reuniones grupales y catequesis virtual, pareciera que se hubiese detenido la pastoral, pero no ha sido así, aun en tiempos como los vividos, el Espíritu Santo nos ha abierto camino. Pudiéramos decir que ha sido un tiempo, una historia de aperturas, apertura a un espacio poco valorado como lo es la virtualidad y las redes sociales, apertura de los hogares como lugares de celebración, catequesis y pastoral, apertura de nuevas metodologías de formación pastoral y de caridad, apertura a una pastoral laical viva y animada, apertura a la creatividad. Nos corresponde ahora abrirnos a un nuevo año con lo particular de esta realidad en Colombia, entre picos de pandemia y el regreso sistemático a los templos, manteniendo los protocolos de bioseguridad pero con la conciencia que no podemos esperar a “que las cosas mejoren”, será mejor preguntarnos qué debemos mejorar nosotros. En esta realidad también debemos seguir adelante con nuestro plan pastoral arquidiocesano, este será el tercer año de implementación. Nuestro plan es la hoja de ruta que nos une sinodalmente a todas las instituciones y parroquias hacia los mismos objetivos. El plan que ha comenzado con gran energía en el 2019, ha seguido con sus restricciones en el 2020. Les propongo ver algunas líneas generales de cómo seguiremos caminando iluminados por la fuerza del Espíritu en este 2021. Pastoral del regreso El mundo entero está regresando a la presencialidad y nosotros no podemos ser la excepción. La Iglesia que es la comunidad de convocados necesita de la presencia, el templo es la casa

El Plan Pastoral arquidiocesano entra en su tercer año de implementación

de todos y el encuentro con los hermanos es parte de nuestro ser discipular. Con todas las medidas de bioseguridad queremos retomar la presencialidad en las celebraciones sacramentales, específicamente en la Eucaristía del domingo de la cual vivimos y tomamos nuestra identidad de creyentes. También necesitamos implementar la alternancia en la catequesis; que las casas católicas, pequeñas comunidades y movimientos apostólicos vuelvan a reunirse en el templo o en un lugar adecuado y seguro. Año de la familia y San José Dentro de las múltiples enseñanzas que nos dejó el 2020 resalto de manera significativa la función primordial de la familia. El confinamiento reveló sus valores y falencias. Aprovechando el año de la familia decretado por el santo Padre queremos iluminar, orar, acompañar y celebrar con los hogares. El dicasterio para la familia y los laicos nos ha propuestos unos temas específicos que hemos adaptado en nuestra Arquidiócesis. Marzo y abril: Kerigma en el hogar. Mayo y junio: Sanación de las familias. Julio y agosto: el valor de los adultos mayores. Septiembre: Los jóvenes y los desafíos de hoy. Octubre y noviembre: Vocación misionera y social de las familias. Retomar la asamblea pastoral y el kerigma La asamblea pastoral de servidores es el grupo de laicos reunidos para orar, discernir, planear, ejecutar y evaluar el accionar evangelizador de la parroquia y las instituciones; es el primer paso de implementación del plan pastoral. Queremos retomar las reuniones, motivar a las parroquias a constituirlas (las que nos han logrado hacerlo todavía), y convocar la

asamblea pastoral arquidiocesana que estará constituida por dos representantes de cada asamblea parroquial de toda la arquidiócesis de Cali. De igual manera, motivaremos a seguir anunciando el kerigma a toda la comunidad. Procesos formativos y ministerio de la mujer El Papa Francisco ha querido que fijemos nuestra mirada en el valor fundamental de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, para ello la Arquidiócesis de Cali constituirá este año la escuela de ministerios de la mujer. Así mismo, se seguirá intensificando los procesos formativos en las diferentes pastorales

especializadas sea de manera virtual, como en alternancia. “Abran las puertas a Dios y a la comunidad”. Con esta frase los motivo a seguir implementando nuestro plan pastoral, depende de toda la Iglesia particular que logremos alcanzar las metas trazadas buscando ser personas Eucarísticas, es decir, “hombres y mujeres que toman en serio su vida cristiana, que se sienten orgullosos de hacer parte de la Iglesia Católica, que asumen con entusiasmo su compromiso misionero, que son testigos en todo momento de la fe, de la esperanza y de caridad” (Plan pastoral arquidiocesano # 147).


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Actualidad

Santiago de Cali, Marzo de 2021

Celebración del Mes

FELIZ CUMPLEAÑOS

Solemnidad de la Anunciación del Señor 25 de marzo de 2021

MARZO Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali Marzo 15 Vega Plazas Nelson Homero Cantillo Ojeda Jaime Julio, O.P. Cañaveral Henao Daverson López Rodríguez Jose María Ramos Escobar Jaime Humberto Orozco Gómez Nelson Rodrigo González Galvis Carlos Andrés Londoño Aguirre Onésimo de Jesús Santamaría Vásquez Juan David Pérez Montoya Gabriel Jaime, S.J. Ospina Sánchez Diego Fernando Salgado Jose Ignacio Gallego Londoño José Over Mosquera Moreno Wiston Velásquez Valencia Omar Molina Cardona Jhon Jairo Rosero Patiño Carlos Hermes Rodríguez Díaz del C. Francisco José Tovar Ortiz Rafael

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ANIVERSARIO DE ORDENACIÓN

MARZO

Mons. Juan Francisco Sarasti Jaramillo 58 años de ordenación sacerdotal (Marzo 30 de 1963) Años de

Día Servicio Vásquez Zapata William Alberto Herrera Solís José Fernando, C.R. Ospina Arias Diego Fernando Vallejo Londoño Juan Carlos Rodríguez Díaz del C. Francisco José González Carrasquilla Álvaro Caicedo Velasco Bernardo Arturo Duitama Fonseca Omar Hernán Marin Triviño Edison Mosquera Moreno Wiston Cortes Peñuela Carlos Alexis Henao Masso Óscar Eduardo Marin Hernández Jesús Ernesto Rendón González Arbey Augusto Bermúdez Patiño Cesar Augusto De La Vega Óscar Hernán Fernández Ordoñez Héctor Fabio Jiménez Díaz Guillermo Segundo Millán Cardona Jorge Albeiro Montoya Florez Efraín Orozco Gómez Nelson Rodrigo

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“‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible’. María contestó: ‘Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’. Y la dejó el ángel” (Lc. 1, 35 - 38). La Solemnidad de la Anunciación se celebra nueve meses antes de la Navidad. Si se analiza la historia, María “no la tuvo fácil”. Ella estaba comprometida con José y ciertamente esta decisión de concebir al Hijo de Dios trajo inestabilidad. Tanto así que el justo José decidió repudiarla en secreto para que los dos no tuvieran muchos problemas. María, además, era joven y pobre, pero confiaba en la Providencia de Dios.

FALLECIMIENTOS

MARZO

Pbro. Correa Ortiz Guillermo Pbro. Ramón Rodríguez Pbro. Mejía Restrepo Luis Monseñor Isaías Duarte Cancino Pbro. Moreno Zuluaga José Oscar

Cada año la Iglesia celebra la Solemnidad de la Anunciación. Un día como hoy la historia de la humanidad cambió cuando María dio su “Sí” valiente a Dios, concibiendo desde aquel momento a Jesús y convirtiéndose en protectora del Niño que un día nacería y salvaría con amor al mundo.

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Por lo tanto, el Señor interviene y el ángel en sueños le habla a José, quien acepta el plan de Dios, obteniendo así el privilegio de ser padre de Jesús en la tierra y de formar la Sagrada Familia con María.


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