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PASCUA DE RESURRECCION

"La muerte ya no tiene poder sobre él"

IGLESIA HOY

PASTORAL VOCACIONAL

Una nueva misión en Sacerdotes para hacer Mallín Alto presente a Cristo X Crónica de las actividades misioneras del grupo de Tres Lomas.

X Mensaje de monseñor Martín de Elizalde, obispo de Nueve de Julio, con motivo de la Jornada de Oración por las Vocaciones, el cuarto Domingo de Pascua, 29 de abril de 2012.

ADEMAS...

Creo Señor, pero aumenta mi fe Segunda parte del comentario a la Carta Apostólica de Benedicto XVI "Porta fidei". Escribe: P. GERMÁN LORIENTE.

Catequesis: Inicio de actividades "Hay que insistir en el esfuerzo creativo, para llegar a los padres y a las familias", señala el obispo Martín en su mensaje.

Visite la página web de nuestra diócesis en: www.diocesis9dejulio.org.ar


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CARTA DEL OBISPO

nosotros, los pastores; tiene que despertarla la Iglesia, con los misterios vivos de la liturgia, con la espiritualidad de los santos, con la animación y la conducción de los pastores.

La misión de los laicos en la Iglesia Queridos hermanos:

armonía y el orden establecidos por el Señor en su Iglesia.

En nuestras parroquias y comunidades, en las capillas y centros misionales, en los colegios y en innumerables actividades caritativas y asistenciales, que forman parte de la acción de la Iglesia, contamos con la presencia y la generosidad e inteligencia de muchísimos laicos comprometidos. Pero igualmente se escucha con frecuencia que siguen faltando colaboradores. Los pastores comprobamos, que frente a las grandes necesidades, se precisarían muchos más hermanos y hermanas que se acerquen y contribuyan con su trabajo. Esto no puede sorprendernos, pues la misma situación es común a muchas instituciones y organizaciones en la sociedad de hoy. Pero ¿no estaremos poniendo mal el problema? ¿Son colaboradores lo que falta? ¿No será más bien que no sabemos o no nos animamos a proponer con claridad el compromiso del sacerdocio bautismal, que es una función propia de cada uno de los fieles? A veces el mismo fiel no tiene en cuenta que se trata de su vocación, consecuencia de su bautismo y de su pertenencia a la Iglesia. El campo que se abre a la acción de los laicos es inmenso, y trabajándolo en comunión, asumiendo lo que es propio y viviendo hondamente la unión con los pastores, los laicos encuentran la satisfacción de comprobar que son instrumentos valiosos para la extensión y el afianzamiento del Evangelio en el mundo. Esta misión se realiza en comunión jerárquica e imitando la obediencia de Cristo, no con una anarquía de iniciativas sino en la

Nos preocupamos por preparar catequistas, docentes católicos, agentes de pastoral, etcétera, y ello es muy importante, y contamos gracias a Dios con una buena respuesta de las personas a las que convocamos, pero ¿les decimos siempre y en forma clara que se trata de desarrollar su vocación bautismal, de ejercer para bien de sus hermanos el sacerdocio común? Porque no basta con pronunciarlo de palabra, solamente, como quien pone título a un capítulo de la acción de la Iglesia. Hay que trasmitir la vida divina, formar en la espiritualidad, acompañar en el discernimiento, hacer que sean descubiertas y también amadas las propias responsabilidades, de cada uno en su función y lugar. En una palabra, diría, hay que despertar con la experiencia cristiana el deseo de comprometerse en la caridad, la oración y el encuentro con Dios. En el corazón de cada hermano y hermano hay un deseo de Dios, un ansia de felicidad que no es fácilmente satisfecho, una búsqueda que no será apagada hasta que encuentre su objetivo, a no ser que caiga derrotada por el cansancio, la indiferencia, el desengaño o el egoísmo. ¿Les ofrecemos claramente a nuestros fieles esta perspectiva? ¿Los acompañamos para que crezcan en el deseo, se desprendan de lo que les hace daño, animándolos para que no desistan ni se cansen, sugiriéndoles caminos y respuestas a su búsqueda? No puede haber compromiso si no hay experiencia de la verdad que nos espera. Y esa búsqueda del bien tenemos que despertarla

INTENCIONES PARA ORAR EN EL 2012 A pedido del Santo Padre Benedicto XVI

ABRIL

GENERAL: Vocaciones -Para que muchos jóvenes sepan acoger el llamado de Cristo a seguirlo en el sacerdocio y en la vida religiosa. MISIONERA: Cristo, esperanza para los africanos -Para que Cristo resucitado sea signo de segura esperanza para los hombres y mujeres del continente africano.

Está además el vasto campo de las competencias propias del laicado, que hacen a la instauración de un mundo mejor, a la vez más humano y feliz y, por eso mismo, más conforme al plan de Dios. Es la tarea de los hombres y mujeres que, desde el lugar en que los pone su vocación, a partir de las acciones más sencillas, comenzando por el mejoramiento de los propios sentimientos, por el cuidado de quienes les son más cercanos en su familia y en su comunidad, en la reflexión y la acción mancomunada, con la luz de la fe revelada, pueden discernir los mejores caminos para la sociedad, para el mundo entero. Nosotros mismos, los argentinos, padecemos duramente la falta de dirigentes que atiendan al bien común, considerado integralmente, y que no silencie ni excluya el progreso espiritual, la defensa de la verdad, el destino trascendente del hombre. Esto se plantea crudamente, dolorosamente, en las actuales circunstancias, en que se encuentra seriamente amenazada la vida de los inocentes, por el aborto y por políticas reproductivas egoístas, frente al silencio de muchos, que incluso se dicen católicos. ¡Qué bueno sería poder contar con un laicado de conciencia despierta, ilustrada, decidida, para ayudar a los fieles a conocer sus responsabilidades y ejercerlas, demostrar así que el bienestar verdadero, la justicia y el progreso auténtico, se encuentra ya desde la Creación en el designio divino y es confirmado por el Evangelio de Jesucristo! Con mucho afecto, los saluda y bendice, + Martín, obispo de Nueve de Julio

