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ENCADI 2010 JORNADA DE ORACION

Vida Consagrada A la luz del Documento de Aparecida

"La vida religiosa femenina y masculina en su condición de consagrados, seguidores del mismo estilo de vida asumido por Cristo en su existencia histórica, está llamada a dar testimonio de la entrega de toda la vida al servicio de la misión" (DA 216).

Discípulos y misioneros de Jesús, en el Bicentenario X El Encuentro Catequístico Diocesano se realizó el 21 de agosto en Tres Algarrobos. Concurrieron catequistas de distintas comunidades de la diócesis. En su mensaje, el obispo Martín expresó: "El lema que ha sido elegido encierra los grandes temas de la marcha pastoral de nuestra Iglesia diocesana: DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE JESUCRISTO, como nos lo pide la Iglesia en esta Misión continental y permanente, PARA QUE EN EL BICENTENARIO LA PATRIA TENGA VIDA. Es una llamada a la conversión, para ser de verdad discípulos, y en este camino llegar a asumir la condición de misioneros, que anuncien a los hermanos la Buena Noticia de Jesús, y así nuestra patria, que está cumpliendo sus doscientos años de existencia civil, reciba la vida verdadera".


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ACTUALIDAD DIOCESANA Bragado - San Martin de Porres

CARTA DEL OBISPO

La Colecta de Cáritas 2010 y la generosidad del cristiano

En misión permanente: admisión de monaguillos

Queridos hermanos: El pasado mes de junio se realizó en todo el país la COLECTA NACIONAL DE CARITAS, y en nuestra diócesis, el aporte de los fieles recogido en las parroquias alcanzó la cantidad de pesos 226.000, un 12 % superior a lo recogido el año anterior. Como sabemos, un tercio de la cantidad reunida en cada parroquia se envía a CARITAS NACIONAL, un tercio corresponde a CARITAS DIOCESANA y el tercio restante se destina a CARITAS PARROQUIAL del lugar. Permítanme dos reflexiones sobre el significado y el alcance de este gesto, que es la limosna que se pide a los cristianos en esta fecha, y cuya importancia es tan grande. No es sin embargo la única vez en el año que se realiza en la Iglesia una acción solidaria de esta naturaleza, pues, como veremos más adelante, otras causas grandes e importantes para la vida cristiana reclaman también la generosidad atenta de los fieles. En primer lugar, y lo hemos dicho muchas veces en los encuentros diocesanos y vicariales, la misión de CARITAS es la de expresar la caridad solidaria de nuestros fieles para con sus hermanos necesitados. Ello, desde la propia fe y el ejercicio de la generosidad, fruto del esfuerzo personal y de las familias, privándose incluso de algo para acudir en ayuda de nuestros hermanos. Por eso, CARITAS no puede limitarse a anunciar una colecta y recaudar lo que es ofrecido, disponiendo su empleo en acciones solidarias y asistenciales, sino que DEBE fomentar en los cristianos la generosidad, proponiéndoles una consideración atenta y constante, que no se limite a este solo día de la Colecta. CARITAS contribuye así a la formación de la conciencia de nuestros fieles, estimulándolos a ser generosos, y a mantenerse siempre, toda la vida, en esta disposición, colaborando en forma habitual con las iniciativas que busquen ayudar a los más pobres. Se trata entonces de una tarea permanente, contando con un espacio específico en la catequesis inicial y en la formación continua de los fieles (predicación, conferencias, talleres, cursos), y que de manera especial se debe ofrecer a las comisiones de CARITAS PARROQUIAL y a los voluntarios y colaboradores. Solamente a partir de esta tarea de formación cristiana para la caridad, la actividad de CARITAS reflejará verdaderamente el sentido de comunión que debe animarla. Entonces, la Colecta no será una ocasión puntual, a la cual se acude de forma rutinaria y por costumbre, sino la cumbre, con valor testimonial, de una preocupación compartida por la comunidad entera, y que no se detiene nunca. En segundo lugar me voy a referir a la generosidad demostrada en la Colecta. Es verdad que no se puede evaluar el fruto de la Colecta en términos materiales, solamente, según el importe recaudado o la mayor o menor cantidad aportada por una u otra parroquia. El fruto principal es espiritual: la generosidad del cristiano. Pero corresponde hacer un llamado a todos nuestros hermanos y hermanas para que, aprovechando la oportunidad de la Colecta, se esfuercen por ofrecer una contribución generosa, también en términos materiales. Al considerar el resultado de la Colecta 2010, como decíamos, el aumento fue de un 12 %, respecto de 2009; pero la inflación en nuestro país fue mayor. Aún así, nuestra diócesis podría ofrecer una contribución más importante. Con una población de bautizados que alcanza a unos 380.000 habitantes, si el aporte por persona fuera de UN PESO, el resultado de la Colecta hubiera sido superior en más de un tercio a los valores del corriente año. Quiere decir que muchas personas han sido generosas, y han hecho sin duda importantes entregas para la Colecta, pero que no todos los fieles se hicieron presentes con su colaboración. Esta misma reflexión podemos hacerla a propósito de las demás oportunidades en que la Iglesia se dirige a sus miembros, invitándolos a ser generosos para las obras diocesanas y de la misma Iglesia Universal. Espero, pues, que así como nos alegramos en la confesión de nuestra fe y en la comunión de los sacramentos, tomemos mayor conciencia de nuestro deber de contribuir, con la generosidad de nuestro aporte económico, a la obra evangelizadora, al ejercicio de la caridad, a la formación de los fieles y ministros, al sostenimiento del culto, a la misión, y a todo lo que hoy día requiere la Iglesia para cumplir el mandato de Jesucristo. Con mucho afecto, los saluda y bendice,

X El sábado 14 de agosto en la eucaristía de las 18:30, luego de la procesión en honor a san Tarsicio en la plaza Eva Perón: Juan Schachner, Manuel Díaz, Lucas García, Constanza, Valentina y Milagros fueron admitidos en forma oficial a integrar parte del Grupo de Monaguillos de la Parroquia San Martín de Porres. Luego los aspirantes fueron revestidos con alba y cíngulo, tarea en la cual participaron sus familiares. Finalizado este acto, el padre Liborio celebró el rito de renovación del compromiso y promesas de los monaguillos y luego bendijo e impuso las cruces a los acólitos. Posteriormente, se bendijo una cruz procesional y portaciriales, elementos litúrgicos que fueran donados por los monaguillos y jóvenes de la parroquia, Recordamos las palabras de Su Santidad Benedicto XVI dirigida a más de 50000 monaguillos el día 4 de agosto de este año en Roma: «Queridas y queridos monaguillos: Me dirijo a ustedes, aquí presentes, y por medio de ustedes a todos los monaguillos del mundo. Sirvan con generosidad a Jesús presente en la Eucaristía. Es una tarea importante que les permite estar muy cerca del Señor y crecer en una amistad verdadera y profunda con él. Custodien celosamente esta amistad en su corazón como san Tarsicio, dispuestos a comprometerse, a luchar y a dar la vida para que Jesús llegue a los hombres. También ustedes comuniquen a todos el don de esta amistad, con alegría, con entusiasmo, sin miedo, para que puedan sentir que ustedes conocen este Misterio, que es verdad y que lo aman». Coronel Charlone - Sagrado Corazón de Jesús

+ Martín, obispo de Nueve de Julio

INTENCIONES PARA ORAR EN EL 2010 Propuestas por el Santo Padre Benedicto XVI General: Para que en las regiones menos desarrolladas del mundo el anuncio de la Palabra de Dios renueve el corazón de las personas, alentándolas a ser protagonistas de un auténtico progreso social. Misionera: Para que abriendo el corazón al amor, se ponga fin a tantas guerras y conflictos que aún ensangrientan el mundo.

