Directo Bogotá # 46 by Revista Directo Bogotá

" " María Mónica Monsalve

Bicicleta estática I

Fotoensayo

Edición

Septiembre 2014

Directo Bogotá Revista escrita por los estudiantes de la carrera de Comunicación Social

Directora Maryluz Vallejo Asistente editorial Helena Calle Reporteros en esta edición Matheo Gelves, Daniel Canal, Sara Galeano, María Mónica Monsalve, Daniela Gómez, Christina Gómez, Carolina Morales, Juan David Naranjo, Natalia Vivas, Katherin Alfonso, Oswaldo Beltrán, Mariángela Urbina, Lilian Mariño, Maryluz Vallejo Fotografía de portada Foto: Juan David Naranjo Diseño y diagramación Angélica Ospina angelikaos@gmail.com Corrección de estilo Gustavo Patiño correctordeestilo@gmail.com Impresión Javegraf Decana Académica Marisol Cano Directora de la Carrera de Comunicación Social Mónica Salazar Director del Departamento de Comunicación Mario Morales Informes y distribución Transversal 4ª No. 42-00, piso 6 Teléfono: 3 20 83 20, ext 4587 Escríbanos a: directobogota@gmail.com Consulte nuestro archivo digital en la página: www.directobogota.com (Edición impresa)

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Cabos Sueltos Estación Central

El apetito de los constructores Estación Central

El aeropuerto que se quedó en leyenda Tendencias

El pedigrí de las razas únicas Deportes

Los enmascarados de San Fernando Deportes

Faltó pelo para el gol Oficios

La sazón de ‘la Perse’ Arte

Soñar con las puntas en el piso Arte

Lentes que ordenan el caos Colonias

Bogotá, el Colombian dream de los venezolanos Colectivo

Laboratorios de barriada Homenaje

“Ya tengo la sonrisa incorporada” Libros

El rescate de la Miss Decó bogotana Libros

De la risa al horror

Cabos Sueltos

Robos a alta velocidad En 2013, en Bogotá se vendieron más de 560.000 motos. Quizá lo que hay que recordarles a los motociclistas es que según cifras de la Policía Metropolitana de Bogotá, al día se están robando entre 15 y 17 motos, y los delincuentes se toman escasamente 11 segundos para llevársela. Hay tres modalidades de robo: la primera es con “la pluma”; según 'el Diablo', exladrón de motocicletas, esta herramienta es una llave maestra, sin bordes, totalmente plana, que se manda a hacer cerca de la calle 19 y cuesta $10.000 o el delincuente la fabrica con utensilios caseros. La segunda es al estilo hollywoodense, manipulando el cableado para prender el motor. La tercera es con una pesa, especie de cruceta que termina en un tornillo, la cual se introduce donde va la llave de la moto; se hala con fuerza y sale el switch de la motocicleta, y luego es fácil prenderla hasta con un destornillador. Estos robos se presentan dependiendo del tipo de motocicleta y del sistema de seguridad que tenga. Según 'el Diablo', las motocicletas preferidas en el día por los delincuentes son las Pulsar, AKT, BWS 125 y FZ. En la noche se roban la que aparezca o la que dejen “mal parqueada”. Por eso la Policía Metropolitana de Bogotá sugiere dejar las motocicletas en parqueaderos. Rosembergt Díaz rosembergt.diaz@javeriana.edu.co

Sea “buena tapa” y denuncie “Fíjate bien donde pisas, fíjate cuando caminas”, dice Juanes en una de sus canciones sin pensar que puede tocarle a usted como habitante de Bogotá. Un viernes temprano, en la lucha por esquivar carros y semáforos, me tropecé con una de las muchas alcantarillas rotas de Bogotá, en el barrio Prado Veraniego. Al caer, mi reacción fue levantarme rápidamente, limpiarme y simular que nada había pasado. A pesar del dolor en mi rodilla derecha, logré llegar a mi destino pensando que solo era un raspón. Unos días después, dado que el dolor era insoportable y mi rodilla tenía muy mal aspecto, decidí ir al médico. “¿Por qué no vino antes?”, me preguntó el médico y me ordenó una serie de exámenes. Después de algunas horas descubrí que el chiste me había salido caro, ya que tenía un esguince de ligamento cruzado. A pesar de la gran labor de la EAB con su campaña “Gente buena tapa, y de que ha instalado 1.853 tapas robadas en Bogotá, siguen faltando numerosas trampas por tapar. En el centro y en el sur de la ciudad se han instalado 1.105 tapas este año, pero siguen siendo las zonas con más alcantarillas sin tapa. Otra de las soluciones de la empresa de Acueducto y Alcantarillado fue reemplazar las tapas por unas de plástico de color azul, las cuales no son reciclables y tienen un sistema antirrobo. Sea “buena tapa” y denuncie el robo de estas tapas de alcantarillas para evitar que más transeúntes, conductores y motorizados caigan en esos agujeros negros. Andrea Catalina Vargas andre.kta2509@hotmail.com •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Ventas sobre ruedas Una de las supuestas ventajas del sistema operativo de TransMilenio era la ausencia de vendedores ambulantes, pero hace dos años, aproximadamente, estos buses fueron tomados por músicos, comerciantes y habitantes de calle. Y es que TransMilenio se convirtió en un negocio muy atractivo para la venta informal, pues los informales no tienen que pedirle permiso al conductor para subirse. Además, lo que antes ganaban en un bus ahora lo duplican, y hasta lo triplican si van en un biarticulado. En el 2013, la Policía de TransMilenio identificó 135 vendedores, 85 habitantes de calle y 48 músicos dentro del sistema. Ya es un negocio organizado; cada uno con su ruta definida e incluso en algunas estaciones hacen fila para ingresar por turnos y no coincidir en el mismo bus. El problema es que aunque las ventas no estén permitidas, si estas personas pagan un pasaje no pueden expulsarlas. Más preocupante aún es que con la llegada del SITP los vendedores informales que trabajaban en los buses, cerca de 4.000, se están desplazando a TransMilenio, ya que con un solo pasaje pueden recorrer toda la ciudad.

La pelota reencauchada Entre las páginas de varios medios y los carteles que empapelan los muros se asoma la foto de un viejo conocido que celebra diez años de su recordado montaje La pelota de letras. El afiche muestra su sonrisa forzada que obliga a sus pómulos y gordos cachetes a espichar los ojos; su mirada de loco y peinado “talco” (tal como se levantó) no han cambiado. Tras ser un éxito en Colombia y haberse presentado en 11 países, como Estados Unidos o Inglaterra, se calcula que el show fue visto por más de dos millones de personas.

Mientras tanto, la solución se la han rotado como papa caliente: la Policía asegura que le corresponde a la Alcaldía por tratarse de un problema de desempleo; TransMilenio dice que está en manos de los usuarios, pues al comprar o dar limosna fomentan el rebusque, y los usuarios, por su parte, exigen que las autoridades se hagan cargo de la situación. Pero mientras el negocio marche sobre ruedas, será imposible frenarlo.

¿Qué pasó en estos diez años de carrera después de convertirse en un éxito? La verdad, nada nuevo. Desde que estaba en la universidad y se presentó en La Piscina como principiante cuenta los mismos chistes, el “Deje así” hasta el hartazgo; el “Mientras usted viva bajo este techo…”, como si no tuviéramos suficiente con oírlo en casa. No creo que 2,5 millones de seguidores en Twitter tengan algo por qué celebrar; en la red social hay miles de trinos que le imploran a Andrés López que pare. Esa pelota no siguió rebotando. El programa de entrevistas que presentó en OnDirecTV fue atroz, así como sus películas De rolling con Trompetero. Sinceramente, la última vez que reí gracias a él fue cuando lo vi en un comercial de Ariel por Youtube con la misma rutina. Ha exprimido tanto esa Pelota de letras que se quedó sin letras; las boletas las está casi regalando para que la gente vaya a verlo, pero al fin de cuentas… “¡haga lo que se le dé la gana!”.

Valeria Angarita Alzate valeria.angarita13@gmail.com

Andrés Palpati apalpati@javeriana.edu.co

Hojas y hojuelas

En los colegios piden más que deme con sus listas de útiles, la mayoría de las veces inútiles. A pesar del desperdicio, hay niños que no tienen cómo comprar un cuaderno de $2.000 en las ferias del centro de la ciudad. Por esta razón, nació Ya Tengo Dónde Escribir, una organización creada por jóvenes, que desde hace dos años brinda a niños de bajos recursos cuadernos ecológicos, elaborados a partir de la recolección de hojas que los estudiantes no utilizan y de cajas de cereal vacías, donde el gallo de Corn Flakes reemplaza a Natalia París en la cubierta. Igualmente, realizan actividades sobre la importancia del reciclaje. “Vi que

había mucho desperdicio de papel y lápices, que iban a terminar en el basurero Doña Juana, por eso pensé en darles un nuevo uso”, comenta Camila Fierro, gestora de la iniciativa. Para lograr que en todos los rincones del mundo un niño tenga dónde escribir, la organización tiene presencia tanto nacional (en Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga) e internacional (en Chile, Perú, Estados Unidos, Honduras y Brasil), donde los líderes del proyecto multiplican la idea. Si usted también quiere recibir una sonrisa por cada cuaderno regalado, visite la página web www.ytde.webs.com, y no pase la hoja. Stephanie Alférez Calderón s.alferez122@gmail.com •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Estación Central

El apetito de los constructores

Texto y fotos: Matheo Gelves Teo.Gelves@hotmail.com

Ante la falta de terreno para construir, el limbo en el que se encuentra el POT de la ciudad y la

En el 2011, en la edición número 34 de Directo Bogotá, José Ricardo Zuluaga publicó un artículo titulado “El barrio sánduche” (http:// issuu.com/directobogota/docs/final_03baja), refiriéndose al barrio Juan XXIII, ubicado cerca a Rosales, en la localidad de Chapinero. En él hacía un recorrido por el barrio, repasando su historia y sus costumbres, para finalizar comparándolo con un sánduche "por ser el bocado

laxitud de las entidades distritales

apetecido por los grandes constructores".

de planeación, los constructores

Tres años más tarde, el problema revivió a raíz de una columna publicada el 31 de marzo en el periódico El Tiempo por el periodista Juan Pablo Calvás, titulada “Los desplazados de Rosales”. En ella, el periodista denunciaba supuestas presiones a las que los habitantes de los barrios Juan XXIII, Los Olivos y Nueva Granada eran sometidos para abandonar o vender sus viviendas. Directo Bogotá volvió a la zona para investigar la nueva ola de conflictos

están detrás de barrios de estratos bajos que ocupan sectores de alta valorización para emprender lujosos proyectos de vivienda, como lo ilustra este reportaje.

que viven los vecinos de estos ‘barrios hermanos’; sin embargo, la situación actual está lejos de mostrar una hermandad entre barrios, pues las disputas y conflictos entre partes se han incrementado con el paso del tiempo.

versiones que intentan explicar lo que sucede en el sector. Los actuales presidentes de las juntas de acción comunal de los tres barrios y una habitante del sector dan testimonio sobre el problema.

El panorama ha cambiado drásticamente en los últimos años. El barrio Los Olivos parece estar agonizando entre los escombros de varias cuadras de viviendas que han sido vendidas y, posteriormente, demolidas; mientras que a su lado se levantan imponentes dos nuevas torres de apartamentos de estratos 5 y 6, y otra más a punto de ser terminada. La pesadilla que mencionaban hace tres años la entonces presidenta de la Junta de Acción Comunal de Juan XXIII, María Nelly Bejarano y Antonio Manrique —arquitecto y profesor de la Universidad de los Andes—, comienza a ser realidad: “Gran-

Myriam Consuelo Páez, cabeza de la Junta de Acción Comunal del barrio Los Olivos, afirma que la columna de Calvás “es una gran mentira”, argumentando que en ningún momento ha habido desplazamiento forzado y que los términos de negociaciones de venta de los predios han sido transparentes y autónomos. También agrega que se están adelantando varios proyectos de capacitación, para que aquellos vecinos que deseen vender lo hagan en las mejores condiciones. Sin embargo, Celso Enrique Sánchez, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Juan XXIII, comenta que tras cada casa vendida hay comisiones que reciben terceros, y que por ello —y por intereses de privados— se están generando presiones, tanto directas como indirectas, para lograr que los vecinos vendan sus predios.

des constructores implantan rascacielos de abusiva especulación inmobiliaria, tapando la vista hacia los cerros y generando sombra y congestión sobre sus vecinos”.

La batalla campal Se ha desatado una batalla por el espacio, y los habitantes de los barrios parecen dividirse en dos bandos: los que apoyan la venta de los predios y los que optan por la conservación del suelo y de lo que consideran su patrimonio. A raíz de lo anterior, han surgido distintas

Escombros, delincuentes y calidad de vida Clara* dice que la presión ejercida busca afectar directamente la calidad de vida de la zona. Explica que el sector es sumamente valioso y apetecido debido a todas las comodidades que ofrece, como tener

Campana del Museo de la Memoria del barrio Juan XXIII. ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Alto contraste de viviendas en los cerros nororientales.

hospitales cercanos, medios de transporte hacia cualquier punto de la ciudad, cercanía a áreas empresariales y a vías principales como la Circunvalar y la carrera 7ª, al igual que una hermosa vista de la ciudad y un aire más limpio. Sin embargo, afirma que terceros se han empeñado en afectar esa calidad de vida para que los vecinos se desarraiguen del lugar y vendan más fácilmente. Celso adhiere a esta opinión, y expresa que se han arrojado y abandonado escombros en los predios vendidos de Los Olivos, lo que está ocasionando un problema de sanidad y salud pública, al llenarse estos lugares de contaminación y convertirse en nidos de ratas. A lo anterior agrega que en algunas viviendas abandonadas ahora habitan delincuentes y drogadictos que se han encargado de alterar la paz de los barrios. Clara afirma que estas personas han sido traídas por terceros a propósito para generar un aire de inseguridad en la zona y aburrir así a los vecinos. En la Resolución 115 de 2003 se aprobaron los programas de Bienestar Social, pero la vecina resalta la ausencia de la Alcaldía Local en el barrio, agregando que incluso se han venido presentando fallas en el sistema de recolección de basuras.

La cara detrás de la compra Detrás de la compra de predios se encuentra un empresario y constructor llamado Edmundo Castro, quien niega las supuestas presiones, como también lo afirmado por Calvás en El Tiempo. Castro dice que la situación y las contradicciones que se presentan en el sector son producto de la politiquería, pues hay quienes buscan opacar la gestión del actual alcalde de Chapinero, Mauricio Jaramillo. Por otra parte, José Antonio Patarroyo, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Nueva Granada —y hermano de Myriam— asegura que se han incrementado los conflictos entre habitantes de los tres barrios en cuestión y los vecinos de Rosales, causados por las diferencias de estrato y de costumbres. Sin embargo, Celso dice que la relación entre vecindarios es óptima, argumentando que los habitantes de Rosales se abastecen frecuentemente de las tiendas y el comercio de Juan XXIII, y que en época de Navidad los vecinos incluso realizan obras de caridad y consiguen regalos para los niños del sector. Myriam dice que la venta, más allá de causarles pérdidas a los habitantes de los barrios,

pretende ofrecer mejores oportunidades para los propietarios, al brindarles la oportunidad de conseguir un mejor techo, mejor educación y mayor estabilidad con los recursos obtenidos; en resumidas cuentas, calidad de vida. Su hermano Antonio añade que son los vecinos quienes acuden a ellos para pedir ayuda y asesoramiento para la venta, y que en ningún momento los han presionado para vender sus predios.

Más y más denuncias Celso acusa a terceros de una práctica particular que se viene presentando: están sellando con silicona las chapas de las puertas de las viviendas de habitantes del sector. Esto sucede, según comenta el líder del barrio Juan XXIII, cuando los propietarios se encuentran fuera de sus casas a altas horas de la noche y se hace con el propósito de que las personas no puedan entrar en sus casas, además de infundir temor. Clara, por su parte, menciona que se han escuchado petardos en las calles de Los Olivos, que también buscan atemorizar a los pocos vecinos que quedan en el barrio para presionarlos a vender.

Los tradicionales callejones del Juan XXIII, escenario cinematográfico.

Myriam culpa de la situación actual de los barrios al miedo y a la ignorancia: “La gente le tie-

ne mucho miedo al negocio y al cambio […] muchos no son capaces de hablar por sí mismos", lo que, según ella, produce una especie de paranoia que causa malentendidos entre vecinos. No obstante, reitera que respeta la decisión de la persona que decide no vender su predio, y concluye comentando que no “se puede parar el desarrollo de la ciudad”. Junto con Antonio, coincide en que hay vecinos que, aunque actúan como si no quisieran vender, pretenden hacerlo, pero con cifras descabelladas. Los que apoyan la venta afirman que los predios se están vendiendo al actual precio del metro cuadrado de Bogotá, llegando a alcanzar hasta siete millones de pesos. Sin embargo, los que defienden el espacio denuncian engaños, y comentan que algunas viviendas se han vendido por sumas insignificantes, que promedian los 50 millones de pesos. Clara agrega que los predios también tienen otro valor: el simbólico. Afirma que el territorio es una herencia producto de un gran esfuerzo

Escombros que empiezan a acumularse en los barrios.

y de la cohesión social, que es sinónimo de cultura, de historia y de patrimonio con valor incalculable: “¿Qué otro lugar me va a dar lo

que tengo aquí? Eso vale mucho, y la gente lo está empezando a notar”.

“En Chapinero Alto No Nos Dejamos Sacar”

Construcciones a medio demoler en Los Olivos.

Ante la situación, algunos habitantes crearon una Mesa Interinstitucional y Comunitaria llamada “En Chapinero Alto No Nos Dejamos Sacar”, que busca propiciar procesos comunitarios, libres de politiquería, donde se les brinde información sobre los predios a los vecinos, y también funciona como una mesa de diálogo entre barrios. El objetivo principal de la mesa es permanecer como una comunidad consolidada, así como respetar los derechos de quienes quieren irse o quedarse en el sector. La idea, dicen, es “educar y decir la verdad a los vecinos sobre la situación”, para evitar que los intentos de presión tengan éxito. La mesa ha creado diferentes espacios para generar arraigo social entre los vecinos con el barrio; se han adelantado campañas o ferias ambientales, encaminadas a apropiarse y embellecer los espacios, para que los vecinos se sientan cada vez más a gusto con ellos. Asimismo se han conformado grupos sociales dirigidos a una población específica, como el grupo de madres lactantes, el de tercera edad o el juvenil. La comunidad apenas se está familiarizando con esta propuesta, y poco a poco más vecinos se van sumando a ella. El arquitecto Germán Montenegro Miranda también ve el lado positivo de estas dinámicas urbanísticas: “Existen formas concretas de

resistencia en el Juan XXIII, un barrio que logró su estatus de legalidad en el 2002 y ahora se encuentra bajo el tratamiento urbanístico de Consolidación. Esto ha permitido que algunos propietarios estén mejorando las condiciones de las edificaciones, como es el caso de un nuevo edificio de cuatro pisos en el barrio”. Añade

Feria ambiental de la comunidad para devolverle vida al sector mediante la siembra de árboles.

el docente de la Javeriana, que el barrio Juan XXIII se ha convertido en un referente cultural importante, al ser escogido como escenario de películas como Perder es cuestión de método’ y dramatizados televisivos, que aprovechan los callejones del barrio y sus coloridas fachadas

con una envidiable panorámica de la ciudad. Y por los derechos de filmación, los vecinos han recibido un pago. Los habitantes reconocen que se está viviendo una época de conflictos, crisis, contradicciones, e incluso, ataques, causada por intereses privados y dinero; una época oscura que ya se venía anunciando hace varios años y que ahora cobra más vida que nunca. El patrimonio cultural e histórico del “barrio sánduche” se encuentra en riesgo, sin embargo, Clara concluye esperanzada que “cuanto más oscura está la noche, más rápido amanece”. Y de toda esta lucha dejará testimonio María Nelly Bejarano, la expresidenta de la Junta de Acción Local, que se encuentra en el Guavio, su pueblo natal, escribiendo la historia del Juan XXIII, el barrio que con su pequeño museo de la memoria se resiste a la embestida de las grúas y las piquetas.

* Nombre cambiado a petición de la fuente.

Estación Central

El aeropuerto que

se quedó en leyenda Texto y fotos: Daniel Canal Franco dan_canal2@hotmail.com

Fotos: cortesía de Fotos Anttiguas Bogotá

Aunque la nueva terminal del aeropuerto El Dorado se inauguró en octubre del 2012, todavía son muchos los tropiezos que tiene en su funcionamiento, y estos van más allá de las obras de ingeniería. Hay un circuito de poderes y protocolos que solo se puede conocer explorando esta mole desde adentro, lo más parecido a un monstruo de cuatro cabezas.

—Joven, no me pregunte a mí —se ríe y reclina sobre el barandal del segundo piso del aeropuerto El Dorado—; además, yo solo llevo

aquí diez años, ellos llevan casi 40 y lo pueden ayudar mejor. Después de señalarme a sus compañeros, el hombre vuelve a reír dejando ver sus numerosas calzas de oro. Está vestido de corbata con camisa blanca y traje morado, igual que los otros maleteros que reciben a los viajeros en el aeropuerto. Conversan, cuentan chistes, mueven las maletas de aquí para allá, pero cuando llego, los cuatro se quedan mudos. El de las calzas no me ayudó, les pasó la papa caliente a sus colegas. —Joven, aquí no nos dejan dar entrevistas.