Para consultar más mensajes del obispo Martín www.diocesis9dejulio.org.ar/obispo.htm


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COMPARTIENDO NUESTRO TESORO

LA RESURRECCION Y ASCENSION DE JESUS

El Hombre Nuevo de la Pascua P

asado el sábado, de riguroso descanso para los judíos, a la mañana del primer día de la semana, unas piadosas mujeres que habían acompañado a Jesús en sus viajes de misión, se dirigen al sepulcro para embalsamar el cadáver del crucificado. La piedra que cubría la cavidad de la roca había sido removida y el sepulcro estaba vacío. Entonces el ángel de Dios les dice: -"No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí, resucitó como lo había dicho". Mt. 28, 5-6. Dos apóstoles, Pedro y Juan, notificados por las mujeres, corren presurosos al sepulcro y constatan que, en efecto, el cadáver de Jesús ya no está allí. A partir de ese momento, el Señor resucitado se manifiesta una y otra vez a los suyos dándoles la seguridad de que vive. Esa misma mañana se aparece a María Magdalena y a las otras mujeres. Por la tarde de ese día, dos discípulos que se dirigen de Jerusalén a Emaús, dialogan con él sin reconocerlo, hasta que, sentados a la mesa, él se les manifiesta en el momento de partirles el pan. Entonces rehacen el camino a Jerusalén para informar a los apóstoles sobre cuanto les había ocurrido en el trayecto. Allí reciben la noticia de que también Pedro ha visto al Señor resucitado. Mientras, a puertas cerradas, se comunican sus experiencias, Jesús se hace presente ante sus ojos asombrados y les deja oír su saludo de paz. Luego, para darles plena seguridad, come con ellos. Tomás, uno de los once, ha estado ausente y cuando, a su regreso, los hermanos le comunican la nueva extraordinaria, se niega a creer. A los ocho días, el Señor vuelve a aparecerse para quebrar la resistencia del discípulo incrédulo. Entonces Tomás se rinde exclamando: «Mi Señor y mi Dios». Juan 20, 28. El Señor se manifiesta otra vez a los suyos junto al mar de Genesaret y en un monte de Galilea. También se aparece a Santiago y a más de quinientos hermanos. Al cabo de cuarenta días, después de impartir las últimas instrucciones a sus discípulos,

Fue a partir de su resurrección y exaltación a la diestra de Dios, cuando Cristo, por la aceptación que dio el Padre a su muerte salvadora, entró en ejercicio pleno de su triple misión de Maestro de toda verdad, sumo y eterno Sacerdote y Rey y Señor de todos los hombres. Ya vamos advirtiendo que la resurrección de Cristo no fue un simple retorno de la muerte a su vida anterior. Fue un entrar en plenitud en una nueva vida transfigurada por el Espíritu. Glorificado en lo más alto del cielo, es ahora principio de vida divina para los creyentes, a quienes santifica comunicándoles su propio Espíritu, que es también el Espíritu del Padre, hasta que llegue el momento de hacerlos partícipes de su resurrección y exaltación. (Mt. 28, 18; Jn. 7, 3739; 16, 7; 16, 13-15; 20, 22- 23; 1 Cor. 15, 45; Filip. 2, 6-11; Heb. 10, 19-22).

Jesús los lleva al monte de los Olivos, en las proximidades de Betania, y mientras eleva sus manos y los bendice, es llevado al cielo. «Una nube lo ocultó a la vista de ellos. Como permanecían con la mirada en el cielo, mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir» Hch 1, 9-11. Signifiación salvífica de la resurrecciòn de Jesús Los acontecimientos de la muerte y de la resurrección constituyen el núcleo del misterio salvador de Cristo, llamado «Pascua». La palabra «Pascua» significa «paso» y alude al paso salva-

dor de Jesús por el mundo de los hombres, que se inició a partir de la Encarnación y llegó a su fase culminante cuando él «pasó» de este mundo al Padre. En virtud de esa Pascua salvadora, nos envolvió y enganchó en su giro de gracia introduciéndonos en el abrazo reconciliador de Dios. Ya nos hemos referido al valor salvífico del sacrificio de la Cruz. Aquí debemos precisar que la resurrección no fue sólo un epílogo de la obra redentora de Cristo o un desenlace en el que se manifestó simplemente el destino triunfal de Jesús después de su muerte redentora. Tanto la muerte cuanto la resurrección de Cristo obraron estrechamente asociadas como causa de remisión de nuestros

pecados y de la vida nueva de la gracia, como dos aspectos de un mismo acontecimiento salvífico. «La resurrección de Cristo es un complemento esencial y una parte integrante de la redención misma». (P. Prat). (Rom. 4, 24-25; 1 Cor. 15, 17; 2 Cor. 5, 15; Efes. 2, 4-6; Col. 2, 12-13; 1 Ped. 1, 3-4). Señalemos ahora la significación peculiar que tiene el hecho de la resurrección dentro de la dinámica global del misterio de Cristo. Aun cuando Jesús quedó investido, desde el primer instante de la Encarnación, de todos los atributos que corresponden a su condición de Hombre-Dios y Mesías mediador, con todo, tales atributos permanecie-ron encubiertos bajo el misterio de «kenosis» (Filip. 2, 7) o anonadamiento a que se sometió voluntariamente para salvar a los hombres y que tuvo su máxima expresión en la ignominia de la cruz.