Ceferino, hijo de Dios y hermano de todos X La comunidad de Coronel Charlone recordó al beato Ceferino Namuncurá, bajo el lema «Ceferino, hijo de Dios y hermano de todos». El 26 de agosto se realizó una procesión con la imagen del beato desde el oratorio hasta la capilla Sagrado Corazón de Jesús. Posteriormente, se celebró la Santa Misa y los fieles pudieron venerar las reliquias del beato. En los días previos, del 23 al 25, se rezó el santo rosario en el oratorio.


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VIDA CRISTIANA CLAUSURA DEL AÑO SACERDOTAL

Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote Segunda entrega del Mensaje de monseñor MARTÍN DE ELIZALDE osb, obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio con motivo de la conclusión del Año sacerdotal. El sacerdocio ministerial y el servicio de la santidad El Concilio Vaticano II nos recuerda la relación entre el sacerdocio ministerial y el sacerdocio de los fieles: »El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque diferentes esencialmente y no solo en grado, se ordenan, sin embargo, el uno al otro, pues ambos participan a su manera del único sacerdocio de Cristo. El sacerdocio ministerial, por la potestad sagrada de que goza, forma y dirige el pueblo sacerdotal, confecciona el sacrificio eucarístico en la persona de Cristo y lo ofrece en nombre de todo el pueblo de Dios. Los fieles, en cambio, en virtud de su sacerdocio regio, concurren a la ofrenda de la Eucaristía y lo ejercen en la recepción de los sacramentos, en la oración y acción de gracias, mediante el testimonio de una vida santa, en la abnegación y caridad operante» (Lumen gentium, 10). Para esto son escogidos de entre los bautizados los que han de promover, con su ministerio litúrgico y su dedicación pastoral, la santidad de sus hermanos. En sus enseñanzas con motivo del Año sacerdotal el Santo Padre lo expresa de este modo: «Es Cristo mismo quien nos hace santos, es decir, nos atrae a la esfera de Dios. Pero como acto de su infinita misericordia llama a algunos a ‘estar’ con él (cf. Mc. 3, 14) y a convertirse, mediante el sacramento del Orden, pese a su pobreza humana, en partícipes de su mismo sacerdocio, ministros de esta santificación, dispensa-dores de sus misterios, ‘puentes’ del encuentro con él, de su mediación entre Dios y los hombres, y entre los hombres y Dios (cf. Presbyterorum ordinis, 5)»; (Catequesis del Papa, 5 de mayo de 2010). Este aspecto es fundamental, para comprender la santidad del ministerio confiado a los sacerdotes, que, como primera responsabilidad, tienen a su cargo poner al alcance de los fieles los medios dispuestos por Jesucristo en la Iglesia para la salvación.

La espiritualidad del presbítero Hemos tenido la oportunidad de escuchar y de leer las palabras con que, en repetidas ocasiones, el Papa Benito XVI a lo largo de este Año sacerdotal ha orientado y alimentado la vida espiritual de los presbíteros y ha aportado, con sus reflexiones, a la formación del pueblo fiel. En particular, quiero señalar las tres catequesis que dedicó a «la realidad fecunda de la configuración del sacerdote a Cristo Cabeza, en el ejercicio de los tria munera que recibe, es decir, de los tres oficios de enseñar, santificar y gobernar» (Catequesis del Papa, 14 de abril de 2010), y que fueron pronunciadas a continuación de esta, la primera, que estuvo dedicada a la función de enseñar, seguidas de la del 5 de mayo, sobre la santificación y la del 26 de mayo, sobre el gobierno pastoral. En ellas se encuentran muchas referencias útiles para fortalecer la espiritualidad de los presbíteros, a partir de la representación de Cristo, presente siempre en la Iglesia: «El Señor hace presente su propia acción en la persona que realiza estos gestos. Estos tres oficios del sacerdote – que la Tradición ha identificado en las diversas palabras de misión del Señor: enseñar, santificar y gobernar – en su distinción y en su profunda unidad son una especificación de esta representación eficaz. Esas son en realidad las tres acciones de Cristo resucitado, el mismo que hoy en la Iglesia y en el mundo enseña y así crea fe, reúne a su pueblo, crea presencia de la verdad y construye realmente la comunión de la Iglesia universal; y santifica y guía» (ib.). Hacer presente a Cristo, es la misión del sacerdote, que llega a identificarse con él: «Yo no vivo de mí y para mí, sino que vivo con Cristo y de Cristo, y por ello lo que Cristo nos ha dicho se convierte en mi palabra aunque no es mía... La enseñanza que el sacerdote está llamado a ofrecer, las verdades de la fe, deben ser interiorizadas y vividas en un intenso camino espiritual personal, para que así realmente el sacerdote entre en una profunda comunión interior

nibilidad a dejar que Cristo mismo gobierne la existencia sacerdotal de los presbíteros» (Catequesis del Papa, 26 de mayo de 2010).

con Cristo mismo» (ib.).También las otras dos funciones del sacerdote precisan de un anclaje profundamente espiritual, sin el cual serían solamente un rol o actitud exterior. Sobre la santificación dice el Papa: «Ningún hombre por sí mismo, partiendo de sus propias fuerzas, puede poner a otro en contacto con Dios. El don, la tarea de crear este contacto, es parte esencial de la gracia del sacerdocio», y exhorta a perseverar en el anuncio de la Palabra de Dios, la celebración de los sacramentos, especialmente el Bautismo, la Confirmación y la Reconciliación, y alimentarse con la Eucaristía. «Es Cristo mismo quien nos hace santos, ... pero llama algunos a estar con él y a convertirse, mediante el sacramento del Orden, pese a su pobreza humana, en partícipes de su mismo sacerdocio... (cf. Presbyterorum ordinis, 5)» (Catequesis del Papa, 5 de mayo de 2010). En la misión de gobernar como pastores se encuentra la misma exigencia de identificación con Cristo, que está en la base de la espiritualidad sacerdotal: «Aunque esta tarea pastoral esté fundada en el sacramento, su eficacia no es independiente de la existencia personal del presbítero. Para ser pastor según el corazón de Dios (cf. Jr 3, 15) es necesario un profundo arraigo en la viva amistad con Cristo, no sólo de la inteligencia, sino también de la libertad y de la voluntad, una conciencia clara de la identidad recibida en la ordenación sacerdotal, una disponibilidad incondicional a llevar al rebaño encomendado al lugar donde el Señor quiere y no en la dirección que, aparentemente, parece más conveniente o más fácil. Esto requiere, ante todo, la continua y progresiva dispo-