Usted sabe: le toca hablar con el supervisor, que lleva un uniforme parecido al nuestro, pero azul.

cuatro cabezas coexisten en la misma operación —que es la organización de despegue y aterrizaje de aviones— en las dos pistas que tiene el aeropuerto. Para entender bien las dimensiones, el aeropuerto empieza en la calle 26, desde el Puente Aéreo sobre el costado norte, y el terminal de carga en el sur. En este punto comienza hacia abajo rodeando la troncal hasta llegar al terminal internacional, al flamante edificio. Hasta ahí puede llegar la gente, que muchas veces no sabe que lo que tiene a los lados también es aeropuerto; pero sigue más abajo. Para entrar a lo que técnicamente sería una continuación de la avenida 26, hay que portar un carné de funcionario de alguno de los engranajes de esa mole gigante de 690 hectáreas que separa a Fontibón de Engativá.

Yo me asomo y busco al supervisor en el primer y en el segundo piso de la estructura, pero no está por ninguna parte. —Yo lo ayudaría, pero tenemos que cumplir las reglas. Ahora, discúlpeme, que me toca ponerme a camellar. —Aunque lo dice con seguridad, el lugar está vacío. Ese fue el testimonio de quien lleva 40 años cargando maletas y conociendo gente en el aeropuerto. Lo único que conseguí fue estrellarme de frente con el muro hermético que han construido con el tiempo la Aerocivil, Opain (consorcio colombo-suizo a cargo de la operación del aeropuerto), las aerolíneas… todos los poderes que circundan al Aeropuerto Internacional El Dorado. Nada entra y nada sale sin pasar por la torre de control.

690 hectáreas para echar a volar la imaginación Para empezar a hablar del aeropuerto, ahora sí, lo primero es entender que va mucho más allá de lo que el pasajero conoce. El edificio nuevo, estético y moderno que acoge a los viajeros, es apenas la coraza de un monstruo gigantesco que tiene cuatro cabezas: la aviación comercial, la de carga, la militar (Ejército, Armada, Policía y Fuerza Aérea) y la aviación general, que son el resto de vuelos que no entran en las categorías anteriores. Estas

Mole de

960 hectáreas que separa a Fontibón de Engativá •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••

El Dorado: un monstruo de cuatro cabezas.

La vieja torre de control que desentona con la moderna estructura.

En carro uno se demora unos buenos diez minutos hasta llegar al último rincón del aeropuerto pasando por en medio de la pista norte y la pista sur, por edificios de la Armada, del Ejército, de empresas chárter de helicópteros, ambulancias… cualquier entidad relacionada con la aviación que pueda arrendar un pedazo de terreno. Esto funciona así: el lote —que está dentro de la terminal— es de la Aerocivil, que acuerda con el particular la construcción y explotación (a cargo de este), y después de un tiempo establecido en el contrato, empieza a pagar un arriendo. Al fondo de la pista sur hay una estructura gris en forma de U del tamaño de un edificio de cuatro pisos. Parece un hangar abandonado sin techo donde perfectamente cabe un avión con espacio para maniobrar; pero no es un hangar medio caído, es el sitio de prueba y revisión de turbinas. Una estructura a la que solo acceden quienes tienen carné. Solo cuando se comprende lo colosal del monstruo, es posible empezar a entender los problemas que implica su funcionamiento.

Vida de perros, o de pilotos Luis Bernal tiene el semblante de un central de fútbol: corpulento, dispuesto a barrerse en cualquier momento para quitarle el balón al delantero. Pero lleva más de tres meses sin jugar porque es copiloto de un Airbus 320 de Avianca, y no le han cuadrado los horarios. Los pilotos y copilotos no tienen un horario establecido y continuo. No tienen un horario de oficina porque, para empezar, no tienen oficina. Su horario es de médico y pueden arrancar a las cinco de la mañana o a las ocho de la noche, con la diferencia de que pueden pasar hasta tres meses cesantes. Los turnos consisten en jornadas de doce horas, de las cuales ocho las pasan volando. Para empezar la jornada, el piloto llega una hora antes del primer vuelo al “despacho”, que es la oficina donde le dan su itinerario del día y la información necesaria. Después vuela en su primer avión, por ejemplo, hasta Cartagena, y de ahí a Medellín y después otra vez a Bogotá. Entre un vuelo y otro, el piloto tiene media hora desde que aterriza y abre la puerta de la cabina, para cambiar de avión, hacer un chequeo y cerrar la puerta de la cabina y volver a despegar; todo sin hora de almuerzo. Pero la vida de piloto tiene sus recompensas. Por cada cinco días de trabajo hay dos de descanso, que pueden ser en Medellín, Miami o Cartagena. A Luis le tocaba Cartagena y en la maleta llevó un par de pantalonetas, un vestido de baño y camisetas de manga sisa. Aterrizó en Bogotá listo para volar a Cartagena y terminar la jornada, pero en un cambio de última hora terminó reemplazando a un copiloto en el vuelo a Nueva York. Al aterrizar, la pista estaba cubierta de hielo, nevaba y la temperatura era de 14 grados bajo cero. Así de fácil pasó de la playa a ir de compras por ropa de invierno. A Luis no le ha tocado, pero sus compañeros se han perdido el nacimiento de un hijo, aniversarios, bautizos, cumpleaños… porque su horario es incierto; tienen que estar cuando los necesiten para que no colapse el sistema. Para él como piloto, las reformas de El Dorado no estuvieron del todo bien pensadas, principalmente porque desde el principio se sabía que el aeropuerto se iba a quedar pequeño.

“El edificio que construyeron está pensado para la comodidad de los pasajeros, en cuanto a que los espacios son mucho más amplios y en que se agilizaron las filas de inmigración y seguridad, pero en cuanto a la operación como tal, es casi lo mismo”, afirma. La obra es lo que se ve en los planos y en la realidad, pero los cimientos siguen siendo los de siempre, y ya no dan abasto para el que se considera el tercer terminal con más tráfico en Latinoamérica, después de México D. F. y São Paulo. Bogotá no es un destino fácil: geográficamente representa un desafío comparado con otros aeropuertos importantes de Suramérica, en especial por el clima y la altitud. Por los 2.600 metros sobre el nivel del mar los aviones no pueden salir con todo el peso, deben tener 10% menos para contrarrestar la altitud, y esto representa un desafío comercial para las aerolíneas, por la rentabilidad, y para la tripulación, porque cambian las formas de operar. Además de las condiciones geográficas, hay factores que afectan el funcionamiento del aeropuerto, como las mencionadas “cuatro cabezas”: la aviación comercial y de carga tienen una flota que maneja las mismas velocidades, pero las Fuerzas Militares y la aviación general no lo hacen (son mucho más lentas), y esto genera —como ocurre en cualquier autopista— un cuello de botella que retrasa toda la operación.

unos documentos que un general necesita ya —mal utilizado—. Por eso, en la carta abierta que publicó Bocas en su edición de julio de 2014, dirigida a las autoridades del aeropuerto El Dorado, la revista se pregunta “Por qué Bogotá reúne en un solo aeropuerto las operaciones aéreas comerciales, oficiales, privadas y públicas? ¿Cómo es eso que un avión de 200 pasajeros, que vuela a 800 kilómetros por hora, tiene que esperar a que despegue un pequeño taxi aéreo, un avión de la Policía, uno de la Fuerza Aérea o cualquier jet privado con un solo pasajero para poder despegar?”. La lista de quejas y reclamos es larga, y en varios de los puntos coincide con los testimonios de nuestros entrevistados.

De lo viejo y lo nuevo La leyenda de El Dorado empezó el 10 de diciembre de 1959 cuando fue inaugurado el nuevo aeropuerto que sustituyó al de Techo, doblando su operación para convertirse en la puerta de entrada a Suramérica. Después, en 1998, se inauguró la segunda pista para que siguiera creciendo, y hoy en día sus transformaciones son el reflejo de un deseo de modernización.

Si un avión aterriza a 120 kilómetros por hora, retrasa a los más grandes que vienen detrás, que aterrizan a 400 kilómetros por hora. Es como poner a correr a un Renault 4 contra un Audi A3 en el mismo carril, dejando al Renault de primero. Por eso no solo Luis, sino otras personas que trabajan en el “pueblo industrial” creen que es necesario sacar a las Fuerzas Militares y a la aviación general del aeropuerto, pero ni siquiera se ha dado el debate.

Unos aviones aterrizan a

120

kilómetros por hora y otros a

400 ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••

“Otro factor es que cuando los militares declaran operación de orden público tienen prioridad de salida y esto retrasa toda la operación”, dice Juan, piloto de helicóptero y funcionario de la Aerocivíl. El problema es que “orden público” puede ser una ofensiva contra un comando guerrillero —bien utilizado— o

Imágenes de la inauguración del aeropuerto El Dorado en diciembre de 1959.

* 108 Se pasó de

puestos de chequeo a

168

40 de ellos de autochecking

Por lo menos, en el edificio nuevo, los cambios son significativos. En los datos que presentó la oficina de Divulgación y Prensa de la Aerocivil, el área construida pasó de 54.242 metros cuadrados a 173.027. Esto es el nuevo terminal nacional e internacional, el edificio que está diseñado para acoger a los viajeros como un centro comercial, según Pinzón. Es un negocio sumamente rentable que cuenta con más de cien locales comerciales que pagan arriendos millonarios. A pesar de esto, los índices de satisfacción presentados por la Cámara de Comercio no son favorables. En la Oficina de Divulgación y Prensa esto se explica porque el aeropuerto está en obra y produce incomodidades “pero eso cambiará

cuando se completen las obras”. También, en cuanto a comodidad, pasó de tener 108 puestos de chequeo a 168, de los cuales 40 son de autochecking, donde el viajero no tiene que pasar por el counter. Se instalaron 13 esteras rodantes (el aeropuerto antes no tenía), 28 ascensores y 24 escaleras eléctricas

La polémica no se centra en el edificio, porque moderno y estético sí es, sino en la parte operacional, porque solo se construyeron 13 posiciones nuevas, con lo cual se pasó de 20 a 33. Las posiciones son el lugar de parqueo donde se embarca el avión antes de salir a la pista. Estas pueden ser fijas, cuando el pasajero pasa directamente de la sala de espera al avión, o satélite, cuando no tienen una estructura y el pasajero debe movilizarse. En El Dorado las posiciones satélites son en gran medida uno de los factores que entorpecen el funcionamiento porque implican un tránsito en pista que no debería existir. La crítica de quienes saben de aeronáutica es que se debieron construir más posiciones (principalmente fijas), porque con lo que se hizo, el aeropuerto se quedará pequeño para su operación antes de que el proyecto culmine. Pero lo que hay que resaltar en cuanto a los tiempos es que sí se cumplieron en su gran mayoría y que los problemas que surgieron al inicio, como la demora en la entrega de equipaje, se han ido resolviendo gradualmente, afinando los mecanismos. Hoy el sistema de equipaje está en capacidad de atender 7.200 maletas por hora, y por fin Transmilenio se ha compaginado bien con el aeropuerto como medio de acceso, por medio de los buses alimentadores. Queda restando para terminar la obra y habilitar las últimas posiciones, la demolición del antiguo terminal, que no se ha podido hacer porque ahí está la torre de control. Para poder proceder, la torre nueva debe estar terminada, y esta obra se ha retrasado un año, en parte porque fallaron los diseños. Se espera que esté lista para mediados de 2015; entonces se hará el acople con la antigua, antes de demolerla.

Arriba: Aspecto interior de la nueva estructura.

Izquierda: Counters del viejo aeropuerto, 1959.

cuando antes solo había 4 de cada uno. Todo para mejorar la experiencia del viajero en un proyecto que costó más de US$900 millones.

Con todas estas transformaciones, lo único que no va a cambiar es el nombre que alude a la leyenda prehispánica de El Dorado, aunque hubo una ley de memoria histórica —la 529 del 2012—, para que en adelante se llamara "Aeropuerto Internacional El Dorado Luis Carlos Galán Sarmiento". De esa ley ya nadie se acuerda.

El pedigrí de las

15 razas únicas

Tendencias

Texto y fotos: Sara Galeano Vallejo sari.galeano@gmail.com

Gracias a la sensibilidad que se ha despertado en la ciudadanía por los animales callejeros, cada vez hay más jornadas de adopción, como la que narra la cronista, en la cual 14 perros y gatos encontraron un hogar después de un proceso de interacción con sus adoptantes en el que mediaron las miradas tiernas, los lengüetazos y las batidas de cola.

Tiger, Tango, Hachi, Lulú, Filomena y Ciro son algunos de los protagonistas de la jornada de adopción de perros y gatos rescatados en las calles, que se realiza un sábado lluvioso, en la calle 109 con carrera 14, afuera de una tienda de ropa para mascotas. Hoy todos tendrán la oportunidad de conseguir una nueva familia, unos nuevos dueños que, bajo compromiso de adopción, se harán cargo de ellos pase lo que pase, en la salud y en la enfermedad. Todos son perros callejeros, ‘chandas’, gozques, criollos o como querramos llamarlos; perros de raza única, porque si algo se puede asegurar es que no hay dos iguales en todo el mundo. Asimismo, todas las jornadas de adopción son diferentes. En algunas la cosa funciona como una subasta: se va sacando uno por uno cada animal y se sitúa en una mesa para que los interesados lo observen por un rato y puedan determinar si les gusta o no. Si la persona se enamoró del can o del felino a primera vista, tiene que avisarle al encargado, y debe hacerlo con rapidez, pues posiblemente habrá más interesados.

En esta jornada cada uno de los perros tiene un acompañante o padrino, un encargado que está con él y lo acompaña durante todo el proceso, conversa con los posibles adoptantes sobre las características y la personalidad del perro o del gato. Aquí se puede interactuar con todos, pues la idea es conocerlos, ver cómo se comportan con las personas, cómo se relacionan con otros animales, si son tímidos, extrovertidos, tiernos o serios, para identificar finalmente con cuál de ellos se tiene más conexión. Parece que los perros supieran lo que está pasando: como si fueran conscientes, tratan de convencer al humano de que son la mejor opción. Ciro se acerca a mí; es un perro grande, con pelo claro, de un año y medio aproximadamente, que parece cruzado con labrador. Me acerco para acariciarlo y él, sin mayor prudencia, se lanza encima de mí a darme besos. Luego, se tira en el piso boca arriba, abre sus patas mientras se contonea como si estuviera bailando, vuelve y se levanta y esta vez me abraza, feliz, batiendo la cola y lengüeteando todo a su alrededor. Me derrito y me lo quiero llevar a mi casa, pero sé que no puedo, ya que no tengo el espacio que él necesita ni dispongo de tiempo para sacarlo a hacer ejercicio mínimo dos veces al día. Y es que si uno no está en capacidad de ofrecer un hogar ideal a un animal de compañía, es mejor no adoptar.

Cachorros afortunados Sigo observando alrededor y me encuentro con un corral lleno de cachorros, aproximadamente unos ocho, entre los dos y los tres meses de edad. Estos son los más suertudos, los que consiguen hogar más rápido, pues las personas los prefieren bebés y muchas veces ni se fijan en los adultos, que pueden tener más ventajas. Por ejemplo, si se adopta un perro o un gato adulto, se sabrá su carácter, su estatura y tamaño definitivo; los que tuvieron proceso de adiestramiento ya saben hacer sus necesidades; no hay que soportar los destrozos característicos de un cachorro juguetón y, finalmente, serán tres veces más agradecidos. Siete de los ocho cachorros son adoptados, y sus nuevos dueños entran a la tienda de ropa para mascotas y les compran una camisa, una chaqueta o juguetes.

Mientras miro a los cachorros, me encuentro con el padrino de un bulldog inglés que fue rescatado de unos dueños que lo maltrataban y que lo tenían viviendo en una terraza de 1,50 × 1,50 metros. Conversando, me cuenta que un amigo suyo llamó a decirle que el Departamento de la Policía encargado de entrenar a los perros antinarcóticos iba a sacrificar algunos perros de raza como golden retriever y pastor alemán, “todo porque no superaron

el entrenamiento y no les servían. Me fui hasta allá y les rogué a los policías encargados que no los mataran y que me los dejaran llevar para darlos en adopción”. Pienso que historias como esta abundan en un país donde los animales siguen siendo considerados bienes inmuebles, como si fueran una silla que hace juego con el comedor de la casa, como si no sintieran dolor y carecieran de los derechos propios de un ser viviente. De pronto me interrumpe Tiger, el perro con la mirada más tierna que he visto en mi vida. Se acerca tímidamente, pero después de entrar en confianza es todo un amor, como Ciro. Juego con él un rato y de repente me pregunto si es posible llevarse al animal que uno decida el mismo día. Recuerdo el arduo proceso que tuve que pasar al adoptar a mi gata (no fue a través de una jornada, sino por internet): primero me mandaron un formulario de adopción para ver si era una candidata adecuada; luego realizaron una visita domiciliaria, en la cual me preguntaron hasta de qué me iba a morir y me exigieron poner mallas de seguridad en las ventanas y en el balcón; y solo hasta que cumplí todos los requisitos, tres semanas después, me entregaron a Uva. Una de las encargadas me aclara el procedimiento: “Te hacemos unas preguntas, firmas

un compromiso de adopción y te lo puedes llevar esta misma tarde”. Aunque el proceso es menos engorroso y más cómodo para los posibles adoptantes, puede llegar a ser menos seguro para los animales, pues no está garantizado que las personas que se los van a llevar cumplan los requisitos. Al final de la tarde me despido de aquellos perros que me enamoraron durante la jornada, deseándoles que encuentren el hogar que necesitan. Confío en que las personas tomen

conciencia de que a pesar de que estos animales no cuesten millones de pesos, no sean hijos de padres campeones ni vengan con un certificado de calidad de su raza, su pedigrí es el más original del mundo: cada uno tiene una historia y es diferente del otro. Y aún más importante: el agradecimiento, el amor y la lealtad que tendrán hacia la persona que les dé una oportunidad es imposible de comprar en un criadero.

*****

Tiger a la espera de su amo.

Bogotá Perruna El tema de la adopción de animales de compañía se ha puesto de moda en internet, en redes sociales, en televisión y en las calles, donde se pueden encontrar afiches que invitan a la adopción de perros y gatos callejeros. Pero lo que parece una moda es realmente una necesidad, una alternativa para solucionar el problema de salud pública debido a la sobrepoblación de perros y gatos en las calles, hecho que pone en riesgo la salubridad de la población. Los centros de tenencia y adopción de perros y gatos llamados Zoonosis, son la única institución asignada por el Ministerio de Salud para

Miradas que matan.

atender a la sobrepoblación animal en las ciudades colombianas. Pero estremece saber que allí la imposición de la eliminación biológica ha sido un método legítimo y de uso masivo. A pesar de las miles de muertes de perros y gatos callejeros sacrificados por este centro en Bogotá, las cosas cambiaron desde que el Alcalde Gustavo Petro incluyó en su plan de desarrollo Bogotá Humana, 13 acciones con el objetivo de ayudar a los animales, ya sean callejeros, domésticos o silvestres, incluidos aquellos utilizados para entretención en los circos, gallos de peleas clandestinas, toros sacrificados en corridas y hasta palomas. No solo se ha prohibido el uso de animales en los

casos mencionados, sino que la Alcaldía Mayor también promueve estrategias de educación y comunicación para dignificar la vida animal, educando a las nuevas generaciones en ética ambiental. Entre estas acciones se restringió el uso de la eutanasia en el centro Zoonosis a solo una minoría por tratarse de animales peligrosos, viejitos o con enfermedades terminales, con cuadros virales en fase nerviosa o con enfermedades crónicas de la piel. Este plan ha tenido tanto éxito, que a través de un comunicado de la Alcaldía, Mónica Paola Gómez, coordinadora del centro Zoonosis, declaró el 22 de octubre de 2013 que era un día histórico: “En promedio, siempre se tienen

alrededor de 120 animales listos para ser entregados en adopción. […] De los 330 animales que tenemos actualmente, todos están en diferentes fases del proceso, unos en tratamiento, otros en preparación para cirugía o en recuperación”. Para la funcionaria, gracias a la campaña de la administración Petro, hasta octubre de 2013 se realizaron más de 1.100 procesos de adopción.

Animalistas en red

Tiger, el más tierno.

Pero antes de la Bogotá Humana y de la transformación de los centros Zoonosis, siempre han existido defensores de los animales, quienes trabajan para su protección apoyando la causa con sus propios recursos. Hoy han encontrado una manera de hacer notar su misión en redes sociales o creando páginas en internet. Estas plataformas les dan la oportunidad de publicitar fotos de los animales que tienen disponibles para entregar en adopción y para divulgar casos de maltrato y abandono de perros y gatos que necesiten ayuda inmediata. Páginas en pro de la adopción ganan seguidores día a día: Adopta Bogotá alcanza los 25.019 likes en Facebook, mientras que la página de la Fundación Patitas de la Calle (enfocada principalmente en la adopción de perros) le gana a la anterior con 60.813 likes en la misma red social. Algunas de las fundaciones que cuentan con más likes ayudan a otras no tan conocidas al compartir su información con sus miles de seguidores, creando así una red de adopción y protección animal en la web que crece todos los días.