Los acontecimientos de la muerte y de la resurrección constituyen el núcleo del misterio salvador de Cristo, llamado «Pascua». La palabra «Pascua» significa «paso» y alude al paso salvador de Jesús por el mundo de los hombres, que se inició a partir de la Encarnación y llegó a su fase culminante cuando él «pasó» de este mundo al Padre.

Reflexión de vida: Hombre Nuevo de la Pascua Por la virtud re-creadora de la Pascua de Cristo surgió un orden nuevo en el mundo. Eso era justamente lo que significaba el fuerte sacudón de tierra que se sintió la mañana de la resurrección. La victoria de Cristo sobre el hades conmovía los cimientos del universo. La vieja creación había muerto en la muerte de Jesús. Y alboreaba ya el octavo día, ese en el que Dios comenzaba a hacer «todas las cosas de nuevo» (Apoc. 21, 5). Surgía así una creación nueva, un cielo nuevo, una tierra nueva, en fin, un mundo nuevo sobre un cimiento nuevo. Y ese cimiento, esa piedra angular del mundo nuevo, es y será Cristo, eterno vencedor de la muerte. Los creyentes somos los hombres nuevos de ese orden nuevo que es preciso seguir construyendo sobre el fundamento que ha sido echado a perpetuidad, en una triunfal «novedad de vida» (Rom. 6, 4), que tiene su razón última en Aquel que «después de resucitar no muere más, porque la muerte ya no tiene poder sobre él» (Rom. 6, 9).

REFERENCIAS BIBLICAS: Mt. cap. 28. Mc. cap. 16 Lc. cap. 24. Jn. cap. 20-21. 1 Cor. 15, 3-8.


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LA IGLESIA HOY EN LA ARGENTINA Celebraciones en todo el país por el Día del Niño por Nacer

Ì El 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, en varios países del mundo es también el Día del Niño por Nacer. En la Argentina se dispuso por decreto (1406/98). En el marco del fallo unánime de los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación declarando «no punible» el aborto por violación, las diócesis de todo el país y diferentes agrupaciones provida organizaron actos, marchas y diversas actividades en defensa de la vida desde el momento de la concepción. Cálida despedida de la comunidad diocesana a monseñor Casaretto

Ì Una cálida despedida se brindó a monseñor Jorge Casaretto al haber concluido 28 años de ministerio episcopal en San Isidro en una misa concelebrada al aire libre, que reunió a más de dos mil personas ante la catedral de esta ciudad el viernes 16 de marzo a las 20.30. Al comenzar la celebración el actual obispo la diócesis, monseñor Oscar Ojea, agradeció la presencia de tantos sacerdotes, religiosas, miembros del pueblo de Dios y autoridades civiles. Dio gracias a Dios por el ministerio del obispo anterior, y agradeció con qué afecto lo había recibido como coadjutor hacía dos años y la amistad que habían forjado trabajando juntos.

Cuatro letras: agua», como «vida»

Ì «Debemos cuidar el agüita para los pobres. Seamos capaces de besar el agua, que fecunda y da vida a la Madre Tierra. Cuatro letras: «agua». Otras cuatro: «vida». Y otras cuatro: Amén», pidió el obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, con motivo del Día Internacional del Agua. «Para que el agua sea un derecho reconocido para todos, hace falta justicia y solidaridad con los pobres», reclamó. Fuente: AICA

ACTUALIDAD DIOCESANA

INICIO DE LAS ACTIVIDADES DE CATEQUESIS

"La entrada en la vida cristiana no puede ser cognoscitiva solamente" A l iniciarse las actividades catequísticas en las parroquias, capillas y colegios, monseñor Martín de Elizalde emitió su tradicional mensaje en donde señala, entre otros aspectos, que en el campo de la catequesis de Iniciación hay que insistir «en el esfuerzo creativo» para llegar a los padres y a las familias de los niños y jóvenes, invitándolos a que se unan a la transmisión de la fe y los acompañen con su testimonio. «La catequesis abarca necesariamente la evangelización de las familias, del ambiente social, de las costumbres y la cultura, pues sin ello la hermosa tarea que se realiza con los niños se vería seriamente amenazada, tal como lo experimentamos constantemente», sostiene el Obispo de Nueve de Julio. Y añade al respecto: «Es importante también repetir que la

formación catequística debe acompañar cada paso –en la doctrina y en la práctica– con la correspondiente aplicación en las celebraciones litúrgicas, y no meramente didácticas, con las iniciativas misioneras y caritativas, con la propuesta testimonial. La entrada en la vida cristiana no puede ser cognoscitiva solamente. La formación permanente de los catequistas necesita que los Curas Párrocos se involucren personalmente, con mucha responsabilidad, para ayudarlos y procurarles los medios necesarios». Acerca de los adultos, indica que resulta difícil «encontrar las respuestas y contar con los argumentos para sostener su fe y su práctica en la vida personal, familiar y social, frente al avance de propuestas realmente disolventes, que se presentan con la recomendación de su aceptación

generalizada y el aval legislativo. Ello se debe a que muchas veces el único bagaje doctrinal con que cuentan los cristianos es la ya lejana catequesis recibida, que se debería actualizar y consolidar constantemente en el seno de las comunidades parroquiales, en las familias cristianas y en las instituciones educativas, especialmente. En su mensaje, además, hace referencia de modo particular a que en el presente año, del 24 al 27 de mayo de 2012, tendrá lugar en Morón el 3º Congreso Catequístico Nacional bajo el lema: «Anticipar la aurora, construir la esperanza», que se propone profundizar la cuestión importantísima de la Iniciación cristiana. Recuerda también que estamos transitando el Año de la Vida, propuesto por el Santo Padre y que próximamente comen-

zará el Año de la Fe, convocado por el Papa a través de su Carta apostólica «Porta fidei», cuyo propósito es «intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, ... Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado ..., para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y trasmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre» (n. 8). Por eso, para monseñor Martín, "retomar la identidad cristiana por la confesión y la proclamación de nuestra fe, para no conformarnos con una pertenencia puramente sociocultural, es un gran desafío, y la catequesis resulta el ámbito apropiado para que comencemos la renovación profunda a la que estamos invitados".