Un servicio santo El ámbito principal del servicio sacerdotal no es en los asuntos temporales, aunque el sacerdote, al acompañar las tareas y las necesidades de los hombres se encuentre muchas veces inmerso en situaciones de este tipo, las que debe iluminar desde la presencia de Dios. Debemos reflexionar e interrogarnos si, el subestimar el oficio de santificar, como se ha hecho en ocasiones, dice el Papa, «no ha constituido quizá un debilitamiento de la fe misma en la eficacia de los sacramentos y, en definitiva, en el obrar actual de Cristo y de su espíritu, a través de la Iglesia, en el mundo ... ¿Dónde se actualiza el Misterio de la muerte y resurrección de Cristo, que trae la salvación? En la acción de Cristo mediante la Iglesia, en particular en el sacramento de la Eucaristía, que hace presente la ofrenda sacrificial redentora del Hijo de Dios; en el sacramento de la Reconciliación, en el que de la muerte del pecado se vuelve a la vida nueva; y en cualquier otro acto sacramental de santificación (cf. Presbyterorum ordinis, 5)». Por eso, más adelante, insiste el Santo Padre, en la celebración «con alegría y amor» de la liturgia y el culto, la asiduidad en el confesionario, la intensa vida eucarística (Catequesis del Papa, 5 de mayo de 2010). Es un ministerio santo, un servicio que pone al alcance de los fieles la gracia divina, y que ha sido confiado a quienes, identificados con Cristo, se esfuerzan por vivir la vida de Cristo, a quien representan. La función de santificar tiene pues prioridad, pues a ella se ordenan la conducción pastoral y el magisterio. Refiriéndose a los obispos, el Directorio para su ministerio pastoral Aposto-

(2º parte)

lorum sucesores, expresa lo siguiente: «El obispo debe considerar como oficio propio, ante todo, el de ser responsable del culto divino y, ordenadas a esta función santificante, ejercita las otras tareas de maestro y de pastor. En efecto, la función santificante, aunque estrechamente unida por su propia naturaleza a los ministerios de magisterio y de gobierno, se distingue en cuanto es específicamente ejercitada en la persona de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, y constituye la cumbre y la fuente de la vida cristiana» (p. 155). Evidentemente, la misma consideración se debe hacer para los sacerdotes, colaboradores de los obispos, que tienen a su cargo, todos los días y de manera muy inmediata, la atención sacramen-tal y la formación espiritual de los fieles, especialmente con la celebración de la liturgia, la Eucaristía y los demás sacramentos. En relación con el misterio de la fe, la Eucaristía, que es expresión del amor divino, se encuentra la caridad, inseparable de los ministerios que la Iglesia realiza en medio del mundo. En su Carta encíclica Deus caritas est, el Papa Benito XVI expresa lo siguiente: «La naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio de la Palabra de Dios (kerygma – martyria), celebración de los Sacramentos (leiturgia) y servicio de la caridad (diakonia)» (n. 25). La interioridad del amor derramado en los corazones de los fieles, se vuelca en iniciativas y esfuerzos por trasmitir a los hermanos, con el anuncio de la misericordia recibida, la ayuda material que los sostenga y haga crecer, les permita alcanzar la libertad de disponer de los bienes de la creación, y a la vez los oriente y acompañe para su recto uso, en la equidad y la justa finalidad de los mismos. La fidelidad a la identidad con Cristo hace de la caridad de la Iglesia el que, por medio de ella, el mismo Señor se haga presente en los cristianos, para aliviar a los pobres y afligidos y otorgarles los bienes que necesitan. Próxima edición: última parte


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ACTUALIDAD DIOCESANA

ENCADI 2010

Para que en el Bicentenario, la Patria tenga Vida

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ajo el lema «Discípulos y misioneros de Jesucristo para que en el Bicentenario la Patria tenga Vida», el sábado 21 de agosto, en la Parroquia «San José» de Tres Algarrobos (Estación Cuenca), localidad del Partido de Carlos Tejedor, tuvo lugar la realización del Encuentro Catequístico Diocesano (ENCADI), El encuentro, que se realiza desde 1991, fue preparado por la Junta Diocesana de Catequesis, cuyo director es el presbítero Juan Pellegrino, y tuvo lugar en el Colegio San José, establecimiento diocesano que, antiguamente, perteneció a la Congregación de Don Orione. Participaron unos 480 colaboradores de esta actividad evangelizadora de todos los niveles y áreas, procedentes de las comunidades de la diócesis, de parroquias, capillas, centros misionales y colegios, juntamente con los ministros de la Pastoral de la Salud. Catequístas: discípulos y misioneros La jornada se abrió con la Oración inicial donde el marco de: el Tríptico de Aparecida, que recorre nuestra diócesis, y el Himno con la entrada de la Bandera Nacional presidida por la Virgen de Luján, evocaban la intención del lema escogido. A las palabras de bienvenida del padre Juan Pellegrino; siguieron las de nuestro obispo Martín de Elizalde. El mensaje que también se recoge en esta edición- remarcó la presencia y misión del catequista cuyo cam-

po de anuncio y re propuesta cristiana incluye siempre a los padres y a las familias de los niños que se le han sido confiados. En esta ocasión se iniciaron las exposiciones, a cargo de los presbíteros Mariano Cortés, Guillermo Gómez y Germán Loriente, centradas en el espíritu misionero que debe animar a los catequistas como discípulos-misioneros, unificando así las tareas apostólicas y pastorales con el propósito de evangelizar. El método expositivo siguió el sugerido por la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en el 2007, al momento de abordar la realidad - de VER, JUZGAR y ACTUAR - de la catequesis en nuestra diócesis. La segunda parte del ENCADI se desarrolló en experiencias de talleres: uno de Animación Misionera, cuyo desarrollo llevó adelante la hermana Eulalia junto a la IAM de Tres Lomas; otro de Pastoral de la Salud, realizado en el Geriátrico de la localidad y fue desarrollado por el padre Pedro Traveset; el de Iniciación Cristian, que coordinó el padre Juan Pellegrino; y el de Colegios, que hizo lo suyo nuestro obispo Martín de Elizalde. Además, en cinco puntos de la localidad, que funcionaron a modo de «centros misioneros», los sacerdotes Yoni, Guillermo, Alcides, Mariano y Germán, llevaron adelante los talleres para el resto de los catequistas y que culminaron con un gesto misionero realizado en los barrios.

La Celebración Eucarística, a eso de las 16 en el templo parroquial, fue el momento culmen de todo un día rico en experiencias. Un capítulo aparte merece destacar el esfuerzo de la comunidad de Tres Algarrobos al momento de organizar el ENCADI. A la generosa oferta del padre Tomás de la Dolorosa, que acompaña pastoralmente la comunidad, siguió el compromiso de catequistas, docentes y jóvenes para que el desarrollo del mismo fluyera del mejor modo. Las instalaciones del Colegio San José y una jornada en donde Dios también regaló la presencia cálida del sol, fueron el complemento más que oportuno para el desarrollo de las actividades. Felicitamos a la comunidad de Tres Algarrobos por el esfuerzo realizado y agradecemos a tantos vecinos que abrieron sus hogares a la visita de los catequistas. Mensaje del Obispo Monseñor Martin, en su mensaje, destacó que el lema elegido es "una llamada a la conversión, para ser de verdad discípulos, y en este camino llegar a asumir la condición de misioneros, que anuncien a los hermanos la Buena Noticia de Jesús, y así nuestra patria, que está cumpliendo sus doscientos años de existencia civil, reciba la vida verdadera. Esta vida -continuó el pastor diocesano- es la que nos da Jesucristo Resucitado, la que Él anunció en su camino terreno, la