Los enmascarados de

20 San Fernando Deportes

Texto y fotos: María Mónica Monsalve mariamonic91@hotmail.com

Protegidos en el enigma de sus máscaras y las llaves que hacen ver sus brazos como de plastilina, los luchadores libres de la WAG-SAW Colombia entrenan y se presentan ante el público en el salón comunal del barrio San Fernando, donde también se forman los futuros luchadores libres del país. Un deporte rudo que busca revivir la época dorada de los años cincuenta, particularmente en Bogotá.

Monje Rebelde.

“¿Quién quiere luuuucha libreeee esta nocheeee?”, dice el presentador Jorge Matallana mientras el público, emocionado, le responde con gritos, chiflidos y odas a los campeones más reconocidos: “Vamos, Halcón”, “Fuera, Chileno”, “Arriba, Dick Misterio”. Los niños, que en su mayoría llevan máscaras, apenas pueden contener la emoción y se encaraman en las sillas que rodean el cuadrilátero para esperar la salida de sus luchadores. El público mira expectante, la música está dispuesta y el ambiente parece ajeno al del salón comunal donde minutos antes reinaba el silencio bajo la protección de un cristo crucificado, cuya nueva misión es proteger a los enmascarados. De la puerta trasera del salón en el que entrenan durante la semana, salen los luchadores, rudos y con mirada hostil, encarnando a personajes macabros. Se pasean alrededor del ring con su propia música de fondo, a la vez que se escucha desde el público un enfrentamiento entre “¡Fuera, fuera!” y un “Ustedes pueden con ellos”. Fly Pan, un luchador chileno que apostó su contrato y hasta el pelo contra la máscara y el cinturón del Gemelo Halcón II, se detiene junto a la mesa donde están los locutores y el presidente de la empresa, Wilson Pascuas, para advertir que podría ganar su combate “por W”.

“Primero, gracias por venir a la premiación de Fly Pan. El presidente ya me ha dicho que el Halcón no está en condiciones de luchar. El brazo no le dio, es viejo y las articulaciones no le aguantan”, dice por el micrófono, cubierto

que mi fisioterapeuta me diga si puedo luchar o no. Si puedo luchar, aquí estoy, y les aseguro que le gano al Chileno. Si no, le entregó mi máscara y cinturón. Desafortunadamente, primero está mi salud que cualquier cosa”, son las palabras que dejan en vilo a los espectadores de San Fernando. “¡Dale, Gemelo!”

Detrás del cuadrilátero Justo antes de entrar se escuchan golpes. Cuando toco, un hombre me dice que espere dos minutos. Son las 6:30 de la tarde, y estoy parada en la calle 73 # 57A-10, en el salón comunal del barrio San Fernando. Cinco minutos después sale Mauricio Cárdenas. Por ser un exluchador tiene la espalda gruesa y, debido a una lesión, lleva puestas unas rodilleras. Me invita a pasar al entrenamiento. Es un espacio pequeño donde los luchadores profesionales, enmascarados, y los que se entrenan en la escuela, sin máscaras, practican cómo caer sobre una colchoneta. De allí viene el sonido. Se pasan unos a otros por encima del hombro, dan una voltereta y caen sobre la colchoneta azul con un golpe seco sobre la espalda. Pah… Pah… Pah. Caen por parejas. Los entrenadores, Mauricio Cárdenas y Juan Torres, dan instrucciones en cada movimiento. Les indican la altura de cada patada y cómo agarrar a su rival por el cuello. “Péguele en serio”, ordena Juan, mientras dos de los alumnos entrenan una patada dirigida al flanco.

Los entrenamientos son martes y jueves de

5:30 a 7:30 p.m

en el salón comunal ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Gemelo Halcón II tras su triunfo.

con la bandera de su país.

“¡Vamooos ahora con el bando de los técnicos!”, anuncian los locutores para dar paso a la presentación del otro bando. A diferencia de los primeros, los técnicos se aproximan a su público, les dan abrazos y la gente se acerca a tomarse fotos con ellos. Sus trajes apretados, que revelan siluetas voluminosas, se aproximan más a los colores vivos, dejando de lado el negro y el rojo, tan frecuente en los rudos. Los niños quieren tocarlos; son los héroes del cuadrilátero, a su alcance por un segundo. Para finalizar con el primer grupo, los presentadores anuncian al Gemelo Halcón II, cuya entrada va acompañada de una ranchera y lleva su brazo derecho en un cabestrillo. “Estoy esperando a

1, 2, 3,

$50.000

de multa para el Conde... ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Fly Pan derrotado.

En cualquier momento y al aviso de alguno de los entrenadores, los golpes pasan a ser flexiones de pecho: 12 lagartijas y 20 abdominales. Las siluetas de los enmascarados profesionales, grandes y voluminosas, contrastan con algunos cuerpos, todavía escuálidos, de los que están en formación. Para los de la escuela, el entrenamiento dura alrededor de dos horas. Todos los martes y jueves de 5:30 a 7:30 p.m., por una cuota mensual de $50.000. Y los profesionales, como parte de la condición que pone la empresa, se turnan para ayudar a formar a los luchadores en proceso. Más que luchadores en entrenamiento parecen un grupo ‘recochero’ de amigos. Se la ‘montan’ unos a otros, se ríen, se tienen paciencia y se dan consejos. Solo que en cualquier momento mandan a volar al otro. Sus máscaras, que les dan ese carácter místico, parecen fuera de contexto cuando quienes las llevan usan sudaderas o camisetas deportivas de manga sisa. Como si la cabeza de esos hombres de acero quisiera por un momento independizarse de sus musculosos cuerpos, porque detrás de las coloridas formas que decoran sus cabezas, hay también educadores, contadores, funcionarios públicos, comerciantes y técnicos audiovisuales. Y es

que como todo superhéroe, estos luchadores libres también tienen doble identidad.

El primer golpe Los himnos de Colombia y Bogotá se entonan antes de empezar las luchas, y el ruido que hace el público, por un momento, se convierte en ese cántico que, al igual que los enmascarados, busca la gloria. Pero esa armonía se ve interrumpida por el abucheo que le sigue al “¿Quién quiere lucha libre hoy?”. La voz de los locutores, que atraviesa el salón por encima de la rechifla, informa los cuatro enfrentamientos de la noche: el Conde contra Enigma; la disputa por el cinturón bicentenario para campeón de las Américas; la semifinal del Campeonato en Parejas y, para terminar, el anhelado duelo Chile-Colombia. Al cuadrilátero, y por petición del Alacrán — exluchador de las épocas doradas y actual asesor— Enigma y el Conde de Boston son llamados al ring. Tambaleando y con pasos cortos, llega el Conde con su bastón. “Un señor muy viejo, que ya no aguanta”, y se encarama al ring con dificultad bajo una máscara de anciano. Su contrincante es un luchador de menor peso que compensa esa condición con su agilidad. Da un salto mortal y cae sobre el Conde. La pelea es oficial. “Gooooooooooooooool”, grita Matallana cuando Enigma tiene sometido al Conde (aunque no hay ningún balón en el lugar). “1, 2, 3…” cuenta el árbitro César Franco con cada golpe. El público vuelve a gritar. El Conde de Boston utiliza sus artimañas y le pega en la cabeza a Enigma con su bastón. “Otros $50.000 de multa al señor Conde por sacar una silla debajo del ring”, recuerda uno de los locutores. Enigma se para en la primera cuerda del cuadrilátero, sobre la segunda, sobre la tercera y “vamos a volar”, dice Matallana. De nuevo, cae sobre el Conde. “1, 2, 3…” golpea sobre el piso del ring el árbitro Césarpara oficializar el triunfo de Enigma. “Pásenle el

bastón al Conde de Boston, que está muy mal”, pide el locutor Cárdenas.

Nueve años de lucha La empresa de Lucha Libre WAG lleva nueve años funcionando y se ha presentado en varios sitios de Colombia. Funciona en sociedad con

SAW Colombia desde el año pasado, y tiene contratados alrededor de 25 luchadores profesionales que reciben en promedio $150.000 por presentación. En el proceso de construcción de la empresa se han buscado presentaciones en localidades como Bosa, Ciudad Bolívar y Rafael Uribe Uribe, pero el barrio San Fernando ha sido el de mejor aceptación. Sus promotores son los hermanos Cárdenas, Steven y Mauricio; este último es exluchador profesional de la lucha libre en Colombia (años setenta y ochenta), quien ahora dejó “su personaje en el clóset” para dedicarse a entrenar a nuevos luchadores. En la escuela se entrenan tanto luchadores técnicos como rudos, quienes se diferencian por la concepción que tienen de sus personajes. “Los luchadores técnicos tienen la

característica de cumplir las reglas, de ser los que cumplen la ley; los que hacen muchas acrobacias y son demasiado ágiles. Los luchadores rudos son contrarios a un técnico; son los que no cumplen la regla y utilizan cualquier artimaña para doblegar a su rival”, es como clasifica Mauricio a los luchadores. En el momento de subir al cuadrilátero siempre se enfrenta un técnico contra un rudo, en una danza del bien contra el mal, donde quien gana no solo se lleva la máscara o la posibilidad de rapar a su oponente, sino el triunfo entre estas dos rivalidades. La idea es que por cada liga que hay —individual, en pareja e intercontinental— se enfrenten todos contra todos; el que logre superarlos será campeón. Pero el camino hasta el ring es largo y, según el luchador Dick Maluck, el Diablo, lo importante no es solo obtener la máscara, sino “lo que cuenta es ganarse el derecho a poder subirse a un ring”. Para esto, en la escuela de la WAG-SAW se les enseñan alrededor de 16 caídas para que se protejan el coxis, la columna vertebral y otras partes del cuerpo, para luego practicar “los golpes,

los lanzamientos, las llaves y las contrallaves. Por último, definir la imagen y el personaje de cada luchador”. El entrenamiento dura alrededor de dos años y, al igual que en cualquier institución educativa, se presenta un examen final. Si los profesores determinan que el aprendiz tiene las competencias necesarias, se programa

un evento de lucha donde un luchador profesional lo lleva al cuadrilátero y lo presenta ante la gente. Para entonces ya debe tener el concepto de su nombre y personaje, con el uniforme para darse a conocer ante los aficionados.

El Cinturón Bicentenario Después del tercer llamado, sale Pigsaw seguido del Muñeco del Infierno, el señor Digsaw y los muñecos de la película Saw (o Juegos del terror), quienes hicieron su debut en 2009. Se acercan al Cinturón Bicentenario que los acredita como campeones y que se encuentra en la mesa de la Presidencia. Su rival es el técnico Dracko, que levanta una gran fanaticada y se toma fotos entre el público. “Una lucha en desventaja porque

estos señores siempre tienen que luchar juntos y tienen que participar en el ring juntos” advierte uno de los locutores. Antes de que se suban al ring, Pigsaw, con su enorme volumen, ataca a Dracko y la pelea comienza en el piso del salón. Progresivamente, y entre puños y candados (una llave de sumisión donde el ejecutor se ubica detrás del rival y pasa los brazos por debajo de los brazos de su oponente juntando las manos en la nuca), Pigsaw y Dracko se suben al cuadrilátero, donde el enfrentamiento se oficializa, mientras Jigsaw se limita a reclamarle al árbitro porque no lo deja entrar a la pelea. Con cada golpe el público se emociona; unas veces es Dracko y otras es Pigsaw el que queda sometido, pero la cuenta por parte del árbitro Franco es muy lenta, y no deja que gane ninguno. “Y Pigsaw está emberracado y se mete con el árbitro”, anuncia Matallana. Levanta al árbitro y lo arroja sobre Dracko, quien lo recibe en sus brazos como si fuera un bebé. Sí, se pasan al pequeño y flaco árbitro César Franco como si fuera un balón: “Cuidado con el señor César Franco, él es la autoridad en el ring”, pide uno de los locutores. Debajo del cuadrilátero hay una lámina de acero. Dracko la saca y la dobla sobre la cabeza de Pigsaw al tenerlo acorralado en la esquina. Pigsaw responde con un tablazo sobre la espalda de su oponente y le pega con la cadena que hace parte de su vestuario, dejando

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que cree que él es el único que puede vencerse a sí mismo. “Fly Pan es el único que puede

vencer a Fly Pan, entonces por lo mismo mi traje es muy simple. Yo como luchador soy yo; soy yo arriba del ring peleando, demostrando que soy el mejor. Eso es lo que vengo a hacer a Colombia”, afirma convencido. Y aunque como luchador se pasa de arrogante, con una boca irreverente y retadora frente a sus contrincantes, cuando no lucha, Fly Pan es profesor de inglés. Por eso, cuando regrese a Chile va a terminar su carrera.

Lucha en parejas Luchador rudo El Cuervo. ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• 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marcas sobre el cuerpo del luchador técnico. “$50.000 de multa para todos”, recuerdan los locutores porque no se cumplieron las reglas. En la tarima que está atrás del salón comunal, junto al cuarto que hace las veces de camerino, se asoma el Monje Rebelde, quien al principio sale para dar una bendición y luego se une a la lucha por parte de los rudos. “Otro cadenazo, por favor, para el señor Dracko”, dice Matallana ante el sometido técnico que está luchando tres contra uno, porque Jigsaw también se une a la lucha. El combate es de los rudos. El Monje Rebelde le hace un candado a un Dracko ya derrotado y… 1, 2, 3 pierde el técnico.

“Señoras y señores, ganó el Monje Rebelde, siempre tiene un plan B”, “Pero ¿quién está ahí, detrás de la máscara? Ya el público sabe quién está ahí. Él es Fly Pan. Queda campeón de las Américas del Bicentenario. ¡¡Quería su título aquí en Colombia y se lo gana!!”, anuncian emocionados los locutores, a la vez que el público grita incrédulo al ver la artimaña que ingenió el chileno. La lucha es todo un espectáculo. Fly Plan, con su cinturón puesto toma el micrófono una vez más. “Lo dije, lo repito. Le

agradezco al Monje Rebelde por facilitarme su máscara. ¡El campeón es chileno!”. Chileno y sin ocultar su identidad detrás de una máscara, Fly Pan debutó en la lucha libre en 2009. Desde entonces ha estado en el máximo combate de lucha en Chile y en Generación Lucha Libre, antes de vincularse a WAG-SAW Colombia. Su concepto de nombre y personaje como luchador rudo, lo tomó de la música y los gustos personales, y no usa máscara por-

Tres de los cinco luchadores caen desde el ring justo frente la mesa de la Presidencia. Es la disputa entre los rudos, Dirck Maluck, el Monje Rebelde y el Castigador, contra los técnicos Tony Guerrero y Dick Misterio. Arriba son solo patadas, candados y sometimientos sobre las cuerdas entre los buenos y los malos. “¡Arriba los rudos!”, se oye desde una esquina del salón que apoya a quienes, una vez más, van ganando. 1, 2, 3… y una primera lucha termina, pero Dick Misterio sigue insistiendo. Sube a las cuerdas del ring y salta justo a la altura del cristo que, desde lo alto, lo sigue vigilando todo. Al escenario, sube Tony Golden que, se supone, está suspendido hasta la próxima fecha, el 12 de julio. Toma al árbitro en sus hombros y lo pone a dar vueltas. Ahora, el turno es para Fishman y Sharkman —los Hombres del Agua—, contra unos rudazos, El Cuervo y Sagitario. Cuando los técnicos están entretenidos tomándose fotos con el público, Sagitario y Cuervo caen sobre ellos sin aviso alguno. “¡Sagi, Sagi, Sagi!”, le grita el público al hijo de Rasputín, leyenda de la lucha, un luchador que vivió la llegada de la lucha libre al país en la época dorada, hasta su fallecimiento en 1992. Los rudos, con sus artimañas y libertades, cargan un vaso de harina para cegar a sus contrincantes. Dos de ellos caen sobre la mesa Rimax de la Presidencia y la rompen. La gente debe pararse de sus sillas para seguir la pelea.

Los hombres que están detrás Detrás del misticismo de la máscara están también los padres de familia. Fishman, que

ahora hace “morder la lona” a uno de los rudos, es papá-mamá de cinco hijos, entre ellos un bebé, a quienes le encanta verlo encarnar a otra persona. “Es más, cuando dejo de entre-

nar y me va saliendo la barriguita me dicen: ‘Padre, póngase las pilas que ya está como barrigón’”; aunque su hija no se atreve a ir a los espectáculos porque le dan muchos nervios. Y es que su doble identidad de luchador implica una rutina llena de disciplina, “mucho juicio, no licor, no cigarrillo” y la preparación psicológica que necesitan para el día de la lucha. Todos vienen de trabajar, ya sea en la parte comercial, como Sagitario, o en la educación, como Fly Pan, porque saben que en Colombia ser luchador de tiempo completo no es lucrativo, y lo que hacen enmascarados y ocultos en San Fernando es por su fanaticada. “Por revivir un deporte con la uñas”, dice Fishman. Por eso, antes de salir al escenario unos se concentran y otros, como el Monje Rebelde, oran. “Primero que todo oro y después caliento el cuerpo”. Y es que cuando ya están subidos en el ring, parecen olvidar las múltiples lesiones que les ha dejado el amor por su deporte. Sagitario, que ahora parece un gigante rojo sobre el cuadrilátero, cayó sobre unas barras de halógenos y sufrió una lesión en la espalda que lo llevó a retirarse por un tiempo. Dirck Maluck, quien salta sobre sus oponentes desde la tercera cuerda, tiene reventados los ligamentos de las rodillas. Las patadas que da el Monje Rebelde hábilmente las hace con tornillos en la rodilla, tras un retiro de tres años, y Fishman cae sobre todo su cuerpo en la lona con los meniscos rotos y una luxación en los tobillos.

Golpe final: Chile vs. Colombia “¿Ustedes quieren ver la verdadera identidad del Gemelo Halcón II? ¿Sí o no?”. Bulla. “¿Ustedes quieren ver al chileno pelón?”, dice uno de los locutores. Empieza el enfrentamiento final y más esperado de la noche: Chile, con el luchador Fly Pan, contra Colombia, con el Gemelo Halcón II. Es una pelea donde todo vale, la más libre de todas, sin límite de tiempo y donde el árbitro César Franco no tiene ninguna autoridad. Con un andar sobrado y esta vez con su propio atuendo, Fly Pan sale y se recuesta en

las cuerdas del ring a esperar a que su rival renuncie. “Fuera, fuera, fuera”, grita el público con insistencia ante los locutores, quienes recuerdan que “quien trajo de Chile a Fly Pan fue el señor César Franco”. Es una pelea con intereses por parte del pequeño árbitro, que se resiste a salir del cuadrilátero, así él no esté programado para esta pelea. Derrotado y con la bandera de Colombia en su mano, entra el Halcón, junto con su compañero Dick Misterio, quien, vencido, empieza a desamarrar su máscara. “La gente quiere lucha,

pero él no puede. Tiene el brazo lastimado, lleva una década luchando. Atención, preparen sus cámaras señores porque vamos a ver la verdadera identidad del Gemelo”, anuncia el locutor Cárdenas. Antes de que se vea su cara, el Gemelo Halcón II coge el micrófono y le anuncia al chileno que le tiene dos noticias:

“Una muy buena para ti y una muy mala: la buena es que mi doctor me dice que no puedo pelear y la mala es… mira a toda esta gente, Fly Pan. Por cada uno de ellos, ¿sabes qué? Voy a luchar y te vaaaas pelón de Colombia”. El público grita y empieza la lucha. El Halcón se sube con cuidado al ring, todavía con su cabestrillo puesto, para que después de unos golpes por parte de Fly Pan se lo quite y demuestre su buen estado de salud. Pero Fly Pan lo toma, le pega constantemente y 1, 2… por poquito queda sometido. “Sangre, sangre colombiana está volteada en el ring”, dice un locutor y el Gemelo Halcón parece derrotado en algunos momentos. “Chi, chi, chi, le, le, le”, grita la pequeña fanaticada chilena de Fly Pan, que se encuentra en una esquina del salón

El técnico Fishman. ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• 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comunal. Ambos caen sobre la mesa de los locutores, que se rompe aún más. El Halcón, recuperado, saca del ring una silla y la impacta contra la cabeza del chileno. Le pega una, dos, tres veces a Fly Pan, que empieza a sangrar. Ni el público, ni los locutores se quedan sentados y empiezan a rodear a los luchadores que se mueven, entre candados y patadas, por todo el lugar. La gente se para sobre las sillas y el chileno crea una especie de mesa para reventar al Halcón contra ella, pero antes de que lo perciba, el Halcón ya está sobre él y lo lanza para que rompa la mesa.

El rudo Dirck Maluk.