SAN MARTIN DE PORRES, BRAGADO

Retiro de Jóvenes: "La fe es nuestra fuerza, para vivir con esperanza y alegría" Ì Como estaba programado, el día 23 de febrero, a las 18, el grupo de Jóvenes Juan Pablo II, partió rumbo al campo de la familia Romeo en Asamblea, para concretar su retiro anual. El lema propuesto para el encuentro fue: «La Fe es nuestra fuerza, para vivir con esperanza y alegría». Previamente en la Parroquia San Martín de Porres, el padre Liborio llevó adelante la apertura del retiro e impartió una bendición a todos los chicos y a sus familias quienes vinieron a despedirlos. Días donde se compartió el rezo de laúdes y vísperas, estudio, reflexiones, videos, gestos (también se celebró la Vida en Pili una de las chicas que había cumplido 15 años recientemente). Por supuesto no faltó el fogón donde se compartieron mo-

mentos de alegría y también de emotividad, ya que los padres habían enviado a sus hijos cartas donde expresaban todo el afecto y el calor de ser familia. Fueron jornadas vividas con mucha intensidad, días donde se respiraba y se vivía la presencia del Señor. El padre Liborio se hizo también un tiempo para visitarnos y conferir el sacramento de la reconciliación a los chicos. El 25 de febrero se clausuró el retiro con la Santa Misa. Los padres también estuvieron en la celebración eucarística y finalizada la misma fue el reencuentro con sus hijos. Muy emotivo por cierto. Agradecemos a todos los que de una manera u otra ayudaron a que fuera posible este retiro. Especialmente a la familia, Romeo, a Gladys, Liliana, Ricardo, Jorge y Gloria.


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LA IGLESIA HOY ACTUALIDAD DIOCESANA

EN EL MUNDO

ECOS DE LAS MISIONES

De Tres Lomas a Mallín Alto: "¡Que alegría... los estábamos esperando!" L

unes 2 de enero, 18 horas. Todo estaba listo. Florencia, Iris, Lautaro, Matías, Agustina, Belén, Hna. Susana, Hna Eulalia y los choferes Talo y Hernán. Ya la preparación había sido gozosa. Se notaba en el ambiente que había un gran deseo de partir. Siempre es como una primera vez. Nada se hace por rutina. Todo parece nuevo. Hasta las cajas que hace años cargan los alimentos, ropa útiles… todo lo necesario para los días de misión. Sin ruidos, despedidos por los más íntimos, pero llevando cada uno el cariño y acompañamiento de una Comunidad que hace 33 años ayuda, confía, apoya, alienta para que la misión sea posible. Las Hermanas Clemencia y Milagros dándonos aliento y fuerza. ¡¡ Son tantas misiones compartidas a la distancia!!! Viaje largo, 14, 15 horas… y Mallín Alto. Ya esperándonos: Rita, Pepe, Aldo, Magali… y el saludo de siempre: ¡¡Qué alegría!!… estábamos esperándolos… En pocas horas organizamos todo. En el grupo se disfruta cada trabajo que se hace. Hay buen clima, mucha alegría y ganas de trabajar. No extrañamos la televisión, la compu, los bancos de la plaza… el carecer de todo esto nos permite estar siempre comunicados y vivir valores que en nuestra sociedad se han perdido: el encuentro con Dios en la oración, en la Palabra compartida, la celebración de la Eucaristía, la formación, el diálogo, la presencia necesaria del hermano… ¿Lo más importante de la Misión?. ESTAR. SER PRESENCIA Y CERCANIA. Nos dicen los vecinos: ¡¡Cómo nos alegra el sentir que están!! Conclusiones Algunas de las muchas cosas positivas que encontramos: -La buena salud de cada familia. -El progreso en los hogares. -La hospitalidad (signo distintivo de cada familia).

La Hna. Eulalia comparte su crónica de una nueva misión en Mallín Alto, junto al grupo de Tres Lomas.

-Deseo de la visita del misionero. Te hacen saber que te esperan. -Unidad vecinal frente a los problemas y necesidades. -Cuidado y cariño para con los ancianos. -La fidelidad a su religión. No tienen cabida las sectas… Actividades de integración que realizan en el salón de la Capilla -Yoga, ferias, reuniones vecinales, taller de costura, artesanías, celebraciones de fechas especiales (Día de la Madre, del Niño…). En la capilla una vez por mes: celebración de la Eucaristía, fiestas de Navidad, de Pascua, aniversario de difuntos. -Atención a los enfermos, visita con la Virgen a las familias. Necesidades más urgentes: -El agua para la capilla. -Sala de primeros auxilios. Para lograr esto se está trabajando. Y clausuramos Día de fiesta grande. Procesión con la Virgen, Bautismos, Eucaristía. La celebración estuvo presidida por el Obispo del lugar monseñor Fernando Maletti acompañado por el Arzobispo de Paraná que estaba de visita. El padre Graciano acompañado de un hermano franciscano polaco, el padre Yoni, religiosas de El Bolsón, vecinos de la Pampa del Mallín, el grupo misionero del Padre Yoni… Acción de gracias Cerramos con una Acción de Gracias muy grande… y como es tradicional compartiendo tortas, jugos y caramelos. La despedida cuesta. El saludo y agradecimiento de cada vecino. La frase que se repite… «Los esperamos el próximo año»… nos mantenemos comunicados. Agradecemos a Dios que es el que quiere y permite todo esto.