que nos permitió alcanzar con su Muerte y Resurrección, la que recibimos en la Iglesia, anticipando su posesión en la eternidad. Nos llega por el Bautismo, se consagra y consolida por la venida del Espíritu Santo en la Confirmación, se alimenta y desarrolla por la comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Para realizar esta transformación en el alma, para renovar al mundo con su Presencia, la Iglesia tiene el medio excepcional que es la catequesis". Destacó además que la catequesis debe ser "una entrada progresiva en el mensaje de Jesús por la comunión de la Iglesia, donde la trasmisión de conocimientos acompaña la adhesión interior y se muestra en las acciones que expresan la fe, la esperanza y la caridad". Por eso, "la catequesis no es solo la preparación para recibir un sacramento, sino la adquisición de la formación necesaria para vivir cristianamente. La Misión continental nos recuerda una dimensión fundamental e inseparable de la vida cristiana, y también para ella nos tiene que preparar la catequesis. Podrán decir que es difícil, que los chicos no se entusiasman, que si apenas hacen lo mínimo, tampoco se conseguirá que hagan algo más. Pero ¿no será que tenemos poca respuesta porque no les interesa lo puramente cognoscitivo, intelectual, y quieren saber y experimentar cómo se aplica en la existencia concreta, en la vida real, lo que les trasmitimos nosotros, o en realidad, les anuncia la Iglesia, y noso-

tros, seguramente, no repetimos muy bien? La presentación que hace la catequesis de la doctrina necesita ser acompañada por su aplicación: la vida litúrgica y la oración, en primer lugar ¿Cómo se puede trasmitir el conocimiento de Dios que es Padre, de su Hijo Jesucristo que nos ama y se entrega por nosotros, del Espíritu de amor que habita en nosotros, sin la experiencia del encuentro con Él – Dios Uno y Trino – en la celebración de la Eucaristía y en la oración? Lo mismo hay que decir de los demás aspectos de la vida cristiana, que en realidad son tan reveladores y catequísticos como la misma instrucción religiosa: la misión, anunciando el Evangelio a los hermanos; la caridad que manifiesta el amor solidario y el servicio; la colaboración en las actividades litúrgicas y en el mantenimiento de la Iglesia; la profundización en los misterios, buscando la inteligencia de la fe, por el estudio de la doctrina". El obispo Martín -en este año en que estamos lanzando la Misión en toda la diócesis- subrayó que "la catequesis ofrece el fundamento para todo ello y también el vínculo que relaciona esos aspectos entre sí. Pero asumamos esta segunda parte, la aplicación en la práctica concreta, que concretiza la primera, la formación, porque sin ella estará siempre faltando algo. Hasta que no tomemos conciencia de ello nuestra catequesis será como una siembra en el desierto, pues esa buena semilla no encontrará la tierra preparada ni el acompañamiento que la haga crecer.


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ACTUALIDAD DIOCESANA La segunda parte de su mensaje estuvo dedicada a la familia. ExpresĂł como punto importante el hecho de llegar a las familias con la catequesis. Para ello, "deberĂĄ primero interesarlas, y para interesarlas tiene que resultar convincente la propuesta, la llamada que hace, no la catequista, no el pĂĄrroco, sino la Iglesia, como voz del mismo SeĂąor que invita a seguirlo, a conocerlo, a amarlo. Nuestros esfuerzos actuales se encuentran con una grave deficiencia, que es la falta de preparaciĂłn previa de los mismos niĂąos a la catequesis de iniciaciĂłn, y esto es aĂşn mĂĄs importante y mĂĄs grave que la falta de acompaĂąamiento de los niĂąos por sus padres durante el proceso formativo. En realidad, esta falta de acompaĂąamiento no es mĂĄs que la continuaciĂłn de lo anterior: no haber trasmitido los padres a sus hijos el sentido de la presencia divina, el conocimiento de Dios, la oraciĂłn, los gestos de piedad y la veneraciĂłn por los signos que nos

acercan a Él. La catequesis tiene que suplir esa carencia con una búsqueda de los padres, una integración de las familias, confiåndoles pasos y momentos de el camino de iniciación en la fe y en las buenas obras, recurriendo a su participación en diferentes momentos y para las actividades que realizan, pero sobre todo para las mås importantes, que hacen a los aspectos antes mencionados, y que son la realización de la vida cristiana en el seno de la comunidad eclesial. El catequista es misionero de los niùos que le han sido confiados, y su campo de anuncio y repropuesta cristiana incluye siempre a los padres y a la familia de esos niùos. De ellos es tambiÊn misionero. La preparación que estamos ofreciendo y el material que hemos dispuesto para los agentes de pastoral con ocasión de la Misión continental, da a los catequistas un ayuda oportuna, muy necesaria, para este aspecto de su tarea apostólica".

Testimonio X Llegó el ENCADI 20l0 y como todos los aùos esperamos con alegría este encuentro, tambiÊn de sonrisas, de abrazos con aquellos que hacía mucho no veíamos, pero sobre todo un encuentro de hermanos en Cristo. A la bienvenida del padre Juan, diciÊndonos QUE LOS CATEQUISTAS ADELANTAMOS LA PRIMAVERA, se sumó la acogida recibida, los chicos y chicas misioneros entrando con nuestra madre la Virgen de Lujån, mientras a una sola voz se oía el Himno Eucarístico‌ Ahí estaba la b andera argentina‌ y ahí tambiÊn repiqueteaban las estrofas del Himno Nacional. DespuÊs de las palabras de monseùor de Elizalde, haciÊndonos entender que la familia es la primera catequista, se sumaron los sacerdotes. Los padres Mariano, Guillermo y Germån, exponiendo claramente lo que es ser discípulos y misioneros, como así tambiÊn la realidad de la catequesis a la luz del Documento de Aparecida, teniendo que centrar todo nuestro ser, saber y, saber hacer, en la persona de Jesucristo, aprender a estar con Él, para ofrecer un buen servicio a la iniciación cristiana, porque nos estå convocando, para que asumamos su mismo estilo de vida siendo solidarios en el Amor. Y vamos al taller‌ En un cålido centro misional, teniendo como referente al padre Germån, donde a travÊs del Evangelio de Jn 2-1-12 -las Bodas de Canå- nos fue haciendo estar presentes en Êsa fiesta e ir descubriendo la presencia de Jesús transformando nuestra vida y la de nuestra propia familia, haciÊndonos preguntar a cada uno, lo que nos falta para que vivan en Dios y depositando en las tinajas un montón de sentimientos que iban surgiendo espontåneamente y reconocer errores que debemos cambiar para poder ser luz y no oscuridad en nuestro propio hogar. Y salimos a misionar‌ la visita al hogar de Cristina y JosÊ con el tríptico, la apertura de sus corazones, la emoción que los embargaba cuando rezåbamos por sus intenciones, me hizo pensar que estaba María diciÊndonos Hagan todo lo que El les diga y a Jesús enviåndonos a LLENAR LAS TINAJAS. Luego de la Eucaristía, regresamos a nuestras casas felices con todo lo recibido. Pochi, de Nueve de Julio. Catequista.