Sin ser muy claro cómo, se vuelven a subir al ring, donde el Halcón, con la camisa manchada de sangre, somete y le gana a Fly Pan. “Chileno, te vas pelón para tu país”, dice el Gemelo. Entre los luchadores técnicos que se encuentran en el escenario lo sientan en una silla y empiezan a cortar su pelo, a la vez que el público rodea el ring para tomarle fotos. Justo cuando un tercio de la cabeza del chileno está rapada, este ágilmente se escapa por la última cuerda del cuadrilátero para despedirse del país al que vino a demostrar que es un buen luchador, con un “¡me largo de este país

de mierda!”.

El rudo Jigsaw.

El rudo Pigsaw.

Lucha libre en Colombia La lucha libre llegó a Colombia en los años cincuenta con la popularización y la influencia de la cultura mexicana. De ella, surgieron míticos personajes, del bien y del mal, como el Siniestro, el Rayo de Plata, el Tigre de Colombia, Henry London y Rasputín, quienes siguen siendo las leyendas de los enmascarados. Los encuentros se hacían en la Plaza de Toros de Santamaría, donde alrededor de 25.000 personas iban a ver a sus héroes enfrentarse, quienes, incluso, tenían un álbum de monas. Sin embargo, otros deportes, como el boxeo y el fútbol, fueron desplazando este espectáculo. De la Plaza de Toros, los herederos de la lucha libre pasaron al Coliseo El Campín, en un evento patrocinado por Bavaria, donde los nombres de Sagitario, El Cuervo y Dick Misterio volvieron a sonar. Ahora héroes de ese entonces, como el Alacrán y Capitán América, siguen vinculados con este mundo de hombres rudos y apasionados, ya sea como entrenador y árbitro, en caso del primero, o como fiel espectador de la nueva generación, el segundo. Y entre maestros, luchadores actuales y pupilos están reviviendo en Colombia un deporte que nació en México, pero que también ha creado grandes escuelas en Estados Unidos y Japón.

Faltó pelo 27 para el gol Deportes ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••

Texto y fotos: Christina Gómez Echavarría chrisgomezechavarria@gmail.com

Las barberías clásicas se quedaron en el pasado junto con la caballerosidad, los vinilos, los autocines y el twist. Sin embargo, hay un lugar en el norte de Bogotá donde todo esto está intacto y, además, se puede ver fútbol en medio de un santuario, como ocurrió en el último Mundial.

Carlos Navarrete, propietario de la peluquería del Country. ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Esta barbería existe hace 46 años, y sus peluqueros son los mismos desde el principio, igual que la mayoría de los clientes. Carlos Navarrete, el dueño, dice que nunca ha querido hacer nada diferente a ser barbero. Su negocio funciona como una barbera bien afilada y sabe que tiene una clientela fiel; tanto así, que los clientes que iban a la barbería cuando abrió sus puertas ahora llevan a sus nietos, completando tres generaciones de varones que ya son parte de la familia de la Peluquería del Country. Porque por un pelito Carlos tiene trabajo y por un pelito no ganamos el Mundial.

Un hombre joven entra a cortarse el pelo, y apenas se va, Carlos cuenta que es hijo de un antiguo cliente, y que está tratando de convencerlo de que se case con la novia de toda la vida, para que tengan hijos y Carlos tenga oportunidad de cortarle pelo a la tercera generación. Así fideliza a su clientela. Cada rincón tiene un recuerdo estampado en una fotografía, un cuadro o un utensilio de aseo diferente. Pero la pasión que se respira es la del fútbol: hay banderas de equipos de todo el mundo, desde Palestina hasta Chile y no puede faltar el azul y 14 veces campeón de la capital colombiana. Sin embargo, los peluqueros tienen discrepancias sobre cuál es el mejor equipo de Bogotá; entonces, para evitar peleas, Santa Fe tiene un reloj en la mitad de la ventana. “Ese Millonarios tiene

como un pasado turbio, ¿no? Platas algo dudosas”, dice Ernesto Leguizamón, otro de los barberos. Apenas lo dice hay una mirada de rivalidad hincha entre Ernesto y Carlos. Todas las banderas son regalos de los clientes, en prueba de la amistad creada tras años de cortes de pelo. “Tengo muchos clientes chilenos y

venezolanos, por ejemplo; hasta el embajador de Uruguay. Y cuando viajan siempre me traen algo de un equipo nuevo. Todo lo que usted ve acá han sido regalos”, dice Carlos con una sonrisa de orgullo. El fútbol es una de las dos pasiones que ha tenido Navarrete toda la vida. La otra es la barbería. Al lado de la caja registradora hay una foto del equipo donde él jugaba en su juventud. Se señala a sí mismo y dice: “Ese era yo a los

20 años; un pelaíto. ¡Cómo pasa el tiempo! ¿Todavía me parezco?”, e intenta poner la cara de galán que tenía en la foto. El pelo canoso perfectamente peinado, y el abundante bigote hacen que aquel muchacho de la foto parezca un alter ego que lo abandonó hace años.

Barbería de época El estilo antiguo es a propósito y nunca ha considerado cambiarlo. “Somos una barbería de

época y quiero que todo se quede igual a cuando empecé a los ocho años”, dice Carlos. Su padre era también barbero, y él desde pequeño era el encargado de barrer el piso, lustrar los zapatos y poner la música en la peluquería.

Mirando aprendió de su padre. A los 16 años, le dijo al papá que le enseñara en forma. “Él me enseñó todo y desde el principio me fascinó”, cuenta Carlos al recordar su paso por diferentes peluquerías y sus años en Venezuela haciendo lo mismo “porque vi que allá la plata estaba

fluyendo más que acá, y recién casado me fui, ahorré unos años y me devolví”. Entonces abrió la peluquería que originalmente quedaba en la calle 85 con carrera 14 y ahí duró 30 años, después se trasladó al actual local, en la carrera 10ª con calle 97, donde está desde 1998. Empezó como empleado y, tan pronto pudo, la compró y se volvió dueño y gerente. Las sillas de cojinería azul ―el color de los uniformes del personal― son de hierro forjado, grandes y pesadas, y con un mecanismo antiguo: un par de palancas dirigen la rotación y la inclinación de la silla. Ellos, como profesionales, lo hacen ver muy fácil, halando de las palancas e inclinando al cliente para que su cabeza quede perfectamente posicionada en el lavadero de cabeza y otro suave movimiento para sentarlo de nuevo. Las sillas se compraron en Medellín en 1969; ya no se consiguen y lo único que les han cambiado es la tapicería. Las cuchillas de afeitar tipo navaja y las brochas para la crema también son un elemento común en los seis puestos de peluquero que hay. Los precios son fijos y no se comparan con los de las peluquerías modernas con spa incluido. Un corte vale $25.000 (incluye champú y peinado), la afeitada cuesta lo mismo; el manicure, $18.000, y el pedicure, $22.000. El corte para niños es un poco más barato.

seis peluqueros son mayores y algo reservados. Cada uno tiene su clientela y su manera de trabajar, pero comparten la pasión por el fútbol.

Las barras barberas Hace unos meses, la peluquería estaba equipada con un radio viejo y un televisor gris, con perilla de canales. Sin embargo, “los clientes me

empezaron a decir ‘Carlos, cámbienos ese televisor viejo para poder ver los partidos’; entonces compré una pantalla plana de 42 pulgadas, decodificador de DirecTV que me deja grabar los partidos. Estamos estrenando para ver el Mundial como toca” porque el secreto mejor

“Hay otras barberías por acá por el norte, está la JetSet en la 128, está Macho’s en la 85. Hay otra que se llama La Barbería, que tiene bar incluido. Las del centro que también son clásicas, no las conozco, pero sé que hay unas con este tipo de sillas”, dice Carlos muy despreocupado ante su competencia. Especialmente sobre las peluquerías que ofrecen masajes y tratamientos de belleza dice: “Ya no tienen nada que ver con la

barbería; los clientes vienen acá solamente para cortarse el cabello y… ‘Adiós, pues’”. Lo único que falta es la luz giratoria roja y azul en la puerta, aquel símbolo por el cual reconocemos una barbería clásica los que nacimos en generaciones recientes. Todos los

guardado de Bogotá es que este es el mejor lugar de todos para ver un buen partido. Cuenta Carlos que el día que más llena ha visto la barbería en los últimos tiempos fue en el partido de Colombia contra Costa de Marfil: “Ni siquiera

venían a cortarse el pelo. Venían y se sentaban en las sillas a ver el partido con nosotros”. Los barberos son como los barman, excelentes conversadores y psicólogos sin diploma. Cada vez que entra un cliente, la conversación empieza con el primer apretón de manos. Política y fútbol son los temas comunes: las elecciones presidenciales de Colombia se toman gran parte de la peluqueada para uno de los clientes que entran; el cliente y Carlos tienen visiones contrarias acerca de lo que quieren para el país. El debate es inteligente, informado y respetuoso. Sin embargo, la opinión política de Carlos es fácilmente adivinable: “Usted va por Peñalosa, ¿no?”, pregunta el cliente mientras se sienta en la silla y le ponen la bata; sabiendo la respuesta de antemano. “Cómo no, si lleva puliéndole esa barba hace 30 años”, dice el cliente mientras los primeros mechones de pelo caen a sus pies. Así es, Peñalosa es cliente de esta barbería desde hace 30 años, y Carlos es su barbero de confianza. “Yo voté por el. Y si ganaba, me to-

caba irme para Palacio a cortarle el pelo. Pero bueno, ya me quedé sin mi puesto en Palacio”, afirma con sonreída resignación. Entre otros personajes de la vida pública que han pasado por sus cuchillas están Julio Sánchez Cristo, ministros y deportistas, y el canciller Guillermo Fernández Soto. Ernesto Leguizamón le recuerda una vieja anécdota, y Carlos la empieza a contar con picardía: “El día que Peñalosa

inauguró el Transmilenio, obviamente iba a estar en todos los medios; no tenía tiempo de venir a cortarse el pelo y afeitarse, entonces me pidió que yo fuera al terminal. Como Peñalosa sacó a todos esos gamines del Cartucho, uno de ellos pasó mientras le tenía la cuchilla en el cuello y gritó: Eso, córtele el pescuezo a ese hijueputa, y Peñalosa no hacía sino reírse”. Aunque Carlos y sus compañeros lleven 46 años de pie con sus navajas afiladas en las nucas de sus clientes, el pulso todavía les permite ser los mejores en este oficio.

31 Oficios •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••

La sazón de

‘la Perse’ Texto y fotos: Natalia Vivas naty_vivas92@hotmail.com

En la plaza La Perseverancia se esconde una sazón exquisita que vale la pena preservar, por eso las mujeres que trabajan ahí luchan por el renacer de estos lugares que dan cuenta de la identidad gastronómica de los colombianos. Ese es el propósito del programa distrital ‘¡Vamos a la Plaza de Mercado!’.

Huesitos de marrano, ajiaco santafereño, peto dulce, ceviche de pulpo, arroz con camarones, entre muchas otras delicias es lo que se ofreció, al son de la carranga, en el Festival Gastronómico de la Plaza La Perseverancia. El pasado 16 de mayo, las dueñas de catorce puestos de comida y de dos fruterías se pusieron de acuerdo para ofrecer al paladar de los bogotanos platos especiales de todas las regiones del país. Pero, desafortunadamente, gran parte de los ciudadanos se pierden el disfrute de estas comidas porque ya no existe la costumbre de ir a las plazas de mercado que, en tiempos pasados, eran punto de encuentro de la gente, donde además se compraban los alimentos más frescos. Con la llegada de los supermercados, las plazas pasaron a un segundo plano, así como la tradición de

* En

2013 arrancó el programa gastronómico de las plazas ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Helena, propietaria de uno de los puestos más antiguos de La Perseverancia.

las cocinas colombianas. Por esta razón, en el 2013 el Instituto para la Economía Social (IPES) y el Instituto Distrital de Turismo (IDT), en convenio con la Fundación Escuela Taller de Bogotá (FETB), crearon el proyecto ‘¡Vamos a la Plaza de Mercado!’, que busca fomentar estos lugares como atractivos turísticos, fortalecerlos empresarialmente, mejorar la seguridad alimentaria y promover la comida popular y regional. Para realizar este proyecto, se escogieron tres plazas de mercado de la ciudad: Doce de Octubre, Veinte de Julio y La Perseverancia, por su potencial turístico y cultural.

tarea para los profesores fue cambiar la imagen que las señoras tenían sobre su oficio, explicarles que lo que ellas hacen es valioso, que no todo el mundo tiene el talento de preparar unas buenas mojarras o unos huesitos de marrano. El otro problema, comenta Martínez, “es que ellas se sentían menos que los chefs, solo se

Corrientazos con estilo

veían como unas cocineras y por eso hubo que concientizarlas de que también lo eran”.

En primer lugar, ofrecieron capacitaciones en gastronomía a las dueñas de los puestos de comida de las tres plazas. Eduardo Martínez, profesor y chef ejecutivo del restaurante Minimal recuerda cuando, en el 2013, las señoras comenzaron el proceso de certificación en "Fortalecimiento de capacidades en gastronomía y buenas prácticas", en la Fundación

Escuela Taller Bogotá. “Ellas venían con la

confianza lastimada porque creían que lo que cocinaban eran meros corrientazos, que a pocos les gustaban; esto, en gran parte, se debe a que los medios se han encargado de cambiar los hábitos de consumo”. Así que la primera

La metodología consistió en ver qué cocinaba cada una de ellas, determinar qué aspectos había que mejorar y enseñarles diferentes técnicas para que tuvieran más herramientas y versatilidad en la preparación de los platos.

“Aprendimos a elaborar los platos con más delicadeza, para que se vean más bonitos y se note el amor y la calidad”, comenta Pilar Delgado, líder entre las cocineras. Así como renovaron sus habilidades culinarias, también renovaron la apariencia de la plaza. El equipo de diseño que las asesoró sugirió pintar la fachada, poner letreros que indicaran el nombre de cada puesto de comida y quedó esbozado un proyecto para cambiar las mesas y los asientos de la plaza, en aras de darle una identidad al lugar. Durante la jornada de pintura, Martínez cuenta que algo que llamó la atención de todos fue que Pili y Yoli, dos señoras que no cruzaban palabra hacía muchos años por un inconveniente que tuvieron, estaban hablando amablemente y fue tal el asombro que causó entre los vecinos, que en la plaza quedó enmarcada una foto de ellas mientras pintaban juntas. Finalizados los cursos, Pilar explica que la última prueba consistía en que ellas mismas organizaran un festival en la plaza, para esto debieron reunirse y acordar cómo iban a decorar el lugar, qué platos iban a cocinar, qué precios les iban a poner, cómo iban a promocionar el evento, etc. Por lo anterior, Pilar piensa: “Ahora nos hemos unido más, nos

hemos dado cuenta de que debemos pensar de manera colectiva y no individual”. Martínez

tiene una opinión similar: “Uno ve que ahora

ellas disfrutan de la cocinada, interactúan más entre ellas y sienten que pueden lograr cosas más significativas si trabajan en equipo”. Hasta el momento se han realizado tres festivales, los dos primeros se llevaron a cabo a finales de 2013 y contaron con el apoyo del equipo de profesores, quienes las asesoraron en la preparación de los platos, pero el último es el que tiene más mérito, pues el 16 de mayo organizaron el festival en homenaje a las madres y fue el primero que hicieron con total autonomía. Para esto ha sido importante Pilar, pues es la que lidera los eventos.

El legado de la tradición familiar Mujeres de la costa, del Huila, del Tolima, del Cauca y de Bogotá son las protagonistas de este evento; cada una con su especialidad da lo mejor de sí para llevar los más ricos platos a la mesa. Todas aprendieron a cocinar siendo muy buenas observadoras, porque coinciden en que la cocina se aprende viendo: “Desde los

los clientes se asustan y no vuelven”, dice Yeimi, propietaria de una frutería. También comenta que cerca de la plaza hay una cañería tapada que produce malos olores; esto ha hecho que algunos clientes no se sientan a gusto comiendo ahí y se marchen. Después de haber mandado cartas al Acueducto, llegó una brigada de trabajadores a reparar el daño, pero no lo lograron y la situación continúa igual. La escasez de agua que algunas veces tienen que padecer en las cocinas también las agobia, pues a pesar de que cuentan con dos tanques, la bomba carece de suficiente fuerza para que el suministro de agua sea normal. A pesar de estos problemas, el futuro pinta bien para el renacer de las plazas y así estas mujeres, que fueron criadas en la plaza, que heredaron los puestos de sus madres, que se pagan sus estudios, que llegan desde las 7:00 de la mañana para empezar a hacer los desayunos y terminan su jornada a las 5:30 de la tarde, ofrecen una sazón exquisita que invita a ser probada.

Cada puesto tiene una tradición de

10, 20 y 30

años ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

diez años yo observaba con mucha atención cómo cocinaba mi mamá; ella me transmitió el amor por la cocina”, comenta Esperanza. Con los años aprendieron secretos culinarios que hacen únicas sus comidas: “Yo a la mazamorra

le echo hojitas de naranjo, a la sopa de guineo le echo chunchullo, pero no le puedo contar más porque por eso se les llaman secretos”. Algunas tienen una relación más cercana con la plaza debido a que en el pasado sus madres o tías también trabajaron en ella y ahora les heredaron el puesto; este es el caso de Helena, propietaria de uno de los puestos más antiguos, pues su madre trabajó en la plaza durante 30 años, y ella ha continuado la tradición los últimos 15 años. También está Pilar, quien desde los 10 años ayudaba en el puesto de su mamá, pero después quiso independizarse y con sus ahorros montó su puesto en la plaza.

Seguir perseverando En la plaza de La Perseverancia ha habido muchos cambios positivos; sin embargo, varias de las señoras involucradas en el proyecto piensan que todavía hay aspectos por mejorar. Un factor que los afecta es la inseguridad del barrio: “A la gente la roban mucho por acá,

34 Arte

Soñar con las

puntas en el piso

Texto y fotos: Juan David Naranjo Navarro juandanaranjo.27@gmail.com

Que los ángeles no existen es tal vez una de las mayores mentiras, por lo menos eso es lo que aseguran los niños y jóvenes integrantes de Festival Art, pues para ellos la directora, Marleny H. de Sarmiento, es un ángel que los salvó y los llevó a encontrarse con lo mejor de sí mismos. Por allí han pasado más de 600 niños, y algunos han dado el salto internacional. Festival Art es una fundación de ballet clásico encabezada por Marleny H. de Sarmiento, quien realiza esta labor como un servicio social desde hace seis años sin recibir remuneración alguna, con el apoyo de su familia y como un acto de agradecimiento a la vida. “Para mí esto es una obligación, no ante ellos, sino ante Dios”, dice. Marleny cuenta que al principio todos sus conocidos la trataban de loca, le aseguraban que el proyecto no funcionaría, que la robarían, la secuestrarían y hasta la matarían. Ella se

arriesgó y tomó la decisión de hacerlo, pues pensaba que la única manera de ayudar a la gente es creando conciencia y compromiso. Pero, como en todo, los obstáculos llegaron: visitó 18 colegios distritales, y 18 veces lloró como nunca, después de que en cada plantel rechazaban su propuesta. Solo Águeda Sarmiento, directora del colegio Domingo Faustino Sarmiento, del barrio Rionegro (en la localidad de Barrios Unidos), acogió la idea, le recomendó a los niños que se encontraban en mayor riesgo y le rogó que los ayudara. Hicieron las audiciones en el colegio porque ambas estaban seguras de que si les pedía a los niños y a sus padres que se presentaran en otro sitio, muy seguramente no asistirían. Así comenzaron con 35 niños.

La disciplina del ballet Esta fundación es la primera escuela de formación en ballet clásico que busca darles la oportunidad a niños y jóvenes sin recursos económicos de conseguir una profesión que, por sus altos costos, siempre les ha sido negada. El objetivo es rescatarlos socialmente, abrirles las puertas al mundo y formarlos como seres responsables de sí mismos, pues la mayoría de estos niños eran delincuentes, tenían problemas de drogadicción y eran abusados física o sexualmente.

Así pues, los demás niños perdieron la oportunidad de tener un año de entrenamiento en el Gelsey Kirkland Academy of Classical Ballet de Nueva York y solo pudieron asistir al curso de verano. Este 2014, la Fundación ha tenido seis niños en competencias internacionales, incluyendo el mayor logro de la escuela desde su creación: haber sido la primera escuela de ballet clásico colombiana seleccionada para las finales del Youth America Grand Prix, más conocido como las Olimpiadas Mundiales de Ballet Clásico, con la representación de Julián Mendoza.

De ‘ñero’ a príncipe Julián Andrés Mendoza Silva, de 15 años, se crió en el barrio Rionegro. Llegó con muchos problemas de socialización, era muy depresivo y susceptible. Además, tenía necesidades económicas y era un niño desnutrido, al igual que la mayoría. Cuando llegó a la Fundación

Festival Art comenzó con

35 niños hace 6 años; han pasado más de 600 ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Julián Andrés Mendoza, la revelación de la escuela; actualmente becado en Estados Unidos.