El Papa pidió construir en Cuba una sociedad abierta y renovada

Ì «Deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios». Lo dijo Benedicto XVI ante 200.000 personas que participaron, en la misa que presidió en la plaza Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, con motivo del 400º aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la Isla. Benedicto XVI: Renovar los corazones en América Latina

Ì El papa Benedicto XVI presidió, el domingo 25 de marzo, una solemne Eucaristía ante más de 600 mil personas reunidas en el Parque Bicentenario al pie del Cerro del Cubilete en Guanajuato. En su homilía pidió a los creyentes de México y de toda América Latina, tener un «corazón nuevo» y recordó que el reinado de Cristo se basa en »el amor de Dios que él ha traído al mundo con su sacrificio y la verdad de la que ha dado testimonio». Reflexiones sobre la Nueva Evangelización en América Latina La Comisión Pontificia para América Latina (CAL) publicó «Reflexiones sobre la Nueva Evangelización en América Latina. Desafíos y prioridades». Se trata de valiosos aportes para la nueva evangelización, que hoy encuentra respuesta en la misión continental lanzada por el Episcopado Latinoamericano en Aparecida, y una contribución más a la Asamblea General del Sínodo de los Obispos (octubre de 2012), que tiene como tema «La nueva evangelización para la transmisión de la fe». Fuente: AICA


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EN EL CAMINO DE EMAUS

A LA ESCUCHA EN BETANIA

La Biblia y nosotros

La catequesis en nuestra diócesis

Escribe: padre Carlos Mateos

Abraham, padre de los creyentes EL LLAMADO DE DIOS. Primera parte Ì Como dije en el número anterior, supongo que usted ha leído, releído, imaginado lo que el Génesis nos cuenta de este hombre. A mí, se me hizo muy querido, simpático, cercano (no se hacen estampitas de él, o medallitas; si no, llevaría una en mi cadenita, junto con San Benito). Un hombre, por un lado, con experiencias, limitaciones, temores, tan parecidos a los de uno, en ciertos momentos de la vida. Y, por otro, tan admirable, tan digno de imitar. Sobre todo si hacemos bien la comparación. Nosotros tenemos el conocimiento y la fe en Cristo encarnado, muerto y resucitado, la Iglesia, los sacramentos, la Palabra… y él, andando de un lado a otro (arameo errante), con sólo algunas indicaciones y promesas de un Dios nuevo, muy diferente de los otros, y que él siente cercano y amigo, digno de toda confianza. ¡Vaya si hay para pensar y aprender de la fe, de la grandeza espiritual de este hombre! Sobre todo, en ese aspecto de que «fe», para él, es «confiar», tener confianza en Dios, más que ideas o doctrinas. Veamos entonces. Génesis 12, 1-4; mejor si completamos hasta el 9: no cuesta nada. Pero nos centramos más en v. 1-4. En el v.1, una invitación, una llamada (¿una orden?), sin mucha precisión: Ve al país que yo te mostraré. ¿Cuál país? ¿Dónde queda? ¿Para dónde agarro…? El viaje, además de la llegada a algún lugar, tiene una promesa de repercusión mundial: Por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra. (Ojo con esto último: ya desde los comienzos de la historia de salvación, aparece la «universalidad», la voluntad de que el bien, el amor de Dios, llegue a todos y cada uno de los hombres, esté donde esté, viva donde viva. (Para ampliar, ver: Anexo a «Abraham, padre de todos los creyentes»). Salir, irse de… Deja tu tierra natal y la casa de tu padre… Las raíces más profundas del ser humano. Las raíces que dan identidad a la persona: lugar y familia; tierra y sangre. Las constantes migraciones en la historia de la humanidad nos dan cuenta de salidas del terruño y de los seres queridos. En algunos casos, por razones duras, atroces: guerras, pobrezas, hambrunas, persecuciones. En otros casos, por deseos de mejorar las condiciones de vida o por desarrollar capacidades (ciencia, técnica, arte) que no encuentran posibilidad o aliciente en el lugar propio (fuga de cerebros). Por bien que le vaya, el emigrante siente siempre la nostalgia y el recuerdo de lo que ha dejado…y el deseo, de alguna vez volver. Pero el caso de Abraham tiene su diferencia: donde está, está «re-bien». Con su padre y sus hermanos, rico e importante (cap. 13,2: Abraham tenía muchas riquezas en ganado, plata y oro…) Sale con todos los bienes que había adquirido y todas las personas que había reunido en Jarán (v.5). Acá no había ni crisis, ni guerra: había una explotación ganadera en constante crecimiento y negocios florecientes, en progreso sostenido. El personal (pastores) con sus familias y el mayordomo, constituían un clan, una tribu bajo la dirección del patriarca, muy querido, por otro lado. No había ninguna razón para salir hacia… ¿Adónde?... Sara Esto va por mi cuenta, por mi imaginación. A lo mejor, los especialistas de la Biblia me contradicen y corrigen, pero ¿qué habrá pensado Sara, la linda, la guapa? «Si acá estamos bien, cada vez mejor… los dioses de la región no nos han contrariado; al contrario. Lo único que nos falta, es un hijo. ¡Eso sí que me falta! Para qué quiero tanto y todo, sin alguien a quien gestar, parir, criar, cuidar, amar…y dejarle todo en herencia. Pero eso no lo vamos a conseguir por el sólo hecho de irnos a otra parte… (que tampoco sabemos bien dónde queda). Si acá todos tienen hijos… como mi cuñado, con ese Lot que se nos ha hecho tan querido. Además, ¿quién es ese Dios que le habla? ¿quién lo conoce? ¿qué poder tiene, comparado con los otros de la región? ¿qué garantía de que nos cumpla eso de «una tierra para nosotros», que llegue a ser realmente nuestra?» (Continúa en el próximo número)

