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5 – José Buenagu

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ACERCA DEL AUTOR

ACERCA DEL AUTOR

5 - José Buenagu

José Antonio Bueno Aguado (Valencia, 1935) Compositor y director de orquesta. Primer Premio y Premio Extraordinario del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Becado en Roma, Siena y París, durante cuatro años, para estudiar dirección de orquesta. Creador de la Orquesta Universitaria de Madrid y director asociado de la Orquesta de Saint Brienc (Francia) Durante diez años director de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Diplomado en realización de programas de radio y televisión. Compositor de música para películas tanto españolas como mejicanas, francesas, argentinas, colombianas y estadounidenses.

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Destacamos la composición que hizo el maestro valenciano en 2006, Rapsodia-Homenaje sobre temas de Esteban Sánchez, obra para piano y orquesta estrenada por Antonio Baciero

y la Orquesta de Extremadura dirigida por Jesús Amigo, el 26 de enero de 2007 en el Palacio de Congresos “Manuel Rojas” de Badajoz, e interpretada después por el concertista internacional y pedagogo Darío Llanos; y también la ópera Pensares de Rocinante, con libreto de Justo Merino, por encargo del Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música (CSIPM-UAM), estrenada el 24 de abril de 2015 en el Auditorio Nacional de Música.

Receptor de numerosos premios y múltiples actividades relacionadas con la música culta, tanto en España como en Europa y América, es un gran personaje, muy valorado entre los músicos y el más constante amigo de Esteban Sánchez en Madrid, en palabras de Antonio Baciero.

Al solicitar una colaboración para incluir en este libro las espontáneas palabras de José Buenagu fueron:

“La persona que estuvo más íntimamente ligado al Esteban Sánchez-joven, en el aspecto de su día a día humano y musical fui yo. En la juventud Esteban y yo fuimos confidentes y compartimos muchas jornadas conviviendo en nuestras casas (su tía Petra era como mi segunda madre y yo para ella era también el hermano de Esteban) Éramos el tipo de hermanos que ambos queríamos tener. Desde siempre he pensado que lo mejor que tenemos para hacer es ayudarnos; con Esteban ya practiqué mucho la ayuda y él me correspondía con su cercanía, cariño y confidencia.

Yo fui el confidente “más como un hermano” que tuvo él en la juventud, incluso desde una cama junto a la mía en la habitación de mi casa, donde muchos días se quedaba a dormir después de estudiar allí (porque mi piano respondía mecánicamente mejor que el suyo) Algunos días los terminábamos en mi casa, estudiando en el mismo piano y quedándonos dormidos jugando al ajedrez o resolviendo crucigramas.

Pero no sería justo distorsionar las consecuencias de lo anteriormente expuesto, porque tampoco sería verdad, puesto que a su sencillez unía Esteban la grandeza de la independencia que le daba la seguridad en sí mismo. Los demás éramos los demás, por muy cerca que estuviéramos.

Y la última entrevista que le hizo TVE en vida la promoví y realicé yo, en Mérida. Lo que pasa es que la vida y mi humildad me mantuvieron al margen de las miradas de terceras personas”.

Por todo lo expuesto, sin duda, también a José Buenagu se le puede aplicar la sentencia con la que terminamos el apartado de este mismo capítulo sobre Antonio Baciero: se trata del, quizás, mejor amigo que alguien pudiera tener.

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