¿Y por qué el ballet? “Porque es la disciplina más perfecta, más antigua y la de más reto. El que es bailarín de ballet tiene que tener todo: la dedicación, el respeto, la responsabilidad, la exigencia, la ‘buena onda’ y así cada uno tiene que poner de su parte si quiere sobresalir. Jamás pondrán de príncipe o princesa a alguien que no lo merezca”, expresa Marleny. Con el compromiso y la dedicación de los 600 niños que han pasado por esta experiencia se han obtenido numerosos logros: premios, becas y presentaciones en los mejores escenarios, no solo en Colombia, sino también en el exterior. En el 2013, la escuela ganó siete becas para estudios en Estados Unidos después de la participación en The American Ballet Competition, en Natick, Boston; sin embargo, solo pudieron obtener patrocinadores para el sustento de uno: Jonathan Riveros, de 14 años.

Natali, directora artística, en clase con los más pequeños.

no contaba con las condiciones físicas para el ballet, pues sus pies estaban desviados hacia adentro y sus costillas muy marcadas. Al darse cuenta de la situación, Marleny sintió la necesidad de apoyarlo y lo acogió en su casa para ayudarlo a superar sus deficiencias físicas y sus traumas, y motivarlo para que viera en el ballet una oportunidad de vida.

“Al principio no hacía nada, era un relajo y se agarraba con todo el mundo. No se veía un progreso en su condición física ni en su comportamiento”, cuenta Marleny. Por esto, un año después, la directora lo llamó a su oficina y, sin el consentimiento de los profesores, le dijo que sería el príncipe de la próxima puesta en escena, con el fin de que él entendiera que podía superar su condición. La reacción de Julián fue llorar sin parar; pensaba que lo estaban perjudicando y que todos se burlarían de él, así como lo hacían en la calle. Sin embargo, lo logró y fue el príncipe. Desde ese momento comenzó a mejorar y comprendió las oportunidades que tenía. Entrenaba más de diez horas al día: era el primero en llegar y el último en irse. “Marleny me ayudó a

convencerme de que yo podía ser un campeón y por eso la puse toda”, cuenta Julián.

“Este salón es para uso exclusivo de los mejores atletas de la vida. Aquí reconstruimos vidas, alcanzamos metas, cumplimos sueños y formamos campeones como yo”, es la frase que está escrita en el espejo del salón y que Julián repite cada vez que termina uno de sus entrenamientos. Como era de esperarse, tanto esfuerzo fue premiado. En abril de 2014, después de haber clasificado entre más de 9000 bailarines de todo el mundo, Julián participó en el Youth America Grand Prix con dos presentaciones: Skyline Firedance, coreografiada por su maestra de danza contemporánea Sandrine Legendre, y un fragmento de la obra de ballet La esmeralda. Logró posicionarse como uno de los finalistas, ganó dos becas para cursos de verano en la Sarasota Cuban Ballet School, de Florida, y en la American Academy of Ballet, de Nueva York, y la escuela Gelsey Kirkland Academy of Classical Ballet le ofreció un año de entrenamiento.

Zapatillas rotas, corazones remendados Cuando se acercan las cinco de la tarde, los niños, niñas y jóvenes que llevan más tiempo en la Fundación llegan entusiasmados a las clases. Cambian sus uniformes por trusas y mallas, y algunos solo por ropa más cómoda. El profesor de turno los recibe y, después de unas claras instrucciones, pone la música y empieza el ensayo. Después de hacer los ejercicios de calentamiento acostumbrados, y en medio de la confianza que los caracteriza, realizan una amena secuencia en parejas para mostrar lo aprendido. Así, en medio de coupés, demi pliés y pas de bourrée se ve el desgaste de las zapatillas. Al final de la clase hacen una rutina de estiramiento y flexibilidad, y comparten un momento con Marleny y con Natali Sarmiento, su hija y directora artística de la Fundación. Natali está pendiente del proceso de cada uno, pues no se trata solo de enseñarles ballet, “nuestra

primera función es quitarles de la mente el pensamiento de que son pobres. Les enseñamos que la pobreza viene de la mente: ese es nuestro trabajo más difícil. Después de que se les quita esa mentalidad, se les sube la autoestima y ya todo es más fácil”.

Este proceso se puede ver reflejado en las niñas más avanzadas de la Fundación. “Cuan-

do bailo me siento muy bien, libero toda mi energía; siento alegría”, dice María Alejandra Méndez Camacho, de 15 años de edad, que ingresó cuando era una niña. Ella cuenta que la primera vez que presentó la audición no la aceptaron porque no tenía las condiciones físicas, pero después de intentarlo varias veces, pudo ingresar. Ha participado en la American Ballet Competition: “Me gané un summer en Utah y fueron tres meses haciendo

ballet y otras danzas. Me dijeron que si me quería quedar, pero como había que pagar la estadía y la alimentación, y no tenía recursos, no pude quedarme”. Además, ha presentado

nes. “La relación con los niños es muy buena.

Somos estrictos, pero los tratamos bien; intentamos inculcarles que todos los regaños y correcciones son por su bien y que no hay nada personal”, comenta la profesora. “Me gusta mucho estar aquí porque Marleny nos ha dado mucho amor. Los profesores son muy buenos y nos tienen mucha paciencia”, dice Gloria Lorena Morales, quien asegura que sus profesores le han inculcado un espíritu luchador y amor por la danza: “Para mí, ellos son los mejores profesores de Colombia”, concluye.

Marleny de Sarmiento, entregada a su obra.

audiciones dos veces para ir a la Joffrey Ballet School, de Nueva York, y en las dos ocasiones ha clasificado, pero por la misma razón no ha podido asistir. A finales de agosto, la directora y su hija viajaron con María Alejandra Méndez, Gloria Lorena Morales y Robin Leonor Herrera a Buenos Aires, para participar en el Youth American Grand Prix.

Mentores de vida Esta labor no sería posible sin la gran ayuda que ofrece cada uno de los profesores. La dedicación y el amor por esta causa son los pilares que permiten que ellos, a pesar de los problemas económicos, continúen en la Fundación.

“Los maestros casi son voluntarios, no tienen un salario regular. Eso es lo primero que les decimos cuando los contratamos: ‘Les vamos a pagar, pero no sabemos cuándo’”, cuenta Natali Sarmiento. Todos los maestros son personas que llegan enamoradas de la labor de la Fundación y lo hacen porque les gusta. “La danza ha sido mi

vida. Me motiva ayudar a la gente, y más a través del arte que yo amo. Poder dar la oportunidad a personas de escasos recursos de tener una opción de vida”, agrega Natali.

Abajo, en primer plano, María Alejandra Méndez Camacho, otra de las jóvenes promesas.

Ellos, además de ser excelentes en el área en que están especializados, tienen que ser también personas entregadas a la labor social, pues deben buscar una forma de llevar la relación profesor-alumno que no afecte en ningún caso la integridad de los niños, quienes son altamente vulnerables por sus condicio-

Unas buenas zapatillas de punta valen más de

$200.000 y las de media punta,

$30.000

Se necesitan más ángeles En su sexto año de funcionamiento, la Fundación está pasando por una situación económica difícil. Cuando inició la obra, la directora invirtió los ahorros de su familia, pero solo duraron tres meses. Luego se mantuvieron con sus ingresos hasta que se retiró de su profesión como contadora y desde entonces viven a salto de mata.

“De la anterior sede nos echaron casi que con policías porque estábamos colgados en el arriendo”, cuenta Marleny mientras asegura que ya nada la detiene, pues fue más difícil empezar. Actualmente tienen la sede en el barrio El Polo, al norte de la ciudad, en una casa de dos pisos que cuenta con cinco salones para ensayar. Además, en el primer piso funciona un pequeño almacén de artículos de ballet que ayuda al sostenimiento. Ahora necesitan recursos para el transporte de los niños (las rutas fueron canceladas), la alimentación, el mantenimiento de las instalaciones, el pago a los profesores, la consecusión de los implementos requeridos y

el vestuario, porque unas buenas zapatillas de ballet valen cerca de $200.000 (las de punta) o $30.000 (las de media punta), y a eso se suman los costos de mallas y trusas. Asimismo, los gastos se incrementan abismalmente cada vez que se presentan oportunidades en el exterior, ya sean competencias o becas de estudio. Por esta razón buscan el apoyo de particulares y de entidades privadas y gubernamentales que se quieran solidarizar con la causa. Marleny, además de buscar personas que contribuyan con la Fundación, lo que más añora es que se multipliquen los ángeles. “Me

da angustia que nadie se comprometa. Todos dicen ‘Yo quiero una mejor sociedad’, pero ¿qué hacen? La solución no es regalar ropa o construirles casas; con esto solo se forma más miseria. Lo que ellos necesitan es, sin duda alguna, una buena educación que los mantenga enfocados en construir un proyecto de vida diferente al que les brinda la calle. Ojalá que todas las personas quisieran inventarse otra fundación y esto solo se puede lograr con voluntad y amor hacia el prójimo”.

El padrino Fernando Montaño, de quien Ricardo Rondón dice que es el James Rodríguez del ballet, porque saltó de Buenaventura al Royal Ballet de Londres donde es primera figura, apadrinó a Julián Andrés Mendoza Silva, de la fundación Festival Art, quien este año se ganó varias becas para estudiar en compañías de ballet de Estados Unidos, pero no tenía para el sostenimiento. Montaño, quien vino en julio último a Bogotá donde reestrenó el Teatro Colón con algunos miembros de su compañía, visitó un colegio distrital de Suba y también estuvo en Festival-Art donde compartió con todos y regaló una dotación de zapatillas y con su fundación Children of the Andes, Montaño espera descubrir y apoyar talentos, como lo hizo con Julián Andrés.

39 Arte •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••

Lentes que

ordenan el caos Texto: Daniela Gómez Hernández danielagomez12@gmail.com Fotos: Cortesía de Susana Carrié y Archivo Sady González del Banco de la República

Venezolana de nacimiento, la fotógrafa Susana Carrié se considera más rola que muchos bogotanos, aunque sigue extrañando el mar. Vive desde los seis años en esta jungla de cemento, que la ha inspirado hasta el punto de transformar el caos en belleza con sus lentes, como se puede apreciar en sus diversas series, entre ellas Bogofotografías.

“Cambiar el ambiente tropical [de Paraguaná], el sol y el mar que acompañaron mi despertar cada día durante seis años, por aquella Bogotá de los setenta que era aún más fría y gris que la de hoy en día no fue fácil”, cuenta Susana Carrié, de madre colombiana. Hoy, 40 años después, es quizás una de las pocas habitantes que logran ver tanta belleza en su ciudad adoptiva. Su familia materna es colombiana, y la paterna es hispano-francesa, que huyó a Venezuela después de la Guerra Civil y en plena ocupación nazi en Francia. Susana llegó muy pequeña a Colombia y su contacto con Venezuela ha sido limitado. En otras épocas viajó mucho, pero hace tres años que no va. Sus recuerdos son de algunos viajes de la infancia: “Son

imágenes marinas y submarinas porque nací al lado del mar, en Paraguaná”.

Tras dedicar toda su vida al diseño y al arte, Carrié tiene una envidiable hoja de vida, a pesar de no contar con un título profesional. Empezó estudios de diseño en Roma, pero no los culminó, así que todo lo que ha hecho y aprendido ha sido como autodidacta, de lo que se siente orgullosa. “Fui una de las primeras en realizar

trabajos de edición digital en Colombia cuando los computadores aún eran una novedad y los tutoriales en Youtube eran impensables”. Además del diseño gráfico, ha experimentado con una gran diversidad de lenguajes artísticos; pasó buena parte de su vida coqueteando con la pintura y dedicada al diseño de escenografías para teatro y televisión. Esto último la apasionaba, pero decidió dejarlo cuando sintió que andar de gira la cansaba más de lo que la llenaba. “Todo el mundo piensa que estar via-

jando es muy chévere, y sí, pero llega un punto en el que uno está cansado de hacer lo mismo y no poder descansar”. Encontró en la fotografía un balance, y su experiencia en las artes visuales le aportó a su faceta de fotógrafa: “Mi

ojo ya venía entrenado en cuanto a la composición, al conocimiento de la luz y a otros aspectos como la edición”. Ahora combina varios de sus anteriores oficios como diseñadora de espacios de exposiciones en galerías y museos y curadurías de arte. "Chapinero" (2014)

Una de las más recientes fue la exposición del Banco de la Republica “Foto Sady: recuerdos de la realidad”, con una muestra de parte del archivo de Sady González, proyecto en el que se involucró por una fuerte conexión emocional que tenía con el reconocido fotógrafo bogotano.

Sady, Susana y Bogotá

"Pelirroja mirando al sur" (2014)

Esta es una muestra de 100 de las mejores obras del fallecido fotógrafo Sady González, uno de los fotorreporteros más importantes del país. Gran parte de su obra registra eventos históricos de la ciudad, como El Bogotazo. Pero con su lente también captó los rostros de la década de 1930, convirtiéndose en un importante retratista a quien el gobierno nacional le encomendó el proceso de fotografía para la cedulación. También captó la cotidianidad cambiante de la Bogotá de los años cuarenta y cincuenta, dejando fotografías que inmortalizan sobre todo al cachaco de la época y que

para Susana Carrié “evocan una nostalgia maravillosa que te hace sentir que ves a todos tus ancestros ahí parados”. Aunque González se limitó al arte de la fotografía, era, al igual que Carrié, un artista multifacético: hizo fotografía social, callejera, política, deportiva y retratismo. También fue emprendedor: junto con su esposa, Esperanza Uribe, fundó la primera agencia de periodismo gráfico del país, donde creó escuela. Su esposa fue su mano derecha y la encargada de crear un archivo relativamente organizado de la obra de González, uno de los más completos y valiosos del país. Desde 2012, el archivo pertenece a la Biblioteca del Banco de la República, y se preparó la exposición (que estuvo abierta de abril a julio de este año) para conmemorar el centenario del nacimiento del fotógrafo. Guillermo González, su hijo, estuvo al frente del proyecto, del que quedó un documental y un libro. Para Carrié, ayudar a seleccionar y restaurar las fotos de González y a diseñar el espacio de la muestra tuvo un significado especial, más allá de lo laboral, porque conocer la obra de este fotógrafo despertó un nuevo interés en la ya polifacética artista. Su amor por la fotografía se materializó en 2009 y la obra de González la conectó con la expresión artística de la cual quisiera vivir. También la hizo ver la belleza escondida a los ojos de quienes están acostumbrados únicamente al caos de esta ciudad. A través de Sady aprendió a amarla y se animó a registrarla con su cámara de aquella época, que no era profesional, pero le sacó el máximo provecho. Fue cosa del destino que llegara la oportunidad de participar en el diseño y curaduría de esta exposición.

Arriba: Palacio de Comunicaciones e iglesia de Santo Domingo. Foto Sady, 1949.

Sin embargo, también supo tomar distancia de su inspiración. “Sady era fotorreportero y

era muy bueno en ello, pero a mí me llamó la atención lo que transmite, la nostalgia en sus fotos. Eso es lo que realmente me inspiró y con lo que quiero conectar mis fotos”. La fuerte visión sentimental y visceral de Carrié acerca de lo que hace, la lleva a hacer sus fotos en blanco y negro. “Tengo claro des-

de antes qué va a ir en blanco y negro. A veces lo decido después, pero casi siempre veo algo y sé que lo tengo que registrar sin color”.

Y esto ocurre porque está convencida de que esta ciudad se ve a través de la soledad en medio de la multitud y de la nostalgia que capta en las esquinas, en la arquitectura y en el cambio constante que destruye y reconstruye, haciendo nuevas versiones del espacio urbano. Esto último también la motiva a fotografiar a Bogotá, “una ciudad que cambia todo el

tiempo, sobre todo arquitectónicamente; y la

La mejor luz de Bogotá es entre las

7:00 y 9:00 a.m. y entre las

4:30 y las 6:00 p.m. ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

De la serie Desde mi ventana: "Bodegón urbano o el drama del aguacatero" (2013)

fotografía es una forma de mantener los sitios en la memoria”. Debido a esta preocupación, la mayoría de sus fotos han sido tomadas en el centro de la ciudad, donde se concentra gran parte del patrimonio histórico bogotano.

Francotiradora desde la ventana Susana vivió durante mucho tiempo en la zona del Parque Central Bavaria, en un apartamento de un piso alto donde tenía una vista espectacular y con una ventana desde la cual podía tomar fotos a un cruce. En esta obra, que tituló Pasarela urbana y está disponible en internet, hizo lo que más le gusta: mirar una realidad a través del lente. Pero también es una resignificación, y es lo que ella encuentra curioso en el arte de la fotografía: “Permite registrar la rea-

calle estoy atenta a muchos aspectos, los objetos de interés varían mucho, puedo pasar de un personaje a la toma de un charco sobre el asfalto, o el destello de la luz en lo alto de un edificio, o cuando cruzo el semáforo a la horda de gente saliendo de su trabajo […]. Otras veces estoy en la búsqueda de las siluetas y las sombras, pero en general me gusta abordar a la gente en solitario, inmersa en ese gran escenario que es la urbe”. De todas formas, insiste en que lo más importante es la luz, “las condiciones de la luz, que en Bogotá se dan en la mañana de 7:00 a 9:00 y de 4:30 a 6:00 de la tarde”. En cuanto a las especificaciones técnicas y los formatos en que trabaja, Carrié utiliza dos tipos de cámara. Una compacta (Lumix-DMCTZ25 de 16 megapixeles con lente Leica) “para

lidad, más que la pintura, pero al pasar por el filtro del ojo y luego por el del lente, ya hay una mirada diferente, hay una nueva construcción de la realidad”. Hace pocos meses comprendió

andar por la calle, dadas las condiciones de seguridad. A esta camarita le debo muchas de mis mejores fotografías, aunque no es posible imprimirlas en gran formato” y una réflex

que esa mirada urbana se había agotado y ahora vive en Chapinero, donde se está acostumbrando a nuevos paisajes, nuevos contrastes arquitectónicos y donde está enfrentando retos para encontrar encuadres, miradas y objetos novedosos para registrar y reconstruir.

Nikon 5000 (28,7 mm × 19 mm) con dos objetivos: 18-55 y 70-300, que utiliza desde su ventana o en lugares lo suficientemente seguros.

Para ella, los encuadres también varían con las situaciones y circunstancias: “Cuando voy por la

selectiva, también porque tuve un cambio de ventana, ahora vivo en otro entorno y el ruido

Hoy en día su obra se compone de unas 3800 fotos. Dice que la frecuencia del disparo ha disminuido en el último año. “Ahora soy más

visual es muy alto, estoy en la búsqueda de otros encuadres, casi por los intersticios”. Ha presentado su obra y ha trabajado en importantes proyectos relacionados con la fotografía en los últimos años. En el 2010, estuvo en “Un día en la vida de Colombia-200 años después”, del Museo Nacional de Fotografía. Participó en una serie de trabajos para Galería MÜ de Bogotá en 2011 como Topografías del sur, un tributo a la serie Lugares poco comunes (Uncommon Places), de Stephen Shore, así como en Fotofest 300 y en la Feria Odeón. Ese mismo año participó en la Subasta “Revélate la calle es el Museo”. Para el 2012, salió Pararella urbana, presentada para el Slideluck Potshow de Bogotá. El 2013 trajo varios proyectos para Carrié: el conversatorio “Revélate la calle es el Museo” para la escuela Zona Cinco; una exposición callejera en gran formato en la calle 93A con carrera 11 y el conversatorio y proyección audiovisual de Bogotografías, que se presentó en la Biblioteca Nacional, la Librería Casa Tomada, la Universidad Javeriana y que actualmente está disponible en la página de la Biblioteca Nacional y en revistas como Cartel Urbano (http://www.cartelurbano.com/content/ pasarela-urbana-desde-una-ventana#.U9gucYB5PxJ). En 2013 recibió el Premio Crónica Fotográfica de la Vida Cotidiana en Bogotá, del Instituto Distrital de las Artes (Idartes). Sin embargo, su primera exposición individual apenas se va a llevar a cabo en octubre de este año, en la galería Sin título, pero comparte prácticamente todo lo que hace en las redes sociales, pues está a favor de la democratización del arte y está convencida de que “si se

"Las chicas extravagantes" (2012)

De la serie Soledades: "Mi dulce compañía" (2010).

hace, es para mostrarlo”. Ama lo que hace, aunque sabe que en Colombia no se puede vivir de la fotografía. “Yo vivo

para la fotografía, hasta ahora mi interés ha sido el de una búsqueda de expresión, casi como una pulsión incontrolable; no hago fotografía de productos, ni de bodas, ni retratos por encargo. Sé que hoy en día es muy duro para quienes están en el oficio, sobre todo para aquellos profesionales que vienen de lo análogo y la democratización del arte con lo digital ha generado un boom en la oferta, que desafortunadamente ha ido en detrimento de la fotografía”.

"Solo" (2011)

Bogotá, el

44 Colonias

Colombian dream de los venezolanos Texto y fotos: Carolina Maria Morales camoralsa@gmail.com

En medio de la crisis que atraviesa su país, Bogotá se ha convertido en uno de los destinos favoritos para vivir de los venezolanos, por la cercanía, las oportunidades laborales y las similitudes culturales. Este reportaje muestra cómo se tejen redes de solidaridad entre los miembros de la colonia venezolana, dedicados a los más diversos oficios, que buscan ayudar a sus compatriotas. En el altar improvisado, el día de la misa.