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La Vida Consagrada, a la luz del Documento de Aparecida

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a V Conferencia del Episcopado Latino americano y del Caribe, como reunión de Obispos, terminó. Comienzan las resonancias de dicho acontecimiento eclesial para nuestra realidad social y eclesial. Pero ¿quiÊnes son la Iglesia? ¿Los obispos y sacerdotes? ¿Los laicos? ¿Las religiosas y religiosos? La Iglesia es el Pueblo de Dios reunido por Él en comunidad en el que cada persona vive y realiza diferentes ministerios y servicios, todos ellos orientados a su edificación. La Iglesia no es una estructura sino una comunión de personas –al estilo de la primera comunidad cristiana- que comparten el seguimiento de Jesús y se comprometen con su misión desde su vocación específica, la que cada uno ha sido llamado. Vivir en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es lo que constituye al discípulo y garantiza la tarea evangelizadora que realiza. En efecto la evangelización es un llamado a la participación en la comunión trinitaria, de manera que ese testimonio haga posible que el mundo crea y sea atraído hacia Cristo. La Iglesia crece no por proselitismo sino por atracción (‌) la Iglesia atrae cuando vive la comunión, pues los discípulos de Jesús serån reconocidos si se aman los unos a los otros como Él nos amó (cfr. Rm 12,4-13; Jn 13,34) (DA 159). Por el Bautismo todos los miembros de la Iglesia gozan de la misma dignidad e igualdad fundamental. Sobre esta base es posible hablar de los diversos ministerios y vocaciones que permiten el desarrollo integral de la Iglesia. Ella, imagen del Cuerpo de Cristo, ha de mostrar que en su seno todos los miembros son imprescindibles y nadie puede sentirse mås importantes que los otros, ni ajeno a los sufrimientos de los demås (cfr. 1 Co 12,26). TambiÊn por el Bautismo todos participan de las dimensiones profÊtica, sacerdotal y real del Seùor Jesús. En otras palabras, todos llamados a una vocación común: ser discípulos misioneros. Esta vocación confiere santidad y plenitud a todas las vocaciones específicas que se

"La vida religiosa femenina y masculina en su condición de consagrados, seguidores del mismo estilo de vida asumido por Cristo en su existencia histórica, estå llamada a dar testimonio de la entrega de toda la vida al servicio de la misión" (DA 216). viven en ella. Son las personas desde sus vocaciones específicas, las que evangelizan y son evangelizadas, las que son mediación para la construcción del Reino de Dios y su realización, las que responden a los desafíos de cada momento histórico con mayor o menor eficacia. Los caminos de Aparecida En este momento nos preguntamos: ¿QuÊ aporta la V Conferencia a la renovación, impulso y despliegue de los diferentes ministerios, sobre todo de la Vida Consagrada dentro de la Iglesia? ¿QuÊ caminos seùaló para su mayor desarrollo? Aparecida fue mås que una reunión. Fue un acontecimiento eclesial que movilizó muchas fuerzas en el continente. Ademås de los documentos que generó su reflexión desde 2005 en que se fue preparando, hasta el conclusivo de 2007; es importante resaltar la vida del Pueblo de Dios que acompaùó ese tiempo y la que se va generando luego de su aporte. Mås allå de los que fueron invitados en la ponencias, quiero destacar el compromiso eclesial, de laicos, religiosos, sacerdotes, obispos, en la oración y la presencia que fue mås allå de las estructuras que posibilitaron su participaciónPorque de algún modo eståbamos todos espiritualmente, aunque, físicamente, fuimos representados por algunos. Esto es interesante porque el acontecimiento de preparación de Aparecida nos sitúa no solo desde una realidad eståtica que hay que leer y aplicar sino como un punto de partida y una invitación a la vivencia fiel y audaz de un discipulado que se realiza en la pluralidad de ministerios y

carismas que constituyen la Iglesia. La jornada de Oración por la Vida Consagrada nos ubica desde el mismo lugar al considerar la riqueza que el magisterio de Aparecida ha dejado en su reflexión sobre la misma. Se nos convoca para que todos los miembros de la Iglesia, comenzando por sus pastores, valoren y promuevan la oración por el aumento y perseverancia de jóvenes que adhieran a este llamado especial dentro de la Iglesia y descubrir el alcance que tiene este carisma para nuestro continente hoy. Para profundizar en esta realidad el Documento de Aparecida nos invita a detenernos en algunos números del capítulo 5, y seùalar desde allí, sus afirmaciones mås significativas. Lo queremos leer en la dinåmica de un camino que hay que realizar con mås ahínco y como un deber ser que se debe alcanzar. Su punto de partida es la llamada a la comunión (DA 154163) como contexto vital en el que surgen las vocaciones específicas (DA 184-224). Sólo desde esta comunión de vida se entiende la diversidad de carismas, ministerios y servicios vividos con un espíritu fraterno, obedientes todos al mismo Maestro, unidos a la misma Cabeza –Cristo- (DA 161). Esta llamada a la comunión es inseparable de la misión (DA 163) lo que hace a la Iglesia una comunidad misionera, signo del amor de Dios y de la fraternidad universal. Luego de ubicar el sentido y la perspectiva desde donde debe vivirse la vocación en la vida laical (destacando el papel fundamental de la mujer), y la consagración y servicio del diåcono y presbítero, el documento aborda la reflexión sobre el carisma particular de la vida consagrada en la Iglesia. La vida religiosa femenina y masculina en su condición de consagrados, seguidores del mismo estilo de vida asumido por Cristo en su existencia histórica, estå llamada a dar testimonio de la entrega de toda la vida al servicio de la misión (DA 216). Es de destacar el reconocimiento que hace el Documento del com


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SETIEMBRE DE 2010

VIDA CRISTIANA

Jornada de OraciĂłn por la Vida Consagrada (reflexiĂłn y testimonios)

promiso que la vida religiosa ha tenido con los mås pobres en este continente desde el inicio de la evangelización. La riqueza de sus carismas ha sido una oportunidad inestimable para evangelizar llegando a la pluralidad de situaciones y diversidad de personas que estån llamados a acoger la buena nueva. El testimonio de fraternidad, seùal inequívoca de comunión eclesial, es invitación convincente de otro mundo posible (cf. DA 224) basado en relaciones de justicia y equidad que hagan realidad en este suelo latinoamericano un sociedad mås justa y mås fraterna (DA 217). Esta pluralidad de vocaciones se realiza en los diferentes ministerios que hacen posible en nuestra diócesis la acción evangelizadora de la Iglesia en todas sus dimensiones: liturgia, catequesis y diversas acciones pastorales que abarcan la vida de las personas desde su mås tierna infancia (ej. en Nueve de Julio), hasta la ancianidad (como en el caso de las comunidades religiosas presentes en Lincoln y Bragado). Queremos aprovechar esta jornada de la Vida Consagrada para una vez mås agradecer este don presente en numerosas comunidades de nuestra diócesis e invitar a una oración de todo el Pueblo de Dios, por el aumento y perseverancia de los y las jóvenes en este carisma, dentro de nuestra Iglesia particular. Finalmente, compartimos los testimonios de la hermana Leticia de la Congregación de las Hermanas de Santa Ana; y de la hermana Etelvina, Carmelita Misionera. Congregación de las Hermanas de Santa Ana X Soy la hermana Leticia, de nacionalidad mexicana. Estoy en la Argentina desde julio del 2006, gracias a que mi Familia Religiosa es misionera y como miembro de Êsta el Seùor me ha traído a estas tierras para ser un pequeùo instrumento suyo. Me siento muy agradecida a Dios por invitarme a seguirlo en este Instituto - que sin duda – creo que Él tenía para mi. Formo parte de esta Familia Religiosa desde que hice mi primera profesión religiosa, el 26 de julio de 1993, con tres aùos de preparación - formación y discernimiento previos, para responder al Seùor que me invitaba a seguirlo. Responder sí, al que me invitaba a dejar todo no fue fåcil,