La Iniciación Cristiana Ì La originalidad de la iniciación cristiana es la acción e iniciativa de Dios, mediante la ministerialidad de la Iglesia, que transforma interiormente el corazón de quien responde haciéndolo partícipe en el misterio pascual de Cristo, identificándolo progresivamente con Él e integrándolo en la comunión con su Cuerpo que es la Iglesia. La gracia de Dios es la que atrae y gratuitamente otorga el don de la fe y de la salvación (33), en una comunidad cristiana, la cual es a la vez fuente, lugar y meta de este servicio (34). En otras palabras, la iniciación cristiana «es la manera práctica de poner en contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado»(35) La iniciación cristiana, propiamente hablando, se refiere a la primera iniciación en los misterios de fe- sea en forma de catecumenado bautismal para los no bautizados, sea en la forma de catecumenado postbautismal para los bautizados no suficientemente catequizados o evangelizados (36)- y es toda ella como un gran sacramento, y si bien cada uno de los sacramentos que en ella se celebran son distintos entre si, si embargo, todos ellos conforman una gran acción simbólica; más aún, el mismo catecumenado es parte de este gran sacramento, no instrucción preliminar, sino arte constitutiva del sacramento mismo (37). Dios sale al encuentro del hombre con su Palabra y el don de la Gracia por los sacramentos de la iniciación; el hombre, movido por el Espíritu Santo, responde con su profesión de fe- adhesión plena, inteligencia y voluntad a Jesucristo-(38) (33)- Cf. Jn. 6, 65/ (34)- Cf. DGC 158/ (35)- Cf. DA 288/ (36)- Cf. DA 288 Y 293/ (37)- Cf. RATZINGER Teoría de los principios teológicos. / (38)- Cf. DGC 82-83 La comunidad cristiana es el primer agente catequizador La iniciación se realiza en la Iglesia, por la Iglesia y para la Iglesia; nunca es un acto privado entre Cristo y el catecúmeno: la iniciación cristiana concierne a la comunidad antes que el individuo (Cf. DGC 220; 254.); es siempre una acción eclesial. La Iglesia entera debe sentirse y querer ser responsable de este maravilloso acontecimiento (CT 16). La iniciación cristina «no deben procurarla solamente los catequistas o los sacerdotes, sino toda la comunidad de los fieles» (AG 14), más aún es la misma comunidad cristiana la que al final de este proceso acogerá a los neófitos en un ambiente fraterno donde puedan vivir con la mayor plenitud posible lo que han madurado y celebrado. (Cf. CT 24). Iniciación Cristiana como proceso El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que la iniciación cristiana es un «itinerario» y nos señala las etapas y los elementos que no han de faltar para que este camino se transite adecuadamente: «Desde los tiempos apostólicos, para llegar a ser cristiano se sigue un camino y una iniciación que consta de varias etapas. Este camino puede ser recorrido rápida o lentamente. Y comprende siempre algunos elementos esenciales: El anuncio de la Palabra, la acogida del Evangelio que lleva a la conversión, la profesión de fe, el Bautismo, la efusión del Espíritu Santo, el Acceso a la comunión eucarística» (CEC1229)

REDICA 2012, EN EL MONASTERIO DE LOS TOLDOS Los catequistas nos encontramos el 17 y 18 de marzo de 2012 en el Monasterio Benedictino de los Toldos en el REDICA.


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Sacerdotes para hacer presente a Cristo «Desde el comienzo de mi ministerio como Sucesor de Pedro,he recordado la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo» S. S. Benito XVI: Carta apostólica PORTA FIDEI, 2

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ueridos hermanos y hermanas: Las palabras del Papa Benito XVI, que citamos al inicio describen lo propio del servicio pastoral del Obispo de Roma, puesto al frente de la Iglesia Universal. «Redescubrir el camino de la fe» para retomar con creciente entusiasmo y alegría el seguimiento de Cristo. Esta preocupación la debemos compartir todos los bautizados, pero especialmente los llamados a servir a sus hermanos desde los ministerios ordenados. Son particularmente oportunas en la celebración del domingo IV de Pascua, que nos invita a considerar en la fe la presencia de Jesús, el Buen Pastor resucitado, prolongada en la Iglesia con el carisma del ministerio sacerdotal, actualizado con

la vida y el servicio de los sucesores de los apóstoles, de los sacerdotes, sus colaboradores, de los diáconos y demás ministros. Con ellos colaboran quienes con diferentes misiones se han entregado y se entregan en cumplimiento de su sacerdocio bautismal a la obra de la Iglesia, dando testimonio de santidad y de caridad, y de cuyas filas surgen los futuros sacerdotes y los consagrados a una vida en el seguimiento de Cristo, casto, pobre y obediente. En este día queremos entonces agradecer a Dios Nuestro Señor por aquellas vocaciones surgidas en la diócesis, rogar por su santidad y perseverancia y por la fecundidad de su trabajo apostólico y de su intercesión, y pedir con renovada insistencia por una generosa respuesta a la llamada divina de todos los convocados para ser colaboradores de Jesús, Cabeza de la Iglesia, en la difusión del Evangelio. El mismo Señor nos dice que la siembra es mucha, pero pocos son los obreros, y la llamada para ser obreros, pastores del pueblo de Dios y anunciadores del Evangelio a todos los hombres, resuena por toda la tierra. Sin embargo comprobamos con