El domingo 18 de mayo de 2014, los venezolanos radicados en Bogotá se dieron cita para orar por la situación de su país. Normalmente el padre Pedro Freites Romero, quien también es venezolano, los reúne en la iglesia Santa Clara, pero esta vez su misa será en el hotel Bogotá Plaza. Son las 11 de la mañana y empiezan a llegar decenas de personas, muchas vestidas con camisetas de la Selección, banderas y cachuchas tricolor. El auditorio está ambientado con una bandera gigante de Venezuela, velas y una foto del mapa de su país con la imagen de la Virgen María. La gente se acomoda en sus sillas y empieza la misa. Freites, perteneciente a la diócesis de Maturín, vive en Bogotá hace tres años y se ha convertido en un líder de los compatriotas que llegan desorientados en busca de una mejor calidad de vida. Este sacerdote también vino a Colombia buscando seguridad, después de que el gobierno lo declaró enemigo del régimen. Dice que desde hace pocos meses empezó a ver cómo crecía la colonia de venezolanos en Bogotá, un fenómeno que no había visto antes. El padre comienza la misa nombrando los más de 40 estudiantes que hasta ese momento han fallecido en las marchas de protesta en Venezuela; pide fortaleza para sus familiares y dice que no olvidemos a los que están privados de su libertad. Sus misas se han convertido en un espacio de desahogo para él y los que llegan a empezar de cero. Asisten jóvenes, familias, niños y adultos mayores. En muchas de sus intervenciones, adopta el tono de político dando un discurso: “Dios nos dice: ‘Estemos

unidos, no tengamos miedo para que así logremos hacer cosas maravillosas’ y ¡vamos a derrotar la dictadura del comunismo que nos quieren implantar o ya nos han implantado en Venezuela; de eso tengo fe y mientras respire

seguiré trabajando y gritándolo a los cuatro vientos, que me denuncien, no me importa!”.

La gente aplaude y llora En un momento, envía un saludo a los estudiantes que se encuentran allí, los felicita por su labor y valentía. Uno de ellos es Lorent Saleh, a quien le tocó salir de su país al ser declarado terrorista. Me dice que ha visto morir a muchos de sus amigos y que además ha estado preso. Lorent es activista en derechos humanos y presidente de la ONG Operación Libertad; se mueve entre Colombia y Costa Rica, pero asegura que no quiere radicarse en ningún país diferente al suyo, pues quiere seguir luchando por la libertad de sus hermanos. La misa continúa, sin que se interrumpan los saludos. Entre los asistentes se encuentra Lisbeth de Cambra, secretaria General del Colegio Nacional de Periodistas, Seccional Caracas, a quien el padre se dirige muy respetuosamente y le pide no desfallecer en su trabajo. Lisbeth vive en Caracas y no piensa radicarse en otro país, ya que tiene el compromiso de informar al mundo sobre lo que sucede en Venezuela. “Colombia ha sido profundamente solidaria con

el caso de nosotros, y debo ser honesta: cuando ustedes estuvieron en sus momentos difíciles, a pesar de que nosotros fuimos solidarios, no fuimos tan respetuosos como ustedes lo han sido con los venezolanos. Estamos muy agradecidos con la comunidad colombiana, con el cariño que ustedes nos profesan a los que llegamos acá,

con trabajo, sin trabajo, en apuros, siempre nos tienden la mano”, afirma. Al recoger la limosna, el sacerdote aclara que el dinero será para enviar víveres a los estudiantes. Mientras tanto, los niños se acercan a depositar en una urna sus cartas de apoyo a estudiantes y militares. Cuando llega el momento de darse la paz, la gente ya se conoce, se saludan efusivamente y al tiempo que el padre concluye la ceremonia, suena el Himno Nacional de Venezuela, que los presentes entonan emocionados. El padre Freites vivió por mucho tiempo en Roma, y en 1994 se mudó a Colombia, pero recuerda que el panorama era muy distinto, pues el narcotráfico y la guerra tenían azotado al país. Dos años después retornó a Venezuela, donde no tuvo miedo de manifestar su desacuerdo con el gobierno de Rafael Caldera, razón por la cual fue amenazado de muerte. Le recomendaron irse de Venezuela y le ofrecieron asilo en diferentes países, pero eligió Colombia por la cercanía y por las afinidades culturales. Volvió a Bogotá en 2004 y decidió trabajar como un sacerdote más, pero el crecimiento migratorio de los venezolanos a Colombia le hizo ver que su papel no era solo celebrar misas. Cuenta que desde hace cuatro meses ha visto un cambio. “La crisis nos ha unido más,

nosotros nunca habíamos experimentado algo así, pues lo teníamos todo, de alguna manera veíamos a los colombianos por encima del hombro y hoy nos han callado brindándonos

En la Universidad del Rosario hay unos

370 estudiantes venezolanos

todo el apoyo”. Asegura que la mayoría de los venezolanos que llegan acá son personas que están muy bien económicamente: “Son muy pocos los que llegan sin nada. La mayoría somos personas educadas o que venimos a terminar de educarnos; si tú ves, todos los ingenieros de petróleos que tienen más de 30 años de experiencia han llegado a Colombia a aumentar la producción petrolera, generando empleo y mejorando la economía. Por eso yo estoy seguro de que nuestra crisis ha beneficiado de algún modo a este país”. Tiene fe en que todo se solucione rápido y puedan volver pronto a casa; mientras tanto, asegura que no le da miedo seguir difundiendo la verdad y que mientras viva seguirá luchando por sus hermanos que sufren en diferentes partes del mundo.

Universidades de acogida “Colombia pasó de ser la oveja negra al Colombian dream de los venezolanos”, dice Andrea, caraqueña, de 24 años y estudiante de comunicación social de la Universidad Javeriana, quien lleva dos años viviendo en Bogotá. Según ella, antes los venezolanos veían a Colombia como un problema, pues allá llegaban personas sin estudio ni dinero, la mayoría a delinquir o a buscar trabajo. Ahora todo se invirtió y son ellos los que llegan acá, principalmente a Bogotá y a Barranquilla, huyendo de los problemas sociales y buscando un mejor futuro. Andrea está feliz en la capital colombiana, pero sueña con volver a Venezuela. Según datos de Migración Colombia (dependencia del Ministerio de Relaciones Exteriores), el flujo migratorio cada año es más alto, tan solo en el año 2011 se expedían 230 cédulas de extranjería por semana a venezolanos. Anteriormente, ciudades fronterizas como Cúcuta eran los destinos principales para vivir, pero la escasez, la inflación y la inseguridad también llegaron allí; por eso Bogotá es ahora la ciudad que recibe más migrantes venezolanos. Para junio del 2013 se expidieron 3.128 Cédulas de Extranjería, de las cuales el 20% fueron para venezolanos. Son muchas las razones por las cuales los venezolanos migran a Bogotá, una de ellas es para estudiar. Cientos de estudiantes de Venezuela entran cada semestre a las universidades

bogotanas. Guillermo Mondelli y Anabella Irausquin son líderes estudiantiles y creadores del grupo Venezolanos PUJ, quienes aseguran que en la Javeriana hay aproximadamente 300 estudiantes venezolanos. Guillermo y Anabella son los encargados de convocar a las concentraciones, las protestas pacíficas y las misas. Han llegado a reunir hasta 150 personas por medio de redes sociales y del voz a voz. La última protesta que realizaron fue frente al túnel de la Javeriana, en la carrera 7ª, donde obtuvieron el apoyo de la organización Javerianos por la Justicia y la Paz, de la Vicerrectoría Académica. Esta organización les ha ayudado a difundir las actividades y les ha permitido hacer todo tipo de protestas dentro la Universidad. Ya no es raro ver los plantones dirigidos por ellos a la hora del almuerzo, en frente del hospital San Ignacio, donde varios estudiantes, la mayoría venezolanos, protestan por la situación de su país. La Universidad del Rosario es una de las universidades con más población de extranjeros y cada semestre se matriculan cerca de 16 estudiantes venezolanos en cada carrera, para un aproximado de 370 estudiantes de esa nacionalidad.

Movimiento en las redes sociales Carlos Martínez es el creador y administrador de Venezolanos en Bogotá, una página de Facebook con más de 45.000 likes (www.facebook. com/VenezolanosenBogota). Este caraqueño de 35 años es licenciado en administración y contaduría pública de la Universidad Santa María de Caracas. Cuenta que llegó hace tres años a Bogotá huyendo de la inseguridad de su país, del gobierno represivo y atraído por el crecimiento económico sostenido que ha tenido Colombia. Comenta que muchos compatriotas suyos vienen a crear empresa. En su página de Facebook informa a diario lo que está sucediendo en Venezuela, convoca a la gente a hacer protestas pacíficas y eventos culturales y deportivos. Dice que su trabajo es voluntario e independiente de cualquier gremio o militancia política. Actualmente en Facebook podemos encontrar más de 40 grupos y páginas de venezolanos en Colombia. En Twitter la situación es diferente, tan solo existen dos cuentas que no superan los 800 seguidores. También está la página somostricolor.com, un portal informativo de apoyo a los venezolanos radicados en nuestro país.

Chapinero; en la entrada sus dueños escribieron “SOS oremos por Venezuela”, mensaje que se ha vuelto viral por Twitter para contarle al mundo lo que está sucediendo en su país. Roel Herrera, un caraqueño de 46 años, vive en Bogotá hace un año y está montando una empresa de productos alimenticios orientados al sector de la salud. Según Roel, muchos de sus compatriotas llegan a Colombia muy bien económicamente, y por eso todos los que conoce residen en el norte de la ciudad; también observa que la mayoría de restaurantes venezolanos se encuentran en la Zona Rosa.

Empresarios prósperos Así como Carlos eligió a Bogotá para vivir, miles de venezolanos también lo están haciendo, y como resultado de esta migración vemos el notorio crecimiento empresarial venezolano en Colombia. Según Proexport, las inversiones venezolanas en nuestro país aumentaron en 261 % tan solo en el año 2013. Todo empezó cuando Hugo Chávez despidió a finales del 2002 a más de 18.000 trabajadores de PDVSA, incluidos varios ingenieros de petróleos con más de 30 años de experiencia, quienes habían puesto la empresa entre las cien más grandes del mundo, según la revista Fortune. A partir de ese momento, muchas de esas personas buscaron nuevas oportunidades en Colombia. Quienes fueron presidentes de PDVSA, como Luis Gusti, fundaron Pacific Rubiales, una de las mayores empresas productoras de crudo en Colombia. A Pacific Rubiales le siguieron empresas como Farmatodo, Locatel, AB Marina, Mademeco, entre otras que incursionaron con fuerza en la capital colombiana. Muchos también han venido a invertir los pocos ahorros que tienen, razón por la cual los restaurantes venezolanos se han multiplicado. Este es el caso de Budares, un pequeño sitio donde se puede encontrar desde arepas venezolanas y empanadas de queso hasta el plato nacional de Venezuela: el pabellón. El dueño consiente a cada uno a sus comensales ofreciéndoles pruebas de diferentes platos y los entretiene contándoles historias de su país. Otro ejemplo es El Arepazo Bogotá, un restaurante ubicado en

Mariángel Peña tiene 28 años, lleva más de cuatro años en Colombia y trabaja para una empresa de inversión en bienes raíces de su familia. A diferencia de muchos de sus compatriotas, ella no salió de su país por la crisis. Al principio solo quería hacer una maestría en Bogotá y pensó en devolverse pronto; sin embargo, esta ciudad le gustó tanto que no quiso dejarla. Exploró muchos campos hasta que se dio cuenta de que el negocio de finca raíz era el nicho más apropiado para llegar a sus compatriotas, ya que los venezolanos tienen afán de invertir y proteger su capital en un país distinto al propio. Según ella, crear empresa en Colombia no ha sido fácil. “Al ser extranjero la apertura no es

la misma, ponen más requisitos y trabas que podrían frenar el empuje que traen algunos. Por ejemplo, el banco exige una cuenta con seis meses de existencia para poder recibir dinero del exterior, y así es muy complicado atraer inversionistas”, dice. La distancia no ha sido un impedimento para que Mariángel siga en la lucha, pues siempre ha estado muy pendiente de lo que sucede en su país. De hecho, su tesis de maestría estuvo enfocada en un estudio de la libertad de prensa desde 1958, cuando finalizó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, hasta 2010. Su propósito es publicarla con una editorial colombo-venezolana. Para ella, las redes sociales han sido una herramienta muy importante a la hora de recibir y compartir información acerca de su país. Todo esto le ha permitido ser parte de un pequeño grupo de venezolanos dedicados al negocio de la inversión extranjera en Colombia y con quienes comparte su tiempo libre y laboral.

Las inversiones de Venezuela en Colombia aumentaron

261% en 2013

profesionales e inversionistas que pueden traer talento, trabajo e inversión a Colombia. ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

En Facebook hay más de

grupos y páginas de venezolanos en Colombia

Ha asistido a muchas protestas en Venezuela entre 2002 y 2004, pero siempre como periodista, porque aclara que su forma de protesta es a través de sus escritos, donde aprovecha para denunciar las irregularidades que han venido pasando.

Ponerle humor al drama Cuando comenzó su residencia en Colombia, Mariángel estuvo muy involucrada con la oposición política de su país; sin embargo, ha tenido que bajarle al perfil de militante porque su novio es deportista y representa a Venezuela en eventos internacionales. Por ahora quiere radicarse permanentemente en Bogotá, incluso su familia está próxima a llegar a Colombia. Otros venezolanos llegaron de mundos que parecían blindados a la crisis, como el de la televisión, en uno de los países latinoamericanos con mayor producción de telenovelas. Maritza Bernal, asistente de dirección de producciones de televisión, dice estar sorprendida del aumento de actores extranjeros, especialmente venezolanos, en novelas y seriados colombianos. Tanto así, que en la serie en la que actualmente trabaja, “No sos vos, soy yo”, de Laberinto Producciones para el canal Caracol, el protagonista es el venezolano Guillermo García. “Muchos de ellos son actores

muy reconocidos en Venezuela, pero migraron a Colombia debido a que la mayoría de los canales de televisión fueron cerrados o nacionalizados. Acá han encontrado las puertas abiertas y la tranquilidad de trabajar en medios de comunicación libres”. Sinar Alvarado, cronista y autor del premiado libro Retrato de un caníbal (2005), nació en Valledupar, pero sus padres decidieron emigrar a Venezuela, donde vivió hasta 2004, cuando decidió volver a su país natal. Sinar ha vivido en carne propia la crisis por la que desde hace unos años viene pasando Venezuela. Según él, esta situación es el resultado de un largo proceso de deterioro nacional, el cual ha generado una crisis insostenible donde lo que prima es la inseguridad, la inflación, la escasez, la pobreza y la impunidad. Sinar considera positivo que el flujo de migrantes esté conformado por jóvenes

Franklin Virgüez es actor y humorista venezolano. Está radicado en Miami desde hace 13 años, pues allí encontró más oportunidades de trabajo. A partir de todo lo que sucedía en su país, decidió protestar a su manera creando un monólogo titulado “Se cae de maduro”, una sátira política que estrenó con éxito en Colombia el pasado 15 de mayo, a beneficio de la Fundación la Luz. Franklin personifica en su monólogo a Eudomar Santos, un papel que ya había hecho para una famosa telenovela venezolana, Por estas calles. Según él, esta es una obra muy cruda, basada en hechos reales, por eso durante su presentación se apoya con 17 videos con los cuales demuestra lo que su personaje dice acerca de la tragedia social que vive su país. A la pregunta de por qué decidió protestar de esta manera, responde: “¡La burla

y la mofa siempre duelen!” Para Franklin, los venezolanos de clase media, productores y pequeños comerciantes están emigrando a otros países, ya que en Venezuela no pueden trabajar por falta de seguridad laboral y física. Prefieren ser productivos en países como Colombia, donde emplean mano de obra y al menos pueden vivir en paz. Brenda Colmenares, magíster en Comunicación de la Universidad Javeriana con una tesis sobre las representaciones de la violencia caraqueña en la crónica, volvió hace dos años a Caracas, donde vive acuartelada. Y recuerda con nostalgia su estadía en Bogotá “donde podía caminar

libremente por las calles, tener a disposición el transporte público en buen estado, encontrar los supermercados y centros comerciales totalmente abastecidos y poder salir en horas de la noche sin miedo. Aunque todos queremos a nuestro país nos da impotencia que un país vecino se haya convertido en un sueño ya que aquí se ha perdido la esperanza”.

Laboratorios

49 de barriada Colectivo ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••

En todas las localidades de Bogotá funcionan centros culturales que están fuera de los circuitos de apoyo distrital y sobreviven con las ganas de sus gestores y la fidelidad de sus visitantes.

* niños 10

Unos

llegan a diario a Casa B ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

El futuro se cultiva en Belén Texto y fotos: Natalia Vivas naty_vivas92@hotmail.com

Lugar: Casa B Dirección: Carrera 2 Bis # 6D-30, barrio Belén Localidad: La Candelaria Desde afuera de Casa B se escuchan risas, gritos y una pelota rebotando. Son los ‘beleños’, niños entre siete y quince años de edad, que están en un animado partido de fútbol mientras que empieza el taller. “¿Qué vamos a hacer hoy, algo bien chévere, no?”, pregunta, con gran emoción, uno de los niños. “Sí, dice la profesora, hoy vamos a aprender a hacer grafitis”. Los niños se sientan en círculo, se presentan y dicen cuál es su color favorito. Después, las profesoras pegan papel kraft en la pared, traen las pinturas y los pinceles y comienza la fiesta: mucha pintura en las manos, dibujos de perros, pájaros y personas, y diversión. Así es una tarde en Casa B. Todo empezó en 2012, cuando un grupo de amigos apostaron por el desarrollo comunitario y compraron un lote en el barrio Belén, en el centro-oriente de Bogotá. Con una fachada muy al estilo colonial y de colores vivos, en esta casa reciben alrededor de diez niños al día y

llevan a cabo una gran variedad de actividades, como fabricación de máscaras y de instrumentos con materiales reciclables y elaboración de ilustraciones; además reciben permanentemente talleres de música y de audiovisuales. Siempre varían las actividades dependiendo de lo que los voluntarios —extranjeros y colombianos— deseen enseñarles. Y, como si fuera poco, aquí también hay tiempo para la academia, lo que a veces no queda muy claro en el colegio, se refuerza aquí con tutorías que apoyan el desarrollo escolar de los niños y jóvenes; para esto cuentan con La Mediateca, un espacio que propicia la lectura y ofrece una pequeña biblioteca también disponible para toda la comunidad. Además, en Casa B son políglotas: los pasantes extranjeros quieren aportar desde sus saberes dictando clases de inglés, francés, portugués y alemán, especialmente a jóvenes y adultos. Uno de los proyectos más ambiciosos que tienen es La Cinehuerta, un lote contiguo a Casa B, donde las plantas invaden con mucho verde y se construyó una estructura de guadua para realizar diferentes actividades, como talleres sobre agricultura orgánica, huertas urbanas y construcción de filtros de agua. En este lugar también hay espacio para el cine, pues se proyectan películas y en un futuro se expondrán los trabajos realizados por los niños en el taller audiovisual. Actualmente, se realizan presentaciones musicales; en esta tarde de sábado, por ejemplo, poco a poco va llegando la gente del barrio a La Cinehuerta, madres y abuelas están muy ansiosas de ver a sus hijos y nietos. Se van sentando en sofás, mientras una de las madres reparte canelazo y jugo que llevó para compartir. Los niños dan inicio a la presentación: algunos cantan, otros tocan el sintetizador y otros el piano. Todo esto ha sido posible gracias al espíritu altruista de voluntarios y organizaciones que han realizado talleres y donaciones, a los colectivos de amigos que han apoyado las actividades y a los fundadores de Casa B. Así pues, de acuerdo con Darío Sendoya, uno de los directores, este proyecto busca que “la misma gente del barrio

viva un proceso de dignificación de su territorio para que todos juntos entendamos cómo vamos a construir el futuro del barrio”.

Red de insurgentes Texto y fotos: María Mónica Monsalve mariamonic91@hotmail.com

Lugar: La REDada Dirección: Calle 17 # 2-51 Localidad: La Candelaria La REDada es una casa llena de sorpresas, donde cada cuarto esconde un secreto, un arte, una forma subversiva de hablarles a las personas. De sus espacios surgen distintos proyectos: un cineclub, un taller de bicicletas y un aula digital, además del estudio de escultura de los Harleystas-Leninistas, que está junto al de artes gráficas, donde se encuentra una prensa de grabado y un laboratorio de fotografía análoga, justo antes de pasar por la biblioteca que todavía esconde libros de un antiguo dueño y antes de llegar al patio que dio vida al proyecto Jardines Insurgentes. Como dice José María Castillo, uno de los promotores y maestro escultor, La REDada es una plataforma de colectivos: “Un espacio de convergencia

desde el activismo político, la formación de público, la agricultura urbana y el apoyo a las masas críticas”. Algunos de los colectivos que la conforman son pasajeros, migran por la casa dejando alguna ilustración en las paredes o algún proyecto de lucha social. Otros, como Casaentrecomillas,

El Eje Centro Cultural, Quince 16 y Tinta Libertaria, han permanecido desde su fundación, en 2010, cuando se unieron con otras formaciones culturales para crear la red como un gran proyecto cultural.