pues a mis 22 aùos me encontraba estudiando en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, cursando el sexto, de diez semestres de la carrera de Ingeniería Industrial Mecånica. Tenía ya ofertas de trabajo en los talleres industriales en que realizaba pråcticas y solo esperaba terminar para dedicarme por completo a mi futuro trabajo. Ser parte del grupo juvenil MCU-Nueva Alianza: (Misión Católica Universitaria) de la Renovación Carismåtica en el Espíritu Santo me ayudó al discernimiento vocacional; pues ahí se nos invitó a todos a ser una alianza por lo menos de seis meses en los que deberíamos preguntarnos e investigar con seriedad el proyecto que Dios tenía para nosotros, a quÊ vocación nos llamaba. Para poder descubrirlo se nos indicó que deberíamos de practicar con mayor responsabilidad los mandamientos; participar en la Santa Misa diariamente y comulgar, acercarnos al sacramento de la Reconciliación frecuentemente, oración intensa, reflexión de la Palabra de Dios, hacer obras de caridad y no tener novio durante ese tiempo. Pasaron los seis meses y no quise reconocer la invitación del Seùor. Así que renovÊ por un aùo mås y durante este tiempo hacía lo mismo. Durante este período, tuve tantas tentaciones como por ejemplo: mi carrera, la ayuda a mis padres‌ quería casarme y tener dos hijos, ya tenía proyectado mi casa que quería construir a mi gusto, tenía mis planes hechos. Pero.. ¥¥sorpresa!! Mis planes no eran los del Seùor. Despertó en mí el deseo de ser misionera en à frica. DespuÊs de un tiempo, una religiosa amiga de mi familia me invitó a su Congregación (con carisma meramente educativo), y al no ser esto lo que yo buscaba rechacÊ la invitación y me puse en contacto con las Hermanas de Santa Ana, Congregación Misionera de origen italiano, fundada en 1834 por el matrimonio de Carlos Tancredi y Julia Colbert, marqueses de Barolo. Ellos, de vida profundamente cristiana y espiritual, inspirados por Dios, querían que nos dedicåramos a la formación integral de los niùos, jóvenes y pobres, y de glorificar a Dios en el servicio a Êstos siendo instrumento de su Providencia, testimonio de su misericordia y signo de esperanza.

Si bien al principio de mi discernimiento vocacional, mi papå fue el primero en oponerse, mås tarde fue Êl mismo quien mås me apoyó y me alentó diciÊndome: si esto te hace feliz, sigue siempre adelante, no importan las dificultades, que en donde quiera las hay, pero cuando hay amor‌ todo se supera. Aquí en la Argentina soy parte de una delegación de siete hermanas distribuidas en tres casas: Santa Rosa (La Pampa), recientemente en Formosa y la de Bragado con dirección: Lamadrid 311. TelÊfono: 02342 430472. Carmelitas Misioneras X (Testimonio de la hermana Etelvina Parrado). Las Carmelitas Misioneras somos una congregación religiosa, fundada en Ciudadela - Menorca (Espaùa) en 1860-1861 por el beato Padre Francisco Palau y Quer, Carmelita Descalzo. ¿Por quÊ me hice Carmelita Misionera? Yo estudiaba en el colegio Virgen del Carmen dirigido por las Carmelitas Misioneras, me llamaba mucho la atención su manera de vivir, eran orantes, sencillas, amables, disponibles para servir, ayudar y acompaùar con sus sabios consejos a las estudiantes como así tambiÊn a las familiares de las mismas. Nos hablaban de las misiones y de la necesidad de misioneros que dejando todo lo que el mundo les ofrecía y se dedicaran a llevar el mensaje de Cristo a quienes aún no conocían a Dios porque no había llegado hasta ellos la evangelización por falta de misioneros. Todo esto me fue entusiasmando y sentí que el Seùor me llamaba a servirle en la vida religiosa y día a día iba creciendo el deseo de darme por entero a aquel que había puesto en mi su mirada y me daba la gracia de ser religiosa, venciendo las dificultades que se me iban presentando, cuando manifestÊ a mi familia mi decisión de seguir la llamada del Seùor. Soy la menor de doce hermanos y la única que estaba con ellos, mi madre me dijo: Hija es capaz de irse y dejarnos solos?. Yo le contestÊ: Si soy capaz, el Seùor me llama y quiero serle fiel. IngresÊ a la congregación siendo muy joven, con gran gozo he vivido todos estos aùos y no me sentí en ningún momento defraudada; al contrario, me

ESTE MES CELEBRAMOS A

San Gregorio Magno,

papa y doctor de la Iglesia X Nacido en Roma hacia el 540, de familia noble y cristiana, vive la desolaciĂłn de la urbe caĂ­do el Imperio occidental. Terminada su carrera de Derecho, acepta del emperador el cargo de prefecto de Roma. Pero su corazĂłn, que aspiraba a cosas mĂĄs altas, y tras una desgarradora lucha interior, decide dedicarse a la vida monĂĄstica. Gregorio es feliz en la paz del claustro, aunque pronto serĂĄ arrancado de ella por el mismo Papa que, ordenĂĄndolo diĂĄcono, lo envĂ­a como nuncio a Constantinopla. De aquĂ­ en adelante aĂąorarĂĄ siempre aquellos aĂąos de vida monacal. Al morir Pelagio II, todas las miradas convergieron sobre ĂŠl, y el 3 de septiembre de 590 fue elegido Papa. AsumiĂł el pontificado en un tiempo difĂ­cil, con la Iglesia convulsionada por las herejĂ­as; en Italia los invasores longobardos que asolaban los campos y poblados; y en Roma y zonas vecinas la peste, como secuela de las graves inundaciones. ReformĂł las costumbres del pueblo y del clero, y dio renovado lustre al culto divino. SometiĂł los textos de la santa Misa a una ordenada revisiĂłn y trabajĂł de modo especialĂ­simo en la formaciĂłn de un canto genuinamente eclesiĂĄstico. Dio al pontificado un gran prestigio. Su voz era buscada y escuchada en toda la cristiandad. Su pluma escribiĂł sin descanso, legĂĄndonos un tesoro inagotable en sus escritos. Su cargo lo ejerciĂł como un verdadero pastor, ya sea, en la forma de gobernar, en su ayuda a los pobres, como en la propagaciĂłn y consolidaciĂłn de la fe, en medio de una sociedad que sangraba por doquier. Ha merecido por su ingente labor que se le considere gran figura entre las de todos los tiempos, y que se le haya otorgado el tĂ­tulo de Doctor y Padre de la Iglesia latina. Su muerte acaeciĂł en el 604. Su fiesta es celebrada por toda la Iglesia el dĂ­a 3 de setiembre Padre bueno, que cuidas a tu pueblo con ternura y lo gobiernas con amor, te pedimos que, por intercesiĂłn del papa san Gregorio Magno, concedas el EspĂ­ritu de sabidurĂ­a a quienes has establecido como maestros y pastores de la Iglesia, para que, con ferviente celo, conduzcan a tu pueblo hacia la gloria eterna. AmĂŠn

