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Aragón

Alicia Echevarría Benito es Maestra de Educación Especial y Licenciada en Psicopedagogía. 12 años en la dirección del CP San Jorge de Herrera de los Navarros (Zaragoza). Representante de la Asociación de Equipos Directivos de Infantil y Primaria de Aragón (AEDIPA)

Web: http://bit.ly/2pt8sPe Twitter: https://twitter.com/aediparagon Email: adipAragon@gmail.com

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En los últimos años hemos “sufrido” distintas reformas educativas cuya finalidad, entre otras, han pretendido reforzar la capacidad de gestión de la dirección de los centros, confiriendo a las directoras y directores, como representantes que son de la Administración educativa en el centro y como responsables del proyecto educativo, la oportunidad de ejercer un mayor liderazgo pedagógico y de gestión; aunque vemos que, dentro de un mismo marco legal, existen diferentes modos de liderar la dirección de un centro: liderazgo pedagógico, liderazgo de gestión y, lo que se pretende, liderazgo pedagógico y de gestión.

1 http://bit.ly/31em4Mt 2 http://bit.ly/2MIuUyB 3 http://bit.ly/2RLHxJG 4 http://bit.ly/2IavDEl

INTERVENCIÓN DE ALICIA ECHEVARRÍA, REPRESENTANTE DE ARAGÓN

ALICIA ECHEVARRÍA BENITO

Para ello, tal como recoge el Informe 2018 del estado del sistema educativo1 se potencia la función directiva mediante un sistema de certificación previa para acceder al puesto de dirección, y se establece un protocolo para rendir cuentas de las decisiones tomadas, de las acciones de calidad y de los resultados obtenidos al implementarlas.

Ahora bien, ¿se está reforzando de esta forma el estatus institucional de la dirección escolar de los centros públicos? ¿Es atractiva la figura de directora o director?

A este respecto, en 2016 se publica en prensa (Heraldo de Aragón, 16 de marzo de 2016) 2 y 28 de julio de 2019 3) que Educación elige al 70%-60% de las directoras y directores de colegios ante la falta de personas voluntarias, lo cual invita, por lo menos, a realizar una reflexión, siendo una de las explicaciones que se podría dar la burocratización de la función directiva, pasando de un modelo participativo a un modelo buro - profesional, lo que precisa de una dirección esencialmente técnica frente a una dirección que desarrolle un proyecto común con el que dinamizar y coordinar la comunidad educativa (Bernal, 2000) 4 Así pues, conscientes de esta “burocracia en la escuela” (El Adarve, 2017)5 surge la Asociación de Equipos Directivos de Infantil y Primaria de Aragón (AEDIPA) para mejorar la función directiva mediante la reflexión y el apoyo a un colectivo, con un enorme impacto en la calidad de la educación, que está siendo “sepultado” por la burocracia que impone la LOMCE. Por otra parte, desde AEDIPA nos preocupa también la alta movilidad docente que existe, por lo que nos encontramos que no se pueden consolidar proyectos de dirección debido al continuo cambio en los colegios, lo que conlleva que el

5 http://bit.ly/2wWcKyp

porcentaje de las directoras y directores de los centros educativos españoles con menos de 5 años de ejercicio de la función directiva se sitúe en el 36% (PIRLS 2016) 6), 8 puntos porcentuales sobre el promedio internacional, tal como recogen los Indicadores comentados sobre el estado del sistema educativo español 20187 .

Si contribuimos con la dirección escolar en la mejora del sistema educativo, parece razonable profundizar en la problemática a la que nos enfrentamos para elaborar programas de formación directiva que nos ayuden a superar las dificultades y para hacer propuestas que faciliten la función directiva, teniendo en cuenta, por un lado, que la formación directiva es mejorable y, por otro, la sobrecarga de tareas a la que se ve sometido el equipo directivo de los centros además del desequilibrio entre el tiempo que se dedica a la gestión administrativa y de personal, la mayor parte, frente a las tareas de liderazgo pedagógico y de organización del centro al que se dedica una parte menor del tiempo de la función directiva. Entendemos que, independientemente de las peculiaridades que pueden mostrar los distintos tipos de centro en Aragón, y del contexto en el que se sitúa cada centro en particular, podemos hallar elementos comunes en relación a la autonomía de los centros, la organización, el tiempo, las tareas o el liderazgo que nos permitan una cierta generalización tanto de las dificultades como de las propuestas que permitan posibles mejoras. Lo que parece importante es conocer las causas de la saturación que parecen mostrar los equipos directivos y la falta de interés por ocupar el puesto por parte de los docentes. La carga de trabajo que demanda la Administración en forma de elaboración y actualización de documentos institucionales, el comedor escolar, el rendimiento de cuentas a la Inspección, la atención a las familias, las tareas relacionadas con la convivencia, los informes a elaborar, las obras de reforma o mantenimiento de los centros, parecen ocupar la mayor parte del tiempo y representan las tareas principales de la dirección. En cuanto a la formación de los directores, desde 2014, con la aprobación de la LOMCE se reguló esta formación, tratándose de un curso inicial

6 http://bit.ly/2GU1ojP 7 http://bit.ly/2ROXChT 8 http://bit.ly/2ROXChT o de actualización dirigido a los docentes para adquirir las competencias necesarias para ejercer la función directiva con un total de 120 horas teóricas y prácticas, si bien este modelo prima los contenidos sobre la gestión, siguiendo un modelo burocrático-administrativo o gerencial.

Por nuestra parte, entendemos que el modelo formativo debería incrementar la participación de los asistentes a la formación, dar mayor protagonismo a las experiencias y buenas prácticas.

Por ejemplo, la práctica más extendida en otros países se basa en la Mentoría, es decir, la tutorización del director novel por un director experimentado y reconocido. En definitiva, si la dirección escolar es el segundo factor que más influye en la calidad educativa, después de la enseñanza en las aulas, parece necesario, tal como propone Antonio Bolívar8 , apostar por un liderazgo pedagógico, distribuido, centrado en el aprendizaje de todo el alumnado y de su éxito escolar, en el que los docentes desempeñen también un papel de liderazgo en un contexto organizativo de colaboración en torno a un proyecto educativo compartido que tiene como objetivo la mejora de los aprendizajes de todo el alumnado.

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