“En un momento llegaron a ser como 30 colectivos y luego cada uno montó sus oficinas, su trabajo en territorio, o se salió de la casa más por cuestiones personales y técnicas, que porque no quisieran ser parte del proyecto. La casa solo es la plataforma y el punto de partida donde alguna vez todos suspiramos”, recuerda José María. Con pequeñas colaboraciones a la Alcaldía Mayor, proyectos independientes e, incluso, la participación en México el año pasado en

José María Castillo, uno de los gestores de REDada.

un evento de agricultura urbana y apoderamiento de parques donde asistieron con la Jardinería Insurgente, la REDada se ha hecho conocer a través de su carrito audiovisual. Un carrito-bicicleta con tres ruedas que se lleva a las marchas y a las distintas intervenciones urbanas para transmitir en vivo, a través de su emisora virtual, Radio Varsol, lo que está sucediendo. Este “caballo de batalla” en el que trabajan con Radio Libre, les ha permitido acercarse a públicos afines al rap y el hip-hop, y a las personas inconformes con lo establecido. Por eso, el siguiente paso es convertirse en escuela, enredarse con la formación de público para seguir siendo una plataforma de los sueños de muchas personas, lanzarse al mundo desde la investigación y la cultura del rap y del hip-hop, porque esa pintoresca casa de puertas abiertas no solo alberga iconografías, libros, pensamientos, diálogos, carteles, música, serigrafía y retratos, sino también huertas, como los jardines colgantes de La Candelaria.

Una muestra de "Jardines insurgentes" en el patio de la casa. ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

En la red llegaron a participar

colectivos ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Rap Judesco nació en el año

2000 ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Algo más que pararse en la cabeza Texto y fotos: Katherin Alfonso kaachiste@hotmail.com

Lugar: Rap Judesco Dirección: Carrera 14b # 33 - 26 Sur, barrio Granjas de San Pablo Localidad: Rafael Uribe A dos cuadras de la famosa calle Tres Esquinas del barrio Granjas de San Pablo, varios jóvenes aguardan en círculo. Hablan, discuten, se ríen; algunos parecen calentar para hacer ejercicio. Desde allí, se puede divisar toda el área suroriental de la localidad; por eso esta cuadra es famosa por sus crímenes y atracos. Algunos podrían pensar que los chicos allí reunidos están planeando algún ‘tumbado’, pero no. Los vecinos saben que todos los sábados en la mañana se reúnen alrededor de un tapete de plástico en plena calzada vehicular. Dos jóvenes sacan de una casa de tres pisos un parlante grande. Uno de ellos, al ver un Renault 18 negro acercarse por la montaña grita a todos: “¡El Gato!”. Algunos niños entre 7 y 9 años corren a recibir el carro que se parquea en frente de la casa. Se baja del carro un hombre fornido, de tez morena y con tres líneas afeitadas en el costado izquierdo de su cabeza. Saluda a todos chocando la mano y les pregunta si están listos. Algunos niños han venido solo a verlo a él. Por eso, se pone un par de guantes que no le cubren los dedos antes de iniciar la

clase del día y, dejando ver sus ojos verdes, que inspiraron su apodo, salta al tapete. Da un giro 360 grados con solo un salto. Cae al piso y comienza a girar con ayuda de sus brazos levantando las piernas en el aire. En toda la calle retumba el beat del break dance. Levanta las piernas y apoyando la cabeza en el piso comienza a girar. Los chicos, emocionados, entran también al tapete a bailar. Un pequeño de seis años baila algún tipo de ritmo del pacífico. Parece una fiesta. Así funciona Rap Judesco, una organización juvenil liderada por tres raperos —Gerardo Silva, Shopper y el Padrino—, que surgió en el año 2000, como alternativa de formación cultural en hip-hop para los niños y jóvenes del barrio. “El hip-hop comienza a

ganar un espacio en la organización, gracias al interés de las madres comunitarias en el aprovechamiento del tiempo libre de los jóvenes del barrio para evitar el vicio y las llamadas ‘limpiezas sociales’”, afirma Shopper, dado que este colectivo de agrupaciones de rap, break dance y grafiti proviene del proyecto Sin Judesco Asoveg, un centro Infantil y juvenil para el desarrollo comunitario, de la Asociación de Vecinos del Barrio Granjas de San Pablo, nacida hace 30 años.

“Gestionar los espacios y todos los apoyos necesarios para sacar un colectivo adelante requiere el trabajo de personas comprometidas con el hip-hop y va más allá de bailar, cantar o pintar”, dice Shopper. Gracias a la autogestión y al compromiso obtuvieron una casa que funciona como biblioteca, sala de ensayo y estudio de grabación para los grupos de hip-hop, con computadores para producción musical, micrófonos e incluso un festival de rap propio, en el que, con apoyo de la Alcaldía Local logran mostrar a la ciudad el proceso de esta escuela con grupos nacionales y distritales en escena. Rap Judesco ha llevado grupos de su escuela a Hip-Hop al Parque y a concursos nacionales de break dance y también ha ofrecido apoyo a sus grupos para grabar sus canciones. Para muchos jóvenes, el hip-hop enfocado en la reconstrucción y en la crítica social ha sido la mejor forma de canalizar sus sueños en el arte y no en la violencia.

Arte al son de maullidos Texto y fotos: Juan David Naranjo Navarro juandanaranjo.27@gmail.com

Lugar: La Ramona Proyectos-Espacio 101 Dirección: Carrera 5ª # 18-54, apto. 402 Localidad: Santa Fe En el centro de la ciudad, en medio de gatos y obras plásticas que solo recuerdan a estos animales, los artistas Andrés Bustamante y Viviana Cárdenas le dan vida a La Ramona ProyectosEspacio 101, donde se promueve la cultura de manera independiente. Su intención es establecer un lugar para que todos aquellos colectivos y artistas insurgentes puedan darse a conocer, compartir su trabajo con los interesados que, a su vez, aprenderán sobre diferentes técnicas mientras conversan con los artistas. Un sábado en la tarde me reciben con merienda y, entre conversaciones amenas sobre arte, comienzan los talleres y laboratorios que La Ramona organiza con el propósito de que sus amigos y nuevos visitantes puedan informarse, aprender y pasar una tarde envueltos de arte. La Ramona —inicialmente Espacio 101— nació en 2008 como una sala de exposición donde, con cervezas y el toque de algunas bandas, presentaban el trabajo de diferentes artistas. Sin embargo, en 2011, los fundadores se dieron cuenta de que lo que realmente querían era investigar sobre arte e ir un poco más allá de las exposiciones: crear sus propias obras y abrir espacios de esparcimiento en los que el público pudiera interactuar. Es así como actualmente cuentan con proyectos de edición, investigación, exposición y creación audiovisual. Algunas de sus publicaciones han sido pequeños cortos en La Ramona TV, su canal en Vimeo (http://vimeo.com/espacio101); entrevistas a artistas y recuentos de los eventos a través de fotos y videos; publicación y venta de fanzines en los que muestran el trabajo de los diferentes artistas, y algunos libros donde también recopilan su trabajo.

Me siento al lado de una chica que pinta un paisaje con acuarelas y en menos de 20 minutos solo queda un puesto en la mesa, ocupada por personas con diferentes estilos. La música no se hace esperar y cuando el computador da la primera nota se ve cómo la canción que acaba de poner Andrés agrada a la mayoría. Cinco minutos más tarde, llega el artista que nos acompañará en el laboratorio y nos hace sentir como si fuéramos sus amigos de toda la vida. En eso consiste la mayoría de las actividades que se desarrollan en esta casa cultural que, por cierto, debe su nombre a la mascota de los fundadores: la gata Ramona. Ellos cuentan con dos espacios: el taller fijo que tienen en la carrera 5ª con calle 18, en el que se realizan talleres, laboratorios y tardes de dibujo, y una bodega, en la que presentan sus exposiciones. Al principio, el centro se mantenía con el dinero propio y con la venta de cervezas, pero no era suficiente. Por eso ahora sus creadores se enfocan en la gestión de proyectos y son mucho más estables. Sin embargo, Andrés y Viviana no pierden su autonomía y autenticidad. Aquí todo es hecho en casa, en el propio taller con bajo presupuesto. “Lo que nos importa es lo que mostramos,

mas no la forma en que lo publiquemos, es decir, importa el qué y no el cómo”, comenta Andrés, quien no oculta su disgusto hacia lo comercial y el consumismo.

* 2008 La Ramona nació en

como sala de exposición

Casa Común se estrenó en mayo de

2014 ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

La casa menos común Texto y fotos: Oswaldo Beltrán Oswaldo.Beltran91@gmail.com

Lugar: Casa Común Dirección: Carrera 27 # 71B – 23, barrio Los Alcazares Localidad: Barrios Unidos

Catalina Gómez, quien con su obra Cambuche —un refugio hecho con cobijas y habitado por cojines y peluches— expresa su idea de hogar de la infancia. El 8 de mayo de 2014, en el barrio Los Alcázares, se estrenó Casa Común, un proyecto desarrollado por nueve artistas de la Universidad Javeriana. La exposición La Casa Habla abrió las puertas del lugar. “Es un taller, pero

también es nuestro hogar, con la exposición queríamos hacer una aproximación al término”, comenta Fiorella Ferroni. Las obras que

El portón de la casa está abierto, al entrar al garaje se pueden apreciar letras blancas pintadas sobre una pared roja: “Casa Común es un espacio independiente donde convergen diversas prácticas relacionadas con las artes visuales. Es un lugar donde dialogan la producción y circulación de proyectos artísticos”. Por los cuartos y las áreas comunes circulan los invitados, asomándose en masa para apreciar las obras de los artistas que inauguran el hogar cultural. “Esta era la casa

presentaron incluyen desde videoarte hasta dibujo en acrílico; lo importante no es trabajar un mismo estilo, ni buscar uniformidad, sino que las obras dialoguen entre ellas.

de mis abuelos, ellos decidieron trastearse y la casa quedó desocupada por cinco años, teníamos la idea de tener un espacio para hacer exposiciones y un taller de trabajo”, explica

La casa no funciona por mecenazgo ni es un espacio exclusivo, sino que ofrece un encuentro de las artes visuales. “Este va a ser

Desde que arrendaron la casa, en marzo de 2014, además de acondicionar el sitio, se han dedicado a progresar como artistas. La casa ha funcionado como un laboratorio de creación donde han evolucionado colectivamente: “Nos

hemos enriquecido entre todos, conociendo la obra de los demás”, dice Liliana Restrepo.

un espacio muy concurrido, abierto a recibir ideas, a hacer talleres, charlas, cine, y todo lo que tenga que ver con las artes visuales”, afirma Daniel Orduz. Las ofertas no han faltado, hay varios colectivos de artistas, como Diantres y Monstruación, interesados en la realización de proyectos conjuntos, para promover la venta de obra y la interacción con artistas y público general.

“

Ya tengo la sonrisa

55 incorporada

Homenaje

Texto: Mariángela Urbina Castilla milanyela_0593@hotmail.com

Fotos: Mariángela Urbina y archivo particular

Celebramos los 60 años de la televisión colombiana con el perfil de un actor, Carlos Muñoz, que ha acompañado su evolución ganándose el aprecio del público por su versatilidad y simpatía. Su propia vida parece sacada de un libreto de telenovela.

Febrero de 2014 Sus cachetes están iguales desde que interpretó al padre Pío en la novela San Tropel. Luce una boina gris, inmejorable compañía para ese gabán largo que lo protege de la lluvia. Se preocupa porque las canas se le alborotaron al quitarse la chapela y ahora tiene que posar para la foto. Hay que cuidar la imagen, de eso vive Carlos Muñoz. Su sonrisa se activa casi automáticamente con el sonido del flash, como un reflejo. Simple causa y efecto. Pone una mano en la quijada. Se arrepiente: mejor los brazos cruzados. Se estira la camisa y listo, queda perfecto. Seis décadas posando frente a las cámaras lo dotaron de esa coquetería que parece innata, esa actitud segura que contrasta con su docilidad para tratar a los desconocidos que se topa por la calle y lo saludan. Tiene paciencia. Así se demore, Luz Helena (Luz H.) lo espera en casa. Nunca ha sido fanático de los afanes, y ahora, a sus 71 años, menos.

Finales de 1953 Un público de corbata, traje largo, perlas y los mejores perfumes se mezcla con vagabundos dentro del Teatro Colón. Los elegantes se indignan. Sienten que los indeseables invadieron el epicentro de la cultura bogotana. “Zarrapastrosos,” los llama una pareja. ¿A quién se le ocurre entrar al teatro en tales fachas? Carlos Muñoz siempre se ve impecable en público. Hoy es la excepción. Hoy es un miembro orgulloso de los zarrapastrosos y por eso pega un grito que enciende las luces. La audiencia suspira su alivio: “¡Los vagabundos son actores!”. El show ha comenzado.

Gente sin tierra es la adaptación en español de una obra que narra la cotidianidad en un campo

* 1500 El General trajo

televisores, a

$350 ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

de concentración judío. Enrique Portón trajo la historia de Londres y la montó con el grupo Artistas Unidos. Los actores, por primera vez, se confunden entre el público en el momento del ingreso, suben y bajan del escenario constantemente. La gente no sabe adónde mirar, pero se ve entretenidísima con el audaz montaje que deja satisfecho a Muñoz, por lo original. ***** El general Gustavo Rojas Pinilla tiene algo en mente. Desde 1932, cuando viajó a Alemania buscando municiones para la guerra contra Perú, durante el gobierno de Enrique Olaya Herrera, quedó encantado con unas cajas luminosas que reproducen acciones humanas en tiempo real. Tan pronto las conoció, supo que serían su revolución, su regalo para los suyos. Ahora que es presidente no lo duda. —Doctor Gómez, el 13 de junio vamos a celebrar el aniversario del gobierno inaugurando la televisión en Colombia. Fernando Gómez Agudelo, de 23 años, se estremece: sabe que no le está haciendo una pregunta, que no se trata de analizar si es posible o no. Debe lograrlo, no hay lugar para reparos u objeciones. —Todo lo que necesite es suyo: aviones, presupuesto, no tendrá problemas de importaciones —continúa el general. Sin más opción, Gómez empieza a trabajar. Descubre que las montañas de nuestro país no son amables para el sueño del general.

Conseguir antenas que lleven la señal a todos los rincones de nuestra geografía no será fácil. Viaja a Alemania y se encuentra con unas cámaras gigantes, las Thompson, fabricadas por la empresa Siemens. Sus precios son inalcanzables. Trabajar con los alemanes en el montaje de la televisión le costaría a la nación todo el oro, que ya no es mucho, y hasta sacrificar al cóndor. Pero compró los aparatos. Ahora necesita alguien que sepa usarlos. Escucha que acaban de liquidar un canal de televisión en Cuba. La isla tenía tres canales dirigidos por un empresario argentino, pero sostenerlos en una isla tan pequeña no era rentable. Gómez viaja inmediatamente. Allí recluta a todos los desempleados: ingenieros, luminotécnicos, camarógrafos, sonidistas, realizadores. Mientras tanto, en Colombia se esparce el rumor. ¡El ministro Carlos Villaveces ha aprobado $10 millones para la compra de los equipos! Los aparatos mágicos cuestan $350; el salario mínimo es de $120. Pero el General piensa en su pueblo, a veces. La importación de 1500 cajas mágicas vino acompañada de una oferta de financiación a cuotas bajas en el Banco Popular. Gómez aterriza con los cubanos y empieza, ahora sí, a montar la televisión en Colombia. Doman las montañas, instalan las antenas, posicionan los equipos y todo queda listo. Bogotá y Manizales se preparan para ser los primeros lugares en conocer la televisión. Sólo le queda un problema: “¿A quién vamos a poner en la caja mágica?”. Elige a los mismos actores que conoce de la Radiodifusora Nacional. No hay de otra. Se angustia de nuevo. El 13 de junio de 1954 la televisión debe nacer en Colombia. Es una orden perentoria. Patria o muerte.

13 de junio de 1954 Son las 7:00 de la noche. Suena el Himno Nacional. De fondo, las imágenes de la Orquesta Sinfónica de Colombia. Habla el general Rojas Pinilla y dice que se ha inaugurado la televisión en Colombia. Salen Los Tolimenses en pantalla. También toca un violinista. Todo para los “tele-videntes”. Carlos Muñoz, a esa misma hora, no tiene tiempo de mirar la transmisión. Se alista con

sus amigos actores para afrontar el reto de los siguientes días. —¿Qué vamos a hacer, qué presentamos? No podemos salir como unos bobos así como estamos a hablar. ¡La gente nos ve! Tenemos que vestirnos y todo… Conversan por horas y el resultado es una puesta escena con el Papi Catalá, un actor español, como protagonista. Carlos Muñoz representa a uno de los asistentes a la tasca española, y sirve de acompañante para el monólogo del Papi. Se guarda ese momento en la memoria. Es su debut en el tercer día de la televisión en Colombia.

Febrero de 2014 Tiene la memoria intacta, viva. Se nota lo mucho que la ha ejercitado aprendiendo libretos en las noches, su hora favorita para encerrarse a estudiar con dedicación. Por eso en el Canal Uno lo llamaron para que los asesorara en la parrilla de programación.

“Uno puede hacer una novela, ganar todos los premios, y luego quedarse varios años sin actuar. Que es el mejor, que es muy bueno, maravilloso, ¿y? Eso aquí no significa nada”, dice Muñoz. Por eso aceptó la oferta que le llegó desde el Canal Uno para reestructurar el noticiero y hacerlo más cercano a la gente. Con su voz, graba frases como “El siguiente programa es apto para todo público” y en eso se le pasa el tiempo.

1946 Carlos Muñoz aprende a estudiar sus libretos a solas, a no ofuscarse en las grabaciones, a escuchar cuando le hablan, a tomarse las pausas necesarias antes de hacer algún reclamo o de iniciar una discusión, aunque usualmente las evita. Lo aprende de su papá, que fue actor, como él. Muñocito, como le decían a su padre, lo lleva a las grabaciones de radio con Bernardo Romero Lozano. A Carlos le encanta ese mundo. Grandes piezas teatrales llegan a muchas personas en Colombia a través de la emisora estatal, y Carlitos actúa cada vez que necesitan una voz infantil. Con una butaca lo elevan para que alcance los micrófonos. Terminó la primaria y el bachillerato, nada más (no era necesario). “La consecuencia fue directa:

era el hijo de un actor. Ahí crecí y pasé al grupo de los grandes, con los actores de la época y con

mi padre. Siempre estuve ocupado...”. Si hubiera tenido chance de estudiar algo, tal vez habría sido diplomacia o relaciones internacionales. Es tan apacible, su carácter es tan manso, que le habría ido de maravilla resolviendo conflictos o amistando enemigos. Siempre ha trabajado en la radio cultural, pero no puede decir que no a las radionovelas porque también le gusta probarse como actor en otras facetas. Disfruta su juventud.

1960 Carlos Muñoz camina tranquilo por la calle hasta que unas desconocidas lo detienen: “¿Usted no es el que hizo de abuelito el otro día en la televisión?”. Muñoz asiente, y las dos mujeres se van murmurando y sonriendo. Desde ese día, se volvió usual que desconocidos lo detengan por la calle. Antes, cuando trabajaba en las radionovelas, nadie lo conocía. Ahora la gente no sabe muy bien cómo se llama, pero sí cómo luce.

“Luego empezaron los autógrafos. ¡Y eso era una tragedia! ‘¿Me das un autógrafo?’, le decían a uno. Yo respondía, ‘¡Claro!, con mucho gusto’. Pero entonces no llevaban papelito y se demoraban buscándolo, luego el esfero y no escribía el esfero. Es una maravilla que hayan inventado los celulares con cámara, porque así no es sino pararse al lado de la persona, ya yo tengo la sonrisa incorporada. A veces me toman como 30 fotos en el día”. De la mano del reconocimiento empezaron a aparecer amigas. Claro, también amigos.

El día de su boda con Luz Helena Ángel. ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

A veces me toman como

30 fotos

en el día

Con uno de sus compinches, el ya fallecido Fernando González Pacheco.

Germán Castro Caycedo fue uno de ellos. asegura Gustavo Castro Caycedo, su hermano. Hablaban sobre arte y política durante horas. Con el tiempo, Gustavo, que inició su carrera periodística cubriendo entretenimiento, también conoció a Muñoz. “Carlos es

Pero no tomar no le impedía salir y darse la buena vida. Jugaban partidos de fútbol, competían en carreras automovilísticas y a caballo. Entre cada evento, bailaban. Margarita Vidal, Gloria Valencia de Castaño, las primeras mujeres de la televisión, eran las madrinas de los equipos. Según Vidal, “esta fue una época

un hombre culto, que conoce de cerca a los autores de teatro, que no se queda solo con la interpretación”.

fantástica, se hacía un trabajo social muy importante y era muy divertido ver a estos actores en plan de conquista”.