Mensaje de monseñor Martín de Elizalde OSB, obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio, con motivo de la Jornada de Oración por las Vocaciones IV Domingo de Pascua, 29 de abril de 2012 .

dolor que quienes escuchan esa voz que invita no son muchos, y muchos hermanos nuestros siguen esperando que llegue a ellos la Palabra de salvación. El Papa Benito XVI meditando junto al clero de Roma el pasado 23 de febrero lo expresó así: «He recibido una llamada. Yo diría que al primera gran llamada es la del Bautismo, la de estar con Cristo; la segunda gran llamada es la de ser pastores a su servicio y debemos escuchar cada vez más esta llamada, de modo que podamos llamar, o mejor ayudar también a los demás a oír la voz del Señor que llama. El gran sufrimiento de la Iglesia de hoy en Europa y en Occidente es la falta de vocaciones sacerdotales, pero el Señor llama siempre; lo que falta es la escucha. Nosotros hemos escuchado su voz, y debemos estar

El obispo Martín invita al Encuentro de Jóvenes Ì En nuestra diócesis realizamos el Encuentro de Jóvenes coincidiendo con el domingo del Buen Pastor. Se trata de trasmitir a quienes comienzan a transitar por la vida la plenitud de la experiencia cristiana, con la enseñanza genuina que nos ofrece en su Iglesia el Hijo de Dios. Justamente, se advierte en nuestro tiempo la confusión de muchos que no consiguen descubrir el sentido de la existencia, jóvenes que buscan escapar por medios engañosos y artificiales de una sana confrontación con su propio destino y se privilegia la distracción por encima de la aplicación a una tarea constructiva. Esta, especialmente, debe dirigirse a establecer sobre bases firmes la pregunta por el sentido de la vida; tiene que hacerse con total sinceridad, despojados de lo superfluo, y atendiendo a la Palabra de verdad, que nos entrega un Dios que nos ama y quiere nuestro bien. El Pastor bueno que conduce a su rebaño, porque quiere el bien y la felicidad de los suyos, es quien puede librarnos de los peligros de la ignorancia, de la inmadurez y del egoísmo, y la propuesta que nos hace a través de la Iglesia se abre para nosotros y nuestros jóvenes con la invitación a reconocer a Jesús en la fe como Salvador. El Encuentro de Jóvenes es una oportunidad para renovar los compromisos bautismales, reencontrar con la comunidad la presencia del Señor Jesús, afianzar sobre el privilegio de su amistad y cercanía la búsqueda de un futuro que dé satisfacción a los anhelos nobles y las justas aspiraciones de todos, y que por eso confiamos al Buen Pastor, amigo, guía, inspirador. Y dentro de la gama de posibilidades ofrecidas a los jóvenes para entregar con generosidad sus esfuerzos y poner en ejercicio sus capacidades, se abre también la puerta del servicio de Dios y de los hermanos en la vocación sacerdotal y en la vida consagrada. Invitamos entonces a los jóvenes de nuestras comunidades a participar del Encuentro del sábado 28 de abril, que se realizará en la localidad de Juan José Paso, como huéspedes de esa comunidad. Para ello, en las parroquias encontrarán la información necesaria. Será una celebración, en su sentido más pleno, para presentarnos como hermanos ante Dios, renovar la fe y comprometernos en la esperanza. Con todo gusto los esperamos en Juan José Paso, y nos preparamos, en el espíritu pascual, con la alegría de la fe y la apertura del corazón, en la compañía de la Madre de Dios, Nuestra Señora.

atentos a la voz del Señor también para los demás, ayudarles a que lo escuchen y así acepten la llamada, se abran a un camino de vocación a ser pastores con Cristo ... Así vemos las dimensiones de la llamada; son tres. Llamada, en último término, según este texto, hacia Dios. Dios es el fin; al final llegamos sencillamente a Dios y todo el camino es un camino hacia Dios. Pero este camino hacia Dios nunca es aislado, no es un camino sólo en el «yo», es un camino hacia el futuro, hacia la renovación del mundo, y un camino en el «nosotros» de los llamados que llama a otros, que les ayuda a escuchar esta llamada. Por eso la llamada siempre es también una vocación eclesial. Ser fieles a la llamada del Señor implica descubrir este «nosotros» en el cual y por el cual estamos llamados, así como ir juntos y realizar las virtudes necesarias. La «llamada» implica la eclesialidad; implica, por tanto, las dimensiones vertical y horizontal, que van inseparablemente unidas; implica eclesialidad en el sentido de dejarse ayudar por el «nosotros» y de construir este «nosotros» de la Iglesia. En este sentido, san Pablo explica la llamada con esta finalidad: un Dios único, solo, pero con esta dirección hacia el futuro; la esperanza está en el «nosotros» de aquellos que tienen la esperanza, que aman dentro de la esperanza, con algunas virtudes que son precisamente los elementos del caminar juntos.» Nuestro mensaje se dirige también a todos los fieles bautizados, con la invitación a que se comprometan en la oración por las vocaciones sacerdotales y

