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10. VUELTA A SUS ORÍGENES

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ACERCA DEL AUTOR

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Causó mucha extrañeza el regreso de Esteban Sánchez a Extremadura en 1978, alejándose de la vida de un concertista de su categoría y, aunque no dejó del todo esa etapa, prefirió centrarse en la docencia como profesor en el Conservatorio de Badajoz. Un tiempo después simultaneó sus clases con el de Mérida asumiendo en octubre de 1983 la dirección de este último.

Su logro como director, al conseguir que pasara de Escuela de Música a Conservatorio un año después, fue una de sus grandes satisfacciones. Se sentía tan querido que, en un detalle digno de admiración, donó al centro emeritense el piano Gaveau vertical, el antiguo piano de su tío abuelo y su primer instrumento en los años de estudio y concertista en Madrid, que utilizó hasta bien pasados los treinta años.

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Volver aquí le hacía disfrutar del tiempo libre con la gente y cerca de su madre por la que sentía auténtica devoción. Así mismo permitió a los orellanenses gozar del genio en todas sus facetas. Solía comentar que tenía desde muy joven el anhelo de cumplir uno de sus deseos más íntimos: “Vincularse a la tierra que le vio nacer y contribuir a su desarrollo de alguna manera, ser uno más entre sus paisanos”.

En alguna conversación con familiares de Esteban nos aseguraban que les había explicado su necesidad de volver a casa: “Vosotros habéis disfrutado de la familia pero yo no. Tengo que recuperar esa cercanía con mis padres y hermanos, porque no la he tenido de chico; pasé de nuestra casa a la de los abuelos, después a Plasencia y luego a Madrid”.

Conservatorio de Badajoz Piano Gaveau donado por Esteban Sánchez

Esteban Sánchez con compañeros y alumnos del conservatorio de Mérida

Otro de los motivos de su vuelta a casa, como él nos decía en algunas ocasiones, fue el de dedicarse a la formación de intérpretes de piano, a ser el mejor maestro posible. Su afán era hacer por Extremadura lo mejor que sabía: educar a las nuevas generaciones y demostrar hasta dónde pueden llegar nuestros valores culturales y artísticos.

Comenzó sus clases en Badajoz en 1974 y, desde que se estableció en Mérida, de hecho ya estaba viviendo en la capital extremeña con normalidad desde 1982, nos contaba que impartía sus clases dos días por semana en Badajoz y los otros tres en Mérida. Los fines de semana solía pasarlos en su pueblo natal, cuando no tenía ningún compromiso que se lo impidiera.

Se implicó en el desarrollo de la música en Extremadura, en un tiempo político ilusionante, desde el puesto de asesor de la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura. También formó parte de los Asesores Musicales de la Asamblea de Extremadura, junto a Carmelo Solís, Miguel del Barco y Emilio González Barroso.

Coro de la Basílica de Monasterio de Guadalupe junto a Miguel del Barco

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