Los “gallinazos” ―como se autodenominaban actores solteros y exitosos— viajaban por todo el país haciendo obras de beneficencia y, de paso, rumbeando. Alí Humar, Pacheco, Carlos Muñoz y ‘el Chinche’ Ulloa eran las figuras más visibles de ese grupo de estrellas. Claro que “Carlos nunca se toma un trago”, según su esposa, Luz Helena Ángel.

En uno de tantos viajes, Muñoz recibe una nota debajo la puerta de su hotel. Está firmada por una de esas chicas lindas que había conocido horas atrás en medio del espectáculo. “Encontrémonos a las ocho”. Carlos se acicala y se perfuma. Abre la habitación y al salir lo están esperando Alí Humar y Pacheco, y en medio de carcajadas le dicen: “¡Caíste!”. Muñoz ríe con ellos, no se molesta, a pesar de lo emocionado que estaba con la muchacha. “Carlos tiene

“Tenían inquietudes intelectuales similares”,

esa naturaleza de buen hombre, de querido”, afirma Margarita Vidal. Días después les hace una broma similar. Esa fue la forma de vengarse.

1980 Un día la vio. Una mujer esbelta, bellísima. Claudia. Él de 40, ella de 20. Al instante se dejó llevar por su presencia, por lo bien que le sonaban el inglés y el francés. Una traductora sexy y con clase era perfecta para “representarlo” a él, un actor reconocido que viajaba por el país. Quería compartir su vida con alguien.

—Carlos, eres el mejor hombre del mundo, pero yo me quiero ir a vivir con mi mamá —le dijo un año después de casados. Muñoz no supo cómo reaccionar. ¿Qué podía estar haciendo mal? Claudia empacó maletas y se fue a Chile, su hogar materno. Carlos intentó encontrar una explicación. Al final lo supo, o eso es lo que dice:

“Ella era muy inmadura y se dejó llevar por los lujos. Pensaba que podía obtener con su mamá una vida increíble porque era diplomática. Se dejó llevar por eso. Porque aquí lo tenía todo”. Muñoz continuó su vida con el corazón arrugado, pero el teatro lo salvó. La gira con su amiga Fanny Mikey por todo el país y el trabajo lo dejaban rendido, lo suficiente para no pensar… pensarla.

—Yo soy una bruta, Carlos —, la escuchó decir luego por teléfono. Él enmudeció. —No sé qué tenía en la cabeza para dejarte.

Por favor, mándame para el pasaje, mi mamá no me da plata. Quiero verte. Ella lo abrigó con sus brazos en el aeropuerto de Bogotá. Carlos la llevó a casa y de allí para el aeropuerto. Primero Cartagena, luego Medellín, después Cali. Una luna de miel en hojuelas. “Estuvimos en hoteles maravillosos y tranquilos. Reencontramos el paraíso”. —Esta experiencia ha servido para aclarar la

situación tan insólita que se presentó cuando tú te fuiste. Te sigo admirando. Eres una gran mujer con grandes valores, pero ya no te quiero—, le dijo Muñoz sin un atisbo de duda. La llevó al aeropuerto, tenía que “devolverla” adonde su mamá. La luna de miel solo duró mientras los viajes teatrales. La vio desecha, la vio inundarse en su propio llanto.

El discurso lo posesiona como senador de la República luego de la renuncia de José Blackburn, uno de sus grandes amigos, quien se fue en medio de un escándalo tras la denuncia de Marcela Hurtado, exreina que aseguró haber sido maltratada físicamente por el político. El actor había sido quinto en el tarjetón, “pero los candidatos

que estaban adelante decidieron renunciar como un homenaje a la cultura de Colombia, a Carlos Muñoz”, dice refiriéndose a sí mismo en tercera persona. Manuela, la única hija biológica de Muñoz, se siente orgullosa de su papá cuando mira hacia el pasado. “A él siempre le interesó trabajar por los menos favorecidos de su propio medio”, afirma.

“Uno ve la gala de los premios Oscar, la alfombra roja, las mujeres divinas, los hombres

—Vive tu vida, yo vivo la mía. Y así como

sucedió esto, yo no sé si en seis meses o un año va a volver a suceder otro evento de estos que nos vuelva juntar— le dijo para tranquilizarla. Claudia voló a Chile y, mientras tanto, Muñoz siguió saliendo con otra mujer. La había conocido semanas antes de la llamada de Claudia y tal vez cuando regresaron a Bogotá, el amor se le fue porque ya tenía grabada en su cabeza la imagen de esa señora de nombre Luz Helena, que había conocido en un café concierto.

“Yo acababa de salir de un matrimonio y no estaba en disposición para pensar en eso”, recuerda Luz Helena. Pero él insistió, se ganó a sus dos hijos y así la conquistó. Se casaron en Nueva York, porque “qué pereza tener que invitar a medio país”. Querían una boda discreta, así que aprovecharon la casa de la hermana de Carlos Muñoz en la capital del mundo.

1994 Carlos Muñoz, Manuela Muñoz y Luz Helena Ángel están en el Congreso de la República. —Juro por Dios y por la patria… —empieza Muñoz.

Después de su paso por el Congreso y la CNTV volvió a la actuación en

1999 ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••

de esmoquin, las mujeres con sus vestidos largos. ¿Por qué aquí tenemos que hacer todo como tan chiquito, tan corriente?”, pensaba Muñoz. Siendo senador quiso cambiar ese panorama que le parecía aterrador. Porque él “es un príncipe”, en eso coinciden quienes lo conocen. Por eso es fácil verlo por ahí en distintas reuniones culturales, a las que asiste la élite intelectual de Bogotá. Una de ellas es la tertulia literaria de Gloria Luz Gutiérrez, que se realiza una vez cada mes y a la que asiste fielmente.

“Aquí venía una delegación de actores extranjeros, algunos muy prestigiosos, y los llevaban a un lugar que se llamaba Campo Villamil, por allá en la calle 67. Era un campo de tejo, y tenía restaurante típico. Entonces traían a gente de otros lados a comer morcilla… se enfermaban y todo. Así que en el sindicato que yo presidía cambiamos las cosas: los recibíamos con todas las de la ley; los llevábamos al Hotel Tequendama, vestidos de esmoquin, y les hacíamos un coctel de bienvenida”, recuerda Muñoz. Tal vez por todo eso, el 24 de mayo de 1994, en un artículo del periódico El Tiempo, un autor anónimo escribe: “Tuve, en efecto,

ocasión de formar, circunstancialmente,

parte de un comité cultural presidido por la esposa del candidato Samper, y jamás me imaginé la fiebre partidista de alguien aparentemente tan extraño al mundo de la política”, lo dice refiriéndose al actor en una nota titulada “El senador Carlos Muñoz”. El escritor, además, se sorprende con la fidelidad que el actor le manifestaba a Samper: “¿Por qué un

actor tan consagrado se comporta como verdadero liberal y, sobre todo, como fervoroso samperista?”. Durante un año prometió trabajar por su gremio, así, a su manera. Para finales de 1994, logró que las regalías de las novelas que fueran transmitidas en el exterior pudieran ser cobradas por los artistas en Colombia. Se debatió también en el Congreso la Ley de Televisión y uno de sus resultados fue la creación de la Comisión Nacional de Televisión, que había quedado contemplada en la Constitución de 1991.

“Mis colegas senadores me empezaron a decir: ‘Oiga, ¿quién mejor para estar en la Junta Directiva de este organismo, ente rector de la televisión en Colombia, que una persona como Carlos Muñoz, nacido en la televisión, que la conoce por fuera y por dentro?’. Ellos mismos me hicieron la campaña y salí elegido miembro de la Junta Directiva”.

Estuvo en la Junta durante cuatro años y fue uno de los cuatro miembros escogidos por el Estado. Todos cercanos al mundo político. Pero aquello era “la hoguera de las vanidades”, recuerda Patricia Téllez, asesora de la Comisión durante parte del periodo de Muñoz. El actor se declaró impedido para votar durante varias ocasiones. Los rumores viajaron y crecieron. “Si se iba a declarar impedido en

todas las decisiones fundamentales para qué aceptaba el cargo”. Sobre todo, cuando eran asuntos relacionados con las grandes productoras del medio del que hacía parte. “Muñoz es el típico cachaco que cuida la lonchera”, dijo un excomisionado que prefirió no dar su nombre. Algunos de los que trabajaron con él por esos tiempos lo recuerdan como se ve hoy: impecable, amigable, todo un príncipe, pero se preguntan si es suficiente ser un príncipe para desempeñar un cargo público. Desfilaron, durante esos años, amigos, y amigos de los amigos y así sucesivamente. “En 1999 regresé a actuar, que es lo mío”, dice. Eso sí, su fiesta de despedida de la Comisión fue con bombos y platillos. Entre los invitados, cuentan, estuvieron la exdirectora del DAS, María del Pilar Hurtado, y su hermana, quienes lo asesoraron en su mandato. El gusanito de la política lo volvió a picar en 2007 cuando se postuló al Concejo de Bogotá por el Partido Cambio Radical, con el aval de Germán Vargas Lleras. Su nombre estaba en el último renglón del tarjetón y no salió elegido.

Febrero de 2014 Carlos Muñoz está orgulloso de ver a su hija Manuela feliz. Él luce un corbatín. Su traje brilla con pulcritud. Su yerno, Jonathan Ruadez, es un buen muchacho. Le gusta ver a su hija enamorada y realizada en su carrera. A pesar de que la llevó muchas veces a sus obras de teatro y aunque su madrina, Fanny Mikey, intentó convencerla de actuar en algunos montajes, ella siempre huía de las cámaras. Prefiere trabajar en comunicación empresarial. Ahora, que se casa, Muñoz la mira tranquilo. Se agarra del brazo de Luz Helena y sonríe. Mira al cielo, le agradece a Dios, uno muy católico que siempre lo acompaña, la prosperidad que ha rodeado su vida. Sabe que en la noche

leerá un rato antes de dormirse, pero que una vez le llegue el sueño, nada puede perturbarlo a sus 71 años. Ni siquiera las veleidades de la carrera política lograron quitarle nunca la calma. Se acuesta a dormir con una conciencia que pocos tienen: es uno de los primeros actores de un país que a punta de telenovelas, dramas y comedias ha querido borrar las huellas de la guerra, de lo malo. Muñoz, que ha atravesado todas las formas de firmar autógrafos, todos los estilos de la farándula, todos los formatos de la TV, desde el blanco y negro hasta lo digital. Muñoz, que ha vivido metido en una pantalla chica. Muñoz, un actor sin traumas, ni trago, ni excesos. Muñoz sabe que tras seis décadas de trabajo, su nombre estará grabado en las únicas historias que no tememos recordar: las de nuestros libretistas.

Carlos Muñoz con su hija Manuela. ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••• ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

62 Libros

Texto: Maryluz Vallejo Fotos: cortesía de Laguna

"Carolina con esfera", fotografía de Sergio Trujillo, 1935.

Arriba, Josefina Albarracín y Ramón Barba; abajo, Hena Rodríguez y Carolina Cárdenas.

El rescate de la

Miss Decó

bogotana Tú, que deliras Andrés Arias Editorial Laguna, 2013, 341 p. Con el ascenso de la República Liberal en 1930 también emergieron las mujeres en la escena artística colombiana, como fue el caso de Débora Arango en Antioquia y de Josefina Albarracín, Hena Rodríguez y Carolina Cárdenas en Bogotá. En esta última mujer están puestos los reflectores del novelista Andrés Arias, quien la magnifica como a una diosa que todo lo ilumina a su paso y de la que hombres y mujeres por parejo se enamoran. Y aunque Arias bordee la apología de la audaz y talentosa artista, con la copiosa documentación que recoge sobre su vida y obra llega el lector a convencerse de que se trata de un merecido homenaje tras casi ocho décadas de su muerte. Con la estructura de la obra, que comienza por el desenlace ―la meningitis que en pocos días acabó con la artista, a sus 33 años, y en vísperas de viajar a España para continuar sus estudios―, el escritor toma un primer riesgo; el segundo es la elección del punto de vista: el de un profesor de provincia ―este sí inventado, a diferencia de la mayoría de personajes que aparecen en el relato―, que ejerce la crítica de arte y colabora en las principales revistas y periódicos de Bogotá. Este narrador va contando cómo conoció a Carolina Cárdenas Núñez y a su círculo de amigos, que frecuentaban la Academia de Bellas Artes, ―miembros del grupo Bachué, de tendencias indigenistas, como el español Ramón Barba y su novia Josefina Albarracín y Hena Rodríguez―, y entabla amistad con Sergio Trujillo Magnenat. Con este último, Carolina experimentó diferentes técnicas ar-

tísticas, sobre todo la fotografía y la cerámica moderna, y fue inseparable por sus afinidades estéticas e intelectuales. Ambos vivieron en Europa y de allí trajeron el gusto por el decó, que introdujeron en Colombia. Todos orbitaban en torno a esta estrella, pero ella decidió casarse con Jaime Jaramillo Arango, eminente médico manizalita, dedicado a la ciencia y a la política. Entonces empieza el caos, como en una obra de arte abstracto en el que también fue pionera Carolina Cárdenas, cuando el cuadro amable y cotidiano de la amistad se desborda. Se trata, en últimas, de una novela sobre los límites entre la amistad y el amor; la bisexualidad y la homosexualidad ―un tema tabú en la época―, y la libertad en términos estéticos y vitales que propugna un grupo de jóvenes artistas en una sociedad pacata y provinciana, que se da ínfulas de moderna. De ahí que sea revelador el comentario del líder conservador Laureano Gómez, quien además fungía de crítico de arte, cuando reniega de los movimientos modernos, como el expresionismo, el muralismo mexicano y el naciente Bachué, por su compromiso político y la ruptura con los cánones académicos. La artista retratada por su amigo Sergio Trujillo, 1933.

* 1903

La novela cumple su cometido al dejar al lector deseando conocer la obra completa de esta artista de vanguardia ―cerámicas, dibujos, acuarelas, ilustraciones, fotografías, esculturas―, y la de sus compañeros de generación. Gracias a Andrés Arias, periodista y magíster en literatura de la Universidad Javeriana, quien se ha desempeñado como editor y periodista cultural, pudimos descubrir a esta misteriosa y fascinante mujer, a quien primero retrató Elisa Mújica en la novela Los dos tiempos (1946) porque trabajaron juntas en las oficinas del Ministerio de Guerra cuando estalló el conflicto con el Perú. Quien la sacó del ostracismo artístico fue el crítico Álvaro Medina, pero considerando que pertenecía a la alta sociedad bogotana y que protagonizó sonados escándalos, inexplicablemente seguía siendo desconocida para el gran público. Prueba de que en las élites funcionan los pactos de silencio es que la artista —cuyo matrimonio con Jaramillo Arango (conservador pero cercano a Olaya Herrera y a López Pumarejo, a quienes aceptó elevados cargos públicos) duró solo diez días por razones que se tornaron en secreto de confesión de la susodicha con el arzobispo de Bogotá— no fue comidilla de la prensa escrita ni de la naciente radio. Los rumores y cotilleos no pasaron de las calles, salones y clubes sociales; de lo contrario, se habría sabido antes de la existencia de Carolina Cárdenas, una criatura insospechada en nuestro panorama artístico que se prestaba para novelar como el barro para esculpir, porque bajo ese espíritu libertario y aventurero había una mujer frágil y vacilante, que se llevó a la tumba su misterio. El autor nos lleva de la mano con sus personajes por la Bogotá de los tempranos treinta: Chapinero con sus mansiones, en una de las cuales murió Carolina; los barrios Belén, Santafé, La Candelaria, Las Cruces, San Cristóbal (donde Carolina y Sergio horneaban cerámicas); la Avenida Chile, el Café Windsor, el Hotel Granada; la iglesia de Lourdes (donde se casó la artista) y la de San Diego; el recién inaugurado Parque Nacional Olaya Herrera, el Cementerio Central, entre otros lugares emblemáticos de aquella geografía capitalina, para terminar con el barrio La Carolina, construido sobre

Nació en

y murió en

1936

terrenos de la familia Cárdenas en Usaquén, en homenaje a la finada. Lo único que empaña el esfuerzo documental del autor, quien dedicó tres años a hurgar en archivos y a hacer cantidad de entrevistas para retratar a Carolina y la Bogotá de su época, son los usos del lenguaje coloquial, más propios del siglo que corre que de la primera mitad del XX: “lanzó un hijueputazo”, “comenzaba a comerle la azotea”, “me metí un largo y abrasador sorbo de café”, “me caso con Jaime porque me da la puta gana”, “¿por qué no le puso, perdóneme, los huevos al propósito de que ella se fijara en usted?”, “hoy todo me importa un culo”, entre otras expresiones disonantes que riñen con el glamour y la sofisticación que envuelven a la protagonista.

Con su toque chic, en 1932.

El diálogo, técnica narrativa dominante en esta novela, logra ser casual, fresco y creíble, a pesar de las excesivas licencias y de los desmedidos elogios a la protagonista, amor platónico de personajes ficticios y reales. El libro, primorosamente editado por Laguna, es una obra de arte desde la portada —con un retrato que le hizo el maestro Francisco Antonio Cano a su alumna―, además de una colección de fotografías del archivo familiar de la artista, de sus obras y de sus amigos. Digno de exhibirse en las estanterías del Museo Art Decó, de Carlos Alberto González, quien le descubrió la artista-musa bogotana al escritor y periodista, Andrés Arias.

Uno de los retratos de Carolina Cárdenas que hizo Francisco Antonio Cano (1928).

De la risa al horror

64 Libros

Texto: Lilian Mariño Espinosa lilianmarespinosa@gmail.com

Limpieza de Oficio Sergio Ocampo Madrid Random House, 2014, 228 p.

Así como Colombia, el libro del escritor paisa Sergio Ocampo Madrid es la muestra de que la risa y el humor se codean diariamente con el horror, y esos ingredientes de la cultura colombiana son los que ayudan a afrontar la cruda violencia cotidiana.

Limpieza de oficio surge con la muerte de cinco payasos de los que trabajan en las calles como pregoneros. El asesino no deja rastros, y la Policía y los entes de investigación son incapaces de identificar quién es el autor de estos crímenes selectivos y por qué lo hace. Es así como desde el principio se deja planteado el misterio y únicamente se resuelve al final, mientras pasa por varias fabulaciones, historias extravagantes, brutales y dramáticas. El libro se desarrolla en una ciudad fantástica que, por las características que brinda el autor, podría ser cualquier urbe del mundo. El personaje central es un periodista que se aleja bastante de los cánones de su oficio y que se hunde en el mundo turbio de sus historias y de sus propias creaciones; tan verosímil, que parece sacado de las rotativas de uno de los periódicos de Bogotá. Este personaje, Paco, es una especie de antihéroe que puede “sacrificar un mundo para pulir un verso”, como diría el poeta Guillermo Valencia. Para construirlo, Ocampo se inspiró en reporteros de sucesos, como José Joaquín Jiménez —el famoso Ximénez—, “un personaje

maravilloso para la literatura pero terrible para el oficio del periodismo”, como dijo el autor en una entrevista. A medida que las páginas avanzan y al estar escrita en clave de novela negra, la trama

policiaca, las situaciones cotidianas y el humor negro se van enredando hasta llegar a un punto donde se descubre una sociedad enferma que victimiza a quien se le pase por delante. Y la tragedia final nos despierta empatía por los personajes, tan de carne y hueso, que hasta podemos sentir sus emociones. Esta es la segunda novela del escritor y periodista colombiano Sergio Ocampo Madrid, ganador del Premio Simón Bolívar en 1988, quien recientemente renunció a las salas de redacción y después de 20 años dedicados al periodismo decidió no desperdiciar más ideas que podían convertirse en magníficas historias. Por esa misma razón es difícil clasificar el género de Limpieza de oficio, ya que, como bien comentó Juan Gossaín, la narración por momentos nos hace perder de vista que es una novela y no un reportaje, una biografía, una crónica roja o hasta una parodia. El libro también contiene muchos juegos literarios que llaman la atención; por ejemplo, la narración de un comentarista que utiliza los pies de página para darle un toque humorístico al libro y que va desapareciendo a medida que se desdibuja la parodia y surge el drama. La novela mantiene la tensión hasta el final, desentrañando partes de nuestras vidas que preferimos esconder, características de la condición humana, y que el autor logra explorar con fina psicología para mostrarnos cómo nos escondemos en el humor para huir del terror.

“¿Cuándo has visto un payaso rico?” es una pregunta del libro que nos recuerda Mario Mendoza en una de las presentaciones de Limpieza de oficio. Y es precisamente esa frase la que lleva a descubrir por qué son los payasos los personajes elegidos como protagonistas: todos son símbolos de la derrota. Según Mendoza, “todos tienen cierto desprecio por

la clase triunfadora que hace alarde de sus triunfos y es allí donde surge la similitud entre Paco y los payasos”. Para el autor, esta obra es una alegoría política, y se divirtió escribiéndola, según confiesa. Siempre lo ha conmovido la figura del payaso pobre, que resume mucho de lo que somos los latinoamericanos: personajes que llevando una vida a veces bastante dura están muertos de la risa. Por eso les rindió este “pequeño homenaje”.

Natalia Vivas

Bicicleta estรกtica II

Fotoensayo