religiosas, y a trabajar por el fomento de las mismas, principalmente entre las familias cristianas, proponiendo el ideal del seguimiento de Cristo, atendiendo cuidadosamente a su desarrollo y promoviendo un mayor conocimiento y una más profunda adhesión a la invitación que el mismo Señor dirige a todos los que creen en Él. La palabra que el Papa Benito XVI dirige a toda la Iglesia, al convocarnos al Año de la Fe, pone justamente como principio y raíz el encuentro con Cristo, para « una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo» (Porta fidei, 6). Este objetivo será alcanzado por la gracia divina, con nuestra respuesta a la llamada a la nueva evangelización que nos dirige en este tiempo la Iglesia. Misión urgente, universal, inexcusable: «Pero ¿cómo invocarán al Señor sin haber creído en él? Y ¿cómo podrán creer si no han oído hablar de él? Y ¿cómo oirán si no hay quien lo proclame? Y ¿cómo lo proclamarán si no son enviados?» (Rom 10, 14-15). Por la fe somos salvados, y enviados para difundir esta misma fe, cada uno en su lugar y condición, y de todos los ambientes y culturas han de surgir quienes, por un encargo especial y contando con la gracia para ello, se incorporen al número de sus ministros, asistiendo a los sucesores de los apóstoles. Pedir por las vocaciones, especialmente en el contexto espiritual del Año de la Fe, es la obligación de todos. La Obra diocesana por las vocaciones eclesiásticas (Odve) ya está presente y activa en muchas parroquias, y espero que pronto pueda estarlo en todas, para rezar por los que son llamados, acompañarlos en su camino, sensibilizar a las comunidades y a las familias cristianas y colaborar con su oración y su ayuda, también material, en la formación.

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FIESTAS PATRONALES DE ABRIL

en la Parroquias y Capillas de nuestra Diócesis de Nueve de Julio. 21. San Anselmo, Obispo y Doctor de la Iglesia -Parroquia San Anselmo, PEHUAJÓ

29. Santa Catalina de Siena, Virgen y Doctora de la Iglesia -Parroquia Santa Catalina de Siena, N. DE LA RIESTRA


ABRIL DE 2012

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LA PUERTA DE LA FE (II)

Creo Señor, pero aumenta mi fe Q

ueridos lectores, en la entrega anterior considerábamos el significado que tiene para nosotros la propuesta del Papa Benedicto XVI, que en su Carta Apostólica «Porta Fidei» nos convoca a un Año de la Fe que comenzará el 11 de octubre del corriente, en el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II. Les acerco unas últimas consideraciones que hace en su carta para seguir reflexionando a la luz de su magisterio en este tiempo de Pascua. La fe crece creyendo «Caritas Christi urget nos» (2 Co 5, 14): es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28, 19). Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se co-

munica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos. Como afirma san Agustín, los creyentes «se fortalecen creyendo». Profesar, celebrar y testimoniar la fe públicamente Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. No podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un auténtico «preámbulo» de la fe, porque lle-

P. Luis Diehl

PENSAMIENTOS BREVES SEGUIR LA HUELLA ? Que tus pasos sigan la huella del Señor. ? Que no camines solo hacia la meta, sino en comunión con todos los hombres. ? Que por más obstáculos que encuentres en la marcha, tu constancia los supere. ? Que en los momentos difíciles te ilumine la fe y te fortalezca la esperanza. ? Que amando alcances la Meta del Amor para que tu vida se plenifique eternamente.

Es una publicación de la Diócesis de Santo Domingo en Nueve de Julio

interrogantes que provienen de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos. Pero la Iglesia nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad.

Escribe: Pbro. Germán Loriente

va a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios. La misma razón del hombre, en efecto, lleva inscrita la exigencia de «lo que vale y permanece siempre. La utilidad del Catecismo de la Iglesia Católica Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, todos pueden encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio precioso e indispensable. Es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II. Precisamente en este horizonte, el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica. En su misma estructura, el Catecismo de la Iglesia Católica presenta el desarrollo de la fe hasta abordar los grandes temas de la vida cotidiana. A través de sus páginas se descubre que todo lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro con una Persona que vive en la Iglesia. A la profesión de fe, de hecho, sigue la explicación de la vida sacramental, en la que Cristo está presente y actúa, y continúa la construcción de su Iglesia. Sin la liturgia y los sacramentos, la profesión de fe no tendría eficacia, pues carecería de la gracia que sostiene el testimonio de los cristianos. Del mismo modo, la enseñanza del Catecismo sobre la vida moral adquiere su pleno sentido cuando se pone en relación con la fe, la liturgia y la oración. La fe está sometida más que en el pasado a una serie de

Año XIII - Nº 126 ABRIL / 2012

Recorrer y reactualizar la historia de la fe A lo largo del Año (que se convoca), será decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado. Mientras lo primero pone de relieve la gran contribución que los hombres y las mujeres han ofrecido para el crecimiento y desarrollo de las comunidades a través del testimonio de su vida, lo segundo debe suscitar en cada uno un sincero y constante acto de conversión, con el fin de experimentar la misericordia del Padre que sale al encuentro de todos. Durante este tiempo, tendremos la mirada fija en Jesucristo, «que inició y completa nuestra fe» (Hb 12, 2): en él encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de su Encarnación, de su hacerse hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con el poder de su resurrección. En él, muerto y resucitado por nuestra salvación, se iluminan plenamente los ejemplos de fe que han marcado los últimos dos mil años de nuestra historia de salvación. No hay fe sin caridad, no hay caridad sin fe El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres.

(2ª PARTE)

Pero la mayor de ellas es la caridad» (1 Co 13, 13). Con palabras aún más fuertes —que siempre atañen a los cristianos—, el apóstol Santiago dice: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: «Id en paz, abrigaos y saciaos», pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá: «Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe»» (St 2, 14-18). La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Lo que el mundo necesita son testigos de la fe Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin. «Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1): que este Año de la fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero.

DIRECTOR: Pbro. Germán Loriente

EDICION INTEGRAL: Fabricio O'Dwyer.

Iglesia Catedral de Nueve de Julio. Teléfono: (02317) 422163

Ugarte 590 - (6223) Coronel Charlone. mail: fabricio1969@gmail.com


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