siento realizada, he dejado mi familia, mi patria pero adonde voy encuentro mi familia religiosa que me brinda amor y acogida. Como Carmelita Misionera estoy llamada a servir a la Iglesia en el ÂŤamor a Dios y a los prĂłjimosÂť, me siento enviada a anunciar el Evangelio a todo el mundo. Las formas propias de nuestro apostolado son: la educaciĂłn cristiana, la pastoral de la salud, la misiĂłn ÂŤad gentesÂť, la pastoral social con atenciĂłn preferencial por los pobres, la pas-

toral parroquial y la promociĂłn de la vida Espiritual. Realizamos esta misiĂłn desde el ÂŤamor a Dios y los prĂłjimosÂť. Tengo a MarĂ­a como Madre y modelo de todas las virtudes y el ideal de mi congregaciĂłn, amo a la congregaciĂłn y doy Gracias por todas aquellas religiosas que me han ayudado con su palabra y su ejemplo a seguir con fidelidad el llamado que me hizo el SeĂąor, tambiĂŠn a mis queridos padres, hermanos, amigos y demĂĄs familiares.


aicitoN aneuB aL

SETIEMBRE DE 2010

PASTORAL VOCACIONAL DIOCESANA

Por qué me hice sacerdote

"Pobrecito!!!"

N

trica. Estaba pisando los trece años. Terminé 5º, el padre Martinet, que a la sazón fuera nombrado párroco de General Pinto, me llevó durante dos meses y, como buen profesor salesiano, me preparó en castellano, matemáticas, geografía, química, para un pequeño examen de ingreso, que se dictaban en los cinco años correspondientes al secundario de aquella época en las escuelas primarias. De regreso de Pinto, restando poco tiempo, continuaron las charlas con el párroco dando orientaciones, consejos, etc… El ejemplo de este sacerdote no lo olvidaré nunca. Hombre de mucha oración unida a un profundo apostolado de confesionario y de enfermos. Me marcó mucho, el ver cómo se dedicaba a sus fieles. También la buena disposición de mis padres que en todo me apoyaron y en casa se rezaba por este «emprendimiento». ¿Así que tu hijo se va de cura?, le decían al enterarse los vecinos y allegados. Recuerdo una anécdota referente a lo antedicho, cuando siendo cura de Ameghino, al término de la Misa salí a saludar y, cerca de mí, había tres madres cuarentonas que preguntaban: «Tu hijo ¿qué estudia?. Medicina», le responde. «Ah… que bien!» La otra: «¿Y el tuyo?. Abogacía. Que bien!». Y luego, la tercera: «¿Y el tuyo?. Se fue al seminario… ¡Pobrecito!» Cuando el pobreci-to se ordenó toda ropa le era chica a toda la familia. Tú, joven, que leerás esta historia de cura viejo por fuera, pero joven por dentro, anímate a ser pobrecito según los parámetros del mundo de hoy con todos sus halagos, pero serás rico para Dios y para los hombres.

Í

FIESTAS PATRONALES DE SETIEMBRE 8. Nacimiento de la Ssma. Virgen María

Y llegó el 15 de marzo de 1943! Me acompañó mi madre, llegando al Pío XII para encontrarme con los seminaristas del curso anterior y algunos nuevos recién llegados. Nos recibió el rector Vicente Palermo dándonos la bienvenida. Así comencé mi camino al sacerdocio. Con la gracia de Dios y el amparo de la Madre de Luján, alcancé la meta deseada. Padre Liborio Perez

NUEVE DE JULIO

LA NIÑA (F. Quiroga)

22. San Mauricio, Mártir

-Capilla Nuestra Señora del

-Capilla San Mauricio,

Caneto, LOS TOLDOS

SAN MAURICIO (América)

13. San Juan Crisóstomo, Obispo y Doctor de la Iglesia

24. Nuestra Señora de la Merced

-Capilla Virgen Niña,

El que quiera venir en pos de Mí, tome su cruz de cada día y sígame (Mt. 16, 21-27). Este fue el lema del ministerio sacerdotal del padre Liborio Pérez, conferido en la catedral de Mercedes por monseñor Anunciado Serafíni, el 6 de diciembre de 1953. ací en Francisco Madero, partido de Pehuajó, en 1929. Mis padres: Liborio Pérez Suárez, español; y María Luisa González, argentina, quienes -en 1931, acosados por una sequía en vasta zona de la provinciaemigraron recalando en la ciudad de Alberti. No tardaron en inscribirme en el Jardín de Infantes (sic) del Colegio «Virgen Niña» regenteado por hermanas de la Congregación, hasta los ocho años, comenzando el primario en la escuela estatal. Hasta 5º mi vida se venía desgranando en la escuela y la parroquia. El pbro. Miguel Santiago Fox, como párroco que era, secundado por el «teniente» – como se denominaban por entonces– pbro. Francisco Martinet, ejerció una gran influencia pues se dedicaba, entre otras cosas, a la atención de los niños y de los jóvenes que nos iba formando en las reuniones de los sábados por la tarde. Mi actividad con el padre Fox era también participar todos los domingos en los pueblos dependientes de la sede como monaguillo. También obraba como sacristán y campanero. El párroco y el ayudante me hablaban del inicio de su vocación. Martinet siempre me decía: «No te vayas, para charlar un poquito más». Ese «poquito más» era largo, pero me gustaba cómo me hablaba, siempre apuntando a una meta que yo no tenía muy clara. El seguimiento cada vez más pronunciado fue perfilando el incipiente «deseovocación»: quería ser «como ellos». Ellos algo veían de «pasta» moldeable, apuntando sus dardos, hasta que me di cuenta que me estaban «cocinando». Pero la sorpresa se la llevaron ellos cuando les dije: «Tengo ganas de ir al Seminario». Se miraron… algo hablaron… pero no se qué. Esto ocurría pasado el medio 5º. Todo fue camino vertiginoso en preparación de lo temporal y acentuación en lo espiritual. Esperaba la partida… Quedaban atrás el trabajo de carpintería, un ofrecimiento de «cintero» en una compañía alemana de pavimentación, para rodar cinta mé-

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-Parroquia San Juan Crisóstomo, CARLOS TEJEDOR

15. Nuestra Señora de los Dolores -Parroquia N. Sra. de los Dolores,

-Capilla N Sra. de la Merced, F. MADERO (J. J. Paso)

27. San Vicente de Paúl, Presbítero -Capilla San Vicente de Paúl, VEINTICINCO DE MAYO

TRENQUE LAUQUEN

29. San Rafael arcángel

-Capilla N. Sra. de los

-Capilla San Rafael,

Dolores (HOSPITAL),

NUEVA PLATA (Pehuajó)


SETIEMBRE DE 2010

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MISION CONTINENTAL (III)

Discipulado: notas distintivas El padre Guillermo Gomez, reflexiona sobre dos aspectos originales que caracterizan el discipulado de Jesús: 1. El Maestro es quien elige. 2. Y los elegidos no lo son «para algo», sino «para pertenecer y seguir a Alguien».

E

l discipulado se inicia por la elección de Je sús. Lo original de Jesús no es tanto cómo elige, sino para qué elige. Jesús no llama a los suyos para que aprendan la Ley de Moisés, cumplan ritos y purificaciones, guarden los ayunos, sino que elige a quien quiere para que «venga y lo siga» y «esté con Él». Admirado por Jesús, sorprendido y fascinado por Él, vinculado por amor y opción a Él, el discípulo aprende en la convivencia con Jesús de Nazaret a ser «de los suyos» (configuración) a quienes «hace iglesia», pueblo de la nueva alianza (comunidad). De la vinculación y convivencia con Jesús brota la misión como exigencia del mismo discipulado.

Tipo de vinculación Ahora ponemos la mirada en el tipo de vinculación del discípulo con Jesús y la respuesta que Jesús espera de quien se ha vinculado vitalmente a Él. Jesús quiere que su discípulo se vincule a Él como «amigo» y como «hermano». El «amigo» ingresa a la casa de Jesús, a su Vida, a su familia, haciéndolas propia. El amigo, porque ingresa a «la casa de Jesús», conoce al Padre, se entera de su voluntad y lo obedece, moldeando su existencia de «discípulo suyo» a partir de esa experiencia de amor que marca la relación con los otros y suscita el encargo misionero. El «hermano» de Jesús participa de la misma vida que le viene al Hijo de su Padre celestial, por lo que Jesús y su discípulo comparten una idéntica vida paterna, aunque Jesús por naturaleza y el discípulo por participación. La consecuencia inmediata de este tipo de vinculación es la condición de hermanos que adquieren los miembros de su comunidad. Por lo dicho, vida divina participada y amor de comunión son notas distintivas del discípulo. La respuesta que Jesús pide a los suyos debe ser libre y conciente, hecha de corazón.

Quien dio su vida por amor hasta el extremo, espera una respuesta de vida y amor, que no es sólo respuesta del intelecto o de la voluntad, sino el ofrecimiento de toda la persona como única respuesta de amor a quien así nos ama. La respuesta, por tanto, no puede ser otra más que la comunión de vidas: adhesión íntima y fiel al Señor, lealtad inquebrantable, obediencia a su Palabra. Configurados con el Maestro El Espíritu Santo identifica al discípulo con Jesucristo en cuanto Él es Camino, Verdad y Vida (Jn 14,6). Escuchar y ver a Jesús Escuchar y ver a Jesús es la primera labor de un discípulo, pues así conoce a su Señor y aprende a cumplir el encargo del Hijo, que es el encargo del Padre. Sólo quien hoy «escucha» y «ve las presencias» del Resucitado se transforma en servidor de la Palabra y en testigo de su Vida (Lc 1,1-4). Es el camino vivido por María Magdalena quien, porque ha

P. Luis Diehl

PENSAMIENTOS BREVES FORTALEZA DEL DISCIPULO - TESTIGO ? Al recibir el LLAMADO de Dios, experimentamos en nosotros la realidad de nuestra pequeñez: no somos capaces, con nuestras fuerzas, de hacer lo que Dios nos pide. ? Si ponemos nuestro vacío y nuestra DEBILIDAD en las manos de Dios y confiamos en Él, se producirá el cambio en nosotros. ? Fortalecidos con la gracia de Dios estaremos aptos para realizar su ENVÍO con toda fidelida

Es una publicación de la Diócesis de Santo Domingo en Nueve de Julio

La respuesta que Jesús pide a los suyos debe ser libre y conciente, hecha de corazón.

Año XI - Nº 111 SETIEMBRE 2010

visto al Señor, puede contarlo a sus apóstoles (Jn 20,18). «Contar al Señor» requiere «verlo», pues sólo así «se lo dice» o «anuncia» verazmente como auténtico testigo. Y la Virgen María, imagen acabada y fiel del seguimiento del Señor, nos enseña «el primado de la escucha de la Palabra en la vida del discípulo-misionero» (DA, nº 271). Asumir el estilo de vida y destino del Mesías Vivir según el estilo de vida y el destino de Jesús son rasgos distintivos de una auténtica espiritualidad de seguimiento. -El estilo de vida de Jesús involucra varios aspectos: -Pasión por el Padre y por el encargo del Padre, el Reino. -Jesús vive como hombre desarraigado de este mundo (Lc 9,58), porque tiene puesto su corazón en el Padre y en su Reino. Las consecuencias son: • Una nueva jerarquización de valores, • El testimonio audaz de los valores del Reino, • Y la ofrenda de la vida en favor de quienes el Padre ama con predilección: los pecadores y marginados. Renunciar a sí mismo y cargar con la cruz. Estas dos condiciones del discipulado marcan a fuego el estilo de vida del que sigue a Jesús: «Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga» (Mc 8,34). Renuncia a sí mismo y cargar con la cruz son propios del carácter discipular. La razón de la negación de sí mismo es hacer de Jesús la fuente y el referente absoluto de la propia vida. Quien sigue a Jesús tiene que «llevar su cruz cada día» (Lc 9,23), recibiendo -por ser de Cristo- en ocasiones la burla, el desprecio, el descrédito… y hasta la muerte si fuera necesario. «Cargar la cruz», por tanto, es sobrellevar el rechazo por ser de Cristo y anunciar su Reino.

Opción por los pobres, marginados y pecadores. Jesús de Nazaret come con publicanos y pecadores, realiza actividades prohibidas en día sábado, perdona pecados, toca a gente impura y deja que esa gente lo toque, incluso las prostitutas. Jesús las realiza como signos claros de la irrupción del Reino de Dios, su Padre, que anhela reinar como «nuestro Padre», rico en vida y misericordia. Por eso a los pobres, marginados y pecadores se les anuncia la Buena Nueva del reinado de Dios. Así, con este modo de proceder, Jesús inaugura en la historia y en el mundo la presencia soberana y liberadora del Padre celestial, invitando sobre todo a pecadores y marginados a acogerse a su perdón y participar de su vida. Llevar a cabo adhesiones vitales En el seguimiento del Señor hay conflictos de fidelidades irreconciliables entre su propuesta y las personas y realidades que se oponen a Él. El hecho de que estas renuncias sean por Jesús y por el evangelio indican que se hacen en razón de una nueva adhesión: la persona de Jesús, el Reino y su comunidad (DA, nº 136). Ni antes ni hoy se puede servir a dos señores (Mt 6,24), por lo que hoy como antes son imprescindibles las renuncias que favorezcan la orientación decisiva y creciente de la existencia por el único Señor. «Llamados a vivir en comunión» La vinculación con Jesús conduce a la pertenencia a su comunidad como a su cauce natural, pues «no puede haber vida cristiana sino en comunidad. No se puede ser cristiano sin Iglesia. No hay discipulado sin comunión. Hacerse discípulo de Jesús es hacerse condiscípulo de sus elegidos, formando parte de un mismo rebaño conducido por un mismo Pastor.

DIRECTOR: Pbro. Germán Loriente

EDICION INTEGRAL: Fabricio O'Dwyer.

Iglesia Catedral de Nueve de Julio. Teléfono: (02317) 422163

Ugarte 590 - (6223) Coronel Charlone. Tel. (03388) 490303 - labuenanoticia@servicoopsa.com